viernes, 6 de noviembre de 2015

Lo que el viento se llevó

Capítulo 20. La felicidad de quien espera




Desde que habían discutido por el asunto de Traize, Duo y Heero no se habían vuelto a ver, el ojiazul permanecía en el Hospital, pero aún estaba molesto. Eran casi las doce del día y Quatre estaba dentro de la habitación con su amigo. Momentos después llega Trowa en compañía de su tía, quien lo había llevado y que después de saludar a Heero se marcha, dejando solos a los amigos. El ojiverde le coloca una mano en el hombro a Heero y lo observa fijamente

Trowa. ¿Cómo estás?

Heero. Mal

Trowa. ¿Duo está muy mal?

Heero. Mal pero de la cabeza

Trowa. ¿Eh?

Heero. No quiere demandar a Traize

Trowa. ¿En serio?

El ojiverde baja su mano del hombro de su amigo y mira hacia la habitación donde reposaba el ojivioleta

Trowa. ¿Qué razones dio?

Heero. Dijo cosas que no entendí bien, pero ven y te cuento

Ambos chicos se alejan de ahí hacia la cafetería del Hospital. Dentro de la habitación Quatre y Duo conversaban sobre los preparativos que el rubio estaba haciendo de su boda

Quatre. Parezco un tonto ¿cierto?

Duo. No, claro que no ¿Y ya hablaste con el sacerdote?

Quatre. Le llamé el otro día, se sorprendió porque hace años no sabía de mí

Duo. Me lo imagino

Aunque el trenzado sonreía, Quatre nota mucha tristeza en sus ojos, así que después de guardar silencio unos momentos, estira su mano hacia su amigo y le sujeta la barbilla

Quatre. ¿Estás triste por pelear con Heero?

Duo. Sí, pero también pienso en Traize

El rubio baja su mano y observa con seriedad al trenzado, quien percibe ese cambio

Quatre. No me salgas con que lo quieres

Duo. No es eso, tampoco es que lo odie

Quatre. Duo, tienes que recapacitar

Duo. Quatre, tu recuerdas a mi padre ¿verdad?

Quatre. ¿Eso a que viene?

Duo. Es que…

El trenzado lo duda unos momentos, apretando con fuerza sus manos en las sábanas de la cama

Duo. Traize afirma que mi padre lo violaba

Quatre. ¡¿Qué?! No le creíste ¿o sí?

Duo. No sé qué pensar, hubieras visto sus ojos, eran los de un niño asustado

Quatre. Hubo ocasiones en que me quedé a solas con tu padre y jamás hizo nada extraño conmigo, quizás Traize lo inventó para hacerte sentir mal

Duo. No lo sé, no sé nada

Quatre. No te tortures amigo, ya verás que son inventos de Traize

Duo. Eso espero, de otro modo sería imposible volver a ver a mi padre a la cara

Quatre. Duo, vas a ver a tus padres cuando vayamos al pueblo, se aclarará todo esto

Duo. Tienes razón, no lo había pensado así

Un poco más animado el trenzado sonríe a su amigo, en ese momento se abre la puerta y por ella entra la enfermera con la charola de comida para Duo… En la cafetería del hospital, Heero y Trowa estaban sentados a la mesa, el ojiazul había contado todo a su amigo referente a su encuentro con Traize y el rescate de Duo, desde eso, el ojiverde había permanecido callado, ambos bebía café

Heero. ¿Qué opinas?

Trowa. Creo que debes dejarlo tomar sus decisiones

Heero. ¿Qué dices?

Perplejo porque pensaba que recibiría apoyo de su amigo, Heero lo observa con seriedad y se cruza de brazos sin dejar de mirarlo

Trowa. No me mires así, sé que Traize es un loco y que ha hecho mucho daño a Duo, pero es él el afectado y quien debe tomar la decisión, lo mejor que puedes hacer es apoyarlo, porque contigo o sin ti, él no lo va a demandar, es mejor que estés con él y lo apoyes

A Heero continúa sin gustarle la idea de su amigo y permanece callado, ambos se miran mutuamente, entonces pasa un niño junto a ellos y observa fijamente a Trowa, rompiéndose el silencio entre los amigos, pues el niño se va corriendo mientras llora, el ojiverde sonríe con burla

Trowa. Lo asusté

Heero. Vámonos de aquí

Ambos jóvenes se ponen de pie y caminan en silencio rumbo a la habitación, al llegar ahí Quatre acababa de salir y al ver a su novio lo abraza con emoción, besándose instantes después, Heero mira a otro lado mientras lo hacen y después vuelve a mirarlos

Heero. ¿Cómo está Duo?

Quatre. Triste, quiere verte

Heero. Estoy muy molesto

Quatre. Heero… sé cómo te sientes, pero lo he notado bien, él no cambiará de opinión

Heero. No puede quedar así

Quatre. Yo lo sé, pero Duo de cierta forma se siente comprometido, Traize afirma que el padre de Duo lo violaba de niño

El ojiazul enarca levemente una ceja sin dejar de mirar a Quatre

Quatre. Yo sé que suena ridículo, pero así es, yo le dije a Duo que cuando vayamos al pueblo lo aclare con sus padres, estoy casi seguro que es un invento de Traize para atormentarlo

Heero. Obviamente… ese desgraciado…

Trowa. Es mejor que no saquen conclusiones

Quatre. Amor ¿De qué lado estás?

Heero. De Duo

Trowa. Esperen, esperen, yo no dije eso, solo entiendo sus razones, es todo

Quatre. Pero Trowa…

Trowa. No discutiré esto, no me concierne, es cosa de Duo, ustedes tampoco se metan… entraré a verlo

El ojiverde pasa de lado a ambos chicos sin mostrarse molesto y entra en la habitación, Heero y Quatre comparten una mirada de disgusto, ambos estaban de acuerdo en que Duo debía demandar a Traize, mientras que Trowa creía que Duo era libre de elegir… cuando el trenzado ve entrar a Trowa a la habitación sonríe ampliamente, alegrándose de verlo ahí

Duo. ¡Trowa!

Trowa. Hola

Sonriendo levemente se acerca a la cama y se agacha para abrazar a Duo, quien enseguida que el más alto se levanta observa su rostro

Trowa. No te fijes en detalles

Duo. Me contó Quatre, lo siento

Trowa. No te preocupes, me estoy acostumbrando a ver con un ojo

Duo. ¿No pueden extirparlo?

Trowa. No, lo mejor que puedo hacer es cubrirlo, pero aún no sé con qué, pareceré pirata

El trenzado ríe por la ocurrencia de Trowa, mientras que él permanece serio, mirando al chico fijamente

Trowa. ¿Tú estás bien?

Duo. Sí, solo me duele todo el cuerpo, pero me repondré, he pasado peores

Trowa. Comprendo… Heero me contó que no piensas demandar

Duo. Así es, adelante, regáñame también

Trowa. No lo haré

Duo. ¿Ah no?

El ojivioleta se sorprende de que el novio de su amigo a diferencia del rubio y de Heero no lo regañase por la decisión que ha tomado

Trowa. Es porque es tú decisión, si quisieras demandarlo también me parecería correcto

Duo. Comprendo

Trowa. Tú eres el único que ha vivido todo eso, solo tú puedes ponerle punto final, y si es de ésta forma entonces es correcto

Duo. Trowa, eres muy maduro

Trowa. ¿Lo crees?

Ambos chicos se sonríen y después comienzan a reír, segundos después mientras aún ríen, entran Heero y Quatre, compartiendo una mirada de incredulidad, pero después Quatre sonríe y se acerca a Trowa, abrazándolo por la espalda ya que él se encontraba sentado

Quatre. Cuéntenme el chiste

Trowa. No tiene importancia

Quatre. ¿Sabes Duo? No estoy de acuerdo, no me gusta tu decisión, pero ya que no vas a cambiarla entonces te ofrezco mi ayuda, sabes que siempre estaré para ti

Duo. Gracias amigo

El trenzado sonríe con dulzura al rubio, desviando brevemente su mirada hacia el ojiazul, que miraba hacia otro lado, Duo nuevamente mira a Quatre

Trowa. Quatre salgamos

Quatre. Sí, tienes razón

El ojiverde se levanta de la cama y sale junto con Quatre. Por algunos minutos el silencio envuelve a Heero y Duo, que evitaban mirarse, el ojivioleta apretaba con fuerza las sábanas de la cama, es Duo quien se atreve a romper el silencio

Duo. ¿No dirás nada?

Heero. ¿Qué te digo? O mejor te aplaudo ¿eso quieres?

Duo. Tonto…

Nuevamente se quedan completamente callados, Duo tenía mueca de fastidio, odiaba cuando Heero era sarcástico con él o se comportaba como un niño, tal cual había sucedido el día que Traize lo había secuestrado, solo que a diferencia con el incidente de Trant, ésta vez Heero tenía razón de molestarse, pero aun así él no cambiaría de opinión

Duo. Solo quiero tu apoyo, no tu aprobación

Heero. Tampoco te daré mi apoyo

Duo. ¿Por qué?

Heero. No hace falta que te lo diga ¿cierto?

Duo. Yo sé que no es fácil, pero Traize…

Heero. ¡Ya basta! Deja de mencionar a ese desgraciado, eres demasiado bueno Duo, me molesta

El trenzado aprieta con más fuerza las sábanas de la cama, no le gustaba discutir, mucho menos con Heero, con quien siempre había tenido una relación muy tranquila, y al ojiazul tampoco le gustaba, pero no quería ver las cosas de otro modo, Traize había dañado lo que más amaba y eso jamás lo iba a perdonar

Duo. Si es así entonces… creo que… no debemos estar juntos

Heero no se esperaba aquellas palabras, Duo estaba terminando con él, el ojiazul estaba como en shock, con los ojos abiertos ampliamente

Duo. No tiene caso estar con alguien que no me apoya, con alguien que mi actitud le molesta, así que… mejor terminamos

Para el trenzado tampoco era fácil, las últimas palabras habían salido con dificultad y le habían quemado la garganta, pero no iba a dar marcha atrás

Heero. Como quieras

Bastante enojado, el ojiazul se acerca a la puerta y la abre, sale de la habitación y olvidándose que estaba en un hospital cierra con fuerza la puerta, hace como si Trowa y Quatre no existieran y se aleja de prisa y enojado, el ojiverde y su novio comparten una mirada y entran rápido a la habitación, encontrando a Duo cubriéndose el rostro con ambas manos y sollozando, el rubio se acerca rápido

Quatre. ¿Qué pasó?

Duo. Terminamos…

Trowa. Ese tonto…

Duo. No, fui yo quien… quien terminó todo esto

El rubio no sabe que decir y solamente abraza a su amigo, Trowa suspira mientras observa la escena, había sido muy pronto para que ambos hablaran, pero estaba seguro de que solo era una etapa, pues ellos no podían separarse así de fácil…

A la habitación de Wufei poco después que terminara sus alimentos, entran un doctor acompañado de una enfermera a su habitación, el ojinegro les oye llegar y voltea su cabeza hacia la entrada de la habitación

Wufei. ¿Doctor?

Doctor. Si señor Chang ¿cómo se siente hoy?

Wufei. Sigo mareado, me duele la cabeza

Doctor. Entiendo, hoy le quitaremos las vendas

Wufei. ¿Salí bien de la operación?

El médico hace una pausa de algunos segundos

Doctor. Le seré sincero, la herida en sus ojos fue profunda y el daño severo, es muy probable que pierda la vista

Wufei. ¿Qué? No, pero…

El ojinegro temblaba, moviendo la cabeza hacia varios lados, intentaba abrir los ojos aún con la venda cubriéndolos y se desespera, intentando quitarse los vendajes, enseguida la enfermera se acerca a él

Enfermera. Tranquilo

Wufei. Quítenme esto

Desesperado intentaba quitarse la venda, pero la enfermera se lo impide

Doctor. Por favor no se desespere, ahora se los quitaremos

El ojinegro se tranquiliza solo un poco y deja de moverse, mientras la enfermera quita con delicadeza los vendajes que cubrían sus ojos, hasta que estos caen por completo, aún tenía los ojos inflamados por la operación y podían verse las suturas

Enfermera. Abra sus ojos lentamente, poco a poco por favor

El chico obedece, levantando los párpados con la mayor lentitud, aunque se moría por tenerlos abiertos por completo y comprobar que no había perdido la vista. Pero al tenerlos por completo abiertos frente a ellos solo había un gris oscuro, no podía ver nada

Wufei. No, no veo ¿es normal? Por la operación ¿verdad? Fue hace poco, debe ser eso

Doctor. Tranquilo por favor

Wufei. ¡No voy hacerlo! No veo maldición

Doctor. Yo no puedo ocultarle nada, le he dicho que el daño es severo y…

Wufei. Pero curable ¿no? Porque existen trasplantes, entonces…

Doctor. El problema no fueron solo sus córneas, el daño también fue provocado en sus retinas, se ha dañado el nervio óptico…

Wufei. ¡Cállese!... mis ojos ¡Devuélvame mis ojos!

Completamente fuera de control Wufei comienza a golpear la cama, nunca había sentido tanta desesperación como no tener visión alguna, para él era como no tener ojos aunque estos ahí estuvieran, sin vida, sin moverse, sus pupilas estaban apagadas y el pigmento negro que siempre le habían acompañado ahora tenía un aspecto pálido, azulado

Enfermera. Doctor…

Doctor. Nosotros ya cumplimos, la aceptación depende de él

Enfermera. Lo sé

Doctor. Cuide del paciente, cuando él pueda hablar volveré a conversar

Enfermera. Sí, adelante

El hombre sale de la habitación, dejando a la enfermera con Wufei, que lo miraba fijamente, no era la primera vez que veía a alguien actuar así después de vivir algo como lo que vivía el pelinegro, pero siempre le había resultado horroroso ver como los propios pacientes se destruían así mismos…

Había pasado más de una hora y Heero no había vuelto al hospital, Quatre deja a Duo dormido en la habitación y sale de ahí, afuera estaba Trowa sentado, el rubio se sienta a su lado y recarga la cabeza en su hombro

Trowa. ¿Todo bien?

Quatre. Estoy preocupado

Trowa. ¿Por ellos?

Quatre. Sí, volverán ¿verdad? Dime que si

Trowa. Tú tranquilo

Quatre. No quiero pensar que lo suyo termine con algo tan tonto

Trowa. No te preocupes

El rubio levanta su cabeza del hombro de Trowa y ambos se miran, besándose después, al separarse Trowa se levanta

Trowa. Demos un paseo

Quatre. Sí

El rubio también se pone de pie y estira su mano al ojiverde, quien al intentar tomarla no puede, pues ésta se negaba a cerrarse en la mano de Quatre, enseguida el rubio voltea, abriendo ampliamente sus ojos, mirando la mano de su novio, Trowa se da cuenta y enseguida la baja, desviando su mirada

Trowa. Creí que se me pasaría, pero es obvio que no

Quatre se queda completamente callado, no encontraba que decir, sabía muy bien que la enfermedad de Trowa le reduciría gradualmente algunas capacidades, pero aún no se acostumbraba a vivirlas, aún le esperaba un camino que sufrir junto a su novio…

Heero llegó a su departamento, al entrar cerró la puerta de un golpe, caminó a la cocina y se sirvió un vaso con agua, pero al primer sorbo lo aventó, estrellándolo contra la pared, estaba realmente molesto, y no sabía que le molestaba más, que Duo protegiera a Traize o que lo hubiese terminado por algo tan absurdo, si ellos se amaban algo así no tenía por qué separarlos, no era algo que no pudiesen superar. El ojiazul se dirige a su habitación y se acuesta en la cama, con los brazos atrás de la cabeza, mirando al techo, después cierra sus ojos y recuerda la primera vez que durmió ahí con Duo, abrazándolo, recordando el deseo que le había provocado la cercanía de su cuerpo

Heero. Duo…

El ojiazul abrió los ojos y se giró a la derecha, apoyándose en su costado, abrió los ojos y observó el mueble con espejo frente a él, sobre éste se encontraba la caja de condones que Duo había olvidado el día de su secuestro, entonces recordó las palabras del trenzado en el Hospital, se sintió sonrojar al pensar algo tan estúpido, Duo lo había terminado y a su mente llegaba la idea de que no tendría sexo con él como ambos esperaban, se sintió un depravado, pero estaba enojado y no triste por la ruptura, en otras circunstancias no habría pensado de aquella forma tan egoísta, pero realmente le molestaba la amabilidad mostrada hacia Traize, debía reconocer que también estaba celoso…

Un par de horas después en el Hospital, ni Trowa ni Quatre habían regresado de su paseo, pues habían ido a comer, mientras tanto el doctor encargado de Duo entra en compañía de los agentes a cargo del caso, el trenzado no se los esperaba ahí, pero al ver la insignia de policía intuye de que se trata

Doctor. ¿Cómo se encuentra joven Maxwell?

Duo. Mejor, supongo

El trenzado aún tenía los ojos llorosos, decidir separarse de Heero no le había resultado nada fácil y poco doloroso, realmente se estaba sintiendo anímicamente mal

Doctor. Es mi deber llamar a la policía cuando llegan pacientes en circunstancias como la suya, y les he dicho que está en posibilidad de hablar

Duo. Sí, pregunten lo que quieran

Agente. Su pareja nos contó un par de cosas que…

Duo. Es mentira

Agente. No he dicho lo que hablamos con el señor Yuy

Duo. Pero lo imagino, él no estuvo ahí, así que dudo que sepa… además, es solo mi amigo

Ambos agentes se miraron y después volvieron a ver a Duo, parecía que ninguno creía en las palabras del trenzado, que aunque no titubeaba se mostraba inseguro

Duo. Quizás les contó de la última vez que nos vimos, salí de su departamento después que discutimos, y caminando por la calle me encontré con… mi amigo Traize, fuimos a tomar un café y después que conversamos sobre mi discusión con Heero entonces me ofreció su casa, donde estuve la mayoría del tiempo, por mi voluntad

Agente. ¿Por qué habría de ofrecerle su casa por una discusión con otra persona?

Duo. Porque… yo vivía con Heero

Agente. ¿No vivía con un joven llamado Quatre Raberba? Por favor no nos mienta, no es el primero con quien conversamos, además los paramédicos como siempre, hicieron el reporte correspondiente, hemos investigado y el departamento donde les han recogido está rentado a otro joven de nombre Wufei Chang, que también está en éste Hospital, tenemos un contrato de renta que lo comprueba

El trenzado se quedó callado por largo tiempo, era obvio que su versión estaba muy por debajo de ser creíble, ya que contenía muchas mentiras

Duo. Eso…

Agente. ¿Cómo se hizo esas heridas?

Duo. Yo…

Agente. ¿Se cayó? Siempre usan eso

Duo. De verdad yo…

Agente. Si no hay acusación de por medio no se puede proseguir, y por lo que veo es lo que está haciendo ¿me equivoco?

El trenzado no supo qué decir, enmudeció por completo, además estaba sonrojado, lo habían descubierto en su mentira

Agente. Desconozco los motivos por lo que está haciendo esto, pero no gana mucho dejando a alguien culpable libre como si nada ¿o sí?

Duo. Es verdad, no gano nada, es más lo que pierdo al hacerlo, pero lo haré, no me importan las consecuencias

Agente. Entonces no podemos hacer nada, solo nos queda conversar con la otra víctima, de él depende la libertad del acusado

El ojivioleta vuelve a quedarse callado, rogando que Wufei no decidiera ponerse contra Traize, porque al ser también afectado por él podría llevarlo a la cárcel, haciendo que su sacrificio fuese en vano

Agente. Nos retiramos

Doctor. Les acompaño

Los tres hombres salen de la habitación, quedándose Duo solo… Afuera de la habitación, al salir los agentes y el doctor, Trowa y Quatre acababan de llegar, el rubio pide a su novio que espere afuera y entonces entra con su amigo

Quatre. ¿Todo bien?

Duo. Me he negado a acusar, van a hablar con Wufei

Quatre. Cierto, lo había olvidado

Duo. Quatre, si él acusa a Traize habré perdido a Heero en vano

Quatre. ¿Qué no te das cuenta? Tú ya lo perdiste en vano, porque Traize no vale la pena

Duo. No me digas eso

Quatre. Lo siento, es lo que pienso, aun cuando estoy de tu parte

El trenzado no podía sentirse peor después de oír las crueles palabras de su amigo, pero comenzaba a pensar que quizás tenía razón… Aunque los agentes llegan a la habitación de Wufei para conversar con él, el pelinegro se había negado a hablar, los había echado a gritos del cuarto, no quería hablar con nadie, no quería nada de su alrededor.

Dos días después pasaron y Heero no había vuelto a ver a Duo, se sentía menos enojado y comenzaba a sentir el peso de no estar junto al trenzado, se moría por verlo, pero no quería ser él quien cediera, sucumbiendo a su debilidad, porque el ojivioleta era el único capaz de doblegarlo como jamás lo habría imaginado, así que luchaba por mantenerse firme en su decisión.

Mientras el ojiazul daba una segunda revisión a su ensayo para la clase de Literatura avanzada el teléfono de su departamento comienza a sonar, saliendo de su trance se acerca a éste y levanta el aparato

Heero. ¿Diga?

Relena. Soy Relena ¿cómo estás?

Heero. Bien ¿y tú?

Relena. Bien también… Heero, quiero ver a Wufei ¿vas a ir al Hospital?

Heero. No, no he ido estos días

Relena. Comprendo, Duo ya salió

Heero. No, él y yo terminamos y no he regresado a ese lugar

Relena. ¿Hablas en serio? Pero ¿Por qué?

Heero. Discúlpame, pero no tengo ganas de hablarlo

Relena. Entiendo, entonces iré sola al Hospital, sé que no te agrada ¿pero sabes si Wufei está bien?

Heero. Wufei quedó ciego Relena

Relena. ¿Qué?

Heero. Lo lamento

Relena. Entonces iré inmediatamente, hasta luego

Heero. Suerte

Sin ganas de hablar con la chica, el ojiazul cuelga el teléfono y vuelve a su ensayo para revisarlo, pero al haberse distraído le es imposible concentrarse de nuevo, entonces vuelve a pensar en Duo y la falta que le hace, aunque intentaba no pensar en él le resultaba imposible no hacerlo. El teléfono de su departamento vuelve a sonar y entonces se levanta de la silla del comedor con fastidio, descuelga el aparato para contestar

Heero. ¿Quién?

Quatre. ¿Cómo estás? No te hemos visto en dos días, ni siquiera has estado durmiendo en mi departamento

Heero. No tuve ganas ¿Qué se te ofrece?

Quatre. El pleito no fue conmigo ¿Por qué me hablas así?

El rubio se molesta por la actitud de Heero, quien le había hablado de forma muy seca. El ojiazul por su parte guarda silencio unos momentos

Heero. Apoyaste a Duo, estoy molesto contigo también

Quatre. Por favor, deja de actuar como un niño

Heero. Sabes que tengo razón

Quatre. Tienes razón en no estar de acuerdo, pero tú no conoces tanto a Duo como yo, a él no le importa no ser feliz si puede ayudar a alguien, y no va a cambiar de parecer, si no estás de acuerdo al menos apóyalo, darle la espalda tampoco ayuda

El chico le había hablado a Heero con firmeza, molesto porque el ojiazul no quería ver la situación desde otra perspectiva, Heero se queda callado, pensando en aquellas palabras, Quatre también se calla después, esperando a que dijera algo, pero el ojiazul no dice más

Quatre. Solamente hablé para decirte que Duo sale hoy, no ha dicho nada, pero se le ve muy triste, sé que quiere verte, vuelvan a hablar ¿de acuerdo? Sale a las 4, adiós

Ahora es el rubio quien no espera respuesta alguna y cuelga, Heero sostiene el teléfono unos momentos más antes de dejarlo sobre su base, se acerca de nuevo a la mesa y se sienta, intenta leer lo que llevaba escrito pero vuelve a distraerse, enojado se levanta de la silla, se acerca a la puerta, toma sus llaves y sale del departamento…

Faltaban algunos minutos para las 4, Quatre se encontraba recogiendo las cosas de Duo mientras él se vestía con la ropa que el rubio le había llevado, en tanto Trowa esperaba afuera, el trenzado se quejaba del dolor cuando hacía movimientos bruscos, así que Quatre lo ayuda a vestirse, después salen de la habitación, ahí les esperaba una enfermera con una silla de ruedas, ya que el camino a la entrada era largo, Trowa se ofrece a empujar la silla y la enfermera los acompaña al elevador.

Durante el trayecto ninguno pronuncia palabra, se sentía un ambiente pesado por la falta de Heero, el trenzado se veía muy triste, Quatre estaba decepcionado, mientras que Trowa estaba molesto, no podía creer que efectivamente su amigo le diera la espalda a Duo, porque ya faltaban poco para las 4 y él no había hecho acto de presencia

Enfermera. Tengan excelente día y cuídese señor Maxwell

Duo. Gracias

El trenzado baja de la silla con cuidado y siendo ayudado por Trowa camina hacia el auto de Quatre, había estado sentado o acostado durante dos días y sus piernas estaban un poco débiles, el rubio abre las portezuelas y Duo avanza hacia allá para subirse, pero entonces se detiene completamente, del otro lado de la acera se encontraba Heero, mirándolo fijamente, nadie había notado su presencia, pero cuando Trowa siente que el trenzado se detiene lo observa, tenía la expresión de la cara de asombro, el ojiverde voltea hacia lo que ve Duo y sonríe, Quatre también mira a Heero y suspira aliviado. Durante algunos momentos las miradas azul y violeta se cruzan, entonces Heero avanza hacia el auto, Trowa se quita del camino y deja que su amigo se acerque al trenzado

Duo. Heero…

Sin dejarlo terminar, el ojiazul sujeta el rostro de Duo con su mano izquierda y le da un beso en los labios, el trenzado permanece quieto por completo y con los ojos abiertos, Heero se aleja unos momentos, lo mira a los ojos y vuelve a acercarse para besarlo, ésta vez Duo cierra sus ojos y corresponde, Quatre y Trowa los observan. Ambos se alejan al mismo tiempo y el trenzado se apoya en el pecho de Heero, mientras él lo abraza con delicadeza para no lastimarlo

Duo. Perdóname

Heero. No tienes que pedirlo, soy un idiota

El trenzado se aleja un poco de Heero para mirarlo con angustia a los ojos

Duo. No, no lo eres, tienes razón, todo lo que dijiste… es solo…

Heero. Ssht, no digas más, olvidemos el asunto

Duo. Pero yo…

Heero. Tú eres el más afectado, has con ello lo que creas conveniente, yo no tengo porque meterme, pero si alguna vez ese desgraciado vuelve hacerte algo, yo mismo me encargaré de que pague

Duo. Heero…

El trenzado estaba sorprendido de aquellas palabras, jamás había visto esa furia en los ojos de su amado

Heero. Vamos a casa

Duo. ¿A casa?

Heero. Sí, quiero que vivas conmigo, ya te lo había comentado ¿no?

Duo. Sí

Sonriendo ampliamente el trenzado vuelve a acercarse y de nuevo se besan, Trowa y Quatre comparten una mirada y el rubio se agarra del brazo de su novio, cuando Duo y Heero terminan de besarse el trenzado voltea hacia su amigo, se veía un poco preocupado

Duo. Quatre…

Quatre. No te preocupes por mí, vete con Heero

Trowa. Además recuerda que vamos a casarnos, me mudaré con Quatre

Quatre. ¿En serio?

Trowa. Si ¿O no me quieres ahí?

Quatre. ¡Claro que sí!

Emocionado el rubio abraza a Trowa, colgándose de su cuello, el chico le corresponde el abrazo y después de unos momentos se separan

Heero. ¿Nos vamos?

Quatre. Si

Heero ayuda a Duo a subirse en la parte trasera del auto y lo acompaña, en tanto Trowa y Quatre se suben adelante y el rubio echa andar el auto, los cuatro se dirigen al departamento del rubio, donde comerían…

Por la tarde los inspectores hacen un nuevo intento por hablar con Wufei, ésta vez tienen mejor resultado, pues aunque el pelinegro no quería hablar con ellos tenían orden oficial de interrogarlo, Traize no podía permanecer más tiempo encerrado sin concluir el caso. Ambos hombres se paran junto a la cama del chino, que los ignoraba, con la cabeza girada hacia su lado izquierdo, donde por la ventana se apreciaba un bello paisaje que él jamás podría ver

Agente. Sé que no quiere hablar, pero necesitamos interrogarlo

Wufei. Váyanse, se los he dicho antes

Agente. Comenzaremos ¿conoce usted a Traize Kushrenada?

La piel de Wufei se eriza al oír aquel nombre, empuña con fuerza sus manos y permanece callado, los hombres comparten mirada y uno de ellos anota algo en una libreta

Agente. Por su reacción se ve que sí. ¿Qué relación tiene con Duo Maxwell?

Wufei. No diré nada, váyanse

Agente. Debe hablar, Traize Kushrenada debe ser procesado

Wufei. ¿A qué se refiere?

Agente. Tiene serios cargos en su contra, necesitamos su testimonio, sino, quedará libre

Wufei. Entonces lo que quieren es encerrarlo ¿verdad?

Agente. Sí, pero necesitamos su confesión ¿fue él quien lo agredió causándole ceguera?

Wufei. No, fui yo

Agente. ¿Usted?

Wufei. Atenté contra mí, siempre lo he hecho y éste es mi castigo

Agente. Sabe que eso no es cierto

Wufei. ¿Querían mi testimonio cierto? Si no les gusta lo que oyen ¡Váyanse!

Nuevamente los hombres comparten mirada y el mismo que había anotado anteriormente vuelve a hacerlo, cerrando la libreta enseguida

Agente. Ni usted ni el joven Maxwell ganan nada ¿Por qué le protegen?

Wufei. No se equivoque… yo solo me protejo a mí mismo

Agente. ¿Amor?

Wufei. Amor… obsesión… capricho, llámele como quiera

El chino dice aquellas últimas palabras y vuelve a ignorar a los hombres, quienes comparten una última mirada antes de marcharse, ya fuera de la habitación hablan sobre el tema. Mientras tanto en la misma habitación Wufei sollozaba, sentía un vuelvo en el corazón y a pesar de que sollozaba sus ojos eran incapaces de lagrimear…

Después de haber ido a comer, los cuatro amigos se dirigen al departamento de Quatre, donde recogerían las cosas de Duo y las pocas que Heero tenía ahí, el trenzado espera en la planta baja junto a Trowa, ya que por sus lesiones se le dificultaba subir escalones, y el ojiverde le acompañaría para que no estuviera solo, el trenzado se encontraba muy pensativo y Trowa se da cuenta, mirándolo fijamente unos momentos, Duo lo percibe y se apena un poco

Trowa. ¿En qué piensas?

Duo. Nada importante

Trowa. En Traize ¿cierto?

Al verse descubierto el trenzado se sonroja y evita la mirada del novio de su amigo

Duo. Pensaba en lo que Wufei fuera a decir

Trowa. Comprendo

Duo. Pero ya no quiero hablar de eso con Heero, no quiero que peleemos de nuevo

Trowa. Sí, es lo correcto

Duo. Solo espero estén bien los dos

Trowa. Duo…

El trenzado voltea a ver a Trowa, observando en su rostro la duda de quién no está seguro de decir algo, pero el ojiverde se anima, mirando con interés al ojivioleta

Trowa. ¿Por qué eres tan bueno?

Duo. ¿Eh? No yo…

El chico estaba más apenado que antes y vuelve a evitar la mirada de Trowa por unos momentos, después vuelve a mirarlo

Duo. No digas eso

Trowa. Él te hizo mucho daño, el otro no se queda atrás, y aun así…

Duo. No les guardo rencor, ambos son demasiado necios, y creo que ellos mismos se hacen pagar ¿no crees?

Trowa. No los conozco, pero quizás si

Duo. Sería muy soberbio de mi parte creer que soy el único que ha sufrido

Trowa. Sí

El ojiverde abandona su actitud seria y le sonríe al trenzado, él le corresponde y momentos después Quatre llega hasta ellos con dos maletas en las manos, atrás unos pocos pasos llega Heero con sus cosas en la mano sin enyesar, Duo se acerca para intentar ayudar al rubio pero éste no se lo permite

Quatre. Suban al auto

Los chicos obedecen, el rubio mete las maletas en la cajuela y es el último en subir a su auto, enseguida arranca hacia el departamento del ojiazul. Duo sentía el corazón latir rápido, estaba muy emocionado por saber que ahora Heero y él vivirían juntos, hace tiempo no se sentía tan feliz…

Relena llega indecisa al Hospital donde reposaba Wufei, lo había pensado mucho antes de decidirse, no sabía qué hacer, tampoco sabía cómo reaccionaría el pelinegro al tenerla, quizás no quería saber nada de ella o le culparía de algo, jamás había sentido tantas dudas con respecto a algo, aun así se arma de valor y pregunta por la habitación donde se encuentra, una chica de recepción se lo indica y entonces se dirige hacia allá, al estar frente a la puerta vuelve a cuestionarse si es lo correcto, pero armándose de mayor valor decide entrar, Wufei se encontraba aún sentado, volteando hacia la ventana, incapaz de mirar. Al oír el ruido de la puerta gira un poco su cabeza, pero no voltea del todo

Relena. Soy Relena

Wufei se irgue un poco en la cama y sin voltear responde

Wufei. Hola

Relena. ¿Cómo estás?

El chino se queda callado, sin ganas de responder la pregunta, la chica lo observa unos momentos y dudando se acerca a la cama del chico, se sienta a su lado y continúa mirando al pelinegro, al ver los antiguos ojos negros la chica se sorprende y ahoga una exclamación de tristeza

Wufei. No puedo verte

Relena. Eso me dijeron

Wufei. ¿Qué haces aquí? Seguro te compadeces de mí

Relena. No digas eso, yo…

Wufei. No vale la pena que gastes tu tiempo en mí, vete

Relena. Wufei yo te amo

El chino se sorprende un poco, aunque conociendo a Relena y la relación que llevaba con ella no le resultaba imposible de creer, se queda callado por unos momentos ante las palabras

Wufei. No te mereces una basura como yo

Relena. No digas eso, no eres una basura

La chica comienza a llorar ante las palabras del chico y se acerca más para besarlo, Wufei no se opone a la acción y le responde el beso, alejándola lentamente después, estira su mano y le acaricia el rostro, secándole las lágrimas, Relena lo observa fijamente

Relena. Quédate conmigo, elígeme a mí y te entregaré mi vida

Aquellas fieles palabras hacen reaccionar a Wufei, aquella chica le declaraba su amor, perdonaba todas sus fallas, ignorando tantos errores y le proponía entregarle su vida ¿pero y él? Wufei ¿Qué podía entregarle? Ni siquiera su amor, pero un cariño incondicional como el de ella ni el propio Traize era capaz de darle, aun así se preguntaba ¿Qué era lo que realmente quería? ¿Era amor lo que buscaba? Quizás con Traize nunca lo encontraría de aquel modo, y aunque lo amara a él y no a ella, Relena sería capaz de darle todo el amor que jamás alguien le había dado, tal vez era mejor caminar ese sendero, sentirse amado solo por una vez en su vida, aunque él no pudiese corresponder de la misma forma…

Hacía algunos minutos que Quatre y Trowa se habían marchado del departamento de Heero, el ojiazul ayudaba a Duo a desempacar, no permitiendo que se parara de la cama, las costillas de Duo aún necesitaban sanar y el dolor de los golpes aún estaba presente.

El trenzado estaba muy aburrido, pasando los canales de la televisión sin mostrar interés, de vez en cuando posaba su mirada en Heero, quien estaba concentrado en su labor, mientras que él estaba muy impaciente, quería que su novio estuviera junto a él en la cama y le abrazara, realmente sentía aquella necesidad. En una de sus miradas es descubierto por Heero, que deja una camisa sobre la cama al darse cuenta

Heero. ¿Qué sucede? ¿Te traigo algo?

Duo. No, gracias

Heero. Te ves molesto

Duo. No, no lo estoy

El trenzado le sonríe fingidamente a Heero, pero éste no se convence y se acerca a la cama, del lado donde está acostado Duo, se agacha para acercarse y el ojivioleta lo observa detenidamente, cerrando sus ojos después, comenzándose a besar enseguida, Heero apoya su rodilla izquierda sobre la cama y con su mano izquierda se apoya en la cama al costado de Duo, mientras éste sube su mano al cuello del chico y lo atrae ligeramente, al cabo de unos momentos se separan un poco y tomando aire vuelven a besarse, la mano de Duo baja hasta el pecho de Heero y le acaricia, haciéndolo estremecerse, por impulso Heero se suelta y se levanta, el trenzado lo mira desconcertado, el ojiazul estaba sonrojado, evitando la mirada de su novio

Duo. ¿Qué pasa?

Heero. Nada… debo acabar esto

Aun evitando la mirada del ojivioleta, Heero se aleja hacia la maleta y continúa acomodando la ropa, el calor de la mano de Duo aún estaba sobre su pecho, la sensación que le había provocado con su caricia había estado a punto de convertirse en algo que no quería mostrar, las ganas de estar con Duo cada vez se hacían más fuertes. El trenzado percibe algo de aquel sentimiento y también se sonroja, mirando enseguida la televisión…

Dos días después, el abogado de oficio que había asignado la fiscalía a Traize le visita para darle las buenas noticias. Al entrar en la celda, Traize estaba sentado en el rincón, mirando al techo, tenía marcas de golpes en la cara y cuerpo, cortesía de sus compañeros de celda para darle la bienvenida, estaba realmente lastimado pero no parecía importarle, incluso al ver entrar al abogado no se inmuta en absoluto, no le interesaba

Abogado. ¿Estás bien? La gente aquí es imbécil

Traize no parece escucharlo, estaba ensimismado, ni siquiera pensaba algo, su mente estaba en blanco, como si estuviera en shock, el abogado se acerca a él y lo observa fijamente

Abogado. Nadie levantó cargos, no hay pruebas, solo algunos testimonios que prácticamente no nos sirven, eres libre

Traize. ¿Libre?

Por fin Traize había escuchado las palabras del abogado, aunque no parecía contento, simplemente no le importaba del todo

Abogado. Hablabas de ver a alguien ¿no te importa ya?

Traize. Wufei…

El castaño reacciona por fin al oír las últimas palabras de su abogado, entonces sin importarle el dolor de los golpes se levanta bruscamente, mirando sin mirar al abogado

Traize. Quiero verlo…

Abogado. Eres libre, búscalo, mi trabajó aquí terminó

Traize. Sí

El ojiazul mira hacia los barrotes y ve al guardia que lo observaba con repulsión, pero eso tampoco le importa, el guardia abre la celda y Traize se encamina con el abogado, pasan de lado al guardia que molesto vuelve a cerrar la celda…

Aunque Heero se oponía, Duo insiste en que ya era capaz de caminar sin cuidados y que podía hacer de comer, el ojiazul no tiene más remedio que resignarse, además él continuaba enyesado y la comida que había estado haciendo era asquerosa porque se le terminaba quemando. Heero intenta ayudarle a servir agua en una cacerola cuando el teléfono del departamento suena, el ojiazul se acerca para contestar, levanta la bocina y se encuentra con la voz de Trowa, el trenzado lo mira unos momentos y sin hacer mucho caso continúa con sus tareas, vertiendo el agua en el interior de la cacerola, después saca algo de pasta para Espagueti, cuando prende la estufa Heero regresa con él

Heero. Vienen a comer ¿está bien?

Duo. Claro ¿ves? Era el destino, tenía que cocinar

El trenzado le cierra un ojo coquetamente a Heero y éste sonríe, sin poderse resistir se acerca a su novio y lo sujeta de la cintura con su mano libre, lo atrae a su cuerpo y comienzan a besarse, cuando se separan Duo le sonríe

Duo. Te quiero

Heero. Yo también… y esa agua está hirviendo

Rápidamente el trenzado reacciona y voltea, apurándose a echar dentro la pasta que había sacado, agarra un tenedor y la bate un poco. Segundos después siente la mano de Heero rodearle la cintura y su aliento en la oreja, Duo vuelve a sonreír

Duo. Eso fue ataque a traición

Heero. En la guerra y en el amor todo se vale

El trenzado sonríe, y se suelta un poco de Heero, se da media vuelta para estar frente a él, se abraza a su cuello y vuelven a besarse, ésta vez con un poco más de pasión, casi hasta agotarse el aliento, al separarse Heero nota en la expresión del chico algo de tristeza

Heero. ¿Qué pasa?

Duo. Soy tan feliz

Heero. Duo…

Con su mano izquierda Heero le da una suave caricia a Duo en el rostro

Heero. Yo también, gracias a ti

Duo. Y aun así…

El trenzado baja ambas manos al pecho de Heero, bajándolas después al abdomen y luego subiéndolas lentamente al pecho, haciendo sonrojar a su novio mientras le mira a los ojos

Duo. También te deseo…

El rostro de Heero se vuelve aún más rojo, nunca antes había oído de labios de su novio algo así, sus ojos tampoco habían reflejado lo que en esos momentos le mostraban, pero en esos momentos Duo le miraba con inquietante ardor, como si su mirada fuera capaz de gritar las ganas que tenía de estar con él

Heero. Duo…

El ojiazul acerca su rostro al del chico y le mira fijamente, Duo cierra sus ojos y recibe de Heero un beso en los labios, lento y suave, mientras su mano izquierda se cierra en su cintura, el ojiazul apoya su cuerpo hacia el trenzado, que se acerca más a la barra de la cocina hasta pegar con ella, sintiendo la presión del miembro de Heero contra él, notando que comenzaba a excitarse, dejan de besarse y se miran a los ojos nuevamente

Heero. No creo que pueda…

Duo. Está bien… no te detengas…

Aún más apenado el ojiazul simplemente asiente y se agacha ligeramente hacia Duo, colocando sus labios sobre la tersa piel de su cuello, recorriéndolo suavemente, arrancando del trenzado un suspiro a la vez que baja su mano derecha y la dirige al pantalón de Heero, comenzando a desabrocharlo, mientras el ojiazul continuaba disfrutando del cuello de su novio hasta que siente la mano de Duo bajo su pantalón, tocando su miembro por encima de la ropa interior, nunca antes el trenzado le había tocado así y eso lo excita aún más. Duo acerca su boca al oído de Heero, haciéndolo sentir su aliento

Duo. En la cama… por favor

El ojiazul no cuestiona absolutamente nada y se aleja un poco del chico, tomándolo de la mano, dirigiéndose los dos a la habitación. A Duo la cocina le traía malos recuerdos, con Traize jamás le había gustado tener sexo en otras partes de la casa que no fueran su cama, pero a su esposo le gustaba poseerlo en cualquier parte. Al llegar a la habitación vuelven a besarse, dispuestos a hacer el amor, cuando el timbre del departamento suena, poco a poco se separan, Heero voltea hacia la puerta del cuarto pero Duo le sujeta el rostro con sus manos, obligándolo a verle

Duo. No les abras

Heero. Pero…

El trenzado jala lentamente a Heero hacia él y lo besa, el ojiazul le corresponde aquel beso, volviendo a concentrarse en el momento, pero un segundo timbrazo lo hace volverse a separar

Heero. No podemos dejarlos afuera

Al trenzado no le gusta la idea de que les interrumpieran, pero sabía que su novio tenía razón, así que no dice nada más y se acomoda la ropa

Duo. Yo les abro, tú…

El ojiazul baja la mirada y la fija en su pantalón desabrochado y su erección, sonrojándose enseguida, da la espalda a Duo y se dirige al baño, el trenzado se acomoda el cabello y se acerca a la puerta para abrir. Del otro lado Trowa y Quatre lo saludan, después entran al departamento

Duo. Llegaron pronto

Quatre. No estábamos lejos, fuimos a ver algunas cosas de la boda

Duo. ¿En serio? Qué bien, cuéntame

El rubio y Duo comienzan a platicar mientras Trowa se dirige a la sala, toma una de las revistas de arte que Heero tenía y comienza a hojearlas, el trenzado y Quatre se acercan a la cocina para continuar lo que Duo había dejado pendiente por culpa de Heero

Quatre. Te noto algo serio ¿estás bien?

Duo. Sí, claro

El chico sonríe con falsedad, no estaba enojado, simplemente se había quedado con las ganas de estar con Heero, el rubio no cree en aquella afirmación y mira con suspicacia a su amigo

Duo. Bueno, la verdad es que…

El trenzado dirige su mirada hacia Trowa, quien estaba muy ensimismado en la revista que había tomado, una vez que Duo se asegura que el ojiverde no presta atención en su plática vuelve a ver a Quatre

Duo. Estábamos… bueno, estuvimos a punto…

Quatre. ¿En serio? Entonces interrumpimos

El rubio no puede evitar sonreír mientras que Duo se sonroja por completo

Duo. No te burles

Quatre. No es eso, es que me da gusto

Duo. ¿Qué no lo hicimos?

Quatre. No, que ya estás listo

Duo. Sí, bueno, es que… lo amo

Quatre. Sí, te entiendo

Ambos chicos se sonríen amablemente y momentos después sale Heero del baño, como si nada hubiese pasado, el chico saluda al rubio y después se acerca a Trowa, se saludan y enseguida Heero se sienta a su lado para conversar…

Traize estaba solo en la calle, no tenía a donde ir, el departamento de Wufei estaba clausurado, aún no se cerraba el papeleo y el lugar seguía estando restringido, en los bolsillos no tenía mucho dinero, pero todo aquello le tenía sin cuidado, lo único que le preocupaba era no saber dónde tenían a Wufei hospitalizado, se moría de ganas por verlo, saber que se encontraba con bien

Traize. Wufei

Caminaba sin rumbo, su mente se encontraba perdida, lejos de su cuerpo, nada lo haría volver salvo el chino. Sin prestar mucha atención entra a un callejón oscuro, pasaban de las 7 de la tarde y el sol estaba por ocultarse del todo. Cerca de él se escuchan unos pasos, pero él no les presta atención, ni siquiera voltea cuando una voz grave le habla

"Te digo que te detengas"

Traize continúa caminando, sin hacer caso de las palabras, entonces aquella voz descubre su rostro, era un hombre alto, un poco más que él, fornido y sin cabello, con algunas perforaciones en la cara y orejas, el cual le coloca una mano sobre el hombro y con fuerza lo mueve para que se gire y quede frente a él

"¿No oyes? Éste no es tu territorio

Traize. Vete al diablo

El castaño mueve con brusquedad su hombro para soltarse del agarre y le da la espalda a aquel hombre, intentando marcharse, pero aquel hombre se había puesto furioso y vuelve a acercarse, lo gira de igual modo que antes, pero sin dejar que Traize reaccione le da un fuerte puñetazo en la cara que lo hace caerse sobre unos botes de basura

"¿Eres valiente eh? Veamos que tanto lo eres

Traize. Imbécil

El ojiazul se levanta de entre la basura y se acerca al hombre, dándole también con el puño en el rostro, pero no solamente era más pequeño que aquel hombre, Traize no había comido ni dormido bien, por lo que le faltaban las fuerzas, su golpe apenas si hace que el hombre mueva un poco su cara, entonces sonríe con burla

"Un valiente muy débil"

El hombre suelta una carcajada y se acerca a Traize, le sujeta la cabeza con una mano y con fuerza lo acerca a la pared del callejón, estrellándole el rostro contra la dura piedra

Traize. Aaag

El ojiazul intenta tocarse la cara raspada y con sangre, pero el hombre no le da tiempo, con fuerza le propina un golpe en el estómago que lo sofoca, después agarra un pedazo de fierro que se encontraba en el suelo y aprovechando que Traize está agachado le golpea con fuerza en un costado, dislocándole el brazo, el castaño abre con fuerza los ojos y grita del dolor, cayendo de rodillas al suelo, al fondo del callejón se ve una luz que pone en alerta al hombre, quien se acerca a Traize, mete su mano en el bolsillo del pantalón y le saca la cartera, marchándose enseguida de ahí.

Por los ojos azules de Traize salen algunas lágrimas, jamás había sentido dolor parecido, por su mente pasa el recuerdo del trenzado, a quien una vez estuvo a punto de lesionar gravemente, dejándolo inconsciente por varios días, la primera vez que le había golpeado sin medirse. Poco a poco pierde la consciencia, se había desmayado del dolor

Al caer la noche Quatre y Trowa se marchan del departamento de Heero, mientras Duo recoge las cosas que habían utilizado para el café, Heero se retira a la habitación, momentos después el trenzado comienza a lavar la loza sucia y el ojiazul regresa a la cocina

Heero. Estoy enfadado de esto

El ojivioleta voltea hacia Heero, que se rascaba un tramo de brazo bajo su yeso, el trenzado sonríe

Duo. No te preocupes, en unos días estarás bien

Heero. ¿Tú cómo te sientes?

Duo. Ya no me duele, solo cuando hago movimientos violentos

El ojiazul mira fijamente a Duo, ya no habían vuelto a hablar del tema, pero Heero aún continuaba molesto y preocupado por el asunto de Traize, ese hombre estaba libre, y seguramente volvería a buscar al trenzado, el ojiazul no estaba cómodo

Duo. ¿Qué tienes?

Heero. ¿Yo? Nada

Duo. Te ves alejado

Heero. Estoy cansado, nada más

Duo. ¿Quieres que te de un masaje?

Recordando la última vez que su novio le había dado un masaje, Heero se sonroja ligeramente y niega un par de veces con la cabeza, Duo vuelve a sonreír y después regresa su mirada hacia la loza sucia

Heero. Voy a bañarme

Duo. Sí, está bien

El ojiazul se retira, dejando a Duo solo, continuando con su quehacer, el trenzado recuerda lo que sucedió antes que Trowa y Quatre llegaran y se sonroja, sonriendo después, cierra la llave del agua y se seca las manos, camina hacia la puerta del baño y se queda de pie frente a ella, el agua caía, la oía claramente, estira su mano y la coloca en el picaporte, gira ligeramente y se da cuenta que Heero no ha puesto el seguro, por segundos piensa en abrir y entrar, pero enseguida se arrepiente, sonrojándose por completo

Duo. No ¿En qué estás pensando?

Avergonzado por completo se agacha hasta colocar su frente sobre la madera de la puerta, quedándose así por unos momentos, sin darse cuenta del tiempo, hasta que momentos después la puerta se abre, Duo reacciona y se endereza, sonrojándose aún más, en cambio Heero estaba sorprendido

Heero. ¿Qué pasa? ¿Necesitabas el baño?

Duo. ¿Eh? No no, no es nada

Heero. De acuerdo

El ojiazul le regala a Duo una media sonrisa y se agacha ligeramente, dándole un beso en la mejilla, el trenzado devuelve la sonrisa, entonces Heero le pasa de lado y regresa a la habitación, sin darse cuenta de lo que por la mente del trenzado había pasado…

Un par de días después, en el Hospital donde se encontraba Wufei, la enfermera ayudaba a empacar sus cosas, ya que ese día le darían el alta, el chico se encontraba solo. La enfermera le miraba de vez en cuando, preguntándose qué haría el chico solo, nadie estaba ahí, en espera de su salida, pero al chico parecía no importarle, se mostraba tranquilo, pero la verdad es que sentía deseos de tener a Traize con él, de tocarlo, pero ya no quería sufrir, sabía que esa relación no tenía futuro, que nunca iban a poder estar juntos y que de hacerlo solo se harían daño.

Por otra parte sentía deseos de llamar a Relena, de aceptar la propuesta que ésta le había hecho, de darse una nueva clase de oportunidad. Pero aun así, aun sabiendo de sus dos deseos no iba a desistir, se iría solo, no le importaba de lo que pudiera venir, no le importaba que jamás hubiera estado ciego, que el mundo como antes lo conocía no podía volver, que estar solo y en esa condición iba a ser terrible, la soledad era su único camino. Antes de que la enfermera abriera la puerta de la habitación, ésta es abierta por el doctor que había atendido a Wufei

Doctor. Espere un momento, alguien ha venido

Wufei. Sí

El corazón del chino salta de emoción, alguien estaba ahí para recibirle, el doctor no le había dado nombre alguno, pero aun así, saber que alguien estaba ahí por él le hacía feliz, sabía que solo existían 2 personas capaces en el mundo de estar ahí ese día, una era Relena y la otra era Traize, pero no sentía en aquel momento preferencia alguna, de algún modo su vida giraría en torno a la respuesta…

Las clases habían terminado por fin para Heero, lo cual le daba más tiempo de pasar junto al trenzado, a quien le estaba enseñando a manejar, auxiliándose del automóvil de Quatre. El trenzado era muy buen aprendiz, casi como un niño que aprende un videojuego nuevo, en tan solo 2 semanas había logrado ser tan diestro en manejo que incluso había dejado sorprendido a Heero.

Aquel día en la tarde, la pareja iba a verse con Quatre y Trowa en un restaurante, los preparativos de la boda de estos últimos estaba casi terminada, era cuestión de días para que partieran rumbo al pueblo donde Quatre y Duo habían nacido. Aquel hecho en cuestión mantenía a Duo en gran expectativa, debido a que, después de varios años estaría nuevamente frente a sus padres, pero quien lo mantenía con aquella desesperante incertidumbre era su padre, de quien había oído mencionar por parte de Traize que se trataba de un ser despreciable, que había violado numerosas veces a su aún esposo, causándole la serie de traumas que lo habían llevado a convertir su vida en un infierno.

Iban rumbo al restaurante, Duo manejaba el auto, sonriendo casi por inercia ante aquel hecho, se sentía en cierta forma más independiente; sin embargo, gran parte de su verdadera atención se centraba en su regreso al pueblo, Heero lo había notado, pero no se atrevía a decir palabra alguna, después de todo, no había nada que el pudiera hacer, salvo permanecer al lado del trenzado, demostrándole su apoyo, tanto si el resultado le favorecía como si no lo hiciera. Por su parte Trowa y Quatre centraban mayormente su atención uno en el otro desde el asiento trasero del auto, en los últimos días lo que más habían hecho era disfrutarse el uno al otro, no sabían cuando la muerte los separaría, y trataban de no pensar en ello, por el bien de los dos…

A pesar de que sabía que la respuesta del muchacho podía no ser la esperada, ella se encontraba ahí, conversando con el Doctor que había atendido a Wufei mientras éste aún no llegaba, se mostraba impasible, sin embargo por dentro la consumía la inseguridad, no sabía que reacción esperar por parte del hombre que amaba, conocía dos posibles respuestas, pero desconocía por completo su reacción a cualquiera de ellas, aun así se encontraba de pie, de frente al hombre con bata blanca que le explicaba cosas que apenas lograba comprender.

La proximidad de los conocidos pasos de Wufei hacen que Relena voltee hacia él, mirando con pesar aquellos ojos vacíos sin vida, pero su gran sonrisa adornando el cándido rostro mostraba su verdadero estado de ánimo, se encontraba feliz, feliz de que Wufei estuviese ahí frente a ella, inconscientemente sus pasos al frente la llevan hacia él y sin pensarlo siquiera se abalanza a sus brazos, aferrándose a la tela de su camisa.

El ojinegro siente el cálido cuerpo de la chica y casi por instinto le corresponde el abrazo, la enfermera y el doctor comparten una fugaz mirada antes de que los muchachos se separen, Relena sonríe ampliamente a Wufei aun cuando éste no puede mirarla y después se gira hacia el doctor, haciendo una pequeña reverencia

Relena. Gracias, en adelante me haré cargo

Doctor. Está bien, hasta luego

La chica se incorpora y sujeta a Wufei del brazo, caminando a su lado, hombro con hombro, así como esperaba que fuese el resto de sus vidas, juntos. Por su parte Wufei sentía alivio más que felicidad, porque sabía que al lado de Relena obtendría paz, y que aunque quizás jamás la llegara a amar, ella podía hacerle feliz.

Relena. Realmente no sé cómo explicar éste sentimiento

Wufei. ¿Por estar a tu lado?

Relena. Sí, de verdad existe mucho que agradecer

Wufei. Tonta, soy yo quien debe sentirse así

Relena. Te equivocas, quizás lo creas así, pero yo…

Sus palabras cortadas de golpe hacen que Wufei se desconcierte, por lo que no consigue hilar palabra alguna, pero tan solo al sentir que la mano de Relena se aferra con fuerza a su brazo consigue formular una pregunta

Wufei. ¿Qué sucede?

Relena. Es él

Al oír el susurro de Relena, el cuerpo completo de Wufei se estremece, no veía ni había oído algo, pero sabía que la chica se refería a Traize, a su Traize, a la persona que había renunciado por darle una oportunidad a ella y darse otra así mismo de ser feliz. Pero ahora no conseguía pensar nada, los tres guardaban un silencio de ultratumba, solo los ojos de Relena y los de Traize estaban reflejados en el otro…

Con el brazo ya desprovisto de escayola, Heero rodeaba los hombros de Duo, apoyando cómodamente su mano sobre uno de los hombros de su chico, mientras la pareja conversaba con sus amigos, habían ya terminado de comer y bebían café. De pronto el localizador de Quatre comienza a sonar, el rubio lo saca de uno de los bolsillos de su pantalón y lee el mensaje, se trataba de su jefe, quien lo solicitaba en el consultorio, a pesar de ser sábado por la tarde

Quatre. Debo irme

Trowa. ¿Es muy importante?

Quatre. Parece que si

Trowa. Entonces vámonos

Quatre. Sí

Duo baja su mirada con tristeza, habían quedado de ir al cine después de salir de ese lugar, pero ahora no podrían hacerlo, por lo menos los cuatro

Duo. Tus llaves

El trenzado da a su amigo las llaves de su auto mientras le sonríe, el rubio las toma sin mayores protestas

Quatre. ¿Dónde los dejo?

Pregunta al ojiazul, quien enfoca su mirada en el novio de su amigo, agitando después la cabeza hacia los lados

Heero. Nos quedamos un poco más, adelante

Aunque Quatre y Trowa comparten una pequeña mirada, ninguno de los dos se opone a la respuesta del ojiazul, incluso Duo decide respetar aquella decisión tomada por su pareja y solo les sonríe a sus amigos. Trowa saca dinero de su cartera y lo coloca sobre la mesa

Quatre. Entonces hasta luego

Duo. Nos vemos

Los cuatro se despiden y entonces Trowa y Quatre se van de aquel lugar, Heero voltea hacia su novio y le da un beso sobre los labios, el cual es contestado enseguida. Al separar sus labios se miran unos momentos a los ojos, el trenzado curioso por la decisión de Heero de quedarse no se hace esperar, por lo que le pregunta enseguida la razón de aquella decisión, el ojiazul le sonríe levemente

Heero. Iremos a otro lugar

Duo. ¿Eh? ¿A dónde?

Sin contestar el chico separa su brazo del hombro de Duo y hace una seña al mesero para que les lleve la cuenta, dejando a Duo expectativo con respecto a la situación.

No habían sido mucho los minutos de silencio en aquel Hospital, Relena miraba fijamente con resentimiento a Traize, mientas que éste pasaba de ella, mirando atento a Wufei, quien a pesar de no mostrar emoción alguna en sus ojos, se notaba por su pálida piel que se encontraba en la misma situación que los otros presentes ahí. En solo cuestión de segundos el silencio se rompe, la voz furiosa de Relena se hace presente

Relena. ¿Qué haces aquí?

Se mostraba no solo furiosa, sino temerosa de lo que pudiera pasar, sabía del amor que Wufei sentía por Traize, y aunque quizás no era el amor más sano del mundo, sabía que éste era capaz de arrebatarle su segura victoria. Sus palabras parecían no haber llegado a la persona indicada, tan solo la voz de Wufei encuentra como respuesta

Wufei. Cálmate, no te dejaré

Su respuesta es acompañada por su mano que sujeta la de la chica con ligereza, acción que para Relena es reconfortante y que sin embargo para Traize acaba con su mundo, por primera vez sus piernas temblaban ¿acaso había perdido a Wufei?

Relena. Wufei…

Wufei. Vámonos por favor

La chica asiente con la cabeza y emocionada avanza los primeros pasos, Wufei le sigue, sintiendo que cada uno de sus pies pesa como el plomo. Traize estaba casi congelado, sus ojos abiertos ampliamente mostraban su mirada desconcertada. Al pasar junto a él, el hombro de Wufei toca su costado, haciéndoles sentir a ambos un ardiente cosquilleo, el cual hace reaccionar a Traize, que enseguida se gira hacia la pareja

Traize. ¡Espera!

Ambos chicos dejan de caminar, Relena mira fijamente a Wufei, quien se mostraba nervioso, era notorio que aquella voz le había removido las células del cuerpo que creyó muertas. El ojiazul se acerca a Wufei, la chica en defensa de él se gira hacia Traize

Relena. Por favor vete, Wufei no quiere estar contigo

Ahora Traize es quien le dirige una mirada a la chica, pero a diferencia de la mirada de ella, la de Traize era triste, vacía, pero a la vez amable

Traize. No lo hagas

Relena. ¿Eh? ¿De qué me estás hablando?

Traize. No te lleves a Wufei

Relena. ¿Qué?

Tanto Relena como Wufei se extrañan de aquellas palabras, no comprendían el porqué de aquella actitud de Traize, se mostraba incluso apacible, todo lo contrario a él

Traize. No me quites lo único que ha valido la pena en mi vida

Los ojos de la chica se abren con amplitud al oír aquellas palabras, mientras que el cuerpo de Wufei tiembla ante la declaración, sus palpitaciones aumentan de ritmo y en su garganta ahoga un gemido de asombro

Traize. Por favor…

A pesar de que no llora, a Relena le sorprende el hecho de ver sus ojos húmedos, pero su sorpresa es mayor cuando el ojiazul se acerca dos pasos y se arrodilla frente a ella, clavando su mirada en los ojos verdes

Traize. Te lo suplico

Relena. Yo no… levántate

En ese momento Wufei se da cuenta que Traize estaba arrodillado frente a la chica, que le suplicaba de rodillas no llevárselo, sintió mucha pena por Traize, pero a la vez sintió felicidad, jamás alguien había hecho algo así por él, le recordaba incluso la vez en que él hizo lo mismo por Traize cuando le suplicó a Duo volver con él. Ahora es que se daba cuenta que eran iguales, su forma de amar era la misma, no importaba si en el proceso se perdía la dignidad, eran capaces de cualquier cosa uno por el otro

Wufei. Traize…

Soltándose por completo del agarre de Relena y sin importarle nada más se acerca a Traize, aún no estaba acostumbrado a su condición por lo que choca con él antes de darse cuenta que estaba justamente cerca de sus piernas. Al sentirlo agacha la cabeza y poco a poco desciende hacia Traize con los brazos estirados, estos temblaban, mientras que el ojiazul estira sus manos y sujeta los brazos de Wufei sin detenerlos, el pelinegro logra su cometido de sujetar el rostro del hombre que amaba

Wufei. Traize… mi Traize

Sin poderse contener Relena rompe a llorar, mirando la escena, sintiéndose impotente y tonta ¿cómo lo había creído? Por un momento había llegado al cielo, y ahora, justo en esos momentos descendía al mismo infierno ¿Por qué diablos había creído aunque fuera por unos segundos que aquel hombre era para ella? Si jamás había visto en él aquel comportamiento, jamás lo había visto tan vulnerable, tan indefenso. No hacía falta ser genio para darse cuenta que se pertenecían el uno al otro, sus retorcidos corazones nunca lograrían estar en posesión de nadie más

Traize. Te amo… solo te he amado a ti

Era la primera vez que Traize admitía que su verdadero amor era Wufei, que Duo solo había sido en su vida una etapa de furia, de venganza, de obsesión. El pelinegro no daba crédito a sus oídos, se sentía muy feliz, y a la vez miserable, no merecía algo tan bueno como el amor

Wufei. También te amo

Sin hacerse esperar sus labios se unen con fuerza, aferrándose como si fuera la primera y última vez que estos se encontraban. Relena no lo soporta más y huye del lugar, con las lágrimas surcándole el rostro y con la derrota a cuestas. En el hospital unos cuantos miraban sin dar crédito a lo que sucedía, mientras que Traize y Wufei se habían olvidado del mundo, entregándose la vida en aquel beso, ahora estaban juntos y no importaba nada más…

A pesar de no ser siquiera las 7 de la tarde el sol comenzaba a desaparecer, dejando que la luna poco a poco iluminara con su poca luz artificial las calles de la ciudad, Duo y Heero caminaban tranquilamente por ellas, no eran muchas las personas que se les atravesaban, sin embargo esas pocas miraban con atención las manos entrelazadas de los chicos, quienes caminaban sin importar el que pensaran. Llevaban más de media hora caminando y Duo no tenía idea de dónde iban, el ojiazul no había querido darle pista alguna, sin embargo se daba cuenta que era especial, ya que cada vez se acercaban más a la zona turística de aquella ciudad, que si bien no era enorme o de gran lujo, mostraba un bonito paisaje, los ojos del trenzado se iluminaban al ver tan bonito paisaje

Duo. Ya dime a donde vamos

Soltando la mano del ojiazul se adelanta dos pasos y le mira de frente al voltearse, Heero le devuelve la mirada

Duo. Dime ya

Aunque el chico le sonríe tiernamente a su novio, éste no cede a la petición, simplemente se le acerca los pasos que le llevaba de ventaja y le regala un beso, después lo agarra de los hombros y lo voltea al frente, susurrándole al oído

Heero. Sigue caminando

Duo. Está bien, pero ya dime

Heero. No, camina

Haciendo un pequeño puchero Duo obedece las palabras de su novio y continúa caminando, Heero le da alcance a su costado y caminan juntos, ésta vez sin tomarse las manos pero en un agradable silencio…

Quatre llega por Trowa a casa de su tía, a donde había ido de visita, el rubio ya se había desocupado de sus deberes en el consultorio, los cuales no habían sido muchos. Al llegar es bien recibido por la sobrina de su novio, quien parecía ya no irrespetarlo como solía hacerlo. Todos estaban en la sala cuando Quatre entra, conversaban y tomaban té, el rubio mira curioso hacia el ojiverde, pues su chico ahora cubría su ojo con un parche, el cual había sido regalado por su tía, a quien no le agradaba verlo con su ojo al descubierto, el rubio no puede evitar reír un poco

Quatre. Que sexy pirata

Trowa. Gracias

Enseguida que saluda a Catherine y a la tía de Trowa, el rubio se sienta junto a su novio en el mueble de la sala

Trowa. Les acabo de dar la invitación

Quatre. Irán a mi pueblo ¿verdad?

Leia. Claro que sí, no podemos perdernos esto

Quatre. No tengo familia que presentarles y su presencia será como tener una, muchas gracias

Leia. Gracias a ti querido, en el pasado no fui justa y por eso…

Quatre. No lo diga por favor, ahora las cosas son diferentes, estoy agradecido por todo el apoyo que nos dan

Leia. Mis sobrinos son como mis hijos, solo deseo lo mejor para ellos

Quatre. Lo entiendo

El rubio sonríe ampliamente a la tía de Trowa, anterior a esos días cuando el rubio visitaba a su novio el ambiente solía ser incómodo, a veces desagradable, pero ahora todo había cambiado y era para bien, se sentía contento, al menos podía darle a Trowa unos últimos años felices, sin nada que se interpusiera entre ambos…

Por fin Heero se detiene, causando curiosidad en Duo, pues ya llevaban más de una caminando, no estaba cansado, pero se sentía altamente curioso sobre lo que Heero quería mostrarle. El trenzado se queda de boca abierta cuando ve el gran Hotel que estaba frente a ambos, era un Hotel bastante grande y lujoso. Enseguida el trenzado se sonrojo, volteando a ver a Heero

Duo. ¿Vamos a… hospedarnos?

Heero. Así es…

Sin importarle nada lo toma de la mano y se dirigen hacia el gran Hotel, Duo estaba boquiabierto, mirando asombrado del tamaño del edificio, que además era muy bonito, casi increíble. Al entrar Heero le suelta la mano y se dirigen a la recepción, donde Heero habla con la encargada, había hecho enviar una maleta, la cual ya se encontraba ahí desde hace una hora, un botones los lleva hasta su respectiva habitación, el ojiazul le da una modesta propina y él se marcha, Duo enseguida entra y comienza a recorrer la habitación, estaba emocionado, había muebles muy bonitos y todo se veía increíble, incluso corre hacia la gran ventana que daba vista a la ciudad, hacia el lado más lindo e iluminado, Duo corre la cortina por completo, maravillado con lo que ve, Heero se acerca a él y lo abraza por la espalda, mirando también el panorama

Heero. ¿Te gusta?

Duo. Heero está muy lindo

Emocionado se voltea hacia su novio y lo abraza felizmente para después darle un merecido beso en los labios

Heero. Quería que te relajaras, disfrutemos del fin de semana

Duo. Sí

Contento Duo se acerca a la maleta y la sube a la cama, tenía curiosidad por ver que había adentro, así que la abre, pero adentro solo había algo de ropa normal, seguramente para usarla al salir de ahí, pero además de eso, al chico le llama la atención una caja que estaba adentro, era la caja de condones que había comprado antes de que Traize le secuestrara, enseguida la agarra y sonrojado voltea a ver a Heero

Duo. Lo había olvidado

Heero. Perdón, por mi culpa aquel día…

Duo. ¡No lo digas! Por favor no te culpes

Rápidamente Duo se acerca a Heero y lo abraza con fuerza

Duo. Solo pasó y ya, no es culpa de nadie ¿de acuerdo?

Heero. Si

El trenzado se separa de su novio y le sonríe, levantando la caja que traía en la mano derecha, su rostro estaba sonrojado

Duo. Con que a eso me trajiste ¿eh?

Heero. Quería que fuera especial

Duo. Solo por ser tú lo hace especial

Sin dejar de sonreír, Duo avienta la caja a la cama y se acerca a Heero, rodeándole cuello con ambos brazos y acercándose ambos se comienzan a besar, Heero lo abraza por la cintura, se separan un poco y el trenzado pasa sus manos a los hombros del chico para alejarlo un poco

Duo. Quiero tomar un baño

Heero. Está bien, no importa

Sin soltarlo, Heero vuelve a tomar sus labios, ésta vez profundizando el beso, besándose como nunca, incluso la cercanía de sus cuerpos era aún mayor que siempre

Duo. Heero… tengo miedo

Heero. ¿Qué?

El trenzado se aleja un poco de Heero y le da la espalda, comenzando a jugar con sus manos, estaba muy nervioso, no sabía cómo explicar su temor a su novio, jamás se había sentido tan asustado. Enseguida el ojiazul se acerca a él, colocándole ambas manos sobre los hombros

Heero. No te lastimaré

Duo. No es eso…

Heero. ¿Entonces?

Duo se gira hacia su novio y le mira con firmeza a los ojos

Duo. Tengo miedo de que cambie

Heero. ¿Qué?

Duo. Esto que tenemos, nuestra relación

Heero. ¿Por qué dices eso?

Duo. Cuando mayor existe el compromiso, hay cosas que cambian y no quiero eso

Heero. ¿No quieres que hagamos el amor?

Rápidamente el chico se gira hacia su novio, mostraba una expresión de asombro

Duo. ¡No no! No es eso, claro que quiero hacerlo

Heero. ¿Entonces?

Duo. No es nada

El trenzado baja la cabeza, estaba un poco confundido y el hecho de que Heero no entendiera lo hacía sentir más confundido, porque quizás su temor no significaba nada, pero él lo asociaba a su relación con Traize, porque al principio era buena, después se había vuelto un horrible infierno y no quería que aquello se repitiera con Heero, sentía que lo amaba demasiado, mucho más de lo que creyó amar a Traize algún día. Heero se acerca a Duo y lo abraza con cariño

Heero. Yo no te lastimaré nunca, de ninguna forma Duo

Duo. Te amo Heero

Heero. También te amo Duo

El ojiazul pasa un par de cabellos atrás de la oreja de Duo y le besa la mejilla, sujetando después su rostro con ambas manos para volver a besarlo, por un segundo ambos abren los ojos, volviendo a cerrarlos, besándose con mayor entrega, las torpes manos de Heero bajan hasta su cadera, empujándolo con suavidad, dirigiéndolo a la cama, al estar muy cerca se separan, Heero baja la maleta y la deja en el suelo, dejando la caja de condones justo al lado, encima de un buró. Heero vuelve a acercarse a Duo, subiendo lentamente la tela de la camisa, logrando sacarla por la cabeza del chico, acercando pronto sus labios a la tersa piel del chico, besándola, disfrutando de su sabor salado

Duo. Heero…

Heero. ¿Qué pasa?

Duo. ¿Puedes… apagar la luz?

Heero. Pero Duo…

Duo. Por favor…

Heero. Te he visto desnudo muchas veces

Duo. Pero…

Heero intenta contener una sonrisa pero no puede, así que solamente ignora la petición, volviendo a besar la piel de Duo, cuello y hombro, causándole escalofríos, sentía demasiado bien y al principio se sentía incómodo por ello

Duo. Heero…

Heero. Todo está bien

El ojiazul coloca sus manos en los pantalones de Duo, desabrochándolos sin mayor preámbulo, el trenzado se mordía el labio, cada vez se sentía más nervioso y trataba de acostumbrarse a que Heero lo tocara de esa forma. Mientras el moreno lo desvestía, Duo recordaba sus momentos juntos, desde aquella vez que lo había conocido, llegando del brazo de Relena, incluso el día que lo había rescatado de la banda que traficaba con pornografía y el día que se había confesado por primera vez al bajar de la rueda de la fortuna…

Ahora estaba desnudo ante él e iban a hacer el amor, su corazón latía con fuerza, y Heero no estaba menos nervioso, no solo era su primera vez, sino que iba a hacerlo con Duo, de quien se había enamorado desde hace tiempo, a quien deseaba con todas sus fuerzas. Duo se acerca un poco más, Heero acababa de tirar su camisa al suelo y él le comienza a besar el cuello y acariciar el pecho mientras se desabrocha los pantalones, los cuales caen al suelo, dejándolo en ropa interior, haciendo notar su erección, la cual pronto queda al descubierto cuando quita lo que queda de su ropa.

Nuevamente se comienzan a besar, un poco torpe, pero con suavidad, sintiendo por completo el calor del cuerpo del otro, Heero agarra a Duo de los hombros y lo baja con cuidado, acostándolo en la cama, al dejar de besarse se miran a los ojos, ambos sonrojados, Duo se acomoda en la cama, sonrojándose aún más cuando Heero toma su miembro, acariciándolo con cuidado, ambos no dejan de mirarse hasta que Duo cierra sus ojos y gime, mordiéndose enseguida el labio y abriendo los ojos

Duo. Heero… yo…

Su respiración era muy agitada, estaba tan nervioso como cuando lo había hecho por primera vez siendo un adolescente, Heero lo calla con un beso, después llevándose el dedo medio a la boca, mojándolo, Duo se tensa un poco al sentir como éste le invade, Heero siente alrededor las heridas de Duo, podía sentir las cicatrices, aquello lo hace sentir triste, impotente, pero sabía que no era posible ignorarlas. Ambos se miran fijamente a los ojos

Duo. No es necesario que…

Nuevamente Heero lo calla con un beso, mientras con el dedo continúa tratando de reducir la rigidez, masajeando con delicadeza, Duo jadeaba en su boca, con sus manos en los hombros de Heero, cerrando los ojos tratando de concentrarse, aquella invasión comenzaba a gustarle, el ojiazul no estaba del todo seguro si era correcto o no hacer eso, pero no deseaba reabrir las heridas de su novio.

Al separar sus bocas Heero comienza a bajar por el cuerpo del trenzado a besos, continuando enseguida con su labor de acostumbrar a Duo, por lo que comienza a humectarlo con su lengua, usando a la vez su dedo pulgar para acariciarlo, poco después utiliza dos de sus dedos para invadirlo, introduciéndolos con cuidado, sintiendo como Duo vuelve a tensarse

Heero. ¿Me detengo?

Duo. No…

Completamente sonrojado Duo desvía su mirada, haciendo que Heero se preocupe, quizás estaba siendo demasiado atrevido para su primera vez, pero el trenzado no parecía quejarse, aun así le preocupaba que quizás no lo hiciera solo por la costumbre, por todas las cosas que Traize le hacía sin que tuviera derecho a quejarse.

El ojiazul vuelve a subir, posesionándose de los labios de Duo, mientras continuaba invadiéndolo con sus dedos, poco después los saca y acuesta a Duo por completo en la cama, dirigiendo su mano hacia la caja, la cual abre y saca un condón, abriéndolo enseguida, intentando torpemente de ponérselo, pero estaba nervioso, así que se le cae sobre la cama

Duo. ¿Heero?

Heero. Perdón

Tranquilizándose, Heero logra concentrarse, poniéndose correctamente el preservativo, entonces se acerca más a Duo, quien separa sus piernas, el ojiazul se posiciona en medio, mirándose a los ojos por unos momentos

Heero. ¿Estás listo?

Duo. Sí, hazlo…

Estaba muy nervioso, aunque pudiera decirse que su experiencia era mucha, ésta vez lo haría deseándolo con todas sus fuerzas, ésta vez se moría de ganas porque Heero lo penetrara, sentirse suyo…

Sujetando su miembro con la mano derecha, Heero se acomoda en la entrada de su chico, usando su pulgar izquierdo para abrir un poco mientras se introduce con cuidado, Duo se queja, tensando su cuerpo aún más que antes, Heero le mira preocupado, su rostro estaba más rojo de lo normal

Heero. ¿Te duele? ¿Estás bien?

Duo. Sí, me duele… pero continúa

Heero. Duo…

El ojiazul estaba experimentando lo que tanto temía, que su primera vez con Duo fuera tan tortuosa, que no supiera que hacer, que el trenzado sufriera, se sentía fracasado

Heero. Perdóname…

Haciendo caso a la petición, el ojiazul termina de entrar con un solo movimiento, enseguida Duo abre ampliamente sus ojos, cerrándolos después mientras se arquea al frente y coloca sus manos sobre los hombros de Heero, apretándolos

Duo. Heero… mnh…

Heero. ¿Me detengo?

Duo. No… por favor…

El trenzado abre sus ojos topándose con la mirada preocupada de Heero, el ojiazul divisa en las esquinas de los ojos violetas de Duo algunas lágrimas

Duo. No te vayas… hazme tuyo, soy tuyo

El trenzado lloraba más por la angustia de que Heero se arrepintiera de estar con él que por el dolor físico de su intromisión. El ojiazul no estaba del todo seguro porque no quería que Duo experimentara dolor, pero dejarlo a esas alturas resultaría peor, por lo que hace caso, no sin antes besar la frente del chico, entonces se retira un poco, volviendo a introducirse, con cuidado, lentamente, Duo baja su mirada, viendo aquella unión que los convertía en uno solo, apretando con más fuerza los hombros de Heero cuando éste continúa penetrándolo, de forma lenta, acostumbrando a Duo a aquello, conforme lo hace resulta más fácil entrar y salir, la entrada del chico se dilataba cada vez más.

Aunque no lo hacía con fuerza, la velocidad era cada vez mayor, Duo gemía cada vez con mayor apremio, sintiendo que pronto el placer le invade los sentidos, pero aún sentía dolor, por lo que sus uñas se hundían en la carne de Heero, ahora en la espalda. Las manos de Heero por el contrario se apoyaban en las sábanas, mientras su boca se ocupaba de devorar el cuello de Duo

Duo. ¡Aaahh Heero!... así… ¡Haaa!

El moreno había encontrado aquel punto de mayor placer dentro de Duo, el chico se sentía en el cielo, por fin entendía la expresión de Quatre 'Como alcanzar el cielo con las manos' porque así se sentía en esos momentos, su nerviosismo de minutos atrás ahora era inexplicable, porque en brazos de Heero comenzaba a sentirse protegido, amado

Heero. Duo… Mnnh

El ojiazul no quería terminar, aquello se sentía realmente bien, era su primera vez y jamás hubiera imaginado que fuera tan bueno, tan solo solía masturbarse, pero esa sensación no tenía comparación, la estrechez en el cuerpo de Duo lo volvía loco, aprisionaba y friccionaba su miembro, cada vez más duro y caliente.

Sus labios abandonan el cuello del chico, colocando su frente sobre el pecho del trenzado, fijando su mirada hacia el miembro de Duo, también erecto, lo sujeta con su mano y comienza a masturbarlo, sin detener sus penetraciones, era cansado pero no pierde el ritmo

Duo. ¡Haaa Heero… más… más!

Por primera vez sentía que perdía la cordura, era la primera vez que conectaba su mente con su cuerpo a la hora del sexo, era mejor a cualquier experiencia que pudo haber tenido en el pasado, se sentía a punto de llegar, pero no quería, deseaba sentirse así por siempre, el cuerpo de Heero sobre él, regalándole de su calor, de su sudor, tocándole, invadiéndole, pero no podía durar por siempre, su miembro comienza a desbordarse, causándole un placentero orgasmo, sintiendo casi enseguida como el miembro de Heero se colapsa dentro de él, aun cuando el condón le impide sentirlo por completo.

Los dos gimen con fuerza, perdiendo los sentidos unos instantes, sintiendo la agitada respiración del otro, tan cerca como sus almas, que al igual que el cuerpo ahora era una sola…

Aún sin salirse de él y con la agitación delatada en sus respiraciones se miran a los ojos, comenzando a besarse tiernamente, al separarse se miran a los ojos y después Duo se abraza con fuerza al cuerpo de Heero, temblaba un poco, por fin se había entregado al verdadero amor de su vida, había sido de Heero y Heero había sido suyo, por primera vez se sentía pleno…

Con lentitud Heero sale de Duo, quitándose enseguida el condón, lo amarra y deja caer al suelo, acostándose al lado del trenzado, pero girándose hacia él, apoyándose con su brazo derecho, contemplándolo, Duo también se gira, sonriéndole

Duo. Lo hicimos… por fin lo hicimos

Heero. Si

Duo. Estuviste muy bien

Heero. ¿Por qué lo dices?

Duo. Soy el primero ¿cierto?

Al ojiazul le sorprende que Duo lo mencione, ya que él jamás le había contado algo así, el único que lo sabía era Trowa, pero al parecer el trenzado era más experto de lo que creía, al grado de darse cuenta de algo así. Apenado Heero solo asiente

Duo. Eres el mejor

Completamente feliz, el trenzado se acerca a Heero y éste lo abraza

Duo. No quiero estar con nadie más nunca

Heero. Yo tampoco

Nuevamente vuelven a besarse antes de quedarse abrazados y momentos después dormidos, había sido una noche de mucha agitación, lo habían hecho por primera vez, pero tenían por seguro que no sería la última…

Continuará….


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