jueves, 5 de noviembre de 2015

Lo que el viento se llevó

Capítulo 8. Una gran amistad



Después de haber dejado al trenzado a pies del edificio donde vivía con Quatre, el ojiazul se había regresado a su departamento, estaba realmente extrañado, creía que Duo había entendido la indirecta de sus palabras pero al parecer también para eso era distraído, el chofer del taxi mira a Heero por el retrovisor y sonríe mientras lo observa, el ojiazul se encontraba de brazos cruzados mirando por la ventana a su costado

Chofer. ¿Se le fue la palomita maestro?

Heero. Mnh... algo así

Sin prestarle atención al hombre que manejaba el taxi Heero continúa mirando por la ventana, algunas gotas de lluvia comenzaban a caer y pronto aquello se vuelve una tormenta, estaban a mitad del verano así que esperaban más lluvias como ésta aunque el verano estaba por terminar para darle paso al triste otoño... al llegar a su destino el ojiazul paga al taxista y sale corriendo del auto ya que llovía a cantaros y enseguida entra a su departamento quitándose la chamarra que traía puesta, casi enseguida que entra el teléfono comienza a sonar y a paso tranquilo se acerca para contestar, se trataba de Trowa...

Al subir al departamento y entrar el rubio lo estaba esperando, Quatre se levanta y se acerca a Duo dándole un cariñoso abrazo, el trenzado sonríe y corresponde aunque no entiende porque tanto afecto

Duo. ¿Y eso?

Quatre. Te felicito

Duo. ¿Por qué acepté ser el modelo de Heero?

Quatre. ¡Claro! Leí la nota y le conté a Trowa ¿no importa?

Duo. No, no importa ¿pero por eso estas tan feliz?

Quatre. Claro que sí, te hace bien tratar de superarlo

Duo. Gracias

Quatre. ¿Le contarás lo de Treize?

Duo. No, eso nunca

Quatre. ¿No crees que merece saberlo?

Duo. Ni que fuéramos pareja, a ti te lo conté porque eres como mi hermanito

Sonrojado hasta las orejas Quatre agacha la cabeza mientras que Duo ríe abrazando ahora él al rubio, después Duo lo suelta

Quatre. Cenemos, prepare algo

Duo. ¿Cocinaste?

Quatre. Sí

El rubio sonreía complacido pero Duo estaba algo dudoso, su amigo no era muy buen cocinero después de todo aunque seguro estaba hecho con mucho amor...

Al día siguiente por la mañana Heero sale de su departamento para ir a la escuela, solo tenía clases de 9 a 12 del día, la primera clase era Literatura del siglo XIX, una materia que aunque no le gustaba mucho siempre lograba sacar buenas notas, la clase que era de dos horas dura apenas hora y media por lo que tiene un poco de tiempo libre y aprovecha para ir a la cafetería para estar solo, además que en la biblioteca solía aburrirse pronto, el ojiazul se sienta con su café americano y un par de galletas y agarra una revista de pintura de las tantas que había en las cafeterías de su escuela, en ese momento escucha su nombre de labios de una chica a la cual reconoce como Relena, el ojiazul voltea hacia la puerta y efectivamente era "su amiga" que contenta llega hasta la mesa y sin preguntar se sienta

Relena. Hola ¿cómo estás?

Heero. Bien... ¿qué haces aquí?

Relena. Recordé que hoy tienes dos clases y vine a invitarte al cine

Heero. ¿Al cine?

Relena. Sí, di que sí ¿sí?

Heero suspira tranquilamente y bebe de su taza de café para después contestarle a la chica mientras la mira a los ojos

Heero. No puedo, estoy con un trabajo

Relena. ¿En serio? Que emoción ¿de qué se trata?

Heero. Una exposición que será en quince días, sobre desnudos

Relena. ¡Qué padre! ¿ya tienes modelo?

Heero. Sí, Duo

La respuesta no es la que esperaba oír la chica y enseguida se sorprende, habría creído que se trataría de una chica y no de un chico, seguro que Heero tenía sus razones

Relena. ¿Y por qué Duo?

Heero. Es el apropiado

Relena. Ah... ya veo... ¿entonces vamos otro día?

Heero. Mnh... sí, seguro... debo irme

El ojiazul bebe el último sorbo y se pone de pie para retirarse a su próxima clase que sería en diez minutos, Relena lo ve marcharse sentada y agarra una de las galletas que tenía Heero para él y que no había terminado de comer

Relena. Y yo que quería decirle hoy que lo quiero

La rubia muerde la galleta completamente resignada, aunque Heero sabía de sus sentimientos ella aún no estaba enterada ni se lo había podido decir nunca... a las 6 con 30 de la tarde Duo se mete a bañar para arreglarse e ir con el amigo de Trowa para otra sesión de pintura, su rostro se tiñe de rojo al recordar que se había mostrado desnudo frente a él, aunque ya antes lo había visto sin ropa ésta vez era por voluntad propia, él jamás se había desnudado por voluntad propia frente a nadie que no fuera Treize, se sentía nervioso solo de recordarlo aunque confiaba en Heero y sabía que él no lo miraba con ojos sucios aunque desconocía la realidad de eso...

Duo sale de bañarse y se arregla yéndose con el cabello suelto, lo traía mojado y además de todos modos lo debía desatar para posar... en su departamento Heero había terminado de asear toda la casa, no quería que el trenzado viera el desorden del día anterior y cuando termina se mete también a bañar para arreglarse, cuando termina de hacerlo saca todas las cosas que necesita para pintar y de una vez se prepara, a los pocos minutos que ha terminado de prepararse el timbre del departamento suena, Heero se pone un poco nervioso pero al abrir se muestra como si nada, aunque frente a él tenía a la criatura más hermosa del mundo, Duo se veía bastante bien recién bañado con el cabello suelto, se veía más sensual que de costumbre

Duo. Hola

Heero. Pasa

El ojivioleta entra tímido al departamento y Heero cierra la puerta dirigiéndose hacia la cocina para llevarle al chico un vaso con agua y cuando regresa a la sala se encuentra inesperadamente a un Duo ya desnudo por lo que impresionado tira ambos vasos con agua que portaba en sus manos cayendo estos al suelo y rompiéndose, Duo voltea enseguida asustado mirando los pedazos de vidrio y después mira a Heero sonrojándose de pies a cabeza

Duo. Perdón... ¿se supone que no me desnudara tan pronto?

Heero. No... te, preocupes

Nervioso el ojiazul intenta no mirar a Duo con el deseo que tanto le tenía y enseguida se agacha para juntar los pedazos de vidrio con la mano cortándose sin querer uno de sus dedos, enseguida Heero mira su cortada por la cual comienza a salir sangre, Duo la ve y asustado se acerca agachándose también con las piernas algo abiertas dejando ver a la perfección su miembro y los ojos de Heero enseguida se enfocan a él sonrojándose por completo, Duo agarra la mano cortada del ojiazul y la mira preocupado mientras ambos se ponen de pie lentamente

Duo. ¿Te duele?

Heero. No

Teniendo al hermoso Duo desnudo frente a él el dolor de la cortada era completamente nulo, su mirada estaba embelesada con ese hermoso cuerpo, Duo avanza hacia donde sabía que estaba el baño y Heero se deja guiar como un pequeño sin decir nada, solo miraba fijamente al chico que estaba tan preocupado con la cortada del ojiazul que no se daba cuenta de esas miradas, Duo dirige el dedo hacia el lavabo y abre la llave para enjuagar la herida mientras con la otra mano abre el espejo para sacar el desinfectante, gasa y una cinta curando a Heero de su pequeña herida mientras el ojiazul trataba de no mirar la entrepierna del ojivioleta pero por segundos no lo podía evitar

Duo. Ya está

Heero. Gracias

Duo sonríe amable a Heero quien estaba perdido en ese hermoso rostro que ahora le sonreía, el ojivioleta se da cuenta de la mirada fija pero sin tomárselo a mal solo se sonroja un poco y el ojiazul reacciona enseguida apartando su mano de Duo quien la sostenía

Heero. ¿Comenzamos?

Duo. Sí, perdón por asustarte

Heero. No me asustaste

Los dos salen del baño y se dirigen a la sala donde comenzarían a trabajar, Duo recuerda la pose del día anterior y la vuelve a tomar sin que Heero se lo tenga que recordar y enseguida el ojiazul continúa con el trabajo que tenía pendiente mientras la mente del ojivioleta comienza a navegar en los recuerdos que muchas veces le seguían atormentando

- flashback -

No hacía mucho desde que habían dejado Santa Fe, Treize no quería que Duo tuviera limitaciones económicas y viviera cómodamente, por eso no le importaba dejar el Pueblo que los había visto nacer, recién habían llegado les había comenzado a ir bien, Treize rentaba una casa para los dos y tenía un buen trabajo, al principio todo iba muy bien, el esposo del trenzado lo trataba muy bien y procuraban mucho salir de paseo y Treize no reparaba en detalles

Pero meses después Treize había conseguido un ascenso en el trabajo por lo que sus responsabilidades se habían incrementado, con el paso del tiempo el estrés comenzaba a acumularse cada vez más y más, el ojiazul poco a poco estaba cambiando su carácter comenzando a imponer reglas absurdas en la casa, al principio Duo lo veía muy normal hasta que su esposo le estaba prohibiendo casi todo, cosas bastante absurdas como hablar con los vecinos, el trenzado no debía conversar con ellos y tampoco podía salir a la calle solo, ni siquiera para comprar la despensa, Treize solía hacer las compras o algunas veces solía llevar a Duo para que las hiciera él pero siempre a su lado, el ojivioleta no salía a ningún lado sin el consentimiento o la compañía de su esposo... pero un día todo lo había cambiado, aquel día desde el cual el matrimonio Kushrenada-Maxwell había perdido el encanto

Treize. Ya llegué

Duo. Ahorita voy

Con su gran sonrisa de siempre Duo sale de la cocina con el delantal puesto y una palilla en mano, estaba preparando la cena cuando había escuchado a su esposo llegar, el trenzado se acerca a él y le da un beso en los labios

Duo. ¿Cómo te fue amor?

Treize. Mal

Fastidiado Treize se sienta en uno de los muebles de la sala cuando llega a ella y se quita los zapatos, preocupado Duo se sienta a su lado mirándolo atentamente, su delicada mano sujeta tiernamente la barbilla de su esposo y le hace mirarle regalándole una hermosa sonrisa, Treize también le sonríe y agarra aquella mano para besarla recargando después su cabeza en el pecho de su esposo, Duo le besa el cabello y cierra sus ojos

Treize. Me quiero largar de ésta porquería de ciudad

Duo. Pero nos va bien

Treize. Pero ya no soporto tanta presión

Duo. Entonces vayámonos

Treize levanta su cabeza del pecho del trenzado y lo mira atentamente a los ojos

Duo. ¿Qué sucede?

Treize. ¿Aún me amas?

Duo. ¿Por qué me preguntas eso? claro que te amo... te adoro, eres todo para mí

Contento Treize abraza cariñosamente a Duo haciéndolo tirar al suelo la palilla de cocina que poseía en su mano y lo tumba sobre el sillón comenzando a besarle el cuello, el trenzado sonríe y con fuerza aprieta la espalda de su esposo que comenzaba a mordisquear levemente la piel suave del ojivioleta, el rojo comienza a adornar el rostro del trenzado mientras Treize comienza a quitarle el delantal desatando los nudos a su espalda

Duo. Espera... aquí no

El cuerpo delgado del trenzado temblaba levemente, hacía semanas que su esposo no le hacía el amor y ahora estaba más apasionado que de costumbre, se notaba como había estado necesitado de amor durante muchos días, hasta parecía un poco brusco al quitarle la ropa... Treize desnuda por completo a Duo en el sillón besándolo con pasión sin hacer caso a las peticiones de su esposo para que se fueran a la habitación, el trenzado se sentía más cómodo ahí ya que la ventana de la sala no tenía la cortina recorrida y aunque había mucha distancia entre la calle y ellos le avergonzaba que pudieran verlos, Treize más que disfrutar de la piel de Duo necesitaba besarla, lamerla, dejarle esas pequeñas pero profundas marcas al succionar fuertemente al ir besando, las mejillas blancas del ojivioleta estaban teñidas por completo del rojo jadeando al sentir aquellos besos

Duo. Aquí no... por f... agh!

Un gemido placentero se escapa por la boca de Duo al sentir la boca de Treize alrededor de su miembro, lamiendo, disfrutando completamente de él causándole a su esposo miles de sensaciones placenteras, Duo abre los ojos excitado mirando el rostro de Treize al lamerlo y con fuerza aprieta la tela del mueble mordiéndose los labios, el ojiazul deja el miembro del trenzado y sube a besos por aquel hermoso cuerpo apoderándose duramente de los labios de Duo dejándolos lastimados y nuevamente ataca su cuello con besos mientras se desabrocha los pantalones y baja el cierre

Duo. Espera...

Sin escuchar palabra alguna Treize agarra las piernas de Duo y las separa fieramente acomodándose entre estas para penetrarlo, el trenzado completamente rojo de sus mejillas enfoca su mirada hacia el miembro de su esposo viendo como poco a poco se introduce en él hasta que los testículos choquen con su trasero, Duo cierra fuerte sus ojos unos segundos antes de que las embestidas de Treize comiencen las cuales desde el principio eran rápidas y algo fuertes, los ojos de Duo tenían algunas lágrimas luchando por salir

Duo. Despacio... duele... me duele

Aquellas lágrimas encuentran pronto su camino deslizándose por las mejillas del trenzado y Treize ni siquiera las nota, él solo estaba pensando en su placer y en nada más, quería despejarse de ese horrible día de trabajo en esa horrible ciudad mientras que el trenzado gemía y chillaba entre pequeños gritillos mirando el rostro frío e indiferente de su esposo, nunca lo había tratado como simple objeto de placer y eso lo estaba haciendo sentir miserable, Treize se abalanza hacia Duo al tiempo que atrae el cuerpo del trenzado jalándolo de las piernas con sus manos cuando siente que comienza a derramarse y cae encima de su sudado cuerpo cuando se siente terminar, ambos respiran agitados hasta que se normalizan sus respiraciones, Treize sale de Duo y se levanta dejándolo tirado en el sillón mientras él se aleja para meterse a bañar, el trenzado se queda mirando el techo por un largo tiempo hasta que se cubre el rostro con ambos brazos llorando en silencio...

Al salirse de bañar Treize va a la cocina y ve a un Duo ya vestido terminando de hacer la cena, el ojiazul sonríe desde la puerta mientras lo observa y después se acera rodeándole la cintura por detrás depositando un beso en el cuello de Duo, el trenzado sonríe obligado y se mueve para que su esposo lo suelte pero Treize aprieta más el cuerpo de su esposo contra el suyo

Duo. Estas raro

Treize. ¿Por qué?

Duo. Como me hiciste el amor, te sentí violento

Treize deposita otro beso en el cuello del trenzado antes de separarse de él y hacerlo voltear para tenerlo frente a frente, los ojos del ojivioleta se ven tristes mientras que los de su esposo estaban un poco furiosos, Treize lo agarra con fuerza de los hombros mirando esos hermosos ojos violetas, Duo desvía su mirada unos segundos antes de contestarle la mirada

Treize. ¿No te gusto? ¡contesta!

Duo. No me grites Treize... además no dije eso

Treize. Nunca más vuelvas a decirme que me sientes distinto

Apesadumbrado Treize suelta a Duo y recarga su cabeza sobre el pecho del trenzado quien le da un beso sobre el cabello agarrándole la cabeza y sonriendo después

Duo. No mi amor

Con sus delicadas manos Duo acaricia los sedosos cabellos de Treize quien levanta después su cabeza mientras las miradas de ambos se estudian a la otra, Duo sonríe ampliamente al ojiazul y él con la pasión de antes se acerca a Duo y comienza a besarlo con pasión haciéndolo caminar hacia atrás hasta que topan con el refrigerador, Treize abraza con fuerza la cintura del chico y lo levanta un poco mientras que Duo lo agarra de la cabeza revolviendo con locura sus cabellos al mismo tiempo que la boca del mayor ataca con pasión la suave piel sobre el cuello

Duo. Treize...

El trenzado apretaba con fuerza la espalda ancha de su esposo gimiendo levemente ante los besos y la pasión demostrada por él pero aunque estaba comenzando a excitarse Duo no quería hacerlo en la cocina e intenta apartarlo pero Treize lo empuja golpeándolo en la espalda contra el refrigerador a lo que Duo se queja pero él continúa besando su cuello con pasión comenzando a bajar sus manos para desabrocharle los pantalones, Duo abre sus ojos y otra vez intenta apartar a Treize, esta vez él deja de besarle el cuello y lo mira duramente a los ojos

Treize. ¿Qué quieres?

Duo. Vamos al cuarto

Treize. No... aquí

Otra vez Treize insiste en hacerlo en la cocina volviendo a besar con pasión el cuello de Duo dejándole marcas nuevas, a Duo le dolían mucho pero intentaba quejarse lo menos posible, el ojiazul pone sus manos en el pecho de su esposo y agarra esa parte de camisa atrayendo el cuerpo del trenzado hacia el suyo y lo lleva hasta la mesa donde lo voltea bruscamente y agarrándolo de la trenza lo empuja hacia abajo apoyando la cabeza del chico sobre la mesa, Duo pone sus manos y se agarra de ésta

Duo. ¡Treize!

El trenzado estaba confundido, eso jamás había pasado, su esposo solía ser muy tierno con él, siempre lo habían hecho en la habitación y ahora parecía loco queriendo hacerlo por cualquier rincón de la casa, podía llamarle mojigato pero a él eso no le gustaba, prefería la cama

Duo. Espera Treize...

Treize. ¡Deja de quejarte!

Completamente exasperado y en un loco arrebato de ira Treize agarra a Duo del cabello y agarrando éste con fuerza levanta al chico de la mesa y acerca su rostro al suyo, el trenzado estaba muy asustado, nunca antes su esposo le había gritado de esa forma y tampoco tratado así, parecía como sí ese no fuera Treize, aún muy enojado y desquiciado Treize le propina una fuerte bofetada a Duo quien grita al sentir el golpe, el ojiazul aún le sostenía el cabello con la mano izquierda y el trenzado había girado su cabeza al sentir el impacto, saliendo enseguida un par de lágrimas de sus ojos estando estos completamente abiertos

Duo. Me... me pegaste

Aturdido y sin entender por qué lo había golpeado Treize suelta enseguida a Duo abriendo sus ojos completamente por la sorpresa mirando los ojos llorosos del trenzado que no entendía que era lo que estaba pasando, el ojiazul se mira la mano la cual temblaba notoriamente y sin atreverse a mirar de nuevo los ojos violetas se va corriendo hasta salir de la casa sin rumbo, el cuerpo de Duo también tiembla y su mano se acaricia la mejilla dejándose caer al suelo de rodillas

Duo. ¿Por qué mi amor?

El trenzado comienza a llorar tristemente sintiendo un fuerte dolor en el pecho, algo le decía que ya jamás iba a ver al Treize de antes

- flashback -

Heero no lo había notado pero por las mejillas de Duo comenzaban a salir algunas lágrimas, el ojiazul estaba enfocado en afinar algunos detalles de su boceto antes de comenzar a echar la pintura por lo que no se había dado cuenta de aquellas lágrimas pero el chico las derramaba mientras recordaba episodios de su vida al lado de Treize...

Después de clases Quatre invita a Trowa a su departamento pues sabía que su amigo iba a estar en esos momentos con el amigo del ojiverde, ambos estaban conversando en la sala, el ojiverde trataba de actuar lo más natural posible, como si todo en su vida fuese tranquilo, sin nada en que preocuparse, Quatre le contaba alegremente su día en el consultorio y Trowa escuchaba contento, le encantaba ver esas sonrisas en su novio, aquellas eran las que lo mantenían con vida... la conversación se termina dejando un agradable silencio entre los dos, Quatre bebía su jugo mirando tranquilo al frente, los dos estaban sentados en el sillón, el brazo de Trowa rodeaba la espalda de su chico dejando apoyada su mano en el hombro del otro extremo del cuerpo del rubio, a su vez Trowa lo miraba tiernamente, viendo cada detalle de su rostro, aquel hermoso rostro por el que aún deseaba seguir vivo.

La mano del ojiverde agarra el vaso con jugo y se lo quita a Quatre de las manos, el rubio voltea a verle y le sonríe, Trowa se inclina hacia delante y lo deposita sobre la mesa volviendo a recargarse en el sillón, su mano aún rodeaba los hombros del rubio y la mano que antes tenía el jugo agarra la barbilla de Quatre y atrae su rostro regalándose ambos un tierno beso, un beso como nunca antes se habían dado, el rubio nota en aquel algo extraño pero no comenta nada, solamente respondía al beso haciéndolo lentamente disfrutando de toda la dulzura que la boca del ojiverde le regalaba, al separarse ambos se miran profundamente a los ojos

Trowa. Te amo demasiado, no sabes cuanto

Quatre. Trowa...

Trowa. Eres como mi ángel y yo siempre estaré contigo

Con tristeza y dulzura a la vez Trowa abraza delicadamente a Quatre haciéndole sentir un fuerte estremecimiento, algo que jamás había experimentado y por alguna razón se sentía fuertemente angustiado

Quatre. ¿Por qué me dices eso?

Trowa. Porque no importa lo que suceda, siempre te amaré

El cuerpo de Quatre se debilita un poco al escuchar aquellas palabras, nuevamente sentía a Trowa lejos de él; sus manos blancas abrazan afligido a su novio apretándole la espalda

Quatre. Yo también te amaré siempre

Trowa sonríe al escuchar las dulces palabras de su novio y lo separa un poco de él para después darle otro tierno beso que Quatre responde con dulzura...

Las lágrimas de Duo continuaban saliendo sin control, Heero continuaba demasiado concentrado en el boceto, se había olvidado por algunos momentos que tenía un hermoso cuerpo desnudo frente a él y mejor era así porque no quería después hacer algo de lo cual pudiera arrepentirse

Heero. Creo que...

Después de una hora de no haber volteado a ver a Duo, el ojiazul voltea para decirle que puede descansar un poco de la posición pero se sorprende al ver al trenzado llorando y también se preocupa acercándose a él dejando su lápiz en el caballete, el ojivioleta se da cuenta de eso y enseguida comienza a secarse las lágrimas bajando la cabeza avergonzado, Heero lo mira fijamente y lleva su mano a la barbilla de Duo levantándole el rostro a lo que el chico ojivioleta se sonroja completamente

Heero. ¿Qué tienes?

Duo. Nada...

Heero. Cuéntamelo... ¿es por ese?

Los ojos violetas se desvían cuando escucha la pregunta y Heero frunce el ceño bastante enojado ¿qué tanto le había hecho el tal estúpido Treize para que Duo siempre llorara después de recordarlo? No sabía nada del pasado del trenzado y no conocía al susodicho Treize pero lo que sí sabía es que lo detestaba con el alma... el ojiazul mueve la cabeza de Duo y él nuevamente le mira a los ojos aún con el sonrojo en sus mejillas

Duo. No vale la pena

Heero. Lo vale... porque me importas

Duo abre sus ojos sorprendido por las palabras y su sonrojo se hace más intenso mientras la mirada fija de Heero buscaba la respuesta en sus ojos violetas

Duo. Heero...

Heero. No quiero verte llorar... no lo soporto

El ojiazul se agacha y se coloca de rodillas a un lado de Duo sin soltarle la barbilla mientras es observado fijamente por el ojivioleta, el de cabello largo sonríe tiernamente y se seca algunas lágrimas con el dedo índice acercándose después a Heero dándole un fuerte abrazo, el ojiazul sonríe porque el chico le ha abrazado y también le abraza, Duo seguía acostado en el sillón y Heero de rodillas al lado del mueble, ni siquiera sentía deseos de mirarle la entrepierna al chico como antes, en esos momentos sentir el abrazo del chico era mucho más placentero...

Momentos después se sueltan y Duo vuelve a secarse algunas lágrimas, Heero estira su mano hacia el chico y le acaricia la mejilla derecha mirándolo a los ojos y poco después se toma el atrevimiento de atraer su rostro hacia el suyo y darle un pequeño y tierno beso en la mejilla a lo que Duo se sonroja completamente llevándose después su mano hacia la mejilla besada soltando Heero después la mejilla de Duo que tenía acariciada

Duo. ¿Por qué eres tan bueno conmigo?

Ni siquiera Heero tenía respuesta a eso, es cierto que Duo le provocaba deseo, ternura y hasta cierto punto un poco de lástima, era un chico bastante ingenuo y sensual aunque no estuviera consciente de ello, además a diferencia de Trowa él no solía ser amable con nadie, ni siquiera con Quatre a quien ya tenía meses de conocerlo, Duo le gustaba, eso era muy cierto ¿pero acaso lo quería o se estaba enamorando de él?... Heero no contesta a la pregunta de su modelo, tan solo le coloca una mano sobre la cabeza y acaricia algunas cabellos del chico para después volverse a sentar en su silla, Duo sonríe contento y vuelve a tomar esa pose aunque por alguna extraña razón ese intenso rubor en sus mejillas aún no era capaz de desaparecer...

Ambas bocas estaban unidas en un cálido, tierno y excitante profundo beso mientras ambos chicos avanzaban lentamente hacia la habitación mayor de ese pequeño departamento, las manos blancas revolvían suavemente los cabellos castaños de la persona que más amaba en la vida, mientras él estaba poseso de la delgada cintura del rubio, al entrar a la habitación el ojiverde empuja la puerta con el pie pero ésta no alcanza a cerrarse y ambos llegan hasta los pies de la cama, sus bocas se separan por algunos segundos, los labios del mayor comienzan a explorar el blanco y suave cuello de su novio y él gime despacito de forma placentera alcanzando a susurrar algo entre suspiros

Quatre. Duo... regresará pronto

El amigo del ojiazul sonríe encima de la piel de su novio dejando de besarlo volviendo a apoderarse de la dulce boca del chico comenzando a acostarle en la cama cayendo delicadamente sobre él, Quatre jadea al sentir el peso del cuerpo sobre él pero ambos no abandonan sus bocas comenzando a acariciarse mutuamente mientras las manos de Trowa alternaban esos movimientos con los que le ayudaban a quitarle al rubio las ataduras a su cuerpo

Quatre. Pero Duo...

Trowa. Ssht... no digas más mi amor

En contra de lo que le pedía Quatre el ojiverde termina de quitarle completamente la ropa dejando al descubierto el hermoso cuerpo que tenía su novio, Trowa sonríe tiernamente y acaricia un poco de los cabellos dorados bajando después su rostro al pecho del chico comenzando a besarlo pasando delicadamente su boca por los pezones tomándolos con ella y darle suaves masajes a lo que Quatre respondía con placenteros gemidos...

No tenían mucho de estar ocupados con el cuadro pero Duo ya se veía cansado, él no decía nada pero Heero se daba cuenta perfectamente por lo que deja de afinar los detalles del boceto y deja su lápiz para ponerse de pie, Duo lo mira fijamente

Duo. ¿Qué pasa?

Heero. Creo que es todo por hoy, te llevo a casa

Duo. ¿Qué hora es?

Heero. Casi las nueve

Duo. Es temprano

Heero. Pero Quatre se puede preocupar

Duo. Tienes razón

Abandonando la pose el ojivioleta se estira sentado en el sillón y después hace algunos movimientos para desentumirse mientras Heero guardaba sus cosas, Duo se pone de pie y agarra la ropa para vestirse dándole la espalda al ojiazul, ya no había nada que no le hubiera visto pero Duo se seguía avergonzando un poco, Heero no puede evitar la tentación y voltea a verle el trasero, Heero se regaña así mismo pero no puede evitar volver a verlo dándose cuenta de algo en particular, el trenzado tenía algunas marcas que antes no había visto, aún tenía la piel ligeramente amoratada pero debajo de esas marcas tenía otras, parecía como si le hubieran arañado, tenía lo que parecían vestigios de uñas enterradas y eso le hace pensar en una idea horrible pero que pronto descarta, no quería especular nada pero si aquello que llegó a pensar por algunos segundos se volviera cierto no dudaría en cobrarle a Treize en nombre de Duo...

Sus delicadas manos acariciaban la espalda amplia de su novio que procuraba embestirlo lentamente, con dulzura y a la vez pasión mientras se hundían en un profundo beso lleno de amor, las piernas abiertas de Quatre rodeaban la cadera delgada del ojiverde mientras sus pies se deslizaban por las sábanas, Trowa toma con delicadeza la espalda de Quatre y lo levanta sentándose a su vez en el acto quedando los dos sentados en la cama, sin salirse de él ambos se miran a los ojos profesándose su amor en aquella profunda mirada, las manos del más alto toman delicadamente los cabellos dorados del más pequeño y lo atrae hacia él en un movimiento suave comenzando a besarle el cuello y a la vez la boca del rubio besa con ternura el hombro de Trowa comenzando a moverse de arriba hacia abajo con lentitud, ambos gemían sobre la piel del otro...

El taxi llega pronto hasta la colonia donde vivían el trenzado y el rubio, ésta vez Heero se despide de Duo desde el taxi dándose un beso en la mejilla, con una gran sonrisa Duo se despide del ojiazul desde afuera del taxi mientras éste comienza a marcharse, el trenzado suspira y saca de la bolsa de su pantalón la llave del departamento comenzando a subir las escaleras... el ojivioleta abre la puerta del departamento y entra cerrándola después, Duo va a decir en voz alta a su amigo que ya ha llegado pero alcanza a escuchar algo extraño

El trenzado camina hacia donde estaban las dos habitaciones viendo que la puerta del cuarto de Quatre ésta algo abierta y desde aquella distancia observa como su amigo y su novio estaban teniendo relaciones sexuales, el rostro completo de Duo explota en rojo cuando ve aquella hermosa imagen y su cuerpo se petrifica completamente no dejándole apartar su mirada de esos dos, algo había de maravilloso en lo que veía ¿acaso eso era amor? Había estado acostumbrado al sexo con Treize y éste jamás le tocaba como en esos momentos veía que ambos chicos se tocaban, jamás le había besado como ellos estaban haciéndolo, las manos delgadas de Trowa se deslizaban por la piel blanca y hermosa de Quatre que gemía lenta y placenteramente aun moviéndose de arriba hacia abajo sintiendo las profundas penetraciones del miembro de su novio que llegaba hasta lo más profundo de sí regalándole un placer exquisito

El rubio estaba por llegar a la cima del placer, para Duo era como verlo en cámara lenta, los gemidos sonoros de ambos amantes le hacían perder el sentido, como si la sola imagen de verdaderos amantes haciéndose el amor fuera solo un espejismo de aquello que él tanto había anhelado, unas lágrimas traicioneras comienzan a inundarle las mejillas y con angustia Duo se tapa la boca con una de sus manos mientras su cuerpo tiembla por completo, el sonido de ambos gemidos de los amantes que habían llegado hasta el orgasmo se escucha por el departamento, Duo se lleva la otra mano hacia el pecho y se va de ahí encerrándose en su habitación pero ni Trowa ni Quatre se dan cuenta de que el chico ya había llegado, el ojiverde acaricia la mejilla de su ángel y la besa con ternura, ambos cuerpos cansados se desvanecen sobre las suaves sábanas y Quatre se abraza de la cintura de su novio cerrando sus ojos para quedarse dormido segundos después, Trowa sonríe triste y alegre a la vez besando los cabellos bañados en sudor de su chico

Trowa. Mi hermoso ángel... por favor perdóname

El ojiverde aprieta necesitadamente el cuerpo de Quatre contra el suyo cerrando también sus ojos por los cuales se deslizan un par de lágrimas, sabía que estaba siendo injusto y egoísta al no contarle sobre su enfermedad pero no quería atormentarle el alma con aquella noticia, quería hacerlo feliz hasta el último segundo de vida que le quedara...

El afligido corazón del trenzado se desahoga sobre aquella cama, nunca lo había pensado pero tal vez él nunca había estado enamorado de Treize, todo había sido un juego tonto de su corazón por creer que aquella persona con la que se casaba era lo más importante en su vida, a los once años su mamá le había dicho que debía casarse con el hijo del viejo Kushrenada cuando cumpliera 20 años y él 15, ese era su deber hacia su familia y desde el comienzo se había preparado para recibir en su corazón a aquel que sería su esposo, después de la primera cita se habían dado su primer beso, a él jamás nadie le había besado y tampoco tocado como su futuro marido lo había hecho y después de la boda todo lo que había hecho con él y para él no era más que por obligación "porque así debían de ser las cosas" estar con él, comprenderlo, acompañarlo, servirlo, complacerlo, todo era solo parte del mecanismo para el cual había sido entrenado mentalmente pero ¿cuándo en su vida había hecho algo por él mismo deseándolo con todas sus fuerzas? No lo sabía hasta esa noche, la noche en que había visto lo que era realmente hacer el amor, y no se refería al amor solo físico, sino a aquel que se hace con las miradas, con besos, con caricias, entregar el alma y el corazón, no solo el cuerpo como siempre lo había vivido con Treize, ahora él también quería encontrar el amor...

Temprano por la mañana Quatre comienza a abrir sus ojos lentamente encontrando la más hermosa de las figuras, su Trowa estaba a un lado de él dormido como bebé, se veía tierno y hermoso como siempre, el rubio sonríe lindamente y lleva sus labios hacia los de su novio rozándolos en una caricia suave, el ojiverde sonríe al sentir los labios y abre los ojos poco a poco, ya había despertado hace algunos minutos pero aún tenía los ojos cerrados, al tenerlos por completo abiertos mira a Quatre y también le regala un ligerito beso llevando su mano hacia la mejilla rosada de su chico

Quatre. Buenos días dormilón

Trowa. ¿Cómo amaneciste¬

Quatre. Más enamorado que ayer

Trowa sonríe ante el comentario tonto de Quatre y le regala un tierno beso en los labios, el rubio se separa regalándole una gran sonrisa al ojiverde y se pone de pie para cambiarse, Trowa lo mira desde la cama sin dejar de sonreír hasta que se sobresalta cuando Quatre de repente grita

Quatre. ¡Duo! ni siquiera sé si vino a dormir

Asustado el rubio sale de la habitación encontrándose con su amigo que estaba preparando el desayuno en la cocina, un olor exquisito inundaba la casa, el trenzado ve a su amigo salir de la habitación y le sonríe

Duo. ¿Cómo amaneciste?... aparte de desnudo

El ojivioleta se ríe tontamente y Quatre apenado voltea hacia abajo dándose cuenta que estaba completamente desnudo y por el susto no se había dado cuenta, Quatre se preocupa y se lleva ambas manos a la entrepierna y se va corriendo, Duo se ríe por lo bajo y sigue cocinando mientras tararea una canción... cambiados Trowa y Quatre salen de la habitación para desayunar, el rubio estaba completamente rojo, Duo ya sabía que ellos sí tenían relaciones sexuales, incluso se lo había contado con anterioridad pero aun así no podía evitar sentirse apenado, en cambio Trowa estaba de lo más normal

Trowa. Debo irme, seguro mi tía me regaña por no llegar a dormir

Quatre. Está bien, cuídate amor

Trowa asiente y se acerca a Quatre dándole un beso tierno y largo a su novio en los labios, Duo sonríe pero se voltea hacia otro lado, Trowa se separa y se acerca a Duo regalándole un beso en la mejilla y después se va quedando entre los amigos un silencio algo penoso, el trenzado mira sonriente a su amigo quien estaba con el color rojo subido al rostro, se acerca sigilosamente a él y le susurra al oído

Duo. Eres un pervertidillo

Sonriendo como tonto Duo se levanta a la cocina por leche mientras que Quatre se sonroja aún más, también yendo a la cocina

Quatre. ¿Nos viste?

Duo no responde, tan solo le cierra un ojo a su amigo y se sirve la leche para regresar después a su asiento, Quatre estaba muy avergonzado, demasiado, y también le sigue a la mesa

Quatre. Dime

Duo. Sí... los vi, dejaron la puerta abierta

Quatre. Qué pena que pena que pena

El rubio agitaba avergonzado su cabeza mientras se colocaba las manos sobre las mejillas y el trenzado sonreía divertido hasta que se pone algo serio mirando su vaso con leche, Quatre también se enseria mirándolo

Duo. Quatre, cuando tú... cuando tú lo haces con Trowa ¿qué sientes?

Haciendo gala de sus buenos glóbulos rojos Quatre vuelve a sonrojarse, ésta vez su mirada se vuelve tierna mientras mira como al vacío y una sonrisa dulce aparece en sus labios

Quatre. Es como... como si pudiera tocar el cielo con mis manos

Los amigos voltean a verse y Duo queda completamente maravillado al escuchar tales palabras ¿sería que alguna vez él iba a poder tocar el cielo con sus manos? El trenzado sonríe al rubio y bebe de su leche

Quatre. Bien, ya se me hizo tarde

Duo. Cuídate

Quatre. Si

Sonriendo alegre Quatre se levanta de la silla y se acerca a Duo dándole un beso en la frente, el trenzado lo mira un poco sorprendido y el rubio le sonríe acariciando algunos cabellos sobre su cabeza

Quatre. Estoy seguro que encontrarás a alguien que te amé tanto como mereces

Duo. Yo... gracias

Sonrojándose levemente Duo sonríe entrecerrando los ojos y Quatre baja su mano caminando después hacia la puerta y cuando la abre mira a su amigo desde ahí, el trenzado miraba hacia abajo

Quatre. Y también estoy seguro que sabrás abrirle tu corazón

Las palabras no alcanzan a ser escuchadas por Duo quien seguía ensimismado con el rojo sobre su rostro mientras que Quatre sale del departamento también con una amplia sonrisa...

Al caer la tarde Trowa entra a la escuela, su tía se oponía a que estuviera asistiendo por lo pronto pero él no quería estar encerrado, quería vivir su vida como normalmente lo hacía, al dar las cuatro de la tarde Quatre sale temprano de su clase y llama a su novio para que se vean en la escuela, sabía que a esa hora el ojiverde no tenía ninguna clase. La pareja se ve en una de las cafeterías donde beben algo que café mientras conversan mientras que en otra de las mesas del lugar dos chicos les miraban, también bebían un café

Erick. Ese estúpido de Winner me las tiene que pagar

Ralph. Ya sabes lo que piensa Trant de eso

Erick. A la chingada con Trant, me vale madre

Ralph. ¿Y qué piensas hacerle?

Erick. Lo que le prometí, me debe una mamada

La mirada de Erick era intensa mientras miraba al rubio y pronunciaba aquellas horribles palabras, Ralph emite una sonrisa y bebe de su café sin dejar de ver al rubio en la otra mesa

Ralph. ¿Te lo vas a violar?

Erick. ¿Cómo crees? Yo no jodo traseros de hombre

Ralph. Pero él es bonito

Erick. Yo quiero mi mamada, si tú lo quieres violar eres libre ¿entonces qué? ¿me ayudas?

Ralph. Sí, tú di cuando

Erick. ¿Y si hacemos que Trowa vea?

Ralph. Pero él es de cuidado

Erick. Tienes razón, yo investigaré los horarios de clase de Trowa y de Winner

Ralph. Hecho

Ambos chicos sonríen maliciosamente, Erick no dejaba de mirar a Quatre mientras se relame los labios, Ralph también lo miraba intensamente... mientras que en otra mesa cercana a donde estaban los dos sujetos una chica había escuchado todo y estaba algo asustada, conocía a esos dos como eran de ruines pero también les tenía miedo, no sabía si decirle a Quatre sobre lo que habían hablado esos dos o mantenerse alejada de la situación para protegerse a sí misma...

Las clases de Heero no eran largas y además su horario de clases era muy flexible por lo que siempre salía temprano de clases, el ojiazul regresa a su departamento llevándose una gran sorpresa cuando ve al trenzado sentado sobre la escalera afuera del departamento, parecía que Duo se había quedado dormido porque mantenía la cabeza agachada sobre sus rodillas, Heero se acerca y lo sacude un poco pero él no contesta

El ojiazul sonríe y le acaricia los cabellos, se aleja y abre la puerta de su departamento, después regresa hacia el chico y con cuidado lo toma entre sus brazos para llevarlo adentro dirigiéndolo directamente hacia su recámara, seguro que ahí descansaría mejor que en el sillón, Heero regresa para cerrar la puerta y después vuelve a su habitación donde observa a Duo dormir, el ojiazul sonríe y se acerca a él, se sienta en la cama a su lado y le acaricia tiernamente la mejilla, el trenzado se mueve un poco al sentir la cálida mano... habían pasado algunos minutos y Heero continuaba mirando a Duo, cada segundo que pasaba lo encontraba más hermoso, de pronto el semblante del trenzado cambia cuando sus cejas se fruncen pero no con enojo, más bien parecía tristeza, el trenzado comenzaba a recordar en sueños

- Sueño -

Tenían más de medio año viviendo en aquella nueva ciudad, Treize ya no era el mismo, estaba comenzando su vicio por la bebida y estaba comenzando su relación con Wufei aunque Duo la ignoraba por completo. Ese día había trabajado horas extras por lo que estaba muy cansado, Duo estaba como siempre encerrado en casa esperando la llegada de su esposo, lo esperaba con miedo y preocupación, si Treize llegaba de buen humor no había problema pues se comportaba cariñoso con él, si llegaba de mal humor mal le iba porque se desquiciaba por cualquier cosa y solía golpearlo pero si llegaba borracho no solo lo golpeaba, también lo violaba y humillaba verbalmente, por eso cada vez que llegaba el anochecer y Treize estaba por llegar, Duo se mostraba ansioso e inquieto, cada día vivía una angustia terrible al no saber qué cara le iba a mostrar Treize, como extrañaba al hombre con el que se había casado, al menos no era tan infeliz... 

La puerta de la casa se abre y Duo esperándolo como siempre desde la ventana se asoma con miedo, Treize se quita los zapatos a la entrada y con la mirada busca a Duo encontrándolo en la sala asomando su cabeza hacia la entrada de la casa, la mirada azulada lo mira fríamente

Treize. ¿Esperabas a alguien más o qué?

Duo. No... no yo...

Treize. No pongas esa maldita cara de estúpido

Duo. Sí

Con fastidio Treize se acerca hacia la cocina y se sienta en la mesa esperando a que su esposo le sirva de comer, Duo entiende la orden y se va rápido a la cocina, no quería que su marido se desesperara más y se pusiera todavía de más mal humor porque a lo que veía Treize estaba muy molesto; el trenzado sirve la comida en el plato y también sirve un vaso de agua para llevárselos a su esposo, Treize lo mira llegar y sonríe

Treize. Así me gusta, rápido, tengo mucha hambre

El ojiazul le sonríe a su marido quien le corresponde pero con una sonrisa algo falsa mientras deposita el plato y el vaso sobre la mesa, Treize lo mira unos segundos y estira su mano tomándolo de la cintura para atraerlo hacia él logrando sentarlo sobre sus rodillas dándole un beso en la mejilla, Duo estaba algo tímido

Treize. Estas preciosísimo como siempre

Olvidándose de su comida Treize comienza a besar el cuello de Duo mientras le va desatando la trenza dejando pronto caer aquel cabello sobre la espalda, el ojivioleta cerraba los ojos sintiendo aquellos cálidos besos hasta que Treize deja de besarlo y él abre sus ojos

Treize. Dame de comer

Duo. Ay Treize, que niño eres

Los dos sonríen ante el comentario y tomando el tenedor Duo agarra de la carne que había preparado y se la da a su esposo en la boca, el ojivioleta estaba ya un poco más tranquilo, parecía que su esposo ya no estaba tan enojado, Duo estaba feliz, esa noche no iba a recibir insultos y golpes de su marido pero su esperanza se derrumba cuando sin querer pica a Treize con el tenedor en los labios, al sentir el pico de éste Treize grita y por instinto avienta a Duo que cae sentado en el suelo mirándolo asustado, el ojiazul se agarraba la boca

Treize. ¡Eres un imbécil, nada haces bien!

Enojado Treize se acerca a Duo y se agacha tomándolo con fuerza de la tela de la camisa poniéndolo pronto de pie dándole un fuerte jalón quedando sus rostros muy cerca

Duo. Per... perdóname

El cuerpo de Duo temblaba por completo, los ojos de loco de su esposo le daban mucho miedo, en cambio Treize estaba bastante molesto y con fuerza lo avienta hacia el suelo haciéndolo gritar al sentir el golpe en su trasero

Treize. Te dolió ¿verdad? ¡pues a mí también me dolió imbécil!

Completamente desquiciado Treize se acerca a Duo y se agacha apoyándose en una de sus rodillas dándole fuertemente y sin aviso una bofetada que lo hace acostarse en un costado, el trenzado comienza a derramar unas lágrimas sujetándose la mejilla

Duo. No... por favor

Treize. Te voy a enseñar...

Duo. ¡Noooo! ya basta ¡No me pegues ¡Ya no!

Los ojos de Treize se abren sorprendidos cuando ve a su esposo llorando asustado con el cuerpo temblándole como gelatina, Duo apretaba con fuerza sus ojos

Treize. Cállate pues

Duo no podía evitar llorar fuertemente, estaba asustado, sentía que algún día Treize lo iba a terminar matando, estaba completamente aterrado pero su fuerte lloriqueo solo hace que el ojiazul comience a ponerse cada vez más furioso, no soportaba los llantos

Treize. ¡Te dije que te calles!

Perdiendo otra vez el control Treize se agacha y toma a Duo fuertemente de los cabellos comenzando a mover la cabeza de éste de forma violenta azotando después su puño contra la cara de Duo que grita adolorido al sentir el golpe y sin poder dejar de llorar

Treize. ¡Qué te calles imbécil!

Alterado porque Duo no le hace caso Treize se pone de pie y se comienza a quitar el cinto, Duo voltea a verlo, sus ojos estaban muy abiertos mientras que los de Treize eran muy fríos, el ojiazul dobla el cinto a la mitad y con mucha fuerza azota una vez en el estómago, Duo grita fuerte cuando lo siente y se dobla para agarrarse el estómago, Treize aprovecha su posición y comienza a golpearlo repetidas veces en la espalda y en las costillas, cada vez sus gritos eran más fuertes y entre más gritaba Duo, Treize azotaba con más fuerza, la ropa de Duo comenzaba a romperse y su piel a abrirse comenzando a salir sangre pero el ojiazul no se detenía, ese día su jefe le había asignado más trabajo del que pudiera atender y Wufei iba hacer un viaje que iba a durar medio mes, eso lo tenía muy frustrado, no se podía detener, el ojivioleta se agarraba con fuerza los oídos sintiendo solamente el dolor de los golpes, no quería oírlos y tampoco quería oír sus gritos, tal vez si cerraba fuertemente los ojos y se tapaba los oídos podía sentirse en paz, su cuerpo se sentía adolorido y húmedo, de pronto deja de sentir los golpes y abre un ojo observando como Treize respiraba con dificultad mirándolo fríamente

Treize. No me mires así

La mirada vacía y desgastada de Duo pone nervioso al ojiazul quien avienta el cinto lejos y se agacha apoyándose de sus dos rodillas, agarra a Duo del cabello y lo levanta

Treize. Dime que me amas

La garganta de Duo se sentía seca de tanto llorar y gritar, no podía emitir palabra alguna y su silencio pone a Treize muy nervioso

Treize. Debes amarme siempre

Duo. A... ag...

Treize. ¡Dime que me amas maldita sea!

En vez de poder pronunciar alguna palabra Duo escupe sangre al suelo haciendo enojar a Treize aún más y enojado lo avienta con fuerza al suelo, Duo mira a su esposo a la cara, la luz del foco en el techo solo lo dejaban ver bien los contornos de su cabeza, Treize agarra la lámpara que tiene a su lado y la levanta por encima de su cabeza, sin decir nada, ni siquiera poder gritar Duo abre los ojos con sorpresa y ve angustiado como esa lámpara comienza a descender hacia su rostro...

- Sueño -

Duo. ¡Noooo!

Repentinamente el trenzado se sienta rápidamente sobre la cama, su cuerpo sudaba por completo y su rostro estaba lleno de lágrimas, Heero estaba a su lado y lo miraba sorprendido con los ojos bien abiertos mientras que aún Duo no se daba cuenta de donde estaba, se encontraba en estado de shock, había tenido en sueños un recuerdo horrible de cuando Treize lo había golpeado hasta mandarlo al Hospital, era la única vez que Treize le había pegado brutalmente dejándolo inconsciente por una semana, con 4 costillas rotas al igual que el brazo izquierdo, el cuerpo y el rostro demacrado por los golpes y llenos de moretes, también en la cabeza tenía algunas puntadas en la frente después que el golpe con la lámpara lo dejara desangrando e inconsciente... Rápidamente Heero pone su mano sobre la rodilla de Duo haciéndolo voltear enseguida, sus ojos lo miraban ido y los azules estaban confundidos y preocupados

Heero. ¿Qué pasa?

Duo. No me... no me pegues

El trenzado se tapa fuertemente la boca con una de sus manos y se avienta a los brazos de Heero comenzando a llorar amargamente, el ojiazul se sonroja completamente, él estaba sentado al borde de la cama y Duo hincado a su lado lo abrazaba fuertemente, podía sentir su cuerpo cálido sobre el suyo y se sentía bien pero el llanto amargo y desesperado de Duo le hacen olvidar por momentos de la dicha que sentía al tenerlo en sus brazos...

Ya era de noche y las clases para Trowa y Quatre se terminan, hace tiempo que los novios no salían y deciden ir a un antro a bailar, hace mucho que no lo hacían, de hecho Trowa era quien lo había propuesto cosa que al rubio le resulta muy extraño, de hecho últimamente su novio se comportaba algo extraño, ambos se van en el carro de Quatre y mientras Trowa conducía el rubio aprovecha y llama a su departamento para avisarle al trenzado pero nadie le contestaba

Quatre. Nadie contesta

Trowa. Seguro que está con Heero, si quieres llámale ahí

Quatre. No, deben estar ocupados

Trowa. ¿Sigues con tu idea?

Quatre. No, pero quiero que sean grandes amigos

Trowa. A Heero le gusta

Quatre. Ya lo sé, de hecho creo que es algo más que solo gustarle

Trowa. ¿Crees que esté enamorado de él?

Quatre. Eso no lo sé pero si se enamora es posible que se decepcione

Trowa. ¿Por qué?

Quatre. Duo aún no está listo para amar, si Heero se enamora de él tendrá que ser paciente

La pareja se pone seria después del último comentario del rubio, Trowa estaba de acuerdo con su novio, no sabía mucho sobre el pasado de Duo pero seguramente su corazón estaba lleno de heridas que tardarían en sanar...

Duo deja de llorar pero permanece con la cabeza sobre el hombro de Heero quien lo abraza sujetando con fuerza su espalda, el trenzado sentía algo de pena por haber llorado así frente a Heero, por eso no quería levantarse aún del hombro del chico, no podía verlo aún al rostro

Heero. Duo...

Con delicadeza Heero separa poco a poco a Duo de él y pone sus manos en los hombros del chico quien mantenía la cabeza hacia un lado secándose las lágrimas, el ojiazul quita su mano derecha del hombro izquierdo de Duo y le seca algunas lágrimas que hay sobre sus mejillas llevando después ésta hacia la barbilla del trenzado haciéndolo voltear hacia él, el rostro de Duo estaba completamente sonrojado

Heero. ¿Quieres hablar?

Duo baja su mirada y niega con la cabeza, estaba completamente avergonzado, Heero aun teniendo su mano en la barbilla del chico la levanta un poco más para que Duo vuelva a mirarlo y el trenzado se sonroja aún más, la mirada de Heero era penetrante y dulce, algo que jamás desde que lo conocía había visto en él

Duo. Perdón

Heero. ¿Por qué?

Duo. Por mojar así tu camisa

El ojiazul mira de reojo su hombro y ve como su camisa roja estaba completamente mojada

Heero. La lavaré

Duo. A lo mejor también tiene mocos

Heero. ¿Eh... mo... mocos?

Duo se ríe un poco al ver la cara de confusión de Heero y él sorprendido por ese cambio de actitud sonríe casi imperceptiblemente soltando después la barbilla del chico

Duo. Heero...

Heero. ¿Sí?

Duo. ¿Puedo... puedo volver a abrazarte?

Las mejillas de Heero se sonrojan por la petición y se queda sin habla manteniéndose serio, Duo baja la mirada apenado al ver la expresión de Heero, seguro que el ojiazul se había molestado por sus palabras

Duo. Perdón, creo que no...

Duo intenta alejarse de Heero pero cuando lo intenta siente de nuevo los brazos que le rodean y atraen su cuerpo hacia el suyo, al principio Duo abre los ojos sorprendido pero entre más siente el cuerpo cálido de Heero los cierra poco a poco hasta también rodearlo en un cariñoso abrazo y así los dos permanecen abrazados sobre la cama un tiempo más...

Al día siguiente Wufei debía de partir junto con el señor Noventa hacia aquel viaje que les había obligado hacer, el chino iría a la ciudad donde vivía la hija del señor Darlian mientras que Treize iría a otra para ocuparse de un asunto un poco diferente, esa noche Treize había invitado a Wufei al departamento que había comprado para que se vieran cuando eran amantes, el chino estaba algo nervioso, hace tiempo que no estaba a solas con él, Treize había sentenciado que ya jamás iban a volver a tener una relación íntima pero él aún no perdía la esperanza de que cambiara de opinión... la cerradura seguía siendo la misma así que Wufei abre la puerta con su llave, Treize estaba en la cocina, parecía que estaba terminando de preparar algo, el chino lo ve cocinar y sonríe, no sabía que supiera hacerlo, el ojiazul ve que Wufei ha llegado y sonriendo se acerca a él dándole un beso en la mejilla, Wufei se lleva una mano hacia ella y sonríe sonrojado

Wufei. ¿Y esto por qué es?

Treize. Mañana te vas y además quiero agradecerte que me ayudes a buscar a mí Duo

Wufei. Ah, ya veo

Algo triste por la respuesta que no deseaba escuchar Wufei sonríe falsamente agachando un poco su mirada, Treize lo mira triste y se acerca nuevamente a él tomando su barbilla entre sus dedos, se acerca y le roza los labios con los suyos

Treize. ¿Y esa carita?

Wufei. Creí que querías que nos reconciliáramos

Treize. Eso no podrá ser, yo amo a Duo y tú me vas ayudar a recuperarlo ¿recuerdas?

Wufei. Pero... ¿no te has puesto a pensar que tal vez él está tratando de ser feliz con una vida diferente?

El comentario de Wufei no le agrada en absoluto a Treize y le suelta la barbilla mirándolo con enojo, los ojos negros fijan su vista en la del ojiazul

Treize. ¿No se supone que me amas? ¿por qué me dices eso?

Wufei. Deberías... dejarlo ir

El chino había dudado un poco en decir aquellas palabras pero ahora que las había dicho solo esperaba el enfado por parte del ojiazul, Treize efectivamente se enoja y toma a Wufei de la cintura atrayéndolo hacia él con fuerza, la mirada de Wufei se cristaliza y mira a Treize con tristeza, el ojiazul no resiste ver aquellos ojos, a Duo lo golpeaba pero con Wufei jamás se había atrevido, Treize suelta a Wufei y se sienta en una silla del comedor siendo observado por el chino

Treize. ¿Quiere decir que no me ayudarás?

Wufei. Si sigues pensando así te ayudaré pero creo que deberías reconsiderarlo

Treize. ¿Entonces me ayudas?

Wufei. Sí, lo haré

Wufei trata de sonreír a Treize pero él emocionado se levanta y se acerca a Wufei dándole un fuerte abrazo y cuando lo suelta lo mira fijamente a los ojos

Treize. Eres tan... hermoso

Sin poderse resistir Treize se agacha poco a poco mientras cierra los ojos, Wufei también los cierra y siente como los labios de Treize comienzan a acariciar los suyos y sin poderse resistir comienzan a besarse tiernamente, sin importarles aquel pacto de no intimidad Wufei se cuelga del cuello de Treize con sus brazos y dando un pequeño brinco enlaza su cintura con las piernas, Treize sujeta fuertemente la espalda del chino y mientras se besan Treize lo dirige hacia la habitación...

Nuevamente Duo se aleja del cuerpo de Heero, ésta vez se aleja sentándose en la cama del ojiazul que lo miraba tiernamente

Duo. Gracias Heero

Heero. Prepararé café ¿quieres?

Duo. Sí

Heero. Ahora vuelvo

El ojiazul se levanta de la cama y sale de la habitación, Duo suspira y se deja caer acostándose en la cama mirando hacia el techo, casi enseguida se sienta otra vez y mira la cama donde estaba acostado sonrojándose completamente

Duo. Pero que atrevido soy, ésta es la cama de Heero, además ¿cómo llegue hasta aquí?

Las preocupaciones de Duo se despejan un poco y vuelve a acostarse en la cama mirando otra vez hacia el techo cerrando después sus ojos

Duo. Él es tan lindo conmigo

Una sonrisa tierna aparece en los labios del trenzado mientras suspira, tal vez él y Heero podrían llegar a ser tan buenos amigos como él y Quatre, sabía que Trowa era también muy serio y aunque también lo quería mucho sentía que con Heero podía llegar a ser como un hermano, eso le daba mucho gusto, pero a Heero no le interesaba eso, el trenzado comenzaba a gustarle de verdad, no lo quería como amigo ni como hermano, lo quería como amante...

Habían bailado un par de canciones movidas en aquel antro gay, de pronto la música da un cambio un poco inesperado y comienzan a tocar una balada, algunas parejas se regresan a sus mesas pero Trowa y Quatre se quedan ahí, el rubio sonríe tiernamente y lleva ambas manos al cuello de su novio mientras que él toma la delgada cintura de su chico con los brazos comenzando a moverse lentamente al ritmo de la música, los hermosos ojos aqua de Quatre brillaban aún más bajo aquellas luces, para Trowa aquel era un momento mágico, ojalá todo se quedara así para siempre pero la realidad era demasiado cruel, por lo menos quería permanecer así un poco más

Quatre. ¿En qué piensas?

Trowa. ¿Por qué no nos vamos?

Quatre. ¿De qué hablas?

Trowa. Vámonos lejos, sin importar a donde, solo tú y yo

Sintiendo un fuerte estremecimiento Quatre hace sus movimientos un poco más lentos mirando sorprendido a Trowa que le miraba profundamente con un brillo en sus ojos que jamás había visto

Quatre. Estás loco

El rubio sonríe al ojiverde que no dejaba de mirarle de forma profunda, Quatre recarga su cabeza en el pecho de su novio y cierra los ojos, Trowa lo sigue mirando fijamente y también cerrando los ojos le regala un beso sobre los cabellos mientras continúan bailando

Quatre. ¿Y la escuela? ¿el trabajo? ¿nuestros amigos?

Sin responder Trowa comienza a besar varias veces sobre el cabello rubio de su novio, Quatre abre los ojos y voltea a verle siendo sus labios enseguida aprensados por los del ojiverde que besaba a su novio con angustia, el rubio siente ese cambio y también cerrando sus ojos se besan profundamente, algo pasaba con Trowa que no le estaba gustando...

Heero le lleva a Duo el café hasta su cuarto, el trenzado apenado lo toma y bebe un sorbo, estaba sentado aún sobre la cama y Heero se sienta a un lado de él con los pies por fuera de la cama, un silencio les invade hasta que el ojivioleta lo rompe preguntando como es que termino durmiendo en la cama del joven pintor, Heero le cuenta todo y Duo ríe avergonzado por haberse quedado dormido en las escaleras...

Duo. Por cierto ¿aún estamos a tiempo de continuar con la sesión?

Heero. Son casi las once de la noche

Duo. ¿Las once! Dios, me tengo que ir

Heero. Te llevo

Duo. Me voy solo, es tarde para que andes en la calle

Heero. Te acompaño te dije

Duo. No, de verdad yo...

Heero. Entonces duerme aquí

El ojiazul se sorprende de sus propias palabras, también el trenzado se sorprende por lo que el chico le había dicho y entre los dos hay un silencio demasiado incómodo, Heero se reprocha en su interior por haberle dicho eso al trenzado, seguro que lo iba a ahuyentar con esa clase de proposiciones pero contrario a eso Duo lo estaba reconsiderando, estaba callado mientras lo pensaba

Duo. Está bien

Heero. ¿Eh?... yo... ¿en serio?

Duo. Sí, el sofá se ve cómodo y...

Heero. ¡De ninguna manera! Dormirás en la cama

Duo. Pero Heero...

Heero. Nada de peros, yo dormiré en el sofá

Avergonzado Heero se levanta de la cama y se acerca al ropero donde tenía un par de mantas para ponerlas sobre el sofá el cual sería su cama por ese día y las comienza a sacar, Duo no se da cuenta de que el ojiazul casi temblaba de nervios ¿qué demonios le pasaba? Él que se consideraba de nervios inquebrantables temblaba ante la sola idea de tener a Duo durmiendo en su departamento, en su cama, y aunque él no iba a dormir a su lado sentía mucha emoción de que se quedara esa noche cerca de él, su rostro se mostraba serio como siempre pero en realidad hasta se sentía algo asustado, Duo en cambio estaba feliz y despreocupado, ignoraba por completo todas aquellas fantasías que de él tenía el ojiazul, para Duo era como ganarse a un amigo íntimo...

Después de salir del antro y sin haber hablado de nuevo sobre la idea loca de Trowa, él y el rubio llegan hasta la casa del ojiverde, Trowa había manejado hasta ahí pero ahora cedía el lugar al rubio para que se fuera a su propio departamento, los dos chicos bajan del auto, el rubio se acerca a Trowa y le da un beso sobre los labios sonriéndole después

Quatre. Buenas noches mi amor

Trowa. Maneja con cuidado

La pareja se da un fuerte abrazo y al separarse Quatre se sube del lado del volante y vuelve a despedirse agitando su mano antes de arrancar el auto, Trowa suspira cuando el auto ya se ha ido y dejando de fingir un poco se tambalea, se había comenzado a sentir un poco débil mientras aún estaban en el antro y no quería que Quatre se diera cuenta, recuperándose un poco el ojiverde camina hacia su casa entrando enseguida volviendo a fingir un poco de fuerza, al escuchar la puerta abrirse la tía del chico baja las escaleras con la bata de dormir puesta, Trowa la mira y ambos se saludan

Leia. ¿Ya cenaste?

Trowa. No tengo hambre

Leia. Ven, te preparo algo

La joven mujer sonríe amable a su sobrino y extrañándose un poco por esa actitud Trowa la mira fijamente, la rubia camina hacia la cocina y Trowa la sigue, abriendo el refrigerador ella saca algunas cosas para prepararle a su sobrino algo ligero de comer, el ojiverde se sienta en una silla observando la espalda de su tía mientras le preparaba algo, era la primera vez que algo así sucedía, generalmente cuando llegaba muy noche de algún lugar lo regañaba, sobre todo si sabía que había salido con Quatre, en cambio ahora se mostraba demasiado amable

Leia. ¿Y a dónde fueron? ¿a bailar?

Trowa. Sí

Leia. ¿Y se divirtieron?

El ojiverde enarca una de sus cejas, sin duda su tía algo se tramaba porque nunca lo trataba así, se sentía extraño hablando de eso con su tía

Leia. ¿Sabes? deberías invitar a Quatre a cenar algún día

Trowa. ¿Qué?

Leia. Nunca lo había pensado pero desde que estas con él te veo más feliz... eres más amable, eres... tan buena persona

La joven mujer deja de preparar la comida y apoya ambas manos sobre la barra donde preparaba la cena para su sobrino, Trowa la mira sorprendido y los latidos de su corazón se aceleran casa vez más pudiendo escucharlos claramente ¿acaso su tía sabía que iba a morir? Enseguida Trowa se levanta de la silla y se acerca a Leia apoyando sus manos en los hombros de ella

Trowa. Tía  ¿tú...?

Leia. ¡Tienes veintiún años por Dios!

Sin poder controlarse por más tiempo la rubia comienza a llorar fuertemente dándose media vuelta hasta estar frente a Trowa sujetándole la camisa con fuerza con ambas manos, Trowa solo desvía su mirada y abraza a su tía

Trowa. No llores... y por favor no se lo digas a Catherine

Leia. Pero necesita saberlo, eres su querido hermano

Trowa. Tía, a ella y a Quatre es a quien más temo decírselo... por favor

La rubia solo asiente con la cabeza y continúa llorando sobre el pecho de su sobrino, se había prometido no revelar que sabía acerca de la enfermedad pero la tristeza y el coraje se habían apoderado de ella, desde que Catherine y Trowa eran unos niños ella se había hecho cargo de ellos, la madre de los dos chicos era su hermana mayor que había muerto junto con su esposo en un accidente de avión y aquellos eran como sus hijos...

Acostados en la cama Wufei acariciaba el amplio pecho de Treize regalando de vez en cuando unos besos tiernos y cálidos mientras que el ojiazul estaba pensativo mirando el techo, sentía los labios y las manos del chino pero pensaba en otras cosas, Wufei se da cuenta que no le presta mucha atención y se detiene girándose sobre la cama dándole la espalda a Treize que al sentir aquel movimiento voltea a verle

Treize. Perdóname, prometí no tocarte pero...

Wufei. No me expliques nada

Enojado y decepcionado Wufei cierra los ojos, ya era muy noche y al día siguiente debía partir temprano junto con el señor Marshall para llevar a cabo su estúpido plan, los ojos azules lo miran fijamente y sonriendo Treize se acerca a él apoyando su mano derecha sobre el hombro derecho del chino comenzando a besarle el cuello y el hombro, los ojos negros se abren al sentir las caricias

Wufei. ¿Por qué no puedes amarme un poco de lo que le amas a él?

Treize. Porque sin él siento que no respiro, y por ti yo no...

Dolido por esas palabras Wufei aprieta los ojos y mueve bruscamente el brazo para que aquel hombre lo suelte, Treize se enoja por esa actitud igualada de Wufei y sujetándole el hombro lo hace girarse quedando boca arriba, Wufei abre los ojos sorprendido y antes que pueda reclamar algo siente el cuerpo del hombre a quien ama sobre el suyo sujetándole fuertemente los brazos con sus manos aprisionándolos contra la cama

Treize. ¿Te quieres parecer a él?

Wufei. Yo no dije eso

Treize. ¿Sabes acaso que le hice?

El comentario de Treize hace que Wufei lo mire confundido e intente sacarse del agarre en que Treize lo tenía sometido pero no lo logra, los ojos azules lo miran profundamente

Treize. ¡Lo humillé, lo golpee y lo violé cuantas veces me dio la gana! No me importo nunca cuanto suplicará, llorara o sangrara ¡Yo lo destruí ¿eso quieres para ti?

La terrible confesión de Treize hace que Wufei se ponga completamente tenso, nunca había visto esa mirada en los ojos azules y jamás había imaginado que le hubiese hecho todas esas cosas a su marido, era algo horrible, ahora entendía que la razón para la que Duo se hubiese ido era porque el ojiazul lo había maltratado y no porque hubiese tenido una aventura con él... Wufei mira a Treize por varios segundos, los ojos azules seguían igual de prendidos, como si hubiera fuego en ellos pero pronto los negros adquieren una expresión parecida y haciendo mucha fuerza el pelinegro logra que Treize le suelte los brazos y logra sentarse haciendo que Treize se hinque en el acto sin que ambos dejen de mirarse

Wufei. ¡Si la única forma de que me ames es esa hazlo!... ¡golpéame, viólame, humíllame!

Treize. Wu... Wufei

Wufei. ¡Hazme lo que quieras pero ámame!

Las lágrimas comienzan a salir de los ojos negros bañando su rostro de lágrimas, Treize lo mira intensamente y sin poder resistirse toma los labios de Wufei con los suyos en un apasionado beso acostándolo nuevamente sobre la cama...

Acostado en la cama Duo se siente un poco culpable de que Heero esté en la sala durmiendo solo y en el incómodo sillón ¿y si le decía que durmiera con él? Seguro que eso lo molestaba, seguro que a Heero no le gustaban los atrevimientos, esa no era la mejor opción, hace poco menos de media hora había llamado a Quatre para avisarle y hace algunos minutos que Heero le había dado las buenas noches, el trenzado no puede más con la culpa y se levanta de la cama y sale de la habitación viendo a Heero sentado en el sofá leyendo un libro de historia, el ojiazul siente que le miran y voltea hacia atrás encontrándose con la figura hermosa del trenzado que en esos momentos tenía puesta ropa suya, un short corto color blanco y una camisa azul sin mangas

Heero. ¿Qué pasa?

Duo. Yo... bueno es que... quería saber si... si quieres dormir en el cuarto

Heero. ¿En el... cuarto? ¿contigo?

Duo. Si este... sería incómodo que durmiéramos los dos en la cama pero podrías... llevarte las sábanas y dormir en el suelo

El ojiazul no lo piensa dos veces y sin responder con palabras cierra el libro, se levanta del sofá y agarra todas las sábanas para llevarlas a la habitación, Duo sonríe contento al ver que Heero no se ha molestado con su propuesta y lo sigue hasta la habitación, Heero era lindo, amable y comprensivo con él, ahora sí sentía que debía contarle sobre su pasado con Treize, ahora sentía que había ganado un hermano más...

Continuará...


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