viernes, 6 de noviembre de 2015

Lo que el viento se llevó

Capítulo 15. Lágrimas, Dolor y Angustia – Parte 1



Después de la noche que habían intentado tener intimidad por primera vez, Heero y Duo no habían planeado nada con respecto al tema, los días y las noches la pasaban de forma normal, sin pensamientos pecaminosos que los pudieran incitar: el trenzado continuaba con su trabajo, por fin iba a completar el mes y Traize no se había aparecido de nuevo en su vida, además el pelinegro no había vuelto a conversar con él de ningún tema incómodo, tan solo del trabajo; el ojiazul continuaba yendo a la escuela con normalidad y el profesor continuaba insistiéndole en que vendiendo el cuadro que había hecho de su novio, conseguiría dinero para obtener una beca, pero al ojiazul no le interesaba ni irse al extranjero ni vender la pintura, había cosas más importantes que pensar en él mismo, y entre esas cosas, la primordial era estar al lado de su amigo. Así que sus actividades les mantenían ocupados, por lo menos lo suficiente para que el sexo no ocupara sus mentes.

Para festejar el primer mes de Duo en su trabajo, a pesar de que Heero odiaba que trabajara ahí, los cuatro deciden ir al zoológico, para Trowa y Heero no resultaba del todo interesante, ya que preferían ir a algún lugar y beber una copa, pero al parecer, para Duo y Quatre resultaba muy entretenido ver a los animales y alimentar a unos cuantos, incluso el trenzado, contento por su segundo sueldo, había comprado más comida de la que parecía podían utilizar. Primeramente se encontraba la jaula de los primates, a quienes el ojivioleta observaba con interés, como un niño en su primera vez en el zoológico, Quatre estaba contento también, aventando un par de cubitos de comida dentro de los alambres en forma de rombos que rodeaban la jaula

Trowa. Se divierten

Heero. Sí

Los amigos observaban a sus respectivas parejas, el ojiverde sonreía levemente mirando a Quatre con dulzura, mientras que Heero permanecía serio, mirando atentamente a Duo, cada movimiento, cada seña, todo, y le resultaba increíble pensar que con todo lo que había vivido, Duo continuaba siendo un niño, aquella observación incluso lo hacía sonrojar

Duo. Vamos para allá

Entusiasmado el trenzado se acerca a Heero sin percatarse de su sonrojo, y lo sujeta del brazo, jalándolo hacia otra dirección donde según el mapa del lugar, se encontraban otros tipos de primates. Quatre en cambio se acerca a Trowa con naturalidad y lo sujeta del brazo, siguiendo ambos a la otra pareja. El celular de Quatre comienza a sonar y éste separándose de Trowa lo coge de su bolsillo del pantalón y contesta sin ver antes de quien se trataba

Quatre. Ah... hola Trant

Enseguida los ojos de Trowa se cierran un poco como si enfocara algo y se pone atento a la conversación

Quatre. ¿En serio? eso suena muy bien... felicidades, yo siempre confíe en ti... No tienes porque... bien, ¿te parece si luego charlamos?... quiero detalles ¿de acuerdo?... sí, hasta luego

Tranquilamente el rubio cuelga el teléfono e intenta tomar de nuevo el brazo de Trowa pero éste avanza un poco rápido dejando atrás a su novio

Trowa. ¿Qué quería?

La seriedad de su novio hace que Quatre se sienta un poco triste y camine un poco más a prisa hasta quedar al lado del ojiverde, que miraba adelante con la frente en alto, había metido las manos a los bolsillos de su pantalón, el rubio lo mira de reojo

Quatre. Hoy presentó un examen y yo lo ayudé a prepararse, quiso comunicármelo y darme las gracias, es todo

Trowa. Ah

Sin más preguntas ni gestos, Trowa continúo caminando, pero Quatre estaba inquieto

Quatre. ¿Te molesta que nos hablemos?

Trowa. No... aunque últimamente se ven mucho ¿no? creo que le gustas

Ahora el rubio comprendía la situación y no intenta evitar sonreír avergonzado

Quatre. Estas celoso

El comentario hizo sonrojar a Trowa, que volteó hacia él, no podía negar que estaba celoso de la amistad del rubio y Trant

Trowa. Yo...

Quatre. Te amo tanto

Ahora quien no evita sonreír sonrojado es Trowa ¿cómo podía siquiera por un breve segundo pensar mal de su novio? si le mostraba esa carita y le decía aquellas hermosas palabras, ahora se sentía un estúpido. El ojiverde sujeta suavemente de la cintura a su novio y le besa con ternura, disculpándose de esa manera sin palabras.

A lo lejos Heero y Duo les miraban. Habían volteado atrás al darse cuenta que sus amigos no les alcanzaban y se habían encontrado con la escena, Duo sonreía contento, pero la mirada de Heero era melancólica, como si aquella imagen doliera, no quería pensar en la separación que suponía la enfermedad de Trowa, pero era evidente y estaba ahí, frente a él. La mano de Duo se pasa por el brazo de Heero y se recarga en su hombro, el ojiazul lo mira curioso y sin decir nada le acaricia una mejilla y besa sobre su cabello

Heero. ¿Seguimos?

El trenzado asiente contento y separa su cabeza del hombro de Heero sin soltar su brazo, detrás de ellos estaban Trowa y Quatre agarrados de la mano que apenas habían volteado de nuevo, sin darse cuenta que les habían observado. El tema de Trant no vuelve a ser tocado y los cuatro continúan en su recorrido por el zoológico.

Entre cebras, jirafas, hipopótamos, elefantes, tigres, aves exóticas, reptiles y otros animales más, los cuatro recorren casi la totalidad del lugar, solo les faltaban los animales nocturnos y alimentar a los patos que nadaban contentos en el gran estanque del zoológico. Pero antes de recorrer esa parte deciden tomar un descanso y comen algo, estaban por dar las 4 de la tarde y no habían comido. Se sentaron en parejas, una frente a la otra en una mesa rectangular, habían pedido un par de Hamburguesas

Duo. No puedo creer lo lindo que era ese oso panda

Quatre. Estaba increíble ¿verdad? son tan monos

Duo. Sí, muy monos

Quatre. También el polar, nadaba muy bien

Duo. Sí, estaba hermoso

Durante unos momentos, el rubio y el trenzado conversaban de los animales que más les habían gustado, pero después Trowa tocó el tema de los automóviles y cuál había sido siempre el de sus sueños, mientras el rubio defendía su modesto auto al encontrarlo tan útil sin tener que ser muy elegante o rápido, entonces Heero recordó que había quedado de enseñar a Duo a manejar y en ese momento se lo volvió a insinuar, el trenzado se alegró y aceptó de nuevo muy contento.

Después de volver al silencio surgieron un par de temas más antes de que decidieran recorrer del zoológico lo que les faltaba, aunque antes de eso, Trowa no se olvidó de tomar sus medicinas, y aunque al sacar el ojiverde el par de frascos y tabletas los demás se habían puesto incómodos, nadie comentó nada acerca de eso. Entonces continuaron su travesía hasta concluirla, dispuestos ahora a volver a casa

Quatre. Los llevaré en mí no lujoso auto

Mientras abrían las portezuelas del automóvil el rubio sonrió con la frente en alto fingiendo mucho orgullo y después de recibir una sonrisa de parte de su novio subieron al coche

Duo. Voy aprender a manejar

Sonriendo infantil, Duo canturreaba aquella frase mientras se mecía sobre el asiento, a Heero le pareció por breves instantes estar viendo a un niño cuyo sueño de tener un auto a escala se hacía realidad, pero aquello lo hizo emitir una pequeña sonrisa y acercarse a Duo, abrazándolo suavemente, el trenzado sonrió contento y se fundieron en un cálido beso, lento y suave. Trowa volteó en ese momento hacia Quatre y le observó mientras conducía, preguntándose cuantos besos más obtendría de él antes de marcharse del mundo...

El lunes llegó y era momento de volver a las actividades diarias, Duo tuvo que ir a la oficina donde no hacía casi nada, más bien parecía el asistente de Wufei que el de Marshall, pues su jefe dejaba casi todo en manos de Wufei, y éste, al ver que el trenzado se aburría de no hacer nada, se compadecía de él y le ponía un par de tareas para que se entretuviera, Duo sabía que aquello nacía de él y no de su jefe, pero no iba a agradecer a Wufei, incluso aunque éste se portaba normal y decente con él, pues sabía bien que tarde o temprano tendría a Traize por ahí, intentando hacerlo volver, y aquello era algo que al ojinegro no le iba a perdonar, porque podía perdonarle el hecho de acostarse con su marido viéndole los dos a él la cara de idiota, pero jamás le perdonaría si por su culpa llegara a abandonar a Heero, o su esposo le hiciera daño a su novio... después de la comida, el señor Marshall regresa acompañado del señor Darlian que saluda alegre a Duo y éste le corresponde igual

Marshall. A las siete el señor Darlian y yo tendremos una junta en un Bar cerca de aquí y necesitaré ayuda

El socio del padre de Relena había hablado prácticamente al viento, sin dirigirse a nadie en particular, Wufei sabiéndose la mano derecha de Marshall intenta decir algo para mostrar su conformidad, pero antes de hacerlo, Noventa dirige su mirada a Duo y una sonrisa un tanto perversa se asoma en sus labios

Marshall. Para que estés listo Duo

Duo. Sí... señor

Casi con las manos temblando, el trenzado aprieta ligeramente la tela de sus pantalones y muestra una mueca de inconformidad en el rostro, ni Darlian ni Marshall la notan pero Wufei sí, entendiendo rápidamente todo, un sonrojo aparece en su rostro y traga saliva, mirando después a su jefe de forma molesta. Aunque Duo lo odiara y él no sintiera por el trenzado precisamente cariño, Wufei se sentía en el deber moral de advertirle a su compañero sobre los modos del señor Noventa. Después de despedirse, el señor Darlian se marcha y Marshall vuelve a su oficina, entonces el pelinegro aborda a Duo, acercándose a él cuando se disponía a ir al baño

Duo. Necesito pasar

Wufei. Duo... debes saber que, el señor Noventa no es de fiar

Duo. ¿Qué?

Wufei. No sé si has notado, pero te mira de mala forma

Duo. Sí, lo noté

Wufei. Entonces ten cuidado, no bebas nada que él te dé ¿de acuerdo?

El trenzado miró a su compañero fijamente a los ojos, estaba de acuerdo en lo que decía Wufei de que Marshall no era de fiar, se lo habían dicho Heero, Quatre y Trowa miles de veces, aun así agradecía que Wufei lo mencionara, aunque no creía que lo hiciera con buena intención

Duo. Sí, gracias

Menos serio que al principio, Duo pasa de Wufei y se dirige al baño, cuando sale va al escritorio de Maya para conversar un poco y después vuelve, pero Wufei ya no se encontraba ahí, poco después sale Noventa y se dirige a Duo

Marshall. Se tomó el resto de la tarde libre, qué bello es el amor ¿eh?

Duo. ¿De qué habla?

Marshall. Salió con su chica, Relena es buena muchacha

Después de dicho aquello, Marshall se marchó de ahí, dejando pensativo a Duo, no era nueva noticia que Wufei saliera con Relena, pero ahora que el chino le mencionaba que Noventa no era de fiar y tuviera cuidado, el trenzado cae en la conclusión de que debe hacer la misma advertencia a Relena, pues sabía muy bien que Wufei amaba a Traize y que si andaba con Relena era por una cuestión muy distinta a la del amor y seguramente esa cuestión no podía ser muy saludable para la chica, lo malo es que probablemente ella no le creyera

Cuando se llegan las 6 con 30 de la tarde, Duo llama a Heero para informarle que habrá junta en la oficina y que llegará más tarde de lo normal a casa con Quatre. El trenzado había conseguido que su novio no fuera por él al trabajo necesariamente todos los días y ese era uno de esos en que él podía regresar solo, además le había ocultado la cuestión de que la junta no sería en la oficina sino en un bar, y además que él iría con Marshall y posiblemente solo fuera Darlian además de ellos. Cuando el trenzado es avisado por su jefe de que en pocos minutos saldrán, se comienza a poner nervioso, recordaba las advertencias de sus amigos y de Wufei

Marshall. ¿Nos vamos?

Ante tal pregunta, Duo afirmó nervioso y tomando una libreta de notas y bolígrafo se encaminó junto con su jefe hacia la salida, Duo permanecía completamente serio sin hablar, mientras su jefe conversaba con él de cuestiones referentes al trabajo. Cuando llegaron a la planta baja y salieron del elevador, encontraron en el marco de la puerta al señor Darlian, el corazón de Duo se sintió más tranquilo cuando lo vio al lado de Lana, una de las secretarias con quien había hecho amistad, ambos se sonrieron amablemente mientras sus respectivos jefes se saludaban

Darlian. Por aquí por favor, nos llevarán en mi auto

Marshall. Sí, pasen primero

Duo caminó justo detrás de Lana y ya afuera se colocaron a un lado del otro para conversar, después sus jefes salieron y también conversaban, pero al contrario de los asistentes que se miraban mutuamente al hablar, los ojos de Marshall no estaban fijos en su socio, sino en Duo, cuya sonrisa de perfil iluminaba su rostro, acompasado con el movimientos de su largo cabello, haciéndolo lucir aún más hermoso, el señor Noventa estaba realmente embelesado con esa imagen, lo deseaba, por sobre todo deseaba a Duo, hacerlo suyo, entonces ante tal idea sonrió malicioso.

Llegaron al auto y los asistentes subieron primero, después sus jefes y entonces el chofer arrancó, no tardaron más de 15 minutos en llegar, había un poco de tráfico pero no demasiado, de igual forma que subieron, salieron del auto y después de ser recibidos en la entrada por personal del Bar, entraron y se sentaron donde les indicaron que lo hicieran.

Después de ordenar algo ligero de beber, enseguida Darlian abordó los temas de la junta, el padre de Relena era dedicado a su empleo casi al 100 por ciento, pero a veces le estresaba estar siempre en la oficina, por eso de vez en cuando le surgía la inquietud de realizar junta en lugares más relajantes. Duo y Lana tomaban nota de lo que se hablaba y sin derecho a opinar. Pronto pasó más de una hora y la junta cesó, habían llegado a puntos de acuerdo importantes por lo que ya no era necesario permanecer ahí

Darlian. Ha sido después de todo una velada agradable, pero mañana es día de trabajo y creo fielmente que ningún exceso es bueno, por lo que les ofrezco mi auto para que vuelvan a sus casas

La cara de Duo se iluminó al oír aquellas palabras, ya que no deseaba para nada permanecer ahí más tiempo, aunque al tener a Lana ahí la velada no había sido del todo desagradable, Marshall en cambio torció levemente la boca y después de disculparse se puso de pie para ir al baño, pero cuando nadie le vio de desvió del camino y se dirigió hacia la salida donde se encontraba el Valet Parking

"¿Puedo ayudarle?"

Marshall. ¿Quieres ganarte un dinero extra?

"Por supuesto"

Marshall. Bien, entonces ¿ves ese auto de ahí?

"Sí señor"

Marshall. Quiero que distraigas al chofer y cuando no mire, ponchas una llanta

La cara del acomodador dio un giro radical y entrecerrando los ojos miró al señor Noventa

"No puedo hacer eso"

Marshall. Vamos, te conviene

Con gesto perverso, el jefe de Duo sacó su cartera y después un par de billetes de alta denominación, la cara del empleado se iluminó con el ofrecimiento y después de debatirse internamente decidió aceptar, Marshall sonrió y volvió al Restaurante, para su fortuna, Lana ya no se encontraba, ya que según le contó su socio, la chica no vivía lejos de ahí y había decidido marcharse sola. La sonrisa que mostró Marshall era tan retorcida que Duo sintió un fuerte escalofrío

Darlian. Pediré el auto, la cuenta está pagada, ¿los espero afuera?

Marshall. ¡Espera!

Darlian. ¿Qué sucede Marshall?

Marshall. Es que...

El señor Noventa no tenía una excusa para que su socio no saliera y pudiera encontrarse con una escena que no le convenía, por lo que tuvo que resignarse y agitar la cabeza para negar, Darlian lo miró extrañado unos momentos pero después no le tomó importancia y entonces los tres salieron del Bar. De nuevo para fortuna de Marshall, el auto ya tenía la llanta ponchada y el chofer la miraba preocupado, cuando se jefe se acercó pidió una explicación

Chofer. Oí un grito de una chica y creí que estaba en problemas, entonces abandoné el auto y caminé en busca de la voz pero no había nadie, cuando he vuelto estaba la llanta así, no me explico

Darlian. Vandalismo ¿qué más? pero que mala seguridad tienen aquí

Marshall. Me temo que tu auto ya no nos es útil

Chofer. Oh no, ya llamé al mecánico y no tarda en llegar, ya que no hay llanta de repuesto

Marshall. Mmh... ya veo... pero Duo seguro quiere llegar pronto a casa, puedo llevarlo en taxi

La sangre del trenzado se heló por completo al oír aquella sugerencia y pronto perdió el habla, Darlian volteó a verlo como examinándolo

Darlian. ¿Seguro tienes prisa? porque si no entonces espera a que esto se solucione

Duo. No yo... no tengo prisa

La voz de Duo era tan nerviosa que el señor Darlian creyó que se había apresurado a hablar porque le daba pena admitir que tenía que irse sin poder esperarlos, por lo que sonrió y le colocó una mano sobre el hombro

Darlian. No hay problema, comprendo

Duo. Pero es que... de verdad no importa

Marshall. Vamos, no seas tímido

La mano de Noventa que Duo sintió sobre su hombro fue completamente distinta a la de Darlian que acababa de quitarla del otro hombro del trenzado, los ojos violetas se giraron un poco hacia él con timidez, Marshall le sonrió intentando parecer amable y eso hizo que el trenzado se sintiera más incómodo

Darlian. Bueno, discúlpenme que haya pasado esto

Marshall. No fue culpa tuya. Vámonos Duo

Sin decir nada, el trenzado miró por última vez a Darlian, intentando demostrarle con su mirada la inconformidad, pero él no pareció percibirla, solo levantó la mano derecha y la agitó para despedirse

Darlian. Hasta luego

Marshall. Adiós y suerte

Jefe y empleado se marcharon en silencio hasta la próxima avenida donde tomarían el taxi, pero al llegar a ella, Marshall miró a Duo y se volteó para tenerlo enfrente

Marshall. Si quieres, podemos ir a otro lugar

Duo enmudeció completamente ante la propuesta y sintió que las piernas le traicionaron, de pronto recordó en breves flashes las miradas y sonrisas de Robert, quien fuera su anterior jefe y se sintió deprimido, bajando la mirada al instante, su rostro estaba sonrojado y miles de imágenes le atiborraron la cabeza, sesiones de fotografía y roces de pieles que le producían infinito asco

Duo. ¡Noo!

La mirada de Duo se había levantado de repente y miraba a su jefe de forma dura, apretando los puños con fuerza, Marshall estaba un poco confundido pero no dijo nada más

Duo. Puedo irme solo

Y sin decir ya nada, el trenzado comenzó a caminar de prisa hacia el otro lado de la calle, mientras Marshall sonreía triunfante

Marshall. Idiota, solo harás que te deseé cada vez más

Sintiéndose bien consigo mismo por negarse, el trenzado suspiró aliviado, pero cuando disminuyó el paso sintió que le agarraban del brazo, llevaba varias cuadras de haber caminado pero sabía que aquella persona era su jefe, sintió como si le dieran un golpe en el estómago pero sabía que debía de voltear. Al hacerlo se llevó una sorpresa al ver que no se trataba de su jefe sino de Relena, la chica no era precisamente santo de su devoción, pero nunca se había sentido tan feliz de verla

Relena. ¿Estás bien?

Duo. S...sí

Relena. Qué bien, te vi casi corriendo y creí que estabas en apuros

Duo. No... bueno es que... huía de mi jefe

Relena. ¿Del señor Noventa?

Duo. Sí, quería que lo acompañara a otro lugar, es que hoy tuvimos junta en un Bar

La mirada de la chica estaba sobre Duo, que por breves instantes creyó que ella no le creía, pero en cambio suspiró resignada

Relena. Mi padre y sus Bares, pero no has dicho que si a ese señor ¿verdad?

Duo. No, claro que no

Relena. Qué bien, al principio creí que era buena persona, pero no lo es

Duo. Sí, eso creo

Relena. Ey, si quieres puedo llevarte a casa del lindo Quatre

Duo. ¿En serio?

Relena. Sí, después de nuestra cita Wufei se fue y yo vine por mi auto, está cerca, vamos

El trenzado sonrió a penas y siguió a la chica, se veía muy contenta, incluso cuando pronunciaba el nombre del pelinegro su mirada se había iluminado, a Duo eso le dio un vuelco el corazón y se abstuvo de decirle lo que pensaba de Wufei, pues aunque no confiaba en él, la chica se veía feliz. Llegaron al auto y rumbo al departamento del rubio ambos conversaron, al llegar Relena detuvo el auto pero no mostró seña de querer bajarse

Duo. ¿Quieres pasar?

Relena. No gracias, salúdame a Quatre ¿sí?

Duo. De acuerdo

Sonriendo Duo se giró levemente para abrir la puerta del auto pero Relena lo detuvo, colocándole una mano sobre el brazo

Relena. ¿Y cómo está Heero?

Duo. Bien, le daré tus saludos si quieres

Relena. No, solo... cuida de él ¿sí?

La mirada de tristeza de la chica hizo sentir triste a Duo también, se quedó en silencio unos momentos y después sonrió

Duo. No tienes que decirlo, daría mi vida por él

Relena. Seguro que sí

Sonriendo poco, Relena quitó su mano de Duo y éste después de salir del auto se despidió de ella, la chica también se despidió agitando una mano y partió en su auto, con la cabeza llena de dudas, quería a Wufei, y cada vez lo quería más, pero aún sentía algo por Heero, aunque no estaba segura que, solo deseaba que pronto el ojiazul no tuviera nada que ver en su corazón...

Quatre. Me tenías preocupado

Al abrir la puerta del departamento, su amigo rubio estaba parado frente a la puerta, había visto desde la ventana el auto de Relena, ni siquiera había dicho Buenas noches o algún saludo parecido, Duo aún estaba un poco agitado por el susto que se había llevado ante la aparición inesperado de Quatre tras la puerta, cerró ésta y entró tranquilamente

Duo. Lo siento, al señor Darlian se le ponchó una llanta y por eso me retrasé un poco, pero Relena me ha traído

Quatre. Sí, vi su auto ¿estaba ella en la junta?

Duo. No, pero es que...

Por algunos breves segundos, el trenzado se quedó callado y pensó que sería mejor no platicarle a su amigo de la propuesta de su jefe

Duo. Caminé para tomar un taxi y ella pasaba por ahí, fue coincidencia, pero me cayó de perlas

Quatre. Ya veo... ¿tienes hambre? te esperé a cenar

Duo. No, tomé una cerveza y tengo sueño

Quatre. Malo, comeré solo

Duo. Te acompañaré pero no cenaré

Quatre. Está bien

Sonriendo se encaminaron hacia la cocina para que el rubio cenara, Duo se mostraba tranquilo y normal pero estaba preocupado, no sabía que cara iba a poner al día siguiente cuando se topara con su jefe, le daba vergüenza y coraje... Después de que Quatre cenara y conversaran un poco en la mesa, Duo se despidió de su amigo y se dirigió a su habitación mientras éste lavaba los platos...

Sin poder conciliar el sueño, Duo daba vueltas en su cama, miraba a veces el teléfono que su amigo había puesto en aquella habitación poco después de que él se mudara, quería llamar a Heero, aunque era la una de la madrugada, tenía ahí un par de horas sin poder dormir, hacía tiempo que había oído que Quatre entraba en su habitación, solo podía oír sus propias respiraciones, cada vez más lejanas...

Se levantó por la mañana y miró el reloj, se había hecho tarde para llegar al trabajo, salió de la habitación y Quatre ya no estaba, rápidamente se vistió y saliendo con un pan tostado en la boca cerró la puerta, tomó un taxi y se fue al trabajo, llegó como esperaba, tarde, Wufei le lanzó una mirada indiferente

Wufei. El jefe quiere verte

La voz del pelinegro sonaba oscura, como si le presagiara que aquello no podía ser bueno, pero él no dijo nada y se decidió a entrar, el respaldo de la silla del señor Noventa estaba frente a él y tragó saliva con dureza

Marshall. Eres grosero Duo, lo sabes ¿cierto?

Duo. Pero es que yo no...

Marshall. Yo no perdono fácilmente, nunca lo hago

Con temor el trenzado vio cómo su jefe se giró en la silla y mostró una sonrisa retorcida, sus piernas comenzaron a ponerse pesadas, como si cargara hierro con ellas y no podía moverse, de pronto el señor Noventa estaba frente a él y estiraba su brazo hacia la mejilla blanca del trenzado, la acarició y después con brusquedad sujetó su cuello y le robó un beso, mordisqueando sus labios y aunque intentó resistirse fue incapaz, de pronto su jefe lo agarró con fuerza y lo aventó hacia el escritorio, donde se golpeó el abdomen con la madera y cayó al suelo, intentó gritar pero su garganta se cerró, sintió de nuevo la mano de su jefe alrededor de su cuello y como éste lo ponía de pie, le daba la media vuelta con brusquedad y sujetando parte de su cabello lo aventó hacia abajo, golpeando su cara contra el escritorio

Duo. No... no por favor... no lo haga

Aunque suplicó, sus pantalones fueron desabrochados y cayeron a sus pies, igual su ropa interior, y después con miedo y angustia, sintió un terrible dolor en su baja espalda, como si intentaran partirle en dos y entonces gritó, tan fuerte que la puerta de la oficina se abrió y por ella entró Wufei que miró con horror la escena, Duo lo vio y se sonrojó por completo, entonces comenzó a sentir que un líquido escurría por sus piernas, le ardían tanto las heridas que sabía que se trataba de sangre y que provenía de su ano

Wufei. Lo encontré

La cara de susto del pelinegro se retorció en una cruel sonrisa y unos ojos vacíos, levantó su mano derecha y con un dedo lo señalaba, pero el horror que Duo había sentido hasta entonces nunca fue tan grande como cuando en ese momento, por aquella puerta entraba Traize, se veía completamente satisfecho, lo miraba con perversión y sonreía malicioso

Traize. Bien hecho Wufei, por eso te amo tanto

Wufei. Lo preparé para ti ¿te gusta?

Ante sus ojos, su esposo y su compañero se besaban apasionadamente, mientras él lloraba y gemía dolido, oyendo los asquerosos gemidos y las retorcidas risas de su jefe, y mientras miraba a los otros dos besarse, después se separaron y Wufei volvió a sonreír satisfecho

Wufei. Y con esto cerramos telón

El pelinegro salió unos momentos y después volvió a entrar con algo que Duo sintió como el peor de los golpes, Heero estaba frente a sus ojos completamente atado con cuerdas, lo miraba de forma triste y decepcionada

Duo. Hee... Heero

Heero. Me das asco

Duo. No... yo...

Las pupilas violetas se dilataron por completo cuando miró aterrorizado como Traize se colocaba atrás del ojiazul y con una navaja en la mano, cortaba el cuello de Heero, el cual comenzó a escurrir chorros de sangre, mientras caía, su novio le miraba con profundo odio y pronto un aturdidor coro de risas se oyó retumbar por las cuatro paredes de la oficina

Duo. ¡Noooo!

Jamás había sentido tanto dolor y miedo, lo que sentía no podía siquiera explicarse... era como haber caído directamente al infierno y ser consumido lentamente por las llamas que le rodeaban... Por instinto se sentó sobre la cama, las sábanas estaban mojadas por el sudor y su rostro bañado en lágrimas, se sintió aliviado cuando entendió que todo había sido una horrible pesadilla, sin embargo aún respiraba agitado y su corazón latía aceleradamente.

Aún angustiado se llevó ambas manos al rostro y lloró con fuerza, no le importaba que le violaran miles de veces, no le importaba que Traize lo reencontrará y le hiciera daño de nuevo, pero jamás iba a perdonarse si Heero salía lastimado, aquello era algo que jamás iba a poder soportar

Duo. Heero... Heero

Temblaba asustado, el solo recordar la horrible escena de su sueño, le hacía sentir un fuerte dolor por todo el cuerpo, intensificado en el pecho y estómago, incluso se sentía débil, sin fuerzas para nada. Duró más de media hora llorando, cada vez menos y cada vez más tranquilo, su pecho no estaba tan agitado y el sudor había disminuido, ya no se tapaba el rostro y miraba hacia el frente, se quedó así de quieto por algunos minutos y después se levantó de la cama, salió del cuarto y en la cocina tomó un vaso de agua, después caminó de nuevo al cuarto pero al pasar por el de Quatre oyó unos leves jadeos, con curiosidad entró en la habitación y vio a su amigo, estaba acostado boca arriba en la cama, completamente dormido, curioso Duo se acercó y logró ver gracias a la luz de la luna el rostro de su amigo, de sus ojos salían un par de lágrimas y de vez en cuando se movía jadeante

Quatre. No me dejes...

Duo sintió un horrible escalofrío por el cuerpo y un vuelco en el corazón, apretó con fuerza los labios para no llorar ante la triste imagen frente a él, se agachó con suavidad hacia Quatre y le besó la frente, apartando después un poco de cabello sobre su cara

Duo. Quatre...

De nuevo besó su frente y se dejó caer de rodillas junto a la cama, apoyó sobre el colchón su rostro y cerró los ojos, su mano estaba estirada sobre el rubio a la altura de la cara, lo acariciaba suavemente

Duo. Eres tan fuerte, si Heero estuviera en la situación de Trowa...

Solo de pensarlo volvía a temblar completamente, levantó su rostro y con los ojos ampliamente abiertos miraba hacia la nada, no debía de pensar en nada de eso, si Heero muriese él también quería morir, además si fuera posible, él sería capaz de dar la mitad de su vida para darle aquellos años a Trowa y evitarle un gran dolor a su amigo, pero eso era imposible. Poco a poco el sueño venció de nuevo a Duo, pero ésta vez no tuvo ningún sueño, o tal lo había olvidado porque el primero había sido tan horrible que recordaba detalle a detalle...

Sin indicios de haber llorado la noche anterior, Duo se dirigió hacia la cocina donde Quatre servía jugos de naranja y unos panes tostados más de lo normal, el rubio era malo incluso tostando panes, el rubio estaba muy tranquilo, parecía que no recordaba lo que había estado soñando y que incluso dormido le hizo llorar, o tal vez, estaba actuando igual de bien que él.

Después de desayunar salieron del departamento y se despidieron en la entrada del edificio, el auto de Quatre tenía poca gasolina así que no lo podía llevar, pero el trenzado se estaba enseñando a tomar mini buses y por lo menos sabía cuales le llevaban a la oficina. El trenzado llegó a tiempo a la oficina, Wufei ya estaba ahí aunque era muy temprano, el ojinegro le dirigió una mirada indiferente tan idéntica a la de su sueño que le hizo pasar saliva con dureza

Wufei. Buenos días

Duo. Buenos días

Wufei. ¿Cómo les fue ayer?

Duo. ¿Te importa?

Wufei. Relena me contó que se encontraron, y que huías del señor Marshall

Duo. Así es... y repito ¿te importa?

Sin hacer caso de él, Duo se sentó en su silla y prendió la computadora portátil, Wufei le miró unos momentos y sin tomarle más importancia de la debida, dirigió su mirada hacia los papeles que su jefe le había pedido que verificara. Durante los siguientes minutos, las amigas secretarias del trenzado pasaron por ahí para saludarlo y después se alejaron, Wufei y Duo estuvieron solos sin hablarse por más de 30 minutos, luego llegó Marshall con un ramo de flores y descaradamente lo dejó en el escritorio de Duo frente a él, ambos empleados estaban sorprendidos, pero más el ojivioleta que Wufei, quien enseguida mira con molestia a su jefe, mientras Duo aún no salía de su asombro, no miraba nada más que las flores

Duo. No me explico...

Marshall. Es una disculpa por lo de ayer... Buenos días Wufei

Sonrió satisfecho y se dirigió a su oficina, Duo tocó algunos pétalos de las flores y frunció el entrecejo, Wufei sabía que si preguntaba Duo lo iba a mandar por un tubo, así que no dijo nada y continuó trabajando, el trenzado agarró el ramo y lo puso en el suelo junto a sus pies, no se atrevía a pisotearlas o tirarlas, pero no quería estarlas viendo, entonces empezó a trabajar...

Como cada mañana antes de que su hermano tomara las medicinas, Catherine le subía el desayuno a la habitación, después conversaban un rato y dejaba a Trowa solo como él lo pedía siempre, pero aquella mañana las cosas fueron distintas, cuando la pelirroja entró en la habitación encontró a su hermano pegando algunas hojas en las paredes y objetos del cuarto, sobre la cama había una libreta gruesa pero no muy alta, y al lado un bolígrafo

Trowa. Hola

Catherine. Hola... pero ¿qué haces?

Trowa. Manteniéndome

Catherine. ¿Manteniéndote? no entiendo

Trowa. Estoy olvidando cosas Cathe

Por poco la chica estuvo a punto de tirar la bandeja del desayuno de su hermano pero se contuvo, se paró derecha y dejó la bandeja en uno de los buros, se sentó en la cama y agarró la libreta, Trowa se veía completamente normal pegando carteles. Había varios sobre la cómoda que le indicaban que contenía cada cajón, sobre la pared había un calendario nuevo que él mismo había hecho, cada hoja que lo conformaba era un día de cada mes, los cuales estaban uno sobre otros, en cada día que pasaba ponía lo que había hecho o si no llegaba aún, lo que debía hacer; también había carteles sobre algunos objetos personales, donde se indicaba que hacía con cada uno de ellos. Cuando terminó se giró hacia su hermana que leía la libreta, tenía los ojos llorosos

Trowa. ¿Qué te parece?

Catherine. Es... buena idea

Sin evitarlo, las lágrimas de la chica caían sobre sus mejillas pero no emitía quejidos. En la primera hoja estaba el nombre de su hermano, su fecha de nacimiento y otros datos personales, después información de su familia, incluso después de poner sus datos había puesto una tonta nota sobre ella, indicando que a pesar de su mal carácter era una chica dulce en quien se podía confiar; después de eso estaba la información de Heero, la de Quatre y Duo

Catherine. No sé qué decirte

Trowa. Solo sonríe ¿de acuerdo? me encanta verte feliz

Con cariño el ojiverde se acercó a la chica y ella se acercó a él, pegando su rostro contra su estómago, la mano derecha de él se posó en la cabeza de su hermana y la abrazó, besándole los cabellos, ella se apretó tan fuerte de su cuerpo, como si al soltarlo fuera a irse para siempre y comenzó a llorar

Trowa. Ssht... no llores... todo está bien

Sintió la cabeza de su hermana moverse en afirmación y la soltó, ella se secó las lágrimas y volteó a verlo, sonriéndole ampliamente, él también sonrió levemente y con ternura, colocó su mano en la mejilla de Catherine y con su pulgar le secó unas lágrimas prontas a salir de sus ojos

Trowa. No dejes de sonreír nunca ¿de acuerdo?

Catherine. Sí

Con esfuerzo sonrió más amplio y después se puso de pie

Catherine. Se enfría tu desayuno, lo hizo Mariemaia, dijo que era para que te aliviaras

A Trowa se le hizo un nudo en la garganta cuando oyó aquellas palabras, pero solo dijo gracias y entonces Catherine salió de la habitación, Trowa suspiró profundo y abrió el cajón de su buró, donde sacó un álbum de fotografías y lo abrió, la primera de las fotos era de él junto a su hermana, su tía y su prima, la siguiente de él junto a Heero y su padre antes de morir, la tercera era de él y Quatre y la cuarta era de él junto a su novio, su amigo y Duo, había más fotos en el álbum pero solo miraba aquellas con melancolía, estaban incluso rotuladas con el nombre de quienes aparecían y que papel jugaban en su vida, cerró el álbum y después de meterlo en el buró sacó una hoja de papel color azul cielo que tenía escrito con letras grandes "Propuse matrimonio a Quatre, hacer preparativos" Aún recordaba que eso había sucedido por lo que su sonrisa estaba ampliamente extendida, como nunca había sucedido

Trowa. Serás mi esposo...

De pronto cerró con fuerza sus ojos y se llevó una mano a la cabeza, comenzaba a punzarle, era una sensación extraña, dolía pero se sentía entumido, incluso como frío, el dolor fue cada vez más agudo que sentía como si la cabeza fuera a explotarle

Trowa. ¡Aaa!

Se apretó con fuerza y de pronto el dolor cesó súbitamente, abrió los ojos rápido y miró en todas direcciones, a su alrededor todo daba vueltas, como si hubiera tomado mucho alcohol, se sentía mareado, como pudo se acercó al buró y bebió rápidamente el jugo de zanahoria que había sobre él, después agarró una de sus medicinas, leyó el nombre con dificultad y sacó dos pastillas de ese frasco, las tomó rápidamente con el agua que también le habían llevado, se acostó en la cama intentando tranquilizarse y cerró los ojos, esperaría a que surtiera efecto la medicina, pero su cuerpo aún temblaba ligeramente

Trowa. Aún no... por favor... espera unas semanas más...

No sabía con quien hablaba precisamente, jamás había defendido la existencia de Dios aunque tampoco la había negado, pero en esa ocasión necesitaba sentir que en alguna parte había alguien que podía hacer algo por él, y que podía concederle algunos días más de vida para poder casarse con Quatre y llevarse a la tumba la dicha más grande que podía haber experimentado en la vida...

Durante el resto del día, Duo se sintió incómodo con lo que había sucedido, la noche anterior, su espantoso sueño y aquel maldito ramo de flores que su jefe le había regalado, sabía qué hacía mal en no contarle a Heero, pero sabía que de hacerlo, su novio inmediatamente lo iba a sacar de ahí, a Duo realmente le gustaba sentirse útil y ganar dinero, sobre todo porque debía pagarse la escuela y ayudar a su amigo con los gastos, aunque no sabía cuánto tiempo más resistiría aquella incómoda situación...

Al cabo de unos minutos en que Duo transcribía un informe que Marshall le había encargado, el celular de Wufei se oye sonar y éste enseguida contesta, a Duo no le importa realmente quien pudiera llamarle, pero se queda completamente helado cuando escucha al pelinegro susurrar el nombre de su esposo, el trenzado gira lentamente y con miedo su cabeza hacia Wufei y éste a su vez le mira unos momentos, levemente Duo alcanza a mover su cabeza en negativa, demostraba temor en sus ojos y el ojinegro lo había notado

Treize. ¿Me oyes?

Wufei. Sí ¿qué sucede?

Treize. Estaré por allá la próxima semana

Como si Wufei estuviera en la situación de Duo, abre ampliamente sus ojos, sorprendido y un poco asustado, quedándose callado unos momentos

Treize. ¿Qué pasa?

Wufei. Nada... está bien

Treize. Cuando esté allá te llamaré ¿de acuerdo?

Wufei. Sí

Treize. Me muero por verlo, tiene que volver ¿verdad que volverá?

Wufei. Sí

Distante y ajeno, Wufei cuelga sin despedirse, evitando enseguida la mirada de Duo, por su cabeza pasaban muchas cosas, pero entre ellas la que más le molestaba era su conciencia, la cual le pedía a gritos que le dijera a Duo, que evitara que Treize lo encontrara, pero también su corazón le pedía a gritos que hiciera feliz al amor de su vida, así fuera el acto más egoísta del mundo... En cambio, decidido Duo se pone de pie y se dirige a él, apoyando las manos sobre el escritorio y obligando a su compañero a darle la cara

Duo. ¿Qué quería? información supongo

Wufei. No te importa

Duo. ¡Claro que sí! se trata de mi ¿que no entiendes? me quieres ofrecer como si fuera un trofeo, no quiero volver con él ¡estoy harto!

Wufei. Eso... a mí no me importa

Duo. ¡¿Por qué me odias tanto?!

Como si le hubieran ofendido, Wufei mira fijamente a Duo y se pone en pie, mirándole cada vez con más determinación

Wufei. ¡No sabes lo que daría porque él dejara su tonta obsesión hacia ti, pero no será así y tampoco es que te odie!

Duo. ¡Eres...!

En ese momento Marshall sale rápido de la oficina, había oído los gritos, con enojo mira a ambos empleados

Marshall. ¿Qué sucede? parecen animales

Duo. Sucede que renuncio

Molesto el trenzado comienza a sacar sus cosas de los cajones de su escritorio, decidido a irse, pero enfadado Marshall se acerca a él y lo agarra con fuerza del brazo derecho, Duo voltea hacia él un poco asustado e intenta soltarse pero su jefe no lo deja, por el contrario lo jala hacia él mientras avanza hacia la oficina, sin darle tiempo a defenderse, el señor Noventa introduce a Duo en su oficina y cierra la puerta, Wufei había mirado atónito sin hacer nada, aunque él lo pusiera en un peligro mayor al entregarlo a Traize, estaba preocupado de aquello que había hecho su jefe... El ojivioleta miraba con reto a su jefe, que a su vez lo miraba con ojos de lunático, estaban frente a frente

Duo. ¿Qué le sucede?

El trenzado se sujetaba el brazo y se acariciaba, lo sentía caliente de los tiros que le había dado su jefe, Marshall lo mira con ira, acercándose un poco a él, Duo intenta retroceder pero de nuevo le sujeta con fuerza

Duo. ¡Déjeme!

Marshall. No me importan tus problemas con Wufei, pero de aquí no te vas

Duo. Claro que sí

Marshall. No, tú no entiendes, eres para mí

Duo. ¿De qué habla?

Marshall. Yo voy a conquistarte, tengo mucho que darte, dinero, lujos, viajes, todo con lo que has soñado

La mirada de su jefe era de total locura, con los ojos abiertos ampliamente y un poco salidos de sus órbitas, daba miedo, pero Duo estaba más preocupado que asustado

Duo. No necesito nada de eso, tengo personas en mi vida que son más importantes que todo lo material de éste mundo

Marshall. No, estas mal, no hay nada mejor que esto, te daré el mundo

Duo. Usted está loco

Marshall. ¡Cállate!

Por reflejo, Duo gira su cabeza hacia la izquierda cuando ve el puño de su jefe acercarse a él, pero en lugar de darle a Duo, golpea con él la pared que no estaba muy lejos de ellos y después con la otra mano sobre el pecho de Duo, lo avienta haciéndolo golpearse con la pared

Duo. No...

Intentando defenderse, el trenzado aprieta con fuerza los ojos, aún con la cabeza girada hacia la izquierda e intenta aventar a su jefe, pero Noventa lo aprisiona más contra la pared con su mano en el pecho del trenzado y acerca su rostro al suyo, lamiéndole la mejilla derecha

Duo. No... déjeme...

Forcejeando más, el trenzado patea la espinilla izquierda de la pierna de su jefe y éste lo suelta enseguida, agachándose para tocarse, entonces Duo aprovecha y se apura a acercarse a la perilla de la puerta, pero Marshall se acerca a tiempo metiéndole el pie para hacerlo caer, Duo cae de rodillas y al intentar levantarse, Marshall se coloca a su lado también de rodillas y lo abraza

Marshall. No huyas y déjame tratarte con cariño

Sonriendo cínicamente, Marshall baja su mano hacia el pecho de Duo y lo acaricia por encima de la ropa

Marshall. Pórtate bien y no te haré daño

Duo. Me da asco

Al oír las palabras del trenzado, Noventa se enoja bastante y sujeta a Duo de los cabellos, jalándolo fuertemente

Marshall. No te pases de listo... yo te puedo hacer mucho daño

Duo. No me importa

Marshall. ¿Ah no? y dime ¿cómo está tu novio?

Enseguida los ojos del trenzado se abren tan amplio como nunca en su vida y comienza a temblar, también llegan a su memoria unas cuantas imágenes del sueño horrible que había tenido y fija su mirada en Noventa, suplicándole con ella que a Heero no le hiciera daño, Marshall la entiende y sonríe retorcido

Marshall. ¿Ves que podemos entendernos?

Poco a poco, el jefe de Duo suelta sus cabellos y baja la mano a la mejilla de Duo, acariciándolo con el costado de la mano, el trenzado ya no pone resistencia, solo desvía su mirada hacia cualquier punto que no sea la mirada de su jefe, sintiendo enseguida los labios de Marshall sobre su cuello y sus manos recorriendo su pecho sobre la ropa mientras poco a poco lo acuesta en el suelo de la oficina

Marshall. No te irás de la empresa y serás mi amante ¿de acuerdo?

Duo no contesto, pero al ver Marshall que el trenzado volvía a cerrar sus ojos y un par de lágrimas caían por los costados de sus ojos, se da cuenta que ha concedido a la condición, Duo gira su cabeza hacia el lado izquierdo y las lágrimas de su ojo derecho ruedan por el costado, pasando por la nariz, mientras que las del otro ojo ruedan hasta el suelo, descaradamente Noventa las lame y sonríe, dispuesto a bajar su mano hasta la hombría del trenzado, pero antes de hacerlo, el teléfono suena, sacándolo de la concentración, enojado golpea el suelo y se levanta, dejando a Duo acostado en el suelo, toma el teléfono de mala gana

Marshall. ¿Qué quieres?

Wufei. Señor, le busca el señor Darlian

Marshall. ¿Qué quiere ese idiota?

Wufei. No lo sé

Marshall. Voy hacia allá

Enojado cuelga el teléfono aventándolo y se acerca a Duo, levanta el pie y lo coloca sobre la mejilla que tocaba el suelo, empujándole suavemente la cabeza para que voltee al frente y lo mire

Marshall. Volveré para hacerte mío ¿de acuerdo? y no te pases de listo

Duo no contesta, solo desvía su mirada y cuando Marshall sale de la oficina, se cubre el rostro con ambas manos y comienza a llorar. Enseguida Wufei entra a la oficina y al ver a Duo acostado en el suelo, llorando, con la ropa hecha jirones y despeinado, siente que se le revuelve el estómago, sin embargo se agacha y lo mira fijamente

Wufei. Vete

Duo. Déjame tranquilo

Wufei. Darlian no lo buscaba, lo hice para que huyeras ¡vete pronto! antes de que vuelva

Sin creer que nuevamente Wufei le estuviera ayudando, Duo voltea a verlo sorprendido

Wufei. Anda, levántate

Jalándolo del brazo lo ayuda a ponerse de pie, Duo continúa mirándolo fijamente, sin creerlo aún

Wufei. ¿Qué esperas?

Duo. Le hará daño

Wufei. No si lo previenes, él no sabe nada de ti, te quiere tener asustado, hazme caso, vete ya

Duo. S... sí

Secándose las lágrimas, Duo mira de nuevo a Wufei

Duo. Gracias

Wufei. No lo hago por ti

Haciéndose el digno, Wufei evita la mirada de Duo, el en cambio frunce el ceño

Wufei. No quiero entregarle a Traize un esposo maltratado

Duo. Cierto, que tonto soy

Decepcionado de las palabras de Wufei, Duo le da la espalda y camina hacia la puerta, pero antes de salir es detenido por el pelinegro, que seguía evitando su mirada, y ésta vez aprieta con fuerza los puños

Wufei. Traize vendrá, en una semana

Como si no fuera ya mucho su miedo, Duo escucha aquellas palabras y de nuevo comienza a temblar, pero no entendía a que jugaba Wufei con decirle eso, ¿era para prevenirlo o simplemente estaba jugando con él? pero no había tiempo de decir nada más, por eso el trenzado sale corriendo de la oficina, Wufei se queda parado en la misma posición y segundos después se arrepiente de haberle prevenido de la llegada de Traize, pero es que a veces su conciencia era más fuerte que él y hablaba sin pensar, aunque en el fondo deseaba entregar a Duo y que Traize fuera feliz. Minutos después llega Marshall más que molesto

Marshall. Darlian se fue hace dos horas ¡me engañaste!

Noventa se acerca a Wufei y colocándole las manos en los hombros lo comienza a sacudir, el pelinegro no pone resistencia ni dice nada, después Marshall lo suelta y le da una fuerte bofetada que lo tira al suelo, haciéndole sangrar la nariz

Marshall. Lo hiciste para que huyera ¿verdad?

Wufei. No, quería evitarle un problema a usted

Marshall. ¿Qué dices?

Wufei. Duo puede decirle a Darlian lo que le quiso hacer usted, o denunciarlo... no haga locuras

Creyéndose de las palabras de Wufei, Marshall respinga un poco pero después ayuda a Wufei a ponerse de pie, el pelinegro intenta limpiarse la sangre, pero antes de hacerlo, siente con horror la lengua de su jefe pasarse por su nariz

Marshall. No estas mal Wufei

Al no tener a Duo frente a él, y sintiéndose bastante excitado, Marshall lame el cuello de Wufei, tomándolo por la cintura, él cierra sus ojos pero a diferencia de Duo, no llora ni intenta librarse, solo se sonroja y empuja suavemente a su jefe, suspirando

Wufei. No, aquí no

Nunca antes Marshall le había tocado de aquella forma, ni le había besado, pero a diferencia de Duo, él no tenía por qué luchar, Relena no era la persona que amaba y Traize que sí lo era ya no lo buscaba ni quería nada con él, por eso no tenía nada que perder, Noventa sonríe por la soltura de Wufei y ataca sus labios, desesperado, lleno de deseo, nunca había intentado tocarlo ni nada parecido, pero se encontraba excitado y estaba feliz de que su empleado no pusiera resistencia

Marshall. No te preocupes, nadie vendrá

Con desesperación lo lleva hacia el sillón del otro extremo de su oficina, lo acuesta en él y comienza a desnudarlo, relamiéndose los labios cada que descubre alguna parte de su cuerpo, y cuando lo tiene totalmente sin nada bajo él, extiende sus manos y lo comienza a acariciar, desde el cuello hasta las piernas, Wufei se estremecía cada vez que sentía las frías manos de su jefe rozar su piel, y cuando una se cierra alrededor de su miembro y comienza a moverse de abajo hacia arriba, arquea su espalda al frente, jadeando despacio

Marshall. Te gusta ¿verdad?

Con el rostro completamente sonrojado, Wufei asiente y comienza a gemir cuando su jefe aumenta el ritmo, mirando la mano de Marshall moverse rítmicamente, observando atento como le masturbaba, cada vez se sentía más excitado y su vista se comenzaba a nublar, de pronto siente una fuerte corriente eléctrica y arquea su espalda hacia atrás, levantando ligeramente sus caderas del mueble, pronto aquel líquido que le torturaba sale por fin en un par de brotes, tibio y un poco espeso, cae sobre la mano de su jefe y se desliza también por su miembro, Noventa sonríe satisfecho, observando el pecho agitado de Wufei tras el orgasmo y sobre su piel manchas de semen, las de su mano las lame gustoso

Marshall. De nada... ahora devuélveme el favor

Apenado Wufei mira a su jefe y vuelve a asentir, sentándose en el sillón, con la espalda sobre el brazo del mismo y abre sus piernas, pero Marshall se acerca por el costado y le empuja su pierna izquierda para que la junte con la derecha

Marshall. Lo siento, no traje condones, supongo que de eso debo agradecerte que dejaras ir a Duo

Sin que Wufei dijera nada, Marshall se acerca más por el costado de Wufei y se desabrocha los pantalones, bajándose también el cierre, y entonces saca su miembro erecto, Wufei se esfuerza por no mostrar el asco que le causaba y sin decir nada lo sujeta con su mano derecha y la izquierda la coloca en la cadera de su jefe, lamiendo pocas veces y casi enseguida lo mete a su boca, comenzando a sacarlo y meterlo, moviendo rítmicamente su cabeza de atrás hacia delante, Noventa comienza a gemir con placer, Wufei era experto, usaba su boca de forma diestra, no dejando que su lengua se intimidara al tener su miembro rozando con ella, pues cuando lo tenía dentro la movía en círculos. A diferencia de su empleado, Marshall no tiene más resistencia y enseguida se viene, soltando un placentero gemido, el pelinegro había alcanzado a sacarlo de su boca, pero al mantenerla abierta la mayor parte del líquido cae dentro y muy poco sobre su pecho cuando deja de sujetarlo con su mano derecha

Marshall. Excelente

Satisfecho por el trabajo de su empleado, Marshall se agacha y besa los labios de Wufei, se acomoda los pantalones y se arregla el cabello, mira a Wufei buscaba algo conque limpiar su pecho y eso lo hace sonreír

Marshall. Jamás creí que haría algo contigo, espero que no sea la última vez, eres bueno

Wufei. Cuando quiera, señor

Marshall. Pero no creas que desistiré de Duo, tal vez algún día los haga míos a la vez

La sonrisa retorcida y la horrible risa de su jefe, hacen sentir a Wufei un profundo asco, el sabor del semen de Marshall en su boca le quemaba hasta la garganta, pero resignado se pone de pie y junta su ropa, en la oficina Marshall tenía un baño y entra ahí para limpiarse el pecho y después vestirse, pero al verse en el espejo, éste le devuelve de manera horrible, toda la vergüenza que en ese momento debía de estar sintiendo, y entonces como debió hacerlo antes, las lágrimas resbalaban por sus mejillas...

Aún asustado, Duo continuaba corriendo sin rumbo por la calle, alejándose de la empresa, no quería saber nada más de ella, si su ex jefe no hubiese intentado poseerlo bajo amenazas, tal vez seguiría ahí, pero después de lo sucedido ni pensarlo, ahora es que comenzaba a darle la razón a Heero, no debió nunca de meterse a trabajar ahí, aunque lo sentía por el señor Darlian que siempre lo había tratado muy bien... cansado el trenzado se detiene en una esquina y se apoya de un poste, con los ojos cerrados respirando dificultosamente

Duo. ¿Qué debo hacer?

Al abrir sus ojos mira al frente y se queda quieto pensando, había abandonado su trabajo, y no podía decirle a Heero todo lo sucedido, porque era capaz de armar un escándalo en la empresa o quizás dañar a Marshall, y tampoco podía decirle que Wufei le había advertido de la pronta aparición de su esposo, no sabía qué hacer y estaba preocupado... pero de momento no le quedaba otra opción que regresar a casa, ya pensaría ahí con calma que hacer

Después de sus clases de la mañana, Heero decide que ese día irá por Duo al trabajo, hacía un par de días que no iba por él, pero primero debía de ir a su departamento y comer algo, después de todo el trenzado salía en un par de horas, por lo que aún le quedaba tiempo. Sin embargo, a pesar de su buen plan, se le ocurre que en lugar de ir a comer solo a su departamento, irá a la casa de la tía de Trowa e invitará a su amigo a comer. Habiéndolo decidido, toma un taxi hacia la casa de su amigo, al llegar es recibido por Leia, quien le sonríe ampliamente y lo hace pasar complacida, y como siempre le había gustado para su sobrina, la llama desde el recibidor primero a Catherine para que lo salude, sin embargo, a la chica Heero no le gustaba, además sabía que era homosexual, sin embargo atiende y ambos se saludan de manera incómoda, pues era del conocimiento de los dos del plan de la mujer

Leia. Pasa hijo, Trowa está en su cuarto

Heero. Gracias, con permiso

Tranquilo y serio como siempre, el ojiazul sube a la habitación del ojiverde, toca a la puerta pero nadie le contesta, preocupado después de varios intentos, abre rápidamente la puerta, tranquilizándose cuando ve a Trowa acostado pasivamente, incluso estaba dormido, despacio cierra la puerta y se acerca a la cama, colocándose a un costado, mirando fijamente al ojiverde

Heero. Trowa...

No acostumbrado a los actos de cariño, el ojiazul duda unos momentos antes de acariciar los cabellos de Trowa, intentando apartar algunos de su frente, pero estos se empeñaban en volver hacia el su cara. Estando ahí frente a él, no podía creer que tarde o temprano su amigo no estaría más ahí, que se iría para siempre, le dolía el pecho cada vez que lo pensaba. Y en ese momento, algunos recuerdos vuelven a él, parecían tan lejanos que dolían. Recordaba claramente la mañana del primer día de la segunda semana de clases, el día que lo había conocido...

- Recuerdo -

Aquel día había despertado tarde, pues el anterior en la noche había ayudado a su padre con un trabajo que tenía que entregar para ese día y se había dormido casi en la madrugada y tenía sueño. Como era su costumbre, caminaba como si el mundo a su alrededor no existiera, para él su mundo era vivir tranquilamente con su padre, no tenía ningún amigo y no estaba interesado en salir con chicas, apenas si hablaba en clases, casi nadie le dirigía la palabra. Pero aquel día en especial, después de su taller de pintura, se queda en el salón para continuar entrenando, pintaba un paisaje sobre un lienzo, el caballete se encontraba junto a la ventana y él daba la espalda a la puerta

Trowa. Es hermoso

Sin percatarse de la presencia de alguien más y no esperándose aquellas palabras, Heero se sobresalta y voltea hacia aquel chico, tenía el rostro ligeramente sonrojado, el muchacho de profundos ojos verdes miraba el trabajo en el lienzo, ligeramente inclinado hacia delante

Heero. Gracias

Por momentos el chico se quedó mirando fijamente la pintura y después se paró correctamente, dirigiéndole una mirada a Heero que en primera instancia le pareció bastante incómoda, pero acostumbrado al silencio no dijo nada

Trowa. ¿Cómo te llamas?

Heero. Heero Yuy

Trowa. Soy Trowa Barton, mucho gusto

De forma amable aunque sin sonreír, el ojiverde estiró su mano hacia el ojiazul, pero él le ignoró completamente y comenzó a juntar sus cosas, ya no estaba cómodo ahí, además no le interesaba socializar con nadie, ni siquiera entendía porque ese muchacho quería conversar con él, pues no estaba para nada interesado. Por eso sin decir nada, agarró todas sus cosas y se marchó, sin recibir ninguna protesta de aquel chico extraño, incluso podía sentir que ni siquiera le miraba, seguramente aquella mirada verde profundo estaba perdida entre el paisaje detrás de la ventana

- Fin del Recuerdo -

Hasta ese momento, nunca se había explicado porque Trowa se había acercado a él aquel día, pero recordaba todo tan claramente que parecía haber sucedido hace unos días, aunque aquella época la veía tan lejana que parecía parte de un sueño... Heero decide marcharse para retomar su anterior plan, el ojiverde estaba muy tranquilo dormido y no quería perturbarlo, pero cuando avanza hacia la puerta, escucha un movimiento proveniente de la cama y voltea hacia allá

Heero. ¿Estás bien?

El ojiverde estiraba su mano hacia el buró, como si buscara algo, pero no responde a la pregunta, entonces Heero se acerca a él

Heero. ¿Que buscas?

Trowa. Mi medicina, es una caja verde

Enseguida Heero ayuda a su amigo pero no encuentra la caja, entonces abre el cajón del buró y ahí estaba, la saca de ahí sin cerrar el cajón y se la da a Trowa, quien abre los ojos y agarra el vaso que aún tenía agua y se toma su medicina, Heero lo miraba preocupado, pero después de que el ojiverde se tomara aquella pastilla, voltea y le sonríe

Trowa. Esa me la tomo cuando me duele mucho la cabeza

Su explicación tan despreocupada, deja a Heero desconcertado, pero comprendía que lo que menos quería Trowa era deprimirse y parecía que no le costaba trabajo hacerlo, pero tan solo el ojiverde podía saber lo que realmente estaba sintiendo

Trowa. ¿A qué debo tu visita?

Heero. Vine a invitarte a comer, pero descansa

Trowa. Me parece bien

El ojiverde intenta levantarse pero Heero se lo impide

Heero. No hace falta, quédate aquí

Trowa. Es que quiero ir con Quatre, sabes que mi tía no me deja salir solo

Heero. De acuerdo, pero si te sientes mal...

Trowa. Lo sé, me regreso

Heero. Sí

Sin nada más que aclarar, Trowa se pone de pie, tambaleándose un poco, pero el ojiazul lo ayuda

Trowa. Lo siento, tarda en hacer efecto

El ojiverde intentaba mostrarse normal, pero sus cejas estaban ligeramente fruncidas, signo de que hacía un gran esfuerzo porque aquel dolor de cabeza no se notara tanto, pero Heero sabía perfectamente lo que estaba sucediendo, sin embargo, sabía también que su amigo no quería comentarios al respecto...

Duo se encontraba ya en el departamento que compartía con Quatre, era casi la hora de comer y estaba en la cocina preparando algo, para cuando su amigo llegara en la noche hubiera comida hecha. Preparaba Espagueti con carne, pero a pesar de estar relativamente ocupado, pensaba en lo que había sucedido ese día, había pasado todo tan rápido que apenas se ponía a pensar sobre las consecuencias de todo, ¿qué explicación le daría a su novio acerca de su renuncia? tampoco sabía si su ex jefe podía tomar represalias contra él por haberlo rechazado y tampoco se había puesto a pensar que a partir de ese día tenía que tener más cuidado al salir solo, ya que Traize podía estar rondando por ahí en cualquier momento

Duo. ¿Qué hacer?

Al estar lista la pasta, el trenzado apaga la olla y poco después saca la carne de la lumbre, había recordado un pequeño detalle que había pasado por alto los últimos días, así que se dirige a su habitación y saca de uno de los cajones de su mueble de ropa, la tarjeta de la Psicóloga a la que había estado visitando antes, y es que al comenzar su trabajo había dejado de asistir a las sesiones; después va hacia el teléfono y llama para concertar una cita, afortunadamente la mujer tenía espacio para atenderlo ese día más tarde...

Cuando Heero había bajado a la planta baja de la casa junto con Trowa, la tía del ojiverde les había ofrecido el auto de ella para que salieran, con la condición de que manejara el ojiazul, y entonces los amigos habían salido, al principio el ojiverde se veía desconcertado, pero conforme pasaban los minutos se iba viendo mejor, para alivio de Heero, que cada vez se veía más preocupado

Heero. ¿Sabes? pensaba ir por Duo, pero no te dejaré solo

Trowa. No te preocupes, déjame en la Facultad y regreso con Quatre

Heero. No, ya lo decidí

Trowa. Está bien... gracias

Aunque el ojiverde se sintiera a veces como un niño al que hay que cuidar, sabía que su amigo se preocupaba por él, por eso no se molestaba, aunque resultaba muchas veces incómodo. Heero se detiene frente a un restaurante, ambos bajan y entran para comer, pero para su sorpresa y desagrado de Heero, ahí se encontraba Wufei, acompañado de Relena, y parecía que ninguno de los dos los había visto

Heero. Vámonos antes de que le rompa la cara

Trowa. Está bien, tranquilo

Ambos chicos dan la espalda a la mesa y comienzan a avanzan de nuevo a la salida, pero la voz de alguien que los llama los detiene, Heero voltea sabiendo que se trata de Relena, la chica saludaba con su mano elevada y sonreía ampliamente

Trowa. No vayas

Heero. Sí, tienes razón

Para no ser demasiado grosero, Heero también levanta su mano y responde el saludo, pero de nuevo da media vuelta y comienza a avanzar, Wufei miraba nervioso a ambos chicos, mientras que Relena se veía confundida, pero sabiéndose necia, se disculpa unos momentos con su novio y se levanta de la mesa, alcanzando a los amigos cuando ya estaban afuera del lugar, Relena se coloca frente a ambos, mirando a Heero fijamente

Relena. ¿Qué sucede?

Heero. Nada, necesitábamos irnos

Relena. Ya veo, y yo que quería presentarles a mi novio Wufei

Para Heero y Trowa no era noticia que Relena saliera con Wufei, pues Duo se los había comentado

Heero. Duo nos habló de él

Relena. Oh, bueno, se los presentaré después

Heero. Bien, adiós

El ojiazul se da media vuelta suavemente sin decir nada más, mientras que Trowa solo asiente y de forma amable también le da la espalda a la chica

Relena. Este Heero...

Heero. ¿Qué pasa?

El ojiazul nuevamente le da la cara a la chica, aunque no tenía ganas de oír ninguna tontería más acerca del famoso novio, pero ésta vez Relena lo miraba fijamente y seria

Relena. Cuida a Duo

Heero. ¿Por qué lo dices?

Relena. Es probable que no te lo haya dicho, pero el otro día lo encontré huyendo de su jefe

Los ojos de Heero se abren ampliamente y muestra pronto un ceño fruncido, Trowa a su vez se gira sobre su eje para mirar a la chica

Relena. No quiero que se peleen por eso, solo quería que lo supieras

Heero. ¿Sabes por qué?

Relena. No, pero ese hombre no es de confianza

Heero. Eso lo sé

Muy molesto, el ojiazul aprieta con fuerza sus puños, Trowa lo ve alterado y le coloca una mano sobre el hombro para tranquilizarlo

Relena. No digas que te he contado, no quiero que Duo se enoje conmigo

Heero. No, gracias por contármelo

Relena. Bueno, me voy, salúdenme a sus novios

Fingiendo ligereza, la chica les da la espalda y regresa al restaurante, Heero continuaba ceñudo apretando los puños

Heero. Se lo dije, pero ésta vez seré claro, Duo debe renunciar

Trowa. Cierto, ahora vámonos, Quatre tiene libre de 2 y media a cuatro

Heero. ¿Y la comida?

Trowa. Comemos en la Facultad

A Heero no le gustaba mucho comer en las cafeterías de las escuelas, pero acepta de buena gana y entonces vuelven al auto y se dirigen a la escuela...

Después de terminada su clase de la 1, Quatre sale con sus útiles del aula y se dirige al lugar donde siempre se veía con Trant, a quien aún ayudaba con la asignatura donde tenía problemas. Ese día hacía buen sol, pero gracias a la sombra del gran árbol donde se sentaban siempre, no había problema de quemarse, cuando el rubio llega hasta ahí, Trant ya se encontraba, leyendo entretenido un libro, Quatre llega a donde está él y se sienta a su lado

Quatre. Hola

Trant. ¿Qué tal?

Quatre. Cansado, y con deberes, pero bien ¿y tú?

Trant. Algo confundido con esto

Acercando el libro hacia el rubio, Trant le señala una parte para que lea, Quatre sonríe al ver que no se trata de algo difícil y se acerca un poco más a su amigo para explicarle, pero Trant no ponía atención, miraba el rostro de su amigo, fino y blanco, sonrojándose completamente, Quatre hablaba y hablaba pero él estaba atento a las expresiones de su rostro... del otro extremo del lugar, se encontraban Trowa y Heero que no tenían mucho de haber llegado, el ojiverde se había quedado paralizado viendo, mientras que Heero estaba tan sorprendido que no se atrevía a hacer ningún movimiento o a decir algo, solo miró después de reojo el rostro de su amigo, Trowa no parecía sorprendido, sino triste, y él no sabía que decir

Heero. ¿Quatre te está?...

Trowa. ¿Engañando?

El ojiazul solo pasó saliva un poco pero no contesto, aunque realmente si quería preguntar eso, pero Trowa solo negó con la cabeza

Trowa. Vamos

Sin decir nada, Heero siguió a Trowa hasta donde se encontraban Trant y Quatre, los amigos oyeron los pasos y ambos levantaron la cabeza para ver, Quatre se sorprendió de ver ahí a ambos chicos, mientras que Trant se veía un poco molesto, sobre todo al recordar el percance anterior con el ojiverde cuando pensaba que él estaba molestando a Quatre como solía hacerlo antes. Por inercia, el rubio se separa un poco de Trant, y él solo baja el libro

Quatre. Hola amor

Tranquilo, Quatre levanta la mano y Trowa la sujeta para ayudarlo a levantarse, al hacerlo, lo toma entre sus brazos y lo besa, Trant los mira un poco, mostrándose serio y después se voltea para evitarse ese dolor, Heero mira con el ceño fruncido a aquel muchacho, a quien obviamente no conocía, pero se notaba que no era mucho del agrado de su ojiverde amigo. Trowa suelta a Quatre y mira un poco a Trant, quien se había vuelto a voltear

Trant. Bien, los dejo, con permiso

Trant recoge todas sus cosas, incluyendo el libro que leía y se dispone a irse

Trowa. Espérate Trant

Trant. ¿Qué pasa?

Trowa. ¿Podemos hablar?

Trant. Sí

Trowa. Acompáñame

El ojiverde suelta a su novio después de darle un beso en los labios y se va junto con Trant, el rubio los mira preocupado hasta que se alejan de su vista, Heero mira de reojo unos momentos a Quatre

Heero. ¿Andas con ese?

Quatre. Claro que no

Heero. Como lastimes a Trowa...

Quatre. No seas tonto Heero

Ofendido y con el rostro sonrojado, Quatre se cruza de brazos y se sienta de nuevo bajo el árbol, Heero comprende que se le ha pasado un poco la mano y después de disculparse, se sienta a su lado bajo el árbol, Quatre lo mira y se encoge de piernas, sujetándolas con sus brazos y colocando el rostro sobre sus brazos

Quatre. Él está enamorado de mí, pero es obvio que yo no de él

Heero. Ya veo

Quatre. Tu bien sabes que daría mi vida por la de Trowa, así que jamás pienses mal de mí

Heero. Lo sé, perdón

Aunque ellos dos no se consideraban amigos o hablaran de algunos temas, se respetaban mutuamente. El resto del tiempo habían permanecido callados... Trowa lleva a Trant hasta un lugar donde no los oigan, el amigo de Quatre estaba expectante, ya se imaginaba para que lo quería Trowa, seguramente le diría que se alejara de su novio o le pesaría, quizás una amenaza similar, pero para su sorpresa, el ojiverde lo mira fijamente y serio, pero a la vez amable

Trowa. Tal vez ya lo sabes, pero voy a morir

Trant. Sí, Quatre me lo contó, lo siento

Trowa. No lo sientas, al contrario

Trant. ¿Qué quieres decir?

Trowa. ¿Sabes yo...? estoy siendo muy egoísta con Quatre

Mostrándose triste, el ojiverde mira hacia su lado derecho, donde había un árbol enclenque que se mecía con el aire, Trant lo miraba detenidamente a él

Trowa. He querido vivir mis últimos días de forma feliz, sin importarme que eso le duela más a él, incluso le pedí matrimonio, tal vez enviude el día de nuestra boda o después y yo me habré ido, pero él se quedará, con el peso de todo lo que sucedió, con los recuerdos, con el dolor... y sin embargo, no fui capaz de alejarlo de mí para evitarle tanto dolor, solo he visto por mí, para vivir feliz lo que me queda de vida... soy una basura

Trant. Claro que no, Quatre te ama y haría cualquier cosa por ti, aunque eso signifique que vaya a sufrir, no creas que lo estás obligando

Quedándose los dos callados unos momentos, mientras el viento no dejaba de soplar, Trowa voltea hacia Trant, mirándolo fijo

Trowa. Yo sé lo que sientes por él, y aunque sé que no tengo que pedírtelo, por favor, sé su amigo y apóyalo, para cuando me haya ido

Trant. Trowa...

Trowa. No sé de sus sentimientos por ti, pero permíteme ser egoísta de nuevo y pedirte que estés con él, dale tu amor, cuídalo por mí ¿lo harás?

Trant no sabía que responder, la petición de Trowa no se la esperaba, tampoco aquella mirada melancólica que le dirigía

Trant. Claro que lo haré, y no porque lo hayas pedido tú, sino porque realmente estoy enamorado de él ¿entiendes?

Trowa. Sí, muchas gracias

Sonriendo contento, Trowa se aleja del lugar y Trant va tras él, ambos incómodos por la plática que habían tenido, pero también se sentían un poco más calmados, habían puesto todas las cartas sobre la mesa. Al llegar de nuevo al lugar del árbol, Quatre se levanta y va hacia Trowa, mirando fijamente a Trant, y tranquilizándose al ver que no ha pasado nada malo

Trowa. ¿Vamos a comer?

Quatre. Sí, vamos

Trowa. ¿Nos acompañas Trant?

Trant. Otro día, suerte

Colgándose la mochila al hombro, Trant les da la espalda y se aleja, Heero y Quatre se miran sin entender que les pasaba, pero Trowa se veía tranquilo, y entonces los tres van a una de las cafeterías de la Facultad para comer…

Cuando Duo llegó al consultorio de Noin, no tuvo que esperar mucho tiempo antes de que ella pudiera verlo después de atender al paciente anterior a él. Hacía semanas que no se veían y al trenzado le daba gusto verla de nuevo, y aunque ella era una profesional, no podía ocultar su sonrisa, Duo le había caído muy bien y se sentía contenta consigo misma por el avance del chico, sus sonrisas ya no lucían tan vacías… el ojivioleta reconociendo el protocolo, se sienta en el agradable sillón donde sesiones anteriores había descargado lágrimas y risas, observa a su terapeuta y le sonríe ampliamente

Noin. ¿Cómo estás?

Duo. Muy bien, Heero y yo estamos muy bien, muchas gracias

Ligeramente sonrojado, Duo agacha un poco la cabeza para hacer reverencia, realmente estaba muy agradecido con la Psicóloga

Noin. Dime porque no habías regresado Duo

Duo. Es que entré a trabajar y a veces tengo que estudiar

Noin. Ya veo, entonces ahora dime a que has venido ahora

Duo. Es que no sabía a quién recurrir, sé que si hablo con Heero, Quatre o Trowa recibiré un regaño

Sin necesidad de preguntar el porqué, con solo ver la mirada de la mujer, Duo entiende que debe de ser más específico, por lo que comienza a contarle a Noin todo lo sucedido desde que había dejado de asistir a las sesiones. Al cabo de una hora, la terapeuta se pone al corriente de todo, sobre el temor de Duo ante la posible intimidad con su novio, el encuentro con Wufei, su posible reencuentro con Traize y lo sucedido con su anterior jefe. En todo momento, Noin había permanecido callada, examinando los movimientos, gestos y palabras del chico. Cuando Duo terminó, ella esperó unos momentos antes de hablar, en los cuales, Duo nervioso había permanecido callado, jugando con los dedos de su mano

Noin. Ya veo ¿y tú que piensas?

Duo. ¿Qué pienso? De todo lo que le conté?

Noin. Así es Duo, dime ahora tu opinión, ahora que ya sé los hechos, porque hasta ahora, me has dicho los hechos y que tienes miedo, pero ¿qué más Duo? Cuál es el verdadero temor? A qué le temes?

Sin pensarlo un solo momento y con determinación en mirada y voz

Duo. A perder lo que más amo

Su respuesta deja satisfecha a la terapeuta, que emite una pequeña sonrisa y vuelve a mirar a su paciente fijamente

Noin. Heero y Quatre

Duo. Sí

Noin. ¿Y crees que si te encuentras con Traize lo harás? Los perderás por ello

Duo. Sí

Noin. ¿Y no crees que son tus temores lo que realmente puede hacer que los pierdas?

Aquella reflexión deja helado a Duo, jamás lo había pensado en ese modo, por lo que se queda completamente callado, sin saber que decir

Noin. Tú podrás encontrarte con Traize, podrá querer retenerte de nuevo, y eso se puede solucionar, pero si tus temores alejan aquellos a quienes amas ¿ese sentimiento volverá?

Duo. No

Noin. Heero podrá esperar todos los años que quieras en darte tiempo para poder intimar, pero si tú mismo no vences tus miedos ¿podrás abrir esa puerta que el necesita para entrar?

Duo. No

Noin. Sí no puedes dejar de auto compadecerte ¿podrá Quatre sobreponerse a una gran pérdida? Podrás ser su apoyo?

Duo. No

Noin. Y si evades la realidad de tu sufrimiento ¿crees poder ser feliz? Si jamás vuelves a tener frente a ti la fuente de todo tu dolor como lo es Traize ¿podrás avanzar? Serás capaz de superarlo Duo?

Duo. N… no

Al trenzado comenzaba a hacérsele un nudo en la garganta, su terapeuta tenía razón, él no era capaz de enfrentarse al temor, al dolor, quería evadirlo, superarlo sin tener que luchar

Noin. Fue un gran hallazgo que hablaras con Wufei, y creo que lo mejor es repetir la dinámica con Traize

Duo. Eso no

Noin. Si nunca lo haces, aunque él no esté físicamente presente, lo tendrás siempre como una sombra, detrás de ti, debes enfrentarlo y enfrentarte a ti mismo, o perderás a Heero, no dudo que él te amé mucho, pero él no puede estar siempre velando tu dolor

Las lágrimas de Duo comienzan a caer, Noin tenía razón, debía de enfrentar sus miedos, superarlos para que estos no se hicieran realidad, porque así jamás podría avanzar en la vida, seguiría siendo siempre el mismo pobre muchacho y eso llevaría a Heero a cargar la misma cruz, y eso el trenzado era lo que menos deseaba en el mundo… Duo se cubre el rostro con ambas manos y se agacha hacia sus rodillas, comenzando a sollozar, Noin lo mira tiernamente

Noin. Llora hasta que ya no puedas, si no atacas el dolor hasta que sientas que ya no puedes levantarte, entonces serás su presa

Para Duo, Noin era algo más que su terapeuta, parecía que sabía decir lo que necesitaba escuchar, por eso aquellas palabras para él eran una gran verdad, y jamás se había planteado sus problemas de ese modo…

Después de la comida en la Facultad, los tres chicos se habían dirigido hacia algún lugar del plantel, Quatre había decidido perderse su próxima clase, no todos los días podía ver a Trowa y se sentía feliz, aunque a diferencia de él, Heero no estaba muy cómodo, se sentía como al inicio, cuando aún no llegaba Duo y era el mal tercio

Heero. Creo que me voy

Poniéndose de pie, el ojiazul se sacude las ropas y mira hacia su amigo y Quatre

Quatre. ¿Qué sucede? Te ves preocupado

Heero. Necesito hablar con Duo

Quatre. ¿Qué pasó?

Trowa. No te preocupes, nada malo

Heero. Toma las llaves del auto

El ojiazul da a su amigo las llaves del auto de su tía, pero éste agita su mano en negativa

Trowa. Ve por Duo al trabajo, yo regreso con Quatre

Quatre. Cierto, yo me encargo de él

A regañadientes Heero guarda las llaves en el bolsillo de su pantalón

Heero. Gracias, adiós

Sin decir nada más, Heero les da la espalda y se aleja. Quatre voltea hacia su novio y después de besarlo lo cuestiona sobre lo que sucedía, Trowa le cuenta que se han encontrado a Relena y que ella les ha contado sobre un percance entre Duo y su jefe, y aunque no había entrado en detalles por no conocerlos, el rubio se preocupa por su amigo…

Heero llega a la empresa donde trabajaba Duo y como siempre lo espera afuera, casi siempre llegaba poco antes, pero incluso después que se da la hora, su novio no aparecía por ninguna parte, lo cual lo preocupa. Casi enseguida decide entrar y buscarlo, pero al acercarse a la puerta, las tres secretarias amigas del trenzado salen y lo miran

Maya. Hola Heero

Heero. Hola ¿y Duo?

Haciendo una pausa antes de contestar, Maya mira a sus dos amigas y sonríe nerviosa, lo cual preocupa a Heero, entonces Rina le da un codazo para que conteste de una vez y ella obedece enseguida

Maya. Este, no lo vimos, pero hay rumores de que renunció

La chica se muerde ligeramente el labio inferior, mirando preocupada al novio de su compañero, creyendo que está dando una mala noticia, pero a cambio de eso, para Heero esa noticia le viene como anillo al dedo, casi mostrándose alegre

Heero. ¿Entonces no está dentro?

Maya. No, incluso a la hora de la comida ya no estaba

Heero. Ya veo, gracias

Sin decirles nada más y sin que ellas intenten decir algo, el ojiazul se aleja a toda prisa, subiendo al auto de la tía de Trowa y dirigiéndose hacia el departamento donde vivía su novio con el rubio, se sentía muy aliviado por la noticia…

Más calmado, Duo se seca las últimas lágrimas, sus ojos estaban rojos, bastante irritados, había llorado como su terapeuta se lo había recomendado, por el momento ninguna lágrima más era capaz de salir, y extrañamente, se sentía mucho más tranquilo y relajado

Noin. ¿Cómo te sientes?

Duo. Bien

Noin. ¿Y qué has pensado?

Duo. Que tiene razón, y debo enfrentar mis temores para poder superarlos

Noin. Así es, Duo, debes dejar de huir ¿contarás a Heero lo que pasó?

Duo. Creo que sí

Noin. ¿Crees?

Duo. Está bien, lo haré

Noin. Recuerda que la confianza en pareja es muy importante

Duo. Sí

Sonriendo contento, el trenzado se agacha un poco para agradecer, Noin también le sonríe y se pone de pie, Duo le sigue poco después

Noin. ¿Volverás?

Duo. Sí, en lo que encuentro otro trabajo

Noin. Duo…

Duo. Está bien, seguiré viniendo aún después de encontrar

Noin. Te estaré esperando

Sonriendo ampliamente, Duo estrecha la mano de la Psicóloga y se despide, Noin vuelve a sentarse mientras que el trenzado una vez fuera, va hacia la secretaria y paga por la sesión, retirándose enseguida, seguro que Quatre no tardaba en llegar y no lo quería preocupar, por lo que sube a un taxi en lugar de tomar autobús… Heero había llegado al departamento hacía media hora y Duo no estaba ahí, pues a pesar de que timbraba, nadie abría, eso lo tenía bastante preocupado y lo peor era que no había forma de comunicarse, ninguno de los dos tenía teléfono móvil

Heero. Que esté bien

Dando vueltas de un extremo a otro, casi mordiéndose las uñas, estaba realmente desesperado, pero para su alivio, pocos minutos después, Duo aparece hacia el inicio del pasillo, al escuchar los pasos, el ojiazul voltea enseguida y se alegra de ver a su novio, por lo que corre hacia él y lo abraza, Duo se desconcierta un poco al inicio pero después sonríe ampliamente y corresponde al abrazo, cuando Heero lo suelta, el trenzado le sonríe ampliamente, acariciándole una mejilla

Duo. Tenemos que hablar

Heero. De acuerdo

Enseguida ambos avanzan hacia el departamento y entrar, Duo prepara café mientras Heero lo espera sentado en la sala, el ojivioleta regresa con dos tazas y algunas galletas, se sienta junto a su novio y después de beber un poco lo mira detenidamente, sujetándole una mano. En primer lugar, Duo cuenta a Heero sobre lo sucedido la noche de la junta y lo de aquel día por la mañana, su novio enseguida se altera, mostrándose muy enojado, pero Duo lo calma, explicándole que no ha sucedido nada, y aunque estaba enojado, el ojiazul se tranquiliza un poco, continuando oyendo al trenzado. Duo enseguida de eso le cuenta que ha ido a ver a la terapeuta de nuevo

Heero. ¿Y de qué hablaron?

Duo. De Traize

La mueca de Heero al oír ese nombre, hace saber a Duo que debe de tener cuidado en decirle la situación, no quería que se volviera a alterar

Duo. Hablamos de él porque debo enfrentarlo

Heero. ¿De qué hablas?

Duo. Heero, si tú y yo no hemos sido capaces de… tener sexo, es porque él sigue representando un tormento para mí

Sin decir nada y ligeramente sonrojado, Heero lo mira detenidamente, él tampoco se había puesto a pensar en ello, así que en silencio, deja que su novio le diga todo lo que habló con Noin en la sesión, y al igual que él, el ojiazul sabe que la terapeuta tiene razón, pero la sola idea de que ambos estén frente a frente le causa mucho pavor

Duo. ¿Qué opinas?

Heero. Es peligroso

Duo. Lo sé

Heero. Sin embargo, creo que es cierto, pero jamás te dejaré verlo solo

Duo. Entonces hay algo que debes saber

Con el ceño arrugado, Heero mira fijamente a Duo, preparado para cualquier clase de noticia. El trenzado suspira profundo y mirándolo a los ojos se anima a hablar

Duo. Traize estará en la ciudad, en unos días

Heero. ¿Qué?

Duo. Me lo dijo Wufei, él… le dijo que yo estaba aquí

Completamente molesto, Heero se pone rápido de pie, pasándose con desesperación una mano por el cabello, después mira fijamente de nuevo a Duo, y vuelve a sentarse a su lado

Heero. ¿Seguro?

Duo. Sí… y tengo miedo

Heero. Duo…

Duo. Sé que debo verlo, pero no quiero que me aleje de ti

Con los ojos vidriosos, el trenzado observa a Heero, quien enseguida se acerca y lo abraza, Duo también le corresponde al abrazo, cerrando sus ojos, Heero se separa después y sujetándole el rostro le da un beso en los labios, mirándolo fijamente sin soltarlo

Heero. Nunca me separarán de ti, lo prometo

Sonriendo contento, Duo asiente con la cabeza y vuelve a abrazar a su novio, permaneciendo así los dos durante un tiempo, hasta que la puerta del departamento se abre y por ella entran Trowa y Quatre, al verlos, Heero y Duo se separan, sonrojándose los dos, en cambio Quatre sonreía y Trowa permanecía serio

Quatre. ¿Interrumpimos?

El rubio sonreía pícaro, pero al ver que la expresión de ambos chicos era de preocupación, él se siente igual y se acerca a Duo, mientras Trowa cierra la puerta

Quatre. ¿Todo bien?

Duo. Sí, pero siéntate

Un poco confuso, pero obediente, Quatre se sienta en otro de los muebles de la sala y enseguida Trowa se sienta a su lado, entonces el trenzado comienza a contarles lo mismo que ha contado a Heero, teniendo ahora a sus amigos al tanto. Quatre se asusta por el hecho de que Duo quiere verse cara a cara con Traize, y a diferencia de los otros tres, él no comprende esa forma de ver el problema, por lo que no le agrada el consejo de Noin, pero el trenzado había tomado la decisión y no iba a cambiarla…

Continuará…


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