viernes, 6 de noviembre de 2015

Lo que el viento se llevó


Capítulo 18. Condena


Desde que habían regresado al hospital, tanto Heero como Quatre no se habían dirigido la palabra, los momentos atrás que habían vivido habían sido embarazosos, sobre todo cuando Leia sale del cuarto de Trowa y les dice que está despierto, los chicos habían intercambiado miradas

Heero. Ve a tu departamento y descansa, yo cuidaré de él

El rubio niega en silencio sin voltear a verle, la tía del ojiverde los mira a ambos de reojo, había notado que no se trataban como siempre, incluso parecía por la mirada del rubio que había un dejo de desconfianza hacia el ojiazul, la mujer no hace comentario alguno, tan solo les sonríe a ambos

Leia. Yo iré a casa para ver cómo están las chicas, regreso en un par de horas, el doctor quiere darle el alta mañana

Quatre. ¿De verdad?

Leia. Sí, no tiene caso que siga aquí

Quatre. Comprendo

Heero. Quatre, iré a casa, no cuentes a Trowa lo de Duo

Quatre. No te preocupes, lo que menos quiero es preocuparlo

Heero. Le acompaño

Leia. Gracias hijo, Quatre, te lo encargo

Quatre. Sí, no se preocupe

Sin decirse algo más, Heero y la mujer se van, mientras Quatre se queda ahí, enseguida el chico se dirige a la habitación donde estaba su novio, al verlo entrar el ojiverde le sonríe, el rubio responde igual y enseguida se sujetan la mano

Quatre. Mañana vamos a casa

Trowa. Sí, me dijo mi tía

Quatre. Trowa, ya casi tengo todo lo de la boda

Trowa. ¿De verdad? Que felicidad

Quatre. Se oye raro que lo digas

Ambos chicos se sonríen tontamente, Quatre suelta la mano de Trowa y se sienta al lado de la cama, sin dejar de sonreír, el ojiverde le mira a su vez, estirando su mano para acariciarle la mejilla

Trowa. Eres tan lindo

Quatre. Y tú muy apuesto

Trowa. Lo sé

Como niños bobos vuelven a reírse, pero en ambos se podía ver la realidad, sus ojos les delataban, pero ya no querían hablar del tema, lo hablaran o no la realidad sería la misma, eso no le salvaría la vida a Trowa…

Heero llega a su departamento, dirigiéndose enseguida a la habitación para tomar ropa y meterse al baño, minutos después sale casi empapado y se cambia en su cuarto, se dirige a la cocina, saca jugo del refrigerador y dos manzanas, lo come rápidamente y después de ponerse los zapatos sale enseguida del departamento, nuevamente se dirige al hospital, sabía que era inútil volver a la comisaría, y por el contrario estar cerca de Trowa le hacía sentirse útil. Al llegar a la avenida para subirse a un taxi le parece ver que el auto de Relena pasa por ahí, sin tomarle mucha importancia continúa esperando un taxi hasta que sus sospechas se vuelven realidad, pues la chica se detiene frente a él, Heero la mira y ella baja la ventanilla

Relena. Sube, te llevo a donde me digas

Sin decir nada Heero se acerca a la puerta del copiloto y sin más se sube, Relena vuelve a subir la ventanilla pues tenía el aire acondicionado y arranca nuevamente, Heero le indica a cual Hospital va y hace a la chica una breve reseña de los acontecimientos recientes referidos a su amigo

Relena. Por lo que me dices no se oye bien

Heero. Así es

Relena. Ojala pudiera ayudar

Heero. Gracias

Relena. ¿Sabes? No tenía planeado verte, pero te observé en la avenida y le di la vuelta a la manzana para recogerte

Heero. ¿Pasa algo?

Relena. Es Wufei

El ojiazul no dice comentario alguno, esperando que la chica continúe con lo que tiene que decirle, aunque al oír aquel nombre se le había revuelto en el estómago lo poco que había comido

Relena. Prácticamente terminó conmigo

Heero. Lo siento, supongo

Ante el sarcasmo la chica sonríe un poco

Relena. La cuestión es que un día fui a su departamento antes de que termináramos, pero él no fue quien me abrió, siendo que vive solo, sino un hombre, alguien de quien él está enamorado, un tal Traize

Enseguida Heero abre ampliamente los ojos y gira su cabeza hacía la chica quien estaba concentrada en el camino, al notar el silencio se da cuenta que el efecto en Heero es el que ella esperaba

Relena. ¿Te suena cierto? Al principio creí que solo era el hombre del que Wufei me platicaba que estaba enamorado, pero jamás me imaginé que él era el mismo con quien Duo se había casado

Heero. ¿Cómo supiste?

Relena. Verás, no soy muy inteligente, pero no me gusta quedar como la tonta del cuento

Heero. ¿A qué te refieres?

Relena. Aunque no lo creas he llegado a sentir por Wufei algo muy especial, quizás sea amor, pero no es momento para ponerme a pensar en mis dudas. Lo que trato de explicar es que no quería ser dejada simplemente así, yo tenía que saber más, es por eso que entré en los archivos de la empresa de aquel tipo con quien mi padre hizo alianzas, quizás fue sucio pero el tal Traize no me inspira ni el mínimo de confianza, pero Wufei lo ama ciegamente

La chica hizo una pausa dolorosa antes de continuar

Relena. Es ahí donde me enteré que él y Duo son esposos, pues encontré varias fotos de las fiestas familiares a las que obviamente aquel tipo nunca asistió, lo imagino porque Marshall no sabe que Traize y Duo son esposos

Heero. Entiendo ¿entonces?

Relena. ¿Te das cuenta? Traize trabaja para Marshall, y ese tipo no anda en buenos negocios, quizás Wufei tampoco

La voz de la chica sonaba decepcionada

Relena. Debe haber una conexión, creo que Wufei no salía conmigo por casualidad ¿no crees?

Heero. Relena ¿sabes lo que estás insinuando?

Relena. Sí, que quisieron acabar con mi padre a través de mi

Heero. Hay algo que no sabes

Relena. ¿Qué cosa?

Heero. Wufei ayudaba a Traize a encontrar a Duo, quizás por eso lo viste en el departamento, y Duo no aparece desde ayer

Relena. ¿Qué dices?

Del asombro la chica casi se pasa un alto, después aprovechando éste voltea hacia Heero, el chico permanecía calmado

Heero. Relena, es posible que Traize lo haya atrapado, tú sabes donde vive Wufei

Relena. Sí, seguro está ahí, vamos

Heero. No, debemos esperar, tienes que hablar con tu padre, deben ir a la cárcel si tus sospechas son ciertas

Relena. En ese aspecto… yo no quiero mandar a Wufei a la cárcel

Heero. ¿Qué?

Relena. Buscaré la forma sin implicarlo y…

Heero. Relena, si se trata de algún acto ilícito aunque no quieras inculparlo ellos…

Relena. Algo pensaré, dame un tiempo, te prometo que a Duo no lo sacan de la ciudad

Heero respinga un poco pero le da a entender a la chica que está bien, entonces ella arranca nuevamente el auto al ponerse el semáforo en verde...

En la sala estaban Wufei y Duo sentados, mientras Traize seguía durmiendo, había dormido durante varias horas y no se le veía tranquilo, pareciera que había tenido pesadillas. Ya era de noche pero ninguno de los dos había comido. Wufei miraba de vez en cuando a Duo, incapaz de hacerle las mil preguntas que tenía en mente, Duo se da cuenta en una ocasión que le miraba y le corresponde

Duo. Dilo

Wufei. ¿Qué dices?

Duo. Quieres decir algo ¿no es cierto?

Wufei. No, yo solo…

Duo. Debes pensar que soy un estúpido, pero la verdad es que Traize me da lástima, está completamente trastornado

Wufei. No es verdad, yo creo en su palabra

Duo. ¿Estás loco? Mi padre no pudo haberle hecho daño

Wufei. Hay algo en sus ojos... él también ha sufrido

La mirada de Wufei había cambiado repentinamente, sorprendiendo incluso a Duo, pareciera como si el ojinegro conociera a Traize más que a sí mismo

Duo. Me niego a creerlo

Serio por completo el trenzado se pone de pie, sujetándose las costillas del lado derecho, Wufei le mira marcharse a la cocina y acercarse a la estufa para prenderla. Momentos después la puerta de la habitación se abre, saliendo de ahí a un apresurado Traize, que enseguida al ver a Wufei se acerca a él mirándolo con fijeza a los ojos

Traize. ¿Lo dejaste ir?

Duo. Aquí estoy

Antes que Wufei contestara Duo se le adelanta, enseguida Traize lo mira y se sorprende de verlo ahí tan campante, calentando algo

Traize. Duo…

Duo. Supongo que tienes hambre

Como en viejos tiempos el trenzado sonríe con amabilidad a su esposo, Traize aún más sorprendido se aleja un poco de Wufei y sonríe

Traize. Si… ¿cocinaste tú?

Duo. Claro, ahorita te sirvo

Con entusiasmo, como si de un niño se tratara Traize se sienta en la silla ante los atónitos ojos de Wufei, que aún no podía creer que eso estuviera pasando. Duo batía el contenido de la olla con su preparado, observando de reojo a Traize, algo había pasado, parecía que su esposo no recordaba nada de lo sucedido horas atrás, como si aquel ataque no hubiera sucedido

Traize. Duo cocina muy bien

Al oír las palabras de Traize, Wufei solo lo mira unos momentos y después sonríe con amargura

Duo. Aquí tienes

El trenzado se acerca a la mesa y deja el plato con comida a Traize

Traize. Gracias mi amor

Duo. De nada

El trenzado se aleja nuevamente para servir algo de beber a su esposo, mientras que Wufei permanece quieto en su asiento, con la mirada hacia abajo, Traize lo mira unos momentos pero no dice nada, aparenta que no lo ha visto y come tranquilamente, Duo se acerca nuevamente a la mesa y toma asiento junto a Traize, éste lo mira a su lado y sonríe

Traize. Parece que comienzas a entender

Duo. Sí… ¿cuándo volvemos a casa?

Traize. Aún no lo sé, ten paciencia amor

Duo. Lo haré… he sido un tonto ¿cierto?

Traize. Bastante

Actuando muy bien Duo recarga su cabeza en el hombro de Traize y cierra los ojos, imaginando a Heero para hacer menos tormentoso el momento, Wufei les observa unos segundos antes de sentir que todo su cuerpo tiembla ante la escena, después se levanta con prisa de la silla, Traize lo observa al igual que Duo

Wufei. Con permiso

Sin decir nada más se aleja hacia la habitación, en ella su cubre con fuerza la boca para que no le escuchen gritar y se tira al suelo de rodillas para llorar, jamás había sentido tanto dolor al verlos tan juntos, aunque sabía que Duo estaba fingiendo no lo podía evitar, su amor por Traize era demasiado fuerte…

Debido a los medicamentos que el ojiverde tomaba vuelve a quedarse dormido, Quatre aprovecha para salir de la habitación y comprarse un café, al hacerlo ve a Heero que va llegando al Hospital en compañía de Relena, le resulta bastante extraño pero no comenta nada, solo observa a la chica, después ambos se saludan

Relena. Lo lamento, no sé qué decir

Quatre. No te preocupes…

Heero. Quatre, Relena me ha dicho cosas interesantes

Después que Quatre se sentara para escuchar lo que Heero tiene que decirle, el rubio se sorprende al saber las conclusiones a las que ambos chicos han llegado, y al igual que ellos está de acuerdo en todo, preocupándose más que nunca por su amigo

Quatre. Debemos hacer algo

Relena. Lo sabemos, pero yo no quiero que Wufei vaya a la cárcel

Quatre. Comprendo pero ¿cómo harás para que salga limpio?

Relena. Primero quiero investigar mis sospechas, si es cierto pediré a mi padre que le pague un buen abogado, o si hay forma de que no se vea involucrado, no levantar cargos contra él

Quatre. Pero mientras sucede eso ¿Qué pasará con Duo?

Relena. Yo me encargo que no salga de la ciudad, mandaré que vigilen el departamento

Heero. Es buena idea

Relena. Entonces…

Antes de que terminara, el celular de Quatre suena, el rubio lo saca de su bolsillo y observa en pantalla que le llama Trant, ya no desde el departamento, sino desde su celular

Trant. Al fin contestas

Quatre. ¿Qué sucede Trant?

Trant. Llamó Duo

Quatre. ¿En serio?

Emocionado el rubio se sobresalta, Heero y Relena se miran a la vez

Trant. Dijo que no te preocuparas y que volvería en unos días, que estaba bien

Quatre. ¿Pero dónde está?

Al oír aquella pregunta Heero se interesa en la conversación y da un paso hacia Quatre, observándole fijamente

Trant. No quiso decir, pero daba mala espina

Quatre. Entonces sí lo atraparon

Trant. ¿Qué? De qué hablas?

Quatre. Luego te explico, es que…

Trant. Dime dónde estás, estoy preocupado

Quatre. Está bien

El rubio le indica a su amigo la ubicación y nombre del Hospital y después cuelga, al hacerlo cuenta a Heero de la conversación, entonces a él tampoco le cabe duda de que Duo se encuentra con Traize, lo cual le llena de coraje

Relena. Eso no suena bien

Quatre. Lo sé… Relena por favor, envía ya a esa persona a vigilar

Relena. Sí, lo haré

Retirándose de ellos la chica saca su celular para hacer una llamada. Quatre y Heero se quedan ahí sin hablar nada, aunque Heero aún se sentía molesto porque el rubio hablara con Trant, pero ya no quería discutir por ese asunto, mucho menos después de todo lo que Quatre había dicho…

A la mañana siguiente en el Hospital, la tía de Trowa llevaba a su sobrino un cambio de ropa ya que le darían el alta ese día. Quatre y Heero estaban con él en la habitación, mientras que Trant se acababa de marchar hace unos momentos, había pasado toda la noche acompañando a Quatre, aunque Trowa no se había enterado que el chico estaba ahí, así lo había decidido el rubio

Trowa. Es verdad ¿Y Duo? No me ha visitado

Al oír aquella pregunta tanto su mejor amigo como su novio se miran mutuamente, habían decidido no preocuparlo, Trowa no nota de aquel nerviosismo

Heero. Ha tenido que presentar un examen

Trowa. Ya veo, me gustaría verlo

Heero. Sí, lo sé

Quatre. Pero te mandó sus mejores deseos

Trowa. Gracias

Minutos después mientras Leia firmaba los papeles del alta, los tres chicos se alejaban, Quatre junto a Trowa y Heero del otro lado pero a mayor distancia, después los alcanza la tía y los 4 salen del Hospital, suben al auto de la mujer y se marchan, en el camino ni Heero y Quatre habían vuelto a decir nada. Al llegar a la casa les reciben Catherine y Mariemaia, la hermana del ojiverde lo abraza con fuerza en cuanto lo ve, humedeciéndose un poco sus ojos

Trowa. Estoy en casa

Catherine. Hermano, preparé algo de desayunar

Trowa. Seguro está delicioso

Leia. Yo debo irme, por favor cuiden mucho de Trowa

Quatre. Claro

La mujer sonríe al rubio y después se acerca a su sobrino para darle un beso en la mejilla, se despide de los demás, dándole en especial a su hija un abrazo y se marcha, ya mucho más tranquila que el día anterior, sube a su auto y conduce por una gran avenida durante unos momentos, después toma una calle menor y se detiene en un semáforo en rojo, frente a un conjunto de departamentos, en espera del verde mira hacia su lado derecho sorprendiéndose excesivamente al ver a un hombre salir de ahí, creyendo incluso por unos momentos que se trata de una ilusión, pero al verle fijamente a la cara se da cuenta que no es así

Leia. Traize...

Al oír el claxon del auto de atrás, la mujer se da cuenta que ya estaba el color verde y enseguida arranca el auto, sintiendo su corazón acelerado, hacía años que no sabía de aquella persona…

Aunque Trowa no se daba cuenta se sentía una atmósfera extraña, Catherine y Mariemaia estaban en la habitación de la pelirroja, se habían ido ahí después del desayuno, mientras que Trowa, Heero y Quatre se encontraban en la habitación del ojiverde, después de una plática corta se habían quedado callados, ni Heero ni Quatre podían olvidar la conversación del día anterior, el más incómodo era el rubio, pues había sacado toda su frustración con palabras hirientes, pero no podía evitar sus celos

Trowa. ¿Cuándo vendrá Duo?

Al oír aquel nombre, Heero sintió un estremecimiento, nunca antes se había sentido tan impotente, Quatre lo notó y guardó silencio, apresurándose a mirar a su novio y sonreírle

Quatre. Pronto

No sabía porque, pero Trowa sintió que algo le ocultaban, quizás se lo estaba imaginando, pero no quiso ahondar en el tema. Heero se levantó súbitamente de la silla donde estaba sentado, dándoles la espalda a ambos chicos

Heero. Creo que me iré, tengo tarea

El pretexto de Heero no sonó convincente para Quatre, que estaba al tanto de todo, pero Trowa no le tomó mayor importancia, sabía lo significativo que era para su amigo sus estudios

Trowa. Salúdame a Duo

Heero. Sí

Sin atreverse a voltear y mirar al ojiverde Heero avanzó hacia la puerta y salió de la habitación sin pronunciar más palabra

Trowa. Lo siento raro

Quatre. ¿A Heero?

Trowa. Sí ¿le pasa algo?

Quatre. No que yo sepa

Trowa no comentó más nada, pero el rubio percibió en sus ojos un brillo, reflejando su mirada algo de preocupación, se sintió un poco relegado y tonto a la vez, no podía creer que aún se sintiera celoso de Heero…

El ojiazul caminaba pasivo por las calles, por mucho que Relena le dijera que su método era el mejor no podía evitar sentirse intranquilo, aunque no sacaran a Duo de la ciudad eso no garantizaba que en esos momentos no estuviera pasando por los maltratos de Traize. 

Se odiaba incluso así mismo por haberle hecho aquel desplante el día en que lo apartaron de su lado… mientras en el departamento de Wufei, el trenzado se encontraba sentado junto a la ventana, su pensamiento estaba donde Heero pensaba en él, igual que el ojiazul, él deseaba estar a su lado, lamentándose de haberse ido cuando Heero se lo pidió, pensaba que debió de haber insistido con él, no permitir que ambos se separaran por un pleito tan tonto, y ahora estaban lejos uno del otro, cuando tantas cosas habían quedado pendientes. Un par de lágrimas rodaron por las mejillas de Duo, el pelinegro lo vio desde la ventana, Traize no estaba en casa, había ido a verse con Marshall en un restaurante, dejando a Wufei cuidando a Duo para que no escapara. El trenzado sintió que le observaban y miró hacia la puerta, secándose

Duo. ¿Qué quieres?

Wufei. ¿Por qué sigues aquí? Sigo sin comprenderlo

Duo. No creo que sea algo que te importe

Wufei. Me importa

El trenzado no pudo evitar sonreír con sarcasmo, eran ridículas las palabras del pelinegro, él era quien no lograba comprenderlo, pero tampoco le importaba

Duo. Déjate de tonterías, déjame solo

Wufei. Está bien

Wufei dio la espalda a Duo y al dar el primer paso sonó el teléfono de la casa, el pelinegro se dirigió a la sala para contestar

Wufei. ¿Diga?

Duo alcanzó a oír a Wufei contestar el teléfono y después de una pausa le oyó decir el nombre de Relena con tono sorprendido, enseguida Duo se irguió en la silla y después se puso de pie, acercándose a la puerta donde observó a Wufei conversar, no logrando escuchar muy bien ya que el pelinegro había bajado el tono de su voz

Wufei. Me disculpo en su nombre… lo sé, yo… Relena, será mejor que ya no me busques, por tu bien… no puedo explicarte… sí, estoy solo… ¿de qué me estás hablando?... lo siento, no puedo decirte nada… lo lamento… adiós

Duo lo observó unos momentos más, Wufei estaba quieto, y aunque había colgado el teléfono aún lo sostenía con fuerza

Wufei. Si dejo esto Marshall podría tomar represalias pero ella…

La puerta del departamento se abrió antes que pudiera decir algo más, Duo caminó sigilosamente hacia dentro de la habitación, se trataba de Traize…

Traize. ¿Todo bien?

Wufei. Si

Traize. ¿Y Duo?

Wufei. En la habitación

Traize ya no dijo nada y se dirigió a la habitación, Duo estaba acostado en la cama, fingiendo dormir, no quería hablar con su esposo, quería evitarlo lo mayor posible, Traize se sentó en la cama a su lado y le acarició los cabellos

Traize. Hablé con Marshall, pronto nos iremos de aquí

Aquellas palabras hicieron sentir al trenzado un fuerte retorcijón en el estómago, pero con esfuerzo se mantuvo quieto, fingiendo dormir. La verdad es que no quería irse con Traize, no quería volver aquellos días de infinita tristeza a su lado, sujetándose a una existencia vacía, sin sentido, quería estar al lado del único a quien amaba, de Heero, aquel que había logrado entrar en su corazón como nunca nadie lo había hecho. Aún a pesar de haberse prometido así mismo ser fuerte y estar al lado de su esposo y ayudarlo a salir adelante con sus problemas… 

Wufei desde la puerta había oído todo, sintiéndose también miserable, pero era tonto, no era capaz de defender su amor por Traize, no era capaz de mirarle a los ojos y gritarle que lo necesitaba, que no se fuera de su lado, que no se fijara en alguien más que no fuera él, el pelinegro era realmente cobarde. Al irse el pelinegro hizo ruido al golpear su pie con una parte de la pared, enseguida Traize giró su cuerpo, topándose las miradas de ambos, y aunque Wufei se quedó callado, el castaño notó en aquella mirada un dejo de tristeza que lo hizo estremecer, nunca antes había sentido tantos deseos de estrecharlo entre sus brazos

Traize. Wufei…

Wufei. Perdóname…

Se giró sobre sus talones y se alejó, Duo entreabrió los ojos, mirando la figura de Traize, quien continuaba mirando hacia la puerta, el trenzado solo sintió lástima de ambos, los dos eran egoístas y ciegos, ninguno hacía nada por lo que realmente sentía. Duo consideró en esos momentos que quizás los tres eran iguales…

Después de colgar con Wufei, Relena llamó por teléfono a Heero que ya se encontraba en su departamento, intentando concentrarse en una tarea que debía entregar. La chica le explicó a su amigo lo que había conversado con Wufei y además otras cosas que había descubierto con respecto a los negocios del socio de su padre, Heero no se mantenía atento oyéndola, no es que no le importara el tema, ya que el señor Darlian siempre había sido muy bueno con él, solamente estaba demasiado estresado con la situación de Duo, lo de la enfermedad de Trowa y además la escuela que la tenía muy descuidada, no tenía cabeza para tantos problemas, necesitaba un respiro… la voz de Heero interrumpió a la chica, que quieta dejó de hablar

Heero. Discúlpame, no me siento bien

Relena. Está bien, te mantendré al tanto

Heero. Gracias… hasta luego

Sin más palabras el ojiazul colgó, dejando a la chica algo desorientada, pero enseguida comprende que no había hablado en buen momento… Heero deja de lado su tarea y toma su chaqueta, saliendo enseguida del departamento, necesitaba aire fresco. Comenzó a caminar sin rumbo, llegando a su mente miles de imágenes, todas ellas de Duo, sus gestos, su sonrisa, sus movimientos, su voz, sus labios, el calor de su cuerpo, la ternura de su alma. Todo ello le hizo latir con rapidez el corazón, agitado comenzó a correr, sin importarle nada, solo quería desahogarse, pero era incapaz de llorar, hacía años que no lo hacía, solo sentía una fuerte presión en el estómago, algo que le hacía tener ganas de vomitar… el ruido de un claxon de automóvil le hizo salir de su trance, pero cuando se detuvo solo vio la fuerte luz de los faros, sintiendo después un golpe en el cuerpo, sintió algo de dolor, pero pronto desapareció, y sus ojos no vieron más luz…

Estaba por anochecer, Quatre se levantó de la cama donde estaba acostado su novio y donde antes él estaba sentado, se giró hacia él y le sonrió

Quatre. Debo irme

Trowa. ¿Tan pronto?

Quatre. ¿Bromeas? Estuve casi todo el día, tengo pendientes, además estoy organizando nuestra boda

La respuesta del rubio hizo sonreír a su novio cuando oyó la última parte, Quatre le devolvió el gesto y se acercó, besándole los labios, intentó separarse pero el ojiverde le sujetó el rostro con su mano derecha, acariciándole la mejilla, pasando suavemente su pulgar sobre los labios, se miraron a los ojos

Trowa. ¿Hace cuánto que no hacemos el amor?

Quatre no logró evitar que un sonrojo apareciera en su rostro, se quedó mudo unos momentos, sonriendo avergonzado minutos después

Quatre. Un par de días

El ojiverde no respondió, no dejaron de mirarse hasta que Trowa bajó la mirada, soltando el rostro de su novio y con esa mano cubrió parte de su cara, tapando el ojo que había muerto días atrás, Quatre sintió como si le hubiesen apretado con furia el estómago, sujetó la muñeca de aquella mano y la separó del rostro de su novio, Trowa no le miró

Quatre. Amor... no quiero que pienses tonterías ¿de acuerdo?

Lentamente Trowa levantó la mirada, observando fijamente a su novio, el ojo que aún servía se comenzó a ver irritado y una lágrima resbaló por su mejilla, Quatre se sorprendió de aquella debilidad, no era propia de Trowa, incluso él mismo se extrañó, pero no pudo evitarlo, se sentía muy triste. 

Enseguida Quatre se lanzó a sus brazos, haciendo un gran esfuerzo por mantenerse firme, si flaqueaba no serviría de nada a su novio, por eso él debía mantenerse duro… poco a poco el rubio se separó de su novio, sujetándole el rostro con ambas manos, le miró unos momentos y después de besar sobre su lágrima le arrebató un beso, el cual fue correspondido al instante, con tierna pasión se besaron hasta terminarse el aliento, Quatre se separó primero, soltándole el rostro, bajando por su cuello, repartiendo suaves besos, mientras comenzó a desabotonar la camisa, pasando sus labios al pecho de su novio, quitó por completo la camisa, apoderándose de la piel de su abdomen, Trowa jadeó levemente, Quatre levantó un poco su mirada, después la bajó hacia el estómago del ojiverde mientras bajaba poco a poco el pantalón del pijama

Trowa. Quatre... la puerta

El rubio se sonrojó, recobrando la compostura recordó que estaban en casa de su tía y que Catherine al igual que Mariemaia se encontraban en casa, además ellos jamás lo habían hecho ahí

Quatre. Tienes razón

Se levantó de la cama donde apenas tenía apoyada una rodilla y se dirigió a la puerta, poniendo enseguida el seguro, al dirigirse hacia la cama comenzó a desvestirse, Trowa le observó con dulzura, hace tiempo no veía aquel blanco y puro cuerpo. Al llegar por completo a la cama Quatre solamente vestía su ropa interior, se acercó a su novio y volvieron a besarse, poco a poco el rubio se subió a la cama, colocando sus rodillas a los lados de las piernas de Trowa, colocándole la mano derecha sobre el pecho, con suavidad lo comenzó a acariciar, bajando cada vez más la mano, hasta que ésta se infiltró por debajo de la ropa interior, tomó su despierto miembro, moviendo su mano con delicadeza, de abajo hacia arriba, Trowa cerró su ojo, gimiendo levemente

Trowa. Quatre… ngh

El rubio se detuvo pero el ojiverde no protestó, sin embargo permaneció con su ojo cerrado, el rubio quitó el resto de la ropa de Trowa pero él permaneció con su ropa interior, subió nuevamente y volvió a sujetar el miembro despierto de su novio, acariciándolo, Trowa levantó su espalda del colchón y abriendo el ojo intercambió miradas con el rubio, quien le sonrió con ternura

Quatre. ¿Listo?

Trowa simplemente asintió con la cabeza, el rubio levantó sus caderas y con la mano libre bajó su ropa interior, dejándola hasta las rodillas, abrió más las piernas y acomodándose descendió lentamente por el miembro de Trowa hasta sentarse sobre sus caderas, ambos jadearon al encontrar aquel punto de detención, Trowa sujetó la ropa interior de su novio y la quitó por completo. Quatre comenzó a moverse lentamente, cerrando sus ojos con fuerza, sus mejillas estaban rojas y Trowa le miraba atento, encantado con aquella expresión de inocente lujuria, el rubio sujetó los hombros de su novio, acelerando un poco los movimientos, aún eran sutiles, sensuales, el ojiverde notó el miembro despierto de su chico y lo sujetó con delicadeza, masajeándolo, Quatre ardía en deseo, pero sus gemidos eran contenidos, no quería perturbar la tranquilidad de las chicas en la casa. Trowa también ayudó, moviendo sus caderas, penetrando al rubio, quien hizo un gran esfuerzo por abrir sus ojos, observar la expresión de éxtasis del ojiverde; le miró con dulzura, acariciándole con una mano la mejilla

Quatre. Te amo…

Enseguida se besaron con pasión, ahogándose sus gemidos en la boca del otro, acelerando sus movimientos sin llegar a ser violentos, Quatre comenzó a sentir calambres y se separó de la boca de Trowa, volvió a sujetar los hombros de su novio con fuerza e hizo la cabeza hacia atrás, exhalando un placentero gemido, apretando con más fuerza los hombros, casi enterrando sus uñas, olvidando por completo que había quienes podían oír, pero el éxtasis había sido incontrolable, por momentos no oyó ruido alguno, simplemente pudo sentir humedad dentro de él y poco después oyó morir el gemido de Trowa, las respiraciones de ambos podían oírse, estaban agitados… al calmarse un poco volvieron a mirarse, Quatre levantó sus caderas y Trowa salió de él, de su entrada goteaba el semen de Trowa, el ojiverde lo notó y avergonzado miró al rubio

Trowa. Perdón… el condón…

Quatre. No importa, está bien

El ojiverde no pudo resistirse al rostro tranquilizador y tierno de Quatre, así que lo atrajo hacia él y volvieron a besarse, suavemente, saboreándose mutuamente como si aquel fuese el último beso, después el rubio se abrazó al cuerpo de Trowa y éste poco a poco se acostó en la cama, sujetó la sábana del desarreglado colchón y la echó sobre sus cuerpos desnudos

Trowa. También te amo

Quatre sonrió alegre, amaba oír aquellas palabras, eran la mejor música que podía oír. De nuevo se besaron, al separarse cerraron los ojos, olvidándose de todo alrededor… El sonido de una música que le resultó familiar logró despertarlo, Trowa abrió su ojo, buscando el origen de aquella música, vio la luz parpadeante de su celular y se movió un poco, percibió movimiento a su lado, era Quatre, quien se acurrucaba más en sus brazos, él estaba despierto, así que con cuidado se movió, dejando a su novio tranquilamente acostado, se levantó de la cama y se dirigió hacia aquel celular y contestó, la voz de una chica provino desde el otro lado

"¿Es usted pariente de Heero Yuy?"

El ojiverde aún estaba un poco dormido al contestar, pero al oír aquella pregunta se despejó por completo, y no sabía porque, pero sintió un terrible escalofrío, se apresuró a contestar

Trowa. Él no tiene parientes, soy su amigo

"El joven Yuy sufrió un accidente, tenía en su agenda éste número y…"

El ojiverde interrumpió abruptamente a la chica

Trowa. ¡¿Dónde está?! Voy enseguida

La voz desesperada de Trowa logró que Quatre comenzara a despertarse, sin saber que sucede simplemente se talla los ojos. Mientras tanto la chica daba al castaño la dirección y nombre del Hospital, tan solo al dar las gracias y oír que habían atropellado a su amigo Trowa cuelga, acercándose rápidamente hacia su ropa que yacía en el suelo, el rubio termina de despertar y lo observa preocupado

Quatre. ¿Qué pasa?

Trowa. Atropellaron a Heero

Enseguida el rubio se pone en alerta y abriendo los ojos pone gesto de espanto, rápidamente se pone de pie y busca también su ropa. Al terminar de vestirse el ojiverde observa la hora, era casi la una de la madrugada

Trowa. Es tarde

El rubio mira también el reloj y se dirige hacia su novio

Quatre. ¿Qué hacía Heero afuera tan tarde?

Trowa. No sé… o quizás fue hace horas… no sé nada

Quatre nota en la expresión y voz de su novio lo desesperado que estaba, nunca antes lo había visto tan alterado

Trowa. ¿Nos vamos?

Quatre. Si

Rápidamente los dos salen de la habitación, afuera de ella las luces estaban apagadas totalmente y había un gran silencio, signo de que las chicas se encontraban dormidas, el ojiverde no ve el caso a despertarles y avisarles, tampoco deja ninguna nota. Al salir de la casa suben al auto de Quatre y se alejan, el rubio maneja tranquilamente pero acelerando un poco, veía a Trowa demasiado nervioso. 

Durante el camino no hablaron en absoluto y al llegar al Hospital ve a su novio caminando rápido, dejándolo prácticamente atrás, el rubio comprendía su desesperación, pero a la vez se sentía algo molesto, a Trowa le importaba demasiado Heero. Una enfermera explica la situación a Trowa, al parecer Heero solamente tenía un gran golpe en la cabeza y había requerido un par de puntadas, además el brazo derecho fracturado y un par de raspones, pero en general se encontraba bien, lo cual hace sentir aliviado a Trowa, sin embargo a pesar de su insistencia no le dejan entrar a verlo a ninguno de los dos, Quatre nota a su novio algo más tranquilo y eso lo hace sentir aliviado…

Al día siguiente en cuanto la hora de visitas se acciona, Trowa junto con Quatre entran a ver a Heero, el ojiazul ya se encontraba despierto y al ver entrar a la pareja se alegra de verlos aunque se veía tranquilo como siempre

Quatre. ¿Cómo estás?

Heero. Adolorido, nada más

El ojiverde se queda inmóvil junto al rubio, no había pronunciado palabra alguna, Heero dirige su mirada hacia él

Heero. Estoy bien

El ojiazul había notado en la mirada de su amigo la preocupación, Trowa sigue sin comentar absolutamente nada. Heero intenta decir algo más pero guarda silencio cuando ve a su amigo acercarse precipitosamente a él

Trowa. No me hagas esto…

Para sorpresa tanto de Heero como de Quatre, el ojiverde se arrodilla junto a la cama y observando a su amigo le sujeta la mano que no tenía enyesada

Trowa. …Soy yo quien va a morir… no quiero verte así

El ojiverde hablaba como si Heero estuviese realmente mal, era extraño en él, no solía mostrarse así… un silencio incómodo invade a los tres, Heero no sabía cómo reaccionar, y el hecho de que su amigo lo observara de la manera que lo estaba haciendo le hacía sentir incómodo. Para sorprender aún más al moreno y al rubio, Trowa besa la mano de Heero que aún sostenía entre las suyas; las piernas de Quatre tiemblan… ¡Le sujetaba la mano! ¡Y la había besado! No podía seguir viendo aquella escena, les dio la espalda y salió de la habitación, Trowa no reparó en el hecho y Heero se sintió extraño, evitó la mirada verde… afuera de la habitación Quatre respiraba agitado

Quatre. Tranquilo, no seas tonto… simplemente estaba preocupado… Trowa te ama

El rubio se obligó a no pensar tonterías, y los recuerdos de la noche anterior le hicieron sentir mejor, su novio solamente lo amaba a él y era imposible que no se preocupara por su mejor amigo, aquel que le era incondicional desde hace varios años, aquel a quien alguna vez amó, era natural que Heero fuese para Trowa alguien realmente importante…

Heero. Te dije que estoy bien

No supo cómo hacer para no ser brusco, pero se esforzó en quitar su mano, Trowa salió de su ensimismamiento y reaccionó, alejándose un poco del ojiazul

Trowa. Perdóname… cuando me llamaron, creí que estabas muy mal

Heero. No te preocupes

Trowa. ¿Cómo pasó?

Heero. Salí en la noche por aire fresco, corrí sin pensar… tuve suerte

Trowa. Sí

El ojiverde suspiró aliviado, ahora pensaba que había hecho el ridículo, pero no había podido evitarlo, tranquilamente se giró hacia atrás mientras se levantaba del suelo, iba a decirle algo al rubio pero al voltear se da cuenta que no está, entonces voltea con su amigo de nuevo

Heero. Creo que no le agradó…

Trowa. Quatre…

Preocupado el ojiverde da la espalda a Heero y avanza hacia la puerta, pero antes de abrirla Heero lo detiene

Heero. Trowa, Quatre cree que tú… quizás aún…

Trowa. ¡No es verdad!... yo… yo realmente te olvidé…

Sin decir nada más y sin dar la cara a su amigo, Trowa sale de la habitación en busca del rubio, Heero suspira aliviado, aunque una sensación de vacío le invadía… El ojiverde buscó a Quatre con desesperación, encontrándolo en la cafetería, el rubio sostenía un café y al ver a su novio acercarse a él lo deja sobre la mesa, sin decir nada Trowa se acerca y tomándolo entre sus brazos lo besa, sin importarle que hubiera gente ahí que los observaba, Quatre no se negó aquel apasionado beso, sonriéndole a Trowa cuando sus labios se alejan

Trowa. Te amo… eres mi único amor ¿entendiste?

El rubio se sintió un poco avergonzado, imaginaba que tal vez Heero había dicho algo que no debía. Movió su cabeza afirmativamente

Trowa. Sé que sucedieron cosas que hoy te hacen pensar algo erróneo… pero el pasado está ahí, éste es el presente, y así sean solo algunos meses o días, eres mi futuro

Quatre. Sí… lo siento

Ambos se sonrieron y volvieron a besarse, como si nadie estuviese ahí observando. Quatre se sintió feliz y tonto a la vez, ya no volvería a pesar que su novio aún conservaba algún sentimiento de amor y pasión hacia Heero…

Ya era la hora de la comida y Duo había preparado uno de sus platillos famosos, aquellos que Traize tanto extrañaba, incluso se le veía de buen humor, aun cuando el ambiente estaba más tenso que nunca, Wufei estaba demasiado aprensivo, era como si su paciencia estuviese llegando al límite, Duo se daba cuenta, pero su esposo no. El trenzado se sienta junto a su esposo después de servir la comida de él y suya

Traize. Tus guisos son los mejores mi amor

Duo. Gracias

El trenzado sonrió sin ganas mientras Traize engullía un poco del alimento, luego se giró hacia el ojivioleta y después de forma un tanto brusca le sujetó el mentón con la mano derecha, dándole un beso en los labios, Duo no se opuso, pero la mirada de repulsión no pasó inadvertida para Wufei, quien estaba molesto de esas demostraciones frente a él, detestaba ver a Traize efusivo con alguien más, así que se levantó precipitosamente, fingiendo que se levantaba por un poco más de comida, Traize continuó comiendo y Duo siguió al pelinegro con la mirada, éste tenía una cara de pocos amigos. Por unos instantes el trenzado imaginó que Wufei dejaría de ser el mediador que hasta el momento estaba siendo y que Traize tendría plena libertad de maltratarlo como antes solía hacerlo, pero aquella idea intentó quitársela lo más pronto posible, no quería ni pensarlo, él habría sufrido mucho de esa forma

Wufei. Mañana iré más temprano al trabajo

Traize. ¿Por qué?

Wufei. El trabajo se está acumulando, quizás llegue tarde también

Al decir aquellas palabras no evitó observar discretamente a Duo, el trenzado se dio cuenta de la intención de aquella información y de aquella mirada, sus temores cada vez se hacían más tangibles, parecía como si Wufei quisiera no estar a propósito dentro del departamento, para que así Traize pudiese hacer con él lo que quisiera. Enseguida que cayó en la cuenta, Duo miró a Wufei, como si le comunicara algo en silencio, Wufei entendió el mensaje pero no agregó más a la conversación. Hasta el momento el ojinegro había evitado hacer sus turnos completos y estar en el departamento el mayor tiempo posible, Duo lo sabía, así como tenía la certeza de que Wufei estaba vengándose de alguna forma.

Ese mismo día por la tarde dieron el alta a Heero, quien no sacaba de su cabeza todo lo que había estado en ella la noche del accidente, todo su pensamiento giraba en torno a Duo. Solo el rubio estaba al tanto de todo, porque Trowa ignoraba lo que estaba sucediendo con el novio de su amigo, y por eso le resultaba extraño no verlo ahí, su duda llega a los oídos de su amigo y su novio

Trowa. ¿Por qué no vino Duo a verte?

Heero. Él está ocupado

Trowa. Pero tuviste un accidente, él pudo…

Quatre. Habló por teléfono mi amor

El rubio compartió una mirada cómplice con Heero, quien accedió a dejarlo estructurar la mentira para el ojiverde

Quatre. Insistió en venir, pero no se lo permití, Heero nos tiene también a nosotros

Trowa sonrió ante el comentario de su novio, le agradaba la idea de que su mejor amigo también estuviese dentro de las ocupaciones del rubio

Trowa. Todo esto me dejó agotado ¿vamos a casa?

Como si no hubiese dormido en días, el ojiverde se veía realmente cansado, pero todo era parte de su tratamiento, sus medicinas siempre habían sido muy fuertes, Quatre le sonrió y después besó su mejilla

Quatre. Sí, vamos a casa amor

Heero. ¿Podrías llevarme a mi departamento?

Quatre. Eh… yo creo, que será mejor que vengas conmigo, así Duo y yo te atenderemos

Trowa. Que buena idea, así me tranquilizo

Heero. Pero…

Desconcertado Heero intenta descifrar en la mirada del rubio lo que tramaba, pero éste evita los ojos azules y arranca el auto cuando los tres han subido por completo. Llegan a la casa de la tía de Trowa y dejan ahí al ojiverde, que se despide de su amigo y a Quatre le da un beso en los labios, ya que Trowa está dentro de la casa el rubio se dirige a su departamento

Heero. ¿Se puede saber en qué estás pensando?

Quatre. Es que me preocupa que se te ofrezca algo y que estando solo se te dificulte, pero además así Trowa piensa que en verdad Duo está bien, así matamos 2 pájaros de un tiro

Heero. No me gusta tu idea

Quatre. Heero…

Heero. Todo sea por Trowa

El rubio suspira al oír la respuesta del amigo de su novio

Heero. Pero pasemos a mi departamento, ahí tengo mi ropa

Quatre toma otro camino unos metros adelante para así cambiar su ruta e ir primero al departamento de Heero por las cosas del ojiazul…

Era casi de noche, los últimos empleados se encontraban abandonando el gran edificio en el que laboraban, antes de que la recepcionista deje su puesto, Relena entra decidida al lugar, enseguida la empleada la reconoce como la hija de uno de los Socios y no dice nada de su visita, los administradores y demás empleados de alto rango solían quedarse después que las oficinas se cerraran al público. 

La chica toma el elevador hacia el piso donde sabía que tenía su oficina Marshall, sabía de buena fuente que el socio de su padre no solía quedarse muy tarde y así ella aprovecharía para buscar algo que le fuera de utilidad en descubrir lo que tramaba. Relena llega al piso deseado y se acerca a la oficina de Noventa, pero dentro de ella aún se percibía que había alguien, al principio no supo mucho pero se acercó a la puerta, el silencio por la falta de empleados ir y venir le ayudó a escuchar, llevándose una gran sorpresa cuando descubrió que no eran palabras lo que alcanzaba a escuchar, sino gemidos, se llevó una mano a la boca para sofocar el grito de sorpresa, sin saber qué hacer se apartó, no quería oír lo que sucedía dentro de la oficina… El hecho de haberse quedado más tarde de lo normal había traído consecuencias para él, ya que Marshall había aprovechado para tomarlo, hacía días que no lo hacía, aún más en la oficina, ya que se procuraban moteles de poco prestigio para ello. 

Sus pantalones estaban apiñados a sus pies y su cuerpo estaba sobre sus pies, inclinado hacia el escritorio, sujetándose de los bordes de la madera, mientras Marshall con las manos en sus caderas marcaba el ritmo de sus penetraciones, Wufei gemía con poco placer, no podía dejar de pensar en la situación en su departamento, y el hecho de que fuera Noventa quien lo poseía no ayudaba a excitarse, sus jadeos eran de dolor. 

Finalmente Marshall culminó, llenando el preservativo que separaba sus pieles, sintiendo aún el orgasmo le dio una palmada con fuerza en el glúteo izquierdo a Wufei y salió enseguida, sin decir nada el ojinegro se subió los pantalones, su miembro estaba flácido, no había sido capaz de ponerse erecto, prácticamente su jefe había llegado a embestirlo y ya, no había habido siquiera alguna caricia previa

Marshall. A veces creo que te sientes obligado

Wufei. No, eso no es así

Marshall. Me alegra… ¿Qué tal las cosas con Relena?

Wufei. Eh… bien, estamos bien

Marshall. Perfecto, creo que ya es hora de que vayas proponiéndole matrimonio

Las palabras de su jefe hicieron a Wufei sentirse morir, ni siquiera estaba saliendo aún con la hija de Darlian y tampoco quería seguir con ese plan, pero si quería salvar a la chica del cruel destino trazado por Noventa debía entonces seguir el juego

Wufei. Lo haré, pero aún la veo insegura, no quiero proponerle matrimonio y que me rechace, si eso pasa se sentirá presionada y nuestro noviazgo se verá en peligro

Marshall. Tienes razón, me sorprende que pienses en todo, eres muy bueno

Acercándose a su empleado, Noventa le sujeta el rostro y besa sus labios, Wufei le sonríe forzosamente y cuando su jefe le da la espalda aprovecha para limpiarse los labios con su mano

Marshall. Será mejor que me vaya, sal después de mí

Wufei. Sí, vaya con cuidado

Noventa sale de la oficina sin percatarse de la presencia de Relena, que se había escondido tras una gran maceta junto al escritorio que había sido de Duo, la chica lo mira con repulsión, ahora solo debía esperar a que saliera la persona que aún se encontraba dentro de la oficina. 

Pasaron algunos minutos y entonces salió, Relena jamás se imaginó que aquella persona sin rostro hasta el momento iba a ser Wufei, una serie de extraños sentimientos nacieron en ella, sintió no solo sorpresa, sino asco y desconcierto, jamás hubiera imaginado que su ex novio se estuviera acostando vilmente con alguien como Marshall. Todo deseo de salvarlo había desaparecido, estaba segura de que Wufei era igual de mezquino que el socio de su padre, las lágrimas resbalaron de sus mejillas y no pudo contener los sollozos, logrando llamar la atención de Wufei que ya se dirigía hacia el elevador, enseguida el pelinegro volteó y no tardó en ver la delgada figura de la chica, agachada detrás de la maceta

Wufei. ¿Relena?

Sin escapatoria la chica se puso de pie y miró con recelo a Wufei

Relena. No lo hubiera creído ¡Eres un cerdo!

Wufei. Relena yo…

Relena. ¡No digas mi nombre! Me das asco

Wufei. No es por lo que crees, es que…

Sin dejarlo hablar se acercó a él y lo abofeteó, sin ablandar tampoco su mirada

Relena. Es tu vida, has con ella lo que quieras

Le dio la espalda y caminó como yendo hacia la oficina de su padre, pero antes del cuarto paso Wufei le sujetó con fuerza el brazo y la obligó a voltear, mirando los llorosos ojos verdes

Wufei. Tú no entiendes, Marshall es una persona de cuidado, no he tenido opción

Relena. Sé lo que es ese hombre, pero eso no justifica que…

Wufei. ¿Oíste lo que conversamos?

Relena. No, me alejé al oír sus ruidos

Wufei. Relena él… él fue quien me pidió conquistarte

Completamente indignada la chica le da otra bofetada a Wufei

Relena. ¿Cómo pudiste?

Wufei. Él tiene sus planes y nos amenazó

Relena. Qué casualidad

Wufei. No es como piensas Relena, si fuera de otro modo no lo estaría diciendo, y si lo hago es porque no aguanto más, estoy harto de todo… quiero acallar mi conciencia. Por favor, permíteme hablar contigo

Relena. Yo…

Wufei. Por favor, ya no me importa nada, estoy a punto de perder lo que más amo, ya nada importa, nada

La chica observa en los ojos y la expresión de Wufei que habla con absoluta sinceridad, el ojinegro ya no podía más con todo lo que estaba sucediendo, así que Relena acepta su ofrecimiento de hablar, por lo que se van a un café…

Ya la luna alumbraba desde lo alto con su luz artificial, las cortinas abiertas de la recámara del pequeño departamento lograban que el espacio estuviese lleno de la luz de la luna, ya que el foco se encontraba apagado, Duo estaba nervioso, Traize había salido desde hace una hora, con la promesa de que al volver estarían juntos de nuevo, como en aquellos días en que vivían juntos y el trenzado sabía que al llegar su esposo le haría tener relaciones sexuales con él contra sus deseos, con el gastado argumento de que era su deber como esposo. El trenzado estaba sentado sobre la cama, el truco de hacerse el dormido no funcionaría, porque conocía a Traize y sabía que al llegar si lo veía dormido no dudaría en despertarlo para hacerlo cumplir su deber

Duo. Heero… perdón, tal vez algún día podamos volver a estar juntos… cuando Traize deje de necesitarme si aún me aceptas, quiero estar contigo…

El ruido de la puerta de entrada al abrirse pone en alerta al trenzado, quien nervioso jugaba sus pulgares, los pasos de su esposo retumbaban en sus oídos, no quería que se acercara a él, no lo quería…

Traize. Volví

Duo. ¿Qué tal?

Traize. Estoy viendo algunos detalles, pronto volveremos a casa

Duo. Qué lindo

Traize. ¿Seguro que no estás fingiendo?

Sin ser demasiado violento Traize sujeta la trenza de Duo y la jala un poco, los ojos violetas lo observan fijamente

Duo. No digas eso, yo…

A pesar de querer explicarle, Traize evita que lo haga al tomar sus labios, se moría por un beso de Duo, sus labios carnosos siempre le habían despertado deseo

Traize. Quítate la ropa… demuéstrame tu amor

Duo. Si…

Nervioso intenta quitarse la camisa, pero estaba siendo demasiado torpe, Traize lo observa detenidamente, dándose cuenta de aquel nerviosismo, lo cual no le agrada en absoluto

Traize. Siempre has sido un inútil

Duo. No, es que…

Haciendo una mueca de enfado, Traize se acerca a Duo de nuevo y sujeta la camisa, subiéndola con fuerza y logrando quitarla, sonríe por su buena acción y ataca el cuello del trenzado, lamiéndolo con deseo, Duo solamente cierra sus ojos, asqueándose

Traize. Casi olvido el sabor de tu piel

Duo no podía creer que estuviese tan manso mientras su esposo le lamía el cuello con asqueroso deseo. Las manos de Traize bajan a su pantalón y lo desabrochan

Duo. Es… espera…

Sin hacer caso a las palabras, Traize deja un rastro de saliva hasta el pecho de su esposo, donde comienza a lamer los pezones, alternándose para que ambos no fueran desatendidos, el trenzado jadeaba y se retorcía, mientras en su mente repetía una y otra vez el objetivo de dejar que mancillaran de nuevo su cuerpo

Duo. No… Traize… mejor otro día

Traize. ¿Vas a empezar?

Duo. Es que… me siento mal

Traize. ¡Pretextos… solo das pretextos!

Molesto Traize le da un puñetazo a Duo en el rostro, el trenzado cierra con fuerza sus ojos y se queda inmóvil

Traize. Eres un inútil, ni siquiera sirves para darme placer ¡Eres patético!

Sin pensarlo siquiera Duo le da una bofetada a Traize, había sido inconsciente, las largas sesiones de terapia con Noin no habían pasado inadvertidas, no iba a reducirse a basura de nuevo. Su esposo tarda segundos en reaccionar, jamás Duo se había opuesto de ese modo a sus deseos, Traize comienza a reír

Traize. ¡Qué ridículo eres! Me abofeteaste imbécil

Duo. No me fuerces, yo decidiré cuando quiera tener sexo

Traize. Ah ya veo, te crees que eres libre ¿no?

Duo. Lo soy

Traize. Yo te mostraré que solamente me perteneces

Siendo agresivo de nuevo Traize sujeta la trenza de Duo y la jala con fuerza, mientras su puño derecho se estrella en el rostro del chico, Duo grita al sentir el golpe, pero aun así gira su cabeza y mira con reto a Traize, quien aquella mirada le resulta desafiante al grado de que lo hace sentir incómodo. El trenzado le da un puñetazo también a su esposo, pero con mucha menos fuerza, Traize vuelve a reír, suelta la trenza de Duo y sujeta ambos brazos del chico con sus manos, desciende y le roba un beso, mordiéndole los labios con fuerza, haciéndolos sangrar, al soltarlos Duo le escupe en la cara a Traize, manchando su piel de sangre

Traize. ¿Cómo te atreves? Te voy a enseñar…

Duo. ¡Cállate! No te dejaré pisotearme

Trelles. ¿Ahora te sientes revolucionario? ¿Qué pasó con toda esa sumisión? Estabas fingiendo ¿verdad maldito infeliz?

Duo. No… volveremos a casa, pero no te dejaré maltratarme

Traize. Eres demasiado bobo, te opones a cumplir tus obligaciones de esposo y por eso te hago esto

Duo. Mis obligaciones de esposo no son que forniquemos cada que quieres, pero si prometí al casarme contigo que estaría a tu lado en salud y enfermedad, ahora Traize estás enfermo, y yo te voy ayudar

Aquellas palabras hacen que Traize se detenga, con la mirada en algún punto que Duo desconocía, era como si su esposo estuviera analizando algo

Traize. No… yo no… no estoy… ¡Cállate!

Perturbado Traize aprieta con más fuerza los brazos de Duo, sin darse cuenta, el trenzado le observa detenidamente, pensando que quizás había dicho algo que no debía

Duo. Necesitas ayuda

Traize. ¡No es verdad!... vas a…

Eufórico por completo, Traize suelta los brazos de Duo y tomándolo de nuevo de la trenza lo jala hacia arriba, haciendo que se siente al igual que él, Duo agarra el brazo de Traize intentando que le suelte el cabello, pero mientras su esposo se desabrochaba los pantalones, después baja el cierre y por la abertura logra sacar su miembro, Duo lo observa e intenta zafarse

Traize. ¿No quieres que te penetre? Entonces has algo

Duo. ¡No, déjame!

Traize. Vas a lamerme idiota

Duo. ¡Basta… no!

El trenzado temblaba, tenía mucha voluntad de defenderse, pero debía ser realista, su esposo era mucho más fuerte, no podía contra él

Traize. Vamos amorcito, lo haces bien

De un tirón fuerte del cabello hace que se agache lo suficiente para que su miembro quede a la altura de su rostro, Duo aún intenta levantarse, pero Traize con su mano libre lo sujeta, pasando la punta por los labios de Duo, los cuales mantenía cerrados, decidido a no dejarse humillar

Traize. Veo que te resistes...

Con brusquedad Traize se suelta el miembro y tapa la nariz de Duo, obligándolo a abrir la boca para respirar, entonces aprovecha para guiar su cabeza hacia su miembro que ya estaba erecto y así lo introduce a la boca del trenzado, descendiendo su cabeza más abajo de lo que Duo podía soportar, así que se pone un poco morado y comienza a toser, así que Traize lo saca de la boca de su esposo

Duo. No… no por favor

Traize. Hazlo entonces ¡Lámelo imbécil!

Sin más remedio el trenzado saca su lengua y explora el conocido miembro de su esposo, muchas veces había hecho eso, pero ninguna como ésta estaba siendo tan asquerosa

Traize. ¡Oh sí!...

El trenzado estaba siendo fuerte, no dejaría que sus lágrimas se derramaran de nuevo, así que continuaba, usando su lengua por todo el tronco, usándola rápido alrededor del glande. Traize le agarra la cabeza con ambas manos y le obliga a introducir el miembro a su boca, entonces Duo aprovecha y lo muerde, Traize retira su cabeza rápidamente y grita de dolor, aventando a Duo y acariciándose

Traize. ¿Estás loco?

Duo. No, pero parece que tu si

Traize. ¡Cállate!

Completamente fuera de control Traize se pone de pie y se acerca a Duo, lo agarra de los hombros y con fuerza lo tira al suelo

Duo. ¡Déjame!

Traize. Crees que estoy loco ¿verdad? Entonces haré que lo creas más…

Los ojos violetas se abren con más amplitud cuando ve el pie de Traize acercarse con furia hacia él, estrellándose con fuerza en su estómago, Duo escupe saliva y ahoga un quejido, abriendo todavía más los ojos, por instinto se arquea hacia el frente, su esposo se ríe y con mayor fuerza que la anterior patada le da una segunda en las piernas, Duo se estira por aquel golpe cerca de sus rodillas y entonces Traize aprovecha para darle una tercera patada en las costillas de su costado derecho apoyado en el suelo

Traize. Estoy loco ¿verdad? Toma más

Una cuarta y quinta patada en el estómago hacen gritar a Duo fuertemente, su cuerpo temblaba y por su boca salía algo más que saliva, algunas manchas de sangre adornaban el suelo bajo su cabeza. El trenzado sentía mucho dolor, comenzaba a perder la cuenta de las patadas que Traize le estaba propinando, incluso estaba doblado casi por completo, con los brazos se cubría el rostro y sus codos estaban casi juntos a las rodillas, su posición de defensa permitía que Traize solamente golpeara su costado izquierdo, piernas y brazos, su esposo estaba agitado, observando a Duo mientras lo pateaba, quería detenerse, pero estaba demasiado furioso, llevaba no menos de quince patadas y Duo ya no se movía

Traize. ¿Suficiente para ti?... ¡Contesta!

Al no encontrar ninguna respuesta se detiene súbitamente, mirando fijamente a Duo

Traize. ¿Duo?... No finjas maldito imbécil

Enojado se agacha y sujeta el cabello de Duo, moviéndolo con brusquedad, pero el trenzado solo se mueve por el impulso de su movimiento, entonces Traize comprende que está inconsciente, y por algunos momentos creyó algo peor, pero su esposo aún respiraba. El trenzado sangraba de la nariz y la boca

Traize. Demonios

Se acomoda el pantalón y después toma a Duo en sus brazos, dejándolo sobre la cama, lo contempla unos momentos, una oleada de sensaciones le invade, entre ellas la culpa, su mano derecha temblaba al dirigirse hacia el rostro del trenzado, limpiando con su pulgar un rastro de sangre en la comisura de los labios, contempla por varios segundos aquel rostro y entonces a su mente llega un vago recuerdo…

-Recuerdo-

Su cuerpo temblaba sobre aquella cómoda cama, se encontraba por completo desnudo, observando con temor a aquel hombre, su verdugo. Su mirada se topó con la de él y sintió un escalofrío, lo vio acercarse a él y cerró con fuerza los ojos, sintiendo segundos después unas frías y ásperas manos, tocaban su cuerpo, le hacían cosas que no lograba comprender por completo, se sentía mal, raro, aunque a veces sentía una especie de cosquillas, que aunque lograban sentirse un poco bien no terminaban de gustarle, menos aun cuando aquellas manos le tocaban zonas delicadas, provocándole reacciones que no comprendía, su pene crecía unos milímetros y se hacía erecto, aquel hombre gozaba con meterlo a su boca y no comprendía por qué, le resultaba asqueroso tener saliva en él, pero el hombre continuaba, con rudeza, hasta hacerlo sentir por completo fuera de sí, como si algo le fuera a explotar dentro. 

Un líquido un poco espeso salía de él, era blanquecino y aquel hombre lo comía, no era la primera vez, se lo había hecho en varias ocasiones, pero eso no lograba hacerlo que le gustara, estaba harto, quería que aquello acabara, pero nunca aquel hombre quedaba satisfecho, la mayoría de las veces después de hacerle aquello proseguía con el ritual que él tanto detestaba, usaba su propio pene y le obligaba a hacer lo mismo, con la diferencia de que su boca era demasiado pequeña para el pene de aquel hombre, así que él le obligaba a lamerlo como si se tratara de algún dulce, después cuando lo consideraba necesario lo retiraba y a diferencia de cuando se lo hacía él, ese hombre no derramaba su líquido en su boca, solía hacerlo después, en su ano, luego de meterlo una y otra vez, lastimándolo, haciéndole desear la muerte… terminó como siempre su ritual y se retiró, sonriendo con triunfo, besando su rostro como algo querido

Señor Maxwell. Dime papá

Traize. No… usted no es…

Señor Maxwell. ¡Dime papá!

Traize. Pero…

Señor Maxwell. Vamos… dilo

Traize. Pa… papá

Cerró sus ojos aquel hombre y sonrió, satisfecho, al abrirlos vio su rostro asustadizo

Traize. Déjeme ir

Señor Maxwell. Dilo con cariño, vamos

Traize. Por favor… Papá

Señor Maxwell. Sí, así debe ser… Duo… mi Duo

Le besó el rostro con vehemencia, se sentía en la gloria, lo notaba por aquella mirada de júbilo. Traize estaba furioso, por culpa de Duo estaba pasando por ello, pero aquel repentino coraje solo volvía a él cada vez que sufría aquellas violaciones, era como si el resto del tiempo intentara olvidarse de todo, borrando de su mente que sufría aquello

Señor Maxwell. Eres buen niño

Besó sus labios y observándolo con ternura recorrió su labio inferior con el índice derecho, levantándose de la cama y dándole la espalda, dejándolo temblando…

-Fin del recuerdo-

Traize se agachó a la altura del hombro de Duo y comenzó a llorar sobre él, miles de imágenes llegaban a él, como quien recuerda de golpe lo que había estado enterrando durante años, se sentía atormentado, confundido, se separó de su esposo y gritó con fuerza, poniéndose de pie, alejándose de la cama, corrió a la cocina y comenzó a golpear la pared una y otra vez, cada vez más fuerte

-Recuerdo-

Corría desesperadamente, quería huir, alejarse por completo de ahí, no soportaba un segundo más, había sido violado por más de un año, incapaz de decir palabra alguna, sin poder quejarse, nadie le creería… Quería olvidar, que se esfumará, que sus recuerdos se enterraran en lo más profundo, pero ya lo había intentado todo, sin resultado alguno, no podía huir como quería, era como dar vuelta en círculos, sin llegar a ningún lado

Traize. ¡Bastaaaaa!

Llegó a la orilla del río, había corrido muchos metros sin detenerse un solo segundo, las aguas le habían quitado su camino, ya no tenía a donde huir, la corriente estaba fuerte, violenta, la observó por algunos momentos, temblaba de coraje, de impotencia…

Traize. Quiero… irme de aquí

Respiraba agitado y algunas lágrimas adornaban su rostro, las secó con su playera y continuó mirando el río unos momentos, poco a poco dejó de llorar y ese llanto se convirtió en una sonrisa, gradualmente comenzó a reír, hasta sentirse eufórico

Traize. Ya no quiero…

Extendió sus brazos como si fuese una ave y poco a poco descendió hasta tocar el agua, la corriente lo arrastró y breves segundos después no supo más de él…

-Fin del recuerdo—

Sintió un fuerte dolor al dar el último golpe y entonces se dejó caer de rodillas, sin dejar de llorar, sollozando con coraje. La puerta principal se abrió y enseguida oyó que se cerraba de golpe, momentos después Wufei estaba a su lado, asustado

Wufei. ¿Qué pasó?

El pelinegro miró manchas de sangre en la pared y después miró fijamente a Traize, quien estaba llorando desesperado, el ojiazul volteó hacia Wufei y lo sujetó de los hombros, observándolo a los ojos

Traize. Yo no quería… pero él… Duo es tan necio

Rápidamente el ojinegro entendió de que hablaba Traize y se alejó de él, corriendo desesperado a la habitación, encontrando a Duo aún inconsciente, pero sus heridas en el rostro y la ropa mugrosa, así como el cabello desarreglado le dieron a saber lo que había sucedido, Wufei también sintió culpa, sabiendo que aquello había sucedido gracias a su arrebato, a su pequeño momento de envidia

Wufei. No…

Él también lloró, pensando que era la peor de las basuras, al menos ya le había quedado claro que Traize no estaba bien, que necesitaba ayuda, que sus trastornos habían hecho que le hiciera daño a Duo, pero él no tenía excusa, él solamente era alguien infeliz que había provocado que un inocente sufriera

Wufei. No tengo palabras… Duo perdóname

Se arrodilló junto a la cama y cruzando los brazos sobre ella escondió su rostro y continuó llorando, pero ya pronto acabaría con ello…

Relena conducía a su casa, sin poder sacar de su cabeza lo que había conversado con Wufei, no podía creer todo eso, el tal Marshall era alguien infame y sin escrúpulos, y su padre que confiaba ciegamente en él, pero ella se encargaría de hacerle pagar. Por otro lado no podía creer lo que habían hablado de Duo, la vida del chico no había sido para nada fácil y el tal Traize era el causante, Relena no sabía ya que pensar, pero le había conmovido saber que Wufei estaba dispuesto a pagar por Traize, pidiéndole a la chica que lo alejara de todo, para que éste no se viera involucrado, pero ella hasta entonces había decidido salvar a Wufei, así que estaba confundida, debía hacer algo para que solo Marshall fuese el culpable de todo, para que ese hombre pagara por los tres, en cambio nada podía hacer con la decisión de Duo, porque aunque no fuera por los fraudes, el trenzado podía enviar a Traize a la cárcel por tanto abuso físico, psicológico y sexual. El resultado de todo le era incierto, pero por el momento debía pensar solo en llegar a casa, ya ahí le daría tiempo de pensar en la mejor solución.

Quatre servía a Heero la cena que había preparado, aunque nunca había sido su fuerte la cocina, los alimentos estaban un poco quemados y no olía muy bien, pero Heero no hacía expresión alguna, comiendo amablemente lo que le habían servido, el rubio también comía, pero su cara de angustia ante pésimo platillo no podía ser ocultada

Quatre. Lo lamento… nunca he sido bueno… Duo siempre…

Al recordar a su amigo calló, bajando la mirada y dejando de comer, no había querido tocar un tema tan delicado, pero ya lo había hecho, Heero también se detuvo, observando fijamente su comida

Heero. ¿Ese maldito le estará haciendo algo?

Pensó en voz alta y Quatre sintió una punzada en el estómago, no había querido mencionarlo, pero una hora atrás había sentido un fuerte dolor y por alguna razón sabía que se trataba de su amigo, pero no quería preocupar a Heero

Quatre. No pienses negativamente

Heero. Tú sabes lo que ese sujeto es capaz de hacerle

Quatre. Lo sé…

Heero. Perdón… creo que me iré a dormir, no estuvo mal la cena, no te preocupes

Se levantó de la silla y agarró su plato, pero Quatre estiro su mano hacia él y se lo quitó, sonriéndole amablemente

Quatre. Yo recojo, ve a dormir

Heero. Gracias

Quatre. Duerme en mi recámara

Heero. Pero…

Quatre. Necesitas más espacio, no te preocupes

Heero. Que descanses

Quatre. Tú también

El ojiazul dio la espalda al rubio y se retiró a su habitación, Quatre no había querido que Heero se deprimiera durmiendo en la habitación del trenzado, por eso había hecho cambio con él. También se le fueron las ganas de comer y se levantó, dejando arreglada la cocina antes de irse a dormir… 

La habitación de Quatre era un poco más amplia que la de Duo, salió nuevamente por su maleta que había dejado en la sala y regresó a la habitación, cerró la puerta y se vistió para dormir, al terminar regresó a la cama y se sentó, enseguida recordó aquella vez que se había quedado dormido con Duo y que su amigo y Quatre habían entrado, llevándose los cuatro una sorpresa, sonrió al recordar lo tonto de la situación, pero a la vez se entristeció al saber que Duo ya no estaba a su lado, apagó la luz y se acostó en la cama, intentando dormir, pero estuvo inquieto por más de media hora, no podía dormir, encendió la luz y se sentó, mirando a la nada por unos momentos, después recordó que Quatre tenía películas y aunque se sintió avergonzado por revisar los cajones buscó algo, encontrando por accidente un álbum de fotografías, dudó unos momentos pero decidió abrirlo

Heero. Lo siento Quatre

La primera foto era una del rubio y su mamá, cuando éste aún era un niño, estaba feliz, el otro extremo de la foto estaba arrancado y Heero supuso que de estar completa la foto ahí se encontraría el papá de Quatre, no pudo evitar pensar en sus padres, con él había sido al revés, las fotos donde se suponía debía estar su mamá estaba arrancada y él solamente aparecía junto a su papá, sabiendo ahora de adulto que su papá lo había hecho para evitarle la triste realidad de que su madre era actriz de pornografía. Decidió no pensar cosas que lo hacían sentirse triste y continuó, un tercio del álbum era de Quatre y su mamá, y en una sola ocasión de esa etapa salía Duo, ambos eran niños y sonreían a la cámara con los rostros llenos de tierra, Heero acarició y observó esa foto por unos instantes y después continuó, la última foto donde salía la mamá del rubio éste ya estaba un poco más grande y la mujer se veía cansada, Heero pensó que quizás cuando se tomaron aquella foto ella ya estaba enferma, el rostro de Quatre se veía apagado, Heero nunca lo había visto con aquella triste expresión. 

Por unos instantes se imaginó a Quatre mostrando aquel rostro junto a un ataúd, y a Trowa dentro de él, rápidamente despejó aquel pensamiento y dio vuelta a la página, pasó unas fotos donde Quatre estaba solo y otras donde estaba con compañeros y compañeras de su generación, el rubio se veía sin expresión, como quien vive y muere a la vez, aquellas imágenes lo hicieron sentirse triste y las pasó sin verlas detenidamente, hasta que llegó a una página donde estaba una foto de Trowa, debajo de ella algo escrito que leyó en voz alta

Heero. El chico que me gusta

Justo debajo una fecha, entonces Heero supo que era antes de que Trowa y él fuesen novios, la pasó y enseguida de esa había una de Quatre y Trowa juntos, pero se veían un poco distantes, entonces Heero supo que era cuando se hicieron amigos, dio vuelta a la página, había otras de Quatre y algunos compañeros, después de dos páginas más vio una tira de fotos un poco pequeñas, eran fotografías de cabina, y en las cinco fotos de la tira estaban Quatre y Trowa, el rubio abrazado de su amigo, quien se veía muy serio, como si el tener a Quatre a su lado no fuese tan importante. Debajo de las fotos estaba algo escrito y nuevamente Heero leyó

Heero. Nuestra primera cita

Era fácil deducir que él y Trowa acababan de hacerse novios no mucho tiempo atrás, el ojiazul entendió entonces que quizás al principio Quatre era un novio más para Trowa, miró unos momentos la expresión de indiferencia en el rostro del ojiverde y sintió como si el tiempo se hubiese detenido, había algo en esos ojos verdes y entonces supo que no era indiferencia, había tristeza en ellos, los ojos de su amigo reflejaban no la presencia aburrida de alguien que no amaba, sino la ausencia en esa fotografía de alguien que si amaba, Heero observó la fotografía de la página de al lado y allí estaban los tres, Quatre y Trowa juntos y el al lado derecho de su amigo, alejado unos pocos centímetros, tanto Trowa como él se veían desanimados, a diferencia de Quatre que sonreía de oreja a oreja

Heero miró detenidamente los ojos de Trowa, tampoco había indiferencia en ellos, se percibía la misma tristeza, y aunque su brazo derecho rodeaba a su novio había cierta aprensión en ese acercamiento, el ojiazul sabía perfectamente porque su amigo se veía así, pero le daba vergüenza admitirlo, además no le veía caso, porque todo eso estaba en el pasado, aun así se observó a sí mismo, su expresión era algo más parecido al disgusto, como si algo no terminara de convencerle, entonces Heero recordó que Quatre no era de su agrado en aquellos días, y la razón también le resultaba un tanto vergonzosa, el rubio en aquel entonces era como una interposición, no solamente a la amistad entre ambos, sino a algo que creyó seguro para siempre y que sabía perfectamente que con el tiempo se perdería. Heero suspiró y entonces comenzó a recordar aquel día de la foto, el día que Trowa le había presentado a Quatre días después de hacerse novios…

-Recuerdo-

Su amigo le había llamado a su casa después de clases, lo había citado en un parque donde solían hacer las familias días de campo, el ojiazul había aceptado, después de todo no tenía tareas pendientes, pero jamás se había imaginado lo que encontró ahí, pues al llegar vio a Trowa junto a un chico rubio, ambos conversaban, se acercó sigilosamente y al verlo cerca el ojiverde se levantó enseguida, estrechándole la mano

Trowa. Ven

Le ofreció la mano al chico rubio y éste se puso de pie, observó a ambos y sintió algo que no le agradó, como quien se adueña de algo que crees tuyo, en ese instante lo supo, antes de que su amigo le diera la noticia: había conseguido a alguien

Trowa. Quatre, quiero presentarte a mi mejor amigo Heero, estudia artes… Heero, él es mi novio, Quatre estudia medicina

No supo por qué, pero las rodillas le temblaron un poco, había algo en el aura de ese chico, algo que le hizo sentir que a diferencia de las relaciones pasadas de Trowa, él tenía un extraño halo de luz

Quatre. Mucho gusto

Heero. Igual

Se estrecharon las manos y ante la gran sonrisa de Quatre, él volteó hacia Trowa, observándose ambos por unos instantes, era como si en su mirada estuviera adherido un reproche, y en la de Trowa simple resignación. En ese momento Heero supo que era definitivo, su amigo se había cansado, estaba dispuesto a olvidarlo

Quatre. Olvidé servilletas, ahora vuelvo

Se alejó rápido de ambos y entonces no tardó en hablar

Heero. Entonces… felicidades

Trowa. ¿Estás bien?

Heero. ¿Por qué no habría de estarlo?

Trowa. No sé, te ves raro

Heero. Me sorprendió, es todo…

Evitó la mirada verde y observó a Quatre llegar a un puesto ambulante donde al parecer vendían comida, quizás estaba pidiendo algunas servilletas

Trowa. ¿Qué opinas?

Volteó de nuevo hacia su amigo y vio que estaba preocupado

Heero. Se ve buena persona

Trowa. Él es increíble, lástima que no pueda amarlo

Heero. ¿Entonces por qué…?

Trowa. No puedo esperarte siempre

Estiró su mano y la colocó en su mejilla, observándolo fijamente, nuevamente sintió que las rodillas le temblaban, no amaba a su amigo, no como él quería que le amara, su amor era distinto, como quien ama a alguien de su familia, pero debía admitir que se sentía incómodo, porque Trowa estaba dispuesto a dejar de amarlo, a olvidarse de él, a desechar un sentimiento que durante años estuvo en su corazón, se sintió estúpido por aquella debilidad, porque nunca alguien lo había amado, nunca alguien había sentido por él lo que Trowa sentía, y el saber que eso estaba por acabar, que ya no tendría quien se desvelara pensando en él, quien desearía sus labios y su cuerpo, le hizo sentir que tenía menos valor, se sintió solo y celoso, ese novio nuevo abriría una brecha entre él y Trowa, ese chico representaba una separación, aunque ahora su amigo no lo amaba, él lo sabía, él estaba seguro de que sería desplazado, que Quatre podía hacer que Trowa lo olvidara, se sintió muy celoso, el rubio no le agradaba…

Trowa. Lo diré por última vez… te amo

Aquella expresión y la tibia mano sobre su mejilla le hizo sentir miserable, los ojos verdes le miraban fijamente, Trowa se estaba despidiendo, él se quedó sin palabras, su amigo bajó la mano de su mejilla y le sonrió, se miraron en silencio unos momentos y entonces Quatre volvió con servilletas en su mano, le dio un beso en la mejilla a Trowa y después lo miró a él

Quatre. ¿Comemos?

Heero. Sí, está bien

Quatre. Trowa habla mucho de ti

Nuevamente cruzaron miradas mientras Quatre acomodaba toda la comida, sacándola de una canasta que había llevado llena de emparedados

Heero. Esperen, regreso enseguida

Se levantó rápidamente y se alejó, necesitaba unos momentos a solas para pensar, todo estaba sucediendo repentinamente, Trowa con nuevo novio y dispuesto a olvidar sus sentimientos de amor por él, sintió que se le revolvía el estómago y por unos breves segundos pensó en regresar y gritarle a la cara que quería intentarlo, que dejara a Quatre y que quizás podían intentar estar juntos, pero se decidió no hacerlo, calmarse, pensar bien y regresar con la resignación en hombros, Trowa debía ser feliz, es lo mejor que podía hacer por él…

-Fin del recuerdo-

Heero sonrió al recordar sus pensamientos de aquel día, había dejado que el egoísmo se apoderara de él por instantes, al grado de pensar que Trowa y él podían ser novios aún a pesar de no corresponder sus sentimientos, todo por el capricho de no verse desplazado por Quatre

Heero. Que tonto fui

Al ojiazul le había costado más que una simple reflexión el hecho de aceptar que Trowa estaba con Quatre dispuesto a olvidarlo a él, y mucho más tiempo le había costado tener algún afecto por el rubio, quizás todo había comenzado desde que Duo llegó a su vida, entonces Quatre poco a poco se fue ganando su corazón, quizás hasta podía llamarlo amigo… nuevamente recordó a Duo, cerró el álbum sin terminar de verlo y lo guardó, se acostó de nuevo después de apagar la luz y logró cerrar los ojos, durmiendo con la maravillosa idea de volver a ver a su novio

Continuará…

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