Loco por Shun
Capítulo
2. ¿Amor?
Por la noche de ese mismo día Shun y Hyoga terminan su plática, el
tiempo se les había ido sin que se hubieran dado cuenta y es que la plática
estaba tan interesante que ninguno de los dos se había fijado siquiera en la
hora, nada importaba en el entorno, tan solo importaba aquella amena plática y
nuevamente Shun se preguntaba cómo es que nunca antes se había puesto a
platicar con aquel chico.
El peliverde viendo por fin la hora se da cuenta que es tan tarde que
muy seguramente Ikki estará preocupado por él así que muy apenado se disculpa
con Hyoga por cortar de esa forma la conversación pero el rubio comprende a la
perfección y no dice absolutamente nada en contra, entonces Shun pide a Hyoga
su teléfono celular y éste se lo da enseguida, estaba muy contento de ver que
su antiguo amor estaba interesado en que algún día volvieran a verse, Hyoga
también anota el teléfono de Shun y despidiéndose cada quien se va a su
respectivo hogar, Shun a casa con su hermano y Hyoga al hotel donde se estaba
hospedando... el peliverde llega por fin a su casa siendo ya la media noche,
Ikki lo esperaba en la sala sentado mientras se tomaba un café, Shun llega
tratando de no hacer ruido sin saber que su hermano estaba ahí
Ikki. ¿Qué horas son estas?
Shun. Ah, hermano... ¿no crees que ya estoy bastante crecidito?
Ikki. Si pero no avisaste, creí que algo te había pasado
Shun. ¿Por qué creíste eso?
Ikki. Shiryu llamó cinco veces
Shun. ¡Y que dijo!
Ikki. Que no te podía localizar
Shun. ¿Qué?
Sin entender porque Shun saca inmediatamente el celular y ve que éste
está apagado, al parecer la pila se había acabado y es por eso que su novio no
había podido localizarlo
Shun. Que mala suerte ¿dejo dicho algo?
Ikki. No, nada
Shun. Bien, ya me iré a dormir
Ikki. Espera...
Shun. ¿Qué pasa?
Ikki. Mira a la mesa
Shun voltea a la mesa que su hermano señala y ve sobre ésta un enorme
arreglo floral compuesto por dos docenas de rosas, una docena de rosas rojas y
otra de rosas blancas, el peliverde abriendo la boca por el asombro se acerca
al arreglo muy emocionado y comienza a acariciar y a oler las rosas
Shun. Sin duda Shiryu es maravilloso
Ikki. Si lo dices por el arreglo déjame aclararte que no lo envió él
Shun. ¿Qué? ¿Entonces quién?
Ikki. Viene en la tarjeta, tú debes saber de quién se trata porque yo
no le conozco
Shun. ¿No es de Shiryu?
Consternado el hermoso joven busca entre las rosas la dichosa tarjeta
para ver quien le ha enviado el arreglo floral no esperándose que dicho arreglo
había sido enviado por Seiya, una sonrisa cómplice y un rubor adornan el rostro
de Shun, mientras que su hermano lo observa extrañado mientras se preguntaba
quien había enviado aquel arreglo que tan feliz ponía a Shun, el peliverde besa
un pétalo de una de las rosas y llevándose esa misma rosa a su habitación se
encierra en ella sin siquiera despedirse de Ikki, quien se extraña demasiado de
la actitud de su hermano ¿acaso ya tenía nuevo novio? ¿Le estaba poniendo el
cuerno a Shiryu? No podía afirmar ninguna de las dos opciones, tan solo le
quedaba quedarse callado...
En su habitación Shun se acuesta en la cama y con los ojos cerrados
huele la flor que trae en sus manos mientras recordaba la tarde del otro día en
la Galería donde había tenido su primer beso con Seiya, estaba tan embelesado
que la imagen de Shiryu no le pasaba ni siquiera un segundo por la mente, tan
solo en sus pensamientos estaba Seiya, nadie más, sí que ese chico le estaba
interesando mucho
Shun. Ay Seiya, ¿por qué no podemos estar juntos?
El peliverde se sentía triste de la situación, quería mucho a Shiryu y
no quería lastimarlo pero también tenía presente que la persona que más
importaba era el mismo y que debía ver por él antes que por nadie porque de eso
dependía su felicidad, y en aspectos del amor primero debía de ver por él y
después por los demás, eso sin duda. El peliverde se queda dormido pensando en
Seiya, su Seiya, porque sentía un cariño especial por él a pesar del poco
tiempo que llevaban de conocerse...
Al día siguiente muy temprano Shiryu va a casa de Shun y su hermano ya
que se había quedado muy preocupado la noche anterior en que dando las 11 de la
noche él lo seguía esperando en su casa marchándose al pasar una hora sin que
él llegara, el hermano de Shun es quien abre la puerta dejando pasar a Shiryu,
el peliverde aún estaba dormido porque era muy temprano, en cambio Ikki era muy
madrugador porque le gustaba mucho correr todas las mañanas, de hecho no hacía
mucho tiempo que acababa de llegar de trotar, el novio de Shun ve el arreglo de
rosas que está sobre la mesa principal y se acerca
Shiryu. Que bonitas rosas has comprado
Ikki. Si ¿verdad? jejeje, me gustan mucho las rosas
Shiryu sonríe y se acerca a oler una de las rosas blancas y al hacerlo
observa que entre estas flores se ve un cuadrito de color blanco el cual llama
su atención, el chico estira su mano y alcanza a tocarlo dándose cuenta que es
una tarjeta y como la curiosidad mató al gato Shiryu comienza a leer la tarjeta
la cual dice "Hermoso Shun, lamento haberme aprovechado el día anterior en
la galería, espero que me perdones. Estas rosas son hermosas pero más lo eres
tú, ojalá sean de tu agrado, cuídate mucho y nos vemos pronto, te quiere mucho,
Seiya"
La expresión en el rostro de Shiryu cambia radicalmente y observa con
rudeza a Ikki mientras empuña el papel en su mano haciéndolo bolita y tirándolo
al suelo
Shiryu. ¿Quién es ese tal Seiya?
Ikki. No lo sé, no lo conozco
Shiryu. No te creo ¿quién es?
Ikki. Ya te dije que no lo sé
Sin creerle una sola palabra Shiryu se da media vuelta comenzando a
caminar en dirección a la habitación de Shun quien duerme plácidamente, Ikki sigue
a su cuñado entrando los dos en la habitación, Shiryu se acerca bruscamente a
la cama y quita rápidamente y de mala gana la sábana que cubre el cuerpo de
Shun encontrándose con que a su lado se encuentra una rosa, Shiryu se enoja más
y despierta a Shun quien aún con los ojos un poco cerrados observa a su novio
mientras se talla los ojos y se sienta en la cama
Shun. ¿Qué...pasa?
Shiryu. ¿Qué pasa? Pasa que eres un traidor
Shun. ¿Qué? ¿De qué me hablas?
Shiryu. ¿Quién es Seiya?
Gracias a la pregunta Shun termina de despertarse abriendo sus ojos
grandemente, Shiryu estaba muy molesto, nunca antes lo había visto de esa forma
por lo que no sabe cómo comenzar a explicarle o que decirle
Shiryu. ¿Es tu amante?
Shun. No, es solo un amigo
Shiryu. ¿Y qué es eso de la nota? ¿A qué se refiere con que se
aprovechó?
Shun. Yo... Ikki ¿podrías retirarte?
Ikki. Si
Shun. Y cerrar la puerta
Ikki. Está bien, cualquier cosa estoy afuera
Shun. Si
El hermano de Shun se retira cerrando la puerta tal y como Shun se lo
había pedido, Shiryu se sienta en la cama al lado de Shun y lo observa
fijamente en espera de su respuesta
Shun. Seré sincero contigo... Seiya y yo nos besamos
Shiryu. ¡¿Qué?!
Shun. Pero fue solo un beso y te juro que no somos nada, de verdad
Shiryu. ¿Lo besaste?
Shun. No somos amantes, no pienses eso
Shiryu. Pero lo besaste
Shun. Si pero...
Shiryu. No lo puedo creer... no de ti
Shun. Shiryu por favor
Shiryu. No quiero volver a saber de ti Shun, me has decepcionado
El chico de larga cabellera se pone de pie dispuesto a irse pero Shun
se pone de pie también y lo intercepta en la puerta
Shun. No me odies
Shiryu. ¿Por qué lo hiciste?
Shun. El me gusta
Shiryu. ¿Y cuándo se puede saber pensabas decírmelo?
Shun. Hasta que estuviera seguro
Shiryu. ¿Y ya lo estás?
Shun. Completamente, Seiya me gusta mucho
Shiryu. No tienes vergüenza
Shun. Shiryu yo...
Shiryu. Con permiso
El peliazul quita a Shun de su camino y sale de su habitación saliendo
después del departamento por completo sin siquiera despedirse de Ikki quien se
sentía mal por su amor, ya que él quería mucho a Shun y seguramente estaba
sufriendo mucho... el peliverde se sentía muy culpable, lo que menos habría
querido era que Shiryu lo odiase porque él lo quería mucho, pero ya no había
nada que hacer, ya todo estaba dicho
Hyoga en su habitación de hotel no dejaba de pensar en Shun, se veía
tan hermoso o más que cuando estudiaban la preparatoria, ahora se había vuelto
a enamorar de él... el rubio recordando que tiene el número de Shun le marca,
el peliverde contesta muy desanimado y cuando Hyoga pregunta que tiene Shun le
pide que se vean en el lugar de la otra vez para contarle, sin pensarlo el
rubio se arregla para verse con el peliverde
Hyoga. Ya veo, que mala onda
Shun. Si, y la verdad me siento muy mal
Hyoga. No me dijiste como se llama ese chico
Shun. Su nombre es...
El teléfono celular de Shun suena antes de que éste pueda decir el
nombre de Seiya y pidiendo disculpas a Hyoga se pone de pie para contestar la
llamada, Hyoga observa fijamente a Shun sin perder detalle mientras éste habla
por teléfono, si, en definitiva ese hombre era simplemente hermoso y
encantador, tenía un encanto que nunca antes había visto en nadie, tanto hombre
como mujer, en nadie... Shun llega a la mesa de nuevo con una sonrisa
Shun. Era él
Hyoga ¿El? ¿Quién?
Shun. ¿Cómo que quién? El que me gusta
Hyoga. Ah, es verdad ¿cómo dices que se llama?
Shun. Su nombre es Seiya... ¿no suena hermoso?
Hyoga se sorprende por aquel nombre ¿sería posible que se tratara del
mismo Seiya que él conocía? Porque en el mundo debía de haber más de un Seiya,
eso sin dudarlo, Shun ve la expresión en el rostro de Hyoga y no puede entender
cómo es que ha cambiado tan radicalmente de aspecto, se veía preocupado, así
que el peliverde estira sus manos y agarra las de Hyoga sonriéndole tiernamente
mientras lo mira fijamente a los ojos, el rubio se ruboriza mucho por la acción
Shun. ¿Qué tienes?
Hyoga. Nada, pensé en una tontería
Shun. ¿Se puede saber cuál?
Hyoga. No, es tan solo una tontería, algo inútil
Shun. Bien, como quieras
El hermoso chico suelta las manos de Hyoga y se pone de pie, había
quedado de verse con Seiya así que se despide de su nuevo amigo con una sonrisa
y se va, Hyoga suspira aliviado una vez que Shun se ha ido, no resistía tanta
tensión, tenerlo tan cerca y no poderlo tocar, en ese instante tan solo tenía
el calor de las manos de Shun en sus manos, un calor que no deseaba
desapareciera nunca... Shun llega al lugar citado con Seiya y éste galantemente
le besa la mano derecha, Shun se ruboriza y sonríe felizmente
Shun. Adivina que
Seiya. ¿Qué?
Shun. Soy libre
Seiya. Claro que eres libre, todos en éste país lo somos, las leyes
nos dicen que...
Shun. Seiya, Seiya... me refiero a que ya no tengo novio
Seiya. Oh, eso suena muy bien, y yo que quería citarte la Constitución
completita
Shun miraba con admiración a Seiya, ese hombre sí que era bastante
inteligente y culto, sin duda cada vez le gustaba más, sabía de todos los temas
habidos y por haber
Shun. Eres tan... genial
Seiya. Y tú lo eres más
Nuevamente Seiya toma delicadamente la mano derecha de Shun y
agachándose ligeramente la lleva hacia sus labios besándola sutilmente, Shun se
ruboriza por tan galante acción, como solo Seiya podía hacerle porque era un
hombre sumamente educado; entonces sin pensárselo dos veces le sujeta el rostro
con ambas manos y se acerca a él robándole un apasionado beso el cual Seiya no
duda ni un segundo en contestar rodeándole la cintura con ambas manos, las de
Shun se pasan a su cuello y profundizan el beso, apasionándose aún más,
entregando todo con tan solo un beso hasta que la gran necesidad de aire se
hace presente y tienen que separarse, Shun permanece con los ojos cerrados un
buen rato mordiéndose el labio inferior, los besos de Seiya eran sublimes, le
encantaban y también Seiya estaba fascinado, Shun era un gran besador, sin duda
la persona que mejor lo había besado en su vida
Shun. Me gustas mucho Seiya
Seiya. Y tú también a mi Shun, no sabes cuanto
Shun. ¿Sabes? podríamos ir a tu casa
Seiya. ¿Mi... mi casa?
El estafador comienza a ponerse sumamente nervioso ante la proposición
y no porque no quisiera o le pareciera difícil sino porque él no tenía casa ahí
en California, provisionalmente se encontraba en un hotel de quinta súper
barato que se encontraba en la peor zona de la ciudad, un hotel justamente a la
medida de un bueno para nada como él porque era sumamente pobre y no le gustaba
trabajar en nada, vivía de estafas, estafas que el 90 de las veces se iban a la
basura porque era un bueno para nada incluso para estafar a las personas,
siempre lograban atraparlo sin que él pudiera robar mucho dinero de sus
víctimas, sin duda era todo un mediocre... Shun se extraña del nerviosismo que
mostraba Seiya ¿acaso había dicho algo malo? Eso no lo podía saber
Shun. ¿Qué pasa? ¿no quieres?
Seiya. No es eso, es que... es que... tu propuesta me parece
inadecuada
Shun. ¿Qué? ¿por qué?
Seiya. Porque prácticamente nos acabamos de conocer, porque yo te
respeto mucho, porque acabas de terminar una relación sólida, porque te quiero
y odiaría hacerte daño, porque...
Seiya seguía hablando y hablando puras tonterías y mentiras ya que
nada le iba a hacer más feliz en esos momentos que hacer suyo a Shun pero no
teniendo casa no le convenía aceptar, mejor era inventar una sarta de mentiras
para así incluso conservar su reputación de educado, en cambio Shun lo veía con
aún más admiración, Seiya era un hombre caballeroso, educado y respetable, sin
duda cada vez le conquistaba más, nunca antes había conocido a un hombre así,
otro en su lugar habría aprovechado la situación llevándoselo enseguida a la
cama, pero no, Seiya no era así, Seiya era muy buen hombre, un ejemplar de
hombre mejor dicho (según Shun, claro)
Shun. Ay Seiya, sin duda eres... el mejor
El peliverde rodea nuevamente el rostro de Seiya con sus manos y lo
atrae hacia él dándole un tierno, lento y delicado beso, poniendo a Seiya
excitado al instante y se retira enseguida dejando a Seiya embobado con ese
beso, el mejor hasta el momento y por primera vez mira al peliverde con
ternura, comenzaba a interesarse realmente por él, ya no le interesaba tener
con él una relación efímera basada en el sexo, ahora quería todo con él,
absolutamente todo... el peliverde suspira y se aleja de Seiya dándole dos
pequeñas palmadas en su mejilla derecha y se da media vuelta alejándose del
muchacho sin decir absolutamente nada, Seiya en cambio estaba hechizado,
embobado, ido, total, estaba hipnotizado, Shun sin duda era exquisito
Hyoga regresa al hotel donde se estaba hospedando, no podía sacar de
su cabeza la idea de que el Seiya que lo había estafado y el Seiya del que
hablaba Shun eran la misma persona, tenía esa espina de que eran el mismo,
bueno fuera que las cosas no resultaran de esa manera pero si así lo eran él
debía de hallar la manera de que Shun lo descubriera ya que por lo que había
oído de los mismos labios de Shun es que ese tal Seiya que tanto le gustaba era
un hombre, educado, culto e inteligente y por lo que él sabía de Seiya el
estafador es que era un hombre sin modales, bastante tonto e ignorante, nada
que ver con aquel que Shun describía como el ideal de hombre perfecto, así que
debía ponerse en marcha y averiguar eso en cuanto antes, es por eso que llama
al celular de Shun y le pide que se vean esa noche para cenar, Shun no teniendo
compromiso acepta sin precedentes y llegada la noche se ven en un bonito
restaurante
Hyoga. Entonces veo que comenzarás a salir con éste chico ¿verdad?
Shun. Sí, al fin estaremos juntos sin sentirme culpable ya que yo fui
claro con Shiryu
Hyoga. Ya veo... y oye Shun ¿podría yo conocerlo?
Shun. ¿A Seiya? Claro que sí, le diré que salgamos los tres a algún
lado ¿o tienes pareja? Así iríamos entonces de parejas
Hyoga. No, como te había dicho antes no tengo a nadie, además sabes
que no soy de aquí
Shun. Es cierto, podrías ir con un amigo mío ¿o te gustan las mujeres?
Hyoga. No, me gustan los hombres
Shun. Ya veo ¿entonces si te presento a alguien?
Hyoga. Suena bien
Shun. A ver ¿a quién te podría presentar?... ya sé, te presentaré a
Alberich
Hyoga. ¿Alberich?
Shun. Sí, él el sumamente inteligente y muy honesto, es buena onda, me
parece perfecto
Hyoga. Si tú lo dices
Shun. Creo que Mime también te quedaría bien... no, pero él también es
rubio jejeje
Hyoga. ¿Qué?
Shun. No, olvídalo, cosas mías... entonces le digo a Seiya y a
Alberich y salimos los cuatro
Hyoga. Está bien
El rubio sonríe, ya estaba listo, conocería por fin al tan adorado
Seiya, aquel hombre sumamente perfecto e irreal que Shun conocía, cada vez
estaba más convencido de que ese Seiya y el que él conocía eran la misma
persona ya que resultaba imposible que hubiera un ser humano sobre la faz de la
tierra sin defecto alguno, pero para sentirse más cómodo y tranquilo mejor era
averiguarlo
Ikki deja a su novia Esmeralda en su casa y decide a regresarse a la
suya pero no lo hace decidiéndose a ir al departamento de Shiryu, sentía la
enorme necesidad de estar con él aunque fuera para convertirse en su paño de
lágrimas ya que conocía por demás que Shiryu estaba sumamente enamorado de Shun
y él nunca iba a ocupar tal lugar en su corazón... el hermano de Shun llega y
toca la puerta, Shiryu se tarda en abrir y cuando lo hace no le pone a Ikki una
cara de agrado, aun así lo deja pasar ofreciéndole asiento y algo de beber,
Ikki acepta un vaso de agua, su ex cuñado se lo trae y también se sienta en la
sala
Shiryu. ¿Qué quieres aquí?
Ikki. Vine a ver como estabas
Shiryu. ¿Cómo quieres que esté?
Ikki. Mal
Shiryu. Vaya ¿eres adivino? Me sorprendes
Ikki. Deja tu sarcasmo por favor
Shiryu. ¿A qué has venido?
Ikki. No te enojes conmigo, yo no sabía de la existencia de ese tal
Seiya, te lo juro
Shiryu. ¿Por qué habría de creerte?
Ikki. Porque jamás te he mentido
Shiryu. Ikki...
Ikki. Yo... yo solo vine a ver como estabas, creo que debo irme
Shiryu. Sí, deberías irte
Ikki. ¿Tampoco quieres saber nada más de mí?
Shiryu. Sí, tampoco de ti
Ikki. Comprendo
Antes de que Ikki se ponga de pie un silencio doloroso e incómodo
invade la habitación, Shiryu era muy injusto con él al haberle dicho eso ya que
él no tenía nada que ver con lo sucedido entre él y su hermano, pero para
Shiryu no era nada fácil ver a Ikki sin pensar en Shun, después de todo eran
hermanos y por ese simple hecho iba a recordar a Shun, eso no le hacía ningún
bien queriéndolo como lo quería y sabiendo que Shun gustaba de otra persona...
Ikki se levanta de su asiento y se retira del departamento sin que Shiryu lo
acompañe a la puerta, el peliazul al cerrar Ikki la puerta se pone de pie y
agarra el vaso que anteriormente Ikki sostenía y lo observa, entonces recuerda
esas simples palabras "Porque jamás te he mentido" ¿por qué esas
tontas y simples palabras resonaban tanto en su cabeza? Eso no lo podía ni lo quería
saber, él solo tenía ojos, memoria y corazón para Shun, para nadie más...
El hermano del peliverde no tiene más remedio que irse a su
departamento sintiéndose sumamente mal, jamás Shiryu le había hablado de esa
forma y eso le dolía mucho, ahora no solo no tenía su amistad sino que la
posibilidad de que algún día llegara a amarlo parecía no existir jamás
Esa misma noche Shun llama a Alberich y le cuenta la situación, su
amigo acepta la invitación muy contento, y no porque le interesara Hyoga sino
porque él siempre había estado enamorado de Shun, desde que lo había conocido
en una galería de arte se había prendado de su belleza al igual que los miles
de millones que veían al peliverde, sin duda Shun era muy hermoso y atrayente,
el mejor ejemplar en el mundo, y entonces el chico de cabello rosa acepta muy
contento, iba a poder ver a Shun, tenían un par de meses que no se veían, desde
que Shun y Shiryu habían comenzado a salir porque entonces es cuando se había
dado por vencido, pero ahora no iba a dejar que las cosas fueran así, debía
hacer algo y rápido, además el mismo Shun le daba la oportunidad de hacerlo al
pedirle que le hiciera ese gran favor con su amigo, aunque dicho amigo y dicho
favor le importaban menos de lo que a Hyoga le podía importar el negocio familiar
de gelatinas (esto para que se den una idea de lo poco que le interesa).
Una vez que Alberich ha aceptado Shun llama a Seiya y le avisa, Seiya
acepta gustoso ya que Shun no ha mencionado el nombre del rubio y entonces todo
queda listo, dentro de dos noches iban a reunirse los 4 para tener una cita
doble en un restaurante muy bonito y elegante, elegido especialmente por Shun
para tan especial reunión
Continuará...
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