sábado, 24 de octubre de 2015

Diversión, sexo y horror

Parte 4



- 13 -

Confusiones

- Deja de pensar estupideces – se recriminó mientras corría, debía de tratarse de una mentira, su Duo no podía estar muerto ¿Por qué habría de estarlo? Además él había estado con él, habían hecho el amor y después el trenzado le había jugado una broma de muy mal gusto – La laguna – recordó y se detuvo en seco, dio media vuelta y corrió de regreso a aquel lugar, pero al llegar no vio rastro alguno - ¡Duo! – ninguna respuesta llegó, caminó cerca de la orilla, mirando detenidamente el agua, pero ésta ni siquiera se movía – ¡Duooo! – se detuvo y miró atentamente el cielo, la luna se ocultó detrás de las nubes, llegando la oscuridad absoluta. No sabía porque, pero había una presencia cerca, sintió como el calor de una respiración

- Shh – escuchó cerca de su oído, pero a su lado no había nadie

- ¿Duo? – sintió un dedo frío sobre sus labios, parecía la temperatura de un muerto, pero dado el clima de la noche lo creyó normal – Me tenías preocupado – aunque no encontró respuesta verbal sintió unas manos alrededor de su cuello, frías como la nieve, se estremeció – Duo ¿qué estas…? – sintió unos labios sobre los suyos, estaban cortados, como si se hubieran sometido a una temperatura demasiado baja, pero estaban húmedos, sintió un temblor en el cuerpo, después aquellas manos le tocaron – Ngh – se mordió el labio inferior al sentir que tocaban su miembro por encima de la ropa – Espera… no – no podía evitarlo, aquellas manos eran buenas

Su Duo era bueno en cuestiones del sexo, insuperable – Te siento… diferente – antes de dejarlo continuar sintió que le tomaron por la boca, se retorció bruscamente - ¡Haa! – la oscuridad de la noche no le permitía ver nada, pero se sentía demasiado excitado, los juegos eróticos de Duo eran sin duda los mejores, aquella boca sedienta lo devoraba – Oh si… ¡haa! – bajó las manos, acariciando aquel cabello largo y sedoso. No pudo evitarlo, se corrió dentro de su boca, hasta la última gota, viendo sus sentidos consumidos, cerró con fuerza los ojos, las nubes comenzaron a disiparse y la luna poco a poco mostró de su hermosa luz artificial. Heero sonrió y lentamente abrió los ojos, para mirar hacia abajo y contemplar el rostro hermoso de Duo. Sin embargo sus ojos se abrieron por completo ante el asombro de ver a aquella persona frente a él, no se trataba de Duo, sino de Milliardo, que lo miró lascivamente y de forma burlesca - ¿Qué demonios? – Desconcertado se acomodó el pantalón rápidamente, su corazón latía de forma acelerada - ¿Qué te sucede imbécil? – preguntó furioso

- Que rico – sonrió nuevamente y después se relamió los labios

- Eres un idiota – bastante molesto se alejó, estaba demasiado apenado, no podía entender que había sucedido, por segundos había sentido el aliento inconfundible de su Duo en él ¿Qué demonios le estaba pasando a Milliardo? Acostándose con Traize y haciéndole aquello, además no entendía porque, pero cuando aquellos labios tocaron los suyos, habría jurado que se trataba del trenzado

Desde que habían dejado la cabaña principal después de cenar, Trowa y Quatre no habían salido de su cabaña. Ambos yacían acostados en la cama, completamente desnudos, ni siquiera se habían tomado la molestia de colocarse la sábana encima, el castaño con la espalda sobre el colchón mirando hacia el techo, su mano derecha bajo la nuca y la otra posada sobre su abdomen, mientras que Quatre permanecía de costado en dirección hacia su novio, moviendo en círculos el dedo índice sobre el hombro del más alto. Habían estado conversando, pero ahora estaban en silencio, Trowa miró a su novio de reojo y su mano en el abdomen se dirigió a la mano del rubio con la que jugaba sobre su cuerpo, la tomó entre la suya y después la llevó a sus labios, depositando un beso, Quatre levantó su cabeza y le sonrió

- Te amo – dijo de forma cariñosa, moviendo su cuerpo para acercarse más a Trowa y besarle los labios de forma suave

- También te amo – le respondió enseguida y el rubio le sonrió ampliamente, acurrucándose entre sus brazos

- ¿Sabes amor? Me siento extraño – le dijo de forma insegura, no quería causar entre los dos un disgusto como el anterior. Al percibir el silencio se intranquilizó aún más, esperando respuesta

- ¿Por qué? – preguntó cansinamente el ojiverde

- No sé, es una sensación extraña, como si algo no estuviera del todo bien – explicó abstraído, llevándose una mano al pecho

- No pienses en tonterías – le respondió un poco molesto, no le gustaban las supersticiones y tampoco creía en las historias de fantasmas, seguramente el rubio se había dejado influir por el tonto relato de Traize – Mejor durmamos – dijo seriamente

- No te enojes – fueron las palabras de Quatre, quien ya temía una reacción así por parte de su novio

- No me enojo, no quiero que tengas miedo, es todo – respondió amablemente, acariciándole los cabellos con su mano izquierda, quitando la otra de su nuca – Buenas noches – besó después su mejilla y se acomodó sobre su hombro, dándole la espalda a su novio

- Trowa – le habló un poco enojado

- ¿Qué quieres? – aunque sonaba tranquilo, Quatre percibió algo de fastidio, así que con una mano sobre el brazo de su novio lo jaló hacia él, haciéndolo voltear, se miraron unos momentos y antes de cualquier palabra el rubio juntó sus labios con los de él, sin oponerse en absoluto Trowa respondió el beso, llevando su mano izquierda a la cabeza de su novio, acariciándole los cabellos, cuando se separaron

- No creeré en boberías, lo prometo – dijo con un puchero, mirándole de forma tierna, Trowa no se pudo resistir y enseguida atrajo su cabeza para volver a besarlo, ésta vez bajándola lentamente hacia la cintura, para atraerlo aún más, pudiendo sentir ambos el miembro del otro. Separaron sus bocas, nuevamente se miraron y sin decir nada Quatre comenzó a bajar por el cuerpo de su novio, quien enseguida abrió sus piernas un poco, la mano izquierda del rubio se sujetó de la pierna derecha de Trowa y con la otra sujetó su miembro, comenzando a repartir besos

- Me alegra que ya no lo hagas – no obtuvo respuesta, el rubio continuaba con su labor, dando suaves besos por la extensión del tronco, sujetando con sus labios porciones de piel, comenzando a acariciarle los testículos, Trowa se removía levemente, comenzando a sentirse excitado, su miembro empezaba a erguirse.

De forma diestra con su lengua el rubio subió hasta la punta y comenzó a lamer, haciendo movimientos circulares por todo el glande, con su índice derecho tocó la punta y sus movimientos simulaban buscar alguna entrada, Trowa cerró con fuerza los ojos, comenzando a gemir - ¡Ah cielos! Haaa… mmm haaa… ¡oh! – se relamía los labios. Sin piedad Quatre continúo la tortura, evitando frotar el miembro de su novio o masturbarle, quitó su índice y una hebra de semen lo unió a Trowa, entonces volvió a atacar con su lengua y ese dedo lo metió en su novio quien jadeó en respuesta. Trowa jamás se había entregado a Quatre, pero aquel juego no era nuevo para él. El castaño arqueó su espalda, sentándose en la cama, observando fijamente a su novio, excitándose aún más al observarle, sus manos apretaban las sábanas y sus ojos no perdían de vista las acciones

Quatre lamía la punta de su miembro, haciendo que ya comenzara a escurrir un poco de su semilla, mientras con su índice derecho en la entrada se movía en círculos, como si estuviese buscando algo, y por último aquella mano que antes se aferraba a su pierna, ahora le sujetaba un pezón, tocándolo como si quisiera deshacerlo entre sus dedos – Sigue… así… haaaa… por favor… haa – sus espasmos abdominales le hacían sentir inmenso placer, pero también dolor, necesitaba venirse y liberar aquella presión.

En primera instancia, el rubio dejó de lamer y después soltó el pezón de su novio, sacando por último su dedo, le sonrió de forma deseosa y subió para besarle los labios, Trowa respondió pero enseguida se separaron sujetó a Quatre de los hombros y lo acostó en la cama, abriéndole las piernas y sujetándolas, no aguantaba más, agachó su cabeza y dejó caer un poco de su saliva, cayendo ésta en la entrada de Quatre, luego se introdujo poco a poco

- Nnn… - el rubio se mordió el labio inferior mientras sentía el miembro entrar, al llegar a la mitad el castaño se introdujo lo restante rápidamente - ¡Nnnh… haaa! – Quatre se estremeció – Hazlo suave – jadeó con voz dulce, excitando aún más a Trowa, quien comenzó a balancearse lentamente, extendiendo por completo las piernas de su novio, el rubio no dejaba de mirarlo a los ojos, le fascinaba esa expresión de Trowa al penetrarlo

- ¿Así? – Preguntó complaciente, Quatre afirmó con su cabeza y el ojiverde continuó, y aunque era suave, lograba llegar hasta el fondo, haciendo gemir sensualmente a Quatre - ¿Te gusta? – como respuesta el rubio le sonrió, entonces Trowa se colocó las piernas de su chico a los hombros y dejó caer un poco más su cuerpo

- Haa – gimió con expresión de dolor, Trowa bajó un poco más, juntando su pecho al de Quatre, quedando las piernas del rubio más dobladas, casi tocando sus hombros – Trowa… nngh – sin ninguna consideración Trowa se balanceó hacia delante, el rubio abrió ampliamente sus ojos y después los cerró cuando su novio comenzó con los movimientos, rítmicos y un poco menos suaves, el rubio gemía complacido, su novio era excelente – Más… más fuerte… haaa! – el ojiverde obedeció durante unos segundos, después se salió y soltó sus piernas, Quatre respiraba agitado, aun deseando ser devorado por Trowa.

Aunque el ojiverde no dijo nada, Quatre se acomodó de bruces, abriendo las piernas levemente, Trowa se acomodó y sujetándole las caderas continuó con las penetraciones – Quiébrame… rómpeme Trowa… haaa – las palabras del rubio provocaron a Trowa, que con movimientos ligeramente violentos continuó las penetraciones. Por la habitación resonaban los gemidos de ambos

- Voy… haaa -

- Es… espera – suplicó Quatre interrumpiendo sus chillidos, Trowa dejó los movimientos, su rostro estaba rojo y respiraba bastante agitado, salió de su novio – Ven acá – también jadeando. El rubio señaló la cabecera de la cama, la cual era de madera y tenía barrotes verticales, el ojiverde se acomodó, entendiendo la idea de su novio, a quien le gustaba probar distintas poses.

Así Trowa se sentó sobre la almohada, sin recargar su espalda en los barrotes, sus piernas extendidas un poco, Quatre sonrió y se acercó, dándole la espalda a su novio, subiéndose en él para penetrarse, al llegar al fondo, siendo ayudado por Trowa, alzó sus brazos y los estiró hacia atrás, sujetándose de los barrotes con fuerza, usándolos así como impulso, comenzando a dar pequeños saltos, metiéndose y sacándose el miembro de su novio, quien aprovechó la pose para masturbarlo con su mano izquierda, mientras con la otra le acariciaba un pezón, apretándolo de cuando en cuando… - ¡Oh si… mmm… haaaa… haaa. Haaa… - Quatre temblaba de placer, sintiéndose desfallecer, su novio comenzaba a besarle el hombro, a mordisquearlo, la cama se movía con violencia y ambos gemían con locura, completamente extasiados, jamás podrían aburrirse de ello, ambos disfrutaban del otro, siempre era así, se procuraban mutuamente el máximo de placer

- Quatre… ¡haaa! Un… poco más… - lo sentía venir, pronto terminaría con aquel suplicio, su cuerpo se estremeció antes del orgasmo, sintiendo antes su mano húmeda al derramarse su novio en ella, y al sentir la entrada de Quatre contraerse no lo pudo evitar - ¡Ngh! – al igual que su novio, el semen encontró su salida, llenado al rubio de la esperada esencia. Quatre dejó de moverse y respiró aliviado después de su último gemido, aún jadeante, giró su cabeza hacia atrás y se encontró con la humedad de la boca de Trowa, se besaron lentamente, poco a poco el rubio volteó su cuerpo, saliéndose su novio de él, las manos del ojiverde en su espalda se aferraron a él mientras continuaban besándose

- ¿Te gustó? – preguntó con cinismo, sonriendo, Trowa volvió a tomar sus labios

- Me he enamorado más de ti – respondió divertido, Quatre no resistió a tal respuesta y le besó apasionadamente el cuello - ¿Quieres más? – le preguntó sorprendido, Quatre se alejó un poco y sonrió con malicia

- No te dejaré dormir – el ojiverde se mordió con deseo el labio inferior y sujetó el rostro de su novio, besándose con pasión y sus manos dispuestas a tocarse nuevamente, pero antes de iniciar su plan tocaron con violencia a la puerta, obligándolos a separarse, se miraron mutuamente - ¿Quién será? – Trowa se encogió de hombros y se separó de su novio, agarró la sábana y se la aventó, el rubio entonces se tapó mientras que él se acercó a su ropa interior y solo se colocó eso, la puerta no estaba muy lejos de la recámara, el ojiverde abrió y se extrañó de ver a Heero ahí, el ojiazul estaba con expresión de preocupación que jamás la había visto en él

- ¿Qué sucede? -

- No sé nada de Duo, lo he buscado por todos lados, Wufei dice que está muerto y yo… yo ya no sé qué pensar – desesperado se pasó una mano por el rostro y Trowa lo vio sin comprender, todo sonaba muy extraño

- ¿Muerto? Qué tontería, espera, me cambio y te ayudo a buscarlo – Heero solo asintió y Trowa sin cerrar la puerta se alejó a la habitación, al verlo llegar Quatre se preocupó al verlo desconcertado

- ¿Qué pasó amor? – Trowa volteó a verlo y suspiró

- Duo no aparece – respondió inquieto mientras se acercaba a su ropa, Quatre también se puso de pie para ponerse su ropa – Espera, yo acompaño a Heero, tu quédate aquí – dijo decidido

- Pero… -

- ¡Dije que te quedes aquí! – Alegó molesto, desconcertando a Quatre, el ojiverde se acercó y le dio un beso en la mejilla – Por favor – sin decir más terminó de vestirse y se puso los zapatos sin calcetines, el rubio no entendía porque estaba tan alterado Trowa, y es que su novio no había querido decirle de las afirmaciones de Wufei, pero aunque quería ser escéptico también le inquietaba, no deseaba exponer al rubio a ningún peligro

- 14 -

La segunda víctima

- ¡Maldición! Wufei ¿dónde estás? – al igual que Heero, Traize buscaba a su novio sin óptimos resultados, también estaba desesperado. Los ruidos de la noche se combinaban con el de sus pasos, se alejaba más de las cabañas y la luna era su única luz disponible, se detuvo en seco, miró a su alrededor y solo vio árboles y un oscuro camino – Será mejor regresar – antes de caminar escuchó unos pasos cerca, eran sigilosos - ¿Wufei? – no obtuvo respuesta, entonces creyó que era su imaginación y retomó sus pasos para regresar

- Traize – escuchó su nombre en una voz que le resultó familiar, se detuvo y volteó hacia atrás, pero no había nadie

- ¿Duo? – Al oír una risita burlesca parecida a la de su amigo creyó que se trataba de él, pero no había nadie más cerca - ¿Hola? – con fastidio caminó de nuevo de regreso, volviendo a oír pasos atrás de él, quiso voltear pero antes de lograrlo sintió que unas manos rodearon su cuerpo

- No, no soy Duo – contestó Milliardo, Traize se sorprendió sobremanera, le resultaba casi imposible que su amigo estuviese ahí, no lo había visto ni se había percatado de él, parecía como un fantasma

- ¿Milliardo? – preguntó desconcertado

- El mismo… quien aún te desea – intentó morder su oreja, pero antes de ello el castaño lo aventó, logrando que le soltara, entonces volteó hacia él

- ¿Eres idiota? Lo de hoy fue un error, ya no quiero nada contigo – molesto le dio la espalda y avanzó, sin mirar el rostro distorsionado del rubio, quien poseído no pensaba en sí mismo, solo tenía en él un resentimiento que no era suyo

- ¡Tú no puedes rechazarme! – gritó colérico, su voz sonaba acompañada de otra, la de una chica, Traize lo percató y asombrado se giró hacia el rubio, estaba sorprendido, algo extraño estaba sucediendo, sintió un escalofrío

- ¿Qué te sucede? – cuestionó inquieto, mirando la sonrisa burlesca de Milliardo, quien avanzó hacia él, Traize intentó moverse, pero sintió como si una fuerza le atara a ese espacio - ¿Qué pasa? -

- Ustedes no se volverán a burlar de mi – su tono melancólico confundió al castaño, la mirada del rubio era distinta, perturbadora – No son más que basura – dijo de forma desdeñosa, terminando de acercarse a Traize, a quien le dio una bofetada, él lo miró sin entender y sin darle tiempo a réplica tomó sus labios, metiendo su lengua a la boca húmeda y exquisita de Traize, quien intentó oponerse, pero no pudo, Milliardo lo sujetó con firmeza – Tu también me deseas – le susurró al oído cuando dejó sus labios, de forma inmediata la mirada azul profundo de Traize se perdió, Milliardo sonrió – También lo sentirás… el dolor de perder al ser amado – el castaño se desvaneció en sus brazos, el rubio lo sujetó y comenzó a reír, alejándose de regreso a las cabañas

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Peligro

Por fin pudo llegar hasta el lugar donde se encontraban las cabañas. Vio la suya con las luces apagadas y dudó antes de dirigirse a ella ¿y si estaba Traize ahí? No quería verlo, le daba asco el pensar que ambos habían sido del mismo hombre, que ambos se habían engañado, eso nunca se lo iba a perdonar, ni a su novio ni a él mismo

- No entraré – dijo decidido, dando un paso atrás, dispuesto a darle la espalda, sin embargo un escalofrío le hizo estremecer de tal manera al recordar la imagen de Duo que se congeló completamente, estaba aturdido, no entendía nada de lo que había sucedido, era como si hubiese entrado a un mundo completamente diferente y extraño, quería regresar a casa, ya no quería estar ahí un segundo más – Ya no lo soporto – olvidándose por completo de que no quería toparse con Traize, se dirige a su cabaña, por lo menos ahí no sentiría miedo de encontrarse con la horrible figura de un Duo muerto. Abrió la puerta desesperado y la cerró, quedándose de frente a ella

- Hola amor – escuchó la voz de su novio atrás de él y enseguida se volteó, prendiendo la luz después, Traize estaba frente a él, con los ojos encendidos en deseo, Wufei se estremeció

- ¡No te quiero ver! – gritó furioso, dispuesto a irse, pero cuando quiso abrir la puerta, ésta estaba completamente cerrada, como si alguien le hubiese puesto llave

- No te irás amor – dijo con burla, acercándose cada vez más, Wufei estaba nervioso, por alguna extraña razón sentía miedo de Traize. Su novio llegó hasta él y lo acorraló contra la puerta, mirándolo a los ojos – Ya lo sé todo… Milliardo me contó lo de ustedes – dijo enojado, haciendo que Wufei temblara – Y no te lo perdonaré – rió con desdén, tomando a Wufei de los cabellos

- Por favor… no – susurró asustado, encontrándose con una respuesta inesperada...

- Esto es bastante extraño – dijo Trowa a Heero, éste último le había contado de la última vez y el lugar donde había estado Duo antes de desaparecer, y al igual que él, el ojiverde creía que se trataba de una broma por parte del trenzado, pero ahora con otras pistas como las extrañas palabras de Wufei, aquella posibilidad no se veía remota, algo le había pasado a Duo, Trowa lo comenzaba a pensar pero no quería decírselo a su amigo

- Si algo le sucedió no me lo perdonaré – comentó preocupado, su amigo lo vio unos momentos antes de colocarle una mano en el hombro

- No le pasó nada, sigamos buscando -

- Yo dejé que entráramos a la laguna, no debimos salir de la cabaña – se reprochó cabizbajo, Trowa calló y ambos continuaron buscando. El ojiverde miraba a los alrededores, entonces se detuvo de golpe al ver que Heero se detenía de repente, a lo lejos vio una silueta delgada y que a pesar de la oscura noche se percibía un halo de luz – Duo – murmuró enajenado, Trowa volteó a verlo y sin lograr hacer nada, solo vio como el ojiazul se iba corriendo detrás de algo que él no vio

- Heerooo – a pesar de su llamado su amigo no volteó, corrió y corrió hasta perderse en el oscuro del paisaje – Idiota – el ojiverde no podía entender lo que le había sucedido a Heero, pero sabía que irse de ese modo no le llevaría a nada bueno

Tenía miedo, algo le decía que nada estaba bien, tenía un mal presentimiento, y para colmo su novio no regresaba ¿habrían encontrado a Duo? O quizás a ellos les habría pasado algo ¿y si salía en su búsqueda? Estaba nervioso, no sabía qué hacer, con miedo se sentó en la cama, encogiéndose como niño, abrazando sus piernas

- Tranquilo, todo va a estar bien – se dijo para sí. El silencio que se formó después de sus pensamientos de ánimos le hizo sentirse menos valiente, insistía en su idea de que todo estaba bien, pero dentro de él sabía que no era así, asustado se llevó las manos a las orejas y las sujetó, no soportaba tanto silencio, sentía bastante temor, como si algo maligno se acercara, jamás había tenido sensación semejante en toda su vida – Basta… basta – se dijo un par de veces, sintiendo que temblaba… cerca… aquello estaba cerca.

El frío que recorrió su cuerpo fue tan intenso que se sintió desfallecer, no podía soportarlo, necesitaba salir huyendo rápido de ahí… - ¡Ah! – los golpes llamando a la puerta lo sobresaltaron, haciendo que los latidos de su corazón se aceleraran de forma descomunal, tanto que su respiración estaba agitada más de lo normal, sus manos temblaban y aun así se puso rápido de pie, seguramente se trataba de Trowa. Corrió a la puerta y abrió, llevándose una gran sorpresa, no era su novio quien había llamado, sino Milliardo, quien sonreía de forma extraña, haciendo que Quatre por primera vez en su vida sintiera desconfianza de su amigo, era como si no fuese él, el aura a su alrededor era distinto

- ¿Pasa algo? Te ves muy pálido – dijo sin una sola muestra de preocupación, incluso Quatre habría jurado que se estaba burlando de él, enarcó una ceja mientras lo miraba

- ¿Qué quieres? Estoy preocupado por Trowa, dice Heero que Duo no aparece y lo están buscando – explicó consternado, esperando un poco de comprensión, pero Milliardo parecía no sorprenderse

- Lo sé – le contestó indiferente, casi haciéndole entender lo poco que le importaba ese hecho, lo cual aumentó su desconfianza – También busqué pero no hubo nada… busquemos nosotros ¿quieres? – aunque sonaba serio Quatre no creyó en sus palabras, algo le decía que no confiara en el pelilargo

- Trowa me dijo que esperará y lo haré – fue su respuesta, la cual no le pareció a Milliardo, quien enseguida lo sujetó del brazo y lo jaló, Quatre se golpeó contra el cuerpo del más alto, quien lo sujetó luego de los hombros, mirándolo fijamente, el menor ni siquiera había alcanzado a reaccionar

- Eres muy dócil ¿cierto? Podríamos incluso divertirnos, Trowa no tiene por qué enterarse – el cuerpo por completo de Quatre se estremeció ante las palabras, no podía creer que Milliardo le estuviese diciendo todo eso, no era normal en él. Casi enseguida dio un paso atrás y empujo el cuerpo del más alto, quien no dudo en reír

- ¿Eres idiota? Jamás traicionaré a Trowa, yo lo amo – aquella respuesta hizo molestar a Milliardo, cuyos ojos se encendieron de furia

- ¡Cállate! Tú no puedes rechazarme… todos… todos me rechazan – recriminó con furia, mostrando una respiración agitada – Amor… no sirve de nada, todo gira en torno al sexo ¡es lo que importa! Solo así… solo así no me rechazarán – Quatre percibió como si alguien además de Milliardo se encontrara en la habitación y su cuerpo se estremeció nuevamente, algo malo estaba pasando

- ¿Por qué dices eso? No es verdad, Milliardo, encontrarás alguien que te amé, tu solo… - intentó animar

- ¡Cállate! – Quatre dejó de hablar enseguida, mirando dudoso a su amigo – No hables de estupideces, tú y los demás me dan asco – sin decir más dio la espalda y se marchó, dejando a Quatre bastante preocupado, jamás había visto a Milliardo expresarse de esa forma, aunque sonara ridículo, alguien más estaba controlándolo

- No está bien… necesito encontrar a Trowa – desesperado salió rápidamente de la cabaña, si su intuición no le fallaba, todos se encontraban en peligro

Wufei estaba acostado en la cama, completamente desnudo, con algunas marcas de golpes en el cuerpo, estaba abstraído, no podía creer lo que había sucedido, Traize le había violado, maltratándolo, física y verbalmente, haciéndole ver el daño que le había ocasionado, lo mala persona que era por meterse con Milliardo y ocultarle la verdad durante mucho tiempo… Traize estaba del otro lado, cerca de la ventana, se miraba las manos con horror, sus puños estaban rojos de tanto haber golpeado a Wufei, su cuerpo temblaba, había perdido conciencia de sí mismo, era como si por unos minutos él hubiera dejado de ser él, actuando de forma violenta, dañando al hombre que amaba

- Yo… yo… - no podía dejar de mirarse las manos, tampoco podía evitar temblar - ¡Waaaa! – desesperado se cubrió el rostro con ambas manos, tirándose al suelo de rodillas, Wufei lo oyó y con trabajo volteó, le dolía todo el cuerpo, pero aun así se esforzó, lo miró con compasión y algunas lágrimas rodaron por sus mejillas

- No llores, éste fue el precio por mi engaño… no te odio – su mirada perdida y risa nerviosa no le ayudaban a que sus palabras sonaran verdaderas, él incluso no sabía lo que estaba sucediéndole, es como si poco a poco dejara de ser él

- Yo no quise… no sé… lo que me pasó – sollozaba enfurecido, jamás iba a perdonarse lo que había hecho. En ese momento la puerta se abrió, entrando por ella Milliardo, que todavía estaba enfurecido, Traize se giró hacia él y abriendo ampliamente los ojos se acercó rápidamente, golpeándolo con fuerza en la cara, Milliardo cayó al suelo y comenzó a reírse, mirando con burla al castaño

- Me excito – dijo de forma sensual, relamiéndose los labios

- Eres un… - Traize se sujetó el puño derecho, dispuesto a volver a golpearlo, pero la risa eufórica de Wufei lo detuvo, extrañado el castaño volteó, observando a su novio reír divertido, aunque sus expresiones estaban fuera de lugar y las lágrimas no dejaban de salir

- No peleen, son muy graciosos – no podía dejar de reír ante las miradas de ambos presentes, mientras que Traize estaba desconcertado, mirándolo con preocupación, Milliardo pronto le acompañó, riendo divertido

- Esto es increíble… dejemos de pelear – poco a poco Traize se giró hacia Milliardo, quien lo observó detenidamente, fijando sus pupilas en las de su antiguo amante, por momentos el castaño se perdió en esa mirada, lentamente comenzó a perder conciencia de sí mismo, su cuerpo se aflojó y caminó hacia el rubio, Wufei dejó de reír, mirando la escena con recelo, sus ojos se abrieron por completo al ver que ambos se besaban de forma apasionante – Mejor seamos uno – Traize parecía estar perdido y no dijo nada ante la idea del rubio, Wufei en cambio movió su cabeza a los lados, no quería ser partícipe de algo tan sucio…

Traize se aferraba a las sábanas de la cama, balanceándose de forma rítmica, estaba de pie completamente agachado, penetrando a Wufei, que se encontraba acostado en la cama, con las piernas abiertas ampliamente, las cuales eran sujetadas por Milliardo, que a la vez penetraba a Traize.

Los gemidos de los tres se oían por toda la habitación, como una melodía macabra que solamente el pelinegro percibía, era el único que sentía el asco de aquel acto carnal, su novio estaba como ensimismado, como si le hubiesen poseído y solo el rubio disfrutaba de eso… aunque su cuerpo dolía, su alma era la que le atormentaba ¿Cómo seguir después de esa experiencia?

La jugada había cambiado, Wufei estaba acostado a lo largo de la cama y Milliardo sobre él, dándole la espalda, moviéndose con ritmo teniéndolo dentro, mientras que Traize de frente a él era penetrado, sujetándose de los hombros del rubio, moviéndose también de forma rítmica, al compás que Milliardo le marcaba.

Por la habitación eran solamente los gemidos el ruido que podía oírse… el rubio penetraba con fuerza a Wufei, que en posición de bruces sobre la cama hacía sexo oral a Traize, que estaba hincado al igual que Milliardo, el castaño sujetaba a su novio de las mejillas, atrayendo su cabeza hacia él, para mostrarle el paso que debía seguir, Wufei estaba cansado, débil, pero no podía detenerse, como si alguien le estuviera obligando a aquello, Milliardo le masturbaba y él no podía más que ahogar todos sus gemidos, logrando solo jadear con el miembro de su novio dentro de su boca…

Estaban por llegar a la culminación, ahora Traize era penetrado por Wufei, el castaño estaba hincado, agachado ligeramente hacia delante, sujetándose de los barrotes de la cabecera, a su vez Wufei era penetrado por Milliardo, quien le sujetaba las caderas para una penetración más firme, el pelinegro estaba a punto del delirio, penetrar y ser penetrado al mismo tiempo era algo que jamás había experimentado, los gemidos de los tres retumbaban en la habitación, comenzando a sentir ligeros espasmos, pronto llegaría el fin, ya todo terminaría.

Gimieron al unísono, derramando su semilla, Milliardo dentro de Wufei y éste dentro de Traize, mientras que él lo hacía manchando la pared. El alivio que sintieron fue grande, poco a poco salieron uno del otro, Wufei cayó rendido sobre la cama, estaba perdido, buscando dentro de su memoria algo que le hiciera borrar el recuerdo de lo vivido minutos atrás, mientras que Traize aún no volvía en sí, Milliardo río traviesamente

- El sexo entre hombres no está nada mal – se dijo divertido, pero no era él quien hablaba, era aquella presencia que se había apoderado de él, dispuesta a buscar satisfacción, rio bastante, rio cínicamente… faltaba poco para completar su sed de venganza

- 16-

No se puede escapar

Después de haber corrido tras aquella confusa imagen se vio de nuevo frente aquella Laguna, donde lo había visto por última vez, estaba agitado por el esfuerzo, la luna sobre él nuevamente resplandecía, una sensación de desolación le invadió. Se tiró de rodillas sobre la tierra y se cubrió la cabeza con sus manos

- Heero – oyó la voz dulce de su amado trenzado y enseguida volteó, al verlo frente a él sonriéndole tiernamente se puso de pie, abrazando con fuerza aquel cuerpo que tanto había deseado volver a tocar

- Estúpido, me tenías preocupado – regañó sin enojo, hundiendo su cabeza en el hombro del chico, pero no recibió respuesta por parte de su novio. El ojiazul se separó y lo miró a los ojos, le colocó la mano derecha sobre la mejilla - ¿Estás bien? -

- Heero – repitió sin emoción, mirándolo sin mirar, el ojiazul sintió una profunda tristeza, sin saber a qué se debía, Duo le volvió a sonreír… - Adiós – sin más pasó de lado, alejándose de su novio, Heero no entendió, pero perdió la movilidad del cuerpo, lo vio alejarse por breves segundos, en los cuales sintió que el mundo podía derrumbarse, él ya no quería seguir

- Duo – el trenzado continuó caminando - ¡Duo! – sin voltear continuó, comenzando a entrar en el agua, a paso lento, Heero lo siguió, sin importarle que tenía puesta la ropa, trataba de ir más rápido, pero le era imposible alcanzarlo, el ojivioleta alcanzó más el fondo, el agua le empezaba a llegar a la altura de la nariz, pero continuaba caminando, parecía como si no estuviera rodeado de aquel líquido vital, Heero le seguía, sin pisar el fondo, nadaba hacia él, sin entender lo que pasaba, Duo logró entrar por completo

Heero se sumergió y logró sujetarlo de un brazo. Las nubes volvieron a ocultar la luna, quedándose sin aquella luz que le ayudaba a ver, jaló al trenzado hacia él y lo dirigió a la orilla, su cuerpo era tan ligero como siempre, solo que estaba sin fuerza, sin sostenerse a sí mismo – Duo ¿Qué pretendes? Cuestionó enojado, poco a poco las nubes comenzaron a disiparse, descubriendo de a poco el cuerpo del trenzado, Heero lo observó, comenzando su rostro a distorsionarse por el terror, la cara del chico estaba completamente azul, sus ojos abiertos, mostrando un gesto de pánico, el cabello enmarañado y su cuerpo completamente flácido – Duo… esto… - la agitación aumentaba segundo a segundo… - Mi amor – el diámetro de sus pupilas se extendió ampliamente - ¡Aaaaaahhh! – gritó aterrado, abrazando con fuerza el cuerpo inerte y desnudo de su novio

Trowa se detuvo al oír el grito de Heero, el cual provenía del lugar donde estaba la laguna, el ojiverde a pesar de no creer en supersticiones tuvo un mal presentimiento, entonces decidió ir a su cabaña para asegurarse de que Quatre estuviera con bien, pero para su sorpresa al entrar su novio no estaba ahí, enojado salió de prisa de la cabaña, dirigiéndose a la Laguna para ver a Heero, al llegar divisó dos siluetas en el suelo, rápidamente se acercó, mirando con horror que frente a sus ojos estaba su amigo, aferrándose con fuerza al cuerpo inerte del trenzado

- ¿Qué pasó? – el ojiazul no respondió, solo abrazaba el cuerpo de Duo, el ojiverde se agachó e intentó tocar al trenzado, pero Heero lo miró furioso

- ¡No lo toques! – su mirada estaba completamente perdida

- Vámonos, tenemos que llamar a la policía – Heero continuó sin reaccionar, volviendo su mirada hacia el cuerpo de su novio – Heero – no soportaba verlo así, incluso no sabía cómo se sentía con respecto a la situación, estimaba a Duo como amigo y no podía creer lo que veía – Hay que… -

- No quiero… vete -

- Pero… -

- ¡Que te vayas de aquí! – gritó furioso, Trowa no tuvo más remedio que marcharse, buscaría ayuda en sus otros amigos para llevarse a ambos de ahí. Dio media vuelta y se alejó hacia las cabañas, topándose con Traize, quien caminaba como perdido, la ropa desaliñada, sin expresión en el rostro

- Traize, vamos a la Laguna, Duo… -

- Le hice daño – dijo Traize, sin dejar de caminar, como si estuviera sonámbulo, sin importarle nada más, Trowa no entendió, pero en su afán de encontrar ayuda lo tomó del brazo y lo jaló

- Duo está muerto – le informó sin tacto alguno, pero parecía que a él no le importaba, como pudo se soltó del agarre y continuó caminando, Trowa chasqueó la lengua y continuó su camino, no podía creer que Traize ignorara algo así

Había llegado a la cabaña de Wufei y Traize pero a pesar de sus insistentes llamadas nadie abrió, a pesar de que se alcanzaba a notar la luz encendida, Quatre intuyó que el par de tórtolos se encontraría haciendo el amor y que no reparaba en el hecho de que él necesitaba preguntarles algo. El rubio desistió y caminó rumbo a la masa de árboles, donde la luz de la luna era la única que se lograría divisar, sentía miedo, pero mayor era su temor a que algo le hubiese pasado a Trowa.

Las copas de los árboles se mecían, era una noche fría, desoladora, no se parecía en absoluto a la anterior, cuando todos se habían reunido, e incluso conversado amenamente, ahora se sentía ajeno, como si aquel viaje no se tratara del mismo. Por instantes caminó tranquilamente, hasta que sus recuerdos atacaron, haciéndole ver dentro de su mente de nuevo aquel rostro, se estremeció y decidió regresar, quizás Trowa estaba más cerca de lo que pensaba

- Tal vez exagero – dio media vuelta y volvió, sin darse cuenta regreso a donde mismo, la cabaña de Wufei y Traize estaba frente a él – Esto es extraño – el rubio se dio cuenta de que algo no estaba bien, él no había querido ir ahí, era como si sus pies lo hubiesen guiado hasta ese lugar - ¿Está abierta? – extrañamente la puerta de la cabaña no estaba del todo cerrada, parecía como si alguien acabase de salir, miró por unos momentos la abertura y alcanzó a divisar unas manchas rojas sobre el piso – Dios mío – asustado se dirigió de prisa hacia la puerta, la cual abrió con fuerza, encontrándose frente a sus ojos una imagen que le congeló todas las fibras del cuerpo.

Wufei colgaba del techo con una soga que le rodeaba el cuello, su rostro y ropa estaban manchados de sangre, las cuencas de sus ojos se encontraban vacías, alguien los había sacado y por la expresión de dolor en el rostro del chino daba a entender que lo habían hecho mientras estaba vivo. Quatre estaba paralizado frente aquella imagen, incapaz de reaccionar - ¡Nooooooo! – cuando pudo reaccionar cerró los ojos con demasiada fuerza sintiendo que el estómago se le comprimía

- ¡Quatre! – la voz del rubio alcanzó a Trowa, que con fuerza corrió al lugar de donde provenía el grito, mientras corría se imaginaba lo peor, no quería, si Quatre sufría la misma suerte que Duo jamás se lo iba a perdonar por haberlo dejado solo – Que esté bien – suplicó para sí sin dejar de correr, llegando a la cabaña de Traize y Wufei cuya puerta se encontraba abierta, por lo que pudo ver claramente y con horror la misma imagen que su querido novio había visto. Disminuyó el paso, sintiendo que la sangre le bajaba a los pies ¿qué demonios estaba sucediendo? – Quatre – reaccionó en cuestión de segundos al recordar a su novio y volvió a acelerar el paso, entrando en la cabaña

Wufei colgaba del techo cuya soga se sostenía del foco, al pasar cerca sintió deseos de vomitar pero se contuvo, aquella era una pequeña sala antes de entrar a la habitación, cerca de la chimenea se encontraba Quatre agachado de cuclillas, sosteniéndose la cabeza, balbuceando al ininteligible – Mi amor – Trowa se apresuró y al estirar su mano para intentar tocarlo Quatre volteó enseguida, sus lágrimas eran del color de la sangre y Trowa se asustó, sin embargo cuando el rubio lo abrazo con fuerza no dudo en abrazarlo también

- ¡Esta muerto!... Trowa ¿Qué está pasando? – se separó un poco de su novio y cuando sus lágrimas tocaron parte de sus manos se dio cuenta del color - ¡Kyaaaa! – se puso de pie rápido, comenzando a gritar y agitar su cabeza, Trowa no supo en momentos que hacer, pero no encontrando que más lo abrazó con fuerza

- Tranquilo… cálmate, todo va estar bien – le dijo con fuerza, apretando su cuerpo, él tampoco sabía que estaba pasando, pero sabía que no era para nada bueno – Salgamos de aquí, tenemos que buscar a los demás – notando que el rubio estaba un poco menos histérico lo separó un poco de su cuerpo, Quatre notó que los ojos verdes de su novio estaban un poco enrojecidos – Quatre… Duo también está muerto – dijo con el mejor tacto con que pudo, los ojos del rubio se abrieron aún más y poco a poco movió su cabeza a los lados

- No… ¿Por qué? No entiendo ¿Quién está haciendo esto? – preguntó aterrado, sus pupilas se movían de un lado a otro, trataba de pensar en alguna razón lógica

- No sé, pero vámonos – sin querer perder más tiempo lo agarró con fuerza del brazo derecho y se pusieron de pie, al pasar por el cuerpo de Wufei para salir de la cabaña, ambos evitaron mirarlo, salieron del lugar, en cuanto lo hicieron Milliardo estaba frente a ellos, los miraba fijamente

- ¿Quién lo mató? – preguntó furioso, la puerta estaba abierta y podía verse claramente el cuerpo sin vida del chino

- No sabemos qué está pasando, Duo también está muerto – explicó Trowa con la tranquilidad que pudo, sentía mucho temor de que Quatre sufriera la misma suerte – Vamos por Heero, está en la Laguna – sin esperar respuesta del pelilargo, ambos pasaron de él, dirigiéndose a la cabaña, Milliardo no replicó, se giró un poco hacia ellos y sonrió, después miró hacia la cabaña, admirando su obra, sus ojos brillaban al ver aquel tenebroso cuerpo

- Exquisito – dijo con malicia, quiso reír, estaba orgulloso de lo que había hecho, más una sensación de horror que se sintió desde lo más profundo de su corazón le hizo detenerse, sus ojos se abrieron más por el dolor - ¿Qué… qué le hiciste? – aturdido se miró las manos, observándolas cubiertas de sangre aunque estas no la tenían

"Calla, se lo merecía… te rechazó… igual que el otro… debes acabar con él" le incitó una voz macabra, Milliardo negó varias veces con su cabeza, sin dejar de observar su manos manchadas

- Yo no… ¡no quiero! – se jaló con fuerza los cabellos, quería resistirse, pero aquella voz incitadora le dominaba, actuaba sobre sus deseos. Había asesinado a Duo, ahogándolo en la laguna, sacándole la lengua para que no pudiera gritar, para que jamás fuera capaz de expresar su amor, lo detestaba, aquella presencia que le dominaba detestaba el amor puro, detestaba que otros se amaran mientras ella había sido cruelmente rechazada, y mientras hubiera quien fuese feliz jamás descansaría en paz

Llegaron a la Laguna tan rápido como pudieron, Heero aún estaba en el suelo, abrazando el cuerpo inerte de Duo, lo miraba con devoción, como si aún viviera, sin importar el aspecto que tenía, aunque ahora sus ojos estaban cerrados, él los había cerrado amorosamente. Quatre se estremeció al ver aquella triste escena, después se cubrió la boca con fuerza para evitar gritar y llorar

- Algo está pasando, Wufei también está muerto – aquellas palabras hicieron reaccionar un poco a Heero, quien se movió lentamente, girando la cabeza hacia Trowa, el ojiverde se sorprendió al ver los ojos azules, estaban irritados, Heero había llorado, cosa que jamás en tantos años de conocerlo lo había hecho

- Váyanse… quien sea que lo hizo sigue aquí – dijo Heero seriamente, casi sin expresión

- No podemos sin ti, Traize y Milliardo, vámonos – comentó Quatre, tratando de convencerlo, Heero movió su cabeza para negar y después volvió a mirar a Duo

- No lo dejaré, no me importa morir – confesó serenamente, Trowa sintió compasión, sabía que él haría lo mismo si el muerto fuese Quatre, pero no estaba dispuesto a abandonar a su amigo, así que se alejó un poco de su novio y se acercó a Heero, a quien sujetó del brazo, con fuerza lo jaló, haciendo que soltara el cuerpo inerte del trenzado

- ¡No digas idioteces! Vayámonos de aquí – expresó molesto, intentando poner de pie a Heero, pero éste se resistió, Trowa le dio un golpe con fuerza en el rostro, noqueándolo, el ojiazul cayó acostado sin importarle el golpe, dirigiéndose al cuerpo de Duo el cual intentó volver abrazar - ¡Dije vámonos! – desesperado se acercó nuevamente, golpeándolo con fuerza en el estómago, Quatre ahogó un grito, asustado. Heero al estar desprevenido recibió de lleno el golpe, quedando inconsciente – Entiendo cómo te sientes, pero debemos salir de aquí e ir por la policía – mientras lo decía se acercó a su amigo y lo levantó, colgándose su cuerpo al hombro, después se giró hacia Duo – Esto no quedará impune – se giró a su novio y le indicó que se marcharan

- Amor, yo dudo, que un humano lo haya hecho – dijo el rubio convencido, Trowa que no creía en cosas de fantasmas o paranormales solo negó con su cabeza

- Deja de pensar estupideces, salgamos de aquí – Quatre no insistió y siguió a su novio, caminaron a donde habían dejado los dos autos en que habían viajado hasta ese lugar, ambos estaban como los habían dejado, ninguno tenía puestos los seguros, Trowa abrió la parte trasera de uno y metió el cuerpo de Heero, después volteó hacia Quatre – Voy en busca de Milliardo y Traize, no salgas del auto, por favor – rápidamente se acercó a Quatre y se dieron un beso desesperado

- Si – contestó tristemente, tenía un mal presentimiento – Cuídate – Trowa asintió y se marchó en busca de sus amigos, recordaba que Traize se había internado entre los árboles y quizás el rubio estaría por ahí. Quatre se metió en el auto, estaba nervioso, se sentía inquieto, no quería morir, no quería que Trowa muriera, no quería que nadie más muriera. Su cuerpo tembló, fuera del auto se escuchó un ruido, giró su cabeza hacia la ventanilla, de momento no hubo nada, solo la oscuridad de la noche, de pronto algo se estrelló contra el cristal, lo cual causó terror en Quatre, pegado a la ventana estaba el rostro manchado en sangre de Milliardo - ¡Ahhh! – gritó asustado, haciéndose instintivamente hacia atrás, creyó que estaba muerto, pero de pronto las pupilas azules se giraron para observarlo con una expresión tétrica

- Má… ta… me – alcanzó a percibir que decía su amigo

- ¡Nooo! – aterrado gritó con todas sus fuerzas, haciendo que poco a poco Heero despertara, sus ojos se abrieron lentamente y observó desde la parte trasera el rostro de su amigo, haciéndolo despertarse del todo

- ¿Qué demonios? – dijo en tono bajito, Quatre se giró hacia él

- Algo está pasando – le espetó asustado, mientras el cuerpo de Milliardo se despegaba del auto, moviéndose casi como una marioneta, todo su cuerpo sangraba y su ropa estaba roída, el rubio volvió a gritar - ¡Basta! -

- Diablos, salgamos de aquí – se sujetó el estómago, el cual le dolía por el golpe, tomó al rubio del brazo y lo jaló para que salieran del otro lado del auto, Quatre estaba adelante y él atrás, el rubio obedeció y salieron del auto, corriendo en dirección opuesta, a donde Trowa se había ido en busca de sus amigos, el cuerpo casi destruido de Milliardo les comenzó a seguir, mientras una risa macabra salía desde su interior, por las mejillas blancas corría no solo sangre, sino también lágrimas…

Continuará…



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