sábado, 24 de octubre de 2015

Diversión, sexo y horror

Parte 2


- 5 -

¿Solo un Mito?

Los primeros en llegar a la cabaña de la Administración, son Traize y Wufei, que después de su pequeño arrebato de placer, se habían dirigido a la cabaña donde habían acordado verse, pero para su sorpresa, eran los primeros

- Cuanto tardan en instalarse - comentó Wufei pícaramente y su novio sonríe, acercándose a él para abrazarlo y besarle la mejilla

- Nosotros también nos instalamos bien - respondió travieso, comenzando a besarle el cuello a su novio, que sonríe contento

- Vas hacer que me excite -

- Eso quiero - le respondió Traize, intentando posar sus manos sobre la entrepierna de su novio, pero escucha que alguien tose y voltea hacia la puerta

- Para eso tienen su cabaña - dijo Quatre con una gran sonrisa traviesa, y enseguida los novios se separaron, Traize sonriendo y Wufei apenado

- Bueno, ya solo faltan Heero, Duo y Milliardo - cambió de tema el chino

- No se preocupen por él, debe estarse divirtiendo en el bosque - se oyó la voz de Duo, que acababa de llegar tomado de la mano de Heero, ambos con el cabello mojado y con aspecto relajado, señal de una buena sesión de sexo, por lo que Quatre le sonríe al trenzado

- ¿No será que los divertidos fueron otros? - riendo cómplice, Duo le confirma a Quatre con su risa y éste le responde con un guiño, ante el rostro rojo del ojicobalto

- Bueno, dejémonos de comentarios obvios ¿dónde está Milliardo? - preguntó Traize interesado, pero nadie sabía donde

- Tal vez divirtiéndose solo - detalló Duo burlonamente, pero todos permanecieron serios

- No te burles por eso, cuando planeamos el viaje él tenía pareja - respondió Wufei mostrándose un poco molesto, y a la vez pone molesto a Traize, ya que detestaba cuando su novio se preocupaba mucho por su amigo

- Yo lo busco - contestó Trowa, decidido a salir y buscarlo, pero antes de atravesar la puerta, Milliardo llega, mostrándose completamente serio, mirando al frente, casi con los ojos vacíos

- ¿Dónde estabas? – Preguntó Heero, pero él se queda callado unos momentos - ¿Me oíste? -

- ¿Eh? ah... si - mostrándose confundido unos momentos, reacciona poco después, sonriendo confuso - Lo siento, di un paseo y... perdí la noción del tiempo - contestó decidido, sonriendo infantilmente. Se veía muy extraño y sin embargo nadie preguntó, suponían que se sentía extraño sin pareja.

Momentos después los siete se encontraban conversando tranquilamente, sobre los últimos cursos, y lo que harían ahora que ya eran graduados. Eran casi las 12 de la noche, habían cenado y bebido un poco, pero aún no tenían sueño

- Están muy lindas las cabañas - alagó Quatre, sonriendo tiernamente, como solo él sabía hacerlo

- Si, que extraño que tu padre no las usara antes - señaló Duo, y de pronto Traize se puso serio

- Tiene su historia - dijo el novio de Wufei en tono lúgubre, mirando a sus amigos uno por uno

- No me digas, algo de fantasmas, que infantil - comentó Quatre molesto, cruzándose de brazos y ganándose una risa por parte del trenzado, a lo cual el rubio volteó a verlo - ¿De qué te ríes? -

- De que tienes miedo - se mofó Duo, haciendo enojar más a Quatre

- No es miedo, es que son tonterías - respondió indignado y recibiendo un abrazo de Trowa y un beso en la mejilla

- Que importa quien tenga miedo, cuéntanos - dijo Heero interesado, sorprendiendo a sus amigos. Entonces Traize se pone serio, quedándose callado unos momentos para crear suspenso

- Mi padre adquirió estas cabañas a un precio sorpresivamente bajo - comenzó a contar - al principio le pareció raro así que investigó. Encontrando en el resultado que aquí había sucedido una catástrofe. Fue un par de años atrás, un grupo de preparatorianos llegó aquí a festejar el verano, era un grupo normal, pero como en cualquier otro, existen personas malas que no soportan la felicidad de otros –

Hizo otra pausa de suspenso aprovechando para mirar a sus amigos, que le observaban atentos - era una chica seria y solitaria, que estaba enamorada del chico más popular de la clase, pero el cual tenía novia y nunca se había fijado en ella. Una noche, aprovechando que el chico que le gustaba, se encontraba solo, decidió acercarse para seducirlo. Como cualquier chico de su edad, cayó en las redes de ella, y creyendo que su novia jamás se enteraría, decidió tirársela, pero para su mala sorpresa, su novia, avisada por la misma arpía seductora, los encontró en pleno acto, lo cual la hizo llenarse de profunda ira, y ante los ojos aterradores de la mujer que le había seducido al novio, cortó su pene a machetazos y después la asesinó a ella. Y sin sentirse satisfecha, decidió prenderse fuego, comenzando a quemar todo a su alrededor, haciendo que el fuego se expandiera por todo el lugar, asesinando a todos sus compañeros. Por años estuvo cerrado este lugar, ya que dicen, su alma vengativa aún está rondando el lugar - culminó Traize, sin abandonar la mirada penetrante que todo el tiempo había mantenido

- Patrañas - dijo Quatre, levantándose molesto - ¿De dónde sacó ella el machete? - preguntó incrédulo - ¿Y cómo hizo para incendiar todo? éste lugar es muy amplio y hay un lago cerca - concluyó triunfante, mirando fijamente a Traize, quien sonrió

- ¿Yo que sé? así va la historia - respondió

- Estupideces, los fantasmas no existen, y la historia es estúpida - aunque estaba molesto y escéptico, a Quatre le daban miedo esa clase de historias, Trowa lo sabía bien y por eso sonreía. De pronto todos estaban riendo, a excepción de Milliardo, que estaba serio, Wufei lo nota y le observa, Milliardo reacciona y voltea, sonriéndole después, saliendo de su trance

- Muy buena la historia, aunque realmente tampoco la creo ¿de dónde demonios salió el machete? - era inevitable reír, por eso todos lo hacían, ésta vez también Milliardo, que nuevamente parecía ser el de siempre

- 6 -

Miedo

Como era de esperarse, Quatre no podía dormir, pensaba en la historia que había contado Traize, y aunque había aparentado apatía, debía reconocer que tenía miedo. Trowa estaba acostado a su lado y sabía muy bien que su novio no podía dormir, por eso prende la luz de la lámpara al lado de la cama y abraza al rubio por la espalda, dándole un beso en el cuello

- ¿No puedes dormir? - preguntó lo obvio, recibiendo de Quatre un respingo

- Es lo que cené, estoy muy llenó - respondió después, y Trowa sonrió levemente, abrazándolo con más fuerza

- Entonces necesitas un poco de ejercicio para que se te baje - susurró el ojiverde en su oído, mordiéndolo después levemente

- Eres un degenerado - contestó Quatre, girándose hacia él y aferrándose a su cuello comenzaron a besarse. Sin dudas, las ropas comenzaron a caer al suelo, no había explicación lógica, solo sentían que un gran deseo les invadía en ese lugar, que resultaba ser un excelente afrodisíaco - Nhg... Trowa - ahogo un gemido al sentir la boca de su novio devorar su miembro, como sólo él sabía, como lobo hambriento que ha encontrado a su mejor presa.

Sus manos se aferraban con fuerza al sedoso cabello, arqueándose al frente y moviendo ligeramente sus caderas, buscando el máximo de placer, estando a punto de llegar al clímax. Sentía cosquillas en el abdomen y ligeros espasmos, estaba a punto de colapsar y apretando los ojos siente parte del líquido brotar dentro de la boca de Trowa - Aaahh! - explotó por completo fuera de la cavidad bucal de su novio, llenando su rostro. Trowa se limpió con las sábanas, comiendo un poco de su mano. Quatre estaba satisfecho y cuando calmó la respiración abrió los ojos, viendo con gran horror tras el cuerpo de su novio, la figura sombría de una mujer, sonriendo retorcidamente.

El rostro de horror y las ganas reprimidas de gritar son notadas por Trowa, que extrañado se levanta un poco de la cama y voltea hacia atrás, pero a diferencia de Quatre, no ve absolutamente nada. Poco después el rubio grita desesperado - ¡Noooo! - aterrado se sienta sobre la cama y agacha la cabeza, sujetándola con ambas manos

- Amor ¿qué tienes? - asustado Trowa se acerca y sujeta a Quatre de los hombros, el rubio voltea a verlo, con gesto desesperado y lágrimas en los ojos

- ¿La viste Trowa? La viste? - preguntó angustiado

- ¿Ver qué? - preguntó confundido

- A la mujer... Era diabólica - contestó aturdido, Trowa se quedó callado y lo abrazó preocupado

- No había nada... tranquilo - intentó calmarlo, pero Quatre no dejaba de llorar, desesperado lo empujo para que ya no lo abrazara y le miró triste

- ¿Por qué me dices eso? Yo la vi! - reclamó molesto

- Bueno, yo no la vi ¿de acuerdo? mejor duérmete - también enojado, Trowa se alejó y bajó de la cama, dirigiéndose al baño

- No me dejes solo - dijo asustado, levantándose también detrás de él

- Vete a la cama, descansa - contestó serio

- No, ven conmigo - respondió

- Entonces espérate - sabiendo que Quatre ya no tendría disponibilidad, decidió terminar solo, comenzando a masturbarse. Quatre estaba tan asustado que no quería siquiera ayudarle un poco, se asomaba temeroso por la ranura de la puerta, pero no había nada, aun así continuaba temblando de miedo

- ¿Aluciné? - se cuestionó, ahora incrédulo, tal vez realmente no había nada, pero había sido tan real que aún tenía la piel erizada por el miedo

La luz del foco que iluminaba la habitación desde el techo estaba posada sobre sus ojos, y sin embargo, el estado de ensueño en que se encontraba no permitía que aquello tuviera repercusión, no le dolían los ojos, ni siquiera tenía la mirada enfocada en aquella luz, de hecho se encontraba como hipnotizado, por momentos su mente se volvía completamente inútil, ajena a todo pensamiento. De repente miraba el reloj y se percataba de que por largos lapsos se iba hacía otro lugar, lejos de ahí, como si ya no perteneciera al mundo, como cuando el espíritu es libre y ajeno al cuerpo

- ¿Qué me sucede? - se cuestionó al ver repentinamente el reloj y darse cuenta que estaban por dar las tres de la mañana en él. Confundido se observa fijamente las palmas de la mano y después se cubre el rostro con ellas - Me siento... -

"Extraño"

Se escuchó una lúgubre voz femenina, proveniente de algún lugar cercano pero lejos de la visión de Milliardo

- Sí, extraño - contestó con voz suave, sentándose sobre la cama, apoyando sus manos sobre sus piernas y con la espalda arqueada ligeramente en una pose desenfadada, su larga cabellera caía en parte sobre su inexpresivo rostro

"Lo sé... pero también estas triste"

Sugirió aquella horrible voz, acompañada de una pequeña risita tonta

- Sí, triste - repitió con voz quebrada y pronto un par de lágrimas cayeron sobre sus mejillas. Milliardo se encontraba perdido completamente, pero era como si aquellas lágrimas realmente vinieran desde el fondo de su corazón, vivía una terrible pena que lo atormentaba, y tenía que lidiar con ella aún en aquel hermoso lugar

"Claro que sí... porque no te ama a ti... ama a otro"

La trémula voz perdió el tono divertido e irónico y se trasformó en una versión retorcida del mismo. Y la sola mención de las últimas palabras hicieron que Milliardo apretara con fuerza los puños, estaba fuera de sí, pero poco a poco despertaba, entendía todas las palabras y sus ojos recobraban vida

- Sí, lo ama a él... a ese traidor - sugirió molesto, apretando los dientes ligeramente

"Así es... Por eso estas molesto... muy molesto"

Aquella sugerencia hizo a Milliardo recobrar el brillo de sus ojos y pronto su espalda estaba rígida de nuevo, su cabello ya no caía sobre su rostro, el cual tenía una expresión de recelo, con ira contenida, sentía calor por todo el cuerpo, como si estuviera a punto de explotar

- Estoy molesto... muy molesto... porque no me ama a mí - dijo en un susurro, sintiéndose tan molesto que pronto una sensación de miedo le embargó

"No pierdas ese sentimiento... No te resistas... Ódialo... te quito a quien más amas"

La voz de la mujer adquirió un tono imperante que hizo estremecer a Milliardo, dándose cuenta por primera vez que al menos en pensamiento no se encontraba solo

- ¿Pero qué...? - Asustado miró hacia todos lados y no vio absolutamente nada. Pero la risa de la mujer le aturdió en el oído como si estuviera a su lado, así que rápidamente miró a su derecha, pero no había nada, con un sobresalto miró hacia la izquierda y encontró el mismo resultado. Un horrible escalofrío le recorrió la espalda. Y aquella risa rezumbó de nuevo en sus oídos, después por toda su cabeza y desesperado ahogó un grito, sujetándose las sienes con sus dedos comenzó a apretarlas - No, basta - dijo levemente, sin dejo de súplica en su voz, pero la risa sonaba aún, no de forma estridente, pero sentía que le taladraba la cabeza - ¡Bastaaaaa! - gritó con fuerza, cerrando fuertemente sus ojos y sintiendo todo su cuerpo caliente.

Pero al abrirlos se encontraba acostado en su cama, con la luz apagada, las sábanas estaban empapadas de sudor y él se encontraba en posición fetal. Completamente aturdido se puso en pie y prendió la luz, mirando hacia todos lados, pero todo estaba normal, fijo su mirada en el reloj y vio que eran las 3 con diez minutos de la madrugada, una hora no más tarde que la hora que había visto en el reloj de su sueño, lo cual le causó una gran impresión - ¿Fue real? - se preguntó preocupado, volviendo a la cama. Se acostó en ella y cerró los ojos. Estaba asustado, temblaba y sudaba, se sentía muy extraño, ajeno así mismo, como si su cuerpo ya no fuera solo suyo ¿acaso se estaba volviendo loco?. Con esa idea continúo acostado con los ojos cerrados hasta que el sueño lo venció

- 7 -

Posesión

Horas más tarde cuando fue momento de tomar los alimentos de la mañana, los viajeros se reunieron en la misma cabaña de la noche anterior para hacerlo, todos a excepción de Milliardo, del cual suponían que se encontraba dormido. Las tres parejas se encontraban juntas, pero Trowa era el único que estaba un tanto distante con su novio, aún estaba resentido con él por haberlo dejado solo, porque detestaba masturbarse teniendo a Quatre a su lado. El rubio notaba la indiferencia del ojiverde pero no comentaba nada

- ¿Puedo hablar contigo? - preguntó Trowa a Traize, para sorpresa de los presentes, pues aunque se hablaban bien, resultaba extraño que el ojiverde quisiera hablar con él a solas. Y cuando él accedió y salieron de la vista de los demás, Wufei fue el único que les siguió con la mirada

- ¿Que sucede? - inquirió Traize, también curioso por aquella situación

- Tu tonta historia asustó a Quatre - respondió serio, cruzándose de brazos y mirando fijamente a su amigo. Traize no evitó sonreír con burla

- Él dijo que eran tonterías - contestó, aun sonriendo

- Sé lo que dijo, pero él se asusta, jamás admitiría algo así, es todo - la explicación de Trowa fue entendida al instante por Traize

- Te entiendo, Wufei también estaba un poco asustado - soltó una pequeña risa y acercándose a su amigo ojiverde le palmeó un par de veces la espalda - Ya no contaré más, lo prometo - culminó en aquella promesa y volvió a sonreír - Vayamos a comer algo - Trowa asintió enseguida y los dos regresaron. En la cabaña ya no se encontraba el chino

- Fue a despertar a Milliardo - aclaró Duo al ver la cara de Traize que estaba a punto de formular una pregunta más que obvia

- Ah - contestó tratando de parecer indiferente, pero en realidad estaba molesto, aun así no comentó nada

Wufei agradeció que no tuviera que hacer uso de alguna llave para abrir la puerta de la cabaña de Milliardo, y al encontrarse ésta abierta entonces entró, el rubio no estaba dormido como suponían él y los demás, el rubio estaba acostado en la cama, mirando hacia el techo con los ojos perdidos, igual que en la madrugada

- ¿Estas bien? - preguntó el pelinegro al acercarse a la cama y ver que Milliardo no tenía buena apariencia, se veía claramente cansado. Con esfuerzo, el rubio giró su mirada hacia él y una tímida sonrisa se formó en sus labios

- Sí, muy bien - respondió con tono sensual, posando sus ojos en el cuerpo de su amigo, recorriendo con interés de los pies a la cabeza, Wufei sintió aquella mirada y se incomodó, dando un paso hacia atrás, resultándole raro que su amigo actuara de esa forma

- Ven a desayunar entonces - dijo secamente, dándose enseguida media vuelta y a punto de marcharse sintió una mano que le rodeó la muñeca de la suya, no pudo evitar sobresaltarse, pues no esperaba aquel agarre y además la mano de su amigo estaba fría

- No te vayas - expresó suavemente, acercándose con lentitud al cuerpo que tenía enfrente. La piel completa de Wufei se estremeció y como era de esperarse reaccionó rápidamente, jalando su mano y dando otro paso

- ¿Qué haces? déjate de bromas - molesto caminó de nuevo, decidido a irse e ignorar a Milliardo, quien de principio se resignó a la idea

"¿Qué esperas? retenlo... lo deseas"

De nuevo la voz trémula de la mujer retumbó en su cabeza, pero ésta vez no se asustó, sonrió malicioso y camino rápido hacia Wufei, cuyo pie derecho acababa de cruzar el umbral de la puerta, pero Milliardo lo sostuvo del brazo con fuerza y lo jaló hacia él, metiéndolo de nuevo a la cabaña, cuya puerta fue cerrada de golpe y antes de que el pelinegro pudiera reaccionar o quejarse, sintió con presión los labios de Milliardo sobre los suyos, apretando su fornido cuerpo contra el suyo sobre la pared, sintiendo incluso el roce de su miembro sobre su bajo vientre. Wufei estaba sorprendido, y en parte asustado, mantenía los ojos ampliamente abiertos y no ponía resistencia, estaba paralizado por completo. El rubio sonrió en sus adentros y apretó más su cuerpo, moviéndose un poco para que Wufei sintiera con mejor precisión su miembro, pero aquella acción fue la que hizo reaccionar al ojinegro, que no quiso evitar darle un fuerte pisotón a su amigo, el cual logró que soltara sus labios y se apartara un poco

- ¡Asqueroso! - gritó molesto, y después se restregó la boca con la mano, mirando enseguida al rubio con desprecio. Milliardo sonreía con sarna

- No dijiste eso aquella noche - respondió con burla y entonces el rostro completo de Wufei se tiño de rojo, quedándose sin habla - ¿Ya lo olvidaste? porque yo solo pienso en eso... ¿y sabes? nunca se lo conté a Traize? me pregunto... ¿qué diría si supiera que te acostaste conmigo? - culminó con la peor de las malicias y los ojos del pelinegro se cristalizaron, quería llorar, jamás se iba a perdonar haber traicionado a Traize, aunque hubiera sido una noche, solo una, en la cual se sentía confundido y triste, en la cual por error o burla del destino, Milliardo se había encontrado frente a él

- ¿Por qué actúas así? - antes de soltar el llanto decidió salir, abrió la puerta y desapareció tras ella, se había ido corriendo lejos de ahí. Milliardo sonrió con amargura

- ¿Qué me sucede? yo no... - confundido por su actitud se pasó una mano sobre el cabello

"Así debe ser... continúa así... él será tuyo... y yo... seré libre"

La risa maldita de aquella mujer hizo sonreír a Milliardo

- Serás mío Wufei... y ese traidor de Traize... morirá - no podía sentirse más feliz, con esa idea cobraría venganza. Ya no se encontraba en posesión de sí mismo, había sido poseído por completo para fines ajenos a su causa

- 8 -

Escepticismo

Después del desayuno, al cual Milliardo no se había presentado, las tres parejas decidieron caminar por el bosque, había aún más terreno después de las cabañas, no sabían que tanto podían alejarse del lugar, pero continuaban caminando mientras dejaban rastros en el camino que habían tomado. Por lo sucedido durante la hora del desayuno, Traize se encontraba inquieto y no se daba cuenta de la actitud triste de Wufei que estaba realmente callado. Contrario a ellos se encontraban Trowa y Quatre, que después de la plática del ojiverde con su amigo, habían hecho las paces y ahora estaban con sus arrumacos de siempre. Distintos de Heero y Duo, que caminaban uno al lado del otro relativamente cerca, ya que por lo general, su relación solía ser más física a diferencia de las otras 2 parejas

- ¿Qué le estará sucediendo a Milliardo? - preguntó Quatre en voz alta mientras continuaban caminando, aunque a Traize le pareció notar que Wufei vacilaba sus pasos en una fracción de segundo al oír aquel nombre, lo cual le molestó

- ¿Tú que crees? un lugar como éste, sin pareja y sabiendo que sus amigos no paran de follar - respondió Duo de forma hiriente causando que los demás se incomodaran, Quatre por su parte se molestó por el comentario, sin embargo no reparó en la mirada que el trenzado intercambió con Wufei

- Eso fue grosero - comentó Trowa serio, apoyando así a Quatre y su mirada acusadora hacia Duo

- Pero es verdad, se siente solo y además es obvio que se incomode si estamos en parejas y él no ¿verdad? - se dirigió a Heero al concluir, esperando aprobación por su parte tal como había visto que hacía Trowa con Quatre, pero Heero solo dio un pequeño respingo antes de contestar

- Es verdad... - Duo sonrió al oír aquellas palabras - Pero no fue correcto decirlo así - su sonrisa se borró y molesto avanzó más a prisa, dejando a s novio atrás y durante algunos metros caminó con la frente en alto y los brazos cruzados

- ¿Les parece si descansamos un poco? - preguntó Traize rápidamente para cambiar un poco el ambiente que se había creado

- Sí - respondió Wufei con una sonrisa y entonces se detuvieron. Había varios árboles alrededor y algunas piedras cerca, por lo que cada quien escogió un lugar. En una piedra amplia y no muy alta se sentaron Trowa y Quatre, que enseguida se acurrucaron uno con el otro, el ojiverde posaba su mano sobre su hombro y el rubio se aferró a su pecho.

Traize había escogido una piedra que se adecuaba a su complexión, en tanto Wufei se sentó en una un poco más alta y no muy ancha, cerca de Traize pero no lo suficiente como para que pudieran abrazarse. Mientras que Duo se sentó solo en una piedra 4 metros apartada de las de sus amigos, estrecha y un poco alta, donde se cruzó de brazos y torció el gesto con disgusto, Heero le miró muy poco y decidió ignorarlo, recargándose en un árbol cerca de donde estaban sus amigos, también cruzó los brazos

- Estas muy callado - dijo Traize a Wufei en tono bajito, posando su mano sobre la pierna de su novio y dirigiéndole una mirada fija y preocupada

- No es nada - respondió con una sonrisa, sujetó la mejilla de su novio y le dio un beso en los labios - Te amo -

- Yo también - más tranquilo por las últimas palabras, Traize se acercó al pelinegro y se besaron tiernamente. Heero les observó unos momentos y sintió una pequeña punzada en el estómago, por lo que volteó hacia Duo y se mordió fuertemente el labio, sintió un poco de coraje no estar ahí besándolo como hacía Traize con Wufei, pero sabía que su novio era infantil muchas de las veces y que si estaba enojado era solo por culpa propia, no de él. Pero en ese momento Duo intercambió mirada con él y mandó todo al diablo, no importándole si Duo debía o no recapacitar en sus actos infantiles, se acercó a paso decidido y se agachó hacia él al tenerlo enfrente, Duo sintió la misma necesidad que él y se besaron con pasión, al separarse Duo sonrió y se puso de pie enseguida, colgándose del cuello de su novio para volver a besarlo, Heero aferró su cintura con fuerza, volviéndose a perder nuevamente en la intensidad del beso

- Lo tiene más que controlado ¿verdad? - preguntó Quatre a Trowa y éste sonrió sin dejar de verlos

- Duo es un manipulador, pero no lo hace con maldad - defendió el ojiverde y aunque era una tontería, Quatre se sintió celoso por unos momentos

- Ey Quatre ¿problemas para dormir? - se oyó la voz de Traize al extremo contrario en que se encontraba él con Trowa, el rubio miró con el ceño fruncido a Traize y después con el mismo ademán miró a su novio - Lo siento, ya no contaré nada más - concluyó sonriente, besando a Wufei después

- Más te vale - advirtió Quatre, poniéndose colorado de la vergüenza

- Pero esas cosas no son ciertas - declaró Duo mientras se acercaba con Heero a donde estaban ellos

- ¿Te consta? - inquirió Wufei un poco nervioso

- Es científicamente imposible, cuando te mueres, te mueres y ya - explicó tajantemente Duo - Y si existieran ¿para qué temerles? son incorpóreos ¿no? que daño pudieran hacer ¿eh? - comentó enérgicamente como si se tratara de un experto en la materia - Dejen de ser tan lloricas -

- Tu eres demasiado confiado - declaró Quatre, mirándolo de forma desafiante - Y hoy en la noche te va a salir el muerto - sentenció de forma infantil, como si él pudiera controlar aquella situación. Todos echaron a reír, inclusive Duo

- Uuyyy que miedo - respondió con voz burlona haciendo un ademán con los dedos de sus manos como si tratara de tocar las teclas de un piano

- Bueno, ya no te burles - dijo seriamente Wufei, sujetando la mano de Traize

- Yo no tengo miedo, es más, me daría mucho gusto que se me apareciera su fantasmita - sugirió con burla, sonriendo ampliamente, después sin importarle las caras de Quatre y Wufei por su comentario, sujetó la mano de Heero - Nosotros nos desaparecemos un rato por allá - señaló a su derecha donde había una serie de árboles - Será fiesta privada - confesó con picardía, cerrándoles un ojo y dándose después media vuelta comenzó a caminar con Heero siguiéndole aún con la unión de sus manos

- Ese Duo - comentó Traize negando repetidas veces con la cabeza - Solo pensando en sexo - todos estuvieron de acuerdo con su amigo y le apoyaron moviendo sus cabezas con afirmación, mientras la pareja se perdía tras algunos árboles, lejos de la vista y el oído de sus amigos

Al ver que Duo se detuvo, Heero comprendió que ahí había elegido su novio, así que sin soltarle la mano lo jaló hacia él y le atrapó en un abrazo, comenzando a besarse, el trenzado colocó sus manos en la nuca de su novio y le acarició despacio, dejándose llevar hacia el tronco de un árbol en el cual lo recargó. Las manos de Heero dejaron la cintura de Duo y las apoyó sobre la corteza del árbol, a la vez que el ojivioleta soltó la nuca del ojiazul y bajó su mano derecha hacia la entrepierna, colocándola por encima de la ropa y con suavidad le apretó, Heero sonrió sobre los labios de su novio y después dejó de besarlo, bajando al cuello el cual comenzó a lamer, moviendo su lengua de arriba hacia abajo, después en círculos, subiendo luego a la barbilla, pasándose a la oreja, la cual mordisqueó y después de tomar sus labios con pasión, quitó la camisa a un Duo que ya no sujetaba su miembro, le sonreía y mantenía los brazos a los costados

- Soy tuyo - dijo en tono malicioso, despertando en Heero los deseos de domarlo. En sus labios se formó una sonrisa pervertida y se alejó milímetros de él, elevó las manos a la altura de su pecho y las posó sobre el mismo, dando un masaje en círculo por los pectorales, deteniéndose en sujetar levemente los pezones con sus dedos, Duo se mordió el labio inferior y sonrió, entonces el ojiazul se acercó y sacó la lengua, comenzando a lamer uno de ellos, de abajo hacia arriba con lentitud, cada vez más lento hasta que lo sujetó con los dientes y dio un pequeño jalón seguido de un beso - Sí - suspiró Duo, y enseguida Heero volvió a jugar, moviendo la lengua en círculos, devorándolo gustoso, y después, sin piedad comenzó a succionar

El cuerpo de Duo se estremecía placenteramente y sus piernas se friccionaban levemente, comenzándose a sentir cada vez más duro - Mmm ¡ah! - Heero se detuvo al oír aquel excitado suspiro y miró el encantador rostro sonrosado de su novio, encantado por ello le beso en los labios con pasión, sus lenguas peleaban por obtener dominio. Entonces se separaron y Heero volvió a besar el pecho, sin detenerse en los pezones, bajó con su lengua hasta el abdomen y después clavó la punta en su ombligo, bajando otra vez hasta hincarse sobre la hierba bajo él, desabrochó el cinturón de Duo y le bajó los pantalones, a través de la ropa interior vio el despierto miembro de Duo y sonrió, acariciando con sus labios el miembro erguido por sobre la ropa de su pareja, haciendo que el trenzado se estremeciera

- Pervertido - comentó divertido, notando un poco mojada la prenda interior. Entonces se levantó y se desnudó ante la mirada de Duo que se lo comía con ella, y él no se iba a quedar atrás, por lo que pasó de sus zapatos y con los pies aventó el pantalón a sus pies, y cuando a Heero le faltaba dejar la camisa, Duo terminó de bajar su ropa interior, ansioso por ser penetrado - Me tienes que esperar - sentenció con poca seriedad y después se acercó, elevo la mano derecha a la altura de la boca de Duo y éste sacó la lengua, lamiéndole la mano, entonces la volvió a bajar y la utilizó para acariciarse el miembro, solo un par de veces, del tronco a la punta, después sujetó el miembro de Duo y lo acarició también, acercándolo al propio.

Cuando ambos se tocaron, Duo jadeo levemente y sonrió, el ojiazul se apoderó de nuevo de sus labios y continuó acariciando a ambos, su pulgar rozaba su propio miembro mientras que el resto de los cuatro dedos rozaba el de su novio. Dejaron sus labios para tomar aire e intercambiaron miradas, Heero se apartó muy poco y giro el cuerpo de Duo, besándole enseguida la nuca, sujetando sus pezones con dos dedos de cada mano, los soltó al cabo de poco tiempo y sujetó su propio miembro mientras Duo separaba las piernas, las manos del ojiazul se dirigieron a la cintura del ojivioleta y lo acarició, lo jaló después levemente hacia él por lo que Duo hizo una ligera inclinación y se sujetó del tronco, listo para recibir a Heero, quien volvió a tomar su miembro y lo restregó en el trasero de Duo, el cual se mordió el labio con fuerza

- Hazlo - pidió con deseo, pero su novio no obedeció, con el miembro en su mano, pasó la punta cerca de la entrada e hizo un masaje circular, Duo jadeó gustoso, apretando las manos - Mételo ya - casi suplicó, el ojiazul sonrió y mordiéndole ligeramente la oreja le hizo separar más las piernas y entonces entró completo - ¡Aaa! - gimió Duo, sintiendo el golpe de los testículos de Heero contra su cuerpo, duró así antes de comenzar a moverse, colocando sus manos sobre las de Duo en el tronco del árbol, su cadera comenzó con un vaivén de abajo hacia arriba mientras salía menos de la mitad de su miembro, era un movimiento rítmico lento y sensual - ¡Aaah! sí, bien mmm - se relamía los labios, con los ojos cerrados y movía su propia cadera en un vaivén parecido al de su novio

- Muévete más - sugirió Heero también extasiado, apoyando el rostro sobre la espalda tibia de Duo - Si, así - besando la piel bajo su rostro se deleitaba de aquellos movimientos, lentos y sensuales. Entonces se sintió más candente y separó un poco su cuerpo del cuerpo de Duo, sujetándole nuevamente la cadera y lo atrajo más hacia él en la próxima embestida

- Nh… si – le gustó, Duo sonrió y giro la cabeza ligeramente hacia atrás, Heero entrecerraba los ojos, completamente excitado, movía las caderas de Duo de forma suave pero rápida, sin salirse completamente, el trenzado le dirigió una mirada traviesa y movió violentamente su cadera

- Mmm – el ojiazul sintió un pequeño choque eléctrico y se mordió con fuerza el labio inferior, captando el mensaje – Con que eso quieres – Duo asintió y entonces el ojiazul obedeció, acercando más su cuerpo al de su novio le penetró aún más, a Duo le temblaron por breves segundos las piernas antes de que Heero saliera de él y después le embistiera violentamente – Ngh ¿así? – pregunto entrecortadamente

- ¡Aaaah si, si, nh.. Con fuerza – respondió enseguida, cerrando sus ojos, sintiendo el enorme placer que le producía la acción de Heero, violenta pero sin lastimarlo, rápida pero con un poco de suavidad, procurando llegar a esos puntos que a veces solía olvidar que existían - ¡Haaa! Hee...ro! - sus uñas se enterraban en la corteza del árbol, sintiendo que todo a su alrededor se desvanecía y solo podía oír sus propios gemidos y los de su novio. El ojiazul volvió a pegar su pecho a la espalda de Duo pero con los movimientos fuertes y rápidos, ambos moviendo al mismo ritmo la cadera, ayudándose a la penetración, y entonces los gemidos de Heero se oyeron en su oído, lo que aumento su excitación

- ¡Aaaah Duooo! - explotó, llenándolo por completo, sintiendo aquel fuerte choque eléctrico que tanto ansiaba cuando comenzaban con el acto, y mientras se vaciaba mordisqueaba y besaba la piel de Duo bajo su boca, hasta que concluyó, sintiéndose débil por breves momentos, salió después de él y se hice el cabello hacia atrás. Pero Duo continuaba de espalda a él, y Heero pudo notar como su mano se movía rítmicamente, no era difícil saber que el ojivioleta no había conseguido su orgasmo y que él había tenido la culpa de que así fuera, entonces se acercó y le sujetó la mano, Duo volteó ligeramente hacia atrás y le sonrió

- ¿Me ayudarás? - preguntó alegre y Heero movió su cabeza para afirmarlo, el trenzado intentó voltear hacia él pero su novio se lo impidió, el ojiazul le besó la nuca y bajo con besos hacia su trasero, beso con delicadeza sobre la zona, lamiendo incluso parte de su propio semen que escurría por los muslos y piernas de su novio, y entonces pasó por el arco de sus piernas y se sentó frente a él, con la espalda sobre el árbol

Duo sonrió malicioso y sujetó su miembro, ofreciéndolo al ojiazul - Come - dijo con tono sucio, Heero lo miró unos momentos como si estuviera a punto de rebajarse ante una propuesta, pero se lo debía a Duo e iba a cumplirle, así que sacó su lengua y con decisión la pasó por la extensión del tronco, deteniéndose en el glande donde su lengua dio un par de vueltas alrededor - Oh sí - gimió el trenzado sin apartar su mirada de la imagen bajo su rostro, pero eso no era todo, Heero comenzó a acariciar sus testículos, sujetándolos suavemente, moviendo sus dedos lentamente sin que esa acción interfiriera con la de su lengua que atacaba la punta del miembro - ¡Haaa, eres bueno! - se relamía los labios, sintiendo que la vista se le nublaba, pero aún necesitaba más, entonces bajó su mano y sujetó su miembro con el dedo índice y el pulgar, el ojiazul entendió y abrió su boca, dejándolo entrar en la cavidad, Duo volvió a subir su mano y sujetó el tronco del árbol con ambas, comenzando a mover su caderas casi de forma violenta, penetrando la boca de su novio, al principio los ojos de Heero se abrieron ampliamente y su rostro se puso de color rojo, dejando se acariciar los testículos de Duo

- Nh - aun cuando no se quejaba, debía admitir que aquello no era de su total agrado, pero el trenzado estaba demasiado excitado para notarlo, moviendo su cadera de forma violenta

- ¡Haaa si si!... mmm! - pero antes que Duo pudiera explotar, las manos de Heero en su cadera lo apartaron súbitamente y el miembro salió de su boca, desconcertad el trenzado bajó su mirada, pero al ver el rostro rojo del ojiazul comprendió que había exagerado - Yo... lo siento - pidió avergonzado, observando las expresiones de su novio - No quise - intentó bajar a la altura de Heero, pero él se lo impidió dando un beso sobre la punta de su miembro

- Termina - dijo amable aunque mostrándose serio, Duo no tardó en aceptar porque se encontraba desesperado por liberarse, pero ésta vez lo hizo él, bajando su mano derecha para sujetar su miembro con dos dedos y comenzar a masturbarse mientras su novio lo lamía de forma lenta, extendiendo su lengua lo más que podía para abarcarlo mejor

- Mmm sigue... si ¡haaa! más - comenzó a acelerar el ritmo de su mano, sintiendo la calidez y humedad de la lengua experta de Heero, y entonces comenzó, un placentero hormigueo en su bajo vientre y un calor que le recorría el miembro, sintiendo después como éste hacía erupción sobre su novio - ¡Aaaaahh! ngh... ngh - apretó con fuerza sus ojos y por breves instantes sintió como si se hubiera desvanecido.

El semen cayó primero sobre la boca del ojiazul que al sentirlo lo apartó de él y entonces se manchó parte de su cara y hombro, pero no le importó, y aun cuando el sabor de aquella semilla no era precisamente algo que le gustara mucho, bebió la que tenía en la boca y acercando el cuerpo de Duo al sujetarle la cadera, comenzó a besarle el miembro donde aún había semen y bajó igual hacia su cadera, besando con los ojos cerrados.

El trenzado estaba extasiado y exhausto, las piernas le temblaban aún por el orgasmo y lentamente descendió mientras Heero besaba su estómago y después su pecho conforme descendía hasta él, los ojos de ambos se abrieron y se encontraron, fundiéndose después en un lento y cansado beso, después se abrazaron, besándose mutuamente sus hombros - Realmente... eres el mejor - dijo Duo al dejar de besarle el hombro, se separaron un poco para verse a los ojos y Heero lo volvió a besar, viéndolo fijamente unos momentos, el trenzado lo miró también, sin saber porque lo miraba así

- Te amo - confesó el ojiazul después de segundos de silencio que a él le parecieron eternos. Pero la reacción que obtuvo de Duo no fue la que esperaba, pues se levantó rápidamente sin dejar de mirarlo, se mostraba confundido y no soltaba su labio inferior el cual sostenía con los dientes - ¿Qué... sucede? - preguntó confundido el ojiazul, sin dejar de mirarlo, entonces Duo sonrió nerviosamente

- Tú nunca... lo habías dicho - comentó desconcertado, Heero lo miró sin responder, esperando que dijera algo más, el trenzado sabía perfectamente la clase de comentario que esperaba en respuesta

- ¿Eso es todo? tu acaso ¿no me amas? - cuestionó un poco molesto, pero Duo enmudeció completamente, volviendo a morderse el labio inferior, Heero bajo un poco la cabeza y después se puso en pie, observando a su novio con la cabeza en alto - ¿O es por sexo que sales conmigo? -

- Claro que no - contestó enseguida, frunciendo el ceño - Pero no sé si te amo - aquellas palabras hirieron a Heero, pero permaneció con su postura de siempre - Escucha Heero, te quiero y hemos estado juntos por varios meses, los cuales han sido increíbles, no solo en el sexo claro, pero, es diferente... el amor es... otra cosa diferente - la mirada seria de Duo le dio a entender que hablaba en serio, y aunque estaba molesto y triste, no podía enojarse o terminar con su novio por algo así, era obvio que podía resultar que no fuera correspondido de esa forma, sobre todo porque cuando habían comenzado a salir, ni siquiera él estaba enamorado

- Esta bien, no importa - dijo sin mucha sinceridad, acercándose a tomar de nuevo sus ropas y se vistió, Duo se cambió poco después de observarlo, cuando terminó el ojiazul besó a su novio en los labios - Regresemos - cuando el trenzado terminó de vestirse tomó la mano que Heero le ofrecía y en silencio volvieron. Sin percatarse del par de ojos indiscretos que todo el tiempo les observaron entre las ramas

"Amor... es la palabra que nunca dirás"

Nuevamente la risa maldita se extendió por el lugar, sin llegar a oídos del grupo de seis ingenuos que tras la llegada de sus amigos partieron de nuevo hacia las cabañas, sin saber siquiera que tal vez no vivirían un día más

Continuará…


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