Lo que el viento se llevó
Capítulo 18. Condena
Desde que habían regresado
al hospital, tanto Heero como Quatre no se habían dirigido la palabra, los
momentos atrás que habían vivido habían sido embarazosos, sobre todo cuando
Leia sale del cuarto de Trowa y les dice que está despierto, los chicos habían
intercambiado miradas
Heero. Ve a tu departamento
y descansa, yo cuidaré de él
El rubio niega en silencio
sin voltear a verle, la tía del ojiverde los mira a ambos de reojo, había
notado que no se trataban como siempre, incluso parecía por la mirada del rubio
que había un dejo de desconfianza hacia el ojiazul, la mujer no hace comentario
alguno, tan solo les sonríe a ambos
Leia. Yo iré a casa para
ver cómo están las chicas, regreso en un par de horas, el doctor quiere darle
el alta mañana
Quatre. ¿De verdad?
Leia. Sí, no tiene caso que
siga aquí
Quatre. Comprendo
Heero. Quatre, iré a casa,
no cuentes a Trowa lo de Duo
Quatre. No te preocupes, lo
que menos quiero es preocuparlo
Heero. Le acompaño
Leia. Gracias hijo, Quatre,
te lo encargo
Quatre. Sí, no se preocupe
Sin decirse algo más, Heero
y la mujer se van, mientras Quatre se queda ahí, enseguida el chico se dirige a
la habitación donde estaba su novio, al verlo entrar el ojiverde le sonríe, el
rubio responde igual y enseguida se sujetan la mano
Quatre. Mañana vamos a casa
Trowa. Sí, me dijo mi tía
Quatre. Trowa, ya casi
tengo todo lo de la boda
Trowa. ¿De verdad? Que
felicidad
Quatre. Se oye raro que lo
digas
Ambos chicos se sonríen
tontamente, Quatre suelta la mano de Trowa y se sienta al lado de la cama, sin
dejar de sonreír, el ojiverde le mira a su vez, estirando su mano para
acariciarle la mejilla
Trowa. Eres tan lindo
Quatre. Y tú muy apuesto
Trowa. Lo sé
Como niños bobos vuelven a
reírse, pero en ambos se podía ver la realidad, sus ojos les delataban, pero ya
no querían hablar del tema, lo hablaran o no la realidad sería la misma, eso no
le salvaría la vida a Trowa…
Heero llega a su
departamento, dirigiéndose enseguida a la habitación para tomar ropa y meterse
al baño, minutos después sale casi empapado y se cambia en su cuarto, se dirige
a la cocina, saca jugo del refrigerador y dos manzanas, lo come rápidamente y
después de ponerse los zapatos sale enseguida del departamento, nuevamente se
dirige al hospital, sabía que era inútil volver a la comisaría, y por el
contrario estar cerca de Trowa le hacía sentirse útil. Al llegar a la avenida
para subirse a un taxi le parece ver que el auto de Relena pasa por ahí, sin
tomarle mucha importancia continúa esperando un taxi hasta que sus sospechas se
vuelven realidad, pues la chica se detiene frente a él, Heero la mira y ella
baja la ventanilla
Relena. Sube, te llevo a
donde me digas
Sin decir nada Heero se
acerca a la puerta del copiloto y sin más se sube, Relena vuelve a subir la
ventanilla pues tenía el aire acondicionado y arranca nuevamente, Heero le
indica a cual Hospital va y hace a la chica una breve reseña de los
acontecimientos recientes referidos a su amigo
Relena. Por lo que me dices
no se oye bien
Heero. Así es
Relena. Ojala pudiera
ayudar
Heero. Gracias
Relena. ¿Sabes? No tenía
planeado verte, pero te observé en la avenida y le di la vuelta a la manzana
para recogerte
Heero. ¿Pasa algo?
Relena. Es Wufei
El ojiazul no dice
comentario alguno, esperando que la chica continúe con lo que tiene que
decirle, aunque al oír aquel nombre se le había revuelto en el estómago lo poco
que había comido
Relena. Prácticamente
terminó conmigo
Heero. Lo siento, supongo
Ante el sarcasmo la chica
sonríe un poco
Relena. La cuestión es que
un día fui a su departamento antes de que termináramos, pero él no fue quien me
abrió, siendo que vive solo, sino un hombre, alguien de quien él está enamorado,
un tal Traize
Enseguida Heero abre
ampliamente los ojos y gira su cabeza hacía la chica quien estaba concentrada
en el camino, al notar el silencio se da cuenta que el efecto en Heero es el
que ella esperaba
Relena. ¿Te suena cierto?
Al principio creí que solo era el hombre del que Wufei me platicaba que estaba
enamorado, pero jamás me imaginé que él era el mismo con quien Duo se había
casado
Heero. ¿Cómo supiste?
Relena. Verás, no soy muy
inteligente, pero no me gusta quedar como la tonta del cuento
Heero. ¿A qué te refieres?
Relena. Aunque no lo creas
he llegado a sentir por Wufei algo muy especial, quizás sea amor, pero no es
momento para ponerme a pensar en mis dudas. Lo que trato de explicar es que no
quería ser dejada simplemente así, yo tenía que saber más, es por eso que entré
en los archivos de la empresa de aquel tipo con quien mi padre hizo alianzas,
quizás fue sucio pero el tal Traize no me inspira ni el mínimo de confianza,
pero Wufei lo ama ciegamente
La chica hizo una pausa dolorosa
antes de continuar
Relena. Es ahí donde me
enteré que él y Duo son esposos, pues encontré varias fotos de las fiestas
familiares a las que obviamente aquel tipo nunca asistió, lo imagino porque
Marshall no sabe que Traize y Duo son esposos
Heero. Entiendo ¿entonces?
Relena. ¿Te das cuenta?
Traize trabaja para Marshall, y ese tipo no anda en buenos negocios, quizás
Wufei tampoco
La voz de la chica sonaba
decepcionada
Relena. Debe haber una
conexión, creo que Wufei no salía conmigo por casualidad ¿no crees?
Heero. Relena ¿sabes lo que
estás insinuando?
Relena. Sí, que quisieron
acabar con mi padre a través de mi
Heero. Hay algo que no
sabes
Relena. ¿Qué cosa?
Heero. Wufei ayudaba a
Traize a encontrar a Duo, quizás por eso lo viste en el departamento, y Duo no
aparece desde ayer
Relena. ¿Qué dices?
Del asombro la chica casi
se pasa un alto, después aprovechando éste voltea hacia Heero, el chico
permanecía calmado
Heero. Relena, es posible
que Traize lo haya atrapado, tú sabes donde vive Wufei
Relena. Sí, seguro está
ahí, vamos
Heero. No, debemos esperar,
tienes que hablar con tu padre, deben ir a la cárcel si tus sospechas son
ciertas
Relena. En ese aspecto… yo
no quiero mandar a Wufei a la cárcel
Heero. ¿Qué?
Relena. Buscaré la forma
sin implicarlo y…
Heero. Relena, si se trata
de algún acto ilícito aunque no quieras inculparlo ellos…
Relena. Algo pensaré, dame
un tiempo, te prometo que a Duo no lo sacan de la ciudad
Heero respinga un poco pero
le da a entender a la chica que está bien, entonces ella arranca nuevamente el
auto al ponerse el semáforo en verde...
En la sala estaban Wufei y
Duo sentados, mientras Traize seguía durmiendo, había dormido durante varias
horas y no se le veía tranquilo, pareciera que había tenido pesadillas. Ya era
de noche pero ninguno de los dos había comido. Wufei miraba de vez en cuando a
Duo, incapaz de hacerle las mil preguntas que tenía en mente, Duo se da cuenta
en una ocasión que le miraba y le corresponde
Duo. Dilo
Wufei. ¿Qué dices?
Duo. Quieres decir algo ¿no
es cierto?
Wufei. No, yo solo…
Duo. Debes pensar que soy
un estúpido, pero la verdad es que Traize me da lástima, está completamente
trastornado
Wufei. No es verdad, yo
creo en su palabra
Duo. ¿Estás loco? Mi padre
no pudo haberle hecho daño
Wufei. Hay algo en sus
ojos... él también ha sufrido
La mirada de Wufei había
cambiado repentinamente, sorprendiendo incluso a Duo, pareciera como si el
ojinegro conociera a Traize más que a sí mismo
Duo. Me niego a creerlo
Serio por completo el
trenzado se pone de pie, sujetándose las costillas del lado derecho, Wufei le
mira marcharse a la cocina y acercarse a la estufa para prenderla. Momentos
después la puerta de la habitación se abre, saliendo de ahí a un apresurado
Traize, que enseguida al ver a Wufei se acerca a él mirándolo con fijeza a los
ojos
Traize. ¿Lo dejaste ir?
Duo. Aquí estoy
Antes que Wufei contestara
Duo se le adelanta, enseguida Traize lo mira y se sorprende de verlo ahí tan
campante, calentando algo
Traize. Duo…
Duo. Supongo que tienes
hambre
Como en viejos tiempos el
trenzado sonríe con amabilidad a su esposo, Traize aún más sorprendido se aleja
un poco de Wufei y sonríe
Traize. Si… ¿cocinaste tú?
Duo. Claro, ahorita te
sirvo
Con entusiasmo, como si de
un niño se tratara Traize se sienta en la silla ante los atónitos ojos de
Wufei, que aún no podía creer que eso estuviera pasando. Duo batía el contenido
de la olla con su preparado, observando de reojo a Traize, algo había pasado,
parecía que su esposo no recordaba nada de lo sucedido horas atrás, como si
aquel ataque no hubiera sucedido
Traize. Duo cocina muy bien
Al oír las palabras de
Traize, Wufei solo lo mira unos momentos y después sonríe con amargura
Duo. Aquí tienes
El trenzado se acerca a la
mesa y deja el plato con comida a Traize
Traize. Gracias mi amor
Duo. De nada
El trenzado se aleja
nuevamente para servir algo de beber a su esposo, mientras que Wufei permanece
quieto en su asiento, con la mirada hacia abajo, Traize lo mira unos momentos pero
no dice nada, aparenta que no lo ha visto y come tranquilamente, Duo se acerca
nuevamente a la mesa y toma asiento junto a Traize, éste lo mira a su lado y
sonríe
Traize. Parece que
comienzas a entender
Duo. Sí… ¿cuándo volvemos a
casa?
Traize. Aún no lo sé, ten
paciencia amor
Duo. Lo haré… he sido un
tonto ¿cierto?
Traize. Bastante
Actuando muy bien Duo
recarga su cabeza en el hombro de Traize y cierra los ojos, imaginando a Heero
para hacer menos tormentoso el momento, Wufei les observa unos segundos antes
de sentir que todo su cuerpo tiembla ante la escena, después se levanta con
prisa de la silla, Traize lo observa al igual que Duo
Wufei. Con permiso
Sin decir nada más se aleja
hacia la habitación, en ella su cubre con fuerza la boca para que no le
escuchen gritar y se tira al suelo de rodillas para llorar, jamás había sentido
tanto dolor al verlos tan juntos, aunque sabía que Duo estaba fingiendo no lo
podía evitar, su amor por Traize era demasiado fuerte…
Debido a los medicamentos
que el ojiverde tomaba vuelve a quedarse dormido, Quatre aprovecha para salir
de la habitación y comprarse un café, al hacerlo ve a Heero que va llegando al
Hospital en compañía de Relena, le resulta bastante extraño pero no comenta
nada, solo observa a la chica, después ambos se saludan
Relena. Lo lamento, no sé qué
decir
Quatre. No te preocupes…
Heero. Quatre, Relena me ha
dicho cosas interesantes
Después que Quatre se
sentara para escuchar lo que Heero tiene que decirle, el rubio se sorprende al
saber las conclusiones a las que ambos chicos han llegado, y al igual que ellos
está de acuerdo en todo, preocupándose más que nunca por su amigo
Quatre. Debemos hacer algo
Relena. Lo sabemos, pero yo
no quiero que Wufei vaya a la cárcel
Quatre. Comprendo pero ¿cómo
harás para que salga limpio?
Relena. Primero quiero
investigar mis sospechas, si es cierto pediré a mi padre que le pague un buen
abogado, o si hay forma de que no se vea involucrado, no levantar cargos contra
él
Quatre. Pero mientras
sucede eso ¿Qué pasará con Duo?
Relena. Yo me encargo que
no salga de la ciudad, mandaré que vigilen el departamento
Heero. Es buena idea
Relena. Entonces…
Antes de que terminara, el
celular de Quatre suena, el rubio lo saca de su bolsillo y observa en pantalla
que le llama Trant, ya no desde el departamento, sino desde su celular
Trant. Al fin contestas
Quatre. ¿Qué sucede Trant?
Trant. Llamó Duo
Quatre. ¿En serio?
Emocionado el rubio se
sobresalta, Heero y Relena se miran a la vez
Trant. Dijo que no te preocuparas
y que volvería en unos días, que estaba bien
Quatre. ¿Pero dónde está?
Al oír aquella pregunta
Heero se interesa en la conversación y da un paso hacia Quatre, observándole
fijamente
Trant. No quiso decir, pero
daba mala espina
Quatre. Entonces sí lo
atraparon
Trant. ¿Qué? De qué hablas?
Quatre. Luego te explico,
es que…
Trant. Dime dónde estás,
estoy preocupado
Quatre. Está bien
El rubio le indica a su
amigo la ubicación y nombre del Hospital y después cuelga, al hacerlo cuenta a
Heero de la conversación, entonces a él tampoco le cabe duda de que Duo se
encuentra con Traize, lo cual le llena de coraje
Relena. Eso no suena bien
Quatre. Lo sé… Relena por
favor, envía ya a esa persona a vigilar
Relena. Sí, lo haré
Retirándose de ellos la
chica saca su celular para hacer una llamada. Quatre y Heero se quedan ahí sin
hablar nada, aunque Heero aún se sentía molesto porque el rubio hablara con
Trant, pero ya no quería discutir por ese asunto, mucho menos después de todo
lo que Quatre había dicho…
A la mañana siguiente en el
Hospital, la tía de Trowa llevaba a su sobrino un cambio de ropa ya que le
darían el alta ese día. Quatre y Heero estaban con él en la habitación,
mientras que Trant se acababa de marchar hace unos momentos, había pasado toda
la noche acompañando a Quatre, aunque Trowa no se había enterado que el chico
estaba ahí, así lo había decidido el rubio
Trowa. Es verdad ¿Y Duo? No
me ha visitado
Al oír aquella pregunta
tanto su mejor amigo como su novio se miran mutuamente, habían decidido no
preocuparlo, Trowa no nota de aquel nerviosismo
Heero. Ha tenido que
presentar un examen
Trowa. Ya veo, me gustaría
verlo
Heero. Sí, lo sé
Quatre. Pero te mandó sus
mejores deseos
Trowa. Gracias
Minutos después mientras
Leia firmaba los papeles del alta, los tres chicos se alejaban, Quatre junto a
Trowa y Heero del otro lado pero a mayor distancia, después los alcanza la tía
y los 4 salen del Hospital, suben al auto de la mujer y se marchan, en el
camino ni Heero y Quatre habían vuelto a decir nada. Al llegar a la casa les
reciben Catherine y Mariemaia, la hermana del ojiverde lo abraza con fuerza en
cuanto lo ve, humedeciéndose un poco sus ojos
Trowa. Estoy en casa
Catherine. Hermano, preparé
algo de desayunar
Trowa. Seguro está delicioso
Leia. Yo debo irme, por
favor cuiden mucho de Trowa
Quatre. Claro
La mujer sonríe al rubio y
después se acerca a su sobrino para darle un beso en la mejilla, se despide de
los demás, dándole en especial a su hija un abrazo y se marcha, ya mucho más
tranquila que el día anterior, sube a su auto y conduce por una gran avenida
durante unos momentos, después toma una calle menor y se detiene en un semáforo
en rojo, frente a un conjunto de departamentos, en espera del verde mira hacia
su lado derecho sorprendiéndose excesivamente al ver a un hombre salir de ahí,
creyendo incluso por unos momentos que se trata de una ilusión, pero al verle
fijamente a la cara se da cuenta que no es así
Leia. Traize...
Al oír el claxon del auto
de atrás, la mujer se da cuenta que ya estaba el color verde y enseguida
arranca el auto, sintiendo su corazón acelerado, hacía años que no sabía de
aquella persona…
Aunque Trowa no se daba
cuenta se sentía una atmósfera extraña, Catherine y Mariemaia estaban en la
habitación de la pelirroja, se habían ido ahí después del desayuno, mientras
que Trowa, Heero y Quatre se encontraban en la habitación del ojiverde, después
de una plática corta se habían quedado callados, ni Heero ni Quatre podían
olvidar la conversación del día anterior, el más incómodo era el rubio, pues
había sacado toda su frustración con palabras hirientes, pero no podía evitar
sus celos
Trowa. ¿Cuándo vendrá Duo?
Al oír aquel nombre, Heero
sintió un estremecimiento, nunca antes se había sentido tan impotente, Quatre
lo notó y guardó silencio, apresurándose a mirar a su novio y sonreírle
Quatre. Pronto
No sabía porque, pero Trowa
sintió que algo le ocultaban, quizás se lo estaba imaginando, pero no quiso
ahondar en el tema. Heero se levantó súbitamente de la silla donde estaba
sentado, dándoles la espalda a ambos chicos
Heero. Creo que me iré,
tengo tarea
El pretexto de Heero no
sonó convincente para Quatre, que estaba al tanto de todo, pero Trowa no le
tomó mayor importancia, sabía lo significativo que era para su amigo sus
estudios
Trowa. Salúdame a Duo
Heero. Sí
Sin atreverse a voltear y
mirar al ojiverde Heero avanzó hacia la puerta y salió de la habitación sin
pronunciar más palabra
Trowa. Lo siento raro
Quatre. ¿A Heero?
Trowa. Sí ¿le pasa algo?
Quatre. No que yo sepa
Trowa no comentó más nada,
pero el rubio percibió en sus ojos un brillo, reflejando su mirada algo de
preocupación, se sintió un poco relegado y tonto a la vez, no podía creer que
aún se sintiera celoso de Heero…
El ojiazul caminaba pasivo
por las calles, por mucho que Relena le dijera que su método era el mejor no
podía evitar sentirse intranquilo, aunque no sacaran a Duo de la ciudad eso no
garantizaba que en esos momentos no estuviera pasando por los maltratos de
Traize.
Se odiaba incluso así mismo por haberle hecho aquel desplante el día en
que lo apartaron de su lado… mientras en el departamento de Wufei, el trenzado
se encontraba sentado junto a la ventana, su pensamiento estaba donde Heero
pensaba en él, igual que el ojiazul, él deseaba estar a su lado, lamentándose
de haberse ido cuando Heero se lo pidió, pensaba que debió de haber insistido
con él, no permitir que ambos se separaran por un pleito tan tonto, y ahora
estaban lejos uno del otro, cuando tantas cosas habían quedado pendientes. Un
par de lágrimas rodaron por las mejillas de Duo, el pelinegro lo vio desde la
ventana, Traize no estaba en casa, había ido a verse con Marshall en un
restaurante, dejando a Wufei cuidando a Duo para que no escapara. El trenzado
sintió que le observaban y miró hacia la puerta, secándose
Duo. ¿Qué quieres?
Wufei. ¿Por qué sigues
aquí? Sigo sin comprenderlo
Duo. No creo que sea algo
que te importe
Wufei. Me importa
El trenzado no pudo evitar
sonreír con sarcasmo, eran ridículas las palabras del pelinegro, él era quien
no lograba comprenderlo, pero tampoco le importaba
Duo. Déjate de tonterías,
déjame solo
Wufei. Está bien
Wufei dio la espalda a Duo
y al dar el primer paso sonó el teléfono de la casa, el pelinegro se dirigió a
la sala para contestar
Wufei. ¿Diga?
Duo alcanzó a oír a Wufei
contestar el teléfono y después de una pausa le oyó decir el nombre de Relena
con tono sorprendido, enseguida Duo se irguió en la silla y después se puso de
pie, acercándose a la puerta donde observó a Wufei conversar, no logrando
escuchar muy bien ya que el pelinegro había bajado el tono de su voz
Wufei. Me disculpo en su
nombre… lo sé, yo… Relena, será mejor que ya no me busques, por tu bien… no
puedo explicarte… sí, estoy solo… ¿de qué me estás hablando?... lo siento, no
puedo decirte nada… lo lamento… adiós
Duo lo observó unos
momentos más, Wufei estaba quieto, y aunque había colgado el teléfono aún lo
sostenía con fuerza
Wufei. Si dejo esto
Marshall podría tomar represalias pero ella…
La puerta del departamento
se abrió antes que pudiera decir algo más, Duo caminó sigilosamente hacia
dentro de la habitación, se trataba de Traize…
Traize. ¿Todo bien?
Wufei. Si
Traize. ¿Y Duo?
Wufei. En la habitación
Traize ya no dijo nada y se
dirigió a la habitación, Duo estaba acostado en la cama, fingiendo dormir, no
quería hablar con su esposo, quería evitarlo lo mayor posible, Traize se sentó
en la cama a su lado y le acarició los cabellos
Traize. Hablé con Marshall,
pronto nos iremos de aquí
Aquellas palabras hicieron
sentir al trenzado un fuerte retorcijón en el estómago, pero con esfuerzo se
mantuvo quieto, fingiendo dormir. La verdad es que no quería irse con Traize,
no quería volver aquellos días de infinita tristeza a su lado, sujetándose a
una existencia vacía, sin sentido, quería estar al lado del único a quien
amaba, de Heero, aquel que había logrado entrar en su corazón como nunca nadie
lo había hecho. Aún a pesar de haberse prometido así mismo ser fuerte y estar
al lado de su esposo y ayudarlo a salir adelante con sus problemas…
Wufei desde
la puerta había oído todo, sintiéndose también miserable, pero era tonto, no
era capaz de defender su amor por Traize, no era capaz de mirarle a los ojos y
gritarle que lo necesitaba, que no se fuera de su lado, que no se fijara en
alguien más que no fuera él, el pelinegro era realmente cobarde. Al irse el
pelinegro hizo ruido al golpear su pie con una parte de la pared, enseguida
Traize giró su cuerpo, topándose las miradas de ambos, y aunque Wufei se quedó
callado, el castaño notó en aquella mirada un dejo de tristeza que lo hizo
estremecer, nunca antes había sentido tantos deseos de estrecharlo entre sus
brazos
Traize. Wufei…
Wufei. Perdóname…
Se giró sobre sus talones y
se alejó, Duo entreabrió los ojos, mirando la figura de Traize, quien
continuaba mirando hacia la puerta, el trenzado solo sintió lástima de ambos,
los dos eran egoístas y ciegos, ninguno hacía nada por lo que realmente sentía.
Duo consideró en esos momentos que quizás los tres eran iguales…
Después de colgar con
Wufei, Relena llamó por teléfono a Heero que ya se encontraba en su
departamento, intentando concentrarse en una tarea que debía entregar. La chica
le explicó a su amigo lo que había conversado con Wufei y además otras cosas
que había descubierto con respecto a los negocios del socio de su padre, Heero
no se mantenía atento oyéndola, no es que no le importara el tema, ya que el
señor Darlian siempre había sido muy bueno con él, solamente estaba demasiado
estresado con la situación de Duo, lo de la enfermedad de Trowa y además la
escuela que la tenía muy descuidada, no tenía cabeza para tantos problemas,
necesitaba un respiro… la voz de Heero interrumpió a la chica, que quieta dejó
de hablar
Heero. Discúlpame, no me
siento bien
Relena. Está bien, te
mantendré al tanto
Heero. Gracias… hasta luego
Sin más palabras el ojiazul
colgó, dejando a la chica algo desorientada, pero enseguida comprende que no
había hablado en buen momento… Heero deja de lado su tarea y toma su chaqueta,
saliendo enseguida del departamento, necesitaba aire fresco. Comenzó a caminar
sin rumbo, llegando a su mente miles de imágenes, todas ellas de Duo, sus
gestos, su sonrisa, sus movimientos, su voz, sus labios, el calor de su cuerpo,
la ternura de su alma. Todo ello le hizo latir con rapidez el corazón, agitado
comenzó a correr, sin importarle nada, solo quería desahogarse, pero era
incapaz de llorar, hacía años que no lo hacía, solo sentía una fuerte presión
en el estómago, algo que le hacía tener ganas de vomitar… el ruido de un claxon
de automóvil le hizo salir de su trance, pero cuando se detuvo solo vio la
fuerte luz de los faros, sintiendo después un golpe en el cuerpo, sintió algo
de dolor, pero pronto desapareció, y sus ojos no vieron más luz…
Estaba por anochecer,
Quatre se levantó de la cama donde estaba acostado su novio y donde antes él
estaba sentado, se giró hacia él y le sonrió
Quatre. Debo irme
Trowa. ¿Tan pronto?
Quatre. ¿Bromeas? Estuve
casi todo el día, tengo pendientes, además estoy organizando nuestra boda
La respuesta del rubio hizo
sonreír a su novio cuando oyó la última parte, Quatre le devolvió el gesto y se
acercó, besándole los labios, intentó separarse pero el ojiverde le sujetó el
rostro con su mano derecha, acariciándole la mejilla, pasando suavemente su
pulgar sobre los labios, se miraron a los ojos
Trowa. ¿Hace cuánto que no
hacemos el amor?
Quatre no logró evitar que
un sonrojo apareciera en su rostro, se quedó mudo unos momentos, sonriendo
avergonzado minutos después
Quatre. Un par de días
El ojiverde no respondió,
no dejaron de mirarse hasta que Trowa bajó la mirada, soltando el rostro de su
novio y con esa mano cubrió parte de su cara, tapando el ojo que había muerto
días atrás, Quatre sintió como si le hubiesen apretado con furia el estómago,
sujetó la muñeca de aquella mano y la separó del rostro de su novio, Trowa no
le miró
Quatre. Amor... no quiero
que pienses tonterías ¿de acuerdo?
Lentamente Trowa levantó la
mirada, observando fijamente a su novio, el ojo que aún servía se comenzó a ver
irritado y una lágrima resbaló por su mejilla, Quatre se sorprendió de aquella
debilidad, no era propia de Trowa, incluso él mismo se extrañó, pero no pudo
evitarlo, se sentía muy triste.
Enseguida Quatre se lanzó a sus brazos,
haciendo un gran esfuerzo por mantenerse firme, si flaqueaba no serviría de
nada a su novio, por eso él debía mantenerse duro… poco a poco el rubio se
separó de su novio, sujetándole el rostro con ambas manos, le miró unos
momentos y después de besar sobre su lágrima le arrebató un beso, el cual fue
correspondido al instante, con tierna pasión se besaron hasta terminarse el
aliento, Quatre se separó primero, soltándole el rostro, bajando por su cuello,
repartiendo suaves besos, mientras comenzó a desabotonar la camisa, pasando sus
labios al pecho de su novio, quitó por completo la camisa, apoderándose de la
piel de su abdomen, Trowa jadeó levemente, Quatre levantó un poco su mirada,
después la bajó hacia el estómago del ojiverde mientras bajaba poco a poco el
pantalón del pijama
Trowa. Quatre... la puerta
El rubio se sonrojó,
recobrando la compostura recordó que estaban en casa de su tía y que Catherine
al igual que Mariemaia se encontraban en casa, además ellos jamás lo habían
hecho ahí
Quatre. Tienes razón
Se levantó de la cama donde
apenas tenía apoyada una rodilla y se dirigió a la puerta, poniendo enseguida
el seguro, al dirigirse hacia la cama comenzó a desvestirse, Trowa le observó
con dulzura, hace tiempo no veía aquel blanco y puro cuerpo. Al llegar por
completo a la cama Quatre solamente vestía su ropa interior, se acercó a su
novio y volvieron a besarse, poco a poco el rubio se subió a la cama, colocando
sus rodillas a los lados de las piernas de Trowa, colocándole la mano derecha
sobre el pecho, con suavidad lo comenzó a acariciar, bajando cada vez más la
mano, hasta que ésta se infiltró por debajo de la ropa interior, tomó su
despierto miembro, moviendo su mano con delicadeza, de abajo hacia arriba,
Trowa cerró su ojo, gimiendo levemente
Trowa. Quatre… ngh
El rubio se detuvo pero el
ojiverde no protestó, sin embargo permaneció con su ojo cerrado, el rubio quitó
el resto de la ropa de Trowa pero él permaneció con su ropa interior, subió
nuevamente y volvió a sujetar el miembro despierto de su novio, acariciándolo,
Trowa levantó su espalda del colchón y abriendo el ojo intercambió miradas con
el rubio, quien le sonrió con ternura
Quatre. ¿Listo?
Trowa simplemente asintió
con la cabeza, el rubio levantó sus caderas y con la mano libre bajó su ropa
interior, dejándola hasta las rodillas, abrió más las piernas y acomodándose
descendió lentamente por el miembro de Trowa hasta sentarse sobre sus caderas,
ambos jadearon al encontrar aquel punto de detención, Trowa sujetó la ropa
interior de su novio y la quitó por completo. Quatre comenzó a moverse
lentamente, cerrando sus ojos con fuerza, sus mejillas estaban rojas y Trowa le
miraba atento, encantado con aquella expresión de inocente lujuria, el rubio
sujetó los hombros de su novio, acelerando un poco los movimientos, aún eran
sutiles, sensuales, el ojiverde notó el miembro despierto de su chico y lo
sujetó con delicadeza, masajeándolo, Quatre ardía en deseo, pero sus gemidos
eran contenidos, no quería perturbar la tranquilidad de las chicas en la casa.
Trowa también ayudó, moviendo sus caderas, penetrando al rubio, quien hizo un
gran esfuerzo por abrir sus ojos, observar la expresión de éxtasis del
ojiverde; le miró con dulzura, acariciándole con una mano la mejilla
Quatre. Te amo…
Enseguida se besaron con
pasión, ahogándose sus gemidos en la boca del otro, acelerando sus movimientos
sin llegar a ser violentos, Quatre comenzó a sentir calambres y se separó de la
boca de Trowa, volvió a sujetar los hombros de su novio con fuerza e hizo la
cabeza hacia atrás, exhalando un placentero gemido, apretando con más fuerza
los hombros, casi enterrando sus uñas, olvidando por completo que había quienes
podían oír, pero el éxtasis había sido incontrolable, por momentos no oyó ruido
alguno, simplemente pudo sentir humedad dentro de él y poco después oyó morir
el gemido de Trowa, las respiraciones de ambos podían oírse, estaban agitados…
al calmarse un poco volvieron a mirarse, Quatre levantó sus caderas y Trowa
salió de él, de su entrada goteaba el semen de Trowa, el ojiverde lo notó y
avergonzado miró al rubio
Trowa. Perdón… el condón…
Quatre. No importa, está
bien
El ojiverde no pudo
resistirse al rostro tranquilizador y tierno de Quatre, así que lo atrajo hacia
él y volvieron a besarse, suavemente, saboreándose mutuamente como si aquel
fuese el último beso, después el rubio se abrazó al cuerpo de Trowa y éste poco
a poco se acostó en la cama, sujetó la sábana del desarreglado colchón y la
echó sobre sus cuerpos desnudos
Trowa. También te amo
Quatre sonrió alegre, amaba
oír aquellas palabras, eran la mejor música que podía oír. De nuevo se besaron,
al separarse cerraron los ojos, olvidándose de todo alrededor… El sonido de una
música que le resultó familiar logró despertarlo, Trowa abrió su ojo, buscando
el origen de aquella música, vio la luz parpadeante de su celular y se movió un
poco, percibió movimiento a su lado, era Quatre, quien se acurrucaba más en sus
brazos, él estaba despierto, así que con cuidado se movió, dejando a su novio
tranquilamente acostado, se levantó de la cama y se dirigió hacia aquel celular
y contestó, la voz de una chica provino desde el otro lado
"¿Es usted pariente de
Heero Yuy?"
El ojiverde aún estaba un
poco dormido al contestar, pero al oír aquella pregunta se despejó por
completo, y no sabía porque, pero sintió un terrible escalofrío, se apresuró a
contestar
Trowa. Él no tiene
parientes, soy su amigo
"El joven Yuy sufrió
un accidente, tenía en su agenda éste número y…"
El ojiverde interrumpió
abruptamente a la chica
Trowa. ¡¿Dónde está?! Voy
enseguida
La voz desesperada de Trowa
logró que Quatre comenzara a despertarse, sin saber que sucede simplemente se
talla los ojos. Mientras tanto la chica daba al castaño la dirección y nombre
del Hospital, tan solo al dar las gracias y oír que habían atropellado a su
amigo Trowa cuelga, acercándose rápidamente hacia su ropa que yacía en el
suelo, el rubio termina de despertar y lo observa preocupado
Quatre. ¿Qué pasa?
Trowa. Atropellaron a Heero
Enseguida el rubio se pone
en alerta y abriendo los ojos pone gesto de espanto, rápidamente se pone de pie
y busca también su ropa. Al terminar de vestirse el ojiverde observa la hora,
era casi la una de la madrugada
Trowa. Es tarde
El rubio mira también el
reloj y se dirige hacia su novio
Quatre. ¿Qué hacía Heero
afuera tan tarde?
Trowa. No sé… o quizás fue
hace horas… no sé nada
Quatre nota en la expresión
y voz de su novio lo desesperado que estaba, nunca antes lo había visto tan
alterado
Trowa. ¿Nos vamos?
Quatre. Si
Rápidamente los dos salen
de la habitación, afuera de ella las luces estaban apagadas totalmente y había
un gran silencio, signo de que las chicas se encontraban dormidas, el ojiverde
no ve el caso a despertarles y avisarles, tampoco deja ninguna nota. Al salir
de la casa suben al auto de Quatre y se alejan, el rubio maneja tranquilamente
pero acelerando un poco, veía a Trowa demasiado nervioso.
Durante el camino no
hablaron en absoluto y al llegar al Hospital ve a su novio caminando rápido,
dejándolo prácticamente atrás, el rubio comprendía su desesperación, pero a la
vez se sentía algo molesto, a Trowa le importaba demasiado Heero. Una enfermera
explica la situación a Trowa, al parecer Heero solamente tenía un gran golpe en
la cabeza y había requerido un par de puntadas, además el brazo derecho
fracturado y un par de raspones, pero en general se encontraba bien, lo cual
hace sentir aliviado a Trowa, sin embargo a pesar de su insistencia no le dejan
entrar a verlo a ninguno de los dos, Quatre nota a su novio algo más tranquilo
y eso lo hace sentir aliviado…
Al día siguiente en cuanto
la hora de visitas se acciona, Trowa junto con Quatre entran a ver a Heero, el
ojiazul ya se encontraba despierto y al ver entrar a la pareja se alegra de
verlos aunque se veía tranquilo como siempre
Quatre. ¿Cómo estás?
Heero. Adolorido, nada más
El ojiverde se queda
inmóvil junto al rubio, no había pronunciado palabra alguna, Heero dirige su
mirada hacia él
Heero. Estoy bien
El ojiazul había notado en
la mirada de su amigo la preocupación, Trowa sigue sin comentar absolutamente
nada. Heero intenta decir algo más pero guarda silencio cuando ve a su amigo
acercarse precipitosamente a él
Trowa. No me hagas esto…
Para sorpresa tanto de
Heero como de Quatre, el ojiverde se arrodilla junto a la cama y observando a
su amigo le sujeta la mano que no tenía enyesada
Trowa. …Soy yo quien va a
morir… no quiero verte así
El ojiverde hablaba como si
Heero estuviese realmente mal, era extraño en él, no solía mostrarse así… un
silencio incómodo invade a los tres, Heero no sabía cómo reaccionar, y el hecho
de que su amigo lo observara de la manera que lo estaba haciendo le hacía
sentir incómodo. Para sorprender aún más al moreno y al rubio, Trowa besa la
mano de Heero que aún sostenía entre las suyas; las piernas de Quatre tiemblan…
¡Le sujetaba la mano! ¡Y la había besado! No podía seguir viendo aquella
escena, les dio la espalda y salió de la habitación, Trowa no reparó en el
hecho y Heero se sintió extraño, evitó la mirada verde… afuera de la habitación
Quatre respiraba agitado
Quatre. Tranquilo, no seas
tonto… simplemente estaba preocupado… Trowa te ama
El rubio se obligó a no
pensar tonterías, y los recuerdos de la noche anterior le hicieron sentir
mejor, su novio solamente lo amaba a él y era imposible que no se preocupara
por su mejor amigo, aquel que le era incondicional desde hace varios años,
aquel a quien alguna vez amó, era natural que Heero fuese para Trowa alguien
realmente importante…
Heero. Te dije que estoy
bien
No supo cómo hacer para no
ser brusco, pero se esforzó en quitar su mano, Trowa salió de su
ensimismamiento y reaccionó, alejándose un poco del ojiazul
Trowa. Perdóname… cuando me
llamaron, creí que estabas muy mal
Heero. No te preocupes
Trowa. ¿Cómo pasó?
Heero. Salí en la noche por
aire fresco, corrí sin pensar… tuve suerte
Trowa. Sí
El ojiverde suspiró
aliviado, ahora pensaba que había hecho el ridículo, pero no había podido
evitarlo, tranquilamente se giró hacia atrás mientras se levantaba del suelo,
iba a decirle algo al rubio pero al voltear se da cuenta que no está, entonces
voltea con su amigo de nuevo
Heero. Creo que no le
agradó…
Trowa. Quatre…
Preocupado el ojiverde da
la espalda a Heero y avanza hacia la puerta, pero antes de abrirla Heero lo detiene
Heero. Trowa, Quatre cree
que tú… quizás aún…
Trowa. ¡No es verdad!...
yo… yo realmente te olvidé…
Sin decir nada más y sin
dar la cara a su amigo, Trowa sale de la habitación en busca del rubio, Heero
suspira aliviado, aunque una sensación de vacío le invadía… El ojiverde buscó a
Quatre con desesperación, encontrándolo en la cafetería, el rubio sostenía un
café y al ver a su novio acercarse a él lo deja sobre la mesa, sin decir nada
Trowa se acerca y tomándolo entre sus brazos lo besa, sin importarle que
hubiera gente ahí que los observaba, Quatre no se negó aquel apasionado beso,
sonriéndole a Trowa cuando sus labios se alejan
Trowa. Te amo… eres mi
único amor ¿entendiste?
El rubio se sintió un poco
avergonzado, imaginaba que tal vez Heero había dicho algo que no debía. Movió
su cabeza afirmativamente
Trowa. Sé que sucedieron
cosas que hoy te hacen pensar algo erróneo… pero el pasado está ahí, éste es el
presente, y así sean solo algunos meses o días, eres mi futuro
Quatre. Sí… lo siento
Ambos se sonrieron y
volvieron a besarse, como si nadie estuviese ahí observando. Quatre se sintió
feliz y tonto a la vez, ya no volvería a pesar que su novio aún conservaba
algún sentimiento de amor y pasión hacia Heero…
Ya era la hora de la comida
y Duo había preparado uno de sus platillos famosos, aquellos que Traize tanto
extrañaba, incluso se le veía de buen humor, aun cuando el ambiente estaba más
tenso que nunca, Wufei estaba demasiado aprensivo, era como si su paciencia
estuviese llegando al límite, Duo se daba cuenta, pero su esposo no. El
trenzado se sienta junto a su esposo después de servir la comida de él y suya
Traize. Tus guisos son los
mejores mi amor
Duo. Gracias
El trenzado sonrió sin
ganas mientras Traize engullía un poco del alimento, luego se giró hacia el
ojivioleta y después de forma un tanto brusca le sujetó el mentón con la mano
derecha, dándole un beso en los labios, Duo no se opuso, pero la mirada de
repulsión no pasó inadvertida para Wufei, quien estaba molesto de esas demostraciones
frente a él, detestaba ver a Traize efusivo con alguien más, así que se levantó
precipitosamente, fingiendo que se levantaba por un poco más de comida, Traize
continuó comiendo y Duo siguió al pelinegro con la mirada, éste tenía una cara
de pocos amigos. Por unos instantes el trenzado imaginó que Wufei dejaría de
ser el mediador que hasta el momento estaba siendo y que Traize tendría plena
libertad de maltratarlo como antes solía hacerlo, pero aquella idea intentó
quitársela lo más pronto posible, no quería ni pensarlo, él habría sufrido
mucho de esa forma
Wufei. Mañana iré más
temprano al trabajo
Traize. ¿Por qué?
Wufei. El trabajo se está
acumulando, quizás llegue tarde también
Al decir aquellas palabras
no evitó observar discretamente a Duo, el trenzado se dio cuenta de la
intención de aquella información y de aquella mirada, sus temores cada vez se
hacían más tangibles, parecía como si Wufei quisiera no estar a propósito
dentro del departamento, para que así Traize pudiese hacer con él lo que quisiera.
Enseguida que cayó en la cuenta, Duo miró a Wufei, como si le comunicara algo
en silencio, Wufei entendió el mensaje pero no agregó más a la conversación.
Hasta el momento el ojinegro había evitado hacer sus turnos completos y estar
en el departamento el mayor tiempo posible, Duo lo sabía, así como tenía la
certeza de que Wufei estaba vengándose de alguna forma.
Ese mismo día por la tarde
dieron el alta a Heero, quien no sacaba de su cabeza todo lo que había estado
en ella la noche del accidente, todo su pensamiento giraba en torno a Duo. Solo
el rubio estaba al tanto de todo, porque Trowa ignoraba lo que estaba
sucediendo con el novio de su amigo, y por eso le resultaba extraño no verlo
ahí, su duda llega a los oídos de su amigo y su novio
Trowa. ¿Por qué no vino Duo
a verte?
Heero. Él está ocupado
Trowa. Pero tuviste un
accidente, él pudo…
Quatre. Habló por teléfono
mi amor
El rubio compartió una
mirada cómplice con Heero, quien accedió a dejarlo estructurar la mentira para
el ojiverde
Quatre. Insistió en venir,
pero no se lo permití, Heero nos tiene también a nosotros
Trowa sonrió ante el
comentario de su novio, le agradaba la idea de que su mejor amigo también
estuviese dentro de las ocupaciones del rubio
Trowa. Todo esto me dejó
agotado ¿vamos a casa?
Como si no hubiese dormido
en días, el ojiverde se veía realmente cansado, pero todo era parte de su
tratamiento, sus medicinas siempre habían sido muy fuertes, Quatre le sonrió y
después besó su mejilla
Quatre. Sí, vamos a casa
amor
Heero. ¿Podrías llevarme a
mi departamento?
Quatre. Eh… yo creo, que
será mejor que vengas conmigo, así Duo y yo te atenderemos
Trowa. Que buena idea, así
me tranquilizo
Heero. Pero…
Desconcertado Heero intenta
descifrar en la mirada del rubio lo que tramaba, pero éste evita los ojos
azules y arranca el auto cuando los tres han subido por completo. Llegan a la
casa de la tía de Trowa y dejan ahí al ojiverde, que se despide de su amigo y a
Quatre le da un beso en los labios, ya que Trowa está dentro de la casa el
rubio se dirige a su departamento
Heero. ¿Se puede saber en
qué estás pensando?
Quatre. Es que me preocupa
que se te ofrezca algo y que estando solo se te dificulte, pero además así
Trowa piensa que en verdad Duo está bien, así matamos 2 pájaros de un tiro
Heero. No me gusta tu idea
Quatre. Heero…
Heero. Todo sea por Trowa
El rubio suspira al oír la
respuesta del amigo de su novio
Heero. Pero pasemos a mi
departamento, ahí tengo mi ropa
Quatre toma otro camino
unos metros adelante para así cambiar su ruta e ir primero al departamento de
Heero por las cosas del ojiazul…
Era casi de noche, los
últimos empleados se encontraban abandonando el gran edificio en el que
laboraban, antes de que la recepcionista deje su puesto, Relena entra decidida
al lugar, enseguida la empleada la reconoce como la hija de uno de los Socios y
no dice nada de su visita, los administradores y demás empleados de alto rango
solían quedarse después que las oficinas se cerraran al público.
La chica toma
el elevador hacia el piso donde sabía que tenía su oficina Marshall, sabía de
buena fuente que el socio de su padre no solía quedarse muy tarde y así ella
aprovecharía para buscar algo que le fuera de utilidad en descubrir lo que
tramaba. Relena llega al piso deseado y se acerca a la oficina de Noventa, pero
dentro de ella aún se percibía que había alguien, al principio no supo mucho
pero se acercó a la puerta, el silencio por la falta de empleados ir y venir le
ayudó a escuchar, llevándose una gran sorpresa cuando descubrió que no eran
palabras lo que alcanzaba a escuchar, sino gemidos, se llevó una mano a la boca
para sofocar el grito de sorpresa, sin saber qué hacer se apartó, no quería oír
lo que sucedía dentro de la oficina… El hecho de haberse quedado más tarde de lo
normal había traído consecuencias para él, ya que Marshall había aprovechado
para tomarlo, hacía días que no lo hacía, aún más en la oficina, ya que se
procuraban moteles de poco prestigio para ello.
Sus pantalones estaban apiñados
a sus pies y su cuerpo estaba sobre sus pies, inclinado hacia el escritorio,
sujetándose de los bordes de la madera, mientras Marshall con las manos en sus
caderas marcaba el ritmo de sus penetraciones, Wufei gemía con poco placer, no
podía dejar de pensar en la situación en su departamento, y el hecho de que
fuera Noventa quien lo poseía no ayudaba a excitarse, sus jadeos eran de dolor.
Finalmente Marshall culminó, llenando el preservativo que separaba sus pieles,
sintiendo aún el orgasmo le dio una palmada con fuerza en el glúteo izquierdo a
Wufei y salió enseguida, sin decir nada el ojinegro se subió los pantalones, su
miembro estaba flácido, no había sido capaz de ponerse erecto, prácticamente su
jefe había llegado a embestirlo y ya, no había habido siquiera alguna caricia previa
Marshall. A veces creo que
te sientes obligado
Wufei. No, eso no es así
Marshall. Me alegra… ¿Qué
tal las cosas con Relena?
Wufei. Eh… bien, estamos
bien
Marshall. Perfecto, creo
que ya es hora de que vayas proponiéndole matrimonio
Las palabras de su jefe
hicieron a Wufei sentirse morir, ni siquiera estaba saliendo aún con la hija de
Darlian y tampoco quería seguir con ese plan, pero si quería salvar a la chica
del cruel destino trazado por Noventa debía entonces seguir el juego
Wufei. Lo haré, pero aún la
veo insegura, no quiero proponerle matrimonio y que me rechace, si eso pasa se
sentirá presionada y nuestro noviazgo se verá en peligro
Marshall. Tienes razón, me
sorprende que pienses en todo, eres muy bueno
Acercándose a su empleado, Noventa
le sujeta el rostro y besa sus labios, Wufei le sonríe forzosamente y cuando su
jefe le da la espalda aprovecha para limpiarse los labios con su mano
Marshall. Será mejor que me
vaya, sal después de mí
Wufei. Sí, vaya con cuidado
Noventa sale de la oficina
sin percatarse de la presencia de Relena, que se había escondido tras una gran
maceta junto al escritorio que había sido de Duo, la chica lo mira con
repulsión, ahora solo debía esperar a que saliera la persona que aún se
encontraba dentro de la oficina.
Pasaron algunos minutos y entonces salió,
Relena jamás se imaginó que aquella persona sin rostro hasta el momento iba a
ser Wufei, una serie de extraños sentimientos nacieron en ella, sintió no solo
sorpresa, sino asco y desconcierto, jamás hubiera imaginado que su ex novio se
estuviera acostando vilmente con alguien como Marshall. Todo deseo de salvarlo
había desaparecido, estaba segura de que Wufei era igual de mezquino que el
socio de su padre, las lágrimas resbalaron de sus mejillas y no pudo contener
los sollozos, logrando llamar la atención de Wufei que ya se dirigía hacia el
elevador, enseguida el pelinegro volteó y no tardó en ver la delgada figura de
la chica, agachada detrás de la maceta
Wufei. ¿Relena?
Sin escapatoria la chica se
puso de pie y miró con recelo a Wufei
Relena. No lo hubiera
creído ¡Eres un cerdo!
Wufei. Relena yo…
Relena. ¡No digas mi
nombre! Me das asco
Wufei. No es por lo que
crees, es que…
Sin dejarlo hablar se
acercó a él y lo abofeteó, sin ablandar tampoco su mirada
Relena. Es tu vida, has con
ella lo que quieras
Le dio la espalda y caminó
como yendo hacia la oficina de su padre, pero antes del cuarto paso Wufei le
sujetó con fuerza el brazo y la obligó a voltear, mirando los llorosos ojos
verdes
Wufei. Tú no entiendes,
Marshall es una persona de cuidado, no he tenido opción
Relena. Sé lo que es ese
hombre, pero eso no justifica que…
Wufei. ¿Oíste lo que
conversamos?
Relena. No, me alejé al oír
sus ruidos
Wufei. Relena él… él fue
quien me pidió conquistarte
Completamente indignada la
chica le da otra bofetada a Wufei
Relena. ¿Cómo pudiste?
Wufei. Él tiene sus planes
y nos amenazó
Relena. Qué casualidad
Wufei. No es como piensas
Relena, si fuera de otro modo no lo estaría diciendo, y si lo hago es porque no
aguanto más, estoy harto de todo… quiero acallar mi conciencia. Por favor,
permíteme hablar contigo
Relena. Yo…
Wufei. Por favor, ya no me
importa nada, estoy a punto de perder lo que más amo, ya nada importa, nada
La chica observa en los
ojos y la expresión de Wufei que habla con absoluta sinceridad, el ojinegro ya
no podía más con todo lo que estaba sucediendo, así que Relena acepta su
ofrecimiento de hablar, por lo que se van a un café…
Ya la luna alumbraba desde
lo alto con su luz artificial, las cortinas abiertas de la recámara del pequeño
departamento lograban que el espacio estuviese lleno de la luz de la luna, ya
que el foco se encontraba apagado, Duo estaba nervioso, Traize había salido
desde hace una hora, con la promesa de que al volver estarían juntos de nuevo,
como en aquellos días en que vivían juntos y el trenzado sabía que al llegar su
esposo le haría tener relaciones sexuales con él contra sus deseos, con el
gastado argumento de que era su deber como esposo. El trenzado estaba sentado
sobre la cama, el truco de hacerse el dormido no funcionaría, porque conocía a
Traize y sabía que al llegar si lo veía dormido no dudaría en despertarlo para
hacerlo cumplir su deber
Duo. Heero… perdón, tal vez
algún día podamos volver a estar juntos… cuando Traize deje de necesitarme si
aún me aceptas, quiero estar contigo…
El ruido de la puerta de
entrada al abrirse pone en alerta al trenzado, quien nervioso jugaba sus
pulgares, los pasos de su esposo retumbaban en sus oídos, no quería que se
acercara a él, no lo quería…
Traize. Volví
Duo. ¿Qué tal?
Traize. Estoy viendo
algunos detalles, pronto volveremos a casa
Duo. Qué lindo
Traize. ¿Seguro que no
estás fingiendo?
Sin ser demasiado violento
Traize sujeta la trenza de Duo y la jala un poco, los ojos violetas lo observan
fijamente
Duo. No digas eso, yo…
A pesar de querer
explicarle, Traize evita que lo haga al tomar sus labios, se moría por un beso
de Duo, sus labios carnosos siempre le habían despertado deseo
Traize. Quítate la ropa…
demuéstrame tu amor
Duo. Si…
Nervioso intenta quitarse
la camisa, pero estaba siendo demasiado torpe, Traize lo observa detenidamente,
dándose cuenta de aquel nerviosismo, lo cual no le agrada en absoluto
Traize. Siempre has sido un
inútil
Duo. No, es que…
Haciendo una mueca de
enfado, Traize se acerca a Duo de nuevo y sujeta la camisa, subiéndola con
fuerza y logrando quitarla, sonríe por su buena acción y ataca el cuello del
trenzado, lamiéndolo con deseo, Duo solamente cierra sus ojos, asqueándose
Traize. Casi olvido el
sabor de tu piel
Duo no podía creer que
estuviese tan manso mientras su esposo le lamía el cuello con asqueroso deseo.
Las manos de Traize bajan a su pantalón y lo desabrochan
Duo. Es… espera…
Sin hacer caso a las
palabras, Traize deja un rastro de saliva hasta el pecho de su esposo, donde
comienza a lamer los pezones, alternándose para que ambos no fueran
desatendidos, el trenzado jadeaba y se retorcía, mientras en su mente repetía
una y otra vez el objetivo de dejar que mancillaran de nuevo su cuerpo
Duo. No… Traize… mejor otro
día
Traize. ¿Vas a empezar?
Duo. Es que… me siento mal
Traize. ¡Pretextos… solo
das pretextos!
Molesto Traize le da un
puñetazo a Duo en el rostro, el trenzado cierra con fuerza sus ojos y se queda
inmóvil
Traize. Eres un inútil, ni
siquiera sirves para darme placer ¡Eres patético!
Sin pensarlo siquiera Duo
le da una bofetada a Traize, había sido inconsciente, las largas sesiones de
terapia con Noin no habían pasado inadvertidas, no iba a reducirse a basura de
nuevo. Su esposo tarda segundos en reaccionar, jamás Duo se había opuesto de
ese modo a sus deseos, Traize comienza a reír
Traize. ¡Qué ridículo eres!
Me abofeteaste imbécil
Duo. No me fuerces, yo
decidiré cuando quiera tener sexo
Traize. Ah ya veo, te crees
que eres libre ¿no?
Duo. Lo soy
Traize. Yo te mostraré que
solamente me perteneces
Siendo agresivo de nuevo
Traize sujeta la trenza de Duo y la jala con fuerza, mientras su puño derecho
se estrella en el rostro del chico, Duo grita al sentir el golpe, pero aun así
gira su cabeza y mira con reto a Traize, quien aquella mirada le resulta
desafiante al grado de que lo hace sentir incómodo. El trenzado le da un
puñetazo también a su esposo, pero con mucha menos fuerza, Traize vuelve a
reír, suelta la trenza de Duo y sujeta ambos brazos del chico con sus manos,
desciende y le roba un beso, mordiéndole los labios con fuerza, haciéndolos
sangrar, al soltarlos Duo le escupe en la cara a Traize, manchando su piel de
sangre
Traize. ¿Cómo te atreves?
Te voy a enseñar…
Duo. ¡Cállate! No te dejaré
pisotearme
Trelles. ¿Ahora te sientes
revolucionario? ¿Qué pasó con toda esa sumisión? Estabas fingiendo ¿verdad
maldito infeliz?
Duo. No… volveremos a casa,
pero no te dejaré maltratarme
Traize. Eres demasiado
bobo, te opones a cumplir tus obligaciones de esposo y por eso te hago esto
Duo. Mis obligaciones de
esposo no son que forniquemos cada que quieres, pero si prometí al casarme
contigo que estaría a tu lado en salud y enfermedad, ahora Traize estás
enfermo, y yo te voy ayudar
Aquellas palabras hacen que
Traize se detenga, con la mirada en algún punto que Duo desconocía, era como si
su esposo estuviera analizando algo
Traize. No… yo no… no
estoy… ¡Cállate!
Perturbado Traize aprieta
con más fuerza los brazos de Duo, sin darse cuenta, el trenzado le observa
detenidamente, pensando que quizás había dicho algo que no debía
Duo. Necesitas ayuda
Traize. ¡No es verdad!...
vas a…
Eufórico por completo,
Traize suelta los brazos de Duo y tomándolo de nuevo de la trenza lo jala hacia
arriba, haciendo que se siente al igual que él, Duo agarra el brazo de Traize
intentando que le suelte el cabello, pero mientras su esposo se desabrochaba
los pantalones, después baja el cierre y por la abertura logra sacar su
miembro, Duo lo observa e intenta zafarse
Traize. ¿No quieres que te
penetre? Entonces has algo
Duo. ¡No, déjame!
Traize. Vas a lamerme
idiota
Duo. ¡Basta… no!
El trenzado temblaba, tenía
mucha voluntad de defenderse, pero debía ser realista, su esposo era mucho más
fuerte, no podía contra él
Traize. Vamos amorcito, lo
haces bien
De un tirón fuerte del
cabello hace que se agache lo suficiente para que su miembro quede a la altura
de su rostro, Duo aún intenta levantarse, pero Traize con su mano libre lo
sujeta, pasando la punta por los labios de Duo, los cuales mantenía cerrados,
decidido a no dejarse humillar
Traize. Veo que te
resistes...
Con brusquedad Traize se
suelta el miembro y tapa la nariz de Duo, obligándolo a abrir la boca para
respirar, entonces aprovecha para guiar su cabeza hacia su miembro que ya
estaba erecto y así lo introduce a la boca del trenzado, descendiendo su cabeza
más abajo de lo que Duo podía soportar, así que se pone un poco morado y
comienza a toser, así que Traize lo saca de la boca de su esposo
Duo. No… no por favor
Traize. Hazlo entonces
¡Lámelo imbécil!
Sin más remedio el trenzado
saca su lengua y explora el conocido miembro de su esposo, muchas veces había
hecho eso, pero ninguna como ésta estaba siendo tan asquerosa
Traize. ¡Oh sí!...
El trenzado estaba siendo
fuerte, no dejaría que sus lágrimas se derramaran de nuevo, así que continuaba,
usando su lengua por todo el tronco, usándola rápido alrededor del glande.
Traize le agarra la cabeza con ambas manos y le obliga a introducir el miembro
a su boca, entonces Duo aprovecha y lo muerde, Traize retira su cabeza
rápidamente y grita de dolor, aventando a Duo y acariciándose
Traize. ¿Estás loco?
Duo. No, pero parece que tu
si
Traize. ¡Cállate!
Completamente fuera de
control Traize se pone de pie y se acerca a Duo, lo agarra de los hombros y con
fuerza lo tira al suelo
Duo. ¡Déjame!
Traize. Crees que estoy
loco ¿verdad? Entonces haré que lo creas más…
Los ojos violetas se abren
con más amplitud cuando ve el pie de Traize acercarse con furia hacia él,
estrellándose con fuerza en su estómago, Duo escupe saliva y ahoga un quejido,
abriendo todavía más los ojos, por instinto se arquea hacia el frente, su
esposo se ríe y con mayor fuerza que la anterior patada le da una segunda en
las piernas, Duo se estira por aquel golpe cerca de sus rodillas y entonces
Traize aprovecha para darle una tercera patada en las costillas de su costado
derecho apoyado en el suelo
Traize. Estoy loco ¿verdad?
Toma más
Una cuarta y quinta patada
en el estómago hacen gritar a Duo fuertemente, su cuerpo temblaba y por su boca
salía algo más que saliva, algunas manchas de sangre adornaban el suelo bajo su
cabeza. El trenzado sentía mucho dolor, comenzaba a perder la cuenta de las
patadas que Traize le estaba propinando, incluso estaba doblado casi por
completo, con los brazos se cubría el rostro y sus codos estaban casi juntos a
las rodillas, su posición de defensa permitía que Traize solamente golpeara su
costado izquierdo, piernas y brazos, su esposo estaba agitado, observando a Duo
mientras lo pateaba, quería detenerse, pero estaba demasiado furioso, llevaba
no menos de quince patadas y Duo ya no se movía
Traize. ¿Suficiente para
ti?... ¡Contesta!
Al no encontrar ninguna
respuesta se detiene súbitamente, mirando fijamente a Duo
Traize. ¿Duo?... No finjas
maldito imbécil
Enojado se agacha y sujeta
el cabello de Duo, moviéndolo con brusquedad, pero el trenzado solo se mueve
por el impulso de su movimiento, entonces Traize comprende que está
inconsciente, y por algunos momentos creyó algo peor, pero su esposo aún
respiraba. El trenzado sangraba de la nariz y la boca
Traize. Demonios
Se acomoda el pantalón y
después toma a Duo en sus brazos, dejándolo sobre la cama, lo contempla unos
momentos, una oleada de sensaciones le invade, entre ellas la culpa, su mano
derecha temblaba al dirigirse hacia el rostro del trenzado, limpiando con su
pulgar un rastro de sangre en la comisura de los labios, contempla por varios
segundos aquel rostro y entonces a su mente llega un vago recuerdo…
-Recuerdo-
Su cuerpo temblaba sobre
aquella cómoda cama, se encontraba por completo desnudo, observando con temor a
aquel hombre, su verdugo. Su mirada se topó con la de él y sintió un
escalofrío, lo vio acercarse a él y cerró con fuerza los ojos, sintiendo
segundos después unas frías y ásperas manos, tocaban su cuerpo, le hacían cosas
que no lograba comprender por completo, se sentía mal, raro, aunque a veces
sentía una especie de cosquillas, que aunque lograban sentirse un poco bien no
terminaban de gustarle, menos aun cuando aquellas manos le tocaban zonas
delicadas, provocándole reacciones que no comprendía, su pene crecía unos
milímetros y se hacía erecto, aquel hombre gozaba con meterlo a su boca y no
comprendía por qué, le resultaba asqueroso tener saliva en él, pero el hombre
continuaba, con rudeza, hasta hacerlo sentir por completo fuera de sí, como si
algo le fuera a explotar dentro.
Un líquido un poco espeso salía de él, era
blanquecino y aquel hombre lo comía, no era la primera vez, se lo había hecho
en varias ocasiones, pero eso no lograba hacerlo que le gustara, estaba harto,
quería que aquello acabara, pero nunca aquel hombre quedaba satisfecho, la
mayoría de las veces después de hacerle aquello proseguía con el ritual que él
tanto detestaba, usaba su propio pene y le obligaba a hacer lo mismo, con la
diferencia de que su boca era demasiado pequeña para el pene de aquel hombre,
así que él le obligaba a lamerlo como si se tratara de algún dulce, después cuando
lo consideraba necesario lo retiraba y a diferencia de cuando se lo hacía él,
ese hombre no derramaba su líquido en su boca, solía hacerlo después, en su
ano, luego de meterlo una y otra vez, lastimándolo, haciéndole desear la
muerte… terminó como siempre su ritual y se retiró, sonriendo con triunfo,
besando su rostro como algo querido
Señor Maxwell. Dime papá
Traize. No… usted no es…
Señor Maxwell. ¡Dime papá!
Traize. Pero…
Señor Maxwell. Vamos… dilo
Traize. Pa… papá
Cerró sus ojos aquel hombre
y sonrió, satisfecho, al abrirlos vio su rostro asustadizo
Traize. Déjeme ir
Señor Maxwell. Dilo con
cariño, vamos
Traize. Por favor… Papá
Señor Maxwell. Sí, así debe
ser… Duo… mi Duo
Le besó el rostro con
vehemencia, se sentía en la gloria, lo notaba por aquella mirada de júbilo.
Traize estaba furioso, por culpa de Duo estaba pasando por ello, pero aquel
repentino coraje solo volvía a él cada vez que sufría aquellas violaciones, era
como si el resto del tiempo intentara olvidarse de todo, borrando de su mente
que sufría aquello
Señor Maxwell. Eres buen
niño
Besó sus labios y
observándolo con ternura recorrió su labio inferior con el índice derecho,
levantándose de la cama y dándole la espalda, dejándolo temblando…
-Fin del recuerdo-
Traize se agachó a la
altura del hombro de Duo y comenzó a llorar sobre él, miles de imágenes
llegaban a él, como quien recuerda de golpe lo que había estado enterrando
durante años, se sentía atormentado, confundido, se separó de su esposo y gritó
con fuerza, poniéndose de pie, alejándose de la cama, corrió a la cocina y
comenzó a golpear la pared una y otra vez, cada vez más fuerte
-Recuerdo-
Corría desesperadamente,
quería huir, alejarse por completo de ahí, no soportaba un segundo más, había
sido violado por más de un año, incapaz de decir palabra alguna, sin poder
quejarse, nadie le creería… Quería olvidar, que se esfumará, que sus recuerdos
se enterraran en lo más profundo, pero ya lo había intentado todo, sin
resultado alguno, no podía huir como quería, era como dar vuelta en círculos,
sin llegar a ningún lado
Traize. ¡Bastaaaaa!
Llegó a la orilla del río,
había corrido muchos metros sin detenerse un solo segundo, las aguas le habían
quitado su camino, ya no tenía a donde huir, la corriente estaba fuerte,
violenta, la observó por algunos momentos, temblaba de coraje, de impotencia…
Traize. Quiero… irme de
aquí
Respiraba agitado y algunas
lágrimas adornaban su rostro, las secó con su playera y continuó mirando el río
unos momentos, poco a poco dejó de llorar y ese llanto se convirtió en una
sonrisa, gradualmente comenzó a reír, hasta sentirse eufórico
Traize. Ya no quiero…
Extendió sus brazos como si
fuese una ave y poco a poco descendió hasta tocar el agua, la corriente lo
arrastró y breves segundos después no supo más de él…
-Fin del recuerdo—
Sintió un fuerte dolor al
dar el último golpe y entonces se dejó caer de rodillas, sin dejar de llorar,
sollozando con coraje. La puerta principal se abrió y enseguida oyó que se
cerraba de golpe, momentos después Wufei estaba a su lado, asustado
Wufei. ¿Qué pasó?
El pelinegro miró manchas
de sangre en la pared y después miró fijamente a Traize, quien estaba llorando
desesperado, el ojiazul volteó hacia Wufei y lo sujetó de los hombros,
observándolo a los ojos
Traize. Yo no quería… pero
él… Duo es tan necio
Rápidamente el ojinegro
entendió de que hablaba Traize y se alejó de él, corriendo desesperado a la
habitación, encontrando a Duo aún inconsciente, pero sus heridas en el rostro y
la ropa mugrosa, así como el cabello desarreglado le dieron a saber lo que
había sucedido, Wufei también sintió culpa, sabiendo que aquello había sucedido
gracias a su arrebato, a su pequeño momento de envidia
Wufei. No…
Él también lloró, pensando
que era la peor de las basuras, al menos ya le había quedado claro que Traize
no estaba bien, que necesitaba ayuda, que sus trastornos habían hecho que le
hiciera daño a Duo, pero él no tenía excusa, él solamente era alguien infeliz
que había provocado que un inocente sufriera
Wufei. No tengo palabras…
Duo perdóname
Se arrodilló junto a la
cama y cruzando los brazos sobre ella escondió su rostro y continuó llorando,
pero ya pronto acabaría con ello…
Relena conducía a su casa,
sin poder sacar de su cabeza lo que había conversado con Wufei, no podía creer
todo eso, el tal Marshall era alguien infame y sin escrúpulos, y su padre que
confiaba ciegamente en él, pero ella se encargaría de hacerle pagar. Por otro
lado no podía creer lo que habían hablado de Duo, la vida del chico no había
sido para nada fácil y el tal Traize era el causante, Relena no sabía ya que
pensar, pero le había conmovido saber que Wufei estaba dispuesto a pagar por
Traize, pidiéndole a la chica que lo alejara de todo, para que éste no se viera
involucrado, pero ella hasta entonces había decidido salvar a Wufei, así que
estaba confundida, debía hacer algo para que solo Marshall fuese el culpable de
todo, para que ese hombre pagara por los tres, en cambio nada podía hacer con
la decisión de Duo, porque aunque no fuera por los fraudes, el trenzado podía
enviar a Traize a la cárcel por tanto abuso físico, psicológico y sexual. El
resultado de todo le era incierto, pero por el momento debía pensar solo en
llegar a casa, ya ahí le daría tiempo de pensar en la mejor solución.
Quatre servía a Heero la
cena que había preparado, aunque nunca había sido su fuerte la cocina, los
alimentos estaban un poco quemados y no olía muy bien, pero Heero no hacía
expresión alguna, comiendo amablemente lo que le habían servido, el rubio
también comía, pero su cara de angustia ante pésimo platillo no podía ser
ocultada
Quatre. Lo lamento… nunca
he sido bueno… Duo siempre…
Al recordar a su amigo
calló, bajando la mirada y dejando de comer, no había querido tocar un tema tan
delicado, pero ya lo había hecho, Heero también se detuvo, observando fijamente
su comida
Heero. ¿Ese maldito le
estará haciendo algo?
Pensó en voz alta y Quatre
sintió una punzada en el estómago, no había querido mencionarlo, pero una hora
atrás había sentido un fuerte dolor y por alguna razón sabía que se trataba de
su amigo, pero no quería preocupar a Heero
Quatre. No pienses
negativamente
Heero. Tú sabes lo que ese
sujeto es capaz de hacerle
Quatre. Lo sé…
Heero. Perdón… creo que me
iré a dormir, no estuvo mal la cena, no te preocupes
Se levantó de la silla y
agarró su plato, pero Quatre estiro su mano hacia él y se lo quitó, sonriéndole
amablemente
Quatre. Yo recojo, ve a
dormir
Heero. Gracias
Quatre. Duerme en mi
recámara
Heero. Pero…
Quatre. Necesitas más
espacio, no te preocupes
Heero. Que descanses
Quatre. Tú también
El ojiazul dio la espalda
al rubio y se retiró a su habitación, Quatre no había querido que Heero se
deprimiera durmiendo en la habitación del trenzado, por eso había hecho cambio
con él. También se le fueron las ganas de comer y se levantó, dejando arreglada
la cocina antes de irse a dormir…
La habitación de Quatre era un poco más
amplia que la de Duo, salió nuevamente por su maleta que había dejado en la
sala y regresó a la habitación, cerró la puerta y se vistió para dormir, al
terminar regresó a la cama y se sentó, enseguida recordó aquella vez que se
había quedado dormido con Duo y que su amigo y Quatre habían entrado,
llevándose los cuatro una sorpresa, sonrió al recordar lo tonto de la situación,
pero a la vez se entristeció al saber que Duo ya no estaba a su lado, apagó la
luz y se acostó en la cama, intentando dormir, pero estuvo inquieto por más de
media hora, no podía dormir, encendió la luz y se sentó, mirando a la nada por
unos momentos, después recordó que Quatre tenía películas y aunque se sintió
avergonzado por revisar los cajones buscó algo, encontrando por accidente un
álbum de fotografías, dudó unos momentos pero decidió abrirlo
Heero. Lo siento Quatre
La primera foto era una del
rubio y su mamá, cuando éste aún era un niño, estaba feliz, el otro extremo de
la foto estaba arrancado y Heero supuso que de estar completa la foto ahí se
encontraría el papá de Quatre, no pudo evitar pensar en sus padres, con él
había sido al revés, las fotos donde se suponía debía estar su mamá estaba
arrancada y él solamente aparecía junto a su papá, sabiendo ahora de adulto que
su papá lo había hecho para evitarle la triste realidad de que su madre era
actriz de pornografía. Decidió no pensar cosas que lo hacían sentirse triste y
continuó, un tercio del álbum era de Quatre y su mamá, y en una sola ocasión de
esa etapa salía Duo, ambos eran niños y sonreían a la cámara con los rostros
llenos de tierra, Heero acarició y observó esa foto por unos instantes y
después continuó, la última foto donde salía la mamá del rubio éste ya estaba
un poco más grande y la mujer se veía cansada, Heero pensó que quizás cuando se
tomaron aquella foto ella ya estaba enferma, el rostro de Quatre se veía
apagado, Heero nunca lo había visto con aquella triste expresión.
Por unos
instantes se imaginó a Quatre mostrando aquel rostro junto a un ataúd, y a
Trowa dentro de él, rápidamente despejó aquel pensamiento y dio vuelta a la
página, pasó unas fotos donde Quatre estaba solo y otras donde estaba con
compañeros y compañeras de su generación, el rubio se veía sin expresión, como
quien vive y muere a la vez, aquellas imágenes lo hicieron sentirse triste y
las pasó sin verlas detenidamente, hasta que llegó a una página donde estaba una
foto de Trowa, debajo de ella algo escrito que leyó en voz alta
Heero. El chico que me
gusta
Justo debajo una fecha,
entonces Heero supo que era antes de que Trowa y él fuesen novios, la pasó y
enseguida de esa había una de Quatre y Trowa juntos, pero se veían un poco
distantes, entonces Heero supo que era cuando se hicieron amigos, dio vuelta a
la página, había otras de Quatre y algunos compañeros, después de dos páginas
más vio una tira de fotos un poco pequeñas, eran fotografías de cabina, y en las
cinco fotos de la tira estaban Quatre y Trowa, el rubio abrazado de su amigo,
quien se veía muy serio, como si el tener a Quatre a su lado no fuese tan
importante. Debajo de las fotos estaba algo escrito y nuevamente Heero leyó
Heero. Nuestra primera cita
Era fácil deducir que él y
Trowa acababan de hacerse novios no mucho tiempo atrás, el ojiazul entendió
entonces que quizás al principio Quatre era un novio más para Trowa, miró unos
momentos la expresión de indiferencia en el rostro del ojiverde y sintió como
si el tiempo se hubiese detenido, había algo en esos ojos verdes y entonces
supo que no era indiferencia, había tristeza en ellos, los ojos de su amigo
reflejaban no la presencia aburrida de alguien que no amaba, sino la ausencia
en esa fotografía de alguien que si amaba, Heero observó la fotografía de la
página de al lado y allí estaban los tres, Quatre y Trowa juntos y el al lado
derecho de su amigo, alejado unos pocos centímetros, tanto Trowa como él se
veían desanimados, a diferencia de Quatre que sonreía de oreja a oreja
Heero
miró detenidamente los ojos de Trowa, tampoco había indiferencia en ellos, se
percibía la misma tristeza, y aunque su brazo derecho rodeaba a su novio había
cierta aprensión en ese acercamiento, el ojiazul sabía perfectamente porque su
amigo se veía así, pero le daba vergüenza admitirlo, además no le veía caso,
porque todo eso estaba en el pasado, aun así se observó a sí mismo, su
expresión era algo más parecido al disgusto, como si algo no terminara de
convencerle, entonces Heero recordó que Quatre no era de su agrado en aquellos
días, y la razón también le resultaba un tanto vergonzosa, el rubio en aquel
entonces era como una interposición, no solamente a la amistad entre ambos,
sino a algo que creyó seguro para siempre y que sabía perfectamente que con el
tiempo se perdería. Heero suspiró y entonces comenzó a recordar aquel día de la
foto, el día que Trowa le había presentado a Quatre días después de hacerse
novios…
-Recuerdo-
Su amigo le había llamado a
su casa después de clases, lo había citado en un parque donde solían hacer las
familias días de campo, el ojiazul había aceptado, después de todo no tenía
tareas pendientes, pero jamás se había imaginado lo que encontró ahí, pues al
llegar vio a Trowa junto a un chico rubio, ambos conversaban, se acercó
sigilosamente y al verlo cerca el ojiverde se levantó enseguida, estrechándole
la mano
Trowa. Ven
Le ofreció la mano al chico
rubio y éste se puso de pie, observó a ambos y sintió algo que no le agradó,
como quien se adueña de algo que crees tuyo, en ese instante lo supo, antes de
que su amigo le diera la noticia: había conseguido a alguien
Trowa. Quatre, quiero
presentarte a mi mejor amigo Heero, estudia artes… Heero, él es mi novio,
Quatre estudia medicina
No supo por qué, pero las
rodillas le temblaron un poco, había algo en el aura de ese chico, algo que le
hizo sentir que a diferencia de las relaciones pasadas de Trowa, él tenía un
extraño halo de luz
Quatre. Mucho gusto
Heero. Igual
Se estrecharon las manos y
ante la gran sonrisa de Quatre, él volteó hacia Trowa, observándose ambos por
unos instantes, era como si en su mirada estuviera adherido un reproche, y en
la de Trowa simple resignación. En ese momento Heero supo que era definitivo,
su amigo se había cansado, estaba dispuesto a olvidarlo
Quatre. Olvidé servilletas,
ahora vuelvo
Se alejó rápido de ambos y
entonces no tardó en hablar
Heero. Entonces…
felicidades
Trowa. ¿Estás bien?
Heero. ¿Por qué no habría
de estarlo?
Trowa. No sé, te ves raro
Heero. Me sorprendió, es
todo…
Evitó la mirada verde y
observó a Quatre llegar a un puesto ambulante donde al parecer vendían comida,
quizás estaba pidiendo algunas servilletas
Trowa. ¿Qué opinas?
Volteó de nuevo hacia su
amigo y vio que estaba preocupado
Heero. Se ve buena persona
Trowa. Él es increíble,
lástima que no pueda amarlo
Heero. ¿Entonces por qué…?
Trowa. No puedo esperarte
siempre
Estiró su mano y la colocó
en su mejilla, observándolo fijamente, nuevamente sintió que las rodillas le
temblaban, no amaba a su amigo, no como él quería que le amara, su amor era
distinto, como quien ama a alguien de su familia, pero debía admitir que se
sentía incómodo, porque Trowa estaba dispuesto a dejar de amarlo, a olvidarse
de él, a desechar un sentimiento que durante años estuvo en su corazón, se
sintió estúpido por aquella debilidad, porque nunca alguien lo había amado,
nunca alguien había sentido por él lo que Trowa sentía, y el saber que eso
estaba por acabar, que ya no tendría quien se desvelara pensando en él, quien
desearía sus labios y su cuerpo, le hizo sentir que tenía menos valor, se
sintió solo y celoso, ese novio nuevo abriría una brecha entre él y Trowa, ese
chico representaba una separación, aunque ahora su amigo no lo amaba, él lo
sabía, él estaba seguro de que sería desplazado, que Quatre podía hacer que
Trowa lo olvidara, se sintió muy celoso, el rubio no le agradaba…
Trowa. Lo diré por última
vez… te amo
Aquella expresión y la
tibia mano sobre su mejilla le hizo sentir miserable, los ojos verdes le
miraban fijamente, Trowa se estaba despidiendo, él se quedó sin palabras, su
amigo bajó la mano de su mejilla y le sonrió, se miraron en silencio unos
momentos y entonces Quatre volvió con servilletas en su mano, le dio un beso en
la mejilla a Trowa y después lo miró a él
Quatre. ¿Comemos?
Heero. Sí, está bien
Quatre. Trowa habla mucho
de ti
Nuevamente cruzaron miradas
mientras Quatre acomodaba toda la comida, sacándola de una canasta que había
llevado llena de emparedados
Heero. Esperen, regreso enseguida
Se levantó rápidamente y se
alejó, necesitaba unos momentos a solas para pensar, todo estaba sucediendo
repentinamente, Trowa con nuevo novio y dispuesto a olvidar sus sentimientos de
amor por él, sintió que se le revolvía el estómago y por unos breves segundos
pensó en regresar y gritarle a la cara que quería intentarlo, que dejara a
Quatre y que quizás podían intentar estar juntos, pero se decidió no hacerlo,
calmarse, pensar bien y regresar con la resignación en hombros, Trowa debía ser
feliz, es lo mejor que podía hacer por él…
-Fin del recuerdo-
Heero sonrió al recordar
sus pensamientos de aquel día, había dejado que el egoísmo se apoderara de él
por instantes, al grado de pensar que Trowa y él podían ser novios aún a pesar
de no corresponder sus sentimientos, todo por el capricho de no verse
desplazado por Quatre
Heero. Que tonto fui
Al ojiazul le había costado
más que una simple reflexión el hecho de aceptar que Trowa estaba con Quatre
dispuesto a olvidarlo a él, y mucho más tiempo le había costado tener algún
afecto por el rubio, quizás todo había comenzado desde que Duo llegó a su vida,
entonces Quatre poco a poco se fue ganando su corazón, quizás hasta podía
llamarlo amigo… nuevamente recordó a Duo, cerró el álbum sin terminar de verlo
y lo guardó, se acostó de nuevo después de apagar la luz y logró cerrar los
ojos, durmiendo con la maravillosa idea de volver a ver a su novio
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario aquí ^^