Diversión, sexo y horror
Parte 1
- 1 -
Viaje de Graduación
- No puedo creer que nos hayamos graduado – dijo un chico rubio, de
aspecto aniñado y mirada dulce, estaba sentado junto a su novio en aquella
amplia camioneta, donde viajaba con sus amigos. La semana pasada acababan de
graduarse de la facultad e iban rumbo a un viaje para festejar, todos en pareja
a excepción de uno que iba solo
- Si, es emocionante – le secunda otro de ellos, de aspecto también
delicado, cabellera larga color castaño en una trenza y mirada pícara. También
estaba al lado de su novio, a quien besaba de cuando en cuando
- Duo, siéntate y ponte el cinturón – regañó otro de ellos, quien iba
conduciendo, un chico alto de cabellera larga color rubio platino
- Eres un amargado Milliardo – respondió el chico, haciendo puchero y
bajándose de su novio para sentarse a su lado, pero sin ponerse el cinturón y
abrazándolo emocionado, mientras el otro completamente tranquilo se dejaba
abrazar, tocando también al chico
- Ustedes, espérense a que lleguemos a las cabañas – dijo pícaramente
el chico rubio, colando su mano por dentro del pantalón de su novio sin que los
demás se den cuenta, o por lo menos eso cree, ya que el conductor lo miraba por
el retrovisor, sintiéndose incómodo y a punto de excitarse. Del lado del
copiloto el asiento estaba vacío, en los asientos siguientes estaban el rubio y
su novio, mientras que en los terceros el chico de cabellos largos castaños y
también su novio, dejando las maletas en el último compartimiento
- ¡Rumbo a la diversión! – gritó el rubio, comiéndose después a besos
a su novio, que le contestaba gustoso, mientras la otra pareja imitaba a la
primera, el conductor solo sonríe y prende la radio a alto volumen, no quería
oírlos besarse
Al mismo tiempo que los cinco amigos viajaban en la amplia camioneta,
un auto se estaciona afuera de unas cabañas en el bosque, donde aparentemente
no había nadie más hospedado. Del auto baja un chico de estatura media, ojos y
cabellos negros, estirándose enseguida pues el viaje había sido largo
- ¿Seguro que tu papá te dio permiso? – preguntó el chico a su novio,
un muchacho alto de cabellos cortos color avellana, él sonrió y se acercó,
abrazándolo por la cintura y dándole un beso en el cuello
- Tu despreocúpate ¿quieres? – lo convenció enseguida, haciéndolo
sonreír pícaramente
- Si tú lo dices por supuesto – contestó divertido, robándose ambos un
beso apasionado, atrapando sus cuerpos con sus manos, hasta que se separan,
volviéndose a sonreír
- Vamos adentro – propuso el más alto, haciendo que su novio se muerda
el labio inferior y lo mire densamente
- Los otros llegarán en cualquier momento – respondió divertido,
sintiendo que la mano de su novio se posa sobre su miembro por encima de la
ropa. Acción que lo volvió loco y sin importarle nada más, ni que el auto
estaba abierto, ni que aún no bajaban el equipaje, lo empuja de forma juguetona
y se dirigen a una de las cabañas, el más alto buscaba las llaves mientras el
más pequeño besaba su cuello
- Cielos, eres terrible – río divertido por el comentario y su novio
encontró la llave, abriendo enseguida la cabaña, entrando ambos entre besos,
cerrando el más alto la puerta con una patada y dirigiéndose a la cama, donde
comenzaban a besarse, las manos traviesas del mayor tocando todo su cuerpo y él
jadeando gustoso, besándole la oreja
- ¿Nadie nos ve? – preguntó un poco nervioso, pero aun degustando a su
fogoso novio
- No – contestó enseguida, sin dejar de concentrarse mientras su mano
comienza a desabrocharse los pantalones, entonces el de ojos negros decide
dejar de preocuparse y se dejó querer, sintiendo los fogosos besos de su novio,
pero por alguna extraña razón se sentía incómodo, como si alguien los observara
- Oye Traize... creo que... – enseguida su novio lo calló con un
apasionado beso y nuevamente el de cabellos negros se olvida de aquello que le
inquietaba, hasta que oye un pequeño ruido proveniente de fuera y abre los
ojos, jadeando levemente – Oye Traize, hay alguien afuera – comentó nervioso,
dejando de concentrarse, pero su novio suspira cansado, volteando hacia fuera
- No hay nadie amor – le respondió intentando no desesperarse y
tratando de volver a lo que estaban, pero apenas sus labios habían tocado el
cuello de su novio, éste lo apartó ligeramente, mirándolo a los ojos
- Por favor ve – ante sus ojitos, el más alto no se resistió y
mirándose el miembro despierto, suspira cansado, ya no le quedaba de otra y por
eso se levanta
- Esta bien – habiéndole besado la nariz a Traize, el más alto se
aleja de la cama y se acerca a la ventana, abriéndola y asomando la cabeza,
miró hacia ambos lados - ¿Lo ves? No hay... – sus ojos ampliamente abiertos
muestran una cara de horror, y aunque le había dado la espalda a su novio, éste
alcanzó a ver en su perfil aquel rostro, poniéndose nervioso
- ¿Qué pasa amor? Traize... ¡Traize! – no pudo hacerlo reaccionar y lo
que vio después le dejó la sangre tan helada que había dejado de correr por sus
venas
- 2 -
La llegada
- Ya estoy aburrido – comentó el chico de cabellera larga, Duo, sin
dejar de manosear a su novio, urgiéndole hacer el amor con él, desde que habían
subido a la camioneta lo deseaba fuertemente
- Pronto llegaremos – le respondió su novio, Heero, un chico de
personalidad seria y un poco fría, pero de gran corazón, que también se moría
de ganas por hacer el amor, pero no era tan impaciente como su novio
- ¿Cuánto falta? – preguntó otro de ellos, Trowa, novio del rubio
Quatre, un muchacho también serio pero tierno y amable
- De hecho hemos llegado – contestó el aludido, Milliardo, quien
conducía y había visto el auto estacionado de Traize
- ¡Por fin! – festejó Quatre, estirando los brazos. Milliardo
estaciona la camioneta junto al auto de su amigo Traize y todos bajan del
vehículo, olvidándose también del equipaje
- Que extraño – comentó Heero, llamado la atención de sus amigos y
mirando el auto de su amigo – La puerta no está cerrada y el equipaje está
adentro -
- Es verdad – respondió Trowa, acercándose al vehículo e
inspeccionándolo
- Tal vez estén haciendo cochinadas en el bosque – propuso Duo,
sonriendo lascivo
- ¿Solo piensas en sexo? – preguntó desquiciado Milliardo, encontrando
en la perversa sonrisa del trenzado que efectivamente solo pensaba en eso
- Pues busquémoslos porque no sabemos qué cabañas nos corresponden –
la propuesta de Quatre es la que más les agrada y se encaminan, en parejas,
dejando a Milliardo atrás de los cuatro siguiéndolos. Todo estaba callado, solo
se oía el soplar del viento, a Duo le producía escalofrío y se abrazaba a
Heero, la otra pareja iba distinta, tomados de la mano, y Milliardo cruzado de
brazos, no muy a gusto de ver a todos con pareja
- Miren, allá se ve una cabaña abierta – afirmó Trowa, señalando la
susodicha, los otros cuatro voltean, efectivamente la cabaña estaba abierta
pero no se veía a nadie, ni un susurro se escuchaba. Al acercarse más, se dan
cuenta que no hay nadie dentro, la puerta estaba abierta al igual que la
ventana, la cama estaba un poco desarreglada, entonces Duo sonrió triunfante
- Parece que las cochinadas las hicieron aquí – le presumió a
Milliardo, que solo gruñó y siguió inspeccionando el resto de la cabaña, todo
estaba vacío, incluyendo el baño
- Que extraño – con su facilidad de deducción, Heero pensó
detenidamente, pero en esa ocasión su deducción no le sirvió de nada – Vayamos
afuera, deben estar cerca – de acuerdo todos con él salieron de la cabaña,
caminando hacia el lado derecho de ésta. Un ruido entre las hojas los hace
voltear pero solo se trataba de una ardilla que enseguida se marcha. Después de
un par de pasos más, el viento comienza a soplar sigilosamente, emitiendo
imperceptibles susurros, haciéndolos enchinar la piel
- Heero ¿Qué es eso? – preguntó Duo, abrazándose más a su novio
- Solo el viento – intentó tranquilizarlo, pero el chico temblaba, se
sentía muy extraño
- No, siento que me miran -
- No seas tonto – lo abrazó más para que se sintiera protegido
- Eres un cobarde Duo – observó Milliardo, teniendo ganas de reír,
pero al escuchar el sonido de pasos, se calla y voltea enseguida hacia atrás,
pero no había nadie, también se siente extraño pero no dice nada, todos miraban
al frente y él decide hacer lo mismo. Nuevamente siente que alguien camina
atrás de él y en serio se pone nervioso, no quería voltear porque se sentía tonto,
pero la intensa curiosidad y la sensación de que lo seguían lo obligan a
hacerlo rápidamente, sorprendido por lo que ve
- ¡Los encontré! – por aquel grito, proveniente del chico de cabellos
negros, Milliardo dio un sobresalto, cayendo sentado en plena tierra, y sus
amigos comienzan a reír, incluyéndolo a él, que señalaba al rubio
- No hagas eso – enojado se pone de pie, sacudiéndose la tierra
- Lo siento, no era mi intención – se disculpó enseguida, haciéndolo
olvidar el enojo
- Me diste un buen susto ¿Por qué nos seguías? – la cara que pone el
de ojos negros los confunde, pues casi sonreía, pero confundido
- Nos los seguí, vi la camioneta y entonces los busqué – respondió
enseguida, Milliardo se pone un poco pálido ya que habría jurado que alguien
los seguía, por el contrario de Duo, que no le parece extraño como se había
sentido antes
- Como sea ¿dónde está Traize? – cuestionó Trowa
- Pasó algo terrible – respondió serio, mostrándose nervioso y
haciendo preocupar mucho a sus amigos
- ¿Qué le sucedió? -
- Es que él y yo estábamos, pues – su sonrojo le permite omitir
aquella explicación, sus amigos habían entendido – Bueno, el caso es que se
levantó para asomarse por la ventana, pero por desgracia su padre caminaba
hacia la cabaña, había visto su auto y lo vio asomado por la ventana, y ya se
imaginarán la cara que puso al verme sobre la cama con la ropa desarreglada –
explicó el chico a sus asombrados amigos, sin dejar el sonrojo
- Entonces nos mintió, su padre no autorizó esto – concluyó Quatre de
mala gana, odiaba las mentiras. Los demás también se sintieron molestos
- Si, y pues ahora está recibiendo un regaño – a los seis se les había
bajado el ánimo, seguramente tenían que volver ese mismo día a sus casas. Por
lo pronto solo podían esperar noticias de él
- 3 -
Arrebatos de placer - 1
- Vamos muchachos, no pueden estar enojados todo el tiempo – dijo
Traize tristemente, iba tomado de la mano con su novio, que al parecer era el
único que no estaba molesto
- Casi venimos en vano – regañó Quatre, que tenía un alto sentido de
la verdad
- Bueno, pero al fin cedió ¿no? Es lo que importa – aseveró Wufei en
pro de ayudar a su novio, porque no le gustaba el ambiente tenso ahora creado
- Es verdad, olvidémoslo, después de todo venimos a divertirnos ¿no es
así? – expuso por fin Duo, olvidándose del enojo, Trowa, Heero y Milliardo
concordaron con él, haciendo un leve movimiento de cabeza, solo Quatre seguía
molesto
- De acuerdo – dijo Quatre, recibiendo de su novio un beso en la
mejilla
- Tengo hambre y no tarda en oscurecer – comentó Milliardo, mirando a
Traize para ver su reacción ante el comentario
- Entonces bajemos el equipaje, nos instalamos y en una hora nos
reunimos en la cabaña de la administración ¿están de acuerdo? – respondió
Traize, y sus amigos completamente de acuerdo comenzaron a salir de la cabaña
donde se encontraban, que era la misma donde Traize y Wufei habían intentado
hacer el amor sin éxito.
Después del regaño de su padre, Traize lo había convencido de que los
dejara usar aquellas cabañas, las cuales su padre rentaba durante el verano y
el invierno, pero en esa época del año no se ocupaban por nadie, así que por
eso había decidido aprovecharlas sin antes buscar autorización, afortunadamente
lo había convencido después del penoso incidente. En total eran 15 cabañas, de
las cuales ocuparían solo 4, no muy juntas ni tampoco muy separadas. Traize les
asigna los números y las llaves, cada quien caminó hacia su respectiva cabaña
con su equipaje
- Está muy lindo éste lugar – comentó el chico de cabellos castaños
largos, admirando los alrededores y caminando al lado de su novio, que cargaba
todo el equipaje
- Podrías ayudarme ¿sabes? – dijo en modo sarcástico, pero su novio
solo sonrió, acercándose a él y lamiéndole la oreja
- Te compensaré bien – de forma traviesa le mordió el lóbulo de la
oreja, arrancando en su novio una sonrisa lujuriosa pero a la vez discreta.
Llegando a la cabaña, de forma tranquila Heero colocó las maletas en el suelo y
se disponía a desempacar pero Duo no se hizo de esperar y acercándose a él se
colgó de su cuello, comenzándole a besar
- Espera un poco ¿no? – pidió de forma serena, dejándolo de besar,
pero eso solo lo hizo sonreír más
- No, las maletas que esperen – dejándose convencer enseguida, las
manos de Heero rodearon la cintura de Duo, dándole pequeños empujones hacia la
cama. Al sentir el trenzado sus piernas golpear la cama empujó suavemente a su
novio para que ya no lo empujara, sonriendo sobre sus labios – Aguarda –
sonriendo provocativamente, se quita lentamente la camisa, tirándola al suelo,
se lame dos dedos y colocándolos sobre su pezón, los mueve en círculos, Heero
se mordió el labio inferior, no resistiendo más y lanzándose a aquel cuerpo,
atrapándolo con sus brazos, besándolo con pasión
- Me encantas – con la misma pasión bajó su lengua por el suave
cuello, sin olvidarse del pecho descubierto y de sus endurecidos pezones,
arrancándole gruesos quejidos a su novio, y no se hizo mucho de esperar,
desabrochándose los pantalones, mostrando su creciente erección aún con la ropa
interior puesta, Duo sonríe malicioso solo de verlo
- ¿Para mí? – al intentar colocar su mano sobre él, es quitada por
Heero, que se aleja del cuerpo frágil de su novio para comenzar a desvestirse
no muy rápidamente - ¿A eso juegas? – provocativo también se desnudaba, al
completarlo se acostó en la cama, acariciándose frente a la mirada fija de
Heero, que al quitarse la ropa interior deja ver su perfecta erección,
destilando algunas gotas de semen – Ven – también excitado, Duo hizo algunas
señas a Heero para atraerlo hacia él, que gustoso se acercó, colocándose sobre
Duo, pero sin dejar caer su peso, sus labios fundidos en uno, gozando de un
duelo de lenguas, las manos de Duo revolviendo los cabellos de Heero, al
separarse se miran a los ojos pícaramente
- ¿Lo quieres? – De forma traviesa bajo un poco, rozando su miembro
con el de su novio, que lo hizo estremecer, mordiéndose el labio miró los ojos
azules, cargados de malicia - ¿Lo deseas? – con el mismo movimiento, ésta vez
simulando que lo penetraba le arrancó un gemido deseoso
- Sí, sí, dámelo – sonrojado por la excitación, lo miró suplicante,
entonces se apiadó, separándole las piernas lo comenzó a penetrar, tocando el
fondo desde la primera estocada, haciéndolo gritar dolido pero también
complacido, afianzándole de su espalda
- ¿Me muevo? – preguntó intrigado, mirando la expresión dolida, que
enseguida cambió a una lujuriosa, entonces Duo lo tomó del cuello y haciéndolo
bajar más, dándole permiso de moverse. Los movimientos de Heero eran lentos
pero intensos, haciendo que Duo gimiera con dolor y placer, pero esos gemidos
eran callados por apasionados besos, ahogándolos en su garganta
- ¡Más, dame más!... aaaahhh – gimió Duo fuertemente, arañando la
espalda de su novio, que no paraba ni un segundo de penetrarlo, aumentando su
velocidad al escucharlo gemir tan apasionadamente, sabiendo que necesitaba
hacerlo sentir más, por eso se alejó un poco de él sin salir de su cuerpo,
tomando una posición donde sus penetraciones fueran más profundas, arrancando
en Duo gemidos inigualables, feroces y apasionados, su mano derecha comenzando
a masturbarlo, también fuertemente, dándole jalones, y Duo sin poder arañar la
espalda de su novio, empuñando como podía las sábanas
- ¿Así? ¿Así te gusta? – sin apartarle la mirada de encima, ver ese
rostro entregado al placer le había provocado sensaciones inigualables, sentía
choques eléctricos en su zona abdominal, un cosquilleo incesante y el sentir su
miembro punzante le hacen saber que el orgasmo está cerca
- ¡Aaaah si!... ¡Siii!... ¡Aaaaaah! – el ansiado orgasmo había llegado
para los dos, haciéndolos gemir con tremenda fuerza que no les importaba que
acaso habían podido oírlos, desfallecido Heero se dejaba caer sobre Duo,
gimiendo los dos, respirando exhaustos, sudando – Wow... increíble – sonriendo
tonto, besaba el hombro de su novio, cuyo cuerpo yacía sobre el suyo, estaban
húmedos y calientes – Eres el mejor – alabó encantando, escuchando una discreta
risa por parte de Heero
- No, tú eres el mejor – respondió levantando su cabeza y besando los
carnosos labios de Duo, después se agacha otra vez, besándole el cuello
- Si, lo soy – sonriendo pícaramente vuelve a besarle el hombro a
Heero, sintiendo a la vez los labios de su novio sobre su cuello, a diferencia
de Heero, él tenía los ojos abiertos y estos se giran al reloj de pared frente
a él, aún faltaban 30 minutos para la hora, por eso no se preocupa. Sin
embargo, de igual forma que en la tarde, sentía algo extraño, como si le
miraran, nervioso giró sus ojos hacia la ventana del cuarto de su cabaña,
percibiendo una sombra que pasa rápido por ella, lo que lo hizo sobresaltar
- ¿Qué pasa? – preguntó confundido al sentir el cuerpo de Duo moverse
inesperadamente, levantándose un poco
- Hay alguien afuera – respondió nervioso
- Están en sus cabañas, seguramente también teniendo sexo, a excepción
de Milliardo, claro – explicó Heero, como pocas veces hacía, pero Duo no se
tranquilizó
- No eran ellos... tal vez fue mi imaginación – comentó intranquilo,
tratando de mostrarse convencido, y Heero dándose por vencido no objeta nada -
¿Nos bañamos? -
- Sí, claro – levantándose de su cuerpo, se levantó después de la
cama, seguido de Duo, que aún estaba nervioso, mirando por última vez la
ventana, pero en esa ocasión no ve nada extraño
Arrebatos de placer - 2
Después de haber quedado de verse dentro de una hora, Trowa y Quatre
caminaban rumbo a su cabaña, cargando en partes iguales el equipaje, al llegar
el mayor cerró la puerta, dejando las maletas cerca de la misma y acercándose a
su novio que aún cargaba parte del equipaje y abrazándolo de la cintura por
atrás, comenzaba a besar su cuello, Quatre sonrío y soltó las maletas,
correspondiendo a las atenciones de su novio, colocando sus manos sobre las de
Trowa y girando su cabeza hacia atrás para encontrarse con los ansiados labios
del ojiverde, al terminar su beso, el mayor retomó su anterior tarea
- Nos tenemos que instalar – comentó sin estar convencido, deseaba
también tener sexo con su novio, pero era bastante cumplido con sus compromisos
- Vamos, veinte minutos – contestó al apartar sus labios unos
segundos, después retomó su tarea en el cuello de su sonriente novio
- Eres modesto amor, no tardas veinte minutos – respondió el rubio,
haciendo aparecer en el rostro moreno un sonrojo – Por eso el sexo contigo es
fantástico – para deshacerse del agarre de su cintura, giró bruscamente,
quedando frente al más alto, que enseguida le colocó las manos en el rostro,
dándose un beso apasionado, pronto las manos de Quatre buscaron la camisa del
mayor, subiéndola como si estuviera desesperado.
Sus labios se separaron en el momento que la camisa cruzó la cabeza de
Trowa y cayó al suelo, permitiéndose después explorar el pecho con sus suaves
manos y arrancando un suave gemido de labios de su novio al sujetarle ambos
pezones con sus dedos y apretarlos, la acción volvió loco a Trowa, que
nuevamente se apoderó de sus labios, en un beso apasionado, llevándolo hacia la
cama. Al separarse comenzó a desvestir al pequeño, primero la camisa,
aventándola arbitrariamente, apresurándose después a desabrochar los
pantalones, deshaciéndose de paso de su ropa interior y mientras Quatre se
quitaba los calcetines él también se terminaba de desnudar, teniéndose pronto
desnudos frente al otro
- ¿Frío? – al haber visto sus pezones endurecidos, no pudo resistir
lamerlos, mordisquearlos, torturando placenteramente a Quatre
- Ngh Trowa... – se estremeció por completo, dejando escapar un dulce
gemido, logrando que su novio se apiadara, besándolo en los labios, pasando
después su lengua por el cuello, dejando un camino de saliva hasta el ombligo,
donde adentró su lengua, alcanzando a mordisquear la piel alrededor del mismo.
Y no resistió más, bajó su mirada al miembro de su novio, erecto y antojable,
se mordió el labio con fuerza y sacó su lengua, pasándola lenta por la punta,
llevándose consigo gotas pre orgasmo
- ¿Duele? – elevó su vista para mirar el rostro de su novio, que le
correspondió la mirada, y con toda malicia levantó el índice, colocándolo sobre
la punta del erecto miembro, y al separarlo un hilo de semen les unió
- Nghnaa... malvado – estaba sonrojado pero sonriendo, eso Trowa lo
tomó como un comentario positivo por parte de su novio, insinuándole que lo
hiciera de nuevo. Y su petición muda fue tomada en cuenta, el más alto lo
volvió a hacer, colocó el dedo índice sobre la punta, como si quisiera entrar
por la uretra y comenzó a dar movimientos circulares, más gotas corrieron por
el tronco de la hombría del más chico – aah si... Trowa... ngh – las piernas le
temblaron al sentir aquellas sensaciones, y Trowa se detuvo, apartando su dedo,
bañado en el semen que le escurría, pero pronto el dedo medio buscaba la
entrada entre su trasero, al encontrar el orificio introdujo su dedo índice
previamente lubricado, comenzado a penetrar la cálida cavidad.
Después Trowa se ocupó en algo más, comenzando a lamer el miembro de
su novio, que no tardaría en colapsar, metiéndolo después a su boca,
penetrándosela salvajemente, ayudándose de su mano derecha cuyo dedo estaba
dentro de Quatre, con esa mano empujaba el cuerpo del pequeño hacia él –
aaahh... ¡Aah si!... ¡Aah si!... ¡aaahhh! – las piernas no dejaron de temblarle
y un placentero cosquilleo por todo el cuerpo lo hizo estremecerse, era como si
perdiera los sentidos, no oía sus propios gemidos, tan solo sintió como si una
descarga eléctrica le recorriera por completo, automáticamente su cuerpo se
retorció al tiempo que sentía un gran calor recorrerle el miembro y pronto
aquel líquido brotó, mojando a Trowa completamente la cara, y pudo sentir
alrededor de su dedo como la entrada de Quatre se contraía al llegar el orgasmo
- ¡Aaaaaahhh! – las piernas le traicionaron, cayo de rodillas, abrazándose a su
novio, su respiración completamente agitada y aún sentía que podía salir más
semen de su miembro
- ¿Estas bien? – siempre adoró hacer que Quatre se retorciera
cruelmente de placer, pero siempre terminaba preocupándose por él, y la sonrisa
que vio después le dio la respuesta
- Maldito demonio – le besó después, tiernamente – De mí no te salvas
– volvió a sonreír, bajando su mirada hacia el miembro aún erecto de su novio,
y lo tomó con ambas manos, apretándolo
- Ngh ¡Oye! – Se quejó jadeante, pero le había gustado, por eso Quatre
lo volvió a hacer, lo apretó suave y después lo jaló fuerte – Suavecito ¿no? –
la sonrisa maliciosa del menor lo hizo comprender que no haría nada suave con
él
- Levántate – dijo en tono imperante, obligándolo a levantarse sin
soltarlo del miembro, y nuevamente lo jaló para indicarle que avanzara a la
cama, él le obedeció – Acuéstate – de nuevo acató la orden, acostándose sin
dejar de mirar a Quatre, que no lo hizo esperar, descendió con su boca por completo,
topándolo con su garganta, arrancando en Trowa un jadeo, después lo sacó de su
boca, observándolo detenidamente, estaba erecto y duro, se sostenía por si solo
– Perfecto – sacó su lengua y la pasó por todo el tronco, bajando a los
testículos para mordisquearlos un poco y volvió a subir, pasando su lengua por
el glande, separándose enseguida para darle un pequeño golpe con su dedo,
sosteniéndose el medio con el pulgar y soltándolo
- Ungh Quatre... – arqueó sus cejas y le miro con gesto adolorido
- Lo siento – avergonzado decidió remendar su error, lamiendo gustoso
por algunos momentos, el semen de Trowa ya salía poco a poco, sin llegar al
orgasmo – Suficiente – se levantó un poco, acercándose a Trowa de nuevo,
colocando ambas piernas a su costado, y sujetándose el trasero con ambas manos,
separó para una mejor penetración. Entro fácil, sentándose en su cadera, pronto
comenzó con los movimientos, sin cambiar el contacto comenzó a moverse de
adelante hacia atrás – Ay qué rico – apoyó sus manos sobre el vientre de Trowa,
mirándolo a los ojos - ¿Te gusta? -
- Exquisito – respondió complacido – Aaah – dentro de Quatre su
miembro se movía de forma placentera, sentía húmedo y caliente
- Aah si... si – supo que debía cambiar el estilo, por eso se apoyó de
sus pies, como si fuera a ponerse de pie usó sus piernas de resorte, entrando y
saliendo el miembro de su novio de forma rápida, y él chocaba su trasero contra
Trowa, las oleadas de placer sentidas por ambos eran muy grandes, cerraban los
ojos con cada estocada, ni siquiera habían podido verse a los ojos - ¡Aaahh!..
Cielos... ¡Aaaah!... ¡Aah! ¡Aah!... ¡Oh siii!... Si... si... ¡ah! ¡Aah! –
chillaba excitado, gimiendo con dolor y placer, su novio estaba bien
proporcionado y esos movimientos salvajes le hacían sentir el placer tatuado en
la piel y todo su cuerpo
- ¡Aaahh Quatre!... Muévete más... más ¡Aaahh! – la cavidad alrededor
de su miembro se contraía de tal manera que sentía tremendos choques de placer,
estaba caliente y cada vez más húmeda. Se agarró con fuerza de las sábanas y el
miembro del rubio despertaba de nuevo, elevándose poco a poco, al verlo así,
Trowa se excitaba más, deseaba lamerlo, pero no podía, tampoco masturbarlo,
solo podía verlo moverse, de arriba hacia abajo
- Voy a... ¡Aaah! ¡Aaah!... – intentó no hacerlo, cerrando con fuerza
los ojos, pero no pudo, y dejó que el líquido brotara sobre Trowa,
estrellándose contra su piel, era espeso y no muy abundante ¡AAAAHHHH!
- ¡Aaaaaahhhh... Ngh...! – solo el sentir la cavidad de Quatre
cerrarse alrededor de su miembro y el cálido líquido sobre él, lo ayudó a tener
su orgasmo, llenando a Quatre de su esencia, su cuerpo también se estremeció
por completo y una sensación de satisfacción le embargó por completo. Sus
respiraciones eran rápidas y sus cuerpos estaban bañados en sudor, Quatre
sintió su trasero adolorido y al levantarse sintió un frío que le talló la
espalda. Desfalleció sobre el cuerpo de Trowa, acurrucándose en él
- Eres fantástico... delirante – Trowa le abrazó, besándole los
cabellos
- ¿Satisfecho? -
- ¿Bromeas? Con esto tuve para el resto de la semana – comentó en
broma, besando la mejilla de su novio y sin querer volteó hacia el reloj de
pared, asustándose – Faltan 15 minutos para la hora – exclamó preocupado, Trowa
sonrió un poco y le abrazó con más fuerza, besándolo otra vez
- Que importa – comentó despreocupado, pero para Quatre la situación
era otra, odiaba llegar tarde a los compromisos
Arrebatos de placer - 3
Para satisfacción de Traize, sus amigos lo habían perdonado, ahora
solo se prepararían para la diversión, cerca de ahí se encontraba un lago, no
muy grande, con un pequeño muelle y una lancha. Habían llevado juegos, bebidas
y comida, también música, su viaje estaba preparado para una semana, en la que
tenían pensado divertirse.
- Que lío ¿cierto? – preguntó Wufei a su novio mientras éste abría la
puerta de su cabaña, dejando las maletas en el suelo
- Si, pero ya se solucionó, dediquémonos a divertirnos – respondió
contento, terminando de abrir la cabaña – Espera aquí – tomó las maletas y
entró, el de cabello negro lo miró dejar las maletas y volver a salir
- ¿Qué pasa? – Traize le sonrío de forma seductora, se acercó a él y
se agachó, tomando sus piernas sobre su brazo derecho y con la otra le sostuvo
la espalda, levantándolo de un solo movimiento - ¿Qué haces Traize? – preguntó
apenado, abrazándose de su cuello
- Tenemos tiempo antes de verlos – su respuesta lo convenció
enseguida, llevándolo a besarle la oreja. Entraron a la cabaña, cerrando la
puerta, Traize beso los labios de su novio, dirigiéndose a la cama, ahí lo
acostó, besándose nuevamente, Wufei se acomodó cerca de la cabecera de madera,
mirando a su amor quitarse la ropa, sonrió malicioso al verlo desnudo y casi
preparado, entonces el más alto se acercó, subiéndose a la cama, de forma lenta
hasta estar casi arriba de su novio, se besaron suavemente, las manos del más
alto comenzaron a explorar su pecho aún con ropa, bajándola después al estómago
donde la metió por debajo de la ropa, acariciándolo en la piel, tenía las manos
frías, lo que hizo estremecer a Wufei
- Te amo – lo miró a los ojos y se sonrieron, entonces Traize
continuó, besando atrás de la oreja de Wufei, mientras sus manos desabrocharon
los pantalones del chico, los bajo lentamente, separándose de sus labios, y la
ropa interior ya mostraba que su miembro comenzaba a erguirse, sonrió gustoso,
agachándose para besarlo por encima de la ropa, y Wufei aprovechó para quitarse
la camisa
Pronto las manos de Traize le acariciaron el pecho, mientras su boca daba
simulados mordiscos a su miembro – Ngh – cada vez su miembro se endurecía más,
entonces Traize le quitó la ropa interior, volviendo a usar su boca, ésta vez
con la lengua, acariciando lentamente la zona, sentía las manos de Wufei sobre
su cabello, acariciándolo mientras se retorcía - ¡ah!... ngh! – se relamía los
labios solo de sentir la lengua de su novio, después la boca, que parecía
querer comérselo, comenzó a gotear, y Traize disfrutaba del líquido, pero antes
de causarle el orgasmo se apartó, se levantó y avanzó a sus labios, comiéndose
ambos en un apasionado beso, mientras las manos de Traize exploraban el cuerpo
del pequeño, buscando después la ansiada entrada, introduciendo dos dedos,
Wufei sonrió - ¿Solo dos? – preguntó tentador, arrancando una sonrisa del mayor
- Te daré algo mejor – sacó sus dedos y después acomodó a Wufei,
sentándolo, le abrió las piernas y metió los pulgares de sus manos, dilatando
la entrada
- Ngh… - se sonrieron nuevamente, Traize bajó y sacó su lengua,
comenzando a meterla en el ano de Wufei, clavándola en él, sacándola y lamiendo
alrededor – Mmm ¡aah! – se agarró de las sábanas, su novio cada vez separaba
más sus pulgares – Ugh mételo ya – ansioso por sentirlo dentro, pidió
suplicante, Traize lo miró y asintió, sacó sus dedos y se acercó para besarlo,
mientras se introducía lentamente, hasta toparse, Wufei se agarró de su
espalda, hundiendo sus dedos, y su novio comenzó a penetrarlo, lentamente,
entrando y saliendo, mientras se besaban, Wufei abría sus piernas, buscando mayor
profundidad y después se abrazó a las caderas de Traize, cerrando sus pies en
la baja espalda - ¡Aaah! ¡Aaah! – mordisqueaba su oreja, sintiendo las
estocadas, cerrando sus ojos con fuerza, y después sintió la fría mano de
Traize alrededor de su miembro, comenzando a masturbarlo, acelerando sus
embestidas - ¡Aaaahhh Traize… Traize… más fuerte… ¡aaahh! – Le obedeció,
acelerando sus movimientos, profundizando el acto, sus besos ya no callaban los
gemidos de gozo de su novio - ¡Aaaahhh! ¡Aaaahh!... Voy a llegar… ¡aaaahhh! –
cada vez más apretaba la espalda, dando mordiscos al hombro de su novio,
comenzaba a delirar, Traize le masturbaba duro, entonces se sintió colapsar, el
choque eléctrico que sintió al tener el líquido dentro y el suyo fuera lo hizo
estallar - ¡AAAAHHHH SIIII!... ¡Sí! – culminó por fin, sintiendo fuertes
espasmos orgásmicos, y soltó la espalda, desfalleciendo sobre la almohada,
Traize también cayó encima suyo, los dos jadeantes, se regalaron un profundo
beso, con la respiración entrecortada
- Te amo – acarició la blanca mejilla con la suya y le regalo un beso
sobre la misma, mirándolo después a los ojos, volvieron a besarse, había sido
mágico, pero la diversión había terminado, tenían que reunirse con sus amigos.
Faltaban 25 minutos para la hora acordada por los 7
- 4 -
Soledad
No había nada que hacer, dejó las maletas en la cabaña, tomó un baño y
se arregló, salió de la cabaña para dar un paseo por el bosque, no los había ni
visto ni oído, pero era obvio que las parejas estaban en momentos privados,
pero él estaba solo, había terminado con su novio dos semanas antes de la
graduación, y es que realmente no estaba enamorado de él, amaba a alguien más,
alguien cercano a él, pero éste tenía a quien amar, a quien tener, a quien le
hiciera gozar, de hecho intuía que en esos momentos se encontraban haciendo el
amor, le daban celos, pero no podía hacer nada, él había elegido a su mejor
amigo, no a él, y tenía que vivir con ello
- Es tétrico – entre más se adentraba al bosque, cada vez se ponía más
oscuro, alejado de las pocas luces que emitían las cabañas ahora ocupadas por
sus amigos. El frío comenzaba a acecharle, la luna estaba puesta en lo más
alto, emitiendo la poca luz de su triste cuarto menguante – Maldita sea – miró
una de las cabañas, la que sabía era habitada por aquellos dos, seguramente
disfrutando de momentos de pasión, se sentía muy triste, porque jamás le podría
amar – Será mejor que regrese –
Prendió la luz de su reloj y se percató que solo llevaba 15 minutos de
caminata, pero debía admitir que el ambiente se ponía extraño, el frío le
comenzaba a calar en los huesos, y era extraño, sentía como si alguien le
observara fuertemente, volteó hacia atrás en un movimiento rápido, pero solo
encontró un frondoso árbol atrás de él, el viento le alcanzó un susurro en el
oído y sintió estremecerse cuando creyó tener el aliento cerca de alguien,
volteó rápidamente, no encontrando nada, pero se asustó, por eso comenzó a
caminar a prisa hacia las cabañas, cuando sintió como si alguien tocara su
hombro, pero al voltear no vio nada nuevamente, solo alcanzó a oír
estremecedoramente la risa traviesa de una persona, su sangré se heló en ese
momento, aceleró el paso de su andar, pero por ir distraído se tropezó en la
raíz de un árbol y cayó boca abajo – Auch – tocándose la frente intentó
levantarse, pero un golpe en la cabeza le hizo perder la conciencia…
Continuará…
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