lunes, 7 de noviembre de 2016

Lo que el viento se llevó

Capítulo 21. En busca de la verdad

Al abrir sus ojos la mañana siguiente, Duo continuaba sin dar crédito a lo que había sucedido, él y Heero se entregaron por primera vez, convirtiéndose en aquel su momento más memorable. Las lágrimas le adornan las mejillas, pero las seca enseguida, eran lágrimas de felicidad, una sonrisa adorna su rostro, con cuidado se acurruca de nuevo entre los brazos de Heero y cierra sus ojos, sin intenciones de volverse a dormir

El calor del cuerpo de Duo, abrazado al suyo, despierta a Heero, el trenzado lo abrazaba por la cintura y su cabeza descansaba sobre su pecho, él no duda en llevar su mano hasta sus hombros y lo atrae con sutileza, Duo se remueve en su lugar y levanta la cabeza, las miradas se encuentran y con un beso sincero se dan los buenos días. Aunque el ojiazul no sonreía, Duo sabía que dentro de él un sentimiento se conectaba con el suyo, aquel era el sentimiento de amor que ambos compartían

Duo. Buenos días Heero
Heero. Buenos días

El trenzado sonríe como niño pequeño y se abraza de nuevo al cálido cuerpo de su novio, un agradable silencio les acompaña por algunos momentos

Duo. Jamás olvidaré lo de anoche, fue lo más bello

La afirmación de Duo avergüenza un poco a Heero, pero aprieta sus manos en los hombros sobre el trenzado y lo atrae de nuevo, se miran unos instantes en silencio, antes que sus labios se encuentren de nuevo, en un beso suave, franco, entregado, lento, húmedo; hasta que sus respiraciones los obligan a separarse, el sonrojo en el rostro de Duo tenía un aire infantil que hace sonreír a Heero, como muy pocas veces lo hacía, aquella sonrisa era únicamente para Duo, nadie más la vería jamás, pertenecía a ese momento íntimo entre los dos

Heero. Te amo Duo

Con su voz sincera y cálida, las palabras de Heero llegan al corazón de Duo, el trenzado se aferra a su cuerpo y ambos se funden en un abrazo que los llevaría a la gloria, los temores anteriores de Duo no tenían fundamento, si su relación cambiaba sería para bien, ambos lo sabían, ahora es que entendían.

Acostumbrarse a la ceguera representaba para Wufei un reto grande, aunque a su lado estaba Traize y la dicha le embargaba, sentía una sombra en su corazón, el castaño lo sabía y tenía miedo, los ánimos del chino parecían bajar cada vez, aunque solo tenía tres días en aquella condición. No hacía falta que ambos lo hablaran, de hecho no querían hablarlo, se engañaban con la idea de que estar juntos los haría superar cualquier cosa, mientras los uniera el amor

La mañana de ese día Traize despierta y se encuentra solo en la cama, la noche anterior había hecho el amor con Wufei por primera vez desde que estaba en esa condición de ceguera, para los dos fue un momento importante y sin embargo casi careciente de satisfacción, porque la culpa no los había dejado tranquilos, Traize no pudo ver en los ojos de Wufei la mirada que siempre le dedicaba cuando lo hacían, y él tampoco pudo decirle con la suya que él era el único a quien amaba. Traize se levanta de prisa de la cama y sale corriendo de la habitación, temiendo que el pelinegro hubiera sufrido algún percance, pero al llegar a la sala lo encuentra sentado en uno de los sillones, con la mano derecha se sostenía la izquierda, cubierta con una toalla para manos, llena de sangre, el castaño se acerca corriendo a él

Traize. ¿Qué pasó?
Wufei. Intenté cocinar algo para el desayuno y me corté
Traize. Déjame ver

Alarmado el castaño agarra la mano de Wufei y mira la cortada, era larga pero no profunda, sin embargo sangraba mucho. Traize levanta a su amante del sillón y lo dirige hacia el baño para curarlo, el pelinegro se sienta sobre la tapa del retrete mientras el otro preparaba las cosas

Wufei. ¿Siempre seré tan inútil?
Traize. Tú no eres ningún inútil
Wufei. Mírame bien Traize, no sirvo para nada

Aunque sus ojos no podían ver, el rostro de Wufei dirigido hacia Traize mostraba la tristeza y la desesperación, él suspira largo y profundo, temiendo con su respiración agitar el ánimo de su amante, pero Wufei parecía imperturbable, así que Traize vuelve acercarse a él y se hinca frente al chino, le toma de las manos, como si pudiera verlo le dirige una mirada dulce

Traize. Me haces feliz, ¿no es eso hacer mucho?
Wufei. ¿Lo es para ti? ¿Lo será siempre?

Sus peores temores le invadían, para el castaño eran lo mismo, pero es incapaz de expresarlo, si alguien debía ser positivo de los dos, era él. Traize debía ahora cumplir con aquella función

Traize. Lo será, por siempre

El castaño se abraza a la cintura de Wufei y él le rodea la espalda con sus temblorosas manos, creyendo las palabras de él, de la persona que amaba y que amaría siempre, mientras él se lo permitiera, mientras ambos se permitieran ser felices.

Después de semanas de preparativos, Quatre por fin tenía todo listo para su unión simbólica con Trowa, en esos momentos se sentía tan pleno que la sombra de muerte que les cubría a él y a su novio había desaparecido, Trowa no había vuelto a tener un ataque y las cosas estaban bien ahora, se sentían felices pensando en su futuro

El día llegó, rentaron una furgoneta para poder trasladarse todos hacia el Pueblo: la familia de Trowa, Heero, Duo y la futura pareja. Antes de comenzar el viaje Duo llamó a sus padres y les comentó que iría al Pueblo, cuando ellos preguntaron si iba con su esposo, el trenzado tuvo que evadir la respuesta, diciéndoles que estando allá tenía muchas de qué platicarles

El camino por la carretera fue tranquilo y llegaron al pueblo por la noche, existía un pequeño Hotel y ahí se hospedaron, rentando tres habitaciones, una para cada pareja y en la otra Catherine, la tía y sobrina de Trowa. Dentro de la habitación de Heero y Duo, el trenzado se encontraba nervioso, caminaba de un lado a otro, impaciente, mientras el ojiazul lo observa desde la cama

Heero. Duo, has estado así más de media hora, ¿no crees que sea momento de ir a casa de tus padres?

Con cara de asustado, el trenzado voltea hacia Heero y sonríe nervioso, sus manos se restregaban la una con la otra, rozando sus dedos con dureza

Duo. Tengo miedo

Su confesión, dicha con la voz temblorosa, hace que Heero se levante de la cama donde estaba sentado y se acerque a él, de forma cariñosa le rodea los hombros con ambos brazos y le da un beso en la mejilla, el trenzado se sorprende un poco por aquella dulzura mostrada pero sonríe un poco menos nervioso

Heero. Todo va a estar bien, estamos juntos
Duo. Lo sé… muchas gracias

Sintiéndose menos impaciente que momentos atrás, Duo se gira hacia Heero y le rodea el cuello con ambos brazos, se miran a los ojos

Duo. Te amo Heero, gracias por protegerme siempre

Sin esperar respuesta de su novio, el trenzado busca los labios de Heero y se besan suavemente, lento, pausado, poco a poco comienzan a tocarse pero en ese momento alguien llama a la puerta y les interrumpe, el primero en separarse es Duo, sonriendo tímidamente mira hacia el ojiazul, luego se aparta para ir abrir. El trenzado abre la puerta y ve a Quatre y Trowa del otro lado, atrás de ellos la tía, hermana y sobrina del ojiverde

Quatre. Vamos a cenar algo
Duo. Sí, ya los alcanzamos
Quatre. Les esperamos abajo
Duo. Sí

Al cerrar la puerta el trenzado se gira hacia Heero y suspira

Duo. Mañana vamos con mis padres, ¿está bien?
Heero. Claro, la boda es hasta el fin de semana
Duo. Gracias mi amor, de verdad

Emocionado por el apoyo que recibía del otro, Duo sonríe ampliamente, estira su mano hacia él y Heero se acerca, se agarran y salen de la habitación. El pequeño Hotel solo tenía tres pisos, en el primero estaba el lobby, ahí los esperaban los demás, se reúnen los siete y salen del Hotel, rumbo a un pequeño restaurante a unos cuantos metros de ahí, Duo y Quatre les contaban a los demás sobre sus días en aquel pueblo, pero de pronto el trenzado recuerda las cosas que Traize le contó sobre su padre y se entristece, aún tenía la duda de si aquello tan terrible había sucedido, Heero se da cuenta del cambio de expresión de su novio pero no comenta nada

Llegan por fin al restaurante y se sientan en una mesa grande donde cupieran todos, al instante se acerca a ellos una señora regordeta, la dueña de ese lugar, al ver a Duo lo reconoce enseguida, pues él, a diferencia de Quatre, había vivido más años en el pueblo

Señora. Pero si es el señorito Maxwell ¿Cuánto tiempo eh?
Duo. Hola

Aunque ella lo veía bien, Duo no estaba seguro de quien era ella, sin embargo se mostraba muy amable

Señora. Que sorpresa verte por acá, ¿y dónde está Traize?

Al oír ese nombre se vuelve un ambiente un poco pesado, Leia, la tía de Trowa, al oír ese nombre no puede evitar recordar al hombre que amó hace tanto tiempo, aunque le pareció una terrible coincidencia nada más

Duo. Nos divorciamos

El trenzado tuvo que mentir para no dar mayor explicación, la señora enseguida se asusta al oír aquello, todos en el pueblo sabían lo que había detrás de ese matrimonio arreglado y que los padres de Duo eran muy estrictos, así que siente compasión por él y lo que seguro afrontaría en ese lugar

Señora. Ay muchacho, tus papás no lo saben ¿verdad? Ayer los vi y se veían tranquilos, si supieran esto seguro estarían muy inquietos
Duo. Así es, no lo saben y por favor no les diga, a eso he venido al pueblo, además celebraremos una boda
Señora. ¿Te casas de nuevo?

El trenzado niega con la cabeza ante la pregunta y sonríe, señalando hacia Quatre y Trowa que estaban frente a él y Heero

Duo. Quatre y su novio, ¿recuerda a Quatre?

Al oír ese nombre la señora voltea rápido hacia él, lo mira fijamente y sonríe

Señora. Claro, de los Raberba ¿Verdad?
Quatre. Así es
Señora. Pero que sorpresa niño, a ti si tenía muchos años sin verte
Quatre. Si, más de una década
Señora. Me da mucha alegría verlos, se han convertido en unos muchachos muy guapos, como se esperaba
Duo. Gracias
Señora. Ahora, les daré la especialidad de la casa para todos, yo invito
Duo. No es necesario
Señora. Quiero hacerlo, por favor
Quatre. Gracias

Sin discutir más con la dueña del restaurante, aceptan la muestra de hospitalidad, ella se retira y da la orden en cocina de que les preparen el banquete prometido

Leia. No sabía que estabas casado Duo
Duo. Así es, no una boda real, aunque en este pueblo nos tomamos esas bodas muy en serio
Leia. Ya veo

Sin abundar en el tema, la tía de Trowa se queda pensando en aquel nombre, Traize, le traía tantos recuerdos. Su mirada se posa en el otro extremo de la mesa, donde estaba Mariemaia con Catherine, observa fijamente a su hija y suspira… luego de que les llevaran la cena y que la terminaran, la dueña vuelve a rechazar la idea de que le paguen por el banquete. Quatre aprovecha y le da indicaciones de cuándo y dónde sería su ceremonia con Trowa para que asista, luego el grupo se va, de regreso al Hotel, a excepción de los futuros esposos, que tomados de la mano deciden dar un paseo por el lugar

Trowa. Es más lindo de lo que imaginé
Quatre. No lo es tanto
Trowa. Tal vez lo pienso así porque solo me sirve un ojo

La broma del castaño no hace reír a Quatre ni siquiera un poco, por el contrario deja de caminar, sin soltar la mano de su novio, Trowa mira hacia él, el rubio mantenía la cabeza agachada, mirando hacia el suelo

Trowa. Perdóname, no debí decir eso

Enseguida Quatre mueve su cabeza para negar, aprieta un poco más fuerte la mano de su novio y luego voltea a verlo, se miran a los ojos

Quatre. Esto es como un sueño, y yo realmente no quiero pensar en que tal vez… más pronto que tarde… Trowa, tengo mucho miedo

La actitud de Quatre en todo ese tiempo de caos había sido positiva y tranquila, pero ahora se sentía inseguro y más triste de lo normal, incapaz de aparentar frente a Trowa y sintiéndose egoísta ¿Quién era él para hablar de miedo? Cuando seguramente el que debía estarse derrumbando debido a él era Trowa, sin embargo el ojiverde sonríe con ternura y lo atrae suavemente hacia él, le sujeta el rostro con ambas manos y le besa los labios, luego lo observa fijamente

Trowa. No tengas miedo, yo estoy en paz y quiero vivir los días que me queden al lado de la persona que más amo, no quiero verte llorar de nuevo

Las lágrimas del rubio se deslizan enseguida por sus mejillas y se abraza con fuerza al cuerpo de su novio, escondiendo el rostro en su pecho, Trowa le corresponde el abrazo fuertemente y besa sobre sus cabellos, extrañamente se sentía muy tranquilo

Cuando regresaron a su habitación, Heero y Duo continúan lo que habían dejado pendiente antes que Quatre les interrumpiera, ahora descansan acostados en la cama, desnudos completamente bajo las sábanas, abrazándose, el trenzado vuelve a darle vueltas en la cabeza la terrible confesión de Traize

Heero. Hace rato te noté distante, ¿en qué pensabas?
Duo. No puedo mentirte Heero… pensaba en la historia de Traize
Heero. ¿Otra vez? Te dije que esperes a hablar con tu padre
Duo. Lo sé

Frustrado por su propia debilidad, Duo se separa un poco de Heero y apoyado de su codo mira hacia su novio, Heero le corresponde la mirada

Duo. Es una tontería adelantarme pero, ¿si es cierto? ¿Qué haré?

Sin saber que responder a eso, Heero tan solo se queda callado, estira luego su mano y acaricia la mejilla de Duo

Heero. Es mejor no apresurarse ¿sí? Tratemos de descansar y mañana iremos
Duo. Sí

Mostrando su mejor sonrisa, el trenzado vuelve a los brazos de Heero, aunque en su cabeza aun rondaba la duda, pensaba también en las palabras de su novio, solo quedaba esperar a enfrentar a sus padres cara a cara.

A la mañana siguiente, aunque fue difícil, Duo se arma de valor y llama a sus padres, arreglando una visita por la tarde, avisándoles que un “amigo” le acompañaba, como no hubo más preguntas el trenzado no tuvo que dar mayores explicaciones

Heero mira el semblante de su novio, acababan de regresar de comer con todo el grupo, luego de eso Quatre y Catherine se fueron para ver el lugar donde se haría la ceremonia, dejando a Trowa solo con su tía y prima. El ojiazul continuaba mirando detenidamente el rostro de Duo mientras se dirigían a la cita con los padres del ojivioleta, preocupado por su novio y lo que pudiera suceder dentro de dicha casa

Se detienen a escasos metros antes de llegar, Duo se para en seco y Heero lo observa, el ojivioleta mira detenidamente la puerta y nota que sus manos tiemblan, así que se acerca a él y le coloca la mano sobre el hombro, él voltea y sonríe nervioso

Duo. Aquí vamos
Heero. Es algo que tienes que hacer
Duo. Lo sé

Le sonríe una vez más antes de armarse por fin de valor, caminan los metros que les hacen falta y Duo toca la puerta, Heero a su lado, pero no demasiado cerca. Dentro, un ruido de pasos acercándose pone a Duo mucho más nervioso, de ser posible, cuando la puerta se abre y ve a su madre, un mar de emociones le invaden, el abrazo es inminente y las lágrimas también, Heero mira la escena conmovido

Sra. Maxwell. Hijo mío, cuanta dicha verte aquí
Duo. Mamá, te extrañé mucho

Se vuelven abrazar mientras lloran, mientras el ojiazul los observa, segundos después ve a alguien en el interior de la casa, acercándose a la puerta, Heero intuye que se trata del papá de Duo, desde el primer instante hay algo en él y su mirada que lo inquieta pero no puede adivinar por qué. Ambos cruzan mirada unos instantes, hasta que él se acerca a su esposa y su hijo

Sr. Maxwell. Duo, querido Duo

El aludido voltea hacia su padre y le sonríe, suelta a su madre y mientras su padre extiende los brazos él se acerca, hasta que se abrazan afectuosamente, Heero mira atento la escena y la forma en que el hombre abraza a Duo le hace sentir incómodo, pero no sabía explicar por qué, entonces pensó en la historia de Traize y por primera vez comienza a dudar de la inocencia de ese hombre

Al separarse, Duo se gira ligeramente hacia Heero y lo señala

Duo. Él es Heero Yuy, un amigo de Quatre y mío
Sra. Maxwell. Mucho gusto

Amablemente la señora extiende su mano y Heero la saluda, pero en cambio el papá lo observa con desconfianza y solo le saluda moviendo la cabeza, el ojiazul se queda con la mano extendida, haciendo sentir incómodo a Duo

Sra. Maxwell. Pasen por favor, estoy preparando té
Duo. Sí mamá

Ambos entran a la casa, el papá de Duo se queda mirando a Heero unos instantes, luego le indica con la mano que pase antes que él, Heero obedece y comparten una mirada fría antes que ambos entren, dirigiéndose a la sala. La mamá de Duo se va a la cocina y se quedan los tres en la sala

Sr. Maxwell. Por favor siéntense
Duo. Sí

El trenzado se sienta en uno de los sillones, en el de dos plazas, mientras su padre se sienta en el de una, Heero se sienta en una silla, en medio de ambos sillones, en poco tiempo regresa la Señora con una chica de aseo, ambas dejan las cosas para el té sobre la mesita, la mamá de Duo se sienta junto a él luego de servir el té

Sra. Maxwell. Cariño, nos intrigamos mucho cuando dijiste que Traize no venía contigo, ¿hay algo malo con ustedes?
Duo. Ahorita no puedo explicártelo, primero díganme como han estado

La forma de evadir el tema hace molestar a su papá, pero el señor se calma y lo observa fijamente mientras bebe de su té, la señora no se muestra menos preocupada, pero decide hacerle caso a su hijo y le comienza a narrar como es que ha pasado los días desde que él se mudó a la ciudad con su esposo. Duo la escucha atento y con emoción, aunque lo que tenía que decir no era realmente interesante, mientras que el papá no deja de mirar con desconfianza a Heero, y ahora él también lo miraba de la misma forma

El té se terminó y la conversación sin importancia también, el papá de Duo, cansado de no tener noticias del esposo de su hijo se enoja e interrumpe a su esposa. Dicha acción molesta a Heero, pues no imaginaba que el papá de Duo fuese tan impaciente

Sr. Maxwell. Duo, ya basta de evasivas, dinos porque no vino Traize contigo y porque éste hombre te acompaña
Duo. Papá es que yo…
Sra. Hijo, tennos confianza, ¿Qué está pasando?
Duo. Lo siento…

El trenzado agacha la cabeza y se queda callado durante varios segundos. Heero permanece sentado a la expectativa, hasta que el señor Maxwell, colérico, se pone de pie y mira acusadoramente a su hijo

Sr. ¡Habla ya!

La exigencia del señor, dicha con un grito de rabia pone en alerta a Heero, el trenzado nunca le contó que su papá fuese así de temperamental y ahora comenzaba a preocuparse. Pero Duo no estaba asustado, tan solo levanta la cabeza y lo mira a los ojos

Duo. Ya se acabó, no estamos juntos
Sr. Maxwell ¿Qué estupidez estás diciendo?
Duo. Traize me fue infiel y él ha encontrado con quien estar
Sr. Maxwell. No digas sandeces ¿lo dejaste por una simple infidelidad?
Duo. ¿Te parece poco?
Sr. Maxwell. Claro que sí idiota, no te educamos para ser tan estúpido
Sra. Maxwell. Cariño, escuchémoslo

La madre de Duo, muy asustada se pone de pie y trata de calmar a su marido, pero él la empuja molesto, aunque no muy fuerte

Sr. Maxwell. Déjame a mí, porque parece que nuestro hijo nunca aprendió de disciplina
Duo. Pero papá…
Sr. Maxwell. Eres un impertinente

Molesto y sin hacer caso a las súplicas de su esposa, el señor le da una bofetada a Duo con todas sus fuerzas, haciéndolo incluso retroceder unos pasos, es entonces que Heero se alarma, poniéndose de pie

Heero. ¡No lo toque!
Duo. Heero no…
Sr. Maxwell. Ah, ya entiendo, este tipo te ha estado mal influenciando ¿no? He notado su acento citadino
Duo. Deja a Heero al margen de esto, él solo…
Sr. Maxwell. ¿Es tu amante?
Sra. Maxwell. ¡Cariño por Dios! No lo acuses de algo tan terrible

Al oír esa pregunta, el trenzado agacha la cabeza, su madre lo mira con angustia, acercándose a él lentamente

Sra. Maxwell. Vamos hijo, dile que se equivoca
Duo. No mamá, es verdad, Heero y yo somos pareja

Al escuchar la afirmación, la mamá del trenzado siente que le faltan las fuerzas, en cambio, el papá, más enojado que antes, se acerca e intenta golpearlo, pero Heero se adelanta y le sostiene el brazo. Ambos se miran con desafío

Heero. Si quiere golpear a alguien hágalo conmigo

Si pensar mucho en la propuesta, el papá de Duo le da un fuerte puñetazo que lo hace caer al suelo, al verlo el trenzado se asusta y se acerca hasta él, pero Heero lo tranquiliza con su mirada

Sr. Maxwell. Váyanse de mi casa
Sra. Maxwell. Pero cariño…
Sr. maxwell. Lárgate también si quieres, pero quiero que Duo se vaya de mi casa, sobre todo ese hombre mal habido

Sin decir nada, la señora se queda quieta en su lugar, Duo busca su mirada pero ella se la niega, dándole a entender que no se opondrá a dicha decisión y que tampoco irá tras él, Duo siente una opresión en el pecho y mira hacia su padre

Duo. Como quieras, pero aunque te opongas, Heero y yo nos amamos, estaremos juntos siempre
Sr. Maxwell. ¡Ya cállate y vete!

Sin decir más nada y sin volver a buscar la mirada de su madre, Duo y Heero salen de la casa, tras cerrar la puerta el papá de Duo comienza a tirar cosas al suelo, enojado, el ruido alcanza a escucharse hasta fuera, pero Heero y Duo no dan marcha atrás y se van de ahí, rumbo al Hotel, sin hablar en todo el trayecto. Quatre ve llegar a la pareja cuando se asoma por la ventana tras correr la cortina, así que decide salir de la habitación, dejando a Trowa dormido. Al salir el rubio, Heero y Duo estaban acercándose a su habitación

Quatre. ¿Cómo les fue?
Duo. Mal, lo tomaron todo a mal, ni siquiera me dejaron explicar todo
Quatre. Lo lamento mucho

Amablemente, el trenzado sonríe, pero realmente estaba muy triste, Heero se limita a abrazarlo por los hombros

Quatre. ¿Y qué harás?
Duo. Nada, si ellos no quieren saber de mí, ¿Qué más puedo hacer?
Quatre. Entiendo… entonces supongo que de lo otro ni preguntaste
Duo. No, y habría sido peor
Quatre. Es verdad
Heero. Duo, ¿Por qué no vas y descansas? Te dejaré solo para que pienses un poco las cosas con tranquilidad
Duo. Sí, gracias

De acuerdo con su novio, el trenzado le da un beso en la mejilla y le sonríe, luego se va a su habitación, mientras que Heero se queda en el pasillo con Quatre, el rubio lo mira fijamente

Quatre. Presiento que quieres decirme algo que él no debe oír
Heero. Sí, ven

El ojiazul hace una seña y avanza hacia las escaleras, Quatre lo sigue en silencio, bajan a la primera planta, donde había una cafetería pequeña, se sientan y ordenan un par de cafés

Quatre. ¿Y bien?
Heero. El padre de Duo no es como imaginaba y no quiero pensar que la historia que Traize le contó a Duo me ha influenciado, pero no confío en él
Quatre. ¿Qué? ¿Tratas de decirme que crees que él fue capaz de abusar de un niño?

Sin responder con palabras, Heero asiente, dejando consternado a Quatre, sabía que el amigo de su novio era muy perceptivo, pero le costaba creer que aquella horrorosa historia podía ser real

Quatre. ¿Qué te hace suponerlo?
Heero. La forma de mirarlo, de abrazarlo, creo que él siente algo por Duo, diferente al amor de un padre, creer que se desquitó con Traize lo que jamás hizo con Duo no me cuesta trabajo creerlo, además su forma de reaccionar al hecho de que Duo dejara a su esposo por serle infiel, pareciera que no soportaba la idea de que Duo dejara a Traize, como si él fuera la conexión a sus fantasías retorcidas

El rubio mira asombrado a Heero, desconcertado por aquella conclusión, hecha por una simple visita, pero reconocía que aquello tenía sentido, si él nunca sufrió de niño abuso por parte de él, a pesar de ser tan unido a Duo, quizás se debía a su poco parecido con el trenzado, de las pocas características físicas que compartía con él, a diferencia de Traize, que era castaño, de tono de piel muy parecida, mirada profunda. Pero incluso así le costaba trabajo creer que el Sr. Maxwell fuese un pedófilo

Quatre. Es extraño y enfermo, pero tiene lógica
Heero. No quiero que Duo tenga esa imagen de su padre, ya tiene suficiente con lo de hoy, es mejor no decirle y no alentarlo a que confronte a su padre con esa verdad
Quatre. Estoy de acuerdo
Heero. Tampoco quiero que Trowa lo sepa por favor, quiero que esté tranquilo
Quatre. Sí, será entre tú y yo

El rubio le sonríe con amabilidad a Heero y el asiente en respuesta. Cuando terminan sus cafés y pagan se alejan, cada uno a su habitación, con su pareja, Duo dormía profundamente, mientras que Trowa estaba sentado a la orilla de la cama, dándole la espalda a la puerta, el rubio sonríe

Quatre. Hola amor
Trowa. Quatre…

La voz del ojiverde suena extraña y Quatre se asusta, cierra la puerta rápidamente y se acerca a la cama, frente a Trowa, este se sostenía el brazo derecho con la mano izquierda, tenía la cabeza agachada

Quatre. ¿Qué pasa?

El rubio temblaba asustado, mirando con los ojos muy abiertos a su novio, entonces el castaño levanta la cabeza, luciendo muy preocupado

Trowa. No puedo mover el brazo

Al decirlo suelta su brazo y este cae sin fuerza al costado de su cuerpo, Quatre se apresura a tomarlo y le comienza a dar masaje, por si se tratara de algún calambre, pero Trowa no podía sentir en absoluto su brazo. Quatre se da por vencido luego de varios intentos y su cara de tristeza era más que obvia, la enfermedad avanzaba más rápido de lo que pensaban

Trowa. No creo que podamos esperar al fin de semana, casémonos hoy
Quatre. Pero, los preparativos
Trowa. No quiero una gran fiesta ni todo el pueblo acompañándonos, solo te quiero a ti, a mi familia, a mis amigos
Quatre. Está bien

Sonriendo amargamente, Quatre se agacha y besa a Trowa en la frente, lo mira a los ojos y luego le da un beso en los labios

Quatre. Está bien

Lentamente se aparta de él y sale de la habitación, al hacerlo apoya la espalda en la puerta y se cubre el rostro, comenzando a llorar, sabiendo que se acercaba el final.

Luego de hacer un par de llamadas y de haber avisado a sus amigos y familia de la situación de Trowa, el rubio se arma de valor para adelantar todo improvisadamente, entre Duo y Catherine adornaron el bosque cercano al Hotel, con la ayuda de la señora que el día anterior les regalara la cena. Usando las luces de Navidad que se encontraban guardadas en el sótano del Hotel, las colocaron en los árboles, que además de la luz de la luna, nada más les iluminaba, en el suelo se colocó un camino de veladoras sobre agua dentro de platos de cristal por donde pasarían ambos hasta llegar a donde se encontraría el ministro

Los invitados estarían de pie tras el camino de velas de ambos lados, además de la familia de Trowa, Heero y Duo, la dueña del Hotel y algunos Huéspedes serían los invitados, la misma señora se ofreció a dar un pequeño banquete en el restaurante del Hotel y no permitió que se le pagara nada. Llega la hora y Quatre arriba primero, reuniéndose con Duo, la tía y sobrina de Trowa, mientras que Heero y Catherine estaban aún en la habitación con Trowa, el primero fue quien ayudó a Trowa a vestirse, Catherine lo peinó lo mejor que pudo y le colocó el parche blanco que usaría en esa ocasión

Catherine. Te ves tan guapo hermano

La pelirroja estaba a punto de las lágrimas, pero se estaba conteniendo, Heero en cambio parecía tranquilo, pero desde que supo lo del brazo, la cruel realidad comenzaba a aplastarlo, su mejor amigo moriría y él no podía hacer nada para salvarlo, por mucho que deseara estar en sus zapatos y ser él quien abandonara el mundo a tan temprana edad

Catherine. Iré bajando
Trowa. Está bien

Con gran esfuerzo Trowa le sonríe a su hermana y cuando ella se marcha, mira hacia Heero, apretando los dientes en un gesto de dolor

Heero. ¿Qué pasa?
Trowa. Me duele…
Heero. ¿Qué?
Trowa. La cabeza

Con su mano izquierda se sujeta la cabeza con fuerza

Heero. ¿Y tu medicina?
Trowa. Ya me la tomé, no me ha hecho efecto

Sin saber que hacer por su amigo, Heero solo empuña con fuerza ambas manos, era evidente que el tratamiento de Trowa ya no le servía como antes, que a medida que avanzaba la enfermedad los síntomas eran más fuertes

Heero. ¿Quieres que avise a Quatre que suspenda?
Trowa. No, eso no… a veces se pasa, así de la nada…

Haciendo otra mueca de dolor se agarra la cabeza y luego se agacha hasta tocar sus rodillas, Heero se queda quieto, mirándolo con impotencia, luego de unos minutos por fin se levanta, su rostro se veía mucho más relajado

Trowa. Ya se pasó, te lo dije
Heero. ¿Seguro?
Trowa. Sí, vamos… no quiero hacer esperar más a Quatre

Haciendo caso a su amigo, Heero lo ayuda a colocarse de pie y ambos salen de la habitación hacia la parte de abajo, intrigado por lo que se habían tardado, Duo va a su encuentro, pero se los topa cuando estaban terminando de bajar las escaleras

Duo. ¿Todo bien?
Trowa. Sí, excelente
Duo. Entonces vamos, Quatre está esperando

Al paso lento de Trowa, el trenzado y el ojiazul caminan hacia la parte de atrás del Hotel, donde estaba el bosque, al verlo Trowa se maravilla, era mucho más perfecto de lo que imaginó, Quatre ya le esperaba junto al ministro, en lo que sería el altar. Sus miradas se cruzan y se sonríen con ternura, el rubio estaba a punto de llorar pero se contiene, mientras que Duo toma su lugar al frente, pues él entregaría los anillos, mientras que Heero ayuda a Trowa a caminar al altar, se veía más débil incluso que aquella mañana, como si un par de horas se hubiesen convertido en años; luego de dejar a su amigo, Heero se coloca al otro extremo de Duo

Trowa y Quatre quedan uno frente al otro, Quatre estira su mano y sujeta la de Trowa, que era la izquierda, se sonríen y luego miran hacia el ministro, entonces la ceremonia continúa. Durante esta, Catherine no deja de llorar, mirando con tristeza como su hermano ya no parecía el mismo de antes, pero aun así sonreía como nunca sonrió en su vida, al estar junto al hombre que amaba. El momento de colocar los anillos llega y en ese momento se dicen sus respectivos votos, mirándose a los ojos, en un momento que resulta hermoso y a la vez triste, pues ya todos sabían la suerte que correría Trowa más pronto que tarde, todos eran testigos de su deterioro en tan pocas horas

Al finalizar la ceremonia se miran de frente, tomados de la mano y se dan un beso, luego los invitados se levantan de sus sillas y aplauden, mientras Trowa y Quatre caminan por el sendero de velas, sujetado el más alto del brazo del rubio. Al llegar al final se les acercan para felicitarlos todos y cada uno de los invitados

Señora. Pueden pasar al restaurante, les serviré la cena
Quatre. Muchas gracias, no tiene idea de cuánto le agradezco todo esto
Señora. Vamos muchacho, es un placer

Totalmente conmovido por la situación, Quatre abraza a la señora, mientras que Trowa lo observa a dos metros de ahí, junto a Heero

Heero. Vamos, te llevaré a la mesa
Trowa. Gracias

Aunque se sentía incómodo por no poder caminar bien él mismo, el ojiverde se deja guiar por su amigo hasta la mesa principal en el saloncito, lo que normalmente era el restaurante. Poco después se les une Quatre y se sienta a su lado en la mesa destinada para ellos, en la más próxima a esa estaban la familia de Trowa y dos lugares vacíos que después son ocupados por Heero y Duo. Una música suave de fondo ameniza el lugar

Quatre. ¿Te gustó la ceremonia?
Trowa. Fue mucho más linda de lo que pensé
Quatre. Todos ayudaron ¿puedes creerlo? Apenas nos conocen pero todos hicieron algo, estoy impresionado
Trowa. En este pueblo hay muchas personas buenas
Quatre. Sí
Trowa. Y a todo esto ¿Cómo le fue a Duo con sus padres?

Ante la pregunta incómoda, Quatre se queda callado, no quería contarle nada, tal como acordó con Heero, pero no quería mentirle a su esposo, pero para su fortuna, antes que dijera algo o que el silencio se extendiera demasiado, llega hasta la mesa la señora dueña del pequeño Hotel con la comida para ellos

Señora. Espero les guste, es sencillo pero trabajamos con mucho amor
Quatre. Es perfecto, muchas gracias
Trowa. Sí, todo ha sido maravilloso, no tengo palabras para agradecerle lo suficiente
Señora. Tengan un matrimonio próspero, eso será suficiente

Con una gran sonrisa la señora se aleja. Trowa mira hacia la comida fijamente, en silencio, en tanto Quatre se da cuenta que se ha puesto triste

Quatre. Mi amor, comamos ¿sí?
Trowa. Sí

Aunque trata de sonreír, Trowa siente un pequeño mareo y cierra los ojos unos instantes, pero Quatre se da cuenta enseguida y se preocupa

Quatre. ¿Estás bien?
Trowa. De pronto me dieron náuseas pero…

Con gesto aturdido, Trowa vuelve a cerrar los ojos unos momentos, respira profundo, mientras Quatre le palmea un poco la espalda, luego lo abraza

Quatre. Vamos arriba para que descanses
Trowa. Estoy bien
Quatre. Pero Trowa…
Trowa. Está bien, pero tú come algo primero
Quatre. No es necesario
Trowa. Sí, estuviste arreglando todo para la ceremonia, come algo
Quatre. Sí

Aunque no estaba convencido, Quatre come por fin, aunque sin ganas, Trowa hace un intento por comer pero vuelve a sentir náuseas, el medicamente que tomaba era muy fuerte, había pasado los últimos meses presentando algunos síntomas similares.

En la otra mesa, Heero y Duo comían en silencio, ambos se daban cuenta de lo que estaba pasando en la otra mesa, pero ninguno se atrevía hacer comentarios. Por su parte, Catherine no había dejado de llorar desde la ceremonia, aun no comía nada, tan solo picaba su comida, aunque su tía la regañaba, Mariemaia, ajena a la situación, charlaba con otro niño que habían sentado a la mesa con ellos. Mientras el resto de los invitados, aún comían, podían escucharse los cuchicheos de las diversas conversaciones

En la mesa principal, y luego de haber comido, Quatre se levanta de la silla pero permaneciendo en el mismo sitio, pide la atención de todos los presentes, quienes voltean enseguida hacia él, la señora silencia la música y todos miran fijamente a Quatre, que levantaba el vaso con agua que bebía, a manera de simular una copa

Quatre. Muchas gracias a todos por brindar su apoyo, esto fue posible gracias a ustedes, Trowa y yo estamos infinitamente agradecidos y conmovidos por su gesto. Lamentablemente tenemos que retirarnos, ya que Trowa no se siente bien, pero deseamos que aún se queden y disfruten de la fiesta, por favor. Gracias

Aunque hubo algunos murmullos, nadie lanza crítica alguna, todos comprendían la situación. Trowa por su parre también se levanta, aun todos miraban hacia la mesa principal y aprovecha para también hablar, a pesar que nunca fue tan sociable como para hacer algo así

Trowa. Lo que han hecho hoy por nosotros es algo que espero jamás olvidar, infinitas gracias a todos

Realmente agradecido, Trowa se inclina para hacer una reverencia y todos los invitados les aplauden. Luego de levantarse el ojiverde hace una seña con la mano para despedirse y caminando junto a Quatre salen del restaurante, tras ellos sus dos amigos y la tía de Trowa, que les alcanzan antes que vayan hacia las escaleras

Leia. Cariño, ¿quieres que llame al médico? Podemos regresar a casa también
Trowa. No tía, estoy bien, solo algo cansado
Leia. Pero ni siquiera te vi comer
Heero. Tu tía tiene razón
Trowa. No por favor, basta, solo quiero estar con Quatre a solas ¿sí? Es todo lo que pido, solo eso

Las palabras firmes de Trowa los dejan mudos, estaban siendo poco sensibles y después de todo aquella era su noche de bodas, lo que menos quería Trowa era estar recibiendo un sermón, aunque este fuera porque se preocupaban por él

Duo. Perdónanos Trowa, pero es verdad, ustedes vayan, pero cualquier cosa que necesiten avísennos
Leia. Es verdad hijo
Trowa. Lo haremos, muchas gracias
Quatre. Sí, gracias
Heero. Como quieras…

El único enojado por la conclusión de aquello es el ojiazul y regresa al restaurante para ya no alegar, Duo suspira y luego mira a los novios

Duo. Yo lo contentaré

Les guiña el ojo y Quatre sonríe

Leia. Suerte
Trowa. Gracias

Quatre y Trowa se agarran del brazo otra vez y suben al segundo piso, donde estaba su habitación, en tanto los otros dos regresan al saloncito. El rubio cierra la puerta con seguro, el ojiverde va hacia la cama y sin poder usar su brazo derecho se quita los zapatos, luego se queda sentado, observando el anillo en su anular izquierdo, sonríe emocionado, por fin se había unido a Quatre, aunque aquello no tuviera validez legal o religiosa, para ellos la tenía y eso era lo que importaba. El rubio se acerca a la cama y se sienta junto a Trowa, del lado izquierdo, le agarra la mano y se la besa

Quatre. Trata de dormir un poco
Trowa. No
Quatre. ¿Qué?
Trowa. Es nuestra noche de bodas… quiero hacerte el amor
Quatre. Pero Trowa…
Trowa. Por favor

Casi suplicando, Trowa levanta su mano hasta la mejilla de Quatre y se la acaricia, al tacto él cierra los ojos y unas lágrimas se le resbalan por el rostro, luego asiente

Quatre. Tienes razón, esta noche es nuestra noche

Tratando de sonreír, el rubio abre los ojos y se encuentra con la mirada verde, fija pero casi distante, con un ojo cubierto por un parche blanco y el otro puesto en él. Se besan lentamente por unos segundos y luego Quatre se pone de pie, colocándose frente a él, comienza a quitarse la ropa, comenzando por el saco, el que no duda tirar al suelo, luego desabotona los puños de la camisa y afloja el nudo de la corbata, sin quitar más prendas se pasa al pantalón, desabrocha su cinturón y lo deja caer al suelo también

Trowa también comienza por quitarse el nudo de la corbata con su zurda, sin dejar de mirar a Quatre quitarse la ropa para él, pero el ojiverde no puede más que quitarse la corbata y los zapatos y calcetines que ya se había quitado antes. Mientras que Quatre termina de desvestirse hasta quedar solo en ropa interior, luego se acerca a Trowa y le sujeta el rostro con ambas manos, se besan sensualmente, lento y profundo, y en tanto lo hacen, el rubio aprovecha para quitarle el saco y aventarlo al suelo, luego a desabotonar la camisa, deslizándola lentamente por los hombros de Trowa hasta que la quita por completo y la arroja

Se miran al dejar de besarse, Quatre, aun de pie, con su rodilla derecha separa las piernas de Trowa y se coloca en medio, abrazándolo por la cabeza se agacha y vuelven a besarse, está vez con un poco más de pasión, pero sin arrebato, Trowa le abraza por la cintura con su única mano movible y luego le baja lentamente la ropa interior hasta media pierna, sujetándole el miembro con delicadeza comienza a acariciarlo. Quatre suspira sobre sus labios y se aparta un poco para besarle la frente, quedándose ahí unos momentos, mientras Trowa le toca hasta provocarle una erección. El rubio jadea y se aparta para quitarse del todo el bóxer, después se acerca de nuevo y le besa en la boca, bajando enseguida al cuello, regalándole suaves besos, rozando los labios sobre la tibia piel, bajando más

Llega hasta su pecho y le besa los pectorales, pasando luego a darle unos besos sutiles en los pezones, continuando su descenso, paseando su lengua húmeda por el abdomen, bajando hasta ponerse de rodillas, en medio de las piernas de Trowa, mira hacia arriba y le sonríe, mientras le comienza a desabrochar los pantalones, su sonrisa es devuelta y el ojiverde lleva su mano izquierda hasta la cabeza de Quatre, acariciándole los cabellos, el rubio lo mira con ternura y aparta la mirada, observando hacia abajo, con su mano derecha sujeta el miembro de Trowa y le da un beso en el glande, mientras su mano se mueve lenta de abajo hacia arriba, luego con el pulgar presiona hacia la punta antes de meterlo a su boca, ayudándose de su mano, cuando él baja la cabeza en el movimiento, su mano presiona hacia la base. Trowa cierra el ojo e inclina la cabeza hacia atrás, por un momento temió no funcionar, que su cerebro le engañara y no pudiera obtener una erección, pero lo había logrado y la boca de su esposo lo estaba llevando al paraíso antes incluso de morir

Quatre se detuvo y dio un último beso, luego se puso de pie, Trowa hizo lo mismo y los pantalones cayeron al piso, Quatre se los quita y aprovecha para despojarlo de la ropa interior. Se besaron de pie, hasta que el rubio coloca la mano sobre su pecho y lo empuja con sutileza hacia la cama. Trowa se acuesta sobre ella, boca arriba, Quatre le sonríe con ternura mientras se acercaba, subiéndose enseguida a su cadera, se agacha y se dan un beso suave, Quatre se incorpora y sin dejar de mirar a su esposo le agarra el miembro, levanta su cadera y se acomoda, comenzando a descender hasta penetrarse por completo. Suspiraron al finalizar la unión, se miran a los ojos y Quatre comienza a moverse lentamente, con vaivenes hacia delante, sin levantarse. Los jadeos comenzaron, las miradas cómplices, llenas de confianza

Trowa. Quatre…

Los suspiros del más alto fueron para Quatre un cúmulo de distintas emociones, mientras que su cuerpo sentía placer en grandes cantidades, su mente estaba en aquella mirada, en el esfuerzo de su esposo por no desfallecer, intentaba concentrarse en el placer, en regalarle a Trowa la noche de bodas con la que había soñado, pero sabiendo la suerte que le esperaba era difícil, pero lo intenta y se esfuerza, aunque tuviera que fingir los gemidos, como si solo estuviera recibiendo placer, cuando la señal era distinta, porque sentía dolor, no físico, sino emocional, pero le estaba interrumpiendo

Con la mano derecha, Quatre agarra la mano izquierda de Trowa y la besa, luego se introduce los tres dedos de en medio en la boca, chupándolos mientras gemía. En tanto su mano izquierda se apoyaba en el vientre de Trowa, continuando los vaivenes, fingiendo sus gemidos, no demasiado exagerado. Baja la mano sin dejar de moverse sobre Trowa y la dirige a su entrepierna, no había perdido la erección y su esposo le sujeta, masturbándole, Quatre se concentra el doble para poder correrse, aunque era cansado moverse así al mismo tiempo

Quatre. Mmmm… Trowa…

Concentrando todas sus fuerzas cierra los ojos y se mueve con mayor rapidez y precisión, aprieta los músculos anales unos instantes para ayudarle a Trowa a culminar y cuando este lo hace ambos exhalan un gemido, el ojiverde se detiene unos instantes pero tras culminar continúa con su tarea masturbando a Quatre, aunque respiraba agitado, el rubio siente que se va a correr y comienza a gemir, esta vez completamente natural, mientras sus chorros mojan el vientre de Trowa.

Suspiran relajados ahora que ambos tuvieron un orgasmo y Quatre se levanta lentamente hasta que el miembro de Trowa le abandona, luego se vuelve a sentar sobre su cadera, agachándose comparten un beso, tierno y acompasado, mientras la mano izquierda de Trowa le acaricia la espalda, luego la coloca sobre la cadera del menor y se miran, tan cerca que sentían la respiración del otro

Quatre. Te amo

Las dulces palabras de Quatre hacen sonreír a Trowa, que levanta su mano izquierda y la coloca sobre la nuca del otro, para atraerlo suavemente hacia él y hablarle al oído

Trowa. También te amo

Poco a poco se acercan y comparten el más tierno y dulce beso, antes que Quatre se abrace con fuerza a su cuerpo, temblaban los dos, nunca habían hecho el amor de esa forma, tan apasionada, dulce y cruel a la vez. Trowa se sentía agotado pero por primera vez en su vida teme quedarse dormido, pensando que tal vez aquella sería la última vez que estuviera despierto, temiendo que la muerte se lo llevara esa noche, ahora que por fin estaba unido en matrimonio al amor de su vida.

La fiesta continúa sin la pareja, aunque todos parecían haber olvidado el cruel motivo de la ausencia de los novios, para Duo, Heero y la familia de Trowa la situación era muy distinta, ellos eran conscientes de lo que estaba sucediendo, todos habían sido testigos del rápido deterioro de Trowa y temían lo peor, que el momento de regresar a la ciudad se llegaría y que quizás, Trowa no lograría volver con vida.


Esa noche, Relena y su padre, fueron invitados a una cena especial en casa del Señor Marshall Noventa, en ella se reunieron importantes empresarios afiliados a negocios con él, la chica estaba consciente del problema en el que seguramente estaba involucrado Wufei, así que ahí vio una oportunidad de hacer algo, tal como se lo había hecho saber a Heero

En la gran sala se celebraba la fiesta, decenas de invitados importantes estaban ahí, su padre conversaba con otros de sus socios, mientras ella esperaba la oportunidad de salir de ahí

Marshall. Vaya, lamento mucho que se esté aburriendo señorita Relena

La voz del hombre la sobresalta, atrás de ella, Relena se gira en sus talones lentamente hasta mirarlo, sonríe de forma hipócrita y levanta la copa con vino tinto que traía en su mano derecha

Relena. En realidad, la estoy pasando bien
Marshall. Me alegra… Por cierto, no ha venido con usted su novio
Relena. No, él no ha podido venir

Bebiendo de su copa, Relena confirma mientras lo observa, que él no estaba enterado de los últimos acontecimientos, lo cual le resultaba extraño, ya que Wufei y Traize eran prácticamente sus ‘mano derecha’

Marshall. Debe ser por la enfermedad
Relena. Sí, es eso

Relena sonríe discretamente, no tenía idea de lo que hablaba aquel hombre, pero supuso que de alguna forma Wufei justificó su ausencia

Relena. Por cierto, camino a la sala vi las esculturas que tiene afuera de una puerta café, debo decir que son hermosas
Marshall. Así es, son antiguas, las compré en una subasta, si gusta puedo llevarla a que las vea más de cerca
Relena. Me encantaría

Como si todo un caballero fuera, el señor Marshall ofrece su brazo a la chica y ella lo sujeta, marchándose con él. A lo lejos su padre nota que su hija se va y se extraña de ver aquello, sin embargo no siente ninguna clase de desconfianza, ya que creía en su socio el señor Noventa

Llegan hasta la puerta que la chica había comentado y ven las esculturas, mientras él le habla de cómo las adquirió y de la época en que provienen, Relena finge prestar atención y ver a los alrededores, como si buscara algo en particular

Marshall. Si usted gusta señorita, dentro de mi estudio tengo algunas piezas que puedo mostrarle, si me acompaña…
Relena. Claro

Sin dilación, la chica acepta y él vuelve a ofrecer su brazo, se alejan de ahí, no a muchos metros, un gran estudio frente a ellos, Marshall abre la puerta y le pide entrar primero, ella pasa y luego él, tras lo cual cierra la puerta y prende la luz

Marshall. Permítame mostrarle este

Orgulloso de su colección, el señor Noventa comienza por hablarle de una pequeña estatua de bronce, colocada sobre un pedestal, cerca del escritorio, Relena no presta atención y busca discretamente con la mirada donde podría él guardar cosas importantes, llamándole la atención una gaveta tras el asiento del escritorio. Mientras él le habla luego de otra escultura cerca de esa, alguien toca la puerta

Marshall. Pase

La puerta se abre y uno de sus mayordomos entra, con actitud solemne

Mayordomo. Llamada señor
Marshall. Que fastidio… ¿Me permite?
Relena. Adelante

La chica sonríe y hace una seña con la mano para indicarle que puede pasar sin problema, entonces él se aleja junto con el mayordomo y ella finge prestar atención a la primera escultura hasta que salen por fin. Apresurada se dirige rápido hacia la gaveta que llamó su atención, pero esta estaba cerrada y no había ninguna llave cerca, intenta con la cortadora de papel abrirla pero es inútil, así que desiste y va hacia el escritorio, intentando no mover mucho busca algún papel que le pueda servir

Un ruido proviene desde fuera y se pone en alerta, así que se aleja del escritorio sin haber logrado su cometido, va hacia la escultura que tiene más cerca y finge verla

Marshall. Lamento el inconveniente
Relena. No se preocupe
Marshall. Me temo que hoy no podré seguirle mostrando mi colección
Relena. Eso no parece tan malo
Marshall. ¿No?
Relena. Así tengo otra oportunidad de visitarle

Al oír aquella declaración, Marshall sonríe perversamente, mirándola sin discreción, en realidad le gustaba la gente joven, fueran hombres o mujeres, no había cosa que disfrutara más que el cuerpo de la juventud. Antes no le habría pasado por la mente tratar algo con la hija de su principal socio, pero ya que ella se insinuaba de aquella forma, la posibilidad le parecía grande

Marshall. Nada me encantaría más que volver a tener su presencia

Como si fuera un joven galán, el señor Noventa sujeta la mano de Relena y la besa lentamente, mirándola a los ojos, el asco que siente le parece enorme, sin embargo sonríe forzadamente, como si se avergonzara

Relena. Espero no estarme metiendo en un lío horrible

Los pensamientos más terribles acudían a su mente, pero no estaba dispuesta a permitir que su padre se viera afectado por los malos manejos de su socio, tampoco estaba dispuesta a que Wufei quedara implicado en aquella situación.

Quatre despierta con los primeros rayos de Sol, a su lado no se encontraba Trowa, asustado se levanta de la cama y lo busca en el baño, pero él no estaba ahí, así que sale y regresa a la habitación, era pequeña y nota enseguida que no lo encontraría ahí, así que sale al pasillo luego de haberse vestido, lo recorre hasta el final y frente a él estaba un pequeño balcón, ahí estaba Trowa, dándole la espalda, Quatre suspira aliviado y se acerca lentamente

Quatre. Trowa

Al oír su nombre, el aludido se gira hacia atrás, Quatre le sonríe, pero su novio parecía confundido, desorientado

Trowa. ¿Dónde estamos?

Escuchar esa pregunta hace que el rubio sienta que las rodillas le tiemblen, pero traga saliva, tratando de controlarse, le sonríe con ternura

Quatre. ¿Qué es lo último que recuerdas?
Trowa. No sé…

Confundido trata de recordar algo, pero la cabeza le comienza a doler y se agarra con fuerza de la cien, el rubio aprieta con fuerza los labios, esperando una respuesta, sin tratar de presionarlo

Trowa. Duo… ¿él está bien?
Quatre. ¿Duo?
Trowa. ¿Ya apareció?

Aturdido se acerca a Quatre, él lo observa con tristeza, seguro Trowa retrocedió a los días en que Duo estuvo cautivo con Traize, el rubio asiente y luego el ojiverde intenta mover su mano derecha, dándose cuenta que se encontraba paralizada

Trowa. Mi brazo… no se mueve
Quatre. Tranquilo

Tratando de seguir su propio consejo, Quatre se acerca a Trowa y lo abraza con fuerza por el cuello, el ojiverde estaba aturdido, sabía que las consecuencias de su enfermedad provocaban todo eso y temía haber olvidado algo importante. Para el rubio no era secreto saber que su novio había olvidado todo lo de ayer, pero él recordaría por ambos, aquella hermosa fiesta que todos prepararon para ellos.

Duo había despertado mucho antes que Heero y salió a dar un pequeño paseo, mientras que su novio, despertando poco a poco, se da cuenta que estaba solo en la habitación que compartía con el trenzado, así que decide vestirse y salir de la habitación, al hacerlo, instantes después, la puerta de la habitación de los recién casados se abre, Quatre salía también, tenía los ojos enrojecidos y se limpiaba la nariz con un pañuelo, el ojiazul teme lo peor

Heero. ¿Qué sucede?
Quatre. Es Trowa
Heero. ¿Qué le pasa?
Quatre. De algún modo sus recuerdos retrocedieron… ya no recuerda nada de lo que pasó ayer

Con la voz quebrándosele, Quatre se avienta a los brazos de Heero, volviendo a llorar, la noticia lo impacta y se queda inmóvil, sin ser capaz siquiera de consolar al rubio. Al fondo de ese pasillo, Duo subía apenas las escaleras, a lo lejos ve la escena y lo peor le viene a la mente, creyendo que tal vez Trowa había fallecido. El trenzado camina más rápido y llega hasta ellos, compartiendo mirada con un confundido Heero

Duo. Dios mío ¿Qué pasó?
Heero. Trowa está volviendo a olvidar cosas
Duo. ¿Qué cosas?
Heero. Lo de ayer, por ejemplo
Duo. No puede ser…

Angustiado por aquella noticia, Duo se acerca a Quatre y le coloca una mano sobre su hombro, el rubio se aleja de Heero y se acerca a su amigo, abrazándolo

Heero. ¿Está despierto?
Quatre. No, estaba tan confundido y agotado que volvió a dormirse
Heero. Duo, lleva a Quatre a que se calme, si Trowa despierta es mejor que no lo vea así, yo haré guardia
Quatre. No, yo no quiero dejarlo solo…
Heero. Es una orden, si te ve así será contraproducente, piensa en su bienestar, no en el tuyo

El regaño de Heero hace sentir mal a Quatre, pero al mismo tiempo se enoja, mirándolo mal, aunque en el fondo sabía que el ojiazul tenía más que razón. Duo se lleva a su amigo según la petición, Heero los ve alejarse y suspira, luego mira hacia la puerta y abre, entrando sigilosamente, se coloca justo al lado de su amigo en la cama y estira su mano, apartándole cabello de la frente

Heero. Trowa…

Aunque su actitud era siempre tranquila, aquella situación lo tenía consternado cada vez más, sabía que su mejor amigo moriría, que ese hecho cada vez se veía más próximo, pero seguía sin creer que fuera cierto, primero fue su padre, ahora sería Trowa, poco a poco las personas que amaba se irían alejando, la idea de perder a Duo fue insoportable, pero por alguna razón ese miedo acudió a él, abrumándolo.

Pasada casi una hora, Trowa comienza a despertar, Heero continuaba a su lado, esperando sentado junto a él, en la cama, al verlo moverse se levanta de la cama y lo observa fijamente, su amigo se veía demasiado ojeroso y cansado, mucho más que la noche anterior, al verlo el ojiverde sonríe

Trowa. ¿Qué haces aquí?

Intenta levantarse en la cama, para sentarse, pero siente un dolor agudo en la cabeza y se sujeta con la mano izquierda

Heero. No te esfuerces
Trowa. Me siento muy mal…

Preocupado por su amigo, Heero se acerca a él, pero Trowa estira su mano que puede mover para impedírselo, entonces se da cuenta que no puede mover su otra mano y comienza a ponerse nervioso

Trowa. Mi mano, no se mueve… y porque…

Con mucho esfuerzo logra sentarse y lleva su mano izquierda hacia su rostro, sintiendo el parche que cubría su ojo, había tardado en notar que solo estaba viendo con un ojo, Heero comprende que su amigo había retrocedido sus recuerdos a una época en la que aún no perdía la utilidad del ojo

Trowa. Heero… que pasa

Inmóvil Heero mira a su amigo, tratando de no parecer consternado para no preocuparlo más, se acerca a él y esta vez no se lo impiden, Heero le coloca ambas manos sobre los hombros y lo mira a la cara, Trowa se veía asustado

Heero. Tranquilízate ¿Sí?
Trowa. ¿Qué está pasándome?... es mi enfermedad ¿lo es?
Heero. Sí, y tienes que calmarte
Trowa. Quatre ¿Dónde está Quatre? ¿Qué es este lugar? ¿Dónde estamos?

El ojiazul no sabía por dónde comenzar a explicarle, así que primero trata de tranquilizarlo, cuidadosamente lo acuesta sobre la cama, sin dejar de mirarlo a la cara

Heero. Escúchame bien Trowa, tu enfermedad está avanzando, parece ser que estás olvidando muchas cosas

Al oír eso Trowa se comienza a poner aún más nervioso, pues no entendía del todo lo que estaba sucediendo, era como si se encontrara atrapado dentro de un sueño, o quizás una pesadilla, donde su mundo no era su mundo

Heero. Estamos en un Hotel, en el pueblo donde nació Quatre
Trowa. ¿Qué? ¿Qué hacemos aquí?
Heero. Anoche ustedes se casaron
Trowa. ¿Nos qué?

Confundido aún más, se comienza a poner mucho más ansioso, pero Heero se esfuerza por volver a tranquilizarlo

Heero. Tranquilízate Trowa

Hablándole más fuerte, logra que su amigo se calme un poco, Trowa asiente y lo mira fijamente, esperando una mejor explicación

Heero. Dime lo último que recuerdas
Trowa. Yo…
Heero. Concéntrate por favor
Trowa. Tu exposición

La respuesta de Trowa confunde a Heero, no entendía lo que trataba de decir, hasta que recuerda que hace algunos meses él expuso la pintura que hizo de Duo desnudo, aquella parecía ser la referencia más obvia

Heero. ¿El cuadro de Duo?
Trowa. Sí

Confirmada su sospecha, Heero no siente ninguna clase de alivio, en tan solo una noche su amigo había olvidado mucho de lo que vivió, eso lo hacía sentir peor, pero ante él se muestra tranquilo y le sonríe

Trowa. ¿Fue hace mucho?
Heero. No, tranquilo

Creyendo en las palabras de su amigo, Trowa respira profundamente y cierra los ojos, sintiéndose demasiado cansado, Heero siente que se le estruje el estómago, pero por su amigo se trata de calmar. El ojiverde no se duerme pero cierra los ojos, como si tratara de concentrarse en algo, Heero aprovecha para alejarse lentamente, sale de la habitación y se queda junto a la puerta, inhalando y exhalando profundamente, momentos después el trenzado y el rubio regresan, al ver a Heero fuera de la habitación se acercan despacio

Quatre. ¿No ha despertado?
Heero. Sí, y está muy aturdido
Quatre. ¿Qué?

Angustiado intenta abrir la puerta pero Heero lo detiene, haciéndolo molestar de nuevo

Heero. ¿Qué parte de que te calmes no entiendes?
Quatre. Quítate, quiero estar a su lado
Heero. Sí, preguntó por ti, pero si entras así lo angustias
Duo. Amigo, Heero tiene razón

Tratando de calmar al rubio, Duo lo sujeta de los hombros y lo calma, dándole un pequeño masaje, Quatre suspira y trata de relajarse, luego asiente, mirando a Heero a los ojos

Heero. Dijo que lo último que recuerda es la noche cuando expuse el retrato de Duo
Quatre. ¿Qué? No es posible
Heero. ¿Por qué?

Al instante el rubio no es capaz de responder, traga saliva con dureza y luego mira a Heero, sus ojos se habían irritado de nuevo, estaba a punto de llorar

Quatre. Esta mañana cuando despertó dijo que lo último que recordaba es la desaparición de Duo, cuando lo secuestró Traize

Sorprendidos por la información, Heero y el trenzado se miran mutuamente, luego miran de nuevo hacia Quatre, el rubio parecía tan abrumado que estaba a punto de colapsar, Duo se apresura a sujetarlo

Quatre. Se deteriora demasiado rápido ¿por qué?

Temblando por completo, Quatre intenta calmarse pero no puede, así que comienza a llorar, Duo mira hacia Heero y niega con la cabeza. Para los tres era más que obvio que los días de Trowa estaban contados.

Luego que las cosas se tranquilizaran un poco, Heero decide contar todo a los familiares de Trowa, la noticia cae de sorpresa a las mujeres, ya que ninguna estuvo al tanto de nada durante toda la mañana, la más afectada parecía ser Catherine, quien suelta el llanto, junto con su sobrina, que al verla llorar no se puede aguantar, mientras que Leia trata de mantenerse fuerte y ser útil en algo

Leia. Hoy mismo nos regresamos, debemos internarle
Heero. Creo que es lo correcto
Leia. Llamaré a Alphonse

Evitando llorar, la mujer se aparta y busca un teléfono para poder llamar al médico de la familia para que les buscara un buen Hospital donde internar a su sobrino, para ella tampoco era secreto que los días de Trowa estaban contados, pero sabía que ellos solos no iban a poder cuidar de él.

Con las maletas afuera de la vagoneta que rentaron, dispuestos a irse, la dueña del Hotel los despedía, junto con otros empleados y huéspedes que habían asistido a la boda, aunque Trowa estaba confundido, se despide de todos amablemente, Quatre estaba muy conmovido por el gesto de todos y evita llorar

Leia. Bien, es hora de irnos

Cuando terminan de subir todo el equipaje y están dispuestos a irse, Duo ve a lo lejos a su padre, acercándose a donde estaban ellos, Heero se da cuenta cuando su novio miraba fijamente hacia afuera, entonces le sujeta la mano

Heero. Está bien si no quieres verle
Duo. Si quiero, pero Trowa…

El trenzado se sentía contrariado, una parte de él quería ver a su padre, pero otra quería irse y olvidarse por completo de su pasado, pero sabía que eso era imposible, adoraba a su madre y aún sentía que había muchas incógnitas alrededor de su progenitor

Leia. Chicos, debemos irnos
Heero. Váyanse ustedes
Duo. ¿Qué dices?
Heero. Tú y yo nos quedaremos ¿hay forma de volver?
Duo. Hay un autobús que sale cada tres horas
Heero. Si tú quieres nos quedamos, pero decídete ya

El trenzado voltea hacia Quatre, su amigo asiente con una sonrisa para decirle que no había problema, entonces Duo se siente en mayor confianza para quedarse

Duo. Los alcanzamos más tarde
Leia. Bien

El señor Maxwell esperaba, tras las personas que estaban ahí para despedir a los viajeros, aunque causa confusión que ambos bajen de la vagoneta, nadie hace comentarios al respecto, la única que vio al padre de Duo llegar era la señora, dueña del Hotel

Señora. Suerte muchacho
Duo. Gracias

Luego de haber bajado de la vagoneta, Duo y Heero se despiden de los demás, el auto avanza y a medida que se aleja, las personas también se dispersan, la señora saluda brevemente al padre de Duo y también se va, el trenzado no duda en acercarse a Heero y agarrarle con fuerza la mano, mirando como su padre le dedica una mirada de muerte, estaba muy molesto

Señor Maxwell. Así que ya te vas, y sin despedirte
Duo. Me echaste de tu casa, creí que ya no querías verme
Señor Maxwell. Hijo mío, yo siempre voy a querer verte

Aquella forma tan falsa de hablar, hace molestar a Heero, pero en apoyo a su novio no haría ningún comentario. Duo tuerce la boca en un gesto y lo duda unos instantes

Duo. ¿A qué has venido? Si no aceptas que Heero y yo nos amamos…
Señor Maxwell. Lo acepto, aunque sé que es un error, tu deber es estar junto a tu esposo, no cometiendo adulterio
Duo. Él lo cometió primero… además me golpeaba, ¿es la vida que querías que tuviera? Dímelo padre
Señor maxwell. ¿Te golpeaba? Eso nunca lo dijiste
Duo. Traize está trastornado padre, me casaste con un loco

Las afirmaciones de Duo dejan consternado a su padre, nunca había imaginado que su hijo fuese maltratado por Traize, se negaba a creerlo, pero en los ojos de Duo podía ver que no le mentía. Por segundos el señor Maxwell se siente muy enojado, pero se mantiene sereno, aclara su garganta y luego sonríe

Señor Marshall. Traize no está loco hijo
Duo. ¿A no? ¿Sabes lo que me dijo?

Nervioso por sacar el tema, Duo aprieta más la mano de Heero, el ojiazul entiende a que se debe y le da su apoyo, apretando con más fuerza también su mano

Señor Marshall. ¿Qué te dijo?
Duo. Que lo violabas…

Al oír aquellas palabras, la sangre del papá de Duo baja hasta sus pies y se queda paralizado, por su expresión el trenzado teme lo peor, pero pasados unos segundos su papá se comienza a reír con fuerza, confundiéndolo

Señor Maxwell. ¿Qué clase de tontería es esa?

Aunque se reía, los músculos de su rostro estaban tensos, Heero se da cuenta de ello y lo mira con desconfianza, cada vez más estaba convencido de que la historia del ex esposo de su novio era cierta, en cambio Duo parecía relajado, dejando en claro para Heero que él si creía en la inocencia de su padre

Señor Maxwell. Seguramente lo dijo para herirte, ¿Cómo podría yo hacer algo así?
Duo. Papá, ¿me lo juras?
Señor Maxwell. Te lo juro mi pequeño

De forma pomposa, el papá de Duo extiende sus brazos, el trenzado se suelta de la mano de Heero y va hacia su padre, abrazándolo como si fuera un pequeño, cerrando sus brazos en torno a la cintura de su padre, el señor los cierra a su vez en la espalda de Duo. Lo que para cualquiera podría ser una escena familiar cálida, para Heero parece algo muy diferente, mira atento hacia los dos, la forma en la que el señor Maxwell deslizaba sus manos por la espalda de Duo le resulta repulsiva

La mirada del señor se cruza con la de Heero, que miraba todo desde la espalda de su novio, la forma en que él lo mira le hace sentir incómodo, era como si aquel señor tratara de decirle que no le quitaría a aquel en sus brazos, pero no como si un padre tratara de proteger a su hijo, sino como un hombre trata de dejar en claro lo que le pertenece, la idea lo hace sentir escalofríos, Heero lo mira con desagrado y dureza, haciéndole entender que si dañaba a Duo, él mismo sería capaz de matarlo

Continuará….

Notas de Autor: Ni siquiera sé por dónde comenzar, aunque puedo disculparme por tantos años de atraso, pero me he propuesto terminar estas historias en la misma dirección y con el mismo formato con el que comencé a escribirlas, ya que significan para mí una parte muy importante de mi vida. Agradezco a quienes siguen junto a mí, leyendo mis historias, estoy sumamente agradecida, no saben lo mucho que les estimo queridos lectores ♥ Hasta el próximo capítulo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario aquí ^^