Lo que el viento se llevó
Capítulo 20. La felicidad de quien espera
Desde que habían discutido
por el asunto de Traize, Duo y Heero no se habían vuelto a ver, el ojiazul
permanecía en el Hospital, pero aún estaba molesto. Eran casi las doce del día
y Quatre estaba dentro de la habitación con su amigo. Momentos después llega
Trowa en compañía de su tía, quien lo había llevado y que después de saludar a
Heero se marcha, dejando solos a los amigos. El ojiverde le coloca una mano en
el hombro a Heero y lo observa fijamente
Trowa. ¿Cómo estás?
Heero. Mal
Trowa. ¿Duo está muy mal?
Heero. Mal pero de la
cabeza
Trowa. ¿Eh?
Heero. No quiere demandar a
Traize
Trowa. ¿En serio?
El ojiverde baja su mano
del hombro de su amigo y mira hacia la habitación donde reposaba el ojivioleta
Trowa. ¿Qué razones dio?
Heero. Dijo cosas que no
entendí bien, pero ven y te cuento
Ambos chicos se alejan de
ahí hacia la cafetería del Hospital. Dentro de la habitación Quatre y Duo conversaban
sobre los preparativos que el rubio estaba haciendo de su boda
Quatre. Parezco un tonto
¿cierto?
Duo. No, claro que no ¿Y ya
hablaste con el sacerdote?
Quatre. Le llamé el otro
día, se sorprendió porque hace años no sabía de mí
Duo. Me lo imagino
Aunque el trenzado sonreía,
Quatre nota mucha tristeza en sus ojos, así que después de guardar silencio
unos momentos, estira su mano hacia su amigo y le sujeta la barbilla
Quatre. ¿Estás triste por
pelear con Heero?
Duo. Sí, pero también
pienso en Traize
El rubio baja su mano y
observa con seriedad al trenzado, quien percibe ese cambio
Quatre. No me salgas con
que lo quieres
Duo. No es eso, tampoco es
que lo odie
Quatre. Duo, tienes que
recapacitar
Duo. Quatre, tu recuerdas a
mi padre ¿verdad?
Quatre. ¿Eso a que viene?
Duo. Es que…
El trenzado lo duda unos
momentos, apretando con fuerza sus manos en las sábanas de la cama
Duo. Traize afirma que mi
padre lo violaba
Quatre. ¡¿Qué?! No le
creíste ¿o sí?
Duo. No sé qué pensar,
hubieras visto sus ojos, eran los de un niño asustado
Quatre. Hubo ocasiones en
que me quedé a solas con tu padre y jamás hizo nada extraño conmigo, quizás
Traize lo inventó para hacerte sentir mal
Duo. No lo sé, no sé nada
Quatre. No te tortures
amigo, ya verás que son inventos de Traize
Duo. Eso espero, de otro
modo sería imposible volver a ver a mi padre a la cara
Quatre. Duo, vas a ver a
tus padres cuando vayamos al pueblo, se aclarará todo esto
Duo. Tienes razón, no lo
había pensado así
Un poco más animado el
trenzado sonríe a su amigo, en ese momento se abre la puerta y por ella entra
la enfermera con la charola de comida para Duo… En la cafetería del hospital,
Heero y Trowa estaban sentados a la mesa, el ojiazul había contado todo a su
amigo referente a su encuentro con Traize y el rescate de Duo, desde eso, el
ojiverde había permanecido callado, ambos bebía café
Heero. ¿Qué opinas?
Trowa. Creo que debes
dejarlo tomar sus decisiones
Heero. ¿Qué dices?
Perplejo porque pensaba que
recibiría apoyo de su amigo, Heero lo observa con seriedad y se cruza de brazos
sin dejar de mirarlo
Trowa. No me mires así, sé
que Traize es un loco y que ha hecho mucho daño a Duo, pero es él el afectado y
quien debe tomar la decisión, lo mejor que puedes hacer es apoyarlo, porque
contigo o sin ti, él no lo va a demandar, es mejor que estés con él y lo apoyes
A Heero continúa sin
gustarle la idea de su amigo y permanece callado, ambos se miran mutuamente,
entonces pasa un niño junto a ellos y observa fijamente a Trowa, rompiéndose el
silencio entre los amigos, pues el niño se va corriendo mientras llora, el
ojiverde sonríe con burla
Trowa. Lo asusté
Heero. Vámonos de aquí
Ambos jóvenes se ponen de
pie y caminan en silencio rumbo a la habitación, al llegar ahí Quatre acababa
de salir y al ver a su novio lo abraza con emoción, besándose instantes
después, Heero mira a otro lado mientras lo hacen y después vuelve a mirarlos
Heero. ¿Cómo está Duo?
Quatre. Triste, quiere
verte
Heero. Estoy muy molesto
Quatre. Heero… sé cómo te sientes,
pero lo he notado bien, él no cambiará de opinión
Heero. No puede quedar así
Quatre. Yo lo sé, pero Duo
de cierta forma se siente comprometido, Traize afirma que el padre de Duo lo
violaba de niño
El ojiazul enarca levemente
una ceja sin dejar de mirar a Quatre
Quatre. Yo sé que suena
ridículo, pero así es, yo le dije a Duo que cuando vayamos al pueblo lo aclare
con sus padres, estoy casi seguro que es un invento de Traize para atormentarlo
Heero. Obviamente… ese
desgraciado…
Trowa. Es mejor que no
saquen conclusiones
Quatre. Amor ¿De qué lado
estás?
Heero. De Duo
Trowa. Esperen, esperen, yo
no dije eso, solo entiendo sus razones, es todo
Quatre. Pero Trowa…
Trowa. No discutiré esto,
no me concierne, es cosa de Duo, ustedes tampoco se metan… entraré a verlo
El ojiverde pasa de lado a
ambos chicos sin mostrarse molesto y entra en la habitación, Heero y Quatre
comparten una mirada de disgusto, ambos estaban de acuerdo en que Duo debía
demandar a Traize, mientras que Trowa creía que Duo era libre de elegir… cuando
el trenzado ve entrar a Trowa a la habitación sonríe ampliamente, alegrándose
de verlo ahí
Duo. ¡Trowa!
Trowa. Hola
Sonriendo levemente se
acerca a la cama y se agacha para abrazar a Duo, quien enseguida que el más
alto se levanta observa su rostro
Trowa. No te fijes en
detalles
Duo. Me contó Quatre, lo
siento
Trowa. No te preocupes, me
estoy acostumbrando a ver con un ojo
Duo. ¿No pueden extirparlo?
Trowa. No, lo mejor que
puedo hacer es cubrirlo, pero aún no sé con qué, pareceré pirata
El trenzado ríe por la
ocurrencia de Trowa, mientras que él permanece serio, mirando al chico
fijamente
Trowa. ¿Tú estás bien?
Duo. Sí, solo me duele todo
el cuerpo, pero me repondré, he pasado peores
Trowa. Comprendo… Heero me
contó que no piensas demandar
Duo. Así es, adelante,
regáñame también
Trowa. No lo haré
Duo. ¿Ah no?
El ojivioleta se sorprende
de que el novio de su amigo a diferencia del rubio y de Heero no lo regañase
por la decisión que ha tomado
Trowa. Es porque es tú
decisión, si quisieras demandarlo también me parecería correcto
Duo. Comprendo
Trowa. Tú eres el único que
ha vivido todo eso, solo tú puedes ponerle punto final, y si es de ésta forma
entonces es correcto
Duo. Trowa, eres muy maduro
Trowa. ¿Lo crees?
Ambos chicos se sonríen y
después comienzan a reír, segundos después mientras aún ríen, entran Heero y
Quatre, compartiendo una mirada de incredulidad, pero después Quatre sonríe y
se acerca a Trowa, abrazándolo por la espalda ya que él se encontraba sentado
Quatre. Cuéntenme el chiste
Trowa. No tiene importancia
Quatre. ¿Sabes Duo? No
estoy de acuerdo, no me gusta tu decisión, pero ya que no vas a cambiarla
entonces te ofrezco mi ayuda, sabes que siempre estaré para ti
Duo. Gracias amigo
El trenzado sonríe con
dulzura al rubio, desviando brevemente su mirada hacia el ojiazul, que miraba
hacia otro lado, Duo nuevamente mira a Quatre
Trowa. Quatre salgamos
Quatre. Sí, tienes razón
El ojiverde se levanta de
la cama y sale junto con Quatre. Por algunos minutos el silencio envuelve a
Heero y Duo, que evitaban mirarse, el ojivioleta apretaba con fuerza las
sábanas de la cama, es Duo quien se atreve a romper el silencio
Duo. ¿No dirás nada?
Heero. ¿Qué te digo? O
mejor te aplaudo ¿eso quieres?
Duo. Tonto…
Nuevamente se quedan
completamente callados, Duo tenía mueca de fastidio, odiaba cuando Heero era
sarcástico con él o se comportaba como un niño, tal cual había sucedido el día
que Traize lo había secuestrado, solo que a diferencia con el incidente de
Trant, ésta vez Heero tenía razón de molestarse, pero aun así él no cambiaría
de opinión
Duo. Solo quiero tu apoyo,
no tu aprobación
Heero. Tampoco te daré mi
apoyo
Duo. ¿Por qué?
Heero. No hace falta que te
lo diga ¿cierto?
Duo. Yo sé que no es fácil,
pero Traize…
Heero. ¡Ya basta! Deja de
mencionar a ese desgraciado, eres demasiado bueno Duo, me molesta
El trenzado aprieta con más
fuerza las sábanas de la cama, no le gustaba discutir, mucho menos con Heero,
con quien siempre había tenido una relación muy tranquila, y al ojiazul tampoco
le gustaba, pero no quería ver las cosas de otro modo, Traize había dañado lo
que más amaba y eso jamás lo iba a perdonar
Duo. Si es así entonces…
creo que… no debemos estar juntos
Heero no se esperaba
aquellas palabras, Duo estaba terminando con él, el ojiazul estaba como en
shock, con los ojos abiertos ampliamente
Duo. No tiene caso estar
con alguien que no me apoya, con alguien que mi actitud le molesta, así que…
mejor terminamos
Para el trenzado tampoco era
fácil, las últimas palabras habían salido con dificultad y le habían quemado la
garganta, pero no iba a dar marcha atrás
Heero. Como quieras
Bastante enojado, el
ojiazul se acerca a la puerta y la abre, sale de la habitación y olvidándose
que estaba en un hospital cierra con fuerza la puerta, hace como si Trowa y
Quatre no existieran y se aleja de prisa y enojado, el ojiverde y su novio
comparten una mirada y entran rápido a la habitación, encontrando a Duo
cubriéndose el rostro con ambas manos y sollozando, el rubio se acerca rápido
Quatre. ¿Qué pasó?
Duo. Terminamos…
Trowa. Ese tonto…
Duo. No, fui yo quien…
quien terminó todo esto
El rubio no sabe que decir
y solamente abraza a su amigo, Trowa suspira mientras observa la escena, había
sido muy pronto para que ambos hablaran, pero estaba seguro de que solo era una
etapa, pues ellos no podían separarse así de fácil…
A la habitación de Wufei
poco después que terminara sus alimentos, entran un doctor acompañado de una
enfermera a su habitación, el ojinegro les oye llegar y voltea su cabeza hacia
la entrada de la habitación
Wufei. ¿Doctor?
Doctor. Si señor Chang
¿cómo se siente hoy?
Wufei. Sigo mareado, me
duele la cabeza
Doctor. Entiendo, hoy le
quitaremos las vendas
Wufei. ¿Salí bien de la operación?
El médico hace una pausa de
algunos segundos
Doctor. Le seré sincero, la
herida en sus ojos fue profunda y el daño severo, es muy probable que pierda la
vista
Wufei. ¿Qué? No, pero…
El ojinegro temblaba,
moviendo la cabeza hacia varios lados, intentaba abrir los ojos aún con la
venda cubriéndolos y se desespera, intentando quitarse los vendajes, enseguida
la enfermera se acerca a él
Enfermera. Tranquilo
Wufei. Quítenme esto
Desesperado intentaba
quitarse la venda, pero la enfermera se lo impide
Doctor. Por favor no se
desespere, ahora se los quitaremos
El ojinegro se tranquiliza
solo un poco y deja de moverse, mientras la enfermera quita con delicadeza los
vendajes que cubrían sus ojos, hasta que estos caen por completo, aún tenía los
ojos inflamados por la operación y podían verse las suturas
Enfermera. Abra sus ojos
lentamente, poco a poco por favor
El chico obedece,
levantando los párpados con la mayor lentitud, aunque se moría por tenerlos
abiertos por completo y comprobar que no había perdido la vista. Pero al
tenerlos por completo abiertos frente a ellos solo había un gris oscuro, no
podía ver nada
Wufei. No, no veo ¿es
normal? Por la operación ¿verdad? Fue hace poco, debe ser eso
Doctor. Tranquilo por favor
Wufei. ¡No voy hacerlo! No
veo maldición
Doctor. Yo no puedo
ocultarle nada, le he dicho que el daño es severo y…
Wufei. Pero curable ¿no?
Porque existen trasplantes, entonces…
Doctor. El problema no
fueron solo sus córneas, el daño también fue provocado en sus retinas, se ha
dañado el nervio óptico…
Wufei. ¡Cállese!... mis
ojos ¡Devuélvame mis ojos!
Completamente fuera de
control Wufei comienza a golpear la cama, nunca había sentido tanta
desesperación como no tener visión alguna, para él era como no tener ojos
aunque estos ahí estuvieran, sin vida, sin moverse, sus pupilas estaban
apagadas y el pigmento negro que siempre le habían acompañado ahora tenía un
aspecto pálido, azulado
Enfermera. Doctor…
Doctor. Nosotros ya
cumplimos, la aceptación depende de él
Enfermera. Lo sé
Doctor. Cuide del paciente,
cuando él pueda hablar volveré a conversar
Enfermera. Sí, adelante
El hombre sale de la
habitación, dejando a la enfermera con Wufei, que lo miraba fijamente, no era
la primera vez que veía a alguien actuar así después de vivir algo como lo que
vivía el pelinegro, pero siempre le había resultado horroroso ver como los
propios pacientes se destruían así mismos…
Había pasado más de una
hora y Heero no había vuelto al hospital, Quatre deja a Duo dormido en la
habitación y sale de ahí, afuera estaba Trowa sentado, el rubio se sienta a su
lado y recarga la cabeza en su hombro
Trowa. ¿Todo bien?
Quatre. Estoy preocupado
Trowa. ¿Por ellos?
Quatre. Sí, volverán
¿verdad? Dime que si
Trowa. Tú tranquilo
Quatre. No quiero pensar
que lo suyo termine con algo tan tonto
Trowa. No te preocupes
El rubio levanta su cabeza
del hombro de Trowa y ambos se miran, besándose después, al separarse Trowa se
levanta
Trowa. Demos un paseo
Quatre. Sí
El rubio también se pone de
pie y estira su mano al ojiverde, quien al intentar tomarla no puede, pues ésta
se negaba a cerrarse en la mano de Quatre, enseguida el rubio voltea, abriendo
ampliamente sus ojos, mirando la mano de su novio, Trowa se da cuenta y
enseguida la baja, desviando su mirada
Trowa. Creí que se me
pasaría, pero es obvio que no
Quatre se queda
completamente callado, no encontraba que decir, sabía muy bien que la
enfermedad de Trowa le reduciría gradualmente algunas capacidades, pero aún no
se acostumbraba a vivirlas, aún le esperaba un camino que sufrir junto a su
novio…
Heero llegó a su
departamento, al entrar cerró la puerta de un golpe, caminó a la cocina y se
sirvió un vaso con agua, pero al primer sorbo lo aventó, estrellándolo contra
la pared, estaba realmente molesto, y no sabía que le molestaba más, que Duo
protegiera a Traize o que lo hubiese terminado por algo tan absurdo, si ellos
se amaban algo así no tenía por qué separarlos, no era algo que no pudiesen
superar. El ojiazul se dirige a su habitación y se acuesta en la cama, con los
brazos atrás de la cabeza, mirando al techo, después cierra sus ojos y recuerda
la primera vez que durmió ahí con Duo, abrazándolo, recordando el deseo que le
había provocado la cercanía de su cuerpo
Heero. Duo…
El ojiazul abrió los ojos y
se giró a la derecha, apoyándose en su costado, abrió los ojos y observó el
mueble con espejo frente a él, sobre éste se encontraba la caja de condones que
Duo había olvidado el día de su secuestro, entonces recordó las palabras del
trenzado en el Hospital, se sintió sonrojar al pensar algo tan estúpido, Duo lo
había terminado y a su mente llegaba la idea de que no tendría sexo con él como
ambos esperaban, se sintió un depravado, pero estaba enojado y no triste por la
ruptura, en otras circunstancias no habría pensado de aquella forma tan
egoísta, pero realmente le molestaba la amabilidad mostrada hacia Traize, debía
reconocer que también estaba celoso…
Un par de horas después en
el Hospital, ni Trowa ni Quatre habían regresado de su paseo, pues habían ido a
comer, mientras tanto el doctor encargado de Duo entra en compañía de los
agentes a cargo del caso, el trenzado no se los esperaba ahí, pero al ver la
insignia de policía intuye de que se trata
Doctor. ¿Cómo se encuentra
joven Maxwell?
Duo. Mejor, supongo
El trenzado aún tenía los
ojos llorosos, decidir separarse de Heero no le había resultado nada fácil y
poco doloroso, realmente se estaba sintiendo anímicamente mal
Doctor. Es mi deber llamar
a la policía cuando llegan pacientes en circunstancias como la suya, y les he
dicho que está en posibilidad de hablar
Duo. Sí, pregunten lo que
quieran
Agente. Su pareja nos contó
un par de cosas que…
Duo. Es mentira
Agente. No he dicho lo que
hablamos con el señor Yuy
Duo. Pero lo imagino, él no
estuvo ahí, así que dudo que sepa… además, es solo mi amigo
Ambos agentes se miraron y
después volvieron a ver a Duo, parecía que ninguno creía en las palabras del
trenzado, que aunque no titubeaba se mostraba inseguro
Duo. Quizás les contó de la
última vez que nos vimos, salí de su departamento después que discutimos, y
caminando por la calle me encontré con… mi amigo Traize, fuimos a tomar un café
y después que conversamos sobre mi discusión con Heero entonces me ofreció su
casa, donde estuve la mayoría del tiempo, por mi voluntad
Agente. ¿Por qué habría de
ofrecerle su casa por una discusión con otra persona?
Duo. Porque… yo vivía con
Heero
Agente. ¿No vivía con un
joven llamado Quatre Raberba? Por favor no nos mienta, no es el primero con
quien conversamos, además los paramédicos como siempre, hicieron el reporte
correspondiente, hemos investigado y el departamento donde les han recogido
está rentado a otro joven de nombre Wufei Chang, que también está en éste
Hospital, tenemos un contrato de renta que lo comprueba
El trenzado se quedó
callado por largo tiempo, era obvio que su versión estaba muy por debajo de ser
creíble, ya que contenía muchas mentiras
Duo. Eso…
Agente. ¿Cómo se hizo esas
heridas?
Duo. Yo…
Agente. ¿Se cayó? Siempre
usan eso
Duo. De verdad yo…
Agente. Si no hay acusación
de por medio no se puede proseguir, y por lo que veo es lo que está haciendo
¿me equivoco?
El trenzado no supo qué
decir, enmudeció por completo, además estaba sonrojado, lo habían descubierto
en su mentira
Agente. Desconozco los
motivos por lo que está haciendo esto, pero no gana mucho dejando a alguien
culpable libre como si nada ¿o sí?
Duo. Es verdad, no gano
nada, es más lo que pierdo al hacerlo, pero lo haré, no me importan las
consecuencias
Agente. Entonces no podemos
hacer nada, solo nos queda conversar con la otra víctima, de él depende la
libertad del acusado
El ojivioleta vuelve a
quedarse callado, rogando que Wufei no decidiera ponerse contra Traize, porque
al ser también afectado por él podría llevarlo a la cárcel, haciendo que su
sacrificio fuese en vano
Agente. Nos retiramos
Doctor. Les acompaño
Los tres hombres salen de
la habitación, quedándose Duo solo… Afuera de la habitación, al salir los
agentes y el doctor, Trowa y Quatre acababan de llegar, el rubio pide a su
novio que espere afuera y entonces entra con su amigo
Quatre. ¿Todo bien?
Duo. Me he negado a acusar,
van a hablar con Wufei
Quatre. Cierto, lo había
olvidado
Duo. Quatre, si él acusa a
Traize habré perdido a Heero en vano
Quatre. ¿Qué no te das
cuenta? Tú ya lo perdiste en vano, porque Traize no vale la pena
Duo. No me digas eso
Quatre. Lo siento, es lo
que pienso, aun cuando estoy de tu parte
El trenzado no podía
sentirse peor después de oír las crueles palabras de su amigo, pero comenzaba a
pensar que quizás tenía razón… Aunque los agentes llegan a la habitación de
Wufei para conversar con él, el pelinegro se había negado a hablar, los había
echado a gritos del cuarto, no quería hablar con nadie, no quería nada de su alrededor.
Dos días después pasaron y
Heero no había vuelto a ver a Duo, se sentía menos enojado y comenzaba a sentir
el peso de no estar junto al trenzado, se moría por verlo, pero no quería ser
él quien cediera, sucumbiendo a su debilidad, porque el ojivioleta era el único
capaz de doblegarlo como jamás lo habría imaginado, así que luchaba por
mantenerse firme en su decisión.
Mientras el ojiazul daba
una segunda revisión a su ensayo para la clase de Literatura avanzada el
teléfono de su departamento comienza a sonar, saliendo de su trance se acerca a
éste y levanta el aparato
Heero. ¿Diga?
Relena. Soy Relena ¿cómo
estás?
Heero. Bien ¿y tú?
Relena. Bien también…
Heero, quiero ver a Wufei ¿vas a ir al Hospital?
Heero. No, no he ido estos
días
Relena. Comprendo, Duo ya
salió
Heero. No, él y yo
terminamos y no he regresado a ese lugar
Relena. ¿Hablas en serio?
Pero ¿Por qué?
Heero. Discúlpame, pero no
tengo ganas de hablarlo
Relena. Entiendo, entonces
iré sola al Hospital, sé que no te agrada ¿pero sabes si Wufei está bien?
Heero. Wufei quedó ciego
Relena
Relena. ¿Qué?
Heero. Lo lamento
Relena. Entonces iré
inmediatamente, hasta luego
Heero. Suerte
Sin ganas de hablar con la
chica, el ojiazul cuelga el teléfono y vuelve a su ensayo para revisarlo, pero
al haberse distraído le es imposible concentrarse de nuevo, entonces vuelve a
pensar en Duo y la falta que le hace, aunque intentaba no pensar en él le
resultaba imposible no hacerlo. El teléfono de su departamento vuelve a sonar y
entonces se levanta de la silla del comedor con fastidio, descuelga el aparato
para contestar
Heero. ¿Quién?
Quatre. ¿Cómo estás? No te
hemos visto en dos días, ni siquiera has estado durmiendo en mi departamento
Heero. No tuve ganas ¿Qué
se te ofrece?
Quatre. El pleito no fue
conmigo ¿Por qué me hablas así?
El rubio se molesta por la
actitud de Heero, quien le había hablado de forma muy seca. El ojiazul por su
parte guarda silencio unos momentos
Heero. Apoyaste a Duo,
estoy molesto contigo también
Quatre. Por favor, deja de
actuar como un niño
Heero. Sabes que tengo
razón
Quatre. Tienes razón en no
estar de acuerdo, pero tú no conoces tanto a Duo como yo, a él no le importa no
ser feliz si puede ayudar a alguien, y no va a cambiar de parecer, si no estás de
acuerdo al menos apóyalo, darle la espalda tampoco ayuda
El chico le había hablado a
Heero con firmeza, molesto porque el ojiazul no quería ver la situación desde
otra perspectiva, Heero se queda callado, pensando en aquellas palabras, Quatre
también se calla después, esperando a que dijera algo, pero el ojiazul no dice
más
Quatre. Solamente hablé
para decirte que Duo sale hoy, no ha dicho nada, pero se le ve muy triste, sé
que quiere verte, vuelvan a hablar ¿de acuerdo? Sale a las 4, adiós
Ahora es el rubio quien no
espera respuesta alguna y cuelga, Heero sostiene el teléfono unos momentos más
antes de dejarlo sobre su base, se acerca de nuevo a la mesa y se sienta,
intenta leer lo que llevaba escrito pero vuelve a distraerse, enojado se
levanta de la silla, se acerca a la puerta, toma sus llaves y sale del
departamento…
Faltaban algunos minutos
para las 4, Quatre se encontraba recogiendo las cosas de Duo mientras él se
vestía con la ropa que el rubio le había llevado, en tanto Trowa esperaba
afuera, el trenzado se quejaba del dolor cuando hacía movimientos bruscos, así
que Quatre lo ayuda a vestirse, después salen de la habitación, ahí les
esperaba una enfermera con una silla de ruedas, ya que el camino a la entrada
era largo, Trowa se ofrece a empujar la silla y la enfermera los acompaña al
elevador.
Durante el trayecto ninguno
pronuncia palabra, se sentía un ambiente pesado por la falta de Heero, el
trenzado se veía muy triste, Quatre estaba decepcionado, mientras que Trowa
estaba molesto, no podía creer que efectivamente su amigo le diera la espalda a
Duo, porque ya faltaban poco para las 4 y él no había hecho acto de presencia
Enfermera. Tengan excelente
día y cuídese señor Maxwell
Duo. Gracias
El trenzado baja de la
silla con cuidado y siendo ayudado por Trowa camina hacia el auto de Quatre,
había estado sentado o acostado durante dos días y sus piernas estaban un poco
débiles, el rubio abre las portezuelas y Duo avanza hacia allá para subirse,
pero entonces se detiene completamente, del otro lado de la acera se encontraba
Heero, mirándolo fijamente, nadie había notado su presencia, pero cuando Trowa
siente que el trenzado se detiene lo observa, tenía la expresión de la cara de
asombro, el ojiverde voltea hacia lo que ve Duo y sonríe, Quatre también mira a
Heero y suspira aliviado. Durante algunos momentos las miradas azul y violeta
se cruzan, entonces Heero avanza hacia el auto, Trowa se quita del camino y
deja que su amigo se acerque al trenzado
Duo. Heero…
Sin dejarlo terminar, el
ojiazul sujeta el rostro de Duo con su mano izquierda y le da un beso en los
labios, el trenzado permanece quieto por completo y con los ojos abiertos,
Heero se aleja unos momentos, lo mira a los ojos y vuelve a acercarse para
besarlo, ésta vez Duo cierra sus ojos y corresponde, Quatre y Trowa los
observan. Ambos se alejan al mismo tiempo y el trenzado se apoya en el pecho de
Heero, mientras él lo abraza con delicadeza para no lastimarlo
Duo. Perdóname
Heero. No tienes que
pedirlo, soy un idiota
El trenzado se aleja un
poco de Heero para mirarlo con angustia a los ojos
Duo. No, no lo eres, tienes
razón, todo lo que dijiste… es solo…
Heero. Ssht, no digas más,
olvidemos el asunto
Duo. Pero yo…
Heero. Tú eres el más
afectado, has con ello lo que creas conveniente, yo no tengo porque meterme,
pero si alguna vez ese desgraciado vuelve hacerte algo, yo mismo me encargaré
de que pague
Duo. Heero…
El trenzado estaba
sorprendido de aquellas palabras, jamás había visto esa furia en los ojos de su
amado
Heero. Vamos a casa
Duo. ¿A casa?
Heero. Sí, quiero que vivas
conmigo, ya te lo había comentado ¿no?
Duo. Sí
Sonriendo ampliamente el
trenzado vuelve a acercarse y de nuevo se besan, Trowa y Quatre comparten una
mirada y el rubio se agarra del brazo de su novio, cuando Duo y Heero terminan
de besarse el trenzado voltea hacia su amigo, se veía un poco preocupado
Duo. Quatre…
Quatre. No te preocupes por
mí, vete con Heero
Trowa. Además recuerda que
vamos a casarnos, me mudaré con Quatre
Quatre. ¿En serio?
Trowa. Si ¿O no me quieres
ahí?
Quatre. ¡Claro que sí!
Emocionado el rubio abraza
a Trowa, colgándose de su cuello, el chico le corresponde el abrazo y después
de unos momentos se separan
Heero. ¿Nos vamos?
Quatre. Si
Heero ayuda a Duo a subirse
en la parte trasera del auto y lo acompaña, en tanto Trowa y Quatre se suben
adelante y el rubio echa andar el auto, los cuatro se dirigen al departamento
del rubio, donde comerían…
Por la tarde los inspectores
hacen un nuevo intento por hablar con Wufei, ésta vez tienen mejor resultado,
pues aunque el pelinegro no quería hablar con ellos tenían orden oficial de
interrogarlo, Traize no podía permanecer más tiempo encerrado sin concluir el
caso. Ambos hombres se paran junto a la cama del chino, que los ignoraba, con
la cabeza girada hacia su lado izquierdo, donde por la ventana se apreciaba un
bello paisaje que él jamás podría ver
Agente. Sé que no quiere
hablar, pero necesitamos interrogarlo
Wufei. Váyanse, se los he
dicho antes
Agente. Comenzaremos
¿conoce usted a Traize Kushrenada?
La piel de Wufei se eriza
al oír aquel nombre, empuña con fuerza sus manos y permanece callado, los
hombres comparten mirada y uno de ellos anota algo en una libreta
Agente. Por su reacción se
ve que sí. ¿Qué relación tiene con Duo Maxwell?
Wufei. No diré nada,
váyanse
Agente. Debe hablar, Traize
Kushrenada debe ser procesado
Wufei. ¿A qué se refiere?
Agente. Tiene serios cargos
en su contra, necesitamos su testimonio, sino, quedará libre
Wufei. Entonces lo que
quieren es encerrarlo ¿verdad?
Agente. Sí, pero
necesitamos su confesión ¿fue él quien lo agredió causándole ceguera?
Wufei. No, fui yo
Agente. ¿Usted?
Wufei. Atenté contra mí,
siempre lo he hecho y éste es mi castigo
Agente. Sabe que eso no es
cierto
Wufei. ¿Querían mi
testimonio cierto? Si no les gusta lo que oyen ¡Váyanse!
Nuevamente los hombres
comparten mirada y el mismo que había anotado anteriormente vuelve a hacerlo,
cerrando la libreta enseguida
Agente. Ni usted ni el
joven Maxwell ganan nada ¿Por qué le protegen?
Wufei. No se equivoque… yo
solo me protejo a mí mismo
Agente. ¿Amor?
Wufei. Amor… obsesión…
capricho, llámele como quiera
El chino dice aquellas
últimas palabras y vuelve a ignorar a los hombres, quienes comparten una última
mirada antes de marcharse, ya fuera de la habitación hablan sobre el tema.
Mientras tanto en la misma habitación Wufei sollozaba, sentía un vuelvo en el
corazón y a pesar de que sollozaba sus ojos eran incapaces de lagrimear…
Después de haber ido a
comer, los cuatro amigos se dirigen al departamento de Quatre, donde recogerían
las cosas de Duo y las pocas que Heero tenía ahí, el trenzado espera en la
planta baja junto a Trowa, ya que por sus lesiones se le dificultaba subir
escalones, y el ojiverde le acompañaría para que no estuviera solo, el trenzado
se encontraba muy pensativo y Trowa se da cuenta, mirándolo fijamente unos
momentos, Duo lo percibe y se apena un poco
Trowa. ¿En qué piensas?
Duo. Nada importante
Trowa. En Traize ¿cierto?
Al verse descubierto el
trenzado se sonroja y evita la mirada del novio de su amigo
Duo. Pensaba en lo que
Wufei fuera a decir
Trowa. Comprendo
Duo. Pero ya no quiero
hablar de eso con Heero, no quiero que peleemos de nuevo
Trowa. Sí, es lo correcto
Duo. Solo espero estén bien
los dos
Trowa. Duo…
El trenzado voltea a ver a
Trowa, observando en su rostro la duda de quién no está seguro de decir algo,
pero el ojiverde se anima, mirando con interés al ojivioleta
Trowa. ¿Por qué eres tan
bueno?
Duo. ¿Eh? No yo…
El chico estaba más apenado
que antes y vuelve a evitar la mirada de Trowa por unos momentos, después
vuelve a mirarlo
Duo. No digas eso
Trowa. Él te hizo mucho
daño, el otro no se queda atrás, y aun así…
Duo. No les guardo rencor,
ambos son demasiado necios, y creo que ellos mismos se hacen pagar ¿no crees?
Trowa. No los conozco, pero
quizás si
Duo. Sería muy soberbio de
mi parte creer que soy el único que ha sufrido
Trowa. Sí
El ojiverde abandona su
actitud seria y le sonríe al trenzado, él le corresponde y momentos después
Quatre llega hasta ellos con dos maletas en las manos, atrás unos pocos pasos
llega Heero con sus cosas en la mano sin enyesar, Duo se acerca para intentar
ayudar al rubio pero éste no se lo permite
Quatre. Suban al auto
Los chicos obedecen, el
rubio mete las maletas en la cajuela y es el último en subir a su auto,
enseguida arranca hacia el departamento del ojiazul. Duo sentía el corazón
latir rápido, estaba muy emocionado por saber que ahora Heero y él vivirían
juntos, hace tiempo no se sentía tan feliz…
Relena llega indecisa al
Hospital donde reposaba Wufei, lo había pensado mucho antes de decidirse, no
sabía qué hacer, tampoco sabía cómo reaccionaría el pelinegro al tenerla,
quizás no quería saber nada de ella o le culparía de algo, jamás había sentido
tantas dudas con respecto a algo, aun así se arma de valor y pregunta por la
habitación donde se encuentra, una chica de recepción se lo indica y entonces
se dirige hacia allá, al estar frente a la puerta vuelve a cuestionarse si es
lo correcto, pero armándose de mayor valor decide entrar, Wufei se encontraba
aún sentado, volteando hacia la ventana, incapaz de mirar. Al oír el ruido de
la puerta gira un poco su cabeza, pero no voltea del todo
Relena. Soy Relena
Wufei se irgue un poco en
la cama y sin voltear responde
Wufei. Hola
Relena. ¿Cómo estás?
El chino se queda callado,
sin ganas de responder la pregunta, la chica lo observa unos momentos y dudando
se acerca a la cama del chico, se sienta a su lado y continúa mirando al
pelinegro, al ver los antiguos ojos negros la chica se sorprende y ahoga una
exclamación de tristeza
Wufei. No puedo verte
Relena. Eso me dijeron
Wufei. ¿Qué haces aquí?
Seguro te compadeces de mí
Relena. No digas eso, yo…
Wufei. No vale la pena que
gastes tu tiempo en mí, vete
Relena. Wufei yo te amo
El chino se sorprende un
poco, aunque conociendo a Relena y la relación que llevaba con ella no le
resultaba imposible de creer, se queda callado por unos momentos ante las
palabras
Wufei. No te mereces una
basura como yo
Relena. No digas eso, no
eres una basura
La chica comienza a llorar
ante las palabras del chico y se acerca más para besarlo, Wufei no se opone a
la acción y le responde el beso, alejándola lentamente después, estira su mano
y le acaricia el rostro, secándole las lágrimas, Relena lo observa fijamente
Relena. Quédate conmigo,
elígeme a mí y te entregaré mi vida
Aquellas fieles palabras
hacen reaccionar a Wufei, aquella chica le declaraba su amor, perdonaba todas
sus fallas, ignorando tantos errores y le proponía entregarle su vida ¿pero y
él? Wufei ¿Qué podía entregarle? Ni siquiera su amor, pero un cariño incondicional
como el de ella ni el propio Traize era capaz de darle, aun así se preguntaba
¿Qué era lo que realmente quería? ¿Era amor lo que buscaba? Quizás con Traize
nunca lo encontraría de aquel modo, y aunque lo amara a él y no a ella, Relena
sería capaz de darle todo el amor que jamás alguien le había dado, tal vez era
mejor caminar ese sendero, sentirse amado solo por una vez en su vida, aunque
él no pudiese corresponder de la misma forma…
Hacía algunos minutos que
Quatre y Trowa se habían marchado del departamento de Heero, el ojiazul ayudaba
a Duo a desempacar, no permitiendo que se parara de la cama, las costillas de
Duo aún necesitaban sanar y el dolor de los golpes aún estaba presente.
El trenzado estaba muy
aburrido, pasando los canales de la televisión sin mostrar interés, de vez en
cuando posaba su mirada en Heero, quien estaba concentrado en su labor,
mientras que él estaba muy impaciente, quería que su novio estuviera junto a él
en la cama y le abrazara, realmente sentía aquella necesidad. En una de sus
miradas es descubierto por Heero, que deja una camisa sobre la cama al darse
cuenta
Heero. ¿Qué sucede? ¿Te
traigo algo?
Duo. No, gracias
Heero. Te ves molesto
Duo. No, no lo estoy
El trenzado le sonríe
fingidamente a Heero, pero éste no se convence y se acerca a la cama, del lado
donde está acostado Duo, se agacha para acercarse y el ojivioleta lo observa
detenidamente, cerrando sus ojos después, comenzándose a besar enseguida, Heero
apoya su rodilla izquierda sobre la cama y con su mano izquierda se apoya en la
cama al costado de Duo, mientras éste sube su mano al cuello del chico y lo
atrae ligeramente, al cabo de unos momentos se separan un poco y tomando aire
vuelven a besarse, la mano de Duo baja hasta el pecho de Heero y le acaricia, haciéndolo
estremecerse, por impulso Heero se suelta y se levanta, el trenzado lo mira
desconcertado, el ojiazul estaba sonrojado, evitando la mirada de su novio
Duo. ¿Qué pasa?
Heero. Nada… debo acabar
esto
Aun evitando la mirada del
ojivioleta, Heero se aleja hacia la maleta y continúa acomodando la ropa, el
calor de la mano de Duo aún estaba sobre su pecho, la sensación que le había
provocado con su caricia había estado a punto de convertirse en algo que no
quería mostrar, las ganas de estar con Duo cada vez se hacían más fuertes. El
trenzado percibe algo de aquel sentimiento y también se sonroja, mirando
enseguida la televisión…
Dos días después, el
abogado de oficio que había asignado la fiscalía a Traize le visita para darle
las buenas noticias. Al entrar en la celda, Traize estaba sentado en el rincón,
mirando al techo, tenía marcas de golpes en la cara y cuerpo, cortesía de sus
compañeros de celda para darle la bienvenida, estaba realmente lastimado pero
no parecía importarle, incluso al ver entrar al abogado no se inmuta en
absoluto, no le interesaba
Abogado. ¿Estás bien? La
gente aquí es imbécil
Traize no parece
escucharlo, estaba ensimismado, ni siquiera pensaba algo, su mente estaba en
blanco, como si estuviera en shock, el abogado se acerca a él y lo observa
fijamente
Abogado. Nadie levantó
cargos, no hay pruebas, solo algunos testimonios que prácticamente no nos
sirven, eres libre
Traize. ¿Libre?
Por fin Traize había
escuchado las palabras del abogado, aunque no parecía contento, simplemente no
le importaba del todo
Abogado. Hablabas de ver a
alguien ¿no te importa ya?
Traize. Wufei…
El castaño reacciona por
fin al oír las últimas palabras de su abogado, entonces sin importarle el dolor
de los golpes se levanta bruscamente, mirando sin mirar al abogado
Traize. Quiero verlo…
Abogado. Eres libre,
búscalo, mi trabajó aquí terminó
Traize. Sí
El ojiazul mira hacia los
barrotes y ve al guardia que lo observaba con repulsión, pero eso tampoco le
importa, el guardia abre la celda y Traize se encamina con el abogado, pasan de
lado al guardia que molesto vuelve a cerrar la celda…
Aunque Heero se oponía, Duo
insiste en que ya era capaz de caminar sin cuidados y que podía hacer de comer,
el ojiazul no tiene más remedio que resignarse, además él continuaba enyesado y
la comida que había estado haciendo era asquerosa porque se le terminaba
quemando. Heero intenta ayudarle a servir agua en una cacerola cuando el
teléfono del departamento suena, el ojiazul se acerca para contestar, levanta
la bocina y se encuentra con la voz de Trowa, el trenzado lo mira unos momentos
y sin hacer mucho caso continúa con sus tareas, vertiendo el agua en el
interior de la cacerola, después saca algo de pasta para Espagueti, cuando
prende la estufa Heero regresa con él
Heero. Vienen a comer ¿está
bien?
Duo. Claro ¿ves? Era el
destino, tenía que cocinar
El trenzado le cierra un
ojo coquetamente a Heero y éste sonríe, sin poderse resistir se acerca a su
novio y lo sujeta de la cintura con su mano libre, lo atrae a su cuerpo y
comienzan a besarse, cuando se separan Duo le sonríe
Duo. Te quiero
Heero. Yo también… y esa
agua está hirviendo
Rápidamente el trenzado
reacciona y voltea, apurándose a echar dentro la pasta que había sacado, agarra
un tenedor y la bate un poco. Segundos después siente la mano de Heero rodearle
la cintura y su aliento en la oreja, Duo vuelve a sonreír
Duo. Eso fue ataque a
traición
Heero. En la guerra y en el
amor todo se vale
El trenzado sonríe, y se
suelta un poco de Heero, se da media vuelta para estar frente a él, se abraza a
su cuello y vuelven a besarse, ésta vez con un poco más de pasión, casi hasta
agotarse el aliento, al separarse Heero nota en la expresión del chico algo de
tristeza
Heero. ¿Qué pasa?
Duo. Soy tan feliz
Heero. Duo…
Con su mano izquierda Heero
le da una suave caricia a Duo en el rostro
Heero. Yo también, gracias
a ti
Duo. Y aun así…
El trenzado baja ambas
manos al pecho de Heero, bajándolas después al abdomen y luego subiéndolas
lentamente al pecho, haciendo sonrojar a su novio mientras le mira a los ojos
Duo. También te deseo…
El rostro de Heero se
vuelve aún más rojo, nunca antes había oído de labios de su novio algo así, sus
ojos tampoco habían reflejado lo que en esos momentos le mostraban, pero en
esos momentos Duo le miraba con inquietante ardor, como si su mirada fuera
capaz de gritar las ganas que tenía de estar con él
Heero. Duo…
El ojiazul acerca su rostro
al del chico y le mira fijamente, Duo cierra sus ojos y recibe de Heero un beso
en los labios, lento y suave, mientras su mano izquierda se cierra en su
cintura, el ojiazul apoya su cuerpo hacia el trenzado, que se acerca más a la
barra de la cocina hasta pegar con ella, sintiendo la presión del miembro de
Heero contra él, notando que comenzaba a excitarse, dejan de besarse y se miran
a los ojos nuevamente
Heero. No creo que pueda…
Duo. Está bien… no te
detengas…
Aún más apenado el ojiazul
simplemente asiente y se agacha ligeramente hacia Duo, colocando sus labios
sobre la tersa piel de su cuello, recorriéndolo suavemente, arrancando del
trenzado un suspiro a la vez que baja su mano derecha y la dirige al pantalón
de Heero, comenzando a desabrocharlo, mientras el ojiazul continuaba
disfrutando del cuello de su novio hasta que siente la mano de Duo bajo su
pantalón, tocando su miembro por encima de la ropa interior, nunca antes el
trenzado le había tocado así y eso lo excita aún más. Duo acerca su boca al
oído de Heero, haciéndolo sentir su aliento
Duo. En la cama… por favor
El ojiazul no cuestiona
absolutamente nada y se aleja un poco del chico, tomándolo de la mano,
dirigiéndose los dos a la habitación. A Duo la cocina le traía malos recuerdos,
con Traize jamás le había gustado tener sexo en otras partes de la casa que no
fueran su cama, pero a su esposo le gustaba poseerlo en cualquier parte. Al
llegar a la habitación vuelven a besarse, dispuestos a hacer el amor, cuando el
timbre del departamento suena, poco a poco se separan, Heero voltea hacia la
puerta del cuarto pero Duo le sujeta el rostro con sus manos, obligándolo a
verle
Duo. No les abras
Heero. Pero…
El trenzado jala lentamente
a Heero hacia él y lo besa, el ojiazul le corresponde aquel beso, volviendo a
concentrarse en el momento, pero un segundo timbrazo lo hace volverse a separar
Heero. No podemos dejarlos
afuera
Al trenzado no le gusta la
idea de que les interrumpieran, pero sabía que su novio tenía razón, así que no
dice nada más y se acomoda la ropa
Duo. Yo les abro, tú…
El ojiazul baja la mirada y
la fija en su pantalón desabrochado y su erección, sonrojándose enseguida, da
la espalda a Duo y se dirige al baño, el trenzado se acomoda el cabello y se
acerca a la puerta para abrir. Del otro lado Trowa y Quatre lo saludan, después
entran al departamento
Duo. Llegaron pronto
Quatre. No estábamos lejos,
fuimos a ver algunas cosas de la boda
Duo. ¿En serio? Qué bien,
cuéntame
El rubio y Duo comienzan a
platicar mientras Trowa se dirige a la sala, toma una de las revistas de arte
que Heero tenía y comienza a hojearlas, el trenzado y Quatre se acercan a la
cocina para continuar lo que Duo había dejado pendiente por culpa de Heero
Quatre. Te noto algo serio
¿estás bien?
Duo. Sí, claro
El chico sonríe con
falsedad, no estaba enojado, simplemente se había quedado con las ganas de
estar con Heero, el rubio no cree en aquella afirmación y mira con suspicacia a
su amigo
Duo. Bueno, la verdad es
que…
El trenzado dirige su
mirada hacia Trowa, quien estaba muy ensimismado en la revista que había
tomado, una vez que Duo se asegura que el ojiverde no presta atención en su
plática vuelve a ver a Quatre
Duo. Estábamos… bueno,
estuvimos a punto…
Quatre. ¿En serio? Entonces
interrumpimos
El rubio no puede evitar
sonreír mientras que Duo se sonroja por completo
Duo. No te burles
Quatre. No es eso, es que
me da gusto
Duo. ¿Qué no lo hicimos?
Quatre. No, que ya estás
listo
Duo. Sí, bueno, es que… lo
amo
Quatre. Sí, te entiendo
Ambos chicos se sonríen
amablemente y momentos después sale Heero del baño, como si nada hubiese pasado,
el chico saluda al rubio y después se acerca a Trowa, se saludan y enseguida
Heero se sienta a su lado para conversar…
Traize estaba solo en la
calle, no tenía a donde ir, el departamento de Wufei estaba clausurado, aún no
se cerraba el papeleo y el lugar seguía estando restringido, en los bolsillos
no tenía mucho dinero, pero todo aquello le tenía sin cuidado, lo único que le
preocupaba era no saber dónde tenían a Wufei hospitalizado, se moría de ganas
por verlo, saber que se encontraba con bien
Traize. Wufei
Caminaba sin rumbo, su
mente se encontraba perdida, lejos de su cuerpo, nada lo haría volver salvo el
chino. Sin prestar mucha atención entra a un callejón oscuro, pasaban de las 7
de la tarde y el sol estaba por ocultarse del todo. Cerca de él se escuchan
unos pasos, pero él no les presta atención, ni siquiera voltea cuando una voz
grave le habla
"Te digo que te
detengas"
Traize continúa caminando,
sin hacer caso de las palabras, entonces aquella voz descubre su rostro, era un
hombre alto, un poco más que él, fornido y sin cabello, con algunas
perforaciones en la cara y orejas, el cual le coloca una mano sobre el hombro y
con fuerza lo mueve para que se gire y quede frente a él
"¿No oyes? Éste no es
tu territorio
Traize. Vete al diablo
El castaño mueve con
brusquedad su hombro para soltarse del agarre y le da la espalda a aquel
hombre, intentando marcharse, pero aquel hombre se había puesto furioso y
vuelve a acercarse, lo gira de igual modo que antes, pero sin dejar que Traize
reaccione le da un fuerte puñetazo en la cara que lo hace caerse sobre unos
botes de basura
"¿Eres valiente eh?
Veamos que tanto lo eres
Traize. Imbécil
El ojiazul se levanta de
entre la basura y se acerca al hombre, dándole también con el puño en el
rostro, pero no solamente era más pequeño que aquel hombre, Traize no había
comido ni dormido bien, por lo que le faltaban las fuerzas, su golpe apenas si
hace que el hombre mueva un poco su cara, entonces sonríe con burla
"Un valiente muy
débil"
El hombre suelta una carcajada
y se acerca a Traize, le sujeta la cabeza con una mano y con fuerza lo acerca a
la pared del callejón, estrellándole el rostro contra la dura piedra
Traize. Aaag
El ojiazul intenta tocarse
la cara raspada y con sangre, pero el hombre no le da tiempo, con fuerza le
propina un golpe en el estómago que lo sofoca, después agarra un pedazo de
fierro que se encontraba en el suelo y aprovechando que Traize está agachado le
golpea con fuerza en un costado, dislocándole el brazo, el castaño abre con fuerza
los ojos y grita del dolor, cayendo de rodillas al suelo, al fondo del callejón
se ve una luz que pone en alerta al hombre, quien se acerca a Traize, mete su
mano en el bolsillo del pantalón y le saca la cartera, marchándose enseguida de
ahí.
Por los ojos azules de
Traize salen algunas lágrimas, jamás había sentido dolor parecido, por su mente
pasa el recuerdo del trenzado, a quien una vez estuvo a punto de lesionar
gravemente, dejándolo inconsciente por varios días, la primera vez que le había
golpeado sin medirse. Poco a poco pierde la consciencia, se había desmayado del
dolor
Al caer la noche Quatre y
Trowa se marchan del departamento de Heero, mientras Duo recoge las cosas que
habían utilizado para el café, Heero se retira a la habitación, momentos
después el trenzado comienza a lavar la loza sucia y el ojiazul regresa a la
cocina
Heero. Estoy enfadado de
esto
El ojivioleta voltea hacia
Heero, que se rascaba un tramo de brazo bajo su yeso, el trenzado sonríe
Duo. No te preocupes, en
unos días estarás bien
Heero. ¿Tú cómo te sientes?
Duo. Ya no me duele, solo
cuando hago movimientos violentos
El ojiazul mira fijamente a
Duo, ya no habían vuelto a hablar del tema, pero Heero aún continuaba molesto y
preocupado por el asunto de Traize, ese hombre estaba libre, y seguramente
volvería a buscar al trenzado, el ojiazul no estaba cómodo
Duo. ¿Qué tienes?
Heero. ¿Yo? Nada
Duo. Te ves alejado
Heero. Estoy cansado, nada
más
Duo. ¿Quieres que te de un
masaje?
Recordando la última vez
que su novio le había dado un masaje, Heero se sonroja ligeramente y niega un
par de veces con la cabeza, Duo vuelve a sonreír y después regresa su mirada
hacia la loza sucia
Heero. Voy a bañarme
Duo. Sí, está bien
El ojiazul se retira,
dejando a Duo solo, continuando con su quehacer, el trenzado recuerda lo que
sucedió antes que Trowa y Quatre llegaran y se sonroja, sonriendo después,
cierra la llave del agua y se seca las manos, camina hacia la puerta del baño y
se queda de pie frente a ella, el agua caía, la oía claramente, estira su mano
y la coloca en el picaporte, gira ligeramente y se da cuenta que Heero no ha
puesto el seguro, por segundos piensa en abrir y entrar, pero enseguida se
arrepiente, sonrojándose por completo
Duo. No ¿En qué estás
pensando?
Avergonzado por completo se
agacha hasta colocar su frente sobre la madera de la puerta, quedándose así por
unos momentos, sin darse cuenta del tiempo, hasta que momentos después la
puerta se abre, Duo reacciona y se endereza, sonrojándose aún más, en cambio
Heero estaba sorprendido
Heero. ¿Qué pasa?
¿Necesitabas el baño?
Duo. ¿Eh? No no, no es nada
Heero. De acuerdo
El ojiazul le regala a Duo
una media sonrisa y se agacha ligeramente, dándole un beso en la mejilla, el
trenzado devuelve la sonrisa, entonces Heero le pasa de lado y regresa a la
habitación, sin darse cuenta de lo que por la mente del trenzado había pasado…
Un par de días después, en
el Hospital donde se encontraba Wufei, la enfermera ayudaba a empacar sus
cosas, ya que ese día le darían el alta, el chico se encontraba solo. La
enfermera le miraba de vez en cuando, preguntándose qué haría el chico solo,
nadie estaba ahí, en espera de su salida, pero al chico parecía no importarle,
se mostraba tranquilo, pero la verdad es que sentía deseos de tener a Traize
con él, de tocarlo, pero ya no quería sufrir, sabía que esa relación no tenía
futuro, que nunca iban a poder estar juntos y que de hacerlo solo se harían
daño.
Por otra parte sentía
deseos de llamar a Relena, de aceptar la propuesta que ésta le había hecho, de
darse una nueva clase de oportunidad. Pero aun así, aun sabiendo de sus dos
deseos no iba a desistir, se iría solo, no le importaba de lo que pudiera
venir, no le importaba que jamás hubiera estado ciego, que el mundo como antes
lo conocía no podía volver, que estar solo y en esa condición iba a ser
terrible, la soledad era su único camino. Antes de que la enfermera abriera la
puerta de la habitación, ésta es abierta por el doctor que había atendido a
Wufei
Doctor. Espere un momento,
alguien ha venido
Wufei. Sí
El corazón del chino salta
de emoción, alguien estaba ahí para recibirle, el doctor no le había dado
nombre alguno, pero aun así, saber que alguien estaba ahí por él le hacía
feliz, sabía que solo existían 2 personas capaces en el mundo de estar ahí ese
día, una era Relena y la otra era Traize, pero no sentía en aquel momento
preferencia alguna, de algún modo su vida giraría en torno a la respuesta…
Las clases habían terminado
por fin para Heero, lo cual le daba más tiempo de pasar junto al trenzado, a
quien le estaba enseñando a manejar, auxiliándose del automóvil de Quatre. El
trenzado era muy buen aprendiz, casi como un niño que aprende un videojuego
nuevo, en tan solo 2 semanas había logrado ser tan diestro en manejo que incluso
había dejado sorprendido a Heero.
Aquel día en la tarde, la
pareja iba a verse con Quatre y Trowa en un restaurante, los preparativos de la
boda de estos últimos estaba casi terminada, era cuestión de días para que
partieran rumbo al pueblo donde Quatre y Duo habían nacido. Aquel hecho en
cuestión mantenía a Duo en gran expectativa, debido a que, después de varios
años estaría nuevamente frente a sus padres, pero quien lo mantenía con aquella
desesperante incertidumbre era su padre, de quien había oído mencionar por
parte de Traize que se trataba de un ser despreciable, que había violado
numerosas veces a su aún esposo, causándole la serie de traumas que lo habían
llevado a convertir su vida en un infierno.
Iban rumbo al restaurante,
Duo manejaba el auto, sonriendo casi por inercia ante aquel hecho, se sentía en
cierta forma más independiente; sin embargo, gran parte de su verdadera
atención se centraba en su regreso al pueblo, Heero lo había notado, pero no se
atrevía a decir palabra alguna, después de todo, no había nada que el pudiera
hacer, salvo permanecer al lado del trenzado, demostrándole su apoyo, tanto si
el resultado le favorecía como si no lo hiciera. Por su parte Trowa y Quatre
centraban mayormente su atención uno en el otro desde el asiento trasero del
auto, en los últimos días lo que más habían hecho era disfrutarse el uno al
otro, no sabían cuando la muerte los separaría, y trataban de no pensar en
ello, por el bien de los dos…
A pesar de que sabía que la
respuesta del muchacho podía no ser la esperada, ella se encontraba ahí,
conversando con el Doctor que había atendido a Wufei mientras éste aún no
llegaba, se mostraba impasible, sin embargo por dentro la consumía la
inseguridad, no sabía que reacción esperar por parte del hombre que amaba,
conocía dos posibles respuestas, pero desconocía por completo su reacción a
cualquiera de ellas, aun así se encontraba de pie, de frente al hombre con bata
blanca que le explicaba cosas que apenas lograba comprender.
La proximidad de los
conocidos pasos de Wufei hacen que Relena voltee hacia él, mirando con pesar
aquellos ojos vacíos sin vida, pero su gran sonrisa adornando el cándido rostro
mostraba su verdadero estado de ánimo, se encontraba feliz, feliz de que Wufei
estuviese ahí frente a ella, inconscientemente sus pasos al frente la llevan
hacia él y sin pensarlo siquiera se abalanza a sus brazos, aferrándose a la
tela de su camisa.
El ojinegro siente el
cálido cuerpo de la chica y casi por instinto le corresponde el abrazo, la
enfermera y el doctor comparten una fugaz mirada antes de que los muchachos se
separen, Relena sonríe ampliamente a Wufei aun cuando éste no puede mirarla y
después se gira hacia el doctor, haciendo una pequeña reverencia
Relena. Gracias, en
adelante me haré cargo
Doctor. Está bien, hasta
luego
La chica se incorpora y
sujeta a Wufei del brazo, caminando a su lado, hombro con hombro, así como
esperaba que fuese el resto de sus vidas, juntos. Por su parte Wufei sentía
alivio más que felicidad, porque sabía que al lado de Relena obtendría paz, y
que aunque quizás jamás la llegara a amar, ella podía hacerle feliz.
Relena. Realmente no sé cómo
explicar éste sentimiento
Wufei. ¿Por estar a tu
lado?
Relena. Sí, de verdad
existe mucho que agradecer
Wufei. Tonta, soy yo quien debe
sentirse así
Relena. Te equivocas,
quizás lo creas así, pero yo…
Sus palabras cortadas de
golpe hacen que Wufei se desconcierte, por lo que no consigue hilar palabra
alguna, pero tan solo al sentir que la mano de Relena se aferra con fuerza a su
brazo consigue formular una pregunta
Wufei. ¿Qué sucede?
Relena. Es él
Al oír el susurro de
Relena, el cuerpo completo de Wufei se estremece, no veía ni había oído algo,
pero sabía que la chica se refería a Traize, a su Traize, a la persona que
había renunciado por darle una oportunidad a ella y darse otra así mismo de ser
feliz. Pero ahora no conseguía pensar nada, los tres guardaban un silencio de
ultratumba, solo los ojos de Relena y los de Traize estaban reflejados en el
otro…
Con el brazo ya desprovisto
de escayola, Heero rodeaba los hombros de Duo, apoyando cómodamente su mano
sobre uno de los hombros de su chico, mientras la pareja conversaba con sus
amigos, habían ya terminado de comer y bebían café. De pronto el localizador de
Quatre comienza a sonar, el rubio lo saca de uno de los bolsillos de su
pantalón y lee el mensaje, se trataba de su jefe, quien lo solicitaba en el
consultorio, a pesar de ser sábado por la tarde
Quatre. Debo irme
Trowa. ¿Es muy importante?
Quatre. Parece que si
Trowa. Entonces vámonos
Quatre. Sí
Duo baja su mirada con
tristeza, habían quedado de ir al cine después de salir de ese lugar, pero
ahora no podrían hacerlo, por lo menos los cuatro
Duo. Tus llaves
El trenzado da a su amigo
las llaves de su auto mientras le sonríe, el rubio las toma sin mayores
protestas
Quatre. ¿Dónde los dejo?
Pregunta al ojiazul, quien
enfoca su mirada en el novio de su amigo, agitando después la cabeza hacia los
lados
Heero. Nos quedamos un poco
más, adelante
Aunque Quatre y Trowa comparten
una pequeña mirada, ninguno de los dos se opone a la respuesta del ojiazul,
incluso Duo decide respetar aquella decisión tomada por su pareja y solo les
sonríe a sus amigos. Trowa saca dinero de su cartera y lo coloca sobre la mesa
Quatre. Entonces hasta
luego
Duo. Nos vemos
Los cuatro se despiden y
entonces Trowa y Quatre se van de aquel lugar, Heero voltea hacia su novio y le
da un beso sobre los labios, el cual es contestado enseguida. Al separar sus
labios se miran unos momentos a los ojos, el trenzado curioso por la decisión
de Heero de quedarse no se hace esperar, por lo que le pregunta enseguida la
razón de aquella decisión, el ojiazul le sonríe levemente
Heero. Iremos a otro lugar
Duo. ¿Eh? ¿A dónde?
Sin contestar el chico
separa su brazo del hombro de Duo y hace una seña al mesero para que les lleve
la cuenta, dejando a Duo expectativo con respecto a la situación.
No habían sido mucho los
minutos de silencio en aquel Hospital, Relena miraba fijamente con
resentimiento a Traize, mientas que éste pasaba de ella, mirando atento a
Wufei, quien a pesar de no mostrar emoción alguna en sus ojos, se notaba por su
pálida piel que se encontraba en la misma situación que los otros presentes
ahí. En solo cuestión de segundos el silencio se rompe, la voz furiosa de
Relena se hace presente
Relena. ¿Qué haces aquí?
Se mostraba no solo
furiosa, sino temerosa de lo que pudiera pasar, sabía del amor que Wufei sentía
por Traize, y aunque quizás no era el amor más sano del mundo, sabía que éste
era capaz de arrebatarle su segura victoria. Sus palabras parecían no haber
llegado a la persona indicada, tan solo la voz de Wufei encuentra como
respuesta
Wufei. Cálmate, no te
dejaré
Su respuesta es acompañada
por su mano que sujeta la de la chica con ligereza, acción que para Relena es
reconfortante y que sin embargo para Traize acaba con su mundo, por primera vez
sus piernas temblaban ¿acaso había perdido a Wufei?
Relena. Wufei…
Wufei. Vámonos por favor
La chica asiente con la
cabeza y emocionada avanza los primeros pasos, Wufei le sigue, sintiendo que
cada uno de sus pies pesa como el plomo. Traize estaba casi congelado, sus ojos
abiertos ampliamente mostraban su mirada desconcertada. Al pasar junto a él, el
hombro de Wufei toca su costado, haciéndoles sentir a ambos un ardiente
cosquilleo, el cual hace reaccionar a Traize, que enseguida se gira hacia la
pareja
Traize. ¡Espera!
Ambos chicos dejan de
caminar, Relena mira fijamente a Wufei, quien se mostraba nervioso, era notorio
que aquella voz le había removido las células del cuerpo que creyó muertas. El
ojiazul se acerca a Wufei, la chica en defensa de él se gira hacia Traize
Relena. Por favor vete,
Wufei no quiere estar contigo
Ahora Traize es quien le
dirige una mirada a la chica, pero a diferencia de la mirada de ella, la de
Traize era triste, vacía, pero a la vez amable
Traize. No lo hagas
Relena. ¿Eh? ¿De qué me
estás hablando?
Traize. No te lleves a
Wufei
Relena. ¿Qué?
Tanto Relena como Wufei se
extrañan de aquellas palabras, no comprendían el porqué de aquella actitud de
Traize, se mostraba incluso apacible, todo lo contrario a él
Traize. No me quites lo
único que ha valido la pena en mi vida
Los ojos de la chica se
abren con amplitud al oír aquellas palabras, mientras que el cuerpo de Wufei
tiembla ante la declaración, sus palpitaciones aumentan de ritmo y en su
garganta ahoga un gemido de asombro
Traize. Por favor…
A pesar de que no llora, a
Relena le sorprende el hecho de ver sus ojos húmedos, pero su sorpresa es mayor
cuando el ojiazul se acerca dos pasos y se arrodilla frente a ella, clavando su
mirada en los ojos verdes
Traize. Te lo suplico
Relena. Yo no… levántate
En ese momento Wufei se da
cuenta que Traize estaba arrodillado frente a la chica, que le suplicaba de
rodillas no llevárselo, sintió mucha pena por Traize, pero a la vez sintió
felicidad, jamás alguien había hecho algo así por él, le recordaba incluso la
vez en que él hizo lo mismo por Traize cuando le suplicó a Duo volver con él.
Ahora es que se daba cuenta que eran iguales, su forma de amar era la misma, no
importaba si en el proceso se perdía la dignidad, eran capaces de cualquier
cosa uno por el otro
Wufei. Traize…
Soltándose por completo del
agarre de Relena y sin importarle nada más se acerca a Traize, aún no estaba
acostumbrado a su condición por lo que choca con él antes de darse cuenta que
estaba justamente cerca de sus piernas. Al sentirlo agacha la cabeza y poco a
poco desciende hacia Traize con los brazos estirados, estos temblaban, mientras
que el ojiazul estira sus manos y sujeta los brazos de Wufei sin detenerlos, el
pelinegro logra su cometido de sujetar el rostro del hombre que amaba
Wufei. Traize… mi Traize
Sin poderse contener Relena
rompe a llorar, mirando la escena, sintiéndose impotente y tonta ¿cómo lo había
creído? Por un momento había llegado al cielo, y ahora, justo en esos momentos
descendía al mismo infierno ¿Por qué diablos había creído aunque fuera por unos
segundos que aquel hombre era para ella? Si jamás había visto en él aquel
comportamiento, jamás lo había visto tan vulnerable, tan indefenso. No hacía
falta ser genio para darse cuenta que se pertenecían el uno al otro, sus
retorcidos corazones nunca lograrían estar en posesión de nadie más
Traize. Te amo… solo te he
amado a ti
Era la primera vez que
Traize admitía que su verdadero amor era Wufei, que Duo solo había sido en su
vida una etapa de furia, de venganza, de obsesión. El pelinegro no daba crédito
a sus oídos, se sentía muy feliz, y a la vez miserable, no merecía algo tan
bueno como el amor
Wufei. También te amo
Sin hacerse esperar sus
labios se unen con fuerza, aferrándose como si fuera la primera y última vez
que estos se encontraban. Relena no lo soporta más y huye del lugar, con las
lágrimas surcándole el rostro y con la derrota a cuestas. En el hospital unos
cuantos miraban sin dar crédito a lo que sucedía, mientras que Traize y Wufei
se habían olvidado del mundo, entregándose la vida en aquel beso, ahora estaban
juntos y no importaba nada más…
A pesar de no ser siquiera
las 7 de la tarde el sol comenzaba a desaparecer, dejando que la luna poco a
poco iluminara con su poca luz artificial las calles de la ciudad, Duo y Heero
caminaban tranquilamente por ellas, no eran muchas las personas que se les
atravesaban, sin embargo esas pocas miraban con atención las manos entrelazadas
de los chicos, quienes caminaban sin importar el que pensaran. Llevaban más de
media hora caminando y Duo no tenía idea de dónde iban, el ojiazul no había
querido darle pista alguna, sin embargo se daba cuenta que era especial, ya que
cada vez se acercaban más a la zona turística de aquella ciudad, que si bien no
era enorme o de gran lujo, mostraba un bonito paisaje, los ojos del trenzado se
iluminaban al ver tan bonito paisaje
Duo. Ya dime a donde vamos
Soltando la mano del
ojiazul se adelanta dos pasos y le mira de frente al voltearse, Heero le
devuelve la mirada
Duo. Dime ya
Aunque el chico le sonríe
tiernamente a su novio, éste no cede a la petición, simplemente se le acerca
los pasos que le llevaba de ventaja y le regala un beso, después lo agarra de
los hombros y lo voltea al frente, susurrándole al oído
Heero. Sigue caminando
Duo. Está bien, pero ya
dime
Heero. No, camina
Haciendo un pequeño puchero
Duo obedece las palabras de su novio y continúa caminando, Heero le da alcance
a su costado y caminan juntos, ésta vez sin tomarse las manos pero en un
agradable silencio…
Quatre llega por Trowa a casa
de su tía, a donde había ido de visita, el rubio ya se había desocupado de sus
deberes en el consultorio, los cuales no habían sido muchos. Al llegar es bien
recibido por la sobrina de su novio, quien parecía ya no irrespetarlo como
solía hacerlo. Todos estaban en la sala cuando Quatre entra, conversaban y
tomaban té, el rubio mira curioso hacia el ojiverde, pues su chico ahora cubría
su ojo con un parche, el cual había sido regalado por su tía, a quien no le
agradaba verlo con su ojo al descubierto, el rubio no puede evitar reír un poco
Quatre. Que sexy pirata
Trowa. Gracias
Enseguida que saluda a
Catherine y a la tía de Trowa, el rubio se sienta junto a su novio en el mueble
de la sala
Trowa. Les acabo de dar la
invitación
Quatre. Irán a mi pueblo
¿verdad?
Leia. Claro que sí, no
podemos perdernos esto
Quatre. No tengo familia
que presentarles y su presencia será como tener una, muchas gracias
Leia. Gracias a ti querido,
en el pasado no fui justa y por eso…
Quatre. No lo diga por
favor, ahora las cosas son diferentes, estoy agradecido por todo el apoyo que
nos dan
Leia. Mis sobrinos son como
mis hijos, solo deseo lo mejor para ellos
Quatre. Lo entiendo
El rubio sonríe ampliamente
a la tía de Trowa, anterior a esos días cuando el rubio visitaba a su novio el
ambiente solía ser incómodo, a veces desagradable, pero ahora todo había
cambiado y era para bien, se sentía contento, al menos podía darle a Trowa unos
últimos años felices, sin nada que se interpusiera entre ambos…
Por fin Heero se detiene,
causando curiosidad en Duo, pues ya llevaban más de una caminando, no estaba
cansado, pero se sentía altamente curioso sobre lo que Heero quería mostrarle.
El trenzado se queda de boca abierta cuando ve el gran Hotel que estaba frente
a ambos, era un Hotel bastante grande y lujoso. Enseguida el trenzado se
sonrojo, volteando a ver a Heero
Duo. ¿Vamos a… hospedarnos?
Heero. Así es…
Sin importarle nada lo toma
de la mano y se dirigen hacia el gran Hotel, Duo estaba boquiabierto, mirando
asombrado del tamaño del edificio, que además era muy bonito, casi increíble.
Al entrar Heero le suelta la mano y se dirigen a la recepción, donde Heero
habla con la encargada, había hecho enviar una maleta, la cual ya se encontraba
ahí desde hace una hora, un botones los lleva hasta su respectiva habitación,
el ojiazul le da una modesta propina y él se marcha, Duo enseguida entra y
comienza a recorrer la habitación, estaba emocionado, había muebles muy bonitos
y todo se veía increíble, incluso corre hacia la gran ventana que daba vista a
la ciudad, hacia el lado más lindo e iluminado, Duo corre la cortina por
completo, maravillado con lo que ve, Heero se acerca a él y lo abraza por la
espalda, mirando también el panorama
Heero. ¿Te gusta?
Duo. Heero está muy lindo
Emocionado se voltea hacia
su novio y lo abraza felizmente para después darle un merecido beso en los
labios
Heero. Quería que te
relajaras, disfrutemos del fin de semana
Duo. Sí
Contento Duo se acerca a la
maleta y la sube a la cama, tenía curiosidad por ver que había adentro, así que
la abre, pero adentro solo había algo de ropa normal, seguramente para usarla
al salir de ahí, pero además de eso, al chico le llama la atención una caja que
estaba adentro, era la caja de condones que había comprado antes de que Traize
le secuestrara, enseguida la agarra y sonrojado voltea a ver a Heero
Duo. Lo había olvidado
Heero. Perdón, por mi culpa
aquel día…
Duo. ¡No lo digas! Por
favor no te culpes
Rápidamente Duo se acerca a
Heero y lo abraza con fuerza
Duo. Solo pasó y ya, no es
culpa de nadie ¿de acuerdo?
Heero. Si
El trenzado se separa de su
novio y le sonríe, levantando la caja que traía en la mano derecha, su rostro
estaba sonrojado
Duo. Con que a eso me
trajiste ¿eh?
Heero. Quería que fuera especial
Duo. Solo por ser tú lo
hace especial
Sin dejar de sonreír, Duo
avienta la caja a la cama y se acerca a Heero, rodeándole cuello con ambos
brazos y acercándose ambos se comienzan a besar, Heero lo abraza por la
cintura, se separan un poco y el trenzado pasa sus manos a los hombros del
chico para alejarlo un poco
Duo. Quiero tomar un baño
Heero. Está bien, no
importa
Sin soltarlo, Heero vuelve
a tomar sus labios, ésta vez profundizando el beso, besándose como nunca,
incluso la cercanía de sus cuerpos era aún mayor que siempre
Duo. Heero… tengo miedo
Heero. ¿Qué?
El trenzado se aleja un
poco de Heero y le da la espalda, comenzando a jugar con sus manos, estaba muy
nervioso, no sabía cómo explicar su temor a su novio, jamás se había sentido
tan asustado. Enseguida el ojiazul se acerca a él, colocándole ambas manos
sobre los hombros
Heero. No te lastimaré
Duo. No es eso…
Heero. ¿Entonces?
Duo se gira hacia su novio
y le mira con firmeza a los ojos
Duo. Tengo miedo de que
cambie
Heero. ¿Qué?
Duo. Esto que tenemos,
nuestra relación
Heero. ¿Por qué dices eso?
Duo. Cuando mayor existe el
compromiso, hay cosas que cambian y no quiero eso
Heero. ¿No quieres que
hagamos el amor?
Rápidamente el chico se
gira hacia su novio, mostraba una expresión de asombro
Duo. ¡No no! No es eso,
claro que quiero hacerlo
Heero. ¿Entonces?
Duo. No es nada
El trenzado baja la cabeza,
estaba un poco confundido y el hecho de que Heero no entendiera lo hacía sentir
más confundido, porque quizás su temor no significaba nada, pero él lo asociaba
a su relación con Traize, porque al principio era buena, después se había
vuelto un horrible infierno y no quería que aquello se repitiera con Heero,
sentía que lo amaba demasiado, mucho más de lo que creyó amar a Traize algún
día. Heero se acerca a Duo y lo abraza con cariño
Heero. Yo no te lastimaré
nunca, de ninguna forma Duo
Duo. Te amo Heero
Heero. También te amo Duo
El ojiazul pasa un par de
cabellos atrás de la oreja de Duo y le besa la mejilla, sujetando después su
rostro con ambas manos para volver a besarlo, por un segundo ambos abren los
ojos, volviendo a cerrarlos, besándose con mayor entrega, las torpes manos de
Heero bajan hasta su cadera, empujándolo con suavidad, dirigiéndolo a la cama,
al estar muy cerca se separan, Heero baja la maleta y la deja en el suelo,
dejando la caja de condones justo al lado, encima de un buró. Heero vuelve a
acercarse a Duo, subiendo lentamente la tela de la camisa, logrando sacarla por
la cabeza del chico, acercando pronto sus labios a la tersa piel del chico,
besándola, disfrutando de su sabor salado
Duo. Heero…
Heero. ¿Qué pasa?
Duo. ¿Puedes… apagar la
luz?
Heero. Pero Duo…
Duo. Por favor…
Heero. Te he visto desnudo
muchas veces
Duo. Pero…
Heero intenta contener una
sonrisa pero no puede, así que solamente ignora la petición, volviendo a besar
la piel de Duo, cuello y hombro, causándole escalofríos, sentía demasiado bien
y al principio se sentía incómodo por ello
Duo. Heero…
Heero. Todo está bien
El ojiazul coloca sus manos
en los pantalones de Duo, desabrochándolos sin mayor preámbulo, el trenzado se
mordía el labio, cada vez se sentía más nervioso y trataba de acostumbrarse a
que Heero lo tocara de esa forma. Mientras el moreno lo desvestía, Duo recordaba
sus momentos juntos, desde aquella vez que lo había conocido, llegando del
brazo de Relena, incluso el día que lo había rescatado de la banda que
traficaba con pornografía y el día que se había confesado por primera vez al
bajar de la rueda de la fortuna…
Ahora estaba desnudo ante
él e iban a hacer el amor, su corazón latía con fuerza, y Heero no estaba menos
nervioso, no solo era su primera vez, sino que iba a hacerlo con Duo, de quien
se había enamorado desde hace tiempo, a quien deseaba con todas sus fuerzas.
Duo se acerca un poco más, Heero acababa de tirar su camisa al suelo y él le
comienza a besar el cuello y acariciar el pecho mientras se desabrocha los
pantalones, los cuales caen al suelo, dejándolo en ropa interior, haciendo
notar su erección, la cual pronto queda al descubierto cuando quita lo que
queda de su ropa.
Nuevamente se comienzan a
besar, un poco torpe, pero con suavidad, sintiendo por completo el calor del
cuerpo del otro, Heero agarra a Duo de los hombros y lo baja con cuidado,
acostándolo en la cama, al dejar de besarse se miran a los ojos, ambos
sonrojados, Duo se acomoda en la cama, sonrojándose aún más cuando Heero toma
su miembro, acariciándolo con cuidado, ambos no dejan de mirarse hasta que Duo
cierra sus ojos y gime, mordiéndose enseguida el labio y abriendo los ojos
Duo. Heero… yo…
Su respiración era muy
agitada, estaba tan nervioso como cuando lo había hecho por primera vez siendo
un adolescente, Heero lo calla con un beso, después llevándose el dedo medio a
la boca, mojándolo, Duo se tensa un poco al sentir como éste le invade, Heero
siente alrededor las heridas de Duo, podía sentir las cicatrices, aquello lo
hace sentir triste, impotente, pero sabía que no era posible ignorarlas. Ambos
se miran fijamente a los ojos
Duo. No es necesario que…
Nuevamente Heero lo calla
con un beso, mientras con el dedo continúa tratando de reducir la rigidez,
masajeando con delicadeza, Duo jadeaba en su boca, con sus manos en los hombros
de Heero, cerrando los ojos tratando de concentrarse, aquella invasión
comenzaba a gustarle, el ojiazul no estaba del todo seguro si era correcto o no
hacer eso, pero no deseaba reabrir las heridas de su novio.
Al separar sus bocas Heero
comienza a bajar por el cuerpo del trenzado a besos, continuando enseguida con
su labor de acostumbrar a Duo, por lo que comienza a humectarlo con su lengua,
usando a la vez su dedo pulgar para acariciarlo, poco después utiliza dos de
sus dedos para invadirlo, introduciéndolos con cuidado, sintiendo como Duo vuelve
a tensarse
Heero. ¿Me detengo?
Duo. No…
Completamente sonrojado Duo
desvía su mirada, haciendo que Heero se preocupe, quizás estaba siendo
demasiado atrevido para su primera vez, pero el trenzado no parecía quejarse, aun
así le preocupaba que quizás no lo hiciera solo por la costumbre, por todas las
cosas que Traize le hacía sin que tuviera derecho a quejarse.
El ojiazul vuelve a subir,
posesionándose de los labios de Duo, mientras continuaba invadiéndolo con sus
dedos, poco después los saca y acuesta a Duo por completo en la cama,
dirigiendo su mano hacia la caja, la cual abre y saca un condón, abriéndolo
enseguida, intentando torpemente de ponérselo, pero estaba nervioso, así que se
le cae sobre la cama
Duo. ¿Heero?
Heero. Perdón
Tranquilizándose, Heero
logra concentrarse, poniéndose correctamente el preservativo, entonces se
acerca más a Duo, quien separa sus piernas, el ojiazul se posiciona en medio,
mirándose a los ojos por unos momentos
Heero. ¿Estás listo?
Duo. Sí, hazlo…
Estaba muy nervioso, aunque
pudiera decirse que su experiencia era mucha, ésta vez lo haría deseándolo con
todas sus fuerzas, ésta vez se moría de ganas porque Heero lo penetrara,
sentirse suyo…
Sujetando su miembro con la
mano derecha, Heero se acomoda en la entrada de su chico, usando su pulgar
izquierdo para abrir un poco mientras se introduce con cuidado, Duo se queja,
tensando su cuerpo aún más que antes, Heero le mira preocupado, su rostro
estaba más rojo de lo normal
Heero. ¿Te duele? ¿Estás
bien?
Duo. Sí, me duele… pero
continúa
Heero. Duo…
El ojiazul estaba
experimentando lo que tanto temía, que su primera vez con Duo fuera tan
tortuosa, que no supiera que hacer, que el trenzado sufriera, se sentía
fracasado
Heero. Perdóname…
Haciendo caso a la
petición, el ojiazul termina de entrar con un solo movimiento, enseguida Duo
abre ampliamente sus ojos, cerrándolos después mientras se arquea al frente y
coloca sus manos sobre los hombros de Heero, apretándolos
Duo. Heero… mnh…
Heero. ¿Me detengo?
Duo. No… por favor…
El trenzado abre sus ojos
topándose con la mirada preocupada de Heero, el ojiazul divisa en las esquinas
de los ojos violetas de Duo algunas lágrimas
Duo. No te vayas… hazme
tuyo, soy tuyo
El trenzado lloraba más por
la angustia de que Heero se arrepintiera de estar con él que por el dolor
físico de su intromisión. El ojiazul no estaba del todo seguro porque no quería
que Duo experimentara dolor, pero dejarlo a esas alturas resultaría peor, por
lo que hace caso, no sin antes besar la frente del chico, entonces se retira un
poco, volviendo a introducirse, con cuidado, lentamente, Duo baja su mirada,
viendo aquella unión que los convertía en uno solo, apretando con más fuerza
los hombros de Heero cuando éste continúa penetrándolo, de forma lenta, acostumbrando
a Duo a aquello, conforme lo hace resulta más fácil entrar y salir, la entrada
del chico se dilataba cada vez más.
Aunque no lo hacía con
fuerza, la velocidad era cada vez mayor, Duo gemía cada vez con mayor apremio,
sintiendo que pronto el placer le invade los sentidos, pero aún sentía dolor,
por lo que sus uñas se hundían en la carne de Heero, ahora en la espalda. Las
manos de Heero por el contrario se apoyaban en las sábanas, mientras su boca se
ocupaba de devorar el cuello de Duo
Duo. ¡Aaahh Heero!... así…
¡Haaa!
El moreno había encontrado
aquel punto de mayor placer dentro de Duo, el chico se sentía en el cielo, por
fin entendía la expresión de Quatre 'Como alcanzar el cielo con las manos'
porque así se sentía en esos momentos, su nerviosismo de minutos atrás ahora
era inexplicable, porque en brazos de Heero comenzaba a sentirse protegido,
amado
Heero. Duo… Mnnh
El ojiazul no quería
terminar, aquello se sentía realmente bien, era su primera vez y jamás hubiera
imaginado que fuera tan bueno, tan solo solía masturbarse, pero esa sensación
no tenía comparación, la estrechez en el cuerpo de Duo lo volvía loco,
aprisionaba y friccionaba su miembro, cada vez más duro y caliente.
Sus labios abandonan el
cuello del chico, colocando su frente sobre el pecho del trenzado, fijando su
mirada hacia el miembro de Duo, también erecto, lo sujeta con su mano y
comienza a masturbarlo, sin detener sus penetraciones, era cansado pero no
pierde el ritmo
Duo. ¡Haaa Heero… más… más!
Por primera vez sentía que
perdía la cordura, era la primera vez que conectaba su mente con su cuerpo a la
hora del sexo, era mejor a cualquier experiencia que pudo haber tenido en el
pasado, se sentía a punto de llegar, pero no quería, deseaba sentirse así por
siempre, el cuerpo de Heero sobre él, regalándole de su calor, de su sudor,
tocándole, invadiéndole, pero no podía durar por siempre, su miembro comienza a
desbordarse, causándole un placentero orgasmo, sintiendo casi enseguida como el
miembro de Heero se colapsa dentro de él, aun cuando el condón le impide
sentirlo por completo.
Los dos gimen con fuerza,
perdiendo los sentidos unos instantes, sintiendo la agitada respiración del
otro, tan cerca como sus almas, que al igual que el cuerpo ahora era una sola…
Aún sin salirse de él y con
la agitación delatada en sus respiraciones se miran a los ojos, comenzando a
besarse tiernamente, al separarse se miran a los ojos y después Duo se abraza
con fuerza al cuerpo de Heero, temblaba un poco, por fin se había entregado al
verdadero amor de su vida, había sido de Heero y Heero había sido suyo, por
primera vez se sentía pleno…
Con lentitud Heero sale de
Duo, quitándose enseguida el condón, lo amarra y deja caer al suelo,
acostándose al lado del trenzado, pero girándose hacia él, apoyándose con su
brazo derecho, contemplándolo, Duo también se gira, sonriéndole
Duo. Lo hicimos… por fin lo
hicimos
Heero. Si
Duo. Estuviste muy bien
Heero. ¿Por qué lo dices?
Duo. Soy el primero
¿cierto?
Al ojiazul le sorprende que
Duo lo mencione, ya que él jamás le había contado algo así, el único que lo
sabía era Trowa, pero al parecer el trenzado era más experto de lo que creía,
al grado de darse cuenta de algo así. Apenado Heero solo asiente
Duo. Eres el mejor
Completamente feliz, el
trenzado se acerca a Heero y éste lo abraza
Duo. No quiero estar con
nadie más nunca
Heero. Yo tampoco
Nuevamente vuelven a
besarse antes de quedarse abrazados y momentos después dormidos, había sido una
noche de mucha agitación, lo habían hecho por primera vez, pero tenían por
seguro que no sería la última…
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