Lo que el viento se llevó
Capítulo 15. Lágrimas, Dolor y Angustia – Parte 1
Después de la noche que
habían intentado tener intimidad por primera vez, Heero y Duo no habían
planeado nada con respecto al tema, los días y las noches la pasaban de forma
normal, sin pensamientos pecaminosos que los pudieran incitar: el trenzado
continuaba con su trabajo, por fin iba a completar el mes y Traize no se había
aparecido de nuevo en su vida, además el pelinegro no había vuelto a conversar
con él de ningún tema incómodo, tan solo del trabajo; el ojiazul continuaba
yendo a la escuela con normalidad y el profesor continuaba insistiéndole en que
vendiendo el cuadro que había hecho de su novio, conseguiría dinero para obtener
una beca, pero al ojiazul no le interesaba ni irse al extranjero ni vender la
pintura, había cosas más importantes que pensar en él mismo, y entre esas
cosas, la primordial era estar al lado de su amigo. Así que sus actividades les
mantenían ocupados, por lo menos lo suficiente para que el sexo no ocupara sus
mentes.
Para festejar el primer mes
de Duo en su trabajo, a pesar de que Heero odiaba que trabajara ahí, los cuatro
deciden ir al zoológico, para Trowa y Heero no resultaba del todo interesante,
ya que preferían ir a algún lugar y beber una copa, pero al parecer, para Duo y
Quatre resultaba muy entretenido ver a los animales y alimentar a unos cuantos,
incluso el trenzado, contento por su segundo sueldo, había comprado más comida
de la que parecía podían utilizar. Primeramente se encontraba la jaula de los
primates, a quienes el ojivioleta observaba con interés, como un niño en su
primera vez en el zoológico, Quatre estaba contento también, aventando un par
de cubitos de comida dentro de los alambres en forma de rombos que rodeaban la
jaula
Trowa. Se divierten
Heero. Sí
Los amigos observaban a sus
respectivas parejas, el ojiverde sonreía levemente mirando a Quatre con
dulzura, mientras que Heero permanecía serio, mirando atentamente a Duo, cada
movimiento, cada seña, todo, y le resultaba increíble pensar que con todo lo
que había vivido, Duo continuaba siendo un niño, aquella observación incluso lo
hacía sonrojar
Duo. Vamos para allá
Entusiasmado el trenzado se
acerca a Heero sin percatarse de su sonrojo, y lo sujeta del brazo, jalándolo
hacia otra dirección donde según el mapa del lugar, se encontraban otros tipos
de primates. Quatre en cambio se acerca a Trowa con naturalidad y lo sujeta del
brazo, siguiendo ambos a la otra pareja. El celular de Quatre comienza a sonar
y éste separándose de Trowa lo coge de su bolsillo del pantalón y contesta sin
ver antes de quien se trataba
Quatre. Ah... hola Trant
Enseguida los ojos de Trowa
se cierran un poco como si enfocara algo y se pone atento a la conversación
Quatre. ¿En serio? eso
suena muy bien... felicidades, yo siempre confíe en ti... No tienes porque...
bien, ¿te parece si luego charlamos?... quiero detalles ¿de acuerdo?... sí,
hasta luego
Tranquilamente el rubio
cuelga el teléfono e intenta tomar de nuevo el brazo de Trowa pero éste avanza
un poco rápido dejando atrás a su novio
Trowa. ¿Qué quería?
La seriedad de su novio
hace que Quatre se sienta un poco triste y camine un poco más a prisa hasta
quedar al lado del ojiverde, que miraba adelante con la frente en alto, había
metido las manos a los bolsillos de su pantalón, el rubio lo mira de reojo
Quatre. Hoy presentó un
examen y yo lo ayudé a prepararse, quiso comunicármelo y darme las gracias, es
todo
Trowa. Ah
Sin más preguntas ni
gestos, Trowa continúo caminando, pero Quatre estaba inquieto
Quatre. ¿Te molesta que nos
hablemos?
Trowa. No... aunque
últimamente se ven mucho ¿no? creo que le gustas
Ahora el rubio comprendía
la situación y no intenta evitar sonreír avergonzado
Quatre. Estas celoso
El comentario hizo sonrojar
a Trowa, que volteó hacia él, no podía negar que estaba celoso de la amistad
del rubio y Trant
Trowa. Yo...
Quatre. Te amo tanto
Ahora quien no evita
sonreír sonrojado es Trowa ¿cómo podía siquiera por un breve segundo pensar mal
de su novio? si le mostraba esa carita y le decía aquellas hermosas palabras,
ahora se sentía un estúpido. El ojiverde sujeta suavemente de la cintura a su
novio y le besa con ternura, disculpándose de esa manera sin palabras.
A lo lejos Heero y Duo les
miraban. Habían volteado atrás al darse cuenta que sus amigos no les alcanzaban
y se habían encontrado con la escena, Duo sonreía contento, pero la mirada de
Heero era melancólica, como si aquella imagen doliera, no quería pensar en la
separación que suponía la enfermedad de Trowa, pero era evidente y estaba ahí,
frente a él. La mano de Duo se pasa por el brazo de Heero y se recarga en su
hombro, el ojiazul lo mira curioso y sin decir nada le acaricia una mejilla y
besa sobre su cabello
Heero. ¿Seguimos?
El trenzado asiente
contento y separa su cabeza del hombro de Heero sin soltar su brazo, detrás de
ellos estaban Trowa y Quatre agarrados de la mano que apenas habían volteado de
nuevo, sin darse cuenta que les habían observado. El tema de Trant no vuelve a
ser tocado y los cuatro continúan en su recorrido por el zoológico.
Entre cebras, jirafas,
hipopótamos, elefantes, tigres, aves exóticas, reptiles y otros animales más,
los cuatro recorren casi la totalidad del lugar, solo les faltaban los animales
nocturnos y alimentar a los patos que nadaban contentos en el gran estanque del
zoológico. Pero antes de recorrer esa parte deciden tomar un descanso y comen
algo, estaban por dar las 4 de la tarde y no habían comido. Se sentaron en
parejas, una frente a la otra en una mesa rectangular, habían pedido un par de
Hamburguesas
Duo. No puedo creer lo
lindo que era ese oso panda
Quatre. Estaba increíble
¿verdad? son tan monos
Duo. Sí, muy monos
Quatre. También el polar,
nadaba muy bien
Duo. Sí, estaba hermoso
Durante unos momentos, el
rubio y el trenzado conversaban de los animales que más les habían gustado,
pero después Trowa tocó el tema de los automóviles y cuál había sido siempre el
de sus sueños, mientras el rubio defendía su modesto auto al encontrarlo tan
útil sin tener que ser muy elegante o rápido, entonces Heero recordó que había
quedado de enseñar a Duo a manejar y en ese momento se lo volvió a insinuar, el
trenzado se alegró y aceptó de nuevo muy contento.
Después de volver al
silencio surgieron un par de temas más antes de que decidieran recorrer del
zoológico lo que les faltaba, aunque antes de eso, Trowa no se olvidó de tomar
sus medicinas, y aunque al sacar el ojiverde el par de frascos y tabletas los
demás se habían puesto incómodos, nadie comentó nada acerca de eso. Entonces
continuaron su travesía hasta concluirla, dispuestos ahora a volver a casa
Quatre. Los llevaré en mí
no lujoso auto
Mientras abrían las
portezuelas del automóvil el rubio sonrió con la frente en alto fingiendo mucho
orgullo y después de recibir una sonrisa de parte de su novio subieron al coche
Duo. Voy aprender a manejar
Sonriendo infantil, Duo
canturreaba aquella frase mientras se mecía sobre el asiento, a Heero le
pareció por breves instantes estar viendo a un niño cuyo sueño de tener un auto
a escala se hacía realidad, pero aquello lo hizo emitir una pequeña sonrisa y
acercarse a Duo, abrazándolo suavemente, el trenzado sonrió contento y se
fundieron en un cálido beso, lento y suave. Trowa volteó en ese momento hacia
Quatre y le observó mientras conducía, preguntándose cuantos besos más
obtendría de él antes de marcharse del mundo...
El lunes llegó y era
momento de volver a las actividades diarias, Duo tuvo que ir a la oficina donde
no hacía casi nada, más bien parecía el asistente de Wufei que el de Marshall,
pues su jefe dejaba casi todo en manos de Wufei, y éste, al ver que el trenzado
se aburría de no hacer nada, se compadecía de él y le ponía un par de tareas
para que se entretuviera, Duo sabía que aquello nacía de él y no de su jefe,
pero no iba a agradecer a Wufei, incluso aunque éste se portaba normal y
decente con él, pues sabía bien que tarde o temprano tendría a Traize por ahí,
intentando hacerlo volver, y aquello era algo que al ojinegro no le iba a
perdonar, porque podía perdonarle el hecho de acostarse con su marido viéndole
los dos a él la cara de idiota, pero jamás le perdonaría si por su culpa
llegara a abandonar a Heero, o su esposo le hiciera daño a su novio... después
de la comida, el señor Marshall regresa acompañado del señor Darlian que saluda
alegre a Duo y éste le corresponde igual
Marshall. A las siete el
señor Darlian y yo tendremos una junta en un Bar cerca de aquí y necesitaré
ayuda
El socio del padre de Relena
había hablado prácticamente al viento, sin dirigirse a nadie en particular,
Wufei sabiéndose la mano derecha de Marshall intenta decir algo para mostrar su
conformidad, pero antes de hacerlo, Noventa dirige su mirada a Duo y una
sonrisa un tanto perversa se asoma en sus labios
Marshall. Para que estés
listo Duo
Duo. Sí... señor
Casi con las manos
temblando, el trenzado aprieta ligeramente la tela de sus pantalones y muestra
una mueca de inconformidad en el rostro, ni Darlian ni Marshall la notan pero
Wufei sí, entendiendo rápidamente todo, un sonrojo aparece en su rostro y traga
saliva, mirando después a su jefe de forma molesta. Aunque Duo lo odiara y él
no sintiera por el trenzado precisamente cariño, Wufei se sentía en el deber
moral de advertirle a su compañero sobre los modos del señor Noventa. Después
de despedirse, el señor Darlian se marcha y Marshall vuelve a su oficina,
entonces el pelinegro aborda a Duo, acercándose a él cuando se disponía a ir al
baño
Duo. Necesito pasar
Wufei. Duo... debes saber
que, el señor Noventa no es de fiar
Duo. ¿Qué?
Wufei. No sé si has notado,
pero te mira de mala forma
Duo. Sí, lo noté
Wufei. Entonces ten
cuidado, no bebas nada que él te dé ¿de acuerdo?
El trenzado miró a su
compañero fijamente a los ojos, estaba de acuerdo en lo que decía Wufei de que
Marshall no era de fiar, se lo habían dicho Heero, Quatre y Trowa miles de
veces, aun así agradecía que Wufei lo mencionara, aunque no creía que lo
hiciera con buena intención
Duo. Sí, gracias
Menos serio que al
principio, Duo pasa de Wufei y se dirige al baño, cuando sale va al escritorio
de Maya para conversar un poco y después vuelve, pero Wufei ya no se encontraba
ahí, poco después sale Noventa y se dirige a Duo
Marshall. Se tomó el resto
de la tarde libre, qué bello es el amor ¿eh?
Duo. ¿De qué habla?
Marshall. Salió con su chica,
Relena es buena muchacha
Después de dicho aquello,
Marshall se marchó de ahí, dejando pensativo a Duo, no era nueva noticia que
Wufei saliera con Relena, pero ahora que el chino le mencionaba que Noventa no
era de fiar y tuviera cuidado, el trenzado cae en la conclusión de que debe
hacer la misma advertencia a Relena, pues sabía muy bien que Wufei amaba a
Traize y que si andaba con Relena era por una cuestión muy distinta a la del
amor y seguramente esa cuestión no podía ser muy saludable para la chica, lo
malo es que probablemente ella no le creyera
Cuando se llegan las 6 con
30 de la tarde, Duo llama a Heero para informarle que habrá junta en la oficina
y que llegará más tarde de lo normal a casa con Quatre. El trenzado había
conseguido que su novio no fuera por él al trabajo necesariamente todos los
días y ese era uno de esos en que él podía regresar solo, además le había
ocultado la cuestión de que la junta no sería en la oficina sino en un bar, y
además que él iría con Marshall y posiblemente solo fuera Darlian además de
ellos. Cuando el trenzado es avisado por su jefe de que en pocos minutos
saldrán, se comienza a poner nervioso, recordaba las advertencias de sus amigos
y de Wufei
Marshall. ¿Nos vamos?
Ante tal pregunta, Duo
afirmó nervioso y tomando una libreta de notas y bolígrafo se encaminó junto
con su jefe hacia la salida, Duo permanecía completamente serio sin hablar,
mientras su jefe conversaba con él de cuestiones referentes al trabajo. Cuando
llegaron a la planta baja y salieron del elevador, encontraron en el marco de
la puerta al señor Darlian, el corazón de Duo se sintió más tranquilo cuando lo
vio al lado de Lana, una de las secretarias con quien había hecho amistad,
ambos se sonrieron amablemente mientras sus respectivos jefes se saludaban
Darlian. Por aquí por
favor, nos llevarán en mi auto
Marshall. Sí, pasen primero
Duo caminó justo detrás de
Lana y ya afuera se colocaron a un lado del otro para conversar, después sus
jefes salieron y también conversaban, pero al contrario de los asistentes que
se miraban mutuamente al hablar, los ojos de Marshall no estaban fijos en su
socio, sino en Duo, cuya sonrisa de perfil iluminaba su rostro, acompasado con
el movimientos de su largo cabello, haciéndolo lucir aún más hermoso, el señor
Noventa estaba realmente embelesado con esa imagen, lo deseaba, por sobre todo
deseaba a Duo, hacerlo suyo, entonces ante tal idea sonrió malicioso.
Llegaron al auto y los
asistentes subieron primero, después sus jefes y entonces el chofer arrancó, no
tardaron más de 15 minutos en llegar, había un poco de tráfico pero no
demasiado, de igual forma que subieron, salieron del auto y después de ser
recibidos en la entrada por personal del Bar, entraron y se sentaron donde les
indicaron que lo hicieran.
Después de ordenar algo
ligero de beber, enseguida Darlian abordó los temas de la junta, el padre de
Relena era dedicado a su empleo casi al 100 por ciento, pero a veces le
estresaba estar siempre en la oficina, por eso de vez en cuando le surgía la
inquietud de realizar junta en lugares más relajantes. Duo y Lana tomaban nota
de lo que se hablaba y sin derecho a opinar. Pronto pasó más de una hora y la
junta cesó, habían llegado a puntos de acuerdo importantes por lo que ya no era
necesario permanecer ahí
Darlian. Ha sido después de
todo una velada agradable, pero mañana es día de trabajo y creo fielmente que
ningún exceso es bueno, por lo que les ofrezco mi auto para que vuelvan a sus
casas
La cara de Duo se iluminó
al oír aquellas palabras, ya que no deseaba para nada permanecer ahí más
tiempo, aunque al tener a Lana ahí la velada no había sido del todo desagradable,
Marshall en cambio torció levemente la boca y después de disculparse se puso de
pie para ir al baño, pero cuando nadie le vio de desvió del camino y se dirigió
hacia la salida donde se encontraba el Valet Parking
"¿Puedo
ayudarle?"
Marshall. ¿Quieres ganarte
un dinero extra?
"Por supuesto"
Marshall. Bien, entonces
¿ves ese auto de ahí?
"Sí señor"
Marshall. Quiero que
distraigas al chofer y cuando no mire, ponchas una llanta
La cara del acomodador dio
un giro radical y entrecerrando los ojos miró al señor Noventa
"No puedo hacer
eso"
Marshall. Vamos, te
conviene
Con gesto perverso, el jefe
de Duo sacó su cartera y después un par de billetes de alta denominación, la
cara del empleado se iluminó con el ofrecimiento y después de debatirse
internamente decidió aceptar, Marshall sonrió y volvió al Restaurante, para su
fortuna, Lana ya no se encontraba, ya que según le contó su socio, la chica no
vivía lejos de ahí y había decidido marcharse sola. La sonrisa que mostró
Marshall era tan retorcida que Duo sintió un fuerte escalofrío
Darlian. Pediré el auto, la
cuenta está pagada, ¿los espero afuera?
Marshall. ¡Espera!
Darlian. ¿Qué sucede Marshall?
Marshall. Es que...
El señor Noventa no tenía
una excusa para que su socio no saliera y pudiera encontrarse con una escena
que no le convenía, por lo que tuvo que resignarse y agitar la cabeza para
negar, Darlian lo miró extrañado unos momentos pero después no le tomó importancia
y entonces los tres salieron del Bar. De nuevo para fortuna de Marshall, el
auto ya tenía la llanta ponchada y el chofer la miraba preocupado, cuando se
jefe se acercó pidió una explicación
Chofer. Oí un grito de una
chica y creí que estaba en problemas, entonces abandoné el auto y caminé en
busca de la voz pero no había nadie, cuando he vuelto estaba la llanta así, no
me explico
Darlian. Vandalismo ¿qué más?
pero que mala seguridad tienen aquí
Marshall. Me temo que tu
auto ya no nos es útil
Chofer. Oh no, ya llamé al
mecánico y no tarda en llegar, ya que no hay llanta de repuesto
Marshall. Mmh... ya veo...
pero Duo seguro quiere llegar pronto a casa, puedo llevarlo en taxi
La sangre del trenzado se
heló por completo al oír aquella sugerencia y pronto perdió el habla, Darlian
volteó a verlo como examinándolo
Darlian. ¿Seguro tienes
prisa? porque si no entonces espera a que esto se solucione
Duo. No yo... no tengo
prisa
La voz de Duo era tan
nerviosa que el señor Darlian creyó que se había apresurado a hablar porque le
daba pena admitir que tenía que irse sin poder esperarlos, por lo que sonrió y
le colocó una mano sobre el hombro
Darlian. No hay problema,
comprendo
Duo. Pero es que... de
verdad no importa
Marshall. Vamos, no seas
tímido
La mano de Noventa que Duo
sintió sobre su hombro fue completamente distinta a la de Darlian que acababa
de quitarla del otro hombro del trenzado, los ojos violetas se giraron un poco
hacia él con timidez, Marshall le sonrió intentando parecer amable y eso hizo
que el trenzado se sintiera más incómodo
Darlian. Bueno, discúlpenme
que haya pasado esto
Marshall. No fue culpa
tuya. Vámonos Duo
Sin decir nada, el trenzado
miró por última vez a Darlian, intentando demostrarle con su mirada la
inconformidad, pero él no pareció percibirla, solo levantó la mano derecha y la
agitó para despedirse
Darlian. Hasta luego
Marshall. Adiós y suerte
Jefe y empleado se
marcharon en silencio hasta la próxima avenida donde tomarían el taxi, pero al
llegar a ella, Marshall miró a Duo y se volteó para tenerlo enfrente
Marshall. Si quieres,
podemos ir a otro lugar
Duo enmudeció completamente
ante la propuesta y sintió que las piernas le traicionaron, de pronto recordó
en breves flashes las miradas y sonrisas de Robert, quien fuera su anterior
jefe y se sintió deprimido, bajando la mirada al instante, su rostro estaba
sonrojado y miles de imágenes le atiborraron la cabeza, sesiones de fotografía
y roces de pieles que le producían infinito asco
Duo. ¡Noo!
La mirada de Duo se había
levantado de repente y miraba a su jefe de forma dura, apretando los puños con
fuerza, Marshall estaba un poco confundido pero no dijo nada más
Duo. Puedo irme solo
Y sin decir ya nada, el
trenzado comenzó a caminar de prisa hacia el otro lado de la calle, mientras
Marshall sonreía triunfante
Marshall. Idiota, solo
harás que te deseé cada vez más
Sintiéndose bien consigo
mismo por negarse, el trenzado suspiró aliviado, pero cuando disminuyó el paso
sintió que le agarraban del brazo, llevaba varias cuadras de haber caminado
pero sabía que aquella persona era su jefe, sintió como si le dieran un golpe
en el estómago pero sabía que debía de voltear. Al hacerlo se llevó una
sorpresa al ver que no se trataba de su jefe sino de Relena, la chica no era precisamente
santo de su devoción, pero nunca se había sentido tan feliz de verla
Relena. ¿Estás bien?
Duo. S...sí
Relena. Qué bien, te vi
casi corriendo y creí que estabas en apuros
Duo. No... bueno es que...
huía de mi jefe
Relena. ¿Del señor Noventa?
Duo. Sí, quería que lo
acompañara a otro lugar, es que hoy tuvimos junta en un Bar
La mirada de la chica
estaba sobre Duo, que por breves instantes creyó que ella no le creía, pero en
cambio suspiró resignada
Relena. Mi padre y sus
Bares, pero no has dicho que si a ese señor ¿verdad?
Duo. No, claro que no
Relena. Qué bien, al
principio creí que era buena persona, pero no lo es
Duo. Sí, eso creo
Relena. Ey, si quieres
puedo llevarte a casa del lindo Quatre
Duo. ¿En serio?
Relena. Sí, después de
nuestra cita Wufei se fue y yo vine por mi auto, está cerca, vamos
El trenzado sonrió a penas
y siguió a la chica, se veía muy contenta, incluso cuando pronunciaba el nombre
del pelinegro su mirada se había iluminado, a Duo eso le dio un vuelco el
corazón y se abstuvo de decirle lo que pensaba de Wufei, pues aunque no
confiaba en él, la chica se veía feliz. Llegaron al auto y rumbo al
departamento del rubio ambos conversaron, al llegar Relena detuvo el auto pero
no mostró seña de querer bajarse
Duo. ¿Quieres pasar?
Relena. No gracias,
salúdame a Quatre ¿sí?
Duo. De acuerdo
Sonriendo Duo se giró
levemente para abrir la puerta del auto pero Relena lo detuvo, colocándole una
mano sobre el brazo
Relena. ¿Y cómo está Heero?
Duo. Bien, le daré tus
saludos si quieres
Relena. No, solo... cuida
de él ¿sí?
La mirada de tristeza de la
chica hizo sentir triste a Duo también, se quedó en silencio unos momentos y
después sonrió
Duo. No tienes que decirlo,
daría mi vida por él
Relena. Seguro que sí
Sonriendo poco, Relena
quitó su mano de Duo y éste después de salir del auto se despidió de ella, la
chica también se despidió agitando una mano y partió en su auto, con la cabeza
llena de dudas, quería a Wufei, y cada vez lo quería más, pero aún sentía algo
por Heero, aunque no estaba segura que, solo deseaba que pronto el ojiazul no
tuviera nada que ver en su corazón...
Quatre. Me tenías
preocupado
Al abrir la puerta del
departamento, su amigo rubio estaba parado frente a la puerta, había visto
desde la ventana el auto de Relena, ni siquiera había dicho Buenas noches o
algún saludo parecido, Duo aún estaba un poco agitado por el susto que se había
llevado ante la aparición inesperado de Quatre tras la puerta, cerró ésta y
entró tranquilamente
Duo. Lo siento, al señor
Darlian se le ponchó una llanta y por eso me retrasé un poco, pero Relena me ha
traído
Quatre. Sí, vi su auto
¿estaba ella en la junta?
Duo. No, pero es que...
Por algunos breves
segundos, el trenzado se quedó callado y pensó que sería mejor no platicarle a
su amigo de la propuesta de su jefe
Duo. Caminé para tomar un
taxi y ella pasaba por ahí, fue coincidencia, pero me cayó de perlas
Quatre. Ya veo... ¿tienes
hambre? te esperé a cenar
Duo. No, tomé una cerveza y
tengo sueño
Quatre. Malo, comeré solo
Duo. Te acompañaré pero no
cenaré
Quatre. Está bien
Sonriendo se encaminaron
hacia la cocina para que el rubio cenara, Duo se mostraba tranquilo y normal
pero estaba preocupado, no sabía que cara iba a poner al día siguiente cuando
se topara con su jefe, le daba vergüenza y coraje... Después de que Quatre
cenara y conversaran un poco en la mesa, Duo se despidió de su amigo y se
dirigió a su habitación mientras éste lavaba los platos...
Sin poder conciliar el
sueño, Duo daba vueltas en su cama, miraba a veces el teléfono que su amigo
había puesto en aquella habitación poco después de que él se mudara, quería
llamar a Heero, aunque era la una de la madrugada, tenía ahí un par de horas
sin poder dormir, hacía tiempo que había oído que Quatre entraba en su
habitación, solo podía oír sus propias respiraciones, cada vez más lejanas...
Se levantó por la mañana y
miró el reloj, se había hecho tarde para llegar al trabajo, salió de la
habitación y Quatre ya no estaba, rápidamente se vistió y saliendo con un pan
tostado en la boca cerró la puerta, tomó un taxi y se fue al trabajo, llegó
como esperaba, tarde, Wufei le lanzó una mirada indiferente
Wufei. El jefe quiere verte
La voz del pelinegro sonaba
oscura, como si le presagiara que aquello no podía ser bueno, pero él no dijo
nada y se decidió a entrar, el respaldo de la silla del señor Noventa estaba
frente a él y tragó saliva con dureza
Marshall. Eres grosero Duo,
lo sabes ¿cierto?
Duo. Pero es que yo no...
Marshall. Yo no perdono fácilmente,
nunca lo hago
Con temor el trenzado vio cómo
su jefe se giró en la silla y mostró una sonrisa retorcida, sus piernas
comenzaron a ponerse pesadas, como si cargara hierro con ellas y no podía
moverse, de pronto el señor Noventa estaba frente a él y estiraba su brazo
hacia la mejilla blanca del trenzado, la acarició y después con brusquedad
sujetó su cuello y le robó un beso, mordisqueando sus labios y aunque intentó
resistirse fue incapaz, de pronto su jefe lo agarró con fuerza y lo aventó hacia
el escritorio, donde se golpeó el abdomen con la madera y cayó al suelo,
intentó gritar pero su garganta se cerró, sintió de nuevo la mano de su jefe
alrededor de su cuello y como éste lo ponía de pie, le daba la media vuelta con
brusquedad y sujetando parte de su cabello lo aventó hacia abajo, golpeando su
cara contra el escritorio
Duo. No... no por favor...
no lo haga
Aunque suplicó, sus
pantalones fueron desabrochados y cayeron a sus pies, igual su ropa interior, y
después con miedo y angustia, sintió un terrible dolor en su baja espalda, como
si intentaran partirle en dos y entonces gritó, tan fuerte que la puerta de la
oficina se abrió y por ella entró Wufei que miró con horror la escena, Duo lo
vio y se sonrojó por completo, entonces comenzó a sentir que un líquido
escurría por sus piernas, le ardían tanto las heridas que sabía que se trataba
de sangre y que provenía de su ano
Wufei. Lo encontré
La cara de susto del
pelinegro se retorció en una cruel sonrisa y unos ojos vacíos, levantó su mano
derecha y con un dedo lo señalaba, pero el horror que Duo había sentido hasta
entonces nunca fue tan grande como cuando en ese momento, por aquella puerta
entraba Traize, se veía completamente satisfecho, lo miraba con perversión y
sonreía malicioso
Traize. Bien hecho Wufei,
por eso te amo tanto
Wufei. Lo preparé para ti
¿te gusta?
Ante sus ojos, su esposo y
su compañero se besaban apasionadamente, mientras él lloraba y gemía dolido,
oyendo los asquerosos gemidos y las retorcidas risas de su jefe, y mientras
miraba a los otros dos besarse, después se separaron y Wufei volvió a sonreír
satisfecho
Wufei. Y con esto cerramos
telón
El pelinegro salió unos
momentos y después volvió a entrar con algo que Duo sintió como el peor de los
golpes, Heero estaba frente a sus ojos completamente atado con cuerdas, lo
miraba de forma triste y decepcionada
Duo. Hee... Heero
Heero. Me das asco
Duo. No... yo...
Las pupilas violetas se
dilataron por completo cuando miró aterrorizado como Traize se colocaba atrás
del ojiazul y con una navaja en la mano, cortaba el cuello de Heero, el cual
comenzó a escurrir chorros de sangre, mientras caía, su novio le miraba con
profundo odio y pronto un aturdidor coro de risas se oyó retumbar por las
cuatro paredes de la oficina
Duo. ¡Noooo!
Jamás había sentido tanto
dolor y miedo, lo que sentía no podía siquiera explicarse... era como haber
caído directamente al infierno y ser consumido lentamente por las llamas que le
rodeaban... Por instinto se sentó sobre la cama, las sábanas estaban mojadas
por el sudor y su rostro bañado en lágrimas, se sintió aliviado cuando entendió
que todo había sido una horrible pesadilla, sin embargo aún respiraba agitado y
su corazón latía aceleradamente.
Aún angustiado se llevó
ambas manos al rostro y lloró con fuerza, no le importaba que le violaran miles
de veces, no le importaba que Traize lo reencontrará y le hiciera daño de
nuevo, pero jamás iba a perdonarse si Heero salía lastimado, aquello era algo
que jamás iba a poder soportar
Duo. Heero... Heero
Temblaba asustado, el solo
recordar la horrible escena de su sueño, le hacía sentir un fuerte dolor por
todo el cuerpo, intensificado en el pecho y estómago, incluso se sentía débil,
sin fuerzas para nada. Duró más de media hora llorando, cada vez menos y cada
vez más tranquilo, su pecho no estaba tan agitado y el sudor había disminuido,
ya no se tapaba el rostro y miraba hacia el frente, se quedó así de quieto por
algunos minutos y después se levantó de la cama, salió del cuarto y en la
cocina tomó un vaso de agua, después caminó de nuevo al cuarto pero al pasar
por el de Quatre oyó unos leves jadeos, con curiosidad entró en la habitación y
vio a su amigo, estaba acostado boca arriba en la cama, completamente dormido,
curioso Duo se acercó y logró ver gracias a la luz de la luna el rostro de su
amigo, de sus ojos salían un par de lágrimas y de vez en cuando se movía
jadeante
Quatre. No me dejes...
Duo sintió un horrible
escalofrío por el cuerpo y un vuelco en el corazón, apretó con fuerza los
labios para no llorar ante la triste imagen frente a él, se agachó con suavidad
hacia Quatre y le besó la frente, apartando después un poco de cabello sobre su
cara
Duo. Quatre...
De nuevo besó su frente y
se dejó caer de rodillas junto a la cama, apoyó sobre el colchón su rostro y
cerró los ojos, su mano estaba estirada sobre el rubio a la altura de la cara,
lo acariciaba suavemente
Duo. Eres tan fuerte, si
Heero estuviera en la situación de Trowa...
Solo de pensarlo volvía a
temblar completamente, levantó su rostro y con los ojos ampliamente abiertos
miraba hacia la nada, no debía de pensar en nada de eso, si Heero muriese él
también quería morir, además si fuera posible, él sería capaz de dar la mitad
de su vida para darle aquellos años a Trowa y evitarle un gran dolor a su
amigo, pero eso era imposible. Poco a poco el sueño venció de nuevo a Duo, pero
ésta vez no tuvo ningún sueño, o tal lo había olvidado porque el primero había
sido tan horrible que recordaba detalle a detalle...
Sin indicios de haber
llorado la noche anterior, Duo se dirigió hacia la cocina donde Quatre servía
jugos de naranja y unos panes tostados más de lo normal, el rubio era malo
incluso tostando panes, el rubio estaba muy tranquilo, parecía que no recordaba
lo que había estado soñando y que incluso dormido le hizo llorar, o tal vez,
estaba actuando igual de bien que él.
Después de desayunar
salieron del departamento y se despidieron en la entrada del edificio, el auto
de Quatre tenía poca gasolina así que no lo podía llevar, pero el trenzado se
estaba enseñando a tomar mini buses y por lo menos sabía cuales le llevaban a
la oficina. El trenzado llegó a tiempo a la oficina, Wufei ya estaba ahí aunque
era muy temprano, el ojinegro le dirigió una mirada indiferente tan idéntica a
la de su sueño que le hizo pasar saliva con dureza
Wufei. Buenos días
Duo. Buenos días
Wufei. ¿Cómo les fue ayer?
Duo. ¿Te importa?
Wufei. Relena me contó que
se encontraron, y que huías del señor Marshall
Duo. Así es... y repito ¿te
importa?
Sin hacer caso de él, Duo
se sentó en su silla y prendió la computadora portátil, Wufei le miró unos
momentos y sin tomarle más importancia de la debida, dirigió su mirada hacia
los papeles que su jefe le había pedido que verificara. Durante los siguientes
minutos, las amigas secretarias del trenzado pasaron por ahí para saludarlo y
después se alejaron, Wufei y Duo estuvieron solos sin hablarse por más de 30
minutos, luego llegó Marshall con un ramo de flores y descaradamente lo dejó en
el escritorio de Duo frente a él, ambos empleados estaban sorprendidos, pero
más el ojivioleta que Wufei, quien enseguida mira con molestia a su jefe,
mientras Duo aún no salía de su asombro, no miraba nada más que las flores
Duo. No me explico...
Marshall. Es una disculpa
por lo de ayer... Buenos días Wufei
Sonrió satisfecho y se
dirigió a su oficina, Duo tocó algunos pétalos de las flores y frunció el
entrecejo, Wufei sabía que si preguntaba Duo lo iba a mandar por un tubo, así
que no dijo nada y continuó trabajando, el trenzado agarró el ramo y lo puso en
el suelo junto a sus pies, no se atrevía a pisotearlas o tirarlas, pero no
quería estarlas viendo, entonces empezó a trabajar...
Como cada mañana antes de
que su hermano tomara las medicinas, Catherine le subía el desayuno a la
habitación, después conversaban un rato y dejaba a Trowa solo como él lo pedía
siempre, pero aquella mañana las cosas fueron distintas, cuando la pelirroja
entró en la habitación encontró a su hermano pegando algunas hojas en las
paredes y objetos del cuarto, sobre la cama había una libreta gruesa pero no
muy alta, y al lado un bolígrafo
Trowa. Hola
Catherine. Hola... pero
¿qué haces?
Trowa. Manteniéndome
Catherine. ¿Manteniéndote?
no entiendo
Trowa. Estoy olvidando
cosas Cathe
Por poco la chica estuvo a
punto de tirar la bandeja del desayuno de su hermano pero se contuvo, se paró
derecha y dejó la bandeja en uno de los buros, se sentó en la cama y agarró la
libreta, Trowa se veía completamente normal pegando carteles. Había varios
sobre la cómoda que le indicaban que contenía cada cajón, sobre la pared había
un calendario nuevo que él mismo había hecho, cada hoja que lo conformaba era
un día de cada mes, los cuales estaban uno sobre otros, en cada día que pasaba
ponía lo que había hecho o si no llegaba aún, lo que debía hacer; también había
carteles sobre algunos objetos personales, donde se indicaba que hacía con cada
uno de ellos. Cuando terminó se giró hacia su hermana que leía la libreta,
tenía los ojos llorosos
Trowa. ¿Qué te parece?
Catherine. Es... buena idea
Sin evitarlo, las lágrimas
de la chica caían sobre sus mejillas pero no emitía quejidos. En la primera
hoja estaba el nombre de su hermano, su fecha de nacimiento y otros datos
personales, después información de su familia, incluso después de poner sus
datos había puesto una tonta nota sobre ella, indicando que a pesar de su mal
carácter era una chica dulce en quien se podía confiar; después de eso estaba
la información de Heero, la de Quatre y Duo
Catherine. No sé qué
decirte
Trowa. Solo sonríe ¿de
acuerdo? me encanta verte feliz
Con cariño el ojiverde se
acercó a la chica y ella se acercó a él, pegando su rostro contra su estómago,
la mano derecha de él se posó en la cabeza de su hermana y la abrazó, besándole
los cabellos, ella se apretó tan fuerte de su cuerpo, como si al soltarlo fuera
a irse para siempre y comenzó a llorar
Trowa. Ssht... no llores...
todo está bien
Sintió la cabeza de su
hermana moverse en afirmación y la soltó, ella se secó las lágrimas y volteó a
verlo, sonriéndole ampliamente, él también sonrió levemente y con ternura,
colocó su mano en la mejilla de Catherine y con su pulgar le secó unas lágrimas
prontas a salir de sus ojos
Trowa. No dejes de sonreír
nunca ¿de acuerdo?
Catherine. Sí
Con esfuerzo sonrió más
amplio y después se puso de pie
Catherine. Se enfría tu
desayuno, lo hizo Mariemaia, dijo que era para que te aliviaras
A Trowa se le hizo un nudo
en la garganta cuando oyó aquellas palabras, pero solo dijo gracias y entonces
Catherine salió de la habitación, Trowa suspiró profundo y abrió el cajón de su
buró, donde sacó un álbum de fotografías y lo abrió, la primera de las fotos
era de él junto a su hermana, su tía y su prima, la siguiente de él junto a
Heero y su padre antes de morir, la tercera era de él y Quatre y la cuarta era
de él junto a su novio, su amigo y Duo, había más fotos en el álbum pero solo
miraba aquellas con melancolía, estaban incluso rotuladas con el nombre de
quienes aparecían y que papel jugaban en su vida, cerró el álbum y después de
meterlo en el buró sacó una hoja de papel color azul cielo que tenía escrito
con letras grandes "Propuse matrimonio a Quatre, hacer preparativos"
Aún recordaba que eso había sucedido por lo que su sonrisa estaba ampliamente
extendida, como nunca había sucedido
Trowa. Serás mi esposo...
De pronto cerró con fuerza
sus ojos y se llevó una mano a la cabeza, comenzaba a punzarle, era una
sensación extraña, dolía pero se sentía entumido, incluso como frío, el dolor
fue cada vez más agudo que sentía como si la cabeza fuera a explotarle
Trowa. ¡Aaa!
Se apretó con fuerza y de
pronto el dolor cesó súbitamente, abrió los ojos rápido y miró en todas
direcciones, a su alrededor todo daba vueltas, como si hubiera tomado mucho
alcohol, se sentía mareado, como pudo se acercó al buró y bebió rápidamente el
jugo de zanahoria que había sobre él, después agarró una de sus medicinas, leyó
el nombre con dificultad y sacó dos pastillas de ese frasco, las tomó
rápidamente con el agua que también le habían llevado, se acostó en la cama intentando
tranquilizarse y cerró los ojos, esperaría a que surtiera efecto la medicina,
pero su cuerpo aún temblaba ligeramente
Trowa. Aún no... por
favor... espera unas semanas más...
No sabía con quien hablaba
precisamente, jamás había defendido la existencia de Dios aunque tampoco la
había negado, pero en esa ocasión necesitaba sentir que en alguna parte había
alguien que podía hacer algo por él, y que podía concederle algunos días más de
vida para poder casarse con Quatre y llevarse a la tumba la dicha más grande
que podía haber experimentado en la vida...
Durante el resto del día,
Duo se sintió incómodo con lo que había sucedido, la noche anterior, su
espantoso sueño y aquel maldito ramo de flores que su jefe le había regalado,
sabía qué hacía mal en no contarle a Heero, pero sabía que de hacerlo, su novio
inmediatamente lo iba a sacar de ahí, a Duo realmente le gustaba sentirse útil
y ganar dinero, sobre todo porque debía pagarse la escuela y ayudar a su amigo
con los gastos, aunque no sabía cuánto tiempo más resistiría aquella incómoda
situación...
Al cabo de unos minutos en
que Duo transcribía un informe que Marshall le había encargado, el celular de
Wufei se oye sonar y éste enseguida contesta, a Duo no le importa realmente
quien pudiera llamarle, pero se queda completamente helado cuando escucha al
pelinegro susurrar el nombre de su esposo, el trenzado gira lentamente y con
miedo su cabeza hacia Wufei y éste a su vez le mira unos momentos, levemente
Duo alcanza a mover su cabeza en negativa, demostraba temor en sus ojos y el
ojinegro lo había notado
Treize. ¿Me oyes?
Wufei. Sí ¿qué sucede?
Treize. Estaré por allá la
próxima semana
Como si Wufei estuviera en
la situación de Duo, abre ampliamente sus ojos, sorprendido y un poco asustado,
quedándose callado unos momentos
Treize. ¿Qué pasa?
Wufei. Nada... está bien
Treize. Cuando esté allá te
llamaré ¿de acuerdo?
Wufei. Sí
Treize. Me muero por verlo,
tiene que volver ¿verdad que volverá?
Wufei. Sí
Distante y ajeno, Wufei
cuelga sin despedirse, evitando enseguida la mirada de Duo, por su cabeza
pasaban muchas cosas, pero entre ellas la que más le molestaba era su
conciencia, la cual le pedía a gritos que le dijera a Duo, que evitara que Treize
lo encontrara, pero también su corazón le pedía a gritos que hiciera feliz al
amor de su vida, así fuera el acto más egoísta del mundo... En cambio, decidido
Duo se pone de pie y se dirige a él, apoyando las manos sobre el escritorio y
obligando a su compañero a darle la cara
Duo. ¿Qué quería?
información supongo
Wufei. No te importa
Duo. ¡Claro que sí! se
trata de mi ¿que no entiendes? me quieres ofrecer como si fuera un trofeo, no
quiero volver con él ¡estoy harto!
Wufei. Eso... a mí no me
importa
Duo. ¡¿Por qué me odias
tanto?!
Como si le hubieran
ofendido, Wufei mira fijamente a Duo y se pone en pie, mirándole cada vez con
más determinación
Wufei. ¡No sabes lo que
daría porque él dejara su tonta obsesión hacia ti, pero no será así y tampoco
es que te odie!
Duo. ¡Eres...!
En ese momento Marshall
sale rápido de la oficina, había oído los gritos, con enojo mira a ambos
empleados
Marshall. ¿Qué sucede?
parecen animales
Duo. Sucede que renuncio
Molesto el trenzado
comienza a sacar sus cosas de los cajones de su escritorio, decidido a irse,
pero enfadado Marshall se acerca a él y lo agarra con fuerza del brazo derecho,
Duo voltea hacia él un poco asustado e intenta soltarse pero su jefe no lo deja,
por el contrario lo jala hacia él mientras avanza hacia la oficina, sin darle
tiempo a defenderse, el señor Noventa introduce a Duo en su oficina y cierra la
puerta, Wufei había mirado atónito sin hacer nada, aunque él lo pusiera en un
peligro mayor al entregarlo a Traize, estaba preocupado de aquello que había
hecho su jefe... El ojivioleta miraba con reto a su jefe, que a su vez lo
miraba con ojos de lunático, estaban frente a frente
Duo. ¿Qué le sucede?
El trenzado se sujetaba el
brazo y se acariciaba, lo sentía caliente de los tiros que le había dado su
jefe, Marshall lo mira con ira, acercándose un poco a él, Duo intenta
retroceder pero de nuevo le sujeta con fuerza
Duo. ¡Déjeme!
Marshall. No me importan
tus problemas con Wufei, pero de aquí no te vas
Duo. Claro que sí
Marshall. No, tú no
entiendes, eres para mí
Duo. ¿De qué habla?
Marshall. Yo voy a
conquistarte, tengo mucho que darte, dinero, lujos, viajes, todo con lo que has
soñado
La mirada de su jefe era de
total locura, con los ojos abiertos ampliamente y un poco salidos de sus
órbitas, daba miedo, pero Duo estaba más preocupado que asustado
Duo. No necesito nada de
eso, tengo personas en mi vida que son más importantes que todo lo material de
éste mundo
Marshall. No, estas mal, no
hay nada mejor que esto, te daré el mundo
Duo. Usted está loco
Marshall. ¡Cállate!
Por reflejo, Duo gira su
cabeza hacia la izquierda cuando ve el puño de su jefe acercarse a él, pero en
lugar de darle a Duo, golpea con él la pared que no estaba muy lejos de ellos y
después con la otra mano sobre el pecho de Duo, lo avienta haciéndolo golpearse
con la pared
Duo. No...
Intentando defenderse, el
trenzado aprieta con fuerza los ojos, aún con la cabeza girada hacia la
izquierda e intenta aventar a su jefe, pero Noventa lo aprisiona más contra la
pared con su mano en el pecho del trenzado y acerca su rostro al suyo,
lamiéndole la mejilla derecha
Duo. No... déjeme...
Forcejeando más, el
trenzado patea la espinilla izquierda de la pierna de su jefe y éste lo suelta
enseguida, agachándose para tocarse, entonces Duo aprovecha y se apura a
acercarse a la perilla de la puerta, pero Marshall se acerca a tiempo
metiéndole el pie para hacerlo caer, Duo cae de rodillas y al intentar
levantarse, Marshall se coloca a su lado también de rodillas y lo abraza
Marshall. No huyas y déjame
tratarte con cariño
Sonriendo cínicamente,
Marshall baja su mano hacia el pecho de Duo y lo acaricia por encima de la ropa
Marshall. Pórtate bien y no
te haré daño
Duo. Me da asco
Al oír las palabras del
trenzado, Noventa se enoja bastante y sujeta a Duo de los cabellos, jalándolo
fuertemente
Marshall. No te pases de
listo... yo te puedo hacer mucho daño
Duo. No me importa
Marshall. ¿Ah no? y dime
¿cómo está tu novio?
Enseguida los ojos del
trenzado se abren tan amplio como nunca en su vida y comienza a temblar,
también llegan a su memoria unas cuantas imágenes del sueño horrible que había
tenido y fija su mirada en Noventa, suplicándole con ella que a Heero no le
hiciera daño, Marshall la entiende y sonríe retorcido
Marshall. ¿Ves que podemos
entendernos?
Poco a poco, el jefe de Duo
suelta sus cabellos y baja la mano a la mejilla de Duo, acariciándolo con el
costado de la mano, el trenzado ya no pone resistencia, solo desvía su mirada
hacia cualquier punto que no sea la mirada de su jefe, sintiendo enseguida los
labios de Marshall sobre su cuello y sus manos recorriendo su pecho sobre la
ropa mientras poco a poco lo acuesta en el suelo de la oficina
Marshall. No te irás de la
empresa y serás mi amante ¿de acuerdo?
Duo no contesto, pero al
ver Marshall que el trenzado volvía a cerrar sus ojos y un par de lágrimas
caían por los costados de sus ojos, se da cuenta que ha concedido a la
condición, Duo gira su cabeza hacia el lado izquierdo y las lágrimas de su ojo
derecho ruedan por el costado, pasando por la nariz, mientras que las del otro
ojo ruedan hasta el suelo, descaradamente Noventa las lame y sonríe, dispuesto
a bajar su mano hasta la hombría del trenzado, pero antes de hacerlo, el
teléfono suena, sacándolo de la concentración, enojado golpea el suelo y se
levanta, dejando a Duo acostado en el suelo, toma el teléfono de mala gana
Marshall. ¿Qué quieres?
Wufei. Señor, le busca el
señor Darlian
Marshall. ¿Qué quiere ese
idiota?
Wufei. No lo sé
Marshall. Voy hacia allá
Enojado cuelga el teléfono
aventándolo y se acerca a Duo, levanta el pie y lo coloca sobre la mejilla que
tocaba el suelo, empujándole suavemente la cabeza para que voltee al frente y
lo mire
Marshall. Volveré para
hacerte mío ¿de acuerdo? y no te pases de listo
Duo no contesta, solo
desvía su mirada y cuando Marshall sale de la oficina, se cubre el rostro con
ambas manos y comienza a llorar. Enseguida Wufei entra a la oficina y al ver a
Duo acostado en el suelo, llorando, con la ropa hecha jirones y despeinado,
siente que se le revuelve el estómago, sin embargo se agacha y lo mira
fijamente
Wufei. Vete
Duo. Déjame tranquilo
Wufei. Darlian no lo
buscaba, lo hice para que huyeras ¡vete pronto! antes de que vuelva
Sin creer que nuevamente
Wufei le estuviera ayudando, Duo voltea a verlo sorprendido
Wufei. Anda, levántate
Jalándolo del brazo lo
ayuda a ponerse de pie, Duo continúa mirándolo fijamente, sin creerlo aún
Wufei. ¿Qué esperas?
Duo. Le hará daño
Wufei. No si lo previenes,
él no sabe nada de ti, te quiere tener asustado, hazme caso, vete ya
Duo. S... sí
Secándose las lágrimas, Duo
mira de nuevo a Wufei
Duo. Gracias
Wufei. No lo hago por ti
Haciéndose el digno, Wufei
evita la mirada de Duo, el en cambio frunce el ceño
Wufei. No quiero entregarle
a Traize un esposo maltratado
Duo. Cierto, que tonto soy
Decepcionado de las
palabras de Wufei, Duo le da la espalda y camina hacia la puerta, pero antes de
salir es detenido por el pelinegro, que seguía evitando su mirada, y ésta vez
aprieta con fuerza los puños
Wufei. Traize vendrá, en
una semana
Como si no fuera ya mucho
su miedo, Duo escucha aquellas palabras y de nuevo comienza a temblar, pero no
entendía a que jugaba Wufei con decirle eso, ¿era para prevenirlo o simplemente
estaba jugando con él? pero no había tiempo de decir nada más, por eso el
trenzado sale corriendo de la oficina, Wufei se queda parado en la misma
posición y segundos después se arrepiente de haberle prevenido de la llegada de
Traize, pero es que a veces su conciencia era más fuerte que él y hablaba sin
pensar, aunque en el fondo deseaba entregar a Duo y que Traize fuera feliz.
Minutos después llega Marshall más que molesto
Marshall. Darlian se fue
hace dos horas ¡me engañaste!
Noventa se acerca a Wufei y
colocándole las manos en los hombros lo comienza a sacudir, el pelinegro no
pone resistencia ni dice nada, después Marshall lo suelta y le da una fuerte
bofetada que lo tira al suelo, haciéndole sangrar la nariz
Marshall. Lo hiciste para
que huyera ¿verdad?
Wufei. No, quería evitarle
un problema a usted
Marshall. ¿Qué dices?
Wufei. Duo puede decirle a
Darlian lo que le quiso hacer usted, o denunciarlo... no haga locuras
Creyéndose de las palabras
de Wufei, Marshall respinga un poco pero después ayuda a Wufei a ponerse de
pie, el pelinegro intenta limpiarse la sangre, pero antes de hacerlo, siente
con horror la lengua de su jefe pasarse por su nariz
Marshall. No estas mal
Wufei
Al no tener a Duo frente a
él, y sintiéndose bastante excitado, Marshall lame el cuello de Wufei,
tomándolo por la cintura, él cierra sus ojos pero a diferencia de Duo, no llora
ni intenta librarse, solo se sonroja y empuja suavemente a su jefe, suspirando
Wufei. No, aquí no
Nunca antes Marshall le
había tocado de aquella forma, ni le había besado, pero a diferencia de Duo, él
no tenía por qué luchar, Relena no era la persona que amaba y Traize que sí lo
era ya no lo buscaba ni quería nada con él, por eso no tenía nada que perder,
Noventa sonríe por la soltura de Wufei y ataca sus labios, desesperado, lleno
de deseo, nunca había intentado tocarlo ni nada parecido, pero se encontraba
excitado y estaba feliz de que su empleado no pusiera resistencia
Marshall. No te preocupes,
nadie vendrá
Con desesperación lo lleva
hacia el sillón del otro extremo de su oficina, lo acuesta en él y comienza a
desnudarlo, relamiéndose los labios cada que descubre alguna parte de su
cuerpo, y cuando lo tiene totalmente sin nada bajo él, extiende sus manos y lo
comienza a acariciar, desde el cuello hasta las piernas, Wufei se estremecía
cada vez que sentía las frías manos de su jefe rozar su piel, y cuando una se
cierra alrededor de su miembro y comienza a moverse de abajo hacia arriba,
arquea su espalda al frente, jadeando despacio
Marshall. Te gusta ¿verdad?
Con el rostro completamente
sonrojado, Wufei asiente y comienza a gemir cuando su jefe aumenta el ritmo,
mirando la mano de Marshall moverse rítmicamente, observando atento como le
masturbaba, cada vez se sentía más excitado y su vista se comenzaba a nublar,
de pronto siente una fuerte corriente eléctrica y arquea su espalda hacia
atrás, levantando ligeramente sus caderas del mueble, pronto aquel líquido que
le torturaba sale por fin en un par de brotes, tibio y un poco espeso, cae
sobre la mano de su jefe y se desliza también por su miembro, Noventa sonríe
satisfecho, observando el pecho agitado de Wufei tras el orgasmo y sobre su
piel manchas de semen, las de su mano las lame gustoso
Marshall. De nada... ahora
devuélveme el favor
Apenado Wufei mira a su
jefe y vuelve a asentir, sentándose en el sillón, con la espalda sobre el brazo
del mismo y abre sus piernas, pero Marshall se acerca por el costado y le
empuja su pierna izquierda para que la junte con la derecha
Marshall. Lo siento, no
traje condones, supongo que de eso debo agradecerte que dejaras ir a Duo
Sin que Wufei dijera nada,
Marshall se acerca más por el costado de Wufei y se desabrocha los pantalones,
bajándose también el cierre, y entonces saca su miembro erecto, Wufei se
esfuerza por no mostrar el asco que le causaba y sin decir nada lo sujeta con
su mano derecha y la izquierda la coloca en la cadera de su jefe, lamiendo
pocas veces y casi enseguida lo mete a su boca, comenzando a sacarlo y meterlo,
moviendo rítmicamente su cabeza de atrás hacia delante, Noventa comienza a
gemir con placer, Wufei era experto, usaba su boca de forma diestra, no dejando
que su lengua se intimidara al tener su miembro rozando con ella, pues cuando lo
tenía dentro la movía en círculos. A diferencia de su empleado, Marshall no
tiene más resistencia y enseguida se viene, soltando un placentero gemido, el
pelinegro había alcanzado a sacarlo de su boca, pero al mantenerla abierta la
mayor parte del líquido cae dentro y muy poco sobre su pecho cuando deja de
sujetarlo con su mano derecha
Marshall. Excelente
Satisfecho por el trabajo
de su empleado, Marshall se agacha y besa los labios de Wufei, se acomoda los
pantalones y se arregla el cabello, mira a Wufei buscaba algo conque limpiar su
pecho y eso lo hace sonreír
Marshall. Jamás creí que
haría algo contigo, espero que no sea la última vez, eres bueno
Wufei. Cuando quiera, señor
Marshall. Pero no creas que
desistiré de Duo, tal vez algún día los haga míos a la vez
La sonrisa retorcida y la
horrible risa de su jefe, hacen sentir a Wufei un profundo asco, el sabor del
semen de Marshall en su boca le quemaba hasta la garganta, pero resignado se
pone de pie y junta su ropa, en la oficina Marshall tenía un baño y entra ahí
para limpiarse el pecho y después vestirse, pero al verse en el espejo, éste le
devuelve de manera horrible, toda la vergüenza que en ese momento debía de
estar sintiendo, y entonces como debió hacerlo antes, las lágrimas resbalaban
por sus mejillas...
Aún asustado, Duo
continuaba corriendo sin rumbo por la calle, alejándose de la empresa, no
quería saber nada más de ella, si su ex jefe no hubiese intentado poseerlo bajo
amenazas, tal vez seguiría ahí, pero después de lo sucedido ni pensarlo, ahora
es que comenzaba a darle la razón a Heero, no debió nunca de meterse a trabajar
ahí, aunque lo sentía por el señor Darlian que siempre lo había tratado muy
bien... cansado el trenzado se detiene en una esquina y se apoya de un poste,
con los ojos cerrados respirando dificultosamente
Duo. ¿Qué debo hacer?
Al abrir sus ojos mira al
frente y se queda quieto pensando, había abandonado su trabajo, y no podía
decirle a Heero todo lo sucedido, porque era capaz de armar un escándalo en la
empresa o quizás dañar a Marshall, y tampoco podía decirle que Wufei le había
advertido de la pronta aparición de su esposo, no sabía qué hacer y estaba
preocupado... pero de momento no le quedaba otra opción que regresar a casa, ya
pensaría ahí con calma que hacer
Después de sus clases de la
mañana, Heero decide que ese día irá por Duo al trabajo, hacía un par de días
que no iba por él, pero primero debía de ir a su departamento y comer algo,
después de todo el trenzado salía en un par de horas, por lo que aún le quedaba
tiempo. Sin embargo, a pesar de su buen plan, se le ocurre que en lugar de ir a
comer solo a su departamento, irá a la casa de la tía de Trowa e invitará a su
amigo a comer. Habiéndolo decidido, toma un taxi hacia la casa de su amigo, al
llegar es recibido por Leia, quien le sonríe ampliamente y lo hace pasar
complacida, y como siempre le había gustado para su sobrina, la llama desde el
recibidor primero a Catherine para que lo salude, sin embargo, a la chica Heero
no le gustaba, además sabía que era homosexual, sin embargo atiende y ambos se
saludan de manera incómoda, pues era del conocimiento de los dos del plan de la
mujer
Leia. Pasa hijo, Trowa está
en su cuarto
Heero. Gracias, con permiso
Tranquilo y serio como
siempre, el ojiazul sube a la habitación del ojiverde, toca a la puerta pero
nadie le contesta, preocupado después de varios intentos, abre rápidamente la
puerta, tranquilizándose cuando ve a Trowa acostado pasivamente, incluso estaba
dormido, despacio cierra la puerta y se acerca a la cama, colocándose a un
costado, mirando fijamente al ojiverde
Heero. Trowa...
No acostumbrado a los actos
de cariño, el ojiazul duda unos momentos antes de acariciar los cabellos de
Trowa, intentando apartar algunos de su frente, pero estos se empeñaban en
volver hacia el su cara. Estando ahí frente a él, no podía creer que tarde o
temprano su amigo no estaría más ahí, que se iría para siempre, le dolía el
pecho cada vez que lo pensaba. Y en ese momento, algunos recuerdos vuelven a
él, parecían tan lejanos que dolían. Recordaba claramente la mañana del primer
día de la segunda semana de clases, el día que lo había conocido...
- Recuerdo -
Aquel día había despertado
tarde, pues el anterior en la noche había ayudado a su padre con un trabajo que
tenía que entregar para ese día y se había dormido casi en la madrugada y tenía
sueño. Como era su costumbre, caminaba como si el mundo a su alrededor no
existiera, para él su mundo era vivir tranquilamente con su padre, no tenía
ningún amigo y no estaba interesado en salir con chicas, apenas si hablaba en
clases, casi nadie le dirigía la palabra. Pero aquel día en especial, después
de su taller de pintura, se queda en el salón para continuar entrenando,
pintaba un paisaje sobre un lienzo, el caballete se encontraba junto a la
ventana y él daba la espalda a la puerta
Trowa. Es hermoso
Sin percatarse de la
presencia de alguien más y no esperándose aquellas palabras, Heero se
sobresalta y voltea hacia aquel chico, tenía el rostro ligeramente sonrojado,
el muchacho de profundos ojos verdes miraba el trabajo en el lienzo,
ligeramente inclinado hacia delante
Heero. Gracias
Por momentos el chico se
quedó mirando fijamente la pintura y después se paró correctamente,
dirigiéndole una mirada a Heero que en primera instancia le pareció bastante
incómoda, pero acostumbrado al silencio no dijo nada
Trowa. ¿Cómo te llamas?
Heero. Heero Yuy
Trowa. Soy Trowa Barton,
mucho gusto
De forma amable aunque sin
sonreír, el ojiverde estiró su mano hacia el ojiazul, pero él le ignoró completamente
y comenzó a juntar sus cosas, ya no estaba cómodo ahí, además no le interesaba
socializar con nadie, ni siquiera entendía porque ese muchacho quería conversar
con él, pues no estaba para nada interesado. Por eso sin decir nada, agarró
todas sus cosas y se marchó, sin recibir ninguna protesta de aquel chico
extraño, incluso podía sentir que ni siquiera le miraba, seguramente aquella
mirada verde profundo estaba perdida entre el paisaje detrás de la ventana
- Fin del Recuerdo -
Hasta ese momento, nunca se
había explicado porque Trowa se había acercado a él aquel día, pero recordaba
todo tan claramente que parecía haber sucedido hace unos días, aunque aquella
época la veía tan lejana que parecía parte de un sueño... Heero decide
marcharse para retomar su anterior plan, el ojiverde estaba muy tranquilo
dormido y no quería perturbarlo, pero cuando avanza hacia la puerta, escucha un
movimiento proveniente de la cama y voltea hacia allá
Heero. ¿Estás bien?
El ojiverde estiraba su
mano hacia el buró, como si buscara algo, pero no responde a la pregunta,
entonces Heero se acerca a él
Heero. ¿Que buscas?
Trowa. Mi medicina, es una
caja verde
Enseguida Heero ayuda a su
amigo pero no encuentra la caja, entonces abre el cajón del buró y ahí estaba,
la saca de ahí sin cerrar el cajón y se la da a Trowa, quien abre los ojos y
agarra el vaso que aún tenía agua y se toma su medicina, Heero lo miraba
preocupado, pero después de que el ojiverde se tomara aquella pastilla, voltea
y le sonríe
Trowa. Esa me la tomo
cuando me duele mucho la cabeza
Su explicación tan
despreocupada, deja a Heero desconcertado, pero comprendía que lo que menos
quería Trowa era deprimirse y parecía que no le costaba trabajo hacerlo, pero
tan solo el ojiverde podía saber lo que realmente estaba sintiendo
Trowa. ¿A qué debo tu
visita?
Heero. Vine a invitarte a
comer, pero descansa
Trowa. Me parece bien
El ojiverde intenta
levantarse pero Heero se lo impide
Heero. No hace falta,
quédate aquí
Trowa. Es que quiero ir con
Quatre, sabes que mi tía no me deja salir solo
Heero. De acuerdo, pero si
te sientes mal...
Trowa. Lo sé, me regreso
Heero. Sí
Sin nada más que aclarar,
Trowa se pone de pie, tambaleándose un poco, pero el ojiazul lo ayuda
Trowa. Lo siento, tarda en
hacer efecto
El ojiverde intentaba
mostrarse normal, pero sus cejas estaban ligeramente fruncidas, signo de que
hacía un gran esfuerzo porque aquel dolor de cabeza no se notara tanto, pero
Heero sabía perfectamente lo que estaba sucediendo, sin embargo, sabía también
que su amigo no quería comentarios al respecto...
Duo se encontraba ya en el
departamento que compartía con Quatre, era casi la hora de comer y estaba en la
cocina preparando algo, para cuando su amigo llegara en la noche hubiera comida
hecha. Preparaba Espagueti con carne, pero a pesar de estar relativamente
ocupado, pensaba en lo que había sucedido ese día, había pasado todo tan rápido
que apenas se ponía a pensar sobre las consecuencias de todo, ¿qué explicación
le daría a su novio acerca de su renuncia? tampoco sabía si su ex jefe podía
tomar represalias contra él por haberlo rechazado y tampoco se había puesto a
pensar que a partir de ese día tenía que tener más cuidado al salir solo, ya
que Traize podía estar rondando por ahí en cualquier momento
Duo. ¿Qué hacer?
Al estar lista la pasta, el
trenzado apaga la olla y poco después saca la carne de la lumbre, había
recordado un pequeño detalle que había pasado por alto los últimos días, así
que se dirige a su habitación y saca de uno de los cajones de su mueble de
ropa, la tarjeta de la Psicóloga a la que había estado visitando antes, y es
que al comenzar su trabajo había dejado de asistir a las sesiones; después va
hacia el teléfono y llama para concertar una cita, afortunadamente la mujer
tenía espacio para atenderlo ese día más tarde...
Cuando Heero había bajado a
la planta baja de la casa junto con Trowa, la tía del ojiverde les había
ofrecido el auto de ella para que salieran, con la condición de que manejara el
ojiazul, y entonces los amigos habían salido, al principio el ojiverde se veía
desconcertado, pero conforme pasaban los minutos se iba viendo mejor, para
alivio de Heero, que cada vez se veía más preocupado
Heero. ¿Sabes? pensaba ir
por Duo, pero no te dejaré solo
Trowa. No te preocupes, déjame
en la Facultad y regreso con Quatre
Heero. No, ya lo decidí
Trowa. Está bien... gracias
Aunque el ojiverde se
sintiera a veces como un niño al que hay que cuidar, sabía que su amigo se
preocupaba por él, por eso no se molestaba, aunque resultaba muchas veces
incómodo. Heero se detiene frente a un restaurante, ambos bajan y entran para
comer, pero para su sorpresa y desagrado de Heero, ahí se encontraba Wufei,
acompañado de Relena, y parecía que ninguno de los dos los había visto
Heero. Vámonos antes de que
le rompa la cara
Trowa. Está bien, tranquilo
Ambos chicos dan la espalda
a la mesa y comienzan a avanzan de nuevo a la salida, pero la voz de alguien
que los llama los detiene, Heero voltea sabiendo que se trata de Relena, la
chica saludaba con su mano elevada y sonreía ampliamente
Trowa. No vayas
Heero. Sí, tienes razón
Para no ser demasiado
grosero, Heero también levanta su mano y responde el saludo, pero de nuevo da
media vuelta y comienza a avanzar, Wufei miraba nervioso a ambos chicos, mientras
que Relena se veía confundida, pero sabiéndose necia, se disculpa unos momentos
con su novio y se levanta de la mesa, alcanzando a los amigos cuando ya estaban
afuera del lugar, Relena se coloca frente a ambos, mirando a Heero fijamente
Relena. ¿Qué sucede?
Heero. Nada, necesitábamos
irnos
Relena. Ya veo, y yo que
quería presentarles a mi novio Wufei
Para Heero y Trowa no era
noticia que Relena saliera con Wufei, pues Duo se los había comentado
Heero. Duo nos habló de él
Relena. Oh, bueno, se los
presentaré después
Heero. Bien, adiós
El ojiazul se da media
vuelta suavemente sin decir nada más, mientras que Trowa solo asiente y de
forma amable también le da la espalda a la chica
Relena. Este Heero...
Heero. ¿Qué pasa?
El ojiazul nuevamente le da
la cara a la chica, aunque no tenía ganas de oír ninguna tontería más acerca
del famoso novio, pero ésta vez Relena lo miraba fijamente y seria
Relena. Cuida a Duo
Heero. ¿Por qué lo dices?
Relena. Es probable que no
te lo haya dicho, pero el otro día lo encontré huyendo de su jefe
Los ojos de Heero se abren
ampliamente y muestra pronto un ceño fruncido, Trowa a su vez se gira sobre su
eje para mirar a la chica
Relena. No quiero que se
peleen por eso, solo quería que lo supieras
Heero. ¿Sabes por qué?
Relena. No, pero ese hombre
no es de confianza
Heero. Eso lo sé
Muy molesto, el ojiazul
aprieta con fuerza sus puños, Trowa lo ve alterado y le coloca una mano sobre
el hombro para tranquilizarlo
Relena. No digas que te he
contado, no quiero que Duo se enoje conmigo
Heero. No, gracias por
contármelo
Relena. Bueno, me voy,
salúdenme a sus novios
Fingiendo ligereza, la
chica les da la espalda y regresa al restaurante, Heero continuaba ceñudo
apretando los puños
Heero. Se lo dije, pero
ésta vez seré claro, Duo debe renunciar
Trowa. Cierto, ahora
vámonos, Quatre tiene libre de 2 y media a cuatro
Heero. ¿Y la comida?
Trowa. Comemos en la
Facultad
A Heero no le gustaba mucho
comer en las cafeterías de las escuelas, pero acepta de buena gana y entonces
vuelven al auto y se dirigen a la escuela...
Después de terminada su
clase de la 1, Quatre sale con sus útiles del aula y se dirige al lugar donde
siempre se veía con Trant, a quien aún ayudaba con la asignatura donde tenía
problemas. Ese día hacía buen sol, pero gracias a la sombra del gran árbol
donde se sentaban siempre, no había problema de quemarse, cuando el rubio llega
hasta ahí, Trant ya se encontraba, leyendo entretenido un libro, Quatre llega a
donde está él y se sienta a su lado
Quatre. Hola
Trant. ¿Qué tal?
Quatre. Cansado, y con
deberes, pero bien ¿y tú?
Trant. Algo confundido con
esto
Acercando el libro hacia el
rubio, Trant le señala una parte para que lea, Quatre sonríe al ver que no se
trata de algo difícil y se acerca un poco más a su amigo para explicarle, pero
Trant no ponía atención, miraba el rostro de su amigo, fino y blanco,
sonrojándose completamente, Quatre hablaba y hablaba pero él estaba atento a
las expresiones de su rostro... del otro extremo del lugar, se encontraban
Trowa y Heero que no tenían mucho de haber llegado, el ojiverde se había
quedado paralizado viendo, mientras que Heero estaba tan sorprendido que no se
atrevía a hacer ningún movimiento o a decir algo, solo miró después de reojo el
rostro de su amigo, Trowa no parecía sorprendido, sino triste, y él no sabía
que decir
Heero. ¿Quatre te está?...
Trowa. ¿Engañando?
El ojiazul solo pasó saliva
un poco pero no contesto, aunque realmente si quería preguntar eso, pero Trowa
solo negó con la cabeza
Trowa. Vamos
Sin decir nada, Heero
siguió a Trowa hasta donde se encontraban Trant y Quatre, los amigos oyeron los
pasos y ambos levantaron la cabeza para ver, Quatre se sorprendió de ver ahí a
ambos chicos, mientras que Trant se veía un poco molesto, sobre todo al recordar
el percance anterior con el ojiverde cuando pensaba que él estaba molestando a
Quatre como solía hacerlo antes. Por inercia, el rubio se separa un poco de
Trant, y él solo baja el libro
Quatre. Hola amor
Tranquilo, Quatre levanta
la mano y Trowa la sujeta para ayudarlo a levantarse, al hacerlo, lo toma entre
sus brazos y lo besa, Trant los mira un poco, mostrándose serio y después se
voltea para evitarse ese dolor, Heero mira con el ceño fruncido a aquel
muchacho, a quien obviamente no conocía, pero se notaba que no era mucho del
agrado de su ojiverde amigo. Trowa suelta a Quatre y mira un poco a Trant,
quien se había vuelto a voltear
Trant. Bien, los dejo, con
permiso
Trant recoge todas sus
cosas, incluyendo el libro que leía y se dispone a irse
Trowa. Espérate Trant
Trant. ¿Qué pasa?
Trowa. ¿Podemos hablar?
Trant. Sí
Trowa. Acompáñame
El ojiverde suelta a su
novio después de darle un beso en los labios y se va junto con Trant, el rubio
los mira preocupado hasta que se alejan de su vista, Heero mira de reojo unos
momentos a Quatre
Heero. ¿Andas con ese?
Quatre. Claro que no
Heero. Como lastimes a
Trowa...
Quatre. No seas tonto Heero
Ofendido y con el rostro
sonrojado, Quatre se cruza de brazos y se sienta de nuevo bajo el árbol, Heero comprende
que se le ha pasado un poco la mano y después de disculparse, se sienta a su
lado bajo el árbol, Quatre lo mira y se encoge de piernas, sujetándolas con sus
brazos y colocando el rostro sobre sus brazos
Quatre. Él está enamorado
de mí, pero es obvio que yo no de él
Heero. Ya veo
Quatre. Tu bien sabes que
daría mi vida por la de Trowa, así que jamás pienses mal de mí
Heero. Lo sé, perdón
Aunque ellos dos no se
consideraban amigos o hablaran de algunos temas, se respetaban mutuamente. El
resto del tiempo habían permanecido callados... Trowa lleva a Trant hasta un
lugar donde no los oigan, el amigo de Quatre estaba expectante, ya se imaginaba
para que lo quería Trowa, seguramente le diría que se alejara de su novio o le
pesaría, quizás una amenaza similar, pero para su sorpresa, el ojiverde lo mira
fijamente y serio, pero a la vez amable
Trowa. Tal vez ya lo sabes,
pero voy a morir
Trant. Sí, Quatre me lo
contó, lo siento
Trowa. No lo sientas, al
contrario
Trant. ¿Qué quieres decir?
Trowa. ¿Sabes yo...? estoy
siendo muy egoísta con Quatre
Mostrándose triste, el
ojiverde mira hacia su lado derecho, donde había un árbol enclenque que se
mecía con el aire, Trant lo miraba detenidamente a él
Trowa. He querido vivir mis
últimos días de forma feliz, sin importarme que eso le duela más a él, incluso
le pedí matrimonio, tal vez enviude el día de nuestra boda o después y yo me
habré ido, pero él se quedará, con el peso de todo lo que sucedió, con los
recuerdos, con el dolor... y sin embargo, no fui capaz de alejarlo de mí para
evitarle tanto dolor, solo he visto por mí, para vivir feliz lo que me queda de
vida... soy una basura
Trant. Claro que no, Quatre
te ama y haría cualquier cosa por ti, aunque eso signifique que vaya a sufrir,
no creas que lo estás obligando
Quedándose los dos callados
unos momentos, mientras el viento no dejaba de soplar, Trowa voltea hacia
Trant, mirándolo fijo
Trowa. Yo sé lo que sientes
por él, y aunque sé que no tengo que pedírtelo, por favor, sé su amigo y
apóyalo, para cuando me haya ido
Trant. Trowa...
Trowa. No sé de sus
sentimientos por ti, pero permíteme ser egoísta de nuevo y pedirte que estés
con él, dale tu amor, cuídalo por mí ¿lo harás?
Trant no sabía que
responder, la petición de Trowa no se la esperaba, tampoco aquella mirada
melancólica que le dirigía
Trant. Claro que lo haré, y
no porque lo hayas pedido tú, sino porque realmente estoy enamorado de él
¿entiendes?
Trowa. Sí, muchas gracias
Sonriendo contento, Trowa
se aleja del lugar y Trant va tras él, ambos incómodos por la plática que
habían tenido, pero también se sentían un poco más calmados, habían puesto
todas las cartas sobre la mesa. Al llegar de nuevo al lugar del árbol, Quatre
se levanta y va hacia Trowa, mirando fijamente a Trant, y tranquilizándose al
ver que no ha pasado nada malo
Trowa. ¿Vamos a comer?
Quatre. Sí, vamos
Trowa. ¿Nos acompañas
Trant?
Trant. Otro día, suerte
Colgándose la mochila al
hombro, Trant les da la espalda y se aleja, Heero y Quatre se miran sin
entender que les pasaba, pero Trowa se veía tranquilo, y entonces los tres van
a una de las cafeterías de la Facultad para comer…
Cuando Duo llegó al
consultorio de Noin, no tuvo que esperar mucho tiempo antes de que ella pudiera
verlo después de atender al paciente anterior a él. Hacía semanas que no se
veían y al trenzado le daba gusto verla de nuevo, y aunque ella era una
profesional, no podía ocultar su sonrisa, Duo le había caído muy bien y se
sentía contenta consigo misma por el avance del chico, sus sonrisas ya no
lucían tan vacías… el ojivioleta reconociendo el protocolo, se sienta en el
agradable sillón donde sesiones anteriores había descargado lágrimas y risas,
observa a su terapeuta y le sonríe ampliamente
Noin. ¿Cómo estás?
Duo. Muy bien, Heero y yo
estamos muy bien, muchas gracias
Ligeramente sonrojado, Duo
agacha un poco la cabeza para hacer reverencia, realmente estaba muy agradecido
con la Psicóloga
Noin. Dime porque no habías
regresado Duo
Duo. Es que entré a
trabajar y a veces tengo que estudiar
Noin. Ya veo, entonces
ahora dime a que has venido ahora
Duo. Es que no sabía a quién
recurrir, sé que si hablo con Heero, Quatre o Trowa recibiré un regaño
Sin necesidad de preguntar
el porqué, con solo ver la mirada de la mujer, Duo entiende que debe de ser más
específico, por lo que comienza a contarle a Noin todo lo sucedido desde que
había dejado de asistir a las sesiones. Al cabo de una hora, la terapeuta se
pone al corriente de todo, sobre el temor de Duo ante la posible intimidad con
su novio, el encuentro con Wufei, su posible reencuentro con Traize y lo
sucedido con su anterior jefe. En todo momento, Noin había permanecido callada,
examinando los movimientos, gestos y palabras del chico. Cuando Duo terminó,
ella esperó unos momentos antes de hablar, en los cuales, Duo nervioso había
permanecido callado, jugando con los dedos de su mano
Noin. Ya veo ¿y tú que
piensas?
Duo. ¿Qué pienso? De todo
lo que le conté?
Noin. Así es Duo, dime
ahora tu opinión, ahora que ya sé los hechos, porque hasta ahora, me has dicho
los hechos y que tienes miedo, pero ¿qué más Duo? Cuál es el verdadero temor? A
qué le temes?
Sin pensarlo un solo
momento y con determinación en mirada y voz
Duo. A perder lo que más
amo
Su respuesta deja
satisfecha a la terapeuta, que emite una pequeña sonrisa y vuelve a mirar a su
paciente fijamente
Noin. Heero y Quatre
Duo. Sí
Noin. ¿Y crees que si te
encuentras con Traize lo harás? Los perderás por ello
Duo. Sí
Noin. ¿Y no crees que son
tus temores lo que realmente puede hacer que los pierdas?
Aquella reflexión deja
helado a Duo, jamás lo había pensado en ese modo, por lo que se queda
completamente callado, sin saber que decir
Noin. Tú podrás encontrarte
con Traize, podrá querer retenerte de nuevo, y eso se puede solucionar, pero si
tus temores alejan aquellos a quienes amas ¿ese sentimiento volverá?
Duo. No
Noin. Heero podrá esperar
todos los años que quieras en darte tiempo para poder intimar, pero si tú mismo
no vences tus miedos ¿podrás abrir esa puerta que el necesita para entrar?
Duo. No
Noin. Sí no puedes dejar de
auto compadecerte ¿podrá Quatre sobreponerse a una gran pérdida? Podrás ser su
apoyo?
Duo. No
Noin. Y si evades la
realidad de tu sufrimiento ¿crees poder ser feliz? Si jamás vuelves a tener
frente a ti la fuente de todo tu dolor como lo es Traize ¿podrás avanzar? Serás
capaz de superarlo Duo?
Duo. N… no
Al trenzado comenzaba a
hacérsele un nudo en la garganta, su terapeuta tenía razón, él no era capaz de
enfrentarse al temor, al dolor, quería evadirlo, superarlo sin tener que luchar
Noin. Fue un gran hallazgo
que hablaras con Wufei, y creo que lo mejor es repetir la dinámica con Traize
Duo. Eso no
Noin. Si nunca lo haces,
aunque él no esté físicamente presente, lo tendrás siempre como una sombra,
detrás de ti, debes enfrentarlo y enfrentarte a ti mismo, o perderás a Heero,
no dudo que él te amé mucho, pero él no puede estar siempre velando tu dolor
Las lágrimas de Duo
comienzan a caer, Noin tenía razón, debía de enfrentar sus miedos, superarlos
para que estos no se hicieran realidad, porque así jamás podría avanzar en la
vida, seguiría siendo siempre el mismo pobre muchacho y eso llevaría a Heero a
cargar la misma cruz, y eso el trenzado era lo que menos deseaba en el mundo…
Duo se cubre el rostro con ambas manos y se agacha hacia sus rodillas,
comenzando a sollozar, Noin lo mira tiernamente
Noin. Llora hasta que ya no
puedas, si no atacas el dolor hasta que sientas que ya no puedes levantarte,
entonces serás su presa
Para Duo, Noin era algo más
que su terapeuta, parecía que sabía decir lo que necesitaba escuchar, por eso
aquellas palabras para él eran una gran verdad, y jamás se había planteado sus
problemas de ese modo…
Después de la comida en la
Facultad, los tres chicos se habían dirigido hacia algún lugar del plantel,
Quatre había decidido perderse su próxima clase, no todos los días podía ver a
Trowa y se sentía feliz, aunque a diferencia de él, Heero no estaba muy cómodo,
se sentía como al inicio, cuando aún no llegaba Duo y era el mal tercio
Heero. Creo que me voy
Poniéndose de pie, el
ojiazul se sacude las ropas y mira hacia su amigo y Quatre
Quatre. ¿Qué sucede? Te ves
preocupado
Heero. Necesito hablar con
Duo
Quatre. ¿Qué pasó?
Trowa. No te preocupes,
nada malo
Heero. Toma las llaves del
auto
El ojiazul da a su amigo
las llaves del auto de su tía, pero éste agita su mano en negativa
Trowa. Ve por Duo al
trabajo, yo regreso con Quatre
Quatre. Cierto, yo me
encargo de él
A regañadientes Heero
guarda las llaves en el bolsillo de su pantalón
Heero. Gracias, adiós
Sin decir nada más, Heero
les da la espalda y se aleja. Quatre voltea hacia su novio y después de besarlo
lo cuestiona sobre lo que sucedía, Trowa le cuenta que se han encontrado a
Relena y que ella les ha contado sobre un percance entre Duo y su jefe, y
aunque no había entrado en detalles por no conocerlos, el rubio se preocupa por
su amigo…
Heero llega a la empresa
donde trabajaba Duo y como siempre lo espera afuera, casi siempre llegaba poco
antes, pero incluso después que se da la hora, su novio no aparecía por ninguna
parte, lo cual lo preocupa. Casi enseguida decide entrar y buscarlo, pero al
acercarse a la puerta, las tres secretarias amigas del trenzado salen y lo
miran
Maya. Hola Heero
Heero. Hola ¿y Duo?
Haciendo una pausa antes de
contestar, Maya mira a sus dos amigas y sonríe nerviosa, lo cual preocupa a
Heero, entonces Rina le da un codazo para que conteste de una vez y ella
obedece enseguida
Maya. Este, no lo vimos,
pero hay rumores de que renunció
La chica se muerde
ligeramente el labio inferior, mirando preocupada al novio de su compañero,
creyendo que está dando una mala noticia, pero a cambio de eso, para Heero esa
noticia le viene como anillo al dedo, casi mostrándose alegre
Heero. ¿Entonces no está
dentro?
Maya. No, incluso a la hora
de la comida ya no estaba
Heero. Ya veo, gracias
Sin decirles nada más y sin
que ellas intenten decir algo, el ojiazul se aleja a toda prisa, subiendo al
auto de la tía de Trowa y dirigiéndose hacia el departamento donde vivía su
novio con el rubio, se sentía muy aliviado por la noticia…
Más calmado, Duo se seca
las últimas lágrimas, sus ojos estaban rojos, bastante irritados, había llorado
como su terapeuta se lo había recomendado, por el momento ninguna lágrima más
era capaz de salir, y extrañamente, se sentía mucho más tranquilo y relajado
Noin. ¿Cómo te sientes?
Duo. Bien
Noin. ¿Y qué has pensado?
Duo. Que tiene razón, y
debo enfrentar mis temores para poder superarlos
Noin. Así es, Duo, debes
dejar de huir ¿contarás a Heero lo que pasó?
Duo. Creo que sí
Noin. ¿Crees?
Duo. Está bien, lo haré
Noin. Recuerda que la
confianza en pareja es muy importante
Duo. Sí
Sonriendo contento, el
trenzado se agacha un poco para agradecer, Noin también le sonríe y se pone de
pie, Duo le sigue poco después
Noin. ¿Volverás?
Duo. Sí, en lo que
encuentro otro trabajo
Noin. Duo…
Duo. Está bien, seguiré
viniendo aún después de encontrar
Noin. Te estaré esperando
Sonriendo ampliamente, Duo
estrecha la mano de la Psicóloga y se despide, Noin vuelve a sentarse mientras
que el trenzado una vez fuera, va hacia la secretaria y paga por la sesión,
retirándose enseguida, seguro que Quatre no tardaba en llegar y no lo quería
preocupar, por lo que sube a un taxi en lugar de tomar autobús… Heero había
llegado al departamento hacía media hora y Duo no estaba ahí, pues a pesar de
que timbraba, nadie abría, eso lo tenía bastante preocupado y lo peor era que
no había forma de comunicarse, ninguno de los dos tenía teléfono móvil
Heero. Que esté bien
Dando vueltas de un extremo
a otro, casi mordiéndose las uñas, estaba realmente desesperado, pero para su
alivio, pocos minutos después, Duo aparece hacia el inicio del pasillo, al
escuchar los pasos, el ojiazul voltea enseguida y se alegra de ver a su novio,
por lo que corre hacia él y lo abraza, Duo se desconcierta un poco al inicio
pero después sonríe ampliamente y corresponde al abrazo, cuando Heero lo
suelta, el trenzado le sonríe ampliamente, acariciándole una mejilla
Duo. Tenemos que hablar
Heero. De acuerdo
Enseguida ambos avanzan
hacia el departamento y entrar, Duo prepara café mientras Heero lo espera
sentado en la sala, el ojivioleta regresa con dos tazas y algunas galletas, se
sienta junto a su novio y después de beber un poco lo mira detenidamente,
sujetándole una mano. En primer lugar, Duo cuenta a Heero sobre lo sucedido la
noche de la junta y lo de aquel día por la mañana, su novio enseguida se
altera, mostrándose muy enojado, pero Duo lo calma, explicándole que no ha sucedido
nada, y aunque estaba enojado, el ojiazul se tranquiliza un poco, continuando
oyendo al trenzado. Duo enseguida de eso le cuenta que ha ido a ver a la
terapeuta de nuevo
Heero. ¿Y de qué hablaron?
Duo. De Traize
La mueca de Heero al oír
ese nombre, hace saber a Duo que debe de tener cuidado en decirle la situación,
no quería que se volviera a alterar
Duo. Hablamos de él porque
debo enfrentarlo
Heero. ¿De qué hablas?
Duo. Heero, si tú y yo no
hemos sido capaces de… tener sexo, es porque él sigue representando un tormento
para mí
Sin decir nada y
ligeramente sonrojado, Heero lo mira detenidamente, él tampoco se había puesto
a pensar en ello, así que en silencio, deja que su novio le diga todo lo que
habló con Noin en la sesión, y al igual que él, el ojiazul sabe que la
terapeuta tiene razón, pero la sola idea de que ambos estén frente a frente le
causa mucho pavor
Duo. ¿Qué opinas?
Heero. Es peligroso
Duo. Lo sé
Heero. Sin embargo, creo
que es cierto, pero jamás te dejaré verlo solo
Duo. Entonces hay algo que
debes saber
Con el ceño arrugado, Heero
mira fijamente a Duo, preparado para cualquier clase de noticia. El trenzado
suspira profundo y mirándolo a los ojos se anima a hablar
Duo. Traize estará en la
ciudad, en unos días
Heero. ¿Qué?
Duo. Me lo dijo Wufei, él…
le dijo que yo estaba aquí
Completamente molesto,
Heero se pone rápido de pie, pasándose con desesperación una mano por el
cabello, después mira fijamente de nuevo a Duo, y vuelve a sentarse a su lado
Heero. ¿Seguro?
Duo. Sí… y tengo miedo
Heero. Duo…
Duo. Sé que debo verlo,
pero no quiero que me aleje de ti
Con los ojos vidriosos, el
trenzado observa a Heero, quien enseguida se acerca y lo abraza, Duo también le
corresponde al abrazo, cerrando sus ojos, Heero se separa después y sujetándole
el rostro le da un beso en los labios, mirándolo fijamente sin soltarlo
Heero. Nunca me separarán
de ti, lo prometo
Sonriendo contento, Duo
asiente con la cabeza y vuelve a abrazar a su novio, permaneciendo así los dos
durante un tiempo, hasta que la puerta del departamento se abre y por ella
entran Trowa y Quatre, al verlos, Heero y Duo se separan, sonrojándose los dos,
en cambio Quatre sonreía y Trowa permanecía serio
Quatre. ¿Interrumpimos?
El rubio sonreía pícaro,
pero al ver que la expresión de ambos chicos era de preocupación, él se siente
igual y se acerca a Duo, mientras Trowa cierra la puerta
Quatre. ¿Todo bien?
Duo. Sí, pero siéntate
Un poco confuso, pero
obediente, Quatre se sienta en otro de los muebles de la sala y enseguida Trowa
se sienta a su lado, entonces el trenzado comienza a contarles lo mismo que ha
contado a Heero, teniendo ahora a sus amigos al tanto. Quatre se asusta por el
hecho de que Duo quiere verse cara a cara con Traize, y a diferencia de los otros
tres, él no comprende esa forma de ver el problema, por lo que no le agrada el
consejo de Noin, pero el trenzado había tomado la decisión y no iba a
cambiarla…
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