jueves, 5 de noviembre de 2015

Lo que el viento se llevó

Capítulo 14. El dolor que no se olvida



Conforme los minutos pasaban, la tensión crecía, estaba ansioso y asustado, no tardaría en estar frente a Wufei, en cualquier momento podía llegar y verlo, seguramente le diría a Traize y entonces la magia terminaría, su esposo lo llevaría de nuevo con él, Heero iba a formar parte de un futuro inexistente... ¿pero en qué estaba pensando? No tenía por qué imaginarse algo así, porque debía de confiar en Heero y en sus amigos, ellos jamás iban a dejar que Traize se saliera con la suya, aunque el miedo a volver a verlo no era tan fácil de desaparecer, por eso lo mejor era hablar sinceramente con Wufei y pedirle que no dijera de su paradero. Había encontrado la felicidad y no quería perderla, el pelinegro debía de entenderlo...

Ya había firmado su contrato, llevaba casi una hora sentado en su puesto, los teléfonos estaban muy tranquilos y no tenía nada que hacer, a su lado había una computadora pero no sabía usarla, prácticamente estaba bostezando, pero para su fortuna (o infortunio) el teléfono suena por quinta vez en una hora, Duo se pone derecho y descuelga el aparato

Duo. Oficina de Marshall Noventa ¿En qué puedo ayudarlo?

Wufei. Vaya, hasta con secretario... Oh sí, perdón ¿me comunica con el señor Marshall?

Duo. No está

Wufei. ¿Te dejo un recado?

Duo. Sí

Wufei. Dile que hoy no podré asistir, tengo otro compromiso

Sacando la libreta de apuntes, Duo anota el mensaje

Duo. ¿De parte de quién?

Wufei. Chang Wufei

El cuerpo de Duo se paraliza al oír aquel nombre, estaba hablando con el pelinegro por teléfono, se sentía impactado y había perdido el habla unos momentos

Wufei. Te lo encargo

Duo. Sí... sí

Nervioso cuelga enseguida el teléfono, Wufei siente el corte muy rebuscado y mira el aparato celular en su mano unos momentos, no le toma mucha importancia y lo deja sobre el mueble junto a la cama

Relena. ¿Solucionado?

Wufei. Sí

Sonriendo a la chica a su lado, se acerca para darle un beso en los labios, y con el brazo que rodeaba sus hombros, la atrae hacia él en un cariñoso abrazo, ella estaba muy sonriente, acariciándole el pecho con la yema de sus dedos y bajo las sábanas ambos cierran sus ojos, últimamente se veían con más frecuencia, y poco a poco el pelinegro disfrutaba cada vez más de su compañía...

Visiblemente nervioso, Duo jugaba entre sus dedos una lapicera, estaba preocupado, solo de oír la voz del chico, toda su piel se había enchinado

Duo. Debo ser fuerte, esto no me debe afectar

Cerrando sus ojos se convence firmemente de ello, tal vez así lograría vencer el miedo, pero además, tenía un arma aún más poderosa, pues aunque sonara bobo y cursi, el amor que sentía por Heero le iba a ayudar a seguir adelante y superar todos sus miedos. Solo de acordarse del ojiazul, sonríe tiernamente, llevándose una mano al pecho, en esos momentos su mayor fuerza era él...

Al saber que ese era el primer día de trabajo de Duo, el ojiazul no podía dejar de sentirse intranquilo, y no porque en sí fuera el primer día de trabajo de su trenzado, sino porque éste era al lado de Marshall Noventa, un tipo nefasto que lo miraba lujuriosamente, sentía asco solo de recordarlo, y también mucho coraje, lo que menos deseaba era que Duo viviera nuevamente los desagradables momentos que había pasado en su primer trabajo, solo de acordarse se le revolvía el estómago... se revolvía entre las sábanas de su cama, ese día ni siquiera había querido asistir a la escuela, esperaba impaciente a que dieran las 5 de la tarde e ir por Duo a la empresa del señor Darlian

Heero. Aún falta

Miraba su reloj, viendo con fastidio que apenas eran las 10 y media de la mañana, su novio entraba a trabajar a las 9, él mismo lo había llevado hasta la puerta y él mismo se encargaría de recogerlo, no sabía cómo iba hacer los días venideros, pues tenía que asistir a sus clases e ir y llevar a Duo consumía parte de su tiempo escolar, pero es que quería asegurarse personalmente que el trenzado llegara y saliera con bien de su trabajo, no le tenía ni un gramo de confianza al señor Marshall, sabía que no era de fiar, unos ojos como los de él no eran de alguien bueno.

Tampoco podía depender de Quatre, ya que él trabajaba y estudiaba, le era imposible llevar y recoger a su amigo, y de Trowa tampoco, desafortunadamente su amigo ya no podía conducir y prácticamente no lo dejaban salir solo

Heero. Que difícil

Por más vueltas que le daba no encontraba una solución razonable, ya que la única alternativa que quedaba era que Duo hiciera todo eso solo, comenzar a manejarse sin compañía por la ciudad, pero es que temía tanto por su seguridad, porque el ojivioleta era muy noble y confiado, fácilmente alguien lo podía engañar, pero aunque no quisiera, esa era la única solución si quería seguir asistiendo a la escuela... enojado se sienta rápido en la cama, odiaba admitirlo, pero debía dejar que Duo comenzara a independizarse, no podía depender toda su vida de él y sus amigos

Heero. Maldita sea

Rara vez dejaba que el coraje se apoderaba de él, odiaba dejarse llevar por cualquier tipo de pasión, siempre había moderado sus emociones, pero ahora no podía dejar de sentirse molesto e impaciente, si tan solo Duo no fuera tan testarudo no estaría pasando por aquello, porque se había cansado de decirle que no trabajara cerca del señor Noventa, pero el trenzado había decidido no hacerle caso, solo esperaba, rogaba porque no fuera a querer pasarse con su novio, porque si lo hacía, no le importaba convertirse en un homicida...

Ya era casi la hora de comer y Duo no tenía noticias de su jefe, seguro que había salido junto a Darlian en un asunto de negocios y no habían vuelto, eso lo hacía sentirse un poco aliviado, al igual que Heero, desconfiaba de Marshall, pero no había podido rechazar la oferta de trabajo, el padre de Relena había sido muy bueno en darle una oportunidad... un poco más tarde, una de las secretarias de ese piso, pasa frente al escritorio y al ver al trenzado se detiene, nunca había visto a ese chico tan lindo trabajando ahí, seguro que era nuevo y no perdería la oportunidad, sonriendo se acerca a él en gesto coqueto, parándose frente al escritorio, Duo voltea y se sonroja ante la mirada intensa e insistente de la chica

Maya. Hola lindo ¿eres nuevo?

Duo. Este... sí, lo soy

Maya. Veo que serás el secretario del señor Noventa

Duo. Asistente

Maya. Ya veo

Inclinando su cabeza hacia la derecha, la chica se quita un poco de cabello del lado izquierdo, cerrándole un ojo al trenzado, era una chica bastante guapa y también muy atrevida, el ojivioleta sonríe nervioso y se sonroja aún más, nunca antes una chica le había coqueteado de esa forma, debía admitir que se sentía bonito, pero también bochornoso, además él no estaba interesado, él tenía a Heero

Maya. Falta poco para la hora de la comida, te veo en el comedor

Duo. Sí, allá nos vemos

Maya. Está en planta baja, no te me vayas a perder

Mordiéndose el labio inferior ligeramente, acaricia con su dedo índice la mejilla de Duo, él instintivamente se hace un poco hacia atrás, volviendo a sonreír con farsa, ella suelta una risita tonta ante la reacción y se aleja del escritorio, mandándole un beso al trenzado con la mano y marchándose después, Duo deja de sonreír y suspira levemente

Duo. Que chica tan extraña

Golpeándose un poco las mejillas, Duo intenta espabilarse y fija su mirada después en el teléfono ¿podría usarlo para llamar a Heero? No, seguramente lo regañarían si lo usara para asuntos personales, así que se resigna enseguida, volviendo después a aburrirse. Poco después, para su desgracia, su jefe vuelve, ésta vez solo, y sonreía ampliamente

Marshall. ¿Algo importante?

Rápidamente y con movimiento torpe, Duo agarra la libreta donde tenía sus anotaciones

Duo. Llamó Lara Minster, que la comida de mañana se cancela, y Wufei, que hoy no vendrá porque tiene asuntos que atender, las demás llamadas eran para hablar directo con usted, no dejaron recado

Marshall. Perfecto...

El trenzado estaba nervioso porque no sabía cómo pasar recados y quería hacerlo lo mejor posible, pero su jefe no había notado nada de ello, él parecía entretenido viendo las facciones del hermoso rostro de Duo, el trenzado lo nota y se pone más nervioso

Duo. ¿Algo más?

Marshall. Nada, vas bien... si quieres adelanta tu hora de comida

Duo. Sí

Enseguida y rápidamente, Duo acomoda un par de cosas y se marcha a planta baja, Marshall lo mira marcharse sonriendo complacido, realmente no necesitaba de tener dos asistentes, con Wufei le bastaba, pero había querido tener ahí al trenzado, simplemente le alegraba la vista sobremanera, y quien sabe, tal vez su plan de comprarlo con lujos estaría más cerca de lo que tenía planeado...

Cuando es realmente la hora de comer, demás trabajadores de la empresa, comienzan a llegar a los comedores, la chica de antes entre ellos, iba acompañada de otras dos chicas, que también se veían igual de coquetas que ella. La chica enseguida que ve a Duo sentado solo casi en un rincón, lo señala a sus amigas y ellas lo miran con interés, soltando ambas unas risas tontas, el trenzado alcanza a oírlas y voltea, sorprendiéndose de ver a la chica atrevida nuevamente, ahora acompañada, enseguida vuelve a sonrojarse, y se incomoda cuando ve que las tres se acercan a él

Maya. Hola lindo

Duo. Hola... de nuevo

Maya. Ya ni me presenté, soy Maya, y ellas son Rina y Lana

Lana. Hola

Rina. Mucho gusto

Duo. Hola

El trenzado se mostraba amable, pero no quería a esas mujeres cerca de él, las tres tenían miradas muy profundas y libidinosas, parecía que se lo querían comer

Maya. Vamos por comida, nos vamos a sentar contigo ¿eh?

Duo. Este... Sí

Las tres chicas se marchan moviendo las caderas con pomposidad, y nuevamente el suspira cansado, no podía ser grosero con las chicas, o más bien no quería ser grosero, no estaba en su naturaleza, además tenía la mala experiencia con su compañera Hilde, no le gustaba ser rechazado y seguro que cuando esas tres quisieran saber más de él, si se daban cuenta que salía con un hombre lo iban a despreciar...

Sintiendo cansado el brazo, Wufei logra con esfuerzo sacarlo de abajo del cuerpo de Relena sin despertarla, suavemente se levanta de la cama y colocándose la ropa interior se acerca a la ventana de aquel cuarto de Motel, mirando el paisaje tranquilo de esa parte de la ciudad, podía ver su reflejo en el cristal, tenía una mirada muy triste

Wufei. Traize, pronto vendrás, y no es por mí... vienes por él

Apretando con fuerza sus labios intenta no llorar, pasarse la vida llorando por alguien que nunca lo había amado no era algo que debiera hacer, mal o bien, ahora estaba con Relena, tal vez por los motivos equivocados, pero cada vez se convencía que estar con ella sería buen medio para olvidar a Traize ¿y por qué no? Llegar a ser feliz

Wufei. Espero que pueda hacerlo... ya no te quiero amar

Colocando su mano sobre el cristal, cierra su puño al mismo tiempo que los ojos, comenzando a sollozar, Relena había despertado segundos atrás y abriendo sus ojos mira hacia la puerta de la habitación, oía los sollozos de su novio y también había oído sus últimas palabras, ella también se sentía ofuscada, ya no quería amar a Heero, pero por más intentos por querer lograrlo, fallaba una y otra vez, pues en el mismo plano de ideas que Wufei, ella se quería olvidar de Heero, así como él de Traize "Un clavo saca a otro clavo" ¿cruel? Demasiado ¿injusto? También, pero era la única forma y ambos lo sabían, aunque jamás lo dirían uno al otro...

Durante la comida, las tres chicas coquetas no habían parado de hablar, Duo solo las había oído sin mostrar interés, a veces hasta se perdía en la plática, y francamente no le interesaba saber de qué conversaban... después de aquella molesta hora en los comedores, los empleados regresan a sus puestos, las chicas habían llevado a Duo hasta su lugar de trabajo y se habían despedido igual de coquetas.

Después de eso, Marshall ya no había salido de su oficina ni había dejado otro pendiente a Duo, así que hasta la hora de su salida, el trenzado no había hecho más que bostezar. Cuando deja todo acomodado, se comunica con su jefe a través de la línea telefónica y sale aprisa de las instalaciones, Heero le había dicho que iría por él y estaba ansioso por verlo, llega a la salida casi corriendo pero lamentablemente Heero no estaba ahí, suspirando resignado, se queda cerca de la puerta a esperarlo, el guardia se acerca a él

Guardia. ¿Esperando joven?

Duo. Sí

Guardia. ¿A su novia?

Duo. No, yo... a un amigo

Guardia. Ya veo, ojalá no espere mucho

Duo. Sí, gracias

El encargado de la puerta se retira y vuelve a su puesto, acostumbraba a preguntar si alguien se quedaba afuera, a Duo le había parecido muy extraño verlo, pero no desconfía de él... no mucho después, un taxi que se detiene a la entrada de la empresa llama la atención del trenzado, y como bien suponía, Heero baja de él, el trenzado sonríe contento y camina hacia él simultáneamente con los pasos de su novio, hasta que quedan frente a frente, Heero estaba muy contento de verlo pero se veía muy normal

Duo. Hola

Heero. Hola

Sin importarle que estaban en vía pública y frente al guardia, Heero sujeta la barbilla de Duo y le da un beso en los labios, haciéndolo sonrojar, cuando se separan el trenzado intenta decir algo, pero nuevamente Heero lo besa, acariciando después la mejilla

Heero. ¿Cómo te fue?

Duo. Bien, todo tranquilo, poco trabajo, pero bien

Sonríe apenado, en cambio Heero lo mira serio, no quería mostrarse tan frío frente a él pero aún seguía molesto porque Duo había aceptado aquel trabajo. Soltando su mejilla lo toma de la mano y caminan marchándose de ahí, ninguno había notado que las tres chicas coquetas habían mirado la escena, las bocas les llegaban casi hasta el suelo

Maya. Los más lindos siempre son Gays

La voz derrotada de la chica hace suspirar a las otras dos, las cuales estaban de acuerdo en lo que había dicho su compañera

Lana. Aunque... se ven lindos juntos

Rina. El otro es muy apuesto

Ahora las tres suspiran resignadas, ahora debían buscar otros hombres, porque esos dos que se acababan de marchar, estaban descartados... Llevaban tomados de la mano por varias cuadras, y Duo no dejaba de platicar a su novio sobre aquel día, contando también lo de las chicas coquetas, historia que al ojiazul no le había agradado para nada, pero confiaba en su novio plenamente y sabía que nunca les haría caso, por eso no se preocupaba

Duo. ¿A dónde vamos?

Heero. A beber algo

Duo. Oh, está bien

A pesar de que le daba vergüenza, se agarra del brazo de Heero y recarga su cabeza en el hombro de su novio, a Heero le agrada la acción y sonríe levemente, ya extrañaba la cercanía del cuerpo del trenzado, su sola presencia se había convertido en una necesidad, le asustaban sus sentimientos, eran tan fuertes que provocaban terror, debía de admitirlo...

Preocupado porque su novio lo había dejado plantado, Quatre se escapa de su última clase para visitar al ojiverde en su casa, habían quedado de verse para comer y Trowa jamás había llegado, tal vez le había pasado algo y eso lo tenía angustiado... cuando el rubio llega a la casa, su cuñada le abre la puerta y se sorprende de verlo con un gesto de preocupación, y él, olvidando toda educación entra a la casa

Quatre. ¿Qué le pasó?

Catherine. ¿A quién?

Quatre. ¡A Trowa!

Catherine. Nada, está en su cuarto

Suspirando aliviado, el rubio se lleva una mano al corazón y sonríe, Catherine le ofrece que pase a su habitación, y él sin tener que oírlo dos veces hace caso, subiendo deprisa, sin tocar la puerta entra y Trowa se sorprende de verlo ahí, también le parece extraño, Quatre sonríe contento y enseguida se avienta a los brazos de su novio que estaba sentado en la cama

Trowa. ¿Qué sucede amor?

Quatre. Estaba muy preocupado ¿por qué no fuiste?

Trowa. ¿A dónde?

El rubio suelta a Trowa y se aleja un poco de él, mirándolo fijamente, el ojiverde estaba muy confundido, también le miraba a los ojos

Quatre. Nos quedamos de ver para comer

Trowa. ¿Hoy?

Quatre. Sí, hoy

Los ojos desorbitados de Trowa hacen entender a Quatre que algo no está bien, haciéndolo sentir un fuerte golpe en el pecho, pero armándose de valor le sonríe, acariciándole los cabellos después

Quatre. No te preocupes

Trowa. Yo... lo olvidé, completamente

Quatre. No importa

Trowa. ¿Por qué?

Enojado cierra los ojos y se aprieta los laterales de su cabeza con ambas manos, se veía muy desesperado, Quatre se siente fatal al verlo así y lo abraza, logrando no llorar, no debía llorar, aunque sabía que aquel era signo de que la enfermedad progresaba

Quatre. Todo está bien

Trowa. Sí, estará bien

Haciéndose el optimista también intenta sonreír, pero el esfuerzo era muy grande, se sentía fuertemente impotente, Quatre deja de abrazarlo y le sonríe ampliamente, volviendo a acariciarle algunos cabellos, después le besa la frente

Quatre. Ahora vuelvo

Trowa. Sí

Pareciendo normal hasta que sale de la habitación, sin borrar un solo segundo su sonrisa, y Trowa se sentía tranquilo, pero en cuanto el rubio está fuera, se tapa la boca con una mano haciendo mucha presión, sintiendo un fuerte dolor en el pecho, y antes de soltar el llanto en pleno pasillo, corre al baño y se encierra, comenzando a llorar, pero haciendo esfuerzo por no hacerlo en mayor volumen, sus lágrimas caían gruesas y con fuerza cierra los ojos

Quatre. Tranquilízate, nadie debe verte llorar... fuerza, por favor dame fuerza

Incapaz de hablar, miles de ideas cruzaban por su mente, no era ningún secreto la pronta muerte de su novio, tampoco que los efectos de la enfermedad serían dolorosos, pero aun así el dolor no se reducía, y él cada día se sentía más derrotado...

Habían pedido bebidas ligeras y bebían poco a poco, Duo no dejaba de hablar, platicándole a Heero historias de cuando vivía en Santa Fe, y como siempre, el ojiazul lo escuchaba paciente, atento y muy interesado, aunque él no tenía mucho que decir.

Poro después llega el momento que al trenzado se le acaba la conversación y entre ambos no se escuchaba más que el sonido de los hielos cuando levantaban su vaso, de pronto el ojivioleta se veía perdido en algún pensamiento que lo aturdía, pero no quería decirlo, Heero se da cuenta que algo le pasa y lo mira fijamente

Heero. ¿Estás bien?

Duo. ¿Eh?... sí

Sonriendo intranquilo, desvía su mirada y bebe después, pero a su novio no le convencía aquella mala actuación, así que tomándole la mano por encima de la mesa, lo mira preocupado directamente a los ojos, sin hacerse necesario que diga algo, Duo entiende con ese gesto que el ojiazul quería que le contara todo, entonces no lo puede evitar y se muestra angustiado

Duo. Trabajaré al lado de Wufei

No estaba de más que a Heero aquello no le gustara, porque era obvio que representaba un peligro para su querido Duo, por eso no tarda en mostrarse más que sorprendido, estaba muy molesto, por eso aprieta la mano de su novio contra la suya

Heero. No regresarás a ese lugar

Duo. Pero...

Heero. ¡Sin excusas!

No le gustaba mostrarse duro, pero no sabía qué demonios necesitaba Duo para convencerse de que no debía trabajar en ese lugar, y la verdad a él le preocupaba mucho que lo estuviera haciendo. En cambio Duo se siente dolido por aquella actitud y retira su mano de la de Heero, haciendo que el ojiazul cambie su expresión de enojo por una de asombro, el ojivioleta no le miraba a los ojos

Duo. Tú no me apoyas

Heero. Es que...

Duo. Quería más apoyo de tu parte

Los ojos de Duo estaban cristalinos, ahora le volvía a mirar, se veía dolido, y Heero no entendía que demonios pensaba el trenzado, él solamente quería protegerlo, pero Duo buscaba la forma de ponerse en peligro el solo, eso lo molestaba

Heero. ¿Y qué hago yo?

Duo. Dejar de pensar que algo me va a suceder, y apoyarme en mis decisiones

Heero. ¿Aunque sean equivocadas?

La pregunta de Heero hace molestar a Duo, no importa que tan listo fuera Heero, no tenía derecho a cuestionar sus decisiones, ahora estaba decepcionado, así que lo mira con tal sentimiento

Duo. No soy ningún tonto

Heero. Yo...

Duo. ¿Por qué no me comprendes?

Heero. Es que...

Antes de poder decir algo, Duo se pone de pie y rápido sale del lugar, dejando a Heero confundido, no podía entender al trenzado, parecía como si él fuera el malvado, el que no quería entender, pero no se trataba de él, era Duo quien no entendía su posición ante la situación... después de haber pagado las bebidas, sale rápido del lugar, Duo se encontraba a unos cuantos metros de él, se dirigía a la avenida grande, seguramente para tomar un taxi al departamento de Quatre, pero antes de que llegue, Heero le da alcance, sujetándole el brazo, Duo voltea

Duo. Me voy solo

Heero. Escúchame

Duo. ¿Para qué? Para oírte decir que tomo decisiones equivocadas?

Heero. No

Duo. ¿Entonces Heero? Por qué no me apoyas? Por qué te pones en mi contra? Yo necesito que tú...

Sin dejarlo terminar, Heero se acerca y lo abraza con fuerza de la cintura, apoyando su barbilla sobre el hombro del chico y cerrando sus ojos

Heero. Nunca más... quiero verte llorar

Duo. Heero...

Rodando un par de lágrimas por sus mejillas, Duo cierra los ojos y levanta sus brazos para corresponderle a su novio, apretando con fuerza su espalda, el ojiazul estaba muy preocupado, pero a diferencia del trenzado no lloraba. Las personas que pasaban por ahí les miraban curiosas, y ellos simplemente estaban abrazados, ninguno había dicho nada más, poco después se separan y Heero limpia un par de lágrimas de los ojos de Duo

Heero. Entiéndeme, no quiero verte sufrir otra vez

Duo. Pero es que necesito trabajar y...

Heero. ¿Sigues con eso? Hay más trabajos

Duo. Yo le dije al señor Darlian que aceptaba, no le puedo quedar mal

Heero. Es inútil

Enojado suelta completamente a Duo y pasa de él, dirigiéndose hacia la avenida a la que Duo tenía pensado ir desde el inicio, el trenzado se gira y mira su espalda alejarse, de nuevo sus lágrimas comienzan a rodar, quedándose ahí de pie sin intenciones de seguirlo.

Conforme Heero caminaba iba enfriando sus ideas hasta que se detiene completamente, se gira hacia atrás y mira la indefensa figura del trenzado, lloraba y se tallaba los ojos como un niño, no puede evitar enternecerse con aquella visión, entonces aprieta con fuerza sus manos y se regresa, cuando está a su lado Duo lo siente y voltea a verlo, limpiándose las lágrimas enseguida, Heero levanta su mano y sujeta la de Duo, bajando ambas y jalando levemente al trenzado mientras comienza a caminar

Heero. Vámonos

Sabiendo que la conversación jamás llegaría a ningún lado, decide mejor dejarla en paz, porque estaba seguro que algún día, el propio Duo se iba a dar cuenta solo que él tenía razón en enojarse y preocuparse. El ojivioleta sonríe levemente y sigue a Heero, limpiándose las lágrimas con la mano libre... En todo el camino no habían vuelto a charlar, de ningún tema, cuando llegan al departamento del rubio se dan cuenta que no ha llegado aún, así que Heero decide quedarse hasta que Quatre llegue, sentándose en la sala mientras Duo entra a la cocina

Duo. ¿Quieres café?

Heero. No

Duo. ¿Agua?

Heero. No

Duo. ¿Entonces qué quieres? Te preparo algo

Heero. Nada

Las respuestas cortantes de Heero le dan a entender que aún estaba muy molesto, eso lo pone triste, y agacha su mirada unos momentos, pero entonces decide no deprimirse, así que toma un poco de agua y después se sienta a un lado del ojiazul, mirando esa faz de molestia y que no le quitaba lo atractivo

Duo. ¿No me vas hablar?

Heero. No tengo ganas

Duo. Perdóname Heero, sé que estoy siendo obstinado pero entiéndeme, no quiero estar toda mi vida teniendo miedo, ni lamentarme del pasado, yo quiero mi futuro a tu lado, y si tengo que pasar por cosas que me hagan daño entonces lo haré, si te tengo a mi lado sé que podré salir adelante... así tenga que encarar a Traize, aun cuando siento mucho miedo, solo así creceré

Nunca desde que Duo le había contado lo de su nuevo trabajo había visto ese lado del asunto, de hecho era la primera vez que su novio le explicaba los verdaderos motivos, y que además eran más comprensibles que solo decir que no podía faltar a su compromiso con el padre de Relena, o decir que necesitaba del trabajo, ahora Heero lo mira a los ojos y le sonríe, subiendo su mano hasta acariciarle la mejilla

Heero. Te entiendo

Duo. ¿De verdad?

Heero. Sí, aunque aún sigo creyendo que dejar de trabajar ahí es lo mejor, pero si ya tomaste tu decisión, entonces te apoyaré

Duo. Heero...

Heero. Pero si el tal Marshall te hace algo, no me importará motivo alguno, te sales de ahí ¿de acuerdo?

Duo. De acuerdo

Más contento no podía estar por el momento, y sonriendo ampliamente abraza con fuerza a su novio, el cual enseguida le corresponde el abrazo

Duo. Te amo tanto ¿sabes? Eres muy bueno, creo que si estás a mi lado valdrá la pena todo lo malo que pueda pasarme, porque la recompensa es muy enorme en comparación al daño que pueda recibir

Sorprendido por aquella declaración, separa a Duo de su cuerpo y lo mira a los ojos, apoderándose de sus labios enseguida, jamás alguien lo había hecho sentir tan especial. Al principio Duo se había sorprendido por la repentina acción, pero cerrando sus ojos le correspondía aquel cálido beso, cuando se separan el ojivioleta sonríe

Duo. Me gustan tus besos

Riendo tontamente y haciendo sonrojar a Heero. De nuevo se quedan en silencio, uno al lado del otro en el sillón, Duo se sentía muy tranquilo y cómodo, en cambio Heero se sentía nervioso, estaba tan cerca de Duo que no le era ajeno el calor de su cuerpo, además estaban solos en el departamento, se sonrojaba solo de pensar en lo que pudieran estar haciendo, pero el trenzado no estaba pensando en nada así, por lo que inocentemente recarga su cabeza en el hombro de Heero y coloca su mano sobre el pecho de su novio, bajándola después a la cintura, abrazándose de él

Duo. Que rico hueles... quédate a dormir

Heero. Pero...

Duo. La otra vez que dormí junto a ti soñé bonito, y me gusta que me abraces

Levantando un poco su cabeza del hombro, le da un beso en la mejilla, sonriéndole después, y Heero solo lo miraba, se corresponden las miradas

Duo. Ándale ¿sí?

Heero. No puedo

Duo. Si puedes

Sonriéndole tiernamente, suelta la cintura de Heero y se acerca de nuevo para besar sus labios, sonríe y nuevamente lo besa, ésta vez el ojiazul le corresponde, acariciándose las lenguas en un beso profundo, por instinto Duo se sujeta de la pierna de Heero para apoyarse, haciendo que él se sonroje por completo, había sentido cosquillas hasta su entrepierna, pero a pesar de ello no se separa de él, se gira levemente hacia el trenzado y le coloca una mano sobre el rostro, besándose hasta que les falta el aliento

Duo. Hazme tuyo

Heero. ¿Eh?

Completamente rojo lo mira confundido fijamente a los ojos, no podía creer que el trenzado le estuviera diciendo eso ¿qué debía hacer?

Duo. Que haré el desayuno

Heero. ¿Desayuno?

Duo. Sí, si te quedas a dormir

El trenzado le sonreía ampliamente, mirándolo con ilusión de que le contestara que sí, pero Heero que había entendido mal en un principio estaba sin palabras, completamente avergonzado, deseaba hacer suyo a Duo y aquella idea lo estaba volviendo loco, pero él realmente amaba al trenzado y quería esperar por él, aun así tuviera que esperar años por aquel glorioso acto

Heero. Está bien

Duo. ¡Qué emoción!

Contento porque le había contestado que sí, Duo lo abraza con fuerza, poniéndose unos instantes de pie para poder subirse a sus piernas, quedando frente a frente y volviendo a besarse después. En ese momento entra Quatre al departamento y lo primero que ve es aquella escena, sonrojándose enseguida, no encuentra que hacer y nervioso intenta cerrar la puerta e irse para dejarlos solos, pero hace ruido haciendo que ambos se separen y volteen hacia él, Heero se sonroja completamente, y Duo sonríe nervioso, sonrojándose solo un poco

Quatre. Yo... este... continúen, yo... me voy

Duo. Hola Quatre, tu pásate

Quatre. Bueno, con permiso, y, disculpen

El rubio entra y cierra la puerta, dirigiéndose enseguida a su habitación para no seguir haciendo mal tercio, pero antes de llegar hasta ella Duo lo detiene

Duo. Heero se va a quedar a dormir ¿está bien?

Quatre. Claro... si quieren yo me voy, o...

Duo. No seas tonto, no vamos hacer el amor

Solo el trenzado hablaba con normalidad, tanto Quatre como Heero estaban avergonzados, sobre todo el ojiazul, que ni siquiera miraba al rubio como lo hacía Duo

Heero. Mejor no me quedo

Duo. Pero Heero...

Heero. Mañana te vas conmigo ¿sí?

Duo. Está bien

Sin gustarle del todo que Heero se haya arrepentido, Duo baja la mirada tristemente y después se baja de las piernas de Heero, el ojiazul se pone de pie al igual que su novio y se agarran de las manos

Quatre. ¿Ya te vas?

Heero. Sí

Quatre. Que te vaya bien

Heero. Gracias

El rubio entra a su habitación dejando solos a ambos muchachos

Heero. Lo siento

Duo. No te disculpes, te da pena con Quatre, lo sé

Heero. ¿Seguro?

Duo. Claro que sí

Sonriéndole al ojiazul, lo besa en la mejilla y después caminan hacia la puerta donde se sueltan de las manos y se besan en la boca, después el trenzado abre la puerta

Heero. Adiós

Duo. Te vas con cuidado ¡y sueñas bonito!

Heero. Sí

Sonriéndole a su novio, Duo agita su mano en despedida y cuando Heero se ha marchado un par de pasos entonces cierra la puerta, suspirando contento, enseguida corre a la habitación de Quatre y entra

Duo. Estoy enamorado, muy enamorado

Quatre. Se nota

Aunque el rubio no se sentía de ánimos, le sonríe a su amigo, y Duo no nota los ojos tristes del rubio porque solo estaba pensando en Heero, por eso se sienta en la cama junto a su amigo

Duo. ¿Te confieso algo?

Quatre. Claro

Duo. Tengo muchas ganas de hacer el amor con Heero

Quatre. ¿No lo han hecho?

Duo. No, es que... no me siento listo, y no porque no lo ame, es que... recuerdo lo que me hacían aquellos hombres, y como Treize me... ya sabes

Quatre. Duo...

Dejando de sonreír, Quatre se acerca a Duo y le coloca una mano en la cabeza, jalándolo levemente hacia abajo, hasta que la cabeza del trenzado se apoye en su regazo, entonces él cierra los ojos y siente la mano del rubio acariciarle los cabellos

Duo. ¿Cómo olvidar que tocaban mi cuerpo? Me siento sucio, a veces creo que Heero necesita de alguien que esté limpio

Quatre. No digas eso, si Heero está contigo es porque te acepta completamente, sabes que él conoce tu pasado, él sabe lo que te hicieron, pero no le importa, porque te ama ¿de acuerdo? Así que no pienses tonterías

Duo. Tienes razón

Quatre. Estoy seguro que hacer el amor será para ambos muy hermoso, porque cuando dos personas se aman, aunque pasen por un sufrimiento grande, entonces...

Cuando escucha la voz de Quatre quebrarse y un par de gotas sobre su rostro, Duo abre los ojos enseguida y mira al rubio, estaba llorando y era obvio que no por lo que conversaban, simplemente había recordado lo sucedido aquella tarde con Trowa, las palabras que decía a Duo eran pensando en su situación, porque realmente creía que si él y el ojiverde se amaban y pasaban al mismo tiempo por un sufrimiento grande, aun así el acto de hacer el amor no perdía su hermosura... preocupado el trenzado se levanta del regazo de su amigo y le acaricia la mejilla

Duo. ¿Qué tienes?

Quatre. Está empezando Duo

Duo. ¿Qué cosa?

Quatre. La enfermedad de Trowa está comenzando a avanzar... no quiero que siga ¿por qué no se detiene?... ¿Por qué se tiene que morir él? No quiero... no quiero que se muera

A diferencia de su problema, para éste no había palabras que decir, porque nada que dijera alejaría el dolor ni evitaría que sucediera lo que todos temían, Duo lo sabía, por eso simplemente abraza a su amigo con fuerza, dejando que llore hasta desahogarse, no tenía ni la más mínima idea del sufrimiento que atravesaba Quatre, lo único que podía hacer, era prestar su hombro para las amargas lágrimas de su amigo...

Cuando Heero llega a su departamento, se dirige directamente a su habitación, tirándose en la cama sin siquiera quitarse los zapatos, miraba el techo perdidamente, como si no pensara en nada, hasta que recuerda la penosa escena en el departamento de Quatre, lo que había entendido mal y los besos que se había dado con el trenzado, se sonroja al acordarse, Duo era su primera relación formal, no sabía qué pasos dar, lo único que sabía era lo mucho que amaba y deseaba, aunque él también tenía sus propios temores

Heero. Cierto

Aunque no fuera gran amante de las conversaciones, sabía que con Trowa podía hablar de lo que fuera, por eso decide llamarlo, aún era temprano y seguro que se encontraba despierto.. su suposición es acertada y habiéndole contestado Catherine, enseguida le pasa con su hermano, a Trowa no le sorprende la llamada y la toma gustoso desde su habitación, donde estaba sentado en la cama

Heero. Hola ¿cómo estás?

Trowa. Bien, tranquilo ¿y tú?

Heero. Duo trabajará junto a Wufei

Trowa. ¿De verdad? Eso no es bueno

Heero. Lo sé, pero no lo convencí

Trowa. Bueno, supongo que él tiene su propia forma de ver las cosas

Heero. Sí

Si bien Trowa no conocía bien a Duo, se notaba que era de aquellas personas que siempre veían las cosas de un modo muy particular, él y Heero tenían casi el mismo tipo de ideas, así que seguramente él tampoco entendería su postura

Trowa. ¿Y qué piensas hacer?

Heero. Nada, ya decidió

Trowa. Mnh, supongo, espero que todo esté bien

Se quedan en silencio unos momentos, el ojiverde estaba dispuesto a escuchar al ojiazul, porque no tenía deseos de contarle lo sucedido aquella tarde, por eso espera a que Heero reanude su conversación, después de todo siempre pasaba así

Trowa. ¿Hay algo que te preocupe?

Incluso con su mejor amigo, había cosas que Heero se avergonzaba de contar, por eso se queda callado unos momentos, enrollando con dos dedos el cordón del teléfono

Trowa. Es sobre Duo ¿verdad?

Heero. Nosotros.. no lo hemos hecho

Su forma de decirlo hace sonreír un poco a Trowa, hasta parecía que a Heero decir eso le costaba un esfuerzo sobrehumano

Trowa. Y tú lo deseas ¿verdad? Es natural, él te gusto casi desde el inicio, lo pintaste desnudo, y siempre sentiste tensión sexual ¿no? Ahora que son novios lo más normal es que te impacientes, pero a la vez sabes que no es fácil para él por lo que sucedió ¿me equivoco?

Heero. Maldición Trowa ¿eres brujo?

Lejos de estar enojado, a Heero le parecía un gran halago que Trowa lo conociera tan bien, parecía como si leyera su mente

Trowa. ¿Es eso lo que te preocupa?

Heero. Hay otra cosa

Trowa. Cuéntame, no lo sé todo

Heero. Es que...

Como si se hubiera arrepentido, Heero se queda completamente callado, jugando aún sus dedos en el cordón del teléfono, al principio el ojiverde se queda perplejo sin poder descifrar lo que su amigo quería decirle, hasta que siente que ha entendido y vuelve a sonreír levemente, a pesar de la dureza y la frialdad, Heero seguía siendo un niño

Trowa. ¿Es porque eres virgen?

Heero. Sí

Sonrojado hasta las orejas, deja de enrollar el cordón

Trowa. ¿Y porque él tiene mucha experiencia?

Heero. Sí

Trowa. Ya veo

Por respeto no reía, aunque tampoco es que le pareciera que Heero era muy tonto o que la situación fuera graciosa o patética, simplemente le parecía curioso que el ojiazul se preocupara de esas cosas

Trowa. Lo amas ¿cierto?

Heero. Sí

Trowa Y él te ama, supongo

Heero. Sí

Trowa. Entonces no te detengas en pequeñeces, a él no le va a importar si tienes experiencia o no ¿verdad?

Heero. Y si... ¿no le gusta?

Trowa. ¿Desde cuándo importa eso? Te preocupa que piense que eres malo en la cama?

Para Heero era muy difícil tratar esos temas, pero parecía que a su amigo le iba bien manejándolos, él simplemente se quedaba casi mudo, no sabía que responder

Heero. Sí, algo así

Trowa. No seas vanidoso

Heero. Para ti es fácil... tú y Quatre...

Trowa. Hemos estado juntos muchas veces, pero la primera vez ninguno tenía experiencia, y hasta estas fechas jamás me ha dicho si soy bueno, esas cosas no importan ¿y qué si eres malo? Mientras se amen, no importará ¿de acuerdo?

Heero. Sí... gracias

Para Heero siempre era un gran alivio charlar con Trowa, por alguna extraña razón siempre sabía que decir, lograba hacerlo sentir bien y escuchar lo que quería y necesitaba, no podía ni imaginar que haría sin él. Para el ojiverde era difícil exponer su opinión, sabía que solo con Heero podía hacerlo, porque su amigo era aún más serio que él, además le gustaba mucho serle útil, lástima que el tiempo que les quedaba juntos cada vez era menor...

Los papeles se habían invertido y ahora Duo acariciaba los cabellos de Quatre que estaba acostado en la cama con la cabeza sobre su almohada, el trenzado apoyado sobre su codo se inclinaba hacia él, llevaban varios minutos callados y el rubio había dejado de llorar, pero aún tenía los ojos rojos, y miraba al vacío

Duo. ¿Te sientes mejor?

Quatre. Sí, gracias

Duo. Perdóname amigo, no sé qué decirte

Quatre. No hay palabras Duo, pero agradezco tu compañía, si no hubieras aparecido de nuevo en mi vida, no sé qué haría

Duo. Quatre...

Quatre. No quiero ni pensarlo, pero tal vez suceda que se olvide de todo

Duo. ¿Trowa?

Quatre. Sí... y no quiero que se olvide de mí

Como bien había dicho el rubio, no existían las palabras que se pudieran decir, porque nada de lo que dijera disminuiría el dolor, o detendría lo inevitable, lo único que podía hacer era estar ahí, y nada más... poco después Quatre se queda dormido, casi en brazos de Duo, que no podía dejar de pensar en el terrible futuro que le esperaba a su amigo con Trowa, y solo de pensar que eso le pudiera suceder a él y Heero, las lágrimas caían por sus mejillas.

Temprano al día siguiente, Traize recibe una llamada de su jefe, el esposo de Duo acababa de salir de bañarse cuando el aparato había sonado, y después de colgar la llamada había aventado el teléfono muy molesto, Marshall le había asignado tareas para los siguientes días, y eso implicaba un obstáculo para su viaje en pro de reencontrarse con su estúpido esposo, pero además también retrasaba su encuentro con Wufei, porque le urgía verlo, no soportaba la idea de que estuviera siendo de alguien más que no fuera él, sobre todo por tratarse de una mujer, que seguramente era una asquerosa zorra. Pero cuando al fin pudiera estar en la misma ciudad que Duo y Wufei, buscaría la forma en que todo volviera a ser como antes, porque no estaba dispuesto a renunciar a ninguno, ni a su esposo, ni a su amante...

Al igual que el día anterior, Heero había llevado a Duo a la empresa donde trabajaba, pero a diferencia del día anterior, ésta vez no iba a poder pasar por él cuando saliera porque no tenía planeado faltar a clases otro día... ya eran las 9 de la mañana y ni su jefe ni Wufei habían llegado, no le gustaba estar sin trabajo, pero agradecía no tener la presencia del pelinegro frente a él. La chica del día anterior pasa por su escritorio cuando han pasado 15 minutos después de la hora de entrada, y al verlo tan aburrido se acerca a él, igual de coqueta que el día anterior, Duo la ve acercarse y pasa saliva, resignándose a otra sesión de coqueteo

Maya. Hola lindo

Duo. Hola, Maya ¿verdad?

Maya. Sí, te acordaste

Duo. Este... sí

Maya. Oye, ayer te vimos

Duo. ¿Eh? Dónde?

Maya. Al salir de aquí

El rostro entero de Duo se tiñe de rojo, eso quería decir que lo habían visto con Heero y se sentía muy apenado, no creía que tan pronto se iban a enterar, ahora debía prepararse al rechazo, aunque ya debería estarse acostumbrando

Duo. Sí, es mi novio

Anticipándose a la obvia pregunta, el trenzado contesta agachando su mirada, Maya abre los ojos ampliamente y subiéndose al escritorio, sujeta al ojivioleta de los hombros, mirándolo a la cara, enseguida él voltea a verla, no entendiendo el porqué de esa extraña reacción

Maya. ¿Y lo dices con ese pesar? Sí tu novio está buenísimo, dilo con orgullo

Duo. ¿Eh?

Casi boquiabierto, Duo no podía creer aquella reacción, esperaba rechazo por parte de la chica, pero parecía que hasta disfrutaba de que él y Heero fueran pareja, nuevamente se sonroja por ello. Poco después y antes que Maya se baje del escritorio, sus amigas llegan a dónde están y también se acercan enseguida al trenzado

Lana. Duo, tienes un novio muy apuesto

Rina. Esta que se derrite de lo bueno

Las reacciones de esas mujeres eran muy extrañas, y él no estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, no sabía que decir, estaba completamente callado, y ellas hablaban entre sí con grandes sonrisas, el trenzado solo las miraba

Marshall. ¡A trabajar!

Al oír la voz del señor Noventa, las chicas guardan silencio y voltean hacia él, que se veía muy molesto por la situación, y ellas se veían asustadas, pero más asustado estaba Duo, pues cuando las chicas se mueven se da cuenta que su jefe no iba solo, Wufei estaba a su lado y al verlo a él como asistente, se veía con cara de asombro, sus miradas estaban cruelmente cruzadas, estaban frente a frente y no podían decir algo, era una situación bastante incómoda, enseguida las tres chicas se marchan, sin darse tiempo de despedirse del trenzado. Enojado Marshall se acomoda el saco y se acerca a Duo sonriéndole ampliamente

Marshall. Hola Duo

Duo. Hola jefe

Marshall. Mira, te presento a Wufei

Tanto el pelinegro como el trenzado se muestran bastante incómodos, incapaces de siquiera volver a verse, Noventa siente la hostilidad y los mira desconfiado, Wufei se da cuenta y antes de que pudiera decir algo, se acerca al escritorio y estira su mano hacia el ojivioleta, mirándolo fijamente, Duo no tiene más remedio que tomar su mano

Wufei. Mucho gusto

Duo. Igualmente

Al soltarse las manos, nuevamente desvían las miradas, Marshall mira al pelinegro

Marshall. Quiero que le enseñes a Duo a usar la computadora ¿de acuerdo?

Wufei. Sí

Marshall. Y ven a la oficina, quiero contarte algo de Traize, hoy le llamé

Wufei. Sí

Sonriéndole nuevamente a su empleado, Marshall entra a la oficina acompañado de Wufei, mientras que Duo se había quedado anonadado en su escritorio, tanto Marshall como Wufei tenían contacto con su esposo, ahora se sentía más nervioso, a pesar de que estaba decidido a enfrentar la situación como llegase

Duo. Heero ¿qué debo hacer? Tú me lo advertiste pero... debo seguir ¿no es así?

Preocupado y sin una visión clara de lo que debía hacer, sube sus brazos al escritorio y esconde su rostro entre ellos, debía pensar bien en qué hacer, no podía vivir con miedo toda su vida, pero tampoco debía ponerse en alto riesgo... pasada media hora, la puerta de la oficina de Marshall se abre nuevamente, saliendo ambos hombres

Marshall. Voy a salir, toma mis llamadas

Duo. Sí señor

Marshall. Puedes llamarme Marshall ¿de acuerdo?

Duo. Esto... sí

Marshall. Bueno, te encargo mucho, hasta luego

Duo. Que le vaya bien

Wufei. Adiós señor Noventa

Marshall. Adiós, y te encargo a Duo, enséñale bien

Wufei. Sí

El socio del padre de Relena se marcha campantemente, dejando solos a ambos empleados, en un momento completamente incómodo, ninguno sabía que decir, aunque había mil y una cosas de las cuales hablar

Wufei. Yo...

Duo. Este...

Al mismo tiempo que comienzan a hablar guardan silencio al escuchar al otro, volviendo a aparecer un momento incómodo entre los dos, ambos desviaban sus miradas y se veían nerviosos, pero tarde o temprano tenían que hablar, y es Wufei quien se anima a romper el hielo

Wufei. Tenemos que hablar

Duo. Lo sé

Wufei. No quiero parecer hipócrita pero... ¿cómo estás?

Duo. Bien, comencé de nuevo

Wufei. Ya veo... tal vez no me creas, pero, me alegro

Mirándolo con escepticismo y fastidio, Duo sonríe sarcásticamente y vuelve a desviar su mirada, mirando cualquier punto muerto

Duo. Es verdad, no te creo

El pelinegro no pretendía ser amigo de Duo, mucho menos ser el amante compasivo que sabe lo que se siente ser el esposo engañado, solamente quería hacerle saber a Duo que nunca había tenido la intención de lastimarlo, por eso la respuesta del trenzado lo había hecho sentir mal, pero comprendía que Duo no podía tratarlo de otra forma, después de todo, tanto él como Traize le habían visto la cara

Wufei. Él me lo contó, me dijo lo que te hacía

Los ojos del trenzado se abren más por la sorpresa y con el rostro sonrojado voltea hacia su antiguo rival, Wufei estaba muy apenado también y se mostraba triste, pero el trenzado lejos de estar triste se veía molesto

Duo. ¿Qué quieres? Hacerte el bueno conmigo? Te acostabas con mi esposo! No quieras ahora venir a decirme idioteces, aunque te lo haya contado, tú no sabes nada, yo viví un infierno a su lado, seguro que a ti nunca te tocó

Ante el coraje de Duo, el pelinegro se queda completamente sin palabras ¿qué podía decir? El ojivioleta tenía todo el derecho de decirle eso y más

Duo. No quiero hablar eso aquí

Wufei. Si quieres... saliendo vamos a mi departamento

Duo. ¿Estás loco? Vamos al mío si quieres, no confío en ti

Wufei. No te culpo, pero no te conviene que sepa dónde vives

Duo. ¿Qué? No entiendo

Wufei. Si lo sé es probable que se lo diga a Traize, y una parte de mí no quiere

Sin entender del todo su postura, Duo enarca una ceja ¿qué trataba de decir Wufei con una parte de él? Seguro que estaba loco

Duo. Está bien, vamos a tu departamento, pero quiero la dirección, se la diré a mi amigo por teléfono, si no aparezco me buscarán

El pelinegro se sorprende tanto de las palabras, como de la mirada de Duo, no veía en él gran rastro del chico que había conocido en la fiesta del trabajo de Traize, seguía siendo el mismo trenzado, pero había algo que lo hacía ver más maduro

Wufei. De acuerdo

Dejando morir el tema, los dos se quedan callados, poco después como si se tratara de simples compañeros de trabajo, Wufei comienza a enseñarle a Duo a usar la computadora, obviamente no podía enseñarle todo el primer día pero sí lo más básico. Cuando se llega la hora del almuerzo, las tres chicas de antes llegan con Duo para llevárselo al comedor, ahora no coqueteaban con él, parecía como si quisieran ser sus amigas, el trenzado ya comenzaba a sentirse menos incómodo, y recordaba bien su antigua amistad con la esposa de Otto, compañero de trabajo de su esposo.

A la hora de salida de la oficina, Duo acomoda las cosas de su escritorio y pide a Wufei la dirección del departamento que rentaba provisionalmente para dársela a Quatre, a quien llama a su teléfono celular, ya que seguramente se encontraría en la escuela, cuando el rubio recibe la llamada acababa de salir de la cafetería, iba junto a Trant y ambos tenían vasos de café en sus manos

Quatre. ¿Diga?

Duo. Hola amigo, soy Duo

Quatre. ¡Hola! Hablas del trabajo ¿verdad?

Duo. Sí, es que pasó algo

Quatre. ¿Qué cosa?

Duo. Necesito hablar con Wufei, voy a su departamento

Quatre. ¡No inventes! Crees que te voy a dejar?

Duo. Quatre...

Quatre. Estas mal de la cabeza Duo, no te vayas con ese sujeto, no es de fiar

Duo. Lo sé, pero debo hacerlo ¿tienes con que anotar? Te doy la dirección

Quatre. ¿No me harás caso?

Duo. Perdóname, y por favor no le digas a Heero, se lo diré después

Quatre. Ay Duo, ya nos veremos y te voy a regañar

Duo. Gracias por preocuparte, nos vemos

Enojado el rubio cuelga el teléfono, ante la mirada confusa y curiosa de Trant, pero estaba muy molesto como para darse cuenta... al colgar Duo el teléfono suspira sin ganas y se levanta de la silla del escritorio, viendo a Wufei

Duo. Vámonos

Wufei. Sí

A diferencia del otro día, salen por otra puerta para ir al estacionamiento, Marshall le había prestado al pelinegro uno de sus carros. Las tres amigas intentan pasar por Duo para que les presentara a su novio que seguramente le esperaba afuera, pero se sorprenden y decepcionan cuando no lo ven en su puesto... Al llegar al auto, Duo desconfía y duda unos segundos antes de subir, Wufei lo hace después y durante todo el camino no habían cruzado palabra alguna, cuando llegaran al departamento entonces hablarían de todo, ambos estaban nerviosos

Wufei. No te fijes en el desorden

Como si fueran a hablar de algún tema agradable, el pelinegro intenta por lo menos ser amigable con Duo, pero él estaba muy serio, no parecía él. Wufei le ofrece algo de beber pero él lo rechaza, lo que quería era ir al grano y no hacer muy larga y más incómoda la conversación. El trenzado se sienta en uno de los muebles de la pequeña sala y Wufei frente a él

Wufei. Quiero disculparme

Duo. ¿De qué?

Wufei. Por mencionarte que él me platicó de lo que te hacía, es obvio que jamás comprenderé tu dolor y sufrimiento, créeme, yo no sabía que te hacía esas cosas, hace poco me lo dijo y...

Duo. No trates de librarte, sus maltratos nada tienen que ver contigo ¿por qué te justificas?

Wufei. Lo siento... Duo, perdóname

Duo. ¿Qué te perdone? Por qué? Por qué te acuestas con Traize? Él no me importa, por mí cásense, hacen linda pareja

Wufei. No por eso

Duo. ¿Por qué?

Wufei. Porque yo no quería destruir su matrimonio, no quería enamorarme de alguien casado, pero sucedió y... me siento muy mal, yo... amo demasiado a Traize, y te envidiaba porque eras aquel con quien él dormía cada noche, y amanecía contigo

Duo. Pero...

Wufei. Aún ahora te envidio, porque a pesar de todo, él te sigue amando con locura, y a mí jamás me amará, aun cuando le supliqué que también me maltratara, que me violara, porque si eso lo hacía feliz ¡entonces yo quería hacerlo feliz!

Duo. Wufei...

Cuando el pelinegro comienza a llorar, Duo no puede evitar sentir lástima, por lo que veía, Wufei era solo una víctima más de su esposo, y él amor que el ojinegro le tenía a Traize era tan grande e incondicional que le resultaba imposible entenderlo

Duo. No te equivoques... no te odio por "destruir" nuestro matrimonio, al contrario, saber que se veían a escondidas es una de las cosas que me ayudó a abrir los ojos, debería de agradecerte

Wufei. ¿Qué dices?

Duo. Yo no amo a Traize, y él tampoco me ama... tal vez nunca, ninguno de los dos se enamoró de verdad

Wufei. No es verdad

Duo. Estas tan ciego que no ves la realidad, si de alguien se enamoró Traize fue de ti

Los ojos negros se muestran sorprendidos por esa declaración ¿pero cómo creerla? Cuando él mismo había visto la destrucción de Traize al ser abandonado por Duo

Wufei. Mentira

Duo. Aquel día de la fiesta, vi cómo te miraba, a mí nunca me miró así, ni siquiera el día de nuestra boda

Wufei. Pero él...

Duo. ¿Crees que maltratarme era amor? Y violarme? Traize no es ningún sádico ¿crees que lo disfrutaba? No Wufei, él simplemente no me amaba

Las palabras de Duo eran difíciles de digerir para Wufei, pero trataba de entenderlas, sin embargo no podía hacerlo, el trenzado en cambio se mostraba tranquilo, mucho más de lo que pensaba que estaría

Duo. Pero en fin, no me interesa si ustedes son felices, te lo dije, por mí cásense

Wufei. Él y yo estamos separados

Duo. ¿Separados?

Wufei. Estoy con la hija de Darlian, Relena y yo hemos estado saliendo

Duo. Algo oí de eso

Wufei. Duo, él te está buscando

Duo. ¿Qué dices?

Las manos de Duo comienzan a temblar levemente, mirando fijo al pelinegro

Wufei. Cuando te fuiste se portó frío conmigo, no comía, dormía muy poco, y no se cuidaba, te quería de regreso, se portaba como loco, porque no estabas con él, me hizo saber que no le importaba, porque solo te quería a ti, por eso...

Duo. ¿Y le creíste? Así es él, como un niño que trata de obtener todo a la fuerza, y se encapricha ¿crees que era porque me amaba? Solo no soportó que me rebelara y lo dejara, no seas tonto

Apretando con fuerza sus manos y labios, Wufei se traga por unos segundos la confesión que tenía que hacerle a Duo, pero entonces se decide después a hacerla

Wufei. Le dije que te había encontrado

Duo. ¿Qué?

Asustado Duo se levanta del sillón, mirándolo con los ojos desorbitados, no podía creer que el pelinegro hubiera hecho algo tan horrible, ahora estaba más inquieto e incómodo

Wufei. Fue nuestro pacto, yo le ayudaría a encontrarte

Duo. ¿Cómo te atreviste? Eres un descarado

Sintiéndose culpable, pero sin arrepentirse de haberlo hecho, Wufei también se pone de pie, mirando fijamente a su rival

Wufei. Lo hice por amor, no es personal ni contra ti, solo quiero verlo sonreír de nuevo

Duo. ¿Y cambio de qué? De mí? De mi felicidad? Yo encontré el amor por fin, Traize es parte de un pasado que no me interesa recordar

Wufei. Perdóname, en el fondo no quería, porque lo quiero a mi lado, pero eso no lo haría feliz, entiéndeme

Duo. No puedo, es infame, déjenme vivir en paz

Wufei. ¡Por favor!

Asombrado por la desesperación de Wufei, el trenzado lo mira sorprendido, el pelinegro lo miraba fijamente a los ojos, se veían desorbitados y brillosos, no tardaba en llorar

Wufei. Vuelve con él, te lo suplico

Duo. ¿Qué dices?

El trenzado no podía creer tan absurda petición, más aún cuando habían hablado que él ya tenía a alguien, Wufei era demasiado egoísta. Pero lo que más sorprende a Duo es cuando ve a Wufei acercarse a él, y al tenerlo frente a frente a escasos centímetros, el chino se hinca, mirándolo a los ojos

Wufei. Por favor... quiero verlo feliz, aunque me destroce, no me importa

Duo. Yo...

Wufei. Haré todo lo que me pidas, humillarme si quieres

El ojivioleta no lo podía creer, tenía frente a él a Wufei hincado, suplicándole que regresara con Traize, el pelinegro comenzaba a llorar y él estaba sin habla. Wufei se agacha más, pegando su frente al suelo y su llanto se intensifica

Wufei. ¡No me importa perderlo! Tan solo porque sea feliz soy capaz de renunciar a mi felicidad, por favor, te lo ruego... hazlo feliz

Aquellas dos últimas palabras el chino las había dicho con una gran sonrisa en su rostro, volteando a ver a Duo con ojos brillosos y perdidos, el trenzado siente lástima solo de verlo en el suelo suplicando, llorando y humillándose de rodillas, ahora veía que no era tan egoísta como pensaba, porque no le importaba ser desdichado con tal de ver feliz al ser amado, no sabía si sentir compasión o tristeza

Duo. Levántate... por más que me supliques no lo haré, lucha por él si quieres ser feliz, yo no puedo ni quiero estar a su lado, porque ya tengo a quien amar y no estoy dispuesto a perderlo. Ojalá pudieras encontrar a alguien que te amara como te mereces, porque con Traize nunca serás feliz, aunque él también te ame

Ya no había nada más que platicar, por eso el trenzado decide marcharse, pero cuando da apenas dos pasos, siente que la mano de Wufei se aferra a su pantalón, el trenzado voltea, viendo al pelinegro en el suelo, con la cabeza agachada

Wufei. Por favor

Duo. No lo haré

Wufei. Por favor

Duo. Te dije que no

Wufei. Por favor... por favor ¡por favor!

La voz trémula de Wufei hace sentir al trenzado con un nudo en la boca del estómago, el pelinegro parecía perdido, y agarraba con fuerza su pantalón, no sabía cómo deshacerse del agarre, por eso jala con fuerza su pierna, dejando que Wufei se golpee la cabeza en el suelo, pero sin quejarse del golpe, permanece en el suelo, con la mano estirada y el puño fuertemente apretado, susurraba Por favor repetidas veces, Duo entrecierra los ojos con tristeza al verlo por última vez antes de marcharse, por más lástima que sintiera, jamás renunciaría a Heero, mucho menos para volver con Traize...

Mientras iba camino al departamento de su amigo en taxi, Duo se limpiaba las lágrimas que caían lentas y silenciosas por sus mejillas, solo de acordarse de todo le causaba una gran tristeza, su vida al lado de Traize, los maltratos, las violaciones, su primer trabajo, y ahora el posible reencuentro con su esposo, se sentía muy angustiado, no sabía qué hacer ni cómo actuar, le gustaba su vida como era ahora, al lado de Heero, Quatre y Trowa, solo de pensar que lo pudieran separar del ojiazul sentía una gran angustia, lo amaba y necesitaba como nunca...

Cuando el trenzado llega al departamento Quatre lo estaba esperando en la sala, y al verlo se pone rápidamente de pie, cuando Duo termina de cerrar la puerta su amigo llega hasta él dándole un entusiasta abrazo, separándose después y mirándolo preocupado

Quatre. ¿Estás bien?

Duo. Si

Quatre. Mira si eres necio, pudo haberte pasado algo

Duo. Todo está bien, no te preocupes

Quatre. ¿De qué hablaron?

Duo. Me pidió perdón, y quiere que vuelva con Traize, me lo suplico de rodillas

Incrédulo el rubio abre ampliamente sus ojos, no imaginaba que un amante podía ponerse en una postura tal, pero al menos Duo estaba bien y al fin y al cabo eso era lo más importante, por eso sonríe levemente

Quatre. ¿Qué le dijiste?

Duo. Le conté que había encontrado por fin el amor, y que no pienso volver con él

Quatre. Bien hecho

Duo. Bueno.. quisiera dormir ¿está bien?

Quatre. Claro, buenas noches

Duo. Buenas noches

Sin tratar de parecer obvio en que ocultaba algo, Duo pasa de su amigo y entra a su habitación enseguida, había decidido no contarle al rubio que su esposo estaba buscándolo y que ya sabía que se encontraba en esa ciudad, porque si lo hacía seguramente Quatre le iba a prohibir salir de casa solo o adoptar otras medidas absurdas de seguridad, tampoco a Heero pensaba platicarle...

Durante la primera semana de trabajo del trenzado todo había salido bien, él y Wufei después de la conversación solo habían tenido un trato meramente laboral, y el trenzado había comenzado a entablar amistad con sus compañeras secretarias.

En cuanto a su plática con el pelinegro, ya Heero estaba enterado y no le había gustado para nada, Duo se había llevado su buena dosis de inconformidad por parte de su novio, pero aquel tema no había sido motivo de otra discusión por parte de los dos, por lo pronto todo iba bien. 

Llegado el domingo, ambas parejas acuerdan ir a comer, Quatre que era el único con automóvil había pasado por su novio y por Heero, el rubio y Trowa estaban en la parte de adelante y Duo con Heero en la parte de atrás, agarrados de la mano, iban rumbo a un Restaurante de mariscos, Quatre y Duo conversaban y sus novios tan solo escuchaban la plática amenamente, ahora que los cuatro hacían pareja el ambiente había mejorado, se sentía pacífico...

Después de la abundante comida, se quedan unos momentos haciendo sobremesa, Duo y Quatre rememoraban cuando eran pequeños y se metían en problemas, Trowa y Heero reían de vez en cuando al oírlos

Duo. Así que cuando yo lo encontré, el pobre estaba todo lleno de lodo

Quatre. Y lo ataqué con bolas de fango, por dejarme tres horas esperando

Duo. Fue la primera vez que nos peleamos ¿verdad?

Quatre. Sí, nos dejamos de hablar un mes

Trowa. No los imagino

Quatre. Éramos adorables

Trowa. No lo dudo

Sonriendo contento, Quatre jala levemente de la camisa a su novio que estaba a su lado, y lo besa en los labios

Duo. Yo también puedo hacer eso ¿sabes?

El rubio se separa de Trowa y voltea al frente, viendo a su amigo también jalar de la camisa y darle un beso a su apenado novio que tenía el rostro rojo, Quatre ríe solo de ver la cara de desconcierto del ojiazul, mientras que el ojiverde desvía su mirada breves momentos, lamentaba no poder ver por mucho tiempo feliz a su amigo, después de tantos años de soledad, pero eso no evitaba que se sintiera contento por Heero

Quatre. Lo vas a succionar

Duo. Es la idea

Solo Heero no se ríe por el comentario porque estaba altamente avergonzado, Duo también estaba sonrojado, pero reía como los otros dos. Cuando dejan de reír los cuatro se quedan callados unos momentos

Trowa. ¿Y cuándo comienzas a trabajar Duo?

Asaltándole aquella duda, al ojiverde le parece normal preguntar, pero al ver la cara de desconcierto de los demás se cuestiona si ha preguntado algo indebido, su primera reacción es voltear hacia el rubio, Quatre en especial lo miraba con aflicción

Trowa. ¿Qué pasa?

Al no encontrar respuesta con Quatre voltea hacia Heero, que con mirada fría y ceño fruncido apretaba un puño sobre la mesa, incapaz de decir absolutamente nada, como último recurso voltea hacia Duo que se veía confuso, sin saber que responder ante la incómoda situación, y como el trenzado tampoco le responde se comienza a sentir impaciente, algo le ocultaban

Trowa. ¿Qué sucede? Hablen

Armándose de valor, Quatre mira hacia su novio y le sujeta una mano, Trowa voltea a verlo, el rubio le sonreía con gran ternura

Quatre. Hace una semana que Duo está trabajando para el padre de Relena

Como si le hubieran dicho una terrible noticia, Trowa se muestra confundido y con los ojos más abiertos de lo normal, con su mano disponible, sube el codo a la mesa y agacha su cabeza sujetándose el cabello, el rubio siente como la mano que sostenía del ojiverde se aprieta con fuerza a la suya, la sensación que siente en su piel lo hace estremecer

Quatre. Está bien, tranquilo

Trowa. ¡No, no está bien!

Soltándose del agarre de la mano de Quatre, se levanta de la silla y se marcha hacia los baños, Quatre se arma de aún más valor para no llorar y también se levanta para ir tras él, dejando a los otros dos sin decirles nada, Duo voltea hacia Heero, dándose cuenta por su mirada, que estaba enojado, entonces le sujeta la mano

Duo. Vamos afuera, a que tomes aire

Sin responder con palabras, Heero acepta y se levanta, saliendo primero del Restaurante, mientras que Duo va a la Caja y paga la cuenta, saliendo enseguida a donde esta Heero, el ojiazul se encontraba recargado en un árbol con la mirada agachada, el trenzado se acerca a él y lo abraza

Duo. Sabes que se expande ¿verdad? Tal vez se olvide de todo

Heero. Me siento un inútil

Duo. No está en tus manos, lo sabes

Heero. Sí pero... no puedo aceptarlo, daría todo porque no muriera

Duo. ¿Todo?

Heero. Sí, renunciaría a todo

Sintiendo una fuerte punzada en el corazón, Duo abraza con más fuerza a Heero, sin decir una sola palabra, era obvio que ese Todo lo incluía a él, pero no era momento de sentir celos, era momento de apoyar a su novio, porque iba a perder una de las cosas más valiosas de su vida, su mejor amigo...

El rubio había llegado al baño de caballeros de ese Restaurante, Trowa no se veía pero intuía que estaba dentro de uno de los apartados, había esperado afuera de uno, recargado contra la puerta, porque sabía que su novio estaba dentro, esperaba paciente a que saliera

Quatre. Mi amor... sé que te desesperas pero...

Trowa. No digas nada

Quatre. Lo siento

Trowa. Quédate ahí... aquí, necesito sentir que estas cerca... pero...

Sin ánimos de decirle que no quería que lo viera llorar, el ojiverde guarda silencio y los dos se hacen compañía sin hablar, Trowa derramaba algunas lágrimas, sin hacer ruido, Quatre se mostraba ido

Quatre. Estoy aquí...

Por más de veinte minutos permanecen así, sin hablar pero acompañándose, quienes entraban al baño miraban curioso al rubio. Trowa se decide salir, Quatre lo mira y le sonríe, pero él estaba serio

Trowa. Tal vez comience a olvidar, pero por favor, nunca olvides cuanto te amo, aunque yo quizás si lo olvide

Aunque hace su mayor esfuerzo, el labio inferior de Quatre comienza a temblar y enseguida suelta el llanto, tapándose el rostro con ambas manos, el ojiverde se acerca y lo abraza con fuerza, aferrándose con firmeza a su espalda

Trowa. Prométemelo... porque será mi memoria la que falle, pero mis sentimientos nunca morirán, mi cuerpo lo hará... mi amor por ti no

Quatre. Te lo prometo mi amor... vivirás en mí, siempre

Sabía que la crueldad de Trowa lo destruía, pero él tampoco quería que el sentimiento del ojiverde desapareciera con su muerte, por eso también era cruel consigo mismo, aunque se hundiera en el baúl sin fondo del dolor, pero él tampoco quería dejarlo ir, y tal vez eso era algo que tarde o temprano lo iba a pagar muy caro...

De regreso, los cuatro estaban completamente callados, ahora Heero conducía con Duo a su lado y los otros dos en la parte de atrás, Quatre con la cabeza sobre el hombro de su novio y las manos de ambos entrelazadas sobre la pierna de Trowa. La primera escala es en la casa del ojiverde, y Quatre se baja junto con él para despedirlo, sin decirse ni siquiera una palabra, se besan profundamente, como si el mundo alrededor no existiera, y al separarse se miran a los ojos

Trowa. Te amo

Quatre. Lo sé, y yo también te amo

Sonriéndole a su novio, le acaricia afectuosamente la mejilla y Trowa se da media vuelta, caminando hacia la puerta, antes de abrirla se gira hacia él, mirándose ambos a los ojos, nuevamente las palabras sobraban y el ojiverde entra a la casa momentos después, Quatre regresa al auto y apenas cierra la puerta, comienza a llorar, Duo intenta voltear hacia atrás pero siente la mano de su novio sobre su hombro, el trenzado voltea a verlo, entendiendo por su mirada que era mejor dejar al rubio desahogarse, Heero arranca el Auto, dirigiéndose hacia su departamento, así entregaba el auto a Quatre y junto con Duo regresar al departamento. Cuando llegan al modesto departamento del ojiazul, éste baja del auto al igual que Quatre, el rubio lo mira los ojos cobalto, los aguamarina estaban apagados e irritados por el llanto

Quatre. Quiero pedirte un favor

Heero. Dime

Quatre. ¿Puede Duo dormir contigo hoy? Es que quiero estar solo

Heero. Claro, no te preocupes

Quatre. Muchas gracias

Heero. De nada

Palmeando un par de veces su hombro, Heero se aleja y abre la puerta a Duo, el trenzado voltea a verlo, mostrándose confundido

Duo. ¿Qué sucede?

Heero. Te quedas hoy

Duo. Pero...

Heero. Lo pidió Quatre

Sin entender porque, Duo sale del auto y voltea hacia su amigo, el rubio le daba la espalda, pero eso no impide que se acerque a él y le coloque una mano en el hombro, el rubio voltea y le sonríe, abrazándolo después con fuerza

Quatre. Lo siento amigo, pero quiero estar solo ésta noche

Duo. No te disculpes

Sonriendo se separa de Quatre y le besa la mejilla izquierda, acariciando después con el pulgar donde le había dado el beso, Quatre también sonríe, evitándose llorar de nuevo

Quatre. Adiós

Alejándose de los dos, Quatre entra al auto y se marcha enseguida, Duo voltea a ver a Heero, también sintiendo ganas de llorar, solo de ver a su amigo sufrir le daban muchas ganas de hacerlo, y aunque Trowa era el mejor amigo de Heero, el ojiazul tenía mayor control sobre el dolor, podía estarse quemando por dentro, pero por fuera podía incluso parecer normal, aunque algunas veces podía salirse de control

Heero. Vamos

Duo. Sí

El ojiazul sujeta la mano de Duo y en silencio suben al departamento de Heero, entrando enseguida, no hacía mucho que acababan de comer, pero Duo ya sentía hambre; soltando la mano de su novio, entra a la cocina

Duo. ¿Te preparo algo?

Heero. No

Duo. ¿Seguro?

Heero. Sí... hay pollo de ayer

Rápido Duo abre el refrigerador y encuentra el pollo, sacándolo para comer un poco, calienta una porción en el horno microondas y se prepara un café, Heero se sienta frente a él en la mesa para acompañarlo, ninguno hablaba, lo sucedido en la tarde los había dejado un poco tensos. Cuando termina, el trenzado levanta su loza y la lava, al salir ve a Heero sentado en la sala, se veía muy pensativo, se sienta a su lado y le coloca una mano sobre la pierna, el ojiazul voltea a verlo

Duo. ¿Estás bien?

Heero. No, no lo estoy

Duo. Yo no sé qué decirte, perdóname, no sirvo para nada

Mirándolo con enojo, Heero coloca su mano sobre la de Duo en su pierna, se acerca y le da un beso sobre los labios, acariciándole después la barbilla

Heero. Estas a mi lado, no necesito nada más

Duo. Pero yo quisiera ser útil..

Heero. Lo eres

Volviendo a acercarse le da otro beso en los labios, haciendo sonreír al trenzado. Duo se pone de pie y poniendo sus manos en los hombros de Heero lo mueve ligeramente para que su espalda quede frente a él

Duo. Te ves tenso

Para sonrojo de Heero, su novio comienza a darle un masaje en los hombros, pudiendo sentir toda la tensión que el ojiazul estaba guardando, pero sus manos se movían de tal forma que lo hacían sentir algo más que relajado, Heero cierra los ojos, sintiendo las diestras manos, y Duo masajeaba los hombros tranquilamente

Duo. ¿Mejor?

Heero. Mucho mejor

No podía decir que se había olvidado de todas sus frustraciones, pero si podía decir que sentir aquel masaje le resultaba muy relajante, pero también erótico. Pero no podía pensar en nada así o se podía excitar y eso iba a dar lugar a una situación muy incómoda, pero para su fortuna o desgracia, Duo se detiene y lo abraza, pegando su pecho a la espalda del ojiazul y besándole después el cuello

Duo. Relájate Heero

Heero. Sí

Con esa distancia podía percibir claramente el exquisito aroma que expedía, era lo suficientemente relajante para quitarle lo tenso, pero también lo suficientemente erótico para causarle una erección, por eso decide detener a su novio, tomándolo de los brazos que se cerraban en su pecho y separándolos, Duo se levanta y lo mira

Heero. Hora de dormir

Haciendo puchero, Duo se cruza de brazos, pero basta un beso de Heero para que sonría. Ambos se dirigen a la habitación, nuevamente el ojiazul le presta a su novio una camisa y se meten bajo las sábanas, la luz estaba apagada, pero a través de la ventana se infiltraba algo de la luz de la luna, era relativamente temprano, no hacía mucho acababa de oscurecer, pero al día siguiente debían volver a sus deberes

Duo. ¿Sabes? Cuando Quatre y Trowa se casen en Santa Fe, anularé mi matrimonio y te presentaré a mis padres, no me importa lo que digan

Heero. ¿En serio?

Duo. Sí, no quiero que esto sea oculto, Heero yo... si tú quieres, me gustaría vivir contigo, después

Apenado porque no sabía si su novio iba a querer aceptar su propuesta, pero Heero enseguida abre los ojos con amplitud y se gira levemente, apoyándose con su codo en el colchón y mirando a Duo, él también lo mira

Duo. ¿Qué sucede?

Heero. Si quiero

Sin decir más, con su otra mano sujeta la mejilla de su novio y se acerca para posar sus labios sobre los de él, Duo no tarda en responder el beso, cerrando sus ojos y sujetando la nuca de Heero con su mano derecha lo atrae hacia él, el ojivioleta completamente acostado en la cama y el ojiazul con solo su codo derecho apoyado sobre la misma, pronto la mano que sujetaba la mejilla del trenzado, se sujeta a su cintura, atrayendo más el cuerpo de Duo al suyo, profundizando el beso hasta que se separan, pero sin abrir sus ojos, toman un poco de aire y vuelven a besarse, poco a poco Heero baja hasta que su codo ya no lo sostenía, casi encima de Duo, su beso comenzaba a apasionarse, pero el ojiazul se detiene abruptamente cuando siente que su miembro le comenzaba a responder y se sonroja, Duo lo mira con desconcierto

Duo. ¿Qué pasa Heero?

Heero. Na... nada... hay que dormir

Para no parecer tan sospechoso, Heero besa la mejilla de Duo y se acuesta de costado, dándole la espalda a Duo, no le convenía de momento que lo viera de frente, Duo se siente un poco triste y se acuesta mirando hacia el techo

Duo. Sí

El sonrojo de Heero continuaba igual de marcado y nervioso rogaba porque el sueño lo venciera, pero cualquier pequeña necesidad de sueño había desaparecido, los dos estaban despiertos, pero ambos en silencio, Duo gira su cabeza hacia Heero, recordando su charla con Quatre, entonces se decide y se acerca más, pegando su cuerpo al suyo, abrazándolo por la espalda de la cintura, el ojiazul abre ampliamente sus ojos, sorprendido y también nervioso

Duo. Heero yo... quiero hacer el amor contigo

La sorpresa que Heero siente ante tal petición es tan grande que lo pone como jitomate, y sentir el cuerpo de Duo tan pegado al suyo no ayudaba a que ese color desapareciera de la piel de su rostro, y tanta era también su impresión que se había quedado sin palabras, incapaz de responder, haciendo que Duo malinterpretara todo, el ojiazul siente movimiento a su lado después que el trenzado lo soltara de la cintura, y lo mira sentado en la cama con las piernas recogidas y la cabeza entre ellas, enseguida también se sienta y observándolo se acerca más a él

Heero. ¿Qué sucede?

Duo. Perdóname Heero, soy un egoísta y un insensible

Su voz se quebraba, casi a punto de llorar, y Heero no comprendía porque estaba así

Heero. ¿Por qué lo dices?

Duo. Todo esto que sucede con Trowa te está haciendo sufrir, y yo solo pienso en mí, pidiéndote que hagamos el amor, pero no es momento de estar pensando esas cosas...

Aunque el trenzado no estaba llorando, Heero se siente mal que Duo piense que ha sido muy egoísta, tal vez era cierto que con lo que sucedía a su amigo, pensar en sexo no fuera precisamente lo más adecuado, pero sus vidas tenían que continuar, aun cuando el dolor que estuvieran experimentando fuera grande. Las palabras de su novio lo hacen mirarlo con ternura y suavemente su mano le acaricia los cabellos, Duo voltea a verlo, mirándose ambos fijamente

Heero. Yo también

Duo. ¿Qué?

Heero. Soy egoísta... y muero por hacerte el amor

También sonrojado, Duo sonríe ampliamente y abraza efusivo a Heero, que enseguida le corresponde el abrazo, se sueltan lentamente y después de mirarse a los ojos, se acercan de nuevo, besándose tiernamente, Heero se acuesta de forma lenta en la cama, trayéndose consigo a Duo que le cae encima, con sus manos en la espalda acariciándolo lentamente, comienza a subir la camisa para despojarlo de ella, mientras sus labios continúan unidos.

Al quitarle la camisa y dejar la parte superior de su cuerpo al descubierto, Heero sube sus manos hasta los hombros de Duo y con cuidado lo empuja hasta girarlo y quedar él encima del trenzado, separan sus labios y se miran a los ojos, el ojivioleta sonríe y sube su mano para acariciar la mejilla de su novio

Duo. Te amo Heero

Sonriendo levemente, el ojiazul vuelve a tomar los labios de Duo, de forma lenta, pausada, disfrutando plenamente de sus labios hasta que sienten la falta de aire, entonces comienza a descender por la barbilla, pasando por el cuello y hasta llegar a uno de sus pezones, acariciándolo suavemente con los labios, después la lengua, un par de veces, hasta que lo oye jadear y retorcerse levemente, sus manos bajan lentas hasta la cintura, trayendo consigo el frágil cuerpo, lamiendo tímidamente el otro pezón, y Duo comienza a sentir que reacciona ante los actos de Heero, dejando escapar un leve gemido que lo hace sonrojar

Duo. Ngh... Heero...

A diferencia de Traize, su novio lo trataba con delicadeza, procurando su placer y no el propio, y eso le gustaba sobremanera, lo estaba disfrutando, pero sin quererlo su corazón comienza a latir de prisa, sintiendo que sus ojos se nublan y la piel de su cuerpo comenzaba a subir de temperatura, pero lejos de sentirlo como un signo de excitación, comienza a dolerle, y una nuble cruel de oscuros recuerdos le inunda

- Recuerdos -

No sabía en qué momento había comenzado a recobrar la conciencia, pero al hacerlo, percibía una sensación extraña en su cuerpo, su corazón estaba más acelerado de lo normal, la temperatura corporal desorbitada y sus sentidos completamente doblegados. A pesar de la dificultad para abrir los ojos, al hacerlo se había llevado una atroz sorpresa que lo marcaría para siempre, estaba de pie desnudo, completamente inclinado a la altura de su cintura, y sentía el calor de varias manos recorrer su cuerpo.

El dolor de la penetración anal lo torturaba, las ganas de vomitar que le producía la intromisión de un miembro casi hasta su garganta y una desesperante sensación de una boca devorando su miembro. Estaba siendo violado por tres hombres, al tiempo que un par de cámaras grababan tan horrible escena, y oía repugnantes gemidos y crueles risas que daban a entender que aquellos estaban disfrutando ampliamente de tan horrible acto, solo podía sentir impotencia y lágrimas inundándole el rostro, por sus piernas podía sentir que chorreaba un tibio líquido, el cual ni siquiera podía distinguir como semen o sangre, tal vez las dos. Ni siquiera podía gritar o moverse, era como si hubiese ingerido algún tipo de estupefaciente, pero aquel no desaparecía su dolor e indignación, jamás su cuerpo había sido tan ultrajado como en aquella vez

El olor a alcohol que expedía su esposo era asqueroso y él lo sentía completamente en su boca, la lengua salvaje que en ese momento le invadía la boca lo estaba lastimando, y las manos apretarse con fuerza contra su piel le dejaba terribles marcas, pero no podía oponerse, si a Treize le gustaba tomarlo salvajemente no le quedaba más remedio que aceptarlo, aunque todo su cuerpo doliera, aunque sí a él le daba la gana, lo golpeaba duramente, con odio.

Y lo obligaba a darle placer, invadiendo con fuerza su boca, penetrándola con dureza, mientras sus cabellos eran jalados fieramente. O le pedía masturbarse frente a él y fingir que lo disfrutaba, embarrarse el pecho y dejarse lamer por él. Cuando lo penetraba su suerte no era mejor, sin preparación previa lo invadía, lo mancillaba, lastimándolo, como si fuera su objetivo lesionarlo, y no podía gritar, o se hacía merecedor a sus duros golpes. Su vida sexual al lado de Traize era un infierno, un verdadero infierno terrenal

Aquella vez no había sido menos humillante, un completo desconocido había entrado a su casa, por consentimiento de su esposo, y le había violado, consciente o no de lo que hacía, lo había hecho, y sentía coraje, porque entre los dos se habían encargado de rebajarlo a vil fango, convirtiéndolo en una masa de dar placer, sin derecho a reclamar, a sentirse basura, solo podía estar ahí, y darles placer. Con Traize a su espalda, penetrándolo como habitualmente lo hacía, con fuerza, sin piedad, gimiendo fuertemente, haciéndolo caer cada vez más bajo.

Y frente a él aquel sujeto de cabellera larga y plateada, sujetándole los cabellos, sin fuerza, pero guiando sus movimientos, indicándole cuando lamer y succionar, sintiéndose el otro en el paraíso, él en el averno, donde seguramente terminaría pudriéndose. Pero no había sido una sola vez, después aquel desconocido se había dado a la tarea de penetrarlo, con menos fuerza que su marido, pero no por eso lo hacía sentirse menos sucio, y al mismo tiempo dándole placer a Traize con su boca, como a él le gustaba, sentir el fondo de su garganta contra la punta de su miembro. Y aunque había llorado, derramando amargas lágrimas, todo había sido en vano, y no solo su cuerpo había sido agraviado, también su alma y su corazón, porque le habían destrozado lo poco de espíritu que le quedaba

- Fin de los recuerdos -

Tierno y delicado, disfrutaba de la suave piel bajo sus labios, y de la calidez del cuerpo que devoraba en caricias, se dirigía con lentitud a la zona ansiada, que a través de la ropa interior de Duo se veía pronunciada, y aunque él aún traía ropa, sabía que era cuestión de segundos para que fuera suyo, por fin, después de tanto haberlo deseado, ahora tendría su momento de gloria al lado del hombre que amaba, el único, el primero, y por mucho, el último, porque ya no necesitaba más

Duo. Ya basta...

Al oír las palabras de su novio, dichas con la más grande angustia que jamás había oído de él, detiene sus besos y caricias, subiendo la vista hacia el rostro de Duo, cubierto en lágrimas, podía verlas en su barbilla, escurriendo hacia su cuello, y con los brazos cruzados sobre sus ojos, impidiendo que viera sus ojos

Heero. Duo...

Con tristeza se sube a su posición, colocándole una mano en los brazos y separándolos con miedo, viendo a su novio apretándolos con fuerza, sin querer abrirlos, y con el rostro lleno de dolor

Heero. ¿Por qué lloras? Te lastimé?

Aunque no lo había llegado a penetrar, posiblemente había algo de lo que había hecho que lo lastimó, pero Duo mueve su cabeza para negar, continúa llorando

Heero. ¿Qué tienes? Te sientes mal?

Desesperado porque no sabía que podía tener Duo, el ojiazul sentía una fuerte angustia, pero su novio no quería decirle nada. O tal vez había hecho algo mal, pero no creía que eso pudiera ser motivo de ese llanto

Duo. Tenía muchos deseos de ser tuyo... pero no pude

Heero. ¿Por qué?

Avergonzado por la respuesta, Duo se tarda en contestarle a su novio, sintiendo que su sangre se agolpa en los pies, con ganas de desvanecerse en ese momento, pero quería ser sincero con él, porque lo amaba. Por eso abre por fin sus ojos, mirando los azules que le observaban impacientes

Duo. Ya no sientes asco de mí ¿verdad?

Como si alguien le hubiese agarrado el corazón y apretarlo con fuerza, Heero siente que todo su cuerpo se estremece por tan cruel pregunta, y enseguida recuerda aquel día en el Hospital, cuando había visto a Duo por primera vez después de haberlo rescatado del negocio en que andaba metido

"¿Entonces qué haces aquí? Vete de una vez... seguro que en estos momentos... debo de darte mucho asco"

"... Sí, es verdad"

Su corazón late con fuerza y en ese mismo grado agarra el brazo de Duo y lo jala hacia él, sentándolo y sujetando con vehemencia su cuerpo, el trenzado abre los ojos ampliamente, sintiendo a su vez el corazón palpitando acelerado de Heero

Heero. ¡Nunca lo pienses!

Duo. Pero...

Heero. Si tengo que matar al Heero que lo dijo lo haré... olvídate de eso... no lo recuerdes... para mi eres sagrado

Sonriendo tiernamente, Duo corresponde el abrazo, besando los cabellos de Heero, soltándolo después, y al mirarse nota en la mirada azul un singular brillo, casi a punto de llorar, el ojiazul jamás se iba a perdonar haberle dicho a Duo algo tan cruel, algo que jamás sentiría, porque lo sucedido nunca había sido culpa suya, solo había sido una víctima. Y aunque hubiera sido penetrado por otros hombres, él estaría dichoso de entrar en él, en ese templo sagrado que para él era su cuerpo... al separarse se dan un dulce beso en los labios

Duo. Perdóname

Heero. ¿Por qué?

Duo. No puedo... no hoy

Heero. Comprendo

Aunque su rostro se veía serio y tranquilo, sus ojos denotaban ternura, y Duo se sentía halagado, al punto de sonrojarse, era la primera vez que observaba en Heero una mirada semejante, y se sentía muy feliz. De nuevo Heero besa sus labios

Heero. Esperaré cuanto quieras

Duo. Gracias... te amo

Heero. Yo también

Duo. ... entonces, buenas noches

Heero. Buenas noches

Ambos se acuestan, sobre sus costados, uno frente al otro, Duo cierra los ojos después de limpiarse las lágrimas y Heero lo contempla, besando después su frente, poco después el trenzado se queda dormido y Heero se levanta de la cama, había dejado algo pendiente que tendría que resolver solo en el baño, pero no se había arrepentido de interrumpir el acto, porque sabía que después de aquellas lágrimas derramadas por Duo, cada vez irían desapareciendo los horribles recuerdos que iban a dar paso a un renovado Duo, algún día el dolor desaparecería y plenamente le daría la bienvenida al verdadero amor y a una nueva vida, a su lado

Continuará...


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