lunes, 8 de mayo de 2017

Lo que el viento se llevó

Capítulo 22. Decir adiós

Al arribar a la ciudad fueron directamente hacia el Hospital, el médico de Trowa estaba enterado y los esperaba ya, con una habitación reservada, el paciente llegó inconsciente, había dormido prácticamente todo el camino, aunque entre sueños se quejó, sintiendo el dolor a pesar de no estar despierto. Y Quatre no pudo hacer más que llorar en silencio ante el dolor de Trowa, de su familia, tratando de suprimir el propio, justo apenas un par de horas atrás vivía el momento más importante y hermoso de su vida, ahora solo atravesaba las sombras, viendo como el amor de su vida se deterioraba y moría poco a poco

Tras una revisión del estado general de Trowa, el neurólogo encargado pide a Leia que lo acompañe pues tiene que informarle algo. En esos momentos Quatre no se da cuenta de la situación y permaneciendo al lado de Trowa, no se da cuenta cuando la mujer y el doctor salen de la habitación

Leia. Dígamelo de una vez ¿Cómo lo ve?
Doctor. No le mentiré, su estado es crítico, no mejorará, ni siquiera un poco

Ante el panorama, Leia siente que el piso se le mueve, pero el doctor la sostiene con firmeza, ayudándole a sentarse, espera unos momentos y después se sienta a su lado

Leia. ¿Cuánto tiempo?

Resignada la mujer aprieta los puños y espera el golpe final

Doctor. Diez días, tal vez menos

Como lo esperaba, la noticia era más cruel de lo que imaginó, su sobrino contaba con menos de diez días y luego de mucho dolor, por fin perecería, apenas podía creerlo, no quería creer, así que comienza a llorar

Leia. ¿En verdad no hay nada que pueda hacerse?
Doctor. No, debo ser sincero

Con esfuerzo la mujer levanta el rostro lleno de lágrimas y seca algunas con sus manos, mirando al hombre junto a ella, aparentando ser lo más frío posible, pero en sus ojos podía notar que dar aquellas noticas, aunque muchos años tuviera detrás como profesional, siempre lograba afectar una pequeña parte, no fue reconfortante, pero al menos no se sentía del todo sola

Leia. Entiendo… Doctor por favor, no se lo diga a la pareja de mi sobrino, el chico rubio que se quedó con él
Doctor. No se preocupe, no diré nada
Leia. Gracias

Finalmente el hombre se pone de pie y se aleja de ella, no había sido del todo sincero con ella, no había ahondado en que las últimas horas serían las peores, la morfina ya no haría el más mínimo efecto y Trowa moriría entre dolores insoportables, mientras dejaba de ser él poco a poco.

Tampoco habló de la última voluntad de su sobrino, no solo había firmado una orden de no resucitación, sino que además, aun en sus cinco sentidos, antes de ceder su propia custodia legal a su tía, Trowa se había ofrecido como donador de órganos, sabiendo que Quatre jamás aprobaría eso, lo guardó en secreto durante todo ese tiempo, si su cerebro consciente moría antes que todo su cuerpo, entonces no le desconectarían hasta no hacer uso de él a favor de otras personas.

Heero mira con desconfianza al padre de Duo mientras hablan, él mira de lejos, su pareja lucía tranquilo, incluso feliz de no ser odiado por su padre, pero el ojiazul entre más los veía juntos, más pensaba que la historia de Traize podía ser real, la mirada, las actitudes del señor, todo él le daba terrible desconfianza, pero el trenzado parecía tan feliz que él no pudo hacer sino mirar

Luego de una charla de aproximadamente veinte minutos, Duo hace una seña a Heero para que se acerque a ellos, él obedece y camina hacia allá, mientras su mirada se cruza con la del Sr. Maxwell, ambos se odiaban, eso era obvio

Sr. Maxwell. Quiero que sepas que no estoy de acuerdo con ese jueguito de ustedes dos, pero Duo es un adulto y sabe lo que hace, solo espero no se esté equivocando
Heero. Le garantizo que no se equivoca

Ambos hombres se miran con desprecio, Duo lo nota y suspira cansado, al menos que su padre se calmara era un gran avance, pero ver así de receloso a Heero tampoco era muy agradable

Duo. Padre, me honrará que Mamá y tú vayan a la ciudad, a visitarnos
Sr. Maxwell. Pides demasiado hijo mío ¿no lo crees? Tu madre está muy preocupada, además de triste y decepcionada
Duo. Por favor, no volveremos a eso
Sr. Maxwell. Está bien

Con actitud dulce, el señor toma la mano de su hijo y lo mira con ojos amorosos, a Heero no puede sino causarle una inquietud que no le agrada en absoluto, en cambio Duo estaba más tranquilo, contento de al menos poder hablar con su padre sin gritos

Duo. Heero y yo debemos volver, nuestro amigo está muy enfermo
Sr. Maxwell. Deberían quedarse a dormir
Duo. No, es imposible
Sr. Maxwell. Como quieras, entonces volverás ¿verdad?
Duo. Tal vez
Sr. Maxwell. Pero hijo…
Duo. Mi vida es ahora allá, con Heero

Mirando a su novio estira la mano sobre la mesa de la cafetería donde estaban y la sujeta, el ojiazul lo mira con cariño y asiente. Al papá de Duo no le parece en absoluto que se muestren así frente a él, pero solo tose discretamente

Sr. Maxwell. Con suerte alcanzan el autobús que sale en media hora
Duo. Sí… Gracias papá, por esta charla
Sr. Maxwell. No te comprendo, pero te amo hijo mío, quiero que seas feliz

Ambos se ponen de pie y se dan un abrazo, Heero suspira para sus adentros y una vez que se separan se acerca a Duo y le agarra la mano

Heero. Es hora de irnos… Un placer conocerlo
Sr. Maxwell. El placer es mío

A regañadientes, ambos se despiden con un apretón de manos, luego se miran fríamente, Duo apenas lo nota y se abraza a Heero, colgándose de su brazo derecho

Sr. Maxwell. Vayan con cuidado
Duo. Sí

Una última mirada antes que Duo y Heero le den la espalda y se alejen, el señor los mira marcharse y chasquea los dientes, molesto. Aunque ya en su mente planeaba algo, quizás no era tan mala idea ir a la ciudad, con suerte se encontraría con Traize, lo obligaría a recuperar a Duo, cumplir con él aquel idilio retorcido que tanto le atormentaba, era la única forma de saciar sus perversos deseos

Por fortuna Heero y Duo alcanzan el camión que los llevaría a la ciudad, en el trayecto, cansado por todos los sucesos ocurridos juntos, el ojivioleta se duerme sobre el hombro de Heero, mientras él, sin poder dormir, no hace más que pensar en todas las cosas que estaban sucediendo, en especial Trowa, sentía una opresión en el pecho que a veces le dificultaba respirar, su mejor amigo moría frente a sus ojos sin poder hacer absolutamente nada.

Las horas que siguieron a la llegada de Trowa al Hospital fueron desesperantes, él no despertaba, como si estuviera en estado de coma, sin embargo los doctores no le habían determinado este, sus signos vitales eran perfectamente normales. Heero y Duo llegan al lugar, ahí estaba Quatre, derrumbado sobre una silla, en espera, Catherine llevó a su sobrina a descansar, quedándose en la sala solo Leia y el rubio

Heero. ¿Qué pasó?

El ojiazul llega hasta Quatre y se posa frente a él, pero no le responde

Heero. Te estoy hablando

Molesto estira su brazo y lo jala, asombrando a Duo y Leia, miraban quietos

Quatre. ¡Está muy mal! ¿Contento?
Heero. ¿Y así le ayudas? Reacciona y apóyalo, se supone que lo amas
Quatre. Lo amo, no se supone

Enojado el rubio se levanta de la silla, completamente ofendido por las crueles palabras de Heero, pero el ojiazul estaba estoico, mirándolo con frialdad

Heero. ¿Qué ha pasado? Respóndeme
Quatre. Vete al diablo

Comenzando a llorar el rubio se agacha, sentándose de nuevo en la silla, Heero va a increparlo de nuevo, pero Duo lo intercepta y lo aleja, jalando su brazo

Duo. Basta Heero, déjalo

Sin responder el aludido se suelta y se aleja de ahí, pediría entrar en la habitación para hacer compañía a Trowa, de ser posible. Duo se sienta justo al lado de su amigo e intenta agarrarle la mano, pero Quatre la arrebata

Quatre. ¿Qué quiere Heero que haga? ¿Verlo morir?
Duo. Entiéndelo, él solo…
Quatre. ¿Y a mí quién me entiende?

Más alterado, el rubio se levanta, sin mirar al trenzado se aparta de ahí, saliendo no solo de la sala de espera, sino también del Hospital. Leia se acerca a Duo

Leia. Necesita estar solo un poco ¿Por qué no vamos tú y yo por algo de comer?
Duo. Sí

Ambos caminan juntos rumbo a la cafetería. Mientras que a Heero le permiten entrar a ver a Trowa, en la habitación solo estaba él, completamente dormido, se veía muy tranquilo, casi sin vida, el ojiazul llega hasta la cama y le toca un brazo, el que no podía mover, estaba rígido, como si sus tendones se hubiesen atrofiado

Heero. Trowa…

Todo parecía parte de una pesadilla, pero era real, Heero podía palpar a su amigo, verlo así, como una piedra, no quería admitirlo, pero no había nada más que hacer.

Dos días después, a razón del mediodía, Trowa despierta, encontrándose solo en la habitación. Confundido, con los labios resecos y la cabeza dándole vueltas, no reconocía el lugar en absoluto, ni sabía nada del tiempo, como si flotara en el limbo. El ojiverde nota que no puede ver con un ojo y se lo toca, sintiendo la gaza que lo vendaba, enseguida nota el brazo inútil y comienza a desesperarse

Trowa. ¿Qué pasa?

Las punzadas en la sien lo marean y aturden todavía más, pero logra encontrar el botón para llamar a la enfermera, la cual no tarda en entrar, seguida de ella estaba Quatre, visiblemente asustado, aunque siente alivio de ver a su novio consciente

Trowa. Me duele
Enfermera. Enseguida viene el doctor

La mujer solo revisa los signos vitales, en tanto llega el doctor a la habitación, revisando mejor a Trowa, también pide a la enfermera que administre más morfina, aunque sabía que solo traería un poco de alivio al paciente. La tía de Trowa llega también a la habitación, así cuando el doctor y la enfermera terminan su trabajo, ella sale junto con ellos para escuchar lo que tenían para decirle

Confundido aún, Trowa mira hacia Quatre y le sonríe, estirando su mano útil hacia él, así el rubio se acerca enseguida y la sujeta, besándola después

Trowa. ¿Qué pasa?
Quatre. ¿Qué es lo último que recuerdas?
Trowa. No sé, tengo náuseas, me duele todo, no puedo pensar
Quatre. Di mi nombre, cuando nací y la edad que tengo
Trowa. ¿Qué?
Quatre. Por favor

A la petición del rubio, el ojiverde accede, pero cuando dice la edad que tiene Quatre, él se da cuenta que no han sido unas cuantas semanas las perdidas en la memoria de Trowa, sino casi dos años, lo cual le deja helado, temblando

Trowa. ¿Qué pasa?
Quatre. Debes descansar ¿sí? Aquí estoy contigo
Trowa. Gracias, te quiero
Quatre. Y yo a ti

Sintiéndose cansado cierra los ojos, Quatre aprieta los labios e intenta no llorar, sabiendo que Trowa jamás volvería a decirle Te amo, esa confesión la oyó de él mucho después de la época que calculó se encontraba su mente. Una vez que se duerme, el rubio sale de la habitación, quien está ahí es Duo, al verlo le sonríe con timidez, pero Quatre se lanza a sus brazos, llorando

Heero está cerca de ahí, mira la escena y agacha la cabeza, pensando, luego a su lado llega Catherine y le coloca una mano en el hombro

Catherine. Debemos ser fuertes ¿cierto?
Heero. Sí

En apoyo a la chica, Heero coloca su mano sobre la de ella, sin dejar de observar la escena frente a ellos, Quatre deja de llorar y limpia sus lágrimas, pensando en lo que Heero había dicho, él tenía que ser la fuerza en apoyo a Trowa, sobre todo ahora que había descendido a la época en que no era consciente de su enfermedad

Quatre los reúne a todos y les comenta las circunstancias, debían actuar como si Trowa realmente estuviera en esa época, el rubio sabía que sería difícil, sobre todo para Heero, porque tendría que hablar de su padre como si aún viviera, además en épocas pasadas Trowa estuvo enamorado de él.

Por la tarde del día siguiente, se les permite una nueva visita, en esta ocasión entran Catherine, Heero y Quatre, el ojiverde dormía, aunque su rostro era rígido y sudaba, sabían que se debía al dolor, aunque le aplicaban calmantes, casi ninguno funcionaba, incluso dormía por intervalos, lucía cansado, casi no comía, parecía casi cinco años más viejo

Quatre. En la mañana estaba tranquilo, sonreía. No sabe lo que le pasa
Catherine. Es mejor no alterarlo y mantener la historia, aunque la olvida

La pelirroja mira a Trowa y sonríe amargamente, le dolía terriblemente verlo así, a ella prácticamente le tocó vivir la experiencia de la muerte de sus padres, siendo la mayor, ahora solo podía ver morir a su hermano

Catherine. Creo, que necesito algo de aire

Sin decir más sale de la habitación, sintiéndose abrumada, quedándose ambos chicos, en silencio, Quatre junto a la cama, sentado, mientras Heero miraba de pie, en una esquina de la cama

Heero. Lo estás haciendo bien Quatre

El aludido mira al ojiazul y asiente con media sonrisa, discutían mucho recientemente, pero desde la última riña fuerte, el rubio intentaba ser más fuerte, el apoyo que Heero le dijo que debía ser para Trowa

Luego de unos momentos el ojiverde comienza abrir su ojo, con una desesperada bocanada de aire, mira a su alrededor y recuerda lo último que vivió, aunque se siente cansado y no sabe por qué, mira a Heero a pie de la cama y sonríe con afecto

Trowa. Hola
Heero. ¿Cómo estás?
Trowa. Nada bien… ¿Dónde estoy? ¿Un Hospital? ¿Qué me sucedió? Me duele mucho la cabeza, tengo náuseas

El ojiverde habla casi sin pausas y tocándose la cabeza, completamente aturdido, Quatre aprieta los labios e intenta no volver a llorar, ya no lo hacía delante de él, solo se apresura a agarrarle la mano con la que se sostenía, la única que podía usar, la separa de su cabeza y lo obliga a mirarle, sus ojos claros buscan darle paz, pero las lágrimas caían por el ojo verde, el dolor era demasiado agudo

Trowa. Quatre… ¿Qué me pasó?
Quatre. Un accidente, pero todo está bien, se pasará el dolor, ya te dieron algo
Trowa. No recuerdo nada ¿Dónde está Catherine?
Quatre. ¿Quieres que la llame?
Trowa. No, por favor no le digas que me accidenté

Los ruegos de Trowa tranquilizan un poco a Quatre, quería decir que realmente su novio se creyó aquella breve historia y no estaba dispuesto a cuestionarla. El castaño mueve su mano y acaricia el rostro del rubio

Trowa. Perdóname
Quatre. ¿Por qué?
Trowa. Nosotros, prácticamente acabamos de iniciar nuestra relación… pero estás aquí, cuidándome…que terrible cita

Aquellas palabras fueron como un rayo partiéndolo a la mitad, el rubio traga saliva duramente y asiente con una sonrisa, sosteniendo la mano de Trowa entre la suya, apretándola con fuerza la besa

Quatre. Aquí estoy, aquí estaré siempre

Heero mira a los dos y por primera vez siente un nudo en la garganta que lo hace trastabillar, el deterioro de Trowa cada vez más evidente era una prueba real y cruel de su futura muerte, él no estaba preparado para ello, nadie lo estaba.

Trowa. Eres tan hermoso

El ojiverde intenta mover su otro brazo para acariciar a su novio, pero se da cuenta que no le obedece, así que mira a Heero

Trowa. No puedo mover el brazo
Heero. Es temporal

La respuesta de Heero hace sentir tranquilo a Trowa, así que asiente, mirándolo fijo, con aquel brillo que solía tener en tiempos pasados, el de su amor imposible, Heero se da cuenta y desvía la mirada

Heero. Estaré afuera

Rápidamente el ojiazul sale de la habitación, Trowa suspira sutilmente, Quatre sabía porque era ese resoplido, sentía celos, no lo podía evitar, era como volver a esos tiempos, en los que la mente de su novio estaba lejos de él

Quatre. ¿Te traigo algo?
Trowa. No, estoy bien… este dolor no se va
Quatre. Relájate y descansa ¿sí?

El rubio intenta ponerse de pie, pero Trowa se lo impide, jalándolo sutilmente, así él vuelve a sentarse a su lado, lo observa tranquilo

Trowa. No te alejes
Quatre. Solo iba a levantarme un poco
Trowa. Cuando salga de aquí… iremos a donde tú quieras, tendremos la mejor cita, te lo prometo ¿sí?
Quatre. Sí

Aunque sabía que aquello jamás sucedería, la sola idea de imaginarlo le hacía feliz, así que luce contento y optimista frente a él, vuelve a levantarse, pero esta vez sin intenciones marcharse, inclina su cuerpo hacia él y se besan suavemente, sin poderse tocar, salvo la caricia de sus labios. No se habían besado desde su estadía en el pueblo, a Quatre se le acelera el corazón, aquel sabor era tan amargo como doloroso, sin saberlo estaba dándole el último beso

Se separan y sonríen, Trowa lucía menos dolorido, Quatre vuelve a sentarse y le acaricia el rostro a su novio, mirándolo amoroso, aunque el ojiverde siente que eso es extraño porque ellos no solían tratarse tan cariñosamente, pero no se siente incómodo, era incluso agradable. Cierra los ojos, relajándose, Quatre lo mira fijamente, chequeando sus signos vitales, comprobando que seguía ahí

Trowa. Gracias Quatre… Gracias por todo

Al rubio se le atoran las palabras en la garganta, solo agarra de nuevo la mano de Trowa y se agacha, colocando la frente sobre la cama, cerrando con fuerza los ojos llora en silencio, comenzando a escuchar la pausada respiración de Trowa, sus lapsos de tiempo despierto cada vez eran más cortos.

Durante toda la tarde y la noche, Quatre duerme ahí, junto a Trowa, en aquella posición, un murmullo de voces lo despierta, cuando abre los ojos son las nueve de la mañana, ahí estaban Heero y Duo, haciendo relevo a Leia y Catherine que acababan de marcharse, la primera reacción de Quatre es mirar a Trowa, si continuaba con vida y comprueba que sí, sonríe y comienza a acomodarle la cama aunque estaba realmente perfecta

Duo. ¿Cómo estás? Dormiste muchas horas
Quatre. Estoy bien

Sintiéndose completamente torcido, el rubio se reacomoda, estirando todos los músculos, su estómago comienza a clamarle por comida, pero él no quería apartarse de ahí, aunque se sentía débil

Duo. Me preocupas

El trenzado se acerca a su amigo y lo reconforta, obligándolo a ponerse de pie para al menos estirar las piernas, él obedece, se separa de Trowa y camina por la habitación

Heero. Parece que despertará otra vez

Al oír eso tanto Duo como Quatre voltean y lo observan fijamente, los tres ahora estaban a pies de la cama, parados uno al lado del otro, los tres miran de frente a su amigo, Trowa abre su ojo y los mira confundido, enseguida su vista se posa en Heero, pero luego mira a los otros dos y frunce ligeramente el ceño, Quatre se da cuenta de aquella mirada indiferente sobre él y siente que su mundo se cae a pedazos, era obvio que su novio, o lo que quedaba de él, ya no existía más

Trowa. ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí?
Heero. Un accidente ¿recuerdas? En el taller de papá

Quatre y Duo no entienden la respuesta, pero el ojiazul estaba probando con una anécdota verdadera, algo que sucedió un par de años atrás, observando la reacción confusa de Trowa, que enseguida se lleva una mano a la cabeza y gime del dolor

Trowa. Eso fue hace semanas

La respuesta del ojiverde es contundente para que Heero entienda que un nuevo retroceso llegaba, y es que cada vez que Trowa dormía, despertaba en otra época. Ni siquiera el doctor podía decirles si llegaría a algún punto en que ya no fuera ni consciente de su cuerpo, la incertidumbre con que avanzaba la enfermedad los tenía a todos en la expectativa

Heero. Es el golpe en la cabeza, estás confundido nada más
Trowa. No, algo está pasándome, dímelo

Esta vez el ojiverde no estaba contento con la respuesta, eso lo molesta y hace que su dolor se acreciente, por lo que se agarra la cabeza y jadea, sintiendo una especie de punzada que lo hace perder la capacidad de mirar por algunos segundos, Quatre se da cuenta que su presión aumenta

Trowa. ¡Me duele!

Gritando desesperado se agarra con fuerza la cabeza usando su mano útil, era como sentir un nido de abejas dentro de su cráneo. Duo mira asustado sin poderse siquiera mover, en tanto Quatre va enseguida por el doctor, pero cuando este llega le dice que lamentablemente ya no podían dar más dosis de morfina, habían llegado al límite permitido, Quatre sabía que no mentía

Doctor. Lo lamento mucho, solo serán unas horas, es lo que creo

El médico se va una vez que regulariza su presión, pero por lo demás es incapaz de hacer algo, Leia y Catherine vuelven luego que Heero las llamase, ya era preferible no abandonar el Hospital, les advertían lo peor.

Trowa deja de sentir tanto dolor, pero aún sudaba y jadeaba, estaba tan pálido y ojeroso que ya no parecía el mismo, Quatre miraba de lejos, ya no podía estar cerca porque él no lo conocía, era un completo extraño, ahora su hermana estaba a su lado, secaba su sudor y le hablaba sobre anécdotas de tiempos pasados

Catherine. Te pondrás bien hermanito, haremos ese viaje con Tía Leia ¿recuerdas? Lo hemos planeado

El ojiverde asiente lentamente, sonriendo, luego busca con la mirada a su tía, ella le sonríe también, acercándose a él

Trowa. Sé que no lo aceptas… que hemos peleado por eso, pero estás aquí y me cuidas como una madre
Leia. No hablemos de eso, jamás volveré a decirte nada, acepto quien eres

Ambos, sobrino y tía se miran afectuosamente, en el pasado tuvieron muchas discusiones por las preferencias sexuales de Trowa, incluso antes ella y Quatre no se llevaban bien, pero ahora era una especie de etapa de reconciliación, Trowa ya no recordaba que habían hecho las paces, por eso Leia le seguía el cuento

Catherine. Hermano, Mariemaia no puede estar aquí, pero te extraña mucho, me pidió que te diera un beso

Ante las palabras de su hermana, Trowa asiente sosegadamente, luego ella se levanta de la silla y besa su frente, cediéndole el lugar a Heero. Los dos se miran en silencio unos momentos, hasta que el ojiverde le sonríe con cariño

Trowa. Maldito mentiroso
Heero. ¿Por qué?
Trowa. Ese accidente, fue hace tiempo ¿no? ¿Crees que no sé qué momento vivo?

Ofendido por la mentira, Trowa carraspea, aunque no se lo toma a mal, sabía que Heero lo protegía, no sabía de qué, pero estaba seguro que esa mentira se debía a algo más que una simple broma

Trowa. Algo me pasa ¿verdad?
Heero. No
Trowa. ¿Estoy muriendo?

La pregunta del ojiverde los deja helados, quizás sus caras depresivas los delataban, o el que todos estuvieran ahí, tal vez el hecho de que se sentía terrible, los dolores eran constantes, a veces pequeños y a veces fuertes, pero no dejaba de doler

Heero. No digas eso
Trowa. Estoy muriendo Heero ¿Qué me sucede? Merezco saber

Exasperado intenta levantarse un poco, pero su cuerpo pesaba como un enorme costal de clavos, Heero se irgue un poco sobre la silla y lo empuja sutilmente, volviéndolo a acostar sobre la cama, lo tranquiliza sujetándole fuerte la mano, mientras al otro lado, Quatre miraba aterrado, se había quedado sin habla al igual que Duo, ellos ni siquiera podían despedirse, no eran nadie para Trowa

Trowa. Me duele todo… mi cabeza, duele mucho
Heero. Tranquilízate, todo estará bien

El ojiazul tampoco sabía cómo reaccionar, Trowa lo mira con intensidad, apretando la mano entre la de Heero, estaba a punto del delirio debido al dolor. Así dura unos momentos, hasta que la intensidad del dolor mitiga, entonces se relaja, Catherine comienza a llorar, incapaz de volverse a acercar

Trowa. Voy a morir, lo sé

Las palabras del castaño, ahora más tranquilas pero cargadas de pesimismo hacen sentir una terrible impotencia a los demás, pero esta vez nadie lo contradice

Trowa. Heero, tienes que saberlo…
Heero. Después hablamos
Trowa. No… necesito decírtelo

Por alguna razón, Heero sabe lo que está a punto de oír, pero no quería, así que mira hacia Quatre, él cierra los ojos unos instantes, luego mira hacia abajo, ignorando la escena, así el ojiazul vuelve a mirar a su amigo

Trowa. Yo siempre… Heero, yo siempre he estado enamorado de ti. Te amo Heero

La confesión de Trowa, más tormentosa aún que la primera vez, pone al aludido la piel erizada. Cuando escuchó aquellas palabras hace tiempo, fue más como un simple “Estoy enamorado de ti”, pero ahora la desesperación e intensidad con la que se lo decía era terrible. Quatre siente que las rodillas le tiemblan, pero Duo se acerca a él y lo reconforta, mientras las mujeres miraban la escena con tristeza

Heero. Lo sé. No te alteres ¿sí?

Con afecto estira su mano y le acaricia el rostro, Trowa siente una agradable sensación, aunque tenían años de amigos, nunca sintió alguna caricia similar de él, si acaso algún abrazo, pero ese gesto nunca

Heero. Yo también

Al oír esas palabras, que nadie esperaba, todos miran con asombro, pero más asombrado estaba Trowa, cuya mano temblaba. Heero lo dijo sin pensar, quería darle un último regalo a su amigo, hacerlo feliz lo que quedaba de su vida

Heero. Te amo Trowa

Aunque fue difícil, Heero lo dijo sin arrepentirse, ahora su amigo lucía conmocionado pero en forma positiva, como si acabara de cumplir su más grande anhelo. Quatre en cambio miraba aturdido, la expresión de su “esposo” era la misma que en aquella noche le mostró, cuando unieron sus vidas simbólicamente. La sonrisa y mirada sincera del ojiverde ahora era para su amigo

Trowa. Tienes que estar bromeando
Heero. No, te amo de verdad

Aun una pequeña parte del ojiverde no podía creerlo, pero la mirada de su amigo era tan profunda que decidió creer. Sus manos estaban unidas y sus miradas también, Heero mira sutilmente a Duo, el trenzado comprendía, sabía porque estaba haciendo eso y no le molestaba, tan solo asiente, sonriendo cálido

Heero. Ahora estaremos juntos ¿sí?

Con emoción el castaño asiente, volvían a mirarse a los ojos, Heero traga saliva duro pero se decide, levantándose de la silla se inclina hacia Trowa, tenía el permiso de Duo, aunque no el de Quatre, el rubio estaba a punto de colapsar, mirando con recelo el acercamiento. Ambos cierran los ojos y se besan suavemente, apenas moviendo los labios, como si tuvieran miedo, pero era la falta de confianza, sin embargo pronto poco a poco se besan con firmeza, Quatre no puede más y sale rápido de ahí

Ver aquello era una gran conmoción, Heero y Trowa besándose, terrible. Duo en cambio no estaba molesto o celoso, aunque fue extraño verlos así, pero entendía todo el motivo, así que sale tras su amigo enseguida. Al salir de la habitación ve a Quatre junto a la pared, dándole la espalda a ese lado, tenía la frente contra la pared al igual que su mano derecha, con la izquierda se sostenía el pecho, Duo lo ve cuando se acerca, sollozaba, enseguida le coloca una mano sobre el hombro

Quatre. Soy horrible ¿cierto? Sentirme así, celoso
Duo. Te entiendo
Quatre. No, tú estás normal y yo me siento molesto… soy injusto
Duo. No te atormentes
Quatre. Lo amo tanto y él ya ni siquiera sabe quién soy, me siento desesperado, no puedo ni sostener su mano en los últimos momentos de su vida

Cada palabra dicha por el rubio deja sin habla a Duo, ¿cómo podía él mitigar ese dolor que sentía su amigo? Sabía que era imposible, así que solo le abraza con fuerza por la espalda, reconfortándolo sin poder detener sus lágrimas.

Han pasado dos horas, esta vez Trowa no ha vuelto a dormir, el dolor es incapaz de permitírselo, ya ni siquiera es capaz de emitir los quejidos acostumbrados, solo un gemido leve y afónico, constante, no ha podido hablar en los últimos veinte minutos, su mirada tan solo busca vagamente algo a lo que aferrarse, pero hasta su vista es plomiza, casi sin vida

Trowa. Heero…

Su voz lejana y apagada es escuchada por el aludido, no había soltado su mano en todo momento. Lo mira con compasión

Heero. ¿Qué pasa?
Trowa. ¿Quiénes… son ellos?... han estado aquí… todo el tiempo

El ojiverde hablaba de Duo y Quatre, que se encuentran en esos momentos cerca de Leia y Catherine, junto a la cama de Trowa a dos metros de distancia, tras la silla donde se encontraba sentado Heero

Heero. Amigos de Catherine
Trowa. Me resultan… familiares

El castaño mira hacia Duo y luego hacia Quatre, mirando unos instantes más los ojos claros y lacrimógenos que le observaban con fuerza, después mira otra vez a Heero, su respiración cada vez estaba más lenta, Heero suelta su mano ya sin fuerzas y lo ve cerrar su ojo, volviendo a caer dormido, agotado por el dolor que antes no le permitió descansar.

El doctor pronosticó unas horas, pero temían que fuera mucho más tiempo, verlo sufrir era angustioso, nadie decía nada, pero todos esperaban que se fuera pronto antes que verlo sufriendo de esa manera

Heero. Es probable que duerma mucho tiempo más
Leia. También lo creo, yo debo ver a Mariemaia, la dejé sola
Heero. Comprendemos, vaya
Catherine. Yo me quedaré
Duo. También yo
Heero. Igual

Sin decir nada Quatre se acerca a la cama y se sienta junto a su esposo, donde antes estaba Heero, lo mira atento, su lento respirar, el sudor de su frente, el gesto de dolor. Él en cambio se sentía vacío, su mirada perdida observaba

Leia. Ustedes deberían ir a comer algo
Catherine. No, no quiero separarme de él
Heero. Tu tía tiene razón
Duo. Además podemos dejar a Quatre un rato a solas con Trowa

A esa petición nadie comenta, sin embargo estaban de acuerdo, así que salen sigilosamente de la habitación, dejándolos solos, Quatre se siente aliviado y se acerca un poco más a la cama, observando el rostro aun apuesto del más alto

Quatre. ¿Sabes? El día que nos conocimos de repente no ha dejado de pasar por mi cabeza una y otra vez. Tampoco el día que nos dimos el primer beso, nuestra primera vez en la cama, cuando nos dijimos Te amo y el día que decidimos compartir nuestra vida juntos… Y me he puesto a pensar en todo lo que ya no podremos volver hacer, perderte me asusta, no quiero que te mueras… No te mueras Trowa, no me dejes…

Aunque suplicara sabía que era imposible, pero ya no sabía qué hacer, en esos momentos se sentía como estar caminando en el aire, sin firmeza bajo sus pies, sostenerse parecía una hazaña casi imposible. Con lágrimas en los ojos se agacha hacia la mano de Trowa, empapándola, hasta que siente los dedos moviéndose sutilmente, levanta la vista y ve al ojiverde observarle, su mirada confusa pero cálida

Trowa. ¿Quién eres?
Quatre. Me llamo Quatre
Trowa. ¿Por qué lloras?

El rubio sonríe a pesar de todo y asiente

Quatre. No importa
Trowa. ¿Y Heero?
Quatre. No tarda en venir, tranquilo

Esta vez quien asiente es Trowa, en silencio, Quatre supone que tal vez no tuvo otro retroceso, ya que no preguntó dónde se encontraba o lo que le pasó. En cambio el ojiverde le sonríe, mirándolo con curiosidad

Trowa. No sé por qué… pero siento que te conozco
Quatre. Tal vez en otra vida
Trowa. Tal vez…

Los dos sonríen, luego abruptamente Trowa cierra con fuerza el ojo y aprieta los dientes, un dolor severo nuevamente, le perturba los sentidos, Quatre se levanta de la silla y la aparta, preocupado, el ojiverde cierra con fuerza el puño y por su ojo se resbalan algunas lágrimas

Trowa. Basta…

El susurro de angustia de Trowa estremece a Quatre, pero se acerca a él y le sujeta el rostro, girándolo sutilmente hacia él, el ojiverde abre su ojo y mira con súplica al rubio, como si él fuera capaz de mitigar ese dolor tan intenso, el castaño dice algo pero es ininteligible, quizás para él tiene sentido, pero Quatre sabe que es una especie de afasia, el cerebro de Trowa estaba fallando en sus más primarias funciones

Quatre. Estoy aquí, tranquilo…

El ojiverde apenas asiente sutilmente, apretando fuerte la mano que Quatre le sostiene, un hilo de sangre proveniente de la nariz se resbala hacia abajo y luego un estremecimiento, los signos vitales se alteran activando el código de emergencia, la mano de Trowa aprieta tan fuerte la suya que siente crujir sus huesos, pero no puede más que mirarlo a los ojos

La puerta de la habitación se abre y entran el doctor con un enfermero y una enfermera, el rubio ni siquiera les presta atención, la mano de Trowa se desliza entre la suya y cae a la cama, su mirada se distancia de la suya y él retrocede, aturdido por la conmoción, el ojo de Trowa aún tenía vida, pero era como si él se hubiese ido. Quatre siente náuseas y tras una terrible arcada se desmaya, cayendo al suelo duro.

Tan pronto como el Doctor anuncia la situación, el enfermero se acerca a Quatre para levantarlo. En ese momento entran rápido Heero y Duo, tras ellos Catherine

Doctor. Muerte cerebral, lo lamento mucho
Duo. Entonces él ya no…
Doctor. No despertará, tuvo un derrame severo, lo mantendremos conectado

Las palabras del médico sonaban lejanas para Heero, se acercaba a la cama, mirando a su amigo con respiración asistida, pero los signos vitales intactos, como si estuviera vivo, pero él se había ido, todo lo que él fue desapareció. Catherine corre a la cama y se tira de rodillas junto a ella, comenzando a llorar, aferrándose a las sábanas. Duo mira al enfermero llevarse a Quatre, observa a su novio y piensa que quizás quiere estar solo, así que va tras el rubio para ver donde lo llevarían

Heero. Trowa, ¿de verdad tú...?

Incrédulo llega a la cama del otro lado y lo observa fijamente, siente un nudo en la garganta pero es incapaz de llorar, solo observa casi impávido. Era imposible creer que estuviera muerto si lo veía así, aparentemente vivo, pero él se había ido, acababa de perder a su mejor amigo, una parte importante de su propia alma

Momentáneamente resignado saca su celular y llama a Leia para comunicarle la noticia, la mujer ni siquiera había llegado a casa y se regresa enseguida. El enfermero coloca a Quatre en una cama de un cuarto múltiple y se retira, Duo mira a su amigo y luego recuerda a Trowa, resultaba increíble que ahora estuviera muerto, todo era como estar dentro de una pesadilla, no puede evitarlo más y también llora, aunque realmente fue poco el tiempo que lo conoció, llegó a tomarle verdadero cariño.

Un par de horas después…

Quatre abre los ojos abruptamente, asustado, mira a su alrededor y solo ve a Duo a su lado, el trenzado se levantó unos momentos poco después de la muerte de Trowa y luego el resto del tiempo estuvo con él

Quatre. ¿Qué pasó? Yo… soñé que… no, no fue un sueño

Exasperado intenta levantarse de la cama, pero lo hace tan rápido que se marea un poco, Duo se levanta de la silla e intenta ayudarlo. Algunas personas los miran, el rubio tiembla, asustado

Quatre. Se ha ido, él… Duo… Trowa está muerto
Duo. Tranquilízate
Quatre. Debo verlo…

Sin hacer caso a su amigo se levanta y corre sin ponerse los zapatos, Duo va tras él rápidamente, seguro que el rubio no sabía lo de la donación de órganos, ellos no lo sabían tampoco hasta momentos atrás cuando el Doctor se lo hizo saber a la Tía, su tutor legal, quien llegado el momento, decidiría cuando desconectarlo

El rubio llega a la habitación, afuera de esta se encontraban Heero y Catherine, que al ver al chico llegar se levantan enseguida, Leia estaba dentro y también se sorprende cuando los ve entrar, el rubio miraba atónito a Trowa, sonríe conmocionado y se acerca hasta la cama, lloraba feliz, pero todos sabían que estaba malinterpretando ver a Trowa conectado a esos aparatos

Quatre. Entonces si fue un sueño…
Duo. No Quatre, él…
Quatre. ¡Cállate! ¿Qué no lo ves? Está vivo

Antes que pueda llegar a la cama, Duo le sujeta el brazo y lo jala hacia él, pero el rubio se deshace del agarre y lo avienta, sigue avanzando

Quatre. Trowa, por un momento creí…

Esta vez él mismo comienza a entender lo que sucede, pero se niega a creerlo, los demás solo miran, sin saber que más hacer, hasta que Heero se acerca a él, a unos pasos, debía impedir que llegara a la cama

Duo. Tuvo muerte cerebral

El trenzado apenas es capaz de hablar, las lágrimas continuaban cayendo de los ojos del rubio, quien niega en silencio, luego se apresura pero antes de llegar Heero lo alcanza y por atrás lo sujeta de la cintura, alejándolo

Quatre. ¡Suéltame! Está muerto… Desconéctenlo
Heero. Cálmate
Quatre. No... No, déjame

Contra su voluntad el ojiazul jala a Quatre, alejándolo de la cama, pero el rubio se opone con más fuerza, estirando los brazos, queriendo alcanzar a Trowa

Quatre. Si está muerto desconéctenlo… tienen que desconectarlo

Llorando aturdido comienza a perder el control e intenta librarse, pataleando y retorciéndose para que Heero lo suelte, pero él no cede, con más fuerza lo saca rápido de la habitación, ante los ojos sorprendidos de todos, Duo, Catherine y Leia avanzan hacia la puerta y observan a ambos

Heero. ¡Cálmate ya!... Trowa quiso donar sus órganos
Quatre. No… eso no, él no es un pedazo de carne para destajar

Enojado por las palabras del rubio, Heero le suelta la cintura y agarrándolo de los hombros lo gira, encarándolo, Quatre lloraba sin parar, le mira a los ojos fijamente

Heero. Fue su decisión, firmó casi desde el inicio de su enfermedad
Quatre. No es verdad, lo dices porque a ti no te importa
Heero. Déjate de tonterías
Quatre. ¡A ti nunca te importó!

Incluso más molesto que antes Heero empuja a Quatre hasta la pared, sin soltarle los hombros, mirándolo con fiereza ante los ojos de asombro de los demás

Heero. No sabes nada…
Quatre. Lo sé... no has llorado una sola vez por Trowa, ni siquiera fuiste capaz de llorar por tu padre, a ti no te importan los demás

Las acusaciones de Quatre llegan a Heero como un auto sin frenos, estrellándose justo frente a sus narices, el rubio no dejaba de llorar y temblar, pero convencido de lo que hablaba, Heero aguza la mirada y sus ojos se retan

Heero. Imbécil

El insulto del ojiazul sorprende a todos, menos a quien está frente a él

Heero. ¿Cómo te atreves? Perdí a mi mejor amigo, ellos perdieron a su familia

Señala hacia atrás, donde estaban las dos mujeres, aunque el rubio no las miraba, no dejaba de observar al otro, los ojos comenzando a humedecerse

Heero. Deja de actuar como si fueras el único que sufre… ¿acaso tú…?

Por primera vez la voz del ojiazul se quiebra, Quatre aprieta los labios contra sus dientes, volviendo a temblar

Heero. ¿Tienes idea de cuánto me duele?... ¿De cuánto lo quería?... ¡Maldición!

Molesto se inclina un poco más al frente hasta colocar la frente sobre el hombro del rubio, apretando con su mano izquierda el hombro contrario y golpeando la pared con su otro puño, Quatre le escucha sollozar y sus lágrimas vuelven a caer, era la primera vez que lo veía llorar, lo escuchaba débilmente mientras sus hombros se agitaban

Duo se cubre la boca con la mano derecha y también llora, observando a los dos, ese momento en el que él era ajeno, solo ambos podían comprender esa clase de dolor. Poco a poco Quatre sube sus brazos y cubre a Heero con ellos, luego ambos se abrazan con fuerza, llorando. Trowa se había marchado, era momento de despedirse para siempre y dejarlo ir.

Continuará….

Notas de Autor: Hola, estoy de regreso con este fic, no sé cuanto más dure, pero será muy poco, de 1 a 3 capítulos, de ahí no creo que pase, luego me concentraré en terminar el otro fic de Gundam mientras continúo con los de KPOP, gracias por todo su apoyo, les mando un enorme beso, bye!

Siguiente capítulo

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