Lo que el viento se llevó
Capítulo 19. Expiación de culpas
Daba vueltas de un lado a
otro, debían hacer algo, habían pasado más de dos horas y Duo no despertaba,
Wufei estaba muy preocupado, mientras que Traize, sentado en un mueble de la
sala, tenía la mirada fija hacia el suelo, ensimismado, se mecía un poco de
adelante hacia atrás, por su mente no pasaba nada inteligible, todo era un nudo
de dudas
Wufei. No puedo más,
llamaré una ambulancia ¿me oyes?
El más alto no respondió a
las palabras de Wufei, así que él se acercó al teléfono y levantó la bocina,
estiró su mano para marcar el número de emergencias, pero antes de discar el
primer número, sintió un golpe en su mano, el cual le hizo soltar el aparato,
el chino volteó y miró a Traize, estaba enojado
Traize. No lo hagas…
despertará
Se alejó de Wufei mucho
antes de recibir respuesta y caminó hacia la habitación, ahí estaba Duo,
maltratado e inconsciente
Traize. Así aprenderás… ¿Lo
harás?
Sonrió levemente, como
loco, Wufei lo observó y sintió que la piel se le erizaba, Traize, su amado
Traize no tardaría en volverse loco si no recibía ayuda, eso le preocupó mucho
más que el hecho de que el trenzado no despertara
Wufei. Traize, Duo necesita
que lo revisen, puede tener una fractura, quizás una hemorragia interna
Traize. Él está bien… yo lo
cuidaré
El esposo del ojivioleta se
sentó a su lado, estirando su mano para acariciarle los cabellos, el ojinegro
se sintió furioso, estaba harto de la situación y él no tenía cabida en ese
asunto, eso solo correspondía a Traize y Duo...
Al día siguiente Quatre se
despertó con el olor a comida, acostumbrado a que Duo se encargara de los
alimentos se levantó de la cama y se dirigió a la cocina, pero no era su amigo
quien preparaba algo, sino Heero, que al parecer estaba terminando con el
desayuno, el ojiazul vio al rubio y lo saludó
Quatre. Buenos días. No te
hubieras molestado
Heero. No es molestia, yo
también como
Quatre. Es cierto
Heero. Siéntate
El chico obedeció y Heero
sirvió el desayuno, después se sentó. Tras unos momentos en que ambos comieron,
Heero habló
Heero. Quatre, quizás no me
incumba pero ¿y tus clases?
El chico al oír la pregunta
dejó de comer, evitó la mirada azul mientras bebía un poco de café y después
levantó la mirada, el ojiazul notó su expresión de tristeza
Quatre. Di de baja el
semestre
Heero. ¿Por qué hiciste
eso?
Quatre. Había estado
faltando mucho, prefiero repetir
Heero. ¿Cuándo?
El rubio apretó los labios
con fuerza y enmudeció unos momentos
Quatre. Cuando pueda ocupar
mis pensamientos en la carrera
Heero. ¿O sea que…?
Quatre. ¡No lo digas! Por
favor…
Heero. Cuando Trowa muera
¿cierto?
Quatre bajó la mirada y
apretó con fuerza los puños, no quería pensar en sus planes cuando su novio ya
no estuviese con él. Por el momento solo quería dedicarle el mayor tiempo a su
Trowa, después, si le daban ganas de seguir viviendo pensaría en su vida
Quatre. Gracias por el
desayuno
Frustrado se levantó de la
mesa y se devolvió a su habitación, Heero sabía que había metido las narices en
asuntos que no le correspondían, pero no lo había podido evitar. También a él
se le fue el hambre, por lo que dejó su plato a la mitad y recogió la mesa,
tenía asuntos pendientes ese días, así que aprovechaba para comenzarlos más
temprano…
Al abrir los ojos, Wufei se
encontró acostado en el sillón de su cómoda sala, tenía sobre él una sábana a
pesar de haberse acostado sin ella, seguramente Traize la había puesto sobre
él. No había ruido alguno por el departamento, así que se asustó, se puso en
pie y casi corrió a la habitación, ahí estaba Traize, de rodillas junto a la
cama de Duo, sosteniéndole la mano, el trenzado continuaba inconsciente, pero
su frente se veía perlada de sudor, el pelinegro se acercó con cuidado y lo
tocó, estaba muy caliente
Wufei. Tiene fiebre
La respiración del chico
era agitada a pesar de estar dormido
Wufei. Hay que hacer algo
Enseguida comenzó a mover a
Traize del hombro, después de algunos intentos el hombre abrió los ojos y le
miró
Traize. ¿Qué sucede?
Wufei. Duo tiene fiebre, es
en serio, debemos llevarlo al Hospital
Traize. No, eso no
Rápidamente se irguió un
poco, sin soltar la cálida mano de su esposo, lo miró sudando y a pesar de que
estaba consciente de que Duo no estaba bien, él no estaba dispuesto a
arriesgarse a llevarlo al Hospital, Duo presentaba heridas en el cuerpo y la
cara, y eso seguramente levantaría sospechas
Wufei. ¡Traize! Se puede
morir
Traize. No seas dramático,
él se pondrá bien
Lo contempló con una
sonrisa y después le besó la mano
Wufei. Por favor Traize,
por favor
Traize. No molestes Wufei
Wufei. Has como quieras
Enojado salió de la
habitación, Traize lo miró marcharse, mostrando una mirada de tristeza, después
observó a su esposo
Traize. ¿Sabes? Una vez me
aventé al río, quería desaparecer. Pero no pude, me encontraron y cuidaron de
mí. Recuerdo que desperté en una fría habitación, tenía fiebre y principios de
neumonía, estaba feliz porque creí que quizás moriría, pero no sucedió así… si
tanto te he lastimado y crees que debes morir, entonces muere, muere por mi
querido Duo
Sonrió con tristeza y le
besó la mano, después comenzó a acariciarla, restregándola con su mejilla
izquierda. Dentro de él, dos Traize se batían en duelo, uno, la conciencia
deprimida odiaba a Duo, lo consideraba la raíz de todo su mal, pero la otra, lo
consideraba su amado esposo, quien debía sacrificarlo todo por él, ambos eran
egoístas, ambos buscaban su propia satisfacción, pero el verdadero Traize
odiaba hacerle daño al trenzado, el verdadero temía encontrar al otro, al que
era capaz de destruir cosas hermosas, por eso trataba de evitar todo
acercamiento amoroso con Wufei, porque su amor por él era quizás lo único
verdadero en su vida…
Cuando Quatre salió por fin
de su encierro se dio cuenta de la ausencia de Heero, quien le había dejado una
nota, diciéndole que saldría por algunas horas, el rubio la dejó en su lugar y
volvió a su habitación para vestirse, al terminar agarró sus llaves y salió del
departamento, dirigiéndose a una agencia de eventos, en la cual le estaban
ayudando para su boda con Trowa, y aunque Quatre estaba feliz, también tenía
rastros de tristeza en su rostro, le habría gustado casarse con su novio en
otras circunstancias. Mientras le mostraban modelos de pasteles, Quatre estaba
distante, pensando en su novio, reviviendo viejos y hermosos momentos
Organizadora. No me ha
dicho que le parece
Quatre. ¿Eh? Cierto… a ver…
no, no me convence
Organizadora. Entonces vea
éste
La chica junto al rubio
seguía mostrándole los modelos de pasteles, pero el rubio había vuelto a
distraerse
Organizadora. ¿Sabe? Creo
que sería mejor ver esto después ¿le parece?
Quatre. Creo que tiene
razón, disculpe
Apenado el rubio se levanta
de su asiento y se inclina un poco hacia delante, despidiéndose de la chica que
le ayudaba con el evento, después sale tranquilamente
Quatre. No puedo
concentrarme. Será mejor que vaya a ver a Trowa
Animándose un poco más, el
rubio sonríe y camina más deprisa hacia su auto, cuando saca las llaves de la
bolsa del pantalón para abrirlo, siente que le sujetan el hombro, se gira hacia
atrás y se encuentra con Trant, quien le sonríe, el rubio no se lo esperaba
pero al verlo también le sonríe
Quatre. Que sorpresa ¿cómo
estás?
Trant. Bien… ¿tienes
tiempo?
Quatre. ¿Por qué?
Trant. Te invito un café
Quatre. Sí, está bien
Aunque no estaba convencido
del todo, Quatre acepta y vuelve a guardar las llaves de su auto, enseguida él
y Trant se alejan caminando de ahí
Quatre. ¿Qué hacías por
aquí?
Trant. Iba a la librería,
pero puede esperar ¿y tú qué hacías?
Quatre. Organizo mi boda
Trant. ¿Qué?
Completamente sorprendido,
Trant deja de caminar, mirando fijamente a su amigo, Quatre se detiene también
y voltea a verlo
Quatre. Voy a casarme con
Trowa
El rubio se sonroja y
sonríe tímidamente, Trant se queda completamente callado, desviando ligeramente
la mirada por algunos momentos, Quatre se da cuenta y se incomoda un poco
Quatre. En el pueblo donde
nací hay ceremonias para casar a personas del mismo sexo, quizás no tenga
validez legal, pero es simbólico y tiene mucho significado para quienes somos
nativos de ahí
Trant. Comprendo… ¿Sabes?
Creo que mi libro no puede esperar después de todo. Te veo luego ¿de acuerdo?
Bruscamente Trant se gira,
dándole la espalda a Quatre, quien queda desconcertado por aquella inesperada
reacción, entonces avanza hacia él
Quatre. ¿Qué te sucede?
Trant. Nada… te veo luego
El chico aceleró el paso,
decidido a no voltear, pero a Quatre no le gustaba dejar las cosas de ese modo,
quería aclarar la situación, por eso acelera más el paso hasta llegar con
Trant, a quien le sujeta el brazo derecho y lo jala, haciéndolo voltear
Quatre. Explícame que te
sucede
El rubio estaba preocupado,
mostrándolo en su mirada, Trant al verla se conmovió, no había nada que lo
moviera tanto como las expresiones del chico que amaba
Trant. Creí que lo sabías
Quatre. ¿Saber qué?
Trant. Que estoy enamorado
de ti
Al oír tales palabras el
rubio se sonroja, sorprendiéndose a la vez, y no porque no supiera eso desde
antes, sino porque jamás su amigo lo había confesado de esa forma, Quatre
suelta el brazo de Trant y se lleva una mano al pecho, bajando la mirada con
expresión triste
Quatre. Sí, lo sé… pero yo
no puedo…
Trant. Lo sé, entiendo
perfectamente que amas a Trowa, y lo respeto, a él y a tu amor por él, pero aun
así… aun así duele no tenerte
El rubio levanta su mirada
y observa a su amigo, enterneciéndose de aquella expresión que le mostraba,
pero no lamentaba no corresponderle, porque su amor es y siempre sería Trowa
Quatre. Creo que sería más
sano para ti no verme
Trant. ¿Qué?
Quatre. Lo que menos quiero
es lastimarte, yo…
Trant. ¡Eso no! Todo menos
dejar de verte
Quatre. Trant…
Trant. Si eso pasara, creo
que…
Como nunca antes, los
latidos de su corazón estaban a mil por hora, tenía a Quatre frente a él,
cerca, lo suficiente para tomarlo entre sus brazos, jamás había tenido tantos
deseos de tenerlo, pero el solo hecho de que su amigo le mencionara que no
debían verse lo hacía sentirse más inquieto
Quatre. De verdad creo…
No lo podía evitar, miraba
esos tiernos labios moverse, quería hacerlo, tenía que hacerlo, tomarlos,
aunque fuera una sola vez
Quatre. Que debes alejarte
de…
Sin seguírselo pensando,
Trant da un largo paso al frente y sujetando el rostro de Quatre con ambas
manos, lo acerca al suyo, colocando sus labios sobre los del rubio, sin
encontrar mayor resistencia, Quatre estaba en shock, no podía creer que estaba
sucediendo aquello, por instantes flaquea y entrecierra sus ojos, moviendo
levemente sus labios, enseguida reacciona e intenta alejarse, pero Trant le
atraía a él desesperadamente
Entonces fue como si
alrededor la razón desapareciera, Quatre le correspondía, acompasando el
movimiento de sus labios al de su amigo, no fue más de diez segundos lo que
duró aquel beso, segundos que para el rubio parecieron eternos, sintiendo
pronto el peso de un pecado, quizás nunca encontraría una explicación lógica al
porque le correspondió, pero si sabía que se sentía enormemente idiota.
Trant le soltó el rostro,
no podía creer que Quatre lo había besado. Con los ojos enormemente abiertos el
rubio levantó su temblorosa mano y se tocó los labios con la punta de los dedos
Quatre. No vuelvas a
acercarte a mí
Sin pretender decir nada más,
el rubio le dio la espalda a Trant y se alejó de prisa de él, no quería ni
verlo, ni oírlo, no quería a su amigo cerca de él nunca más
Quatre. Trowa… lo siento
Corrió con prisa, estaba
confundido y se sentía culpable, nunca antes había engañado a Trowa, incluso se
sentía extraño, durante mucho tiempo al único que había besado había sido su
novio… Trant lo miró alejarse, decidido a no seguirlo, él también se sentía un
idiota, había echado a perder su linda amistad con Quatre. Aun así tocó también
sus labios, aún podía sentir el calor del rubio en ellos.
No podía evitar sentirse
tan inquieto, la fiebre de Duo no bajaba y Traize estaba demasiado ido para
darse cuenta que su esposo necesitaba ayuda. Con un trapo húmedo Wufei se
ocupaba del trenzado, intentando bajar la temperatura de aquel maltrecho
cuerpo, el chino no podía dejar de pensar que si Duo moría jamás se lo iba a
perdonar
Wufei. Resiste Duo, por
favor
El pelinegro deja el trapo
en la frente de Duo después de haberlo sumergido en agua y exprimirlo, después
mira hacia Traize, el hombre estaba sentado en la sala, frente al televisor,
Wufei se asegura que no esté viendo y saca su celular, entonces manda un
mensaje de texto a Relena
Wufei. Perdóname Traize
Por primera vez traicionaba
a Traize en beneficio de Duo, siempre había procurado serle de ayuda a su
amado, pero ya no podía continuar, ésta vez no era solo la libertad del
trenzado en juego, era su vida la que corría peligro…
Heero salía de su clase de
Arte contemporáneo e iba a irse directo a su departamento, cuando una figura a
lo lejos le resultaba familiar, continuó caminando hacia aquella persona,
confirmando sus sospechas, era Relena, que se acercaba hacia él a paso rápido,
a Heero le resultó muy extraño pero tuvo un mal presentimiento y se apresuró a
estar frente a su amiga
Relena. Heero…
Estaba agitada e intentaba
recuperar un poco de aire, el chico la miró fijamente
Heero. ¿Estás bien?
Relena. Sí, mira esto
La chica sacó su teléfono
celular y le mostró a Heero el mensaje que había recibido de Wufei hace apenas
media hora
Heero. "Ayuda a Duo,
trae una ambulancia"
Su piel palideció, por
instantes la imagen de Duo cubierto de sangre llegó a su mente, haciéndolo
estremecer, hace tiempo no tenía aquella sensación, desde que supo que Trowa
moriría no había vuelto a sentirse tan sofocado
Relena. Llamé al Hospital
más cercano al departamento de Wufei, pero hubo un accidente muy grande y con
tantos heridos ya no tienen ambulancias, mandarán una de otro lugar, pero está
más lejos
El ojiazul oyó las
palabras, pero aún no se reponía
Relena. ¡Heero vámonos!
Reaccionando enseguida
Heero se irguió y entregando el celular a la chica asintió con la cabeza,
entonces ambos se pusieron en marcha, saliendo de la Universidad, su corazón
latía a mil por hora y en su mente maldecía a Traize, cuando lo tuviera
enfrente por fin entonces no se contendría, lo mataría incluso si no lograba
contenerse, cosa que no pensaba hacer, no existía nadie en el mundo a quien
odiara tanto como aquel sujeto…
El rubio llegó a casa de
Trowa, pero antes de bajar del auto se quedó dentro, mirando al frente como
perdido, con las manos sobre el volante, lo apretaba con fuerza, aún estaba
exaltado, no podía creer lo que había hecho. Cerró con fuerza los ojos y apoyó
la frente sobre el volante
Quatre. ¿Cómo podré verte a
los ojos?
Con fuerza se mordió los
labios, levantando la cabeza, fijó su mirada a la puerta de entrada y entonces
se decidió, suspiró profundamente y salió del auto, caminó a la puerta y llamó
al timbre, segundos después Catherine le abría la puerta, al verlo le sonrió y
lo abrazó con emoción
Catherine. Estábamos
hablando de ti
Quatre. ¿Ah sí?
Catherine. Sí, Trowa decía
que eres lo mejor que le ha pasado
Al oír esas palabras al
rubio le temblaron las piernas, más que antes se sintió culpable, estaba sucio
y no se merecía a Trowa. Dejó de caminar repentinamente, con la mirada
agachada, la chica lo miró fijamente
Catherine. ¿Estás bien?
Quatre. Sí, es solo… olvidé
algo, debo irme
Catherine. ¿Por qué?
El rubio no dijo más y dio
la espalda rápidamente, caminando de regreso a la puerta de entrada de la casa,
la pelirroja lo siguió hasta alcanzarlo, sujetándole el brazo
Catherine. Puede esperar
¿no? Trowa no deja de hablar de ti, quiere verte
Quatre. Pero…
Catherine. Yo sé que
también quieres, anda… se le ve tan triste sin ti
Nuevamente el rubio bajó la
mirada, después asintió con la cabeza, siguiendo a su cuñada, la chica sonrió,
dirigiendo al rubio a donde estaba Trowa, el ojiverde estaba sentado en un
mueble de la sala, Mariemaia estaba a su lado, contándole sobre su escuela y él
la oía sin mucho interés
Catherine. Hermano…
Rápidamente Trowa volteó al
oír la voz de la chica y sin perder un solo segundo su vista se dirigió a
Quatre, sonrió ampliamente, como antes no solía hacerlo y entonces se puso de
pie, Catherine miró a su prima
Catherine. Ven Mari, veamos
televisión
Mariemaia. Está bien
La niña se puso de pie y pasó
de lado a Quatre sin mucho agrado, después se fue con su prima y ambas se
perdieron de la vista de los chicos, Trowa se levantó y se dirigió a su novio,
a quien le dio un fuerte abrazo, el rubio sintió nuevamente que temblaba
Trowa. Te extrañé
Quatre. También yo
El ojiverde acarició la
mejilla de su chico e intentó besarlo, pero Quatre volteó ligeramente su
cabeza, causando impresión en su novio, ya que el rubio nunca lo había
rechazado de esa forma
Trowa. ¿Estás bien?
Quatre. Sí, solo algo
agotado
Trowa. Ya veo, ven
Le colocó a su novio una
mano en la espalda y se dirigió al sillón de nuevo, ambos se sentaron, Trowa
soltó a Quatre y se alejó un poco de él, el rubio no se movió, solo se quedó
quieto, entonces sintió la mano de su novio tocarle la cabeza y jalarlo con
delicadeza hasta dejarla apoyada en sus piernas, comenzando después a
acariciarle el cabello
Trowa. Descansa
Al sentir el delicado roce
de las manos de Trowa cerró los ojos, no lo pudo evitar y comenzó a llorar, el
ojiverde se dio cuenta que su novio no estaba cansado, sino que algo le pasaba,
creyó enseguida que era por su situación de salud
Trowa. Quatre no llores,
estoy bien
Rápidamente el rubio se
levantó de las piernas de Trowa e hincándose en el mueble se abrazó al cuerpo
de su novio, Trowa le correspondió el abrazo, dándole un beso en el hombro
Quatre. ¡Perdóname!
Trowa. ¿Por qué?
Quatre. Es que…
Por segundos estuvo
dispuesto a contarle lo que había pasado, de decirle que había besado a Trant
en un momento de debilidad, pero que no había significado lo más mínimo para
él, sin embargo lo reflexionó en segundos, recordando cómo se había puesto su
novio la última vez, así que decidió no decirle. Se quedó callado unos
momentos, sollozando
Quatre. No es nada… es
solo… nada
Trowa. Puedes hablar
conmigo, sabes que siempre te escucharé
Quatre. Lo sé… pero es una
tontería, de verdad
Trowa. Está bien, confío en
ti
Las últimas palabras de
Trowa no ayudaron a que Quatre se sintiera mejor, sin embargo ya no quería
pensar en la tontería que había cometido, y haría lo que estuviera a su alcance
para hacer feliz a su novio, alejándolo del mayor sufrimiento posible
Trowa. ¿Sabes? No quiero
estar aquí, vayamos a algún lado ¿sí? Quiero que te distraigas también
Quatre. Está bien
Se separó de su novio y
entonces sintió el roce de los labios del ojiverde con los suyos, sintió que
quemaban después del beso prohibido con su amigo, pero rápidamente se apresuró
a alejar todos aquellos pensamientos y le correspondió, mirándose a los ojos al
separarse, Quatre sonrió apenado
Quatre. Vamos
Trowa. Si
El rubio sujetó a Trowa de
la mano y se dirigieron a la puerta de entrada, Trowa gritó a Catherine que
saldría con Quatre y entonces se marcharon, el rubio aún no estaba del todo
animado, pero fingía por Trowa, para que su novio jamás se enterara de lo que
había hecho, ese sería el segundo secreto que le tendría a Trowa…
Wufei miró la hora, no
hacía mucho que había mandado el mensaje a Relena, pero los segundos le eran
igualados a horas, estaba nervioso, era obvio que cuando llegaran Traize se
daría cuenta que él había llamado a la chica y seguramente iba a odiarle, pero
no permitiría que Duo muriese, ya había cometido muchas faltas a favor del
hombre que amaba, la muerte del trenzado no sería una más. Oyó los pasos de
Traize acercarse a la habitación, el pelinegro volteó y enseguida lo ignoró,
volviendo a colocar un trapo húmedo en la frente del chico
Traize. ¿Está mejor?
Wufei. No
Traize. Sigues enojado
¿cierto?
Wufei. Sal del cuarto
¿quieres?
Traize se entristeció al
oír a Wufei, pero no dio su brazo a torcer, simplemente dio la espalda y se
marchó, el chino se giró hacia la puerta, mordiéndose el labio inferior
Wufei. Perdóname Traize,
pero ya no puedo seguir contigo así
El chico volvió a mirar a
Duo, el trenzado hacía muecas de dolor, por primera vez mostraba signos de
vida, rápido Wufei se puso de pie, el trenzado intentaba abrir los ojos
Wufei. Duo, Duo
El trenzado jadeaba e
intentaba mover los labios resecos
Duo. Heero
Pronto Wufei supo a quién
llamaba el trenzado, imaginó que estaría soñando algo, pero Duo poco a poco
abrió los ojos, sintiéndolos lastimados, su rostro ardía, Wufei se le acercó
más
Wufei. ¿Cómo te sientes?
Duo. Heero
Wufei. Pronto estarás con
él
Duo. ¿Dónde estoy?
Wufei. En mi departamento
El trenzado se encontraba
en un estado de ensueño, no tenía ninguna idea clara, solo sentía dolor por
todo el cuerpo
Duo. Heero
Wufei. ¿Delira?
Duo. Agua…
Wufei se apresura a darle
del agua que tenía en un vaso sobre el mueble junto a la cama, inclina un poco
el vaso y le da a beber al chico, Duo tose un poco y después vuelve a cerrar
los ojos… Cuando llegan a la colonia donde vivía Wufei, rápidamente Heero sale
del auto y corre, aún sin saber el número de departamento, Relena corre veloz
hacia él y le sujeta el brazo, mientras un hombre se acercaba a ellos
Relena. Heero cálmate
Heero. ¡Voy a matar a ese
idiota!
Relena. Basta…
"Señorita, no la
esperaba por aquí"
Relena. ¿Siguen ahí?
"Sí, no han salido en absoluto"
Relena. Una ambulancia
viene hacia acá, indícales donde
"Pero…"
Relena. No te puedo
explicar ahora… vamos Heero
La chica sujeta el brazo
del chico para que no vuelva a escaparse disparatadamente, al ojiazul no le
parece en absoluto pero se tranquiliza. El corazón de Heero latía rápidamente,
ansioso, pronto estaría frente al infeliz del esposo de Duo, el causante de
todo el dolor que el trenzado había tenido que sentir… Traize se paseaba a uno
y otro lado de la sala, estaba ansioso y no sabía por qué, pero tenía una
sensación que no acababa de gustarle, quizás dentro de todo también sentía
culpa, por todo lo que había hecho, pero a la vez algo le decía que estaba
bien, que ese era el modo correcto de actuar, sonrió al pensarlo, seguramente
cuando Duo despertara se daría cuenta de cuál era su papel en la vida que el
mismo Traize había trazado para él.
El timbre del departamento
retumbó en los oídos de Wufei, en cambio para Traize fue como cualquier llamada
a la puerta, así que se dirigió hacia ella, observó por la mirilla, teniendo
frente a él la figura de la tal Relena, hizo una mueca de disgusto, odiaba a
esa chiquilla, no la conocía, ni pretendía conocerla, pero sabía que la odiaba.
Ante los ojos de Traize no estaba Heero, pues se ocultaba justo al lado de la
puerta, el hombre la continuó observando aún después del segundo timbre. Wufei
salió de la habitación al darse cuenta que aún no se había abierto
Wufei. ¿Qué haces? Abre
Traize. Es la niña del otro
día, no quiero abrirle
Wufei. Aún trabajo para su
padre ¿recuerdas? A Marshall no le gustará ese tipo de trato hacia ella,
conoces el plan
Traize. ¿Marshall? ¿Desde
cuándo le llamas por su nombre?
El chico se sonrojó
bastante al oír aquella pregunta, cuya respuesta era fácil: su jefe le había
pedido llamarle por su nombre, después de tantas sesiones de sexo era lo más
normal, Traize vio la reacción del chico y se disgustó
Traize. No abriré
Enojado se dirigió a Wufei,
colocándole ambas manos sobre los hombros
Traize. No abras
Wufei. Necesito hablar con
ella
Traize. ¡No! Te prohíbo
verla
Wufei. ¿Estás loco? No
puedes decirme que hacer
Wufei también molesto se
deshizo del agarre y pasó de Traize, acercándose a la puerta, quitó la cadenita
que impedía abrirse y abrió la puerta, antes que Relena pudiera decir algo,
Heero salió de su escondite, directamente entrando al departamento
Heero. ¿Dónde está Duo?
Preguntó bastante molesto,
mirando con odio a Wufei, pero incluso antes de que éste le devolviera la
mirada, enseguida la de Heero se posó en la figura altiva de Traize, que al oír
el nombre de su esposo miró al recién llegado con cara de fastidio, aún sin ser
presentados ambos se reconocieron. Heero supo por aquella cara despreciable que
ese era el famoso Traize, y por su parte Traize supo por la actitud de héroe
del chico, que era aquel por quien Duo suspiraba, supuestamente su verdadero
amor.
Fueron menos de dos
segundos los que se miraron de aquella forma, antes que Wufei y Relena
reaccionaran, Heero se dejó ir hacia Traize con un puñetazo certero en el
rostro, que lo hizo trastabillar, pero enseguida el esposo de Duo se repuso,
asestándole también al ojiazul un golpe que le hizo sangrar la nariz
Wufei. ¡Deténganse!
Desconcertado Wufei se puso
en medio de ambos con los brazos extendidos, intentando detenerlos, pero a
Heero no le importó y con violencia lo quitó de su camino, la reacción de
Traize al ver eso fue de coraje, no podía soportar que tocaran a Wufei, mucho
menos aquel que era el amante de su esposo.
Heero llegó hasta Treize,
pero éste antes de recibir su golpe le dio uno al ojiazul en el estómago,
haciéndolo bajar la guardia, después con ambos puños entrelazados le dio un
golpe en la espalda y lo hizo caer de rodillas, sin importarle que el ojiazul
tenía enyesado el brazo derecho, pero Heero se puso de pie lo más rápido que
pudo y con toda su fuerza le dio otro puñetazo en la cara, y antes de que su
oponente se intentara reponer le dio otro
Heero. ¡Desgraciado! Me dan
ganas de matarte
El ojiazul imaginó aquellos
golpes en Duo y su coraje aumentó, ahora comprobaba que la fuerza de Traize era
demasiada para alguien como el trenzado, por lo que imaginaba éste sentiría el
doble de dolor. Enojado aún Heero se acercó de nuevo a Traize, quien se
limpiaba sangre de la boca y le dio una patada en el rostro, haciéndolo caer al
suelo, enseguida Wufei se acercó a Traize e intentó ayudarlo, pero él rechazó
la ayuda
Treize. Tú los llamaste…
Wufei. ¿Eh? Pero…
Treize. No me engañas
maldito, aléjate de mí
El chino casi se sintió desfallecer
al oír aquellas crueles palabras, pero no dijo nada, solamente dio la espalda a
Treize mientras éste se alejaba a la cocina. Heero llegó hasta la habitación,
donde Relena estaba con Duo, al verlo el ojiazul sintió que el corazón se le
partía en pedazos, gracias a Wufei el trenzado estaba limpio, pero los golpes
tenían moretes, había en la cara y lo que veía del cuerpo, brazos, cuello y
piernas; seguramente había más bajo la ropa
Heero. Duo
Aunque no lloraba su voz se
quebró, se acercó lentamente a la cama donde yacía su novio y al llegar le
agarró la mano, la cual estaba hirviendo por la fiebre y entonces la besó, el
trenzado entreabrió los ojos, observando la figura de Heero, aunque era
borrosa, el chico sonrió
Duo. Heero
Heero. Estoy aquí
El trenzado suspiro y
enseguida cerró los ojos, era como si hubiese visto un hermoso sueño y ya
pudiera morir en paz
Heero. Duo… ¡Duo!
El ojiazul se desesperó,
apretando la mano del chico, que estaba endeble, sin fuerza
Relena. Tranquilo, lo vas a
lastimar
Heero. Duo…
La chica le quitó a Heero
la mano de Duo y colocándole su mano en el pecho del ojiazul, lo alejó
Relena. Esperemos la
ambulancia, tú no puedes hacer nada
Relena agarró el trapo en
la frente de Duo y lo sumergió en la fría agua, lo exprimió y volvió a ponerlo
en la frente del chico. Heero apretaba con fuerza el puño, sentía demasiado
coraje, quería regresar a la sala y terminar de romperle la cara a Traize, pero
el esposo de Duo entraba de nuevo al cuarto, Relena lo miró con desprecio pero
a él no le importó, solo miraba a Heero
Traize. Aléjate de mí Duo
Heero. Imbécil, él no te
pertenece
Traize. ¿Entonces a ti?
Heero. ¡Él no es un objeto!
Enojado hasta la médula, el
ojiazul se acerca para darle otro golpe a Traize, pero la voz de Relena lo
detiene
Relena. No se peleen aquí,
piensen en Duo
Treize. ¡Cállate estúpida!
Heero. No le hables así
Treize. ¿Quién crees que
eres imbécil?
Heero. Llamaré a la
policía, que te encierren antes que te mate yo
Treize. ¿Te crees muy listo
verdad?
Sin pensar en ninguna clase
de consecuencias, Traize saca de la pretina trasera del pantalón un cuchillo
que había agarrado de la cocina cuando Wufei no había visto, la mirada de Heero
se hace más aguda, pensando que debía tener cuidado, ya que Traize se veía
demasiado desequilibrado, Relena por su parte exclama susto y retrocede un paso
Treize. Aléjate de Duo, no
repetiré
Heero. No lo haré
Treize. Tú no entiendes
nada ¡Aléjate de él, me pertenece, es mío!...
Actuando como un
desquiciado Traize se acerca con el cuchillo hacia Heero, intentando
apuñalarlo, pero rápidamente Heero le sostiene la muñeca derecha con su mano
izquierda
Traize. ¡Él debe pagar los
pecados de su padre, por eso es mi regalo, mi recompensa!
Heero no comprendía las
palabras de Traize, simplemente usaba toda su fuerza para que éste no lograra
lastimarlo, tampoco a Duo
Relena. ¡Detente!
La chica intentó
intervenir, pero Heero la vio rápidamente, volviendo después su mirada al arma
Heero. ¡No te acerques!
Debido a su descuido,
Traize por poco logra lastimarlo, pero Heero pone más cuidado y vuelve a usar
toda su fuerza, sin embargo Traize era muy fuerte, además más alto. Wufei llega
a la habitación al oír los gritos, asustándose de la escena
Traize. ¡No quiero que lo
toques, no quiero que él toque nada… Es mío, solo mío!
Heero. Eres un lunático
Traize. ¡Cállate! Te voy a
matar para que aprendas
Heero. Yo amo a Duo, jamás
entenderás eso
Traize. ¡No es verdad!
Más molesto que antes
Traize se impulsa más, haciendo trastabillar a Heero, quien comenzaba a sudar
frío, ya lo veía venir, el filo le rasgaría la cara, o quizás el pecho,
dependiendo del impulso final de su agresor
Wufei. ¡Suficiente Traize,
detente!
El pelinegro se acerca a
Traize por la espalda, agarrándole el brazo, jalándolo hacia atrás para que el
cuchillo no tocase a Heero
Traize. ¡Tú no te metas!
Wufei. Ya basta por favor,
tienes que acabar con esto, déjalo ir… deja ir tu odio
Al oír las últimas palabras
Traize afloja la fuerza de su brazo, pero la fuerza con que Wufei lo jalaba no
disminuye, haciendo que el efecto del cuchillo sea el contrario: la situación
se escapa de control y el filo del arma pasa por los ojos de Wufei, atravesando
su rostro de costado a costado
Wufei. ¡Aaaaaahhhhhh!
Todo pasó tan rápido que
Traize no se dio cuenta de la situación hasta que observó la hoja del cuchillo,
estaba llena de sangre, la cual goteaba y caía al piso, Wufei gritaba de dolor,
cubriéndose la cara, tumbándose de rodillas al suelo por el dolor que sentía.
Su cuerpo tembló, pronto una desesperación nunca antes sentida le invadió.
Heero estaba sorprendido, con los ojos abiertos enormemente, no podía creer lo
que había sucedido, Relena por su parte se había volteado a otro lado, mientras
lloraba, estaba asustada
Traize. Yo… yo le… no… no
No podía controlar el
dolor, Wufei sentía que se desmayaría en cualquier momento, todo a su alrededor
desapareció, solo veía el color de la sangre. Traize lo miró, la sangre que
derramaba era demasiada, oyó los alaridos, vio la sangre de nuevo, cayendo al
suelo a través de las manos del chino
Traize. ¡Noooo!
Aturdido se sujetó con
fuerza las orejas, no quería ver la realidad, había dañado a Wufei, al único a
quien quizás había amado de verdad, sin obsesiones como a Duo, el único que
podía salvarlo del abismo. Heero volteó con Relena
Heero. Llama también a la
policía
Relena. Sí
Temblorosa la chica marcó a
la estación de policía, intentando no distraerse por los gritos de dolor de
Wufei, mientras Heero miró tiernamente a Duo y le besó la frente. No muchos
segundos después se oyeron voces en la sala, eran los paramédicos que iban
llegando con una camilla, entraron a la habitación y vieron la escena, Heero
volteó enseguida
Heero. ¿Pueden llevar dos?
Ambos paramédicos se miraron
y asintieron, Heero señaló a Wufei y fue a quien primero se llevaron después de
revisar qué tan profunda era la herida e intentar parar la hemorragia, después
regresaron por Duo. Minutos después llegó la policía y Heero les explicó, desde
el secuestro hasta lo sucedido en la habitación, Traize que estaba en un
rincón, aturdido por lo que había hecho, no opuso resistencia cuando se lo
llevaron los agentes, que a la vez se llevaron el arma
Heero. Voy con Duo
Relena. Sí, yo me encargó
de lo demás
Heero. Gracias
El ojiazul salió apresurado
de la habitación, dejando sola a la chica, Relena se acostó en la cama donde
antes yacía Duo y comenzó a llorar…
Quatre se levantó de la
cama donde antes estaba acostado al lado de Trowa, se colocó la ropa interior y
salió con cuidado de su habitación, cerrando la puerta. Después de haber ido a
comer habían llegado al departamento, el rubio había mantenido la mentira de
que Duo se encontraba bien y que seguramente había salido con Heero
Quatre. Me siento inquieto
El rubio atribuyó su
inquietud a lo sucedido con Trant, pero no quería recordarlo, haber engañado a
Trowa con algo tan estúpido era algo que quería olvidar. Su teléfono celular,
el cual había dejado en la sala, comenzó a sonar, rápidamente corrió a contestarlo
antes que pudiera despertar a Trowa
Quatre. ¿Diga?
Heero. Tenemos a Duo
hospitalizado
Quatre. ¿Qué? ¿Qué le pasó?
¿Está bien?
Heero. El maldito de Traize
lo golpeó, está inconsciente y con fiebre
Quatre. ¡Voy para allá!
Dame la dirección
Heero. ¿Estás solo?
Quatre. No, Trowa está…
dormido
Heero. Ah… no vengas, no
quiero que se entere, luego ves a Duo
Quatre. Está bien, si algo
sucede llama
Heero. Sí, adiós
Quatre. Adiós, cuídate
El rubio suspiró y colgó el
teléfono, sus ojos se humedecieron, no quería seguir viendo sufrir a Duo, pero
parecía que la vida se empeñaba en derramar sus lágrimas. Se giró media vuelta
y vio a Trowa de pie cerca de la puerta, también estaba en ropa interior, vio
en su rostro preocupación porque por momentos pensó que Heero se había puesto
mal, pero al ver que las lágrimas corrían por el rostro de Quatre descartó la
idea, el rubio las comenzó a secar rápido, no las había podido controlar y
ahora tendría que contarle a su novio sobre Duo, el ojiverde se acercó a su novio
y lo abrazó, una vez que el rubio pudo dejar de llorar le contó todo a Trowa,
cuyo semblante se puso muy serio. Los dos estaban sentados en un mueble de la
sala
Trowa. No vuelvas hacer eso
Quatre. ¿A qué te refieres?
Trowa. Ocultarme cosas
importantes
Quatre. Nosotros no
queríamos…
Trowa. ¡Dejen de
compadecerme!
El rubio se sorprendió de
ver que su novio se sobresaltaba y enseguida agachó la cabeza, Trowa lo vio y
se sintió culpable unos instantes, después sujetó la barbilla del chico y
levantó su cabeza para que lo viera a los ojos
Trowa. Escucha Quatre, sé
que lo hacen con buena intención, pero me siento un inútil
Quatre. No Trowa, eso no es
verdad
Trowa. Sé que estoy
muriendo, pero de nada sirve no ver la realidad, prefiero serles de apoyo, permítanme
vivir hasta el último momento
Quatre. Perdón
El rubio estaba muy
apenado, ni Heero ni él habían considerado los sentimientos de Trowa, no
pensaban en cómo se sentía al dejarlo de lado en las situaciones importantes,
como si no fuese capaz de manejar la situación. El ojiverde besó los labios de
su novio y después lo abrazó, siendo correspondido
Trowa. Vamos a ver a Duo
¿sí?
Quatre. Sí
Trowa soltó a su novio y lo
miró a los ojos, besándolo después, luego ambos se pusieron de pie, y se fueron
a la habitación para vestirse y después ir con Heero a ver al chico trenzado…
Heero estaba sentado junto
a Duo, quien dormía, la fiebre ya estaba controlada, pero se le veía cansado,
el ojiazul no se había separado ni un solo segundo desde que lo habían dejado
entrar en la habitación, observaba su rostro a detalle, sintiendo propias las
cicatrices que aquel bello rostro marcaba, por segundos pensó en Wufei, a quien
había detestado desde que el trenzado le había contado de él, sin embargo se
preguntó preocupado si estaría bien, no había deseado nunca que le pasara lo
que había sucedido, extrañamente con Traize pasaba distinto, le habría gustado
a él mismo encajarle un puñal, sabía que estaba mal, que no era bueno pensar de
ese modo, pero no podía controlar sus pensamientos
Heero. Ese hombre pagará
todo en la cárcel
Aquello que pensaba era lo
más amable que podía, le resultaba difícil tener una pizca de compasión por un
hombre como Traize… Minutos después un doctor entra en la habitación,
acompañado de una enfermera
Doctor. Necesito revisar al
paciente ¿puede retirarse un momento?
Heero. ¿Qué pasa?
Doctor. Hay gente del
ministerio afuera y creemos que pudo haber una violación
Heero. Comprendo
Por fuera parecía
tranquilo, pero por dentro la sangre le hirvió, estaba casi seguro de que
efectivamente el esposo del trenzado lo había violado. El ojiazul salió de la
habitación, afuera se encontraban dos agentes, Heero se acercó a ellos
Heero. ¿Puedo ayudarles? Me
gustaría ayudar
Agente. Sí, podemos hacerle
unas preguntas, usted estuvo ahí ¿cierto?
Heero. Si
El ojiazul y ambos hombres
se apartaron de ahí. Del otro extremo del pasillo llegaban Trowa y Quatre, ven
a Heero alejarse pero ninguno lo llama
Trowa. Ésta es la
habitación
Quatre. ¿Podremos pasar?
Trowa. Esperemos
Quatre. Sí
El rubio recuerda lo que
había sucedido un par de meses atrás, cuando en una situación parecida habían
estado velando por Duo, quien había sido violado por Robert y su organización
dedicada a la pornografía, Quatre estaba igual que Heero seguro de que Traize
había abusado de Duo como solía hacerlo, además de tristeza, también sentía
coraje, él no era tan fuerte como para golpear a Traize, pero también le
odiaba. Trowa vio preocupación en el rostro de su chico y le abrazó con un solo
brazo, sonriéndole
Trowa. Duo es fuerte, lo
superará
Quatre. ¿Por qué tienen que
pasarle estas cosas? Merece ser feliz
Trowa. Lo será, él y Heero
lo serán, estoy seguro
Quatre. Espero que si
Permanecieron en esa
posición, esperando que alguna enfermera les dijera si podían pasar o no...
Minutos después Heero regresa con los agentes, Trowa y Quatre se encontraban
adentro con Duo, quien seguía inconsciente, el ojiazul se quedó un tiempo más
con los agentes hasta que el doctor acompañado de una enfermera regresaba con
los resultados de laboratorio
Agente. ¿Tan pronto los
tiene?
Doctor. Sí, efectivamente,
encontramos residuos de semen en el paciente
Apretando su puño con
fuerza Heero se dejó ir contra la pared, estrellando un golpe ahí, ninguno de
los presentes hizo comentario alguno, para el ojiazul era muy probable que la
revisión resultara positiva, pero aun así se sentía molesto e impotente, no
había podido evitar que Duo sufriera, y peor aún, después de haberlo
despreciado, jamás se lo iba a perdonar.
Al día siguiente, Wufei
despertó con un agudo dolor de cabeza, intentó abrir los ojos, pero se dio
cuenta que no podía, había una venda en su cabeza, pronto las imágenes del día
anterior llegaron a su mente, gimió de dolor y se removió en la cama, una
enfermera se acercó a él
Enfermera. No se agite,
tranquilo
Wufei. Mi…cabeza, duele
mucho
Enfermera. Son los efectos
de la anestesia, se le pasará
Wufei. No puedo abrir mis
ojos… siento dolor, me duele mucho
Se mordió con fuerza el
labio inferior e intentó quitarse la venda que aprisionaba sus sienes, pero la
enfermera se lo impidió
Enfermera. Tuvieron que
operarlo, aún no es tiempo que quite sus vendas, tranquilícese
Wufei. Pero arde… me duele
Enfermera. Es normal, le
traeré algo para el dolor
El cuerpo del pelinegro
temblaba, se sentía muy nervioso, sabía que algo no estaba bien y eso lo
asustó. La enfermera volvió con un analgésico y se lo dio a tomar, el ojinegro
lo pasó y se recostó
Enfermera. El médico le
indicará cuando las vendas deban quitarse
Wufei. Sí
La chica se retiró de la
habitación, dejando solo al chino, por momentos imaginó lo peor, que habían
tenido que extirparle los ojos, eso lo hizo estremecerse, pero pronto se
convenció de que aquello no había sido necesario, despejó su mente de todo
pensamiento pesimista y poco a poco se quedó dormido…
La noche cayó en el
Hospital donde Duo y Wufei reposaban, Trowa había regresado a casa por petición
de Heero y Quatre, así que el ojiverde se había retirado a regañadientes, mientras
tanto el rubio permanecía fuera de la habitación, dormitaba pues estaba muy
cansado, mientras que el ojiazul estaba hincado al lado de la cama de Duo,
observándolo dormir, sostenía su mano con fuerza, sus ojos estaban casi
cerrados, pasaban de las once y también estaba muy cansado. A punto de dormir
se encontraba cuando sintió que el trenzado se movía, así que enseguida se
irguió, observándolo atento, los ojos amatistas comenzaban a abrirse. Duo veía
un poco borroso pero cuando se acostumbró a la luz vio a su Heero, creyendo que
soñaba sonrió débilmente
Heero. Duo ¿me oyes?
Duo. Eres real
Sonrió con mayor amplitud y
pronto las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas, el ojiazul se
apresuró a levantarse y lo abrazó con su izquierda, Duo le rodeó la espalda con
su brazo libre del suero, Heero se levantó poco después y le besó la frente
Heero. ¿Cómo te sientes?
Duo. Mareado
Heero. ¿Te duele algo?
Duo. Todo
Heero. Tienes muchos golpes
y costillas fracturadas
El trenzado simplemente inclinó
su cabeza, evitando la mirada de Heero, había recordado que nuevamente su
esposo le había profanado
Heero. ¿Qué sucede?
Duo. Es que…
Heero. Sé lo que te hizo
Los ojos violetas se
abrieron ampliamente y volvió a ver a su novio, las lágrimas aún caían por sus
mejillas
Duo. ¿Ya no me vas a
querer?
Heero. Duo, no seas tonto
Con prisa Heero volvió a
acercarse a Duo, besándolo en los labios, el chico le correspondió, aquellos
segundos fueron los mejores de sus vidas, nunca antes habían deseado tanto un
beso. Al separarse se miraron a los ojos y Heero sonrió, haciendo que el
trenzado se sonrojara, su novio tenía una sonrisa muy hermosa que pocas veces
mostraba, pero realmente el ojiazul estaba feliz de poder hablar con Duo, de
tenerlo cerca, para poder abrazarlo y besarlo. Duo miró a Heero cuando éste se
separó y notó su brazo enyesado, enseguida se preocupó
Duo. ¿Qué te pasó?
Heero. Luego hablamos ¿sí?
Alguien quiere verte
El ojiazul no permitió
replica a su novio y volvió a besar la frente de Duo, salió de la habitación
para llamar a Quatre, despertándolo ya que el rubio estaba dormido sentado,
enseguida Quatre se levantó y casi corrió a la habitación, al entrar y ver a
Duo despierto sonrió ampliamente y se acercó a él, el rubio lo abrazó un tanto
fuerte, haciendo que el trenzado jadeara por el dolor, rápido Quatre se alejó
Quatre. Lo siento ¿Estás
bien? ¿Cómo te sientes?
Duo. Estoy dolorido, pero
me siento bien, están aquí, gracias
Quatre. Duo…
Con los ojos cristalinos el
rubio se acerca de nuevo a su amigo y le da otro abrazo, ahora con mucho
cuidado de no lastimarlo, el trenzado le corresponde igual, Heero sale entonces
de la habitación, seguro que esos dos querían hablar…
Dentro de la oscura y fría
celda, Traize estaba sentado en un rincón, miraba al vacío, aún se encontraba
en shock después de lo que había provocado: sangre, dolor, gritos, lágrimas y
la imagen de Wufei sufriendo, aquello le atormentaba sobremanera, ni siquiera
la culpa que había llegado a sentir por maltratar a Duo le había hecho tener
esa gama se sentimientos oscuros, como aquellos que le provocaba el hecho de
haberle causado daño a la persona que amaba
Guardia. Ey tú, te buscan…
te hablo imbécil… levántate
El esposo de Duo permanecía
en la misma pose, sin responder a nada, estaba ensimismado, peleando con sus
demonios. El guardia molesto entra en la celda y se acerca a él, empujándolo
Guardia. Que te levantes,
te estoy hablando
Traize. Déjame
Guardia. Idiota
Molesto el guardia le da
una patada a Traize, quien se queda sin hacer algo, no le importaba, ni
siquiera había sentido dolor por el golpe, el guardia al ver que Traize no
reaccionaba intenta volver a golpearlo pero entonces un hombre se acerca a la
celda
Abogado. Eso puede pelearse
en la corte
Molesto el guardia voltea a
verlo, se alejó de Traize y sale de la celda sin pedir siquiera una disculpa,
entonces el abogado se acerca a su defendido
Abogado. Dijeron que no
llamaste abogado, soy de la fiscalía
Traize. Déjeme
Abogado. Te acusan de
secuestro, maltrato físico, violación sexual y agresión con arma blanca,
ninguna de las víctimas ha declarado, todo se reduce a testigos oculares y
exámenes médicos ¿tienes algo que decir?
Traize. Váyase
Abogado. Ninguna de las
víctimas está en condición de declarar, pero en cuanto se tenga sus testimonios
se preparará el juicio
Al oír aquello Traize
reacciona, levantándose rápidamente y dirigiéndose al que era su abogado de
oficio, lo sujeta con fuerza del saco, mirándolo fijamente y desesperado
Traize. ¡Wufei! ¿Está bien?
Abogado. ¿Es una de las
víctimas?
Traize. ¡Lo dañé! Sangre…
había sangre
Abogado. No sé nada de eso,
pero es mejor no digas esas cosas aquí, mi trabajo es tu defensa,
independientemente de lo que haya sucedido
Traize. ¡Quiero verlo! Mi
Wufei
Abogado. Lo verás
El esposo de Duo se
tranquilizó un poco, pero aún no sacaba a Wufei de su mente, todo estaba
disipado que no fuera él, no le importaba estar en la cárcel, no le importaba
ya su venganza, ni retener al trenzado, solo le importaba Wufei, nada y nadie
más que él…
Llevaban casi una hora
conversando y Heero no había vuelto a la habitación, Duo se da cuenta que su
amigo se pone muy serio, lo cual le resulta extraño, ya que no solía ser así
Duo. ¿Te pasa algo?
Quatre. No, estás aquí y
eso me pone muy feliz
Duo. Disculpa que no te
crea que no pasa nada, cuéntame ¿es por Trowa? ¿Cómo está?
Quatre. Él está bien,
quería quedarse pero Heero y yo no lo dejamos
Duo. ¿Entonces? A mí no me
engañas
Quatre. Trant y yo nos
besamos
Sorprendido por aquella
confesión Duo abre ampliamente sus ojos, no podía creerlo, su amigo no era esa
clase de persona
Duo. ¿Por qué hiciste eso?
No está bien
Quatre. Lo sé
Apenado el rubio esconde su
rostro entre sus manos, no había querido recordar lo que había hecho pero le
había resultado imposible, el trenzado le coloca una mano en la cabeza y
acaricia un poco sus cabellos, Quatre entonces destapa su rostro y lo observa
Quatre. No sé por qué, y te
juro que me siento muy culpable
Duo. ¿Le contaste a Trowa?
Quatre. ¡No! Eso lo pondría
mal, después que saliste del departamento él llamó, y malinterpretó la
presencia de Trant ahí, tuvo una crisis y perdió un ojo
Duo. ¿Qué?
El trenzado no se había
enterado de lo sucedido con Trowa pues Traize lo había secuestrado el mismo
día, por lo que estaba muy sorprendido de aquel acontecimiento, su amigo
realmente se veía muy afligido
Quatre. Será mi nuevo
secreto
Duo. Comprendo
Quatre. Pero ya le dije a
Trant que no vuelva acercarse a mí
Duo. ¿Temes volverlo hacer?
El rubio se sorprende
sobremanera por aquella pregunta, mientras su amigo lo observaba fijamente
Duo. ¿Te gustó?
Aunque Quatre no le
respondía, el trenzado se dio cuenta del sonrojo que adornaba el rostro del
rubio, entonces no necesitó una respuesta, ya la sabía. Nuevamente Quatre se
cubrió el rostro y agachó la cabeza
Duo. Yo sé que tú amas a
Trowa, pero también eres humano
Quatre. Está mal ¿cierto?
El rubio se descubrió el
rostro y miró a su amigo
Quatre. Hay algo… algo que
me atrae de Trant
Duo. Él te ama ¿cierto? Y
te salvó de los otros dos, además es tu amigo, no es extraño que te atraiga
Quatre. ¿Lo crees?
Duo. Sí, pero es natural,
además no le serás infiel a Trowa por ciertos pensamientos
Las palabras de Duo ayudan
a Quatre a sentirse menos culpable y logran hacerlo sonreír
Quatre. Gracias Duo, te
quiero
Duo. Yo también te quiero
Quatre y te apoyaré siempre ¿de acuerdo?
Sonriendo ampliamente el
rubio se acerca a Duo y le da un abrazo, le besa la mejilla y vuelve a
abrazarlo
Quatre. Se supone que en
estos momentos debería ser yo quien te animara
Duo. No digas eso
Se separan y después
comienzan a reír, momentos después entra Heero a la habitación, Quatre lo mira
y le sonríe
Quatre. Ahora yo los dejaré
solos
El rubio se vuelve acercar a
su amigo y le da otro beso en la mejilla, después le acaricia el rostro y se
pone de pie, al pasar junta a Heero le coloca una mano en el hombro, después
sale de la habitación, Heero se acerca a la cama de su novio y acerca una
silla, el trenzado le sonríe con dulzura
Duo. Tú y Quatre se ven
unidos ¿es mi imaginación?
Heero. Contigo desaparecido
y con lo de Trowa nos apoyamos
Duo. Me da gusto
El trenzado extiende su
mano hacia Heero y le acaricia los labios
Duo. Bésame
La mirada violeta cargada
de dulzura hace sonrojar a Heero, que sin pensarlo se acerca a su novio y se
besan con ternura, los labios del ojivioleta eran impacientes, hace días se
moría por estar con Heero, por besarlo, el ojiazul no sentía distinto, le
necesitaba, poco a poco la intensidad del beso aumenta y después les obliga a
separarse
Duo. Realmente te extrañé
Heero
Heero. Yo también
El trenzado vuelve
acariciar la mejilla de su nuevo y de nuevo se besan, al separarse Heero
permanece sentado en la cama junto a Duo, quien le miraba fijamente
Duo. Me muero de ganas por
hacer el amor contigo
El ojiazul, que nunca había
oído a su novio decir tales palabras de ese modo se sonroja, parándose
enseguida de la cama y dándole la espalda se aleja unos pasos de él
Heero. No deberías pensar
en eso en estos momentos
Duo. Perdón… debes pensar
que soy un degenerado ¿cierto?
Rápidamente el ojiazul
voltea de nuevo hacia el trenzado, estaba sorprendido, por lo que se acerca
enseguida a él
Heero. ¡No digas eso!
Duo. Lo normal sería que no
quisiera contacto después de todo esto ¿no?
Heero. Duo…
Duo. Pero ya me cansé de
sentirme miserable, quiero ser feliz contigo Heero
Comprendiendo las palabras
de su novio Heero se conmueve, volviendo a acercarse a la cama donde estaba
acostado Duo, quien le miraba atento, de nuevo el ojiazul se sienta a su lado y
le agarra la mano
Heero. Tienes razón, además
mentiría si dijera que yo no
Ahora es Duo quien se
sonroja, sonriéndole a su novio, sin dudarlo un segundo los labios de Heero
encuentran nuevamente los de Duo, instantes después la puerta de la habitación
se abre y entra Quatre, encontrando la escena, sonríe y se aclara la garganta,
enseguida ambos se separan y voltean hacia el rubio
Quatre. Lamento
interrumpir, Heero ¿puedes venir un poco?
La pareja se voltea a ver y
sin preguntas el ojiazul se acerca a Quatre, el rubio le dice algo en voz baja,
a Duo no le agrada del todo que le tuvieran un secreto y los observa con
recelo, Quatre se da cuenta y le sonríe
Quatre. Todo está bien,
descansa
Duo. ¿Qué sucede? No nací
ayer
Heero. Se tiene que enterar
Quatre. Es cierto, yo le
explico, el doctor te espera
Heero. Ahora vuelvo
El ojiazul se marcha de la
habitación mientras tanto el rubio se acerca a su amigo, se sienta en la silla
cercana a la cama
Quatre. Bien, te lo voy a
decir
El chico comienza
explicando a Duo sobre la situación en el departamento, contándole lo que había
pasado con Wufei, el trenzado escucha atento toda la explicación, el rubio
también cuenta lo que ha sucedido con Traize, en resumen Quatre cuenta a Duo
todo lo que ha sucedido desde su secuestro…
Heero llega al consultorio
del doctor, que a pesar de lo tarde que es aún se encontraba ahí, el ojiazul
toca antes de entrar aunque la puerta no estaba del todo cerrada, el hombre se
dirige a él, se veía cansado, pero a la vez indiferente
Heero. ¿Qué sucede?
Doctor. Es sobre el chico
que llegó junto a su amigo
Heero. ¿Le pasó algo?
Doctor. No ha venido nadie
a verlo, es por eso que lo llamé a usted. Su situación es crítica
Heero. ¿A qué se refiere?
¿Puede morir?
Doctor. No, no hay peligro
de ello, pero hay mucha probabilidad de que pierda la vista
Heero. Comprendo
El ojiazul se queda
pensativo unos momentos, aún odiaba a Wufei, y sabía que lo que le pasara no le
importaba del todo, pero aun así piensa en lo cruel que había tenido que pagar
sus errores
Doctor. ¿Tienen algún
parentesco?
Heero. No, él fue cómplice
en el secuestro de mi pareja
Doctor. Entiendo, entonces
creo que no fue muy correcto hablar con usted
Heero. Está bien, no se
preocupe, espero que esa probabilidad se reduzca y pueda ver, no le deseo
ningún mal
Doctor. Sí, entiendo
también
Heero. Si me permite me
marcho, gracias por informarme
Doctor. Adelante
El ojiazul regresa a la
habitación, encontrando a Quatre con actitud de enojo, cruzado de brazos
mientras miraba con reproche a Duo, mientras que el trenzado tenía la cabeza
agachada. Al entrar Heero le extraña la escena pero se mantiene callado, Quatre
voltea a la puerta y lo observa
Quatre. Yo no puedo
convencerlo, habla tú con él
Muy enojado el rubio se
encamina hacia la puerta y pasa de Heero, saliéndose de la habitación, el
ojiazul observa a Duo unos instantes y cerrando la puerta se acerca a él
Heero. ¿Qué sucede?
Duo. Seguro también te
molestas
Heero. Puedes contarme
El ojivioleta levanta por
fin la cabeza y observa a Heero, lo duda unos momentos y después se decide a
hablar
Duo. No levantaré cargos
contra Traize
Heero. ¿Qué?
Como lo había previsto Duo,
su novio se molesta, quizás más que Quatre, enseguida se aleja unos pasos de su
novio y vuelve a verlo, con el semblante fruncido, apretando con fuerza su mano
izquierda
Heero. ¿Estás loco?
Duo. Heero baja la voz
Heero. No me pidas eso,
estás loco ¿cierto? No apruebo eso
Duo. No es decisión tuya
¡es mía!
El ojiazul se sorprende de
que Duo le haya gritado y se queda callado, observándolo sin ablandar su
mirada, el trenzado se apena de haber reaccionado así y se calma
Duo. Entiéndeme, no puedo
hacerle eso a Traize
Heero. Y él sí puede golpearte
y violarte ¿verdad? Que tonto soy
Duo. ¡Heero!
Heero. No me pidas que
entienda algo tan irracional
Duo. Él no está bien,
necesita ayuda
Heero. Eso que lo decida la
corte, tú no puedes determinar eso
Duo. Lo sé, pero yo no lo
demandaré
Heero. Duo…
Duo. Tú no entiendes lo que
fue, tú no le viste acusar a mi padre de pedófilo, de violador, tú no lo viste
llorar
Heero se sorprende de
aquellas palabras, incluso la voz del trenzado se había quebrado y sus ojos
comenzaron a humedecerse, él ignoraba todo lo que pasó dentro del departamento
de Wufei, pero Duo también ignoraba su angustia y su odio, Duo no sabía que
mientras Traize estuviera libre y sin pagar por sus faltas él no podría estar
en paz
Heero. No, no sé nada de
eso, solo sé que mientras estabas atrapado yo creí que iba a morir… es lo que
sé
Sin animarse a ver a Duo a
los ojos el ojiazul se aleja y sale de la habitación, Duo se queda callado,
pensativo, comprendía los pensamientos de Heero y Quatre, pero él no iba
abandonar a Traize, recluyéndolo en una oscura y fría celda, él sabía perdonar.
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario aquí ^^