Lo que el viento se llevó
Capítulo 8. Una gran amistad
Después de haber dejado al
trenzado a pies del edificio donde vivía con Quatre, el ojiazul se había
regresado a su departamento, estaba realmente extrañado, creía que Duo había
entendido la indirecta de sus palabras pero al parecer también para eso era
distraído, el chofer del taxi mira a Heero por el retrovisor y sonríe mientras
lo observa, el ojiazul se encontraba de brazos cruzados mirando por la ventana
a su costado
Chofer. ¿Se le fue la
palomita maestro?
Heero. Mnh... algo así
Sin prestarle atención al
hombre que manejaba el taxi Heero continúa mirando por la ventana, algunas
gotas de lluvia comenzaban a caer y pronto aquello se vuelve una tormenta,
estaban a mitad del verano así que esperaban más lluvias como ésta aunque el
verano estaba por terminar para darle paso al triste otoño... al llegar a su
destino el ojiazul paga al taxista y sale corriendo del auto ya que llovía a
cantaros y enseguida entra a su departamento quitándose la chamarra que traía puesta,
casi enseguida que entra el teléfono comienza a sonar y a paso tranquilo se
acerca para contestar, se trataba de Trowa...
Al subir al departamento y
entrar el rubio lo estaba esperando, Quatre se levanta y se acerca a Duo
dándole un cariñoso abrazo, el trenzado sonríe y corresponde aunque no entiende
porque tanto afecto
Duo. ¿Y eso?
Quatre. Te felicito
Duo. ¿Por qué acepté ser el
modelo de Heero?
Quatre. ¡Claro! Leí la nota
y le conté a Trowa ¿no importa?
Duo. No, no importa ¿pero
por eso estas tan feliz?
Quatre. Claro que sí, te
hace bien tratar de superarlo
Duo. Gracias
Quatre. ¿Le contarás lo de Treize?
Duo. No, eso nunca
Quatre. ¿No crees que
merece saberlo?
Duo. Ni que fuéramos
pareja, a ti te lo conté porque eres como mi hermanito
Sonrojado hasta las orejas
Quatre agacha la cabeza mientras que Duo ríe abrazando ahora él al rubio,
después Duo lo suelta
Quatre. Cenemos, prepare
algo
Duo. ¿Cocinaste?
Quatre. Sí
El rubio sonreía complacido
pero Duo estaba algo dudoso, su amigo no era muy buen cocinero después de todo
aunque seguro estaba hecho con mucho amor...
Al día siguiente por la
mañana Heero sale de su departamento para ir a la escuela, solo tenía clases de
9 a 12 del día, la primera clase era Literatura del siglo XIX, una materia que
aunque no le gustaba mucho siempre lograba sacar buenas notas, la clase que era
de dos horas dura apenas hora y media por lo que tiene un poco de tiempo libre
y aprovecha para ir a la cafetería para estar solo, además que en la biblioteca
solía aburrirse pronto, el ojiazul se sienta con su café americano y un par de
galletas y agarra una revista de pintura de las tantas que había en las
cafeterías de su escuela, en ese momento escucha su nombre de labios de una
chica a la cual reconoce como Relena, el ojiazul voltea hacia la puerta y
efectivamente era "su amiga" que contenta llega hasta la mesa y sin
preguntar se sienta
Relena. Hola ¿cómo estás?
Heero. Bien... ¿qué haces
aquí?
Relena. Recordé que hoy
tienes dos clases y vine a invitarte al cine
Heero. ¿Al cine?
Relena. Sí, di que sí ¿sí?
Heero suspira
tranquilamente y bebe de su taza de café para después contestarle a la chica
mientras la mira a los ojos
Heero. No puedo, estoy con
un trabajo
Relena. ¿En serio? Que
emoción ¿de qué se trata?
Heero. Una exposición que
será en quince días, sobre desnudos
Relena. ¡Qué padre! ¿ya
tienes modelo?
Heero. Sí, Duo
La respuesta no es la que
esperaba oír la chica y enseguida se sorprende, habría creído que se trataría
de una chica y no de un chico, seguro que Heero tenía sus razones
Relena. ¿Y por qué Duo?
Heero. Es el apropiado
Relena. Ah... ya veo...
¿entonces vamos otro día?
Heero. Mnh... sí, seguro...
debo irme
El ojiazul bebe el último
sorbo y se pone de pie para retirarse a su próxima clase que sería en diez
minutos, Relena lo ve marcharse sentada y agarra una de las galletas que tenía
Heero para él y que no había terminado de comer
Relena. Y yo que quería
decirle hoy que lo quiero
La rubia muerde la galleta
completamente resignada, aunque Heero sabía de sus sentimientos ella aún no
estaba enterada ni se lo había podido decir nunca... a las 6 con 30 de la tarde
Duo se mete a bañar para arreglarse e ir con el amigo de Trowa para otra sesión
de pintura, su rostro se tiñe de rojo al recordar que se había mostrado desnudo
frente a él, aunque ya antes lo había visto sin ropa ésta vez era por voluntad
propia, él jamás se había desnudado por voluntad propia frente a nadie que no
fuera Treize, se sentía nervioso solo de recordarlo aunque confiaba en Heero y
sabía que él no lo miraba con ojos sucios aunque desconocía la realidad de
eso...
Duo sale de bañarse y se
arregla yéndose con el cabello suelto, lo traía mojado y además de todos modos
lo debía desatar para posar... en su departamento Heero había terminado de
asear toda la casa, no quería que el trenzado viera el desorden del día
anterior y cuando termina se mete también a bañar para arreglarse, cuando
termina de hacerlo saca todas las cosas que necesita para pintar y de una vez
se prepara, a los pocos minutos que ha terminado de prepararse el timbre del
departamento suena, Heero se pone un poco nervioso pero al abrir se muestra
como si nada, aunque frente a él tenía a la criatura más hermosa del mundo, Duo
se veía bastante bien recién bañado con el cabello suelto, se veía más sensual
que de costumbre
Duo. Hola
Heero. Pasa
El ojivioleta entra tímido
al departamento y Heero cierra la puerta dirigiéndose hacia la cocina para
llevarle al chico un vaso con agua y cuando regresa a la sala se encuentra
inesperadamente a un Duo ya desnudo por lo que impresionado tira ambos vasos
con agua que portaba en sus manos cayendo estos al suelo y rompiéndose, Duo
voltea enseguida asustado mirando los pedazos de vidrio y después mira a Heero
sonrojándose de pies a cabeza
Duo. Perdón... ¿se supone
que no me desnudara tan pronto?
Heero. No... te, preocupes
Nervioso el ojiazul intenta
no mirar a Duo con el deseo que tanto le tenía y enseguida se agacha para
juntar los pedazos de vidrio con la mano cortándose sin querer uno de sus
dedos, enseguida Heero mira su cortada por la cual comienza a salir sangre, Duo
la ve y asustado se acerca agachándose también con las piernas algo abiertas
dejando ver a la perfección su miembro y los ojos de Heero enseguida se enfocan
a él sonrojándose por completo, Duo agarra la mano cortada del ojiazul y la
mira preocupado mientras ambos se ponen de pie lentamente
Duo. ¿Te duele?
Heero. No
Teniendo al hermoso Duo
desnudo frente a él el dolor de la cortada era completamente nulo, su mirada
estaba embelesada con ese hermoso cuerpo, Duo avanza hacia donde sabía que
estaba el baño y Heero se deja guiar como un pequeño sin decir nada, solo
miraba fijamente al chico que estaba tan preocupado con la cortada del ojiazul
que no se daba cuenta de esas miradas, Duo dirige el dedo hacia el lavabo y
abre la llave para enjuagar la herida mientras con la otra mano abre el espejo
para sacar el desinfectante, gasa y una cinta curando a Heero de su pequeña
herida mientras el ojiazul trataba de no mirar la entrepierna del ojivioleta
pero por segundos no lo podía evitar
Duo. Ya está
Heero. Gracias
Duo sonríe amable a Heero
quien estaba perdido en ese hermoso rostro que ahora le sonreía, el ojivioleta
se da cuenta de la mirada fija pero sin tomárselo a mal solo se sonroja un poco
y el ojiazul reacciona enseguida apartando su mano de Duo quien la sostenía
Heero. ¿Comenzamos?
Duo. Sí, perdón por
asustarte
Heero. No me asustaste
Los dos salen del baño y se
dirigen a la sala donde comenzarían a trabajar, Duo recuerda la pose del día
anterior y la vuelve a tomar sin que Heero se lo tenga que recordar y enseguida
el ojiazul continúa con el trabajo que tenía pendiente mientras la mente del
ojivioleta comienza a navegar en los recuerdos que muchas veces le seguían
atormentando
- flashback -
No hacía mucho desde que
habían dejado Santa Fe, Treize no quería que Duo tuviera limitaciones
económicas y viviera cómodamente, por eso no le importaba dejar el Pueblo que
los había visto nacer, recién habían llegado les había comenzado a ir bien, Treize
rentaba una casa para los dos y tenía un buen trabajo, al principio todo iba
muy bien, el esposo del trenzado lo trataba muy bien y procuraban mucho salir
de paseo y Treize no reparaba en detalles
Pero meses después Treize
había conseguido un ascenso en el trabajo por lo que sus responsabilidades se
habían incrementado, con el paso del tiempo el estrés comenzaba a acumularse
cada vez más y más, el ojiazul poco a poco estaba cambiando su carácter
comenzando a imponer reglas absurdas en la casa, al principio Duo lo veía muy
normal hasta que su esposo le estaba prohibiendo casi todo, cosas bastante
absurdas como hablar con los vecinos, el trenzado no debía conversar con ellos
y tampoco podía salir a la calle solo, ni siquiera para comprar la despensa, Treize
solía hacer las compras o algunas veces solía llevar a Duo para que las hiciera
él pero siempre a su lado, el ojivioleta no salía a ningún lado sin el consentimiento
o la compañía de su esposo... pero un día todo lo había cambiado, aquel día
desde el cual el matrimonio Kushrenada-Maxwell había perdido el encanto
Treize. Ya llegué
Duo. Ahorita voy
Con su gran sonrisa de
siempre Duo sale de la cocina con el delantal puesto y una palilla en mano,
estaba preparando la cena cuando había escuchado a su esposo llegar, el
trenzado se acerca a él y le da un beso en los labios
Duo. ¿Cómo te fue amor?
Treize. Mal
Fastidiado Treize se sienta
en uno de los muebles de la sala cuando llega a ella y se quita los zapatos,
preocupado Duo se sienta a su lado mirándolo atentamente, su delicada mano
sujeta tiernamente la barbilla de su esposo y le hace mirarle regalándole una
hermosa sonrisa, Treize también le sonríe y agarra aquella mano para besarla
recargando después su cabeza en el pecho de su esposo, Duo le besa el cabello y
cierra sus ojos
Treize. Me quiero largar de
ésta porquería de ciudad
Duo. Pero nos va bien
Treize. Pero ya no soporto
tanta presión
Duo. Entonces vayámonos
Treize levanta su cabeza
del pecho del trenzado y lo mira atentamente a los ojos
Duo. ¿Qué sucede?
Treize. ¿Aún me amas?
Duo. ¿Por qué me preguntas
eso? claro que te amo... te adoro, eres todo para mí
Contento Treize abraza
cariñosamente a Duo haciéndolo tirar al suelo la palilla de cocina que poseía
en su mano y lo tumba sobre el sillón comenzando a besarle el cuello, el
trenzado sonríe y con fuerza aprieta la espalda de su esposo que comenzaba a
mordisquear levemente la piel suave del ojivioleta, el rojo comienza a adornar
el rostro del trenzado mientras Treize comienza a quitarle el delantal
desatando los nudos a su espalda
Duo. Espera... aquí no
El cuerpo delgado del
trenzado temblaba levemente, hacía semanas que su esposo no le hacía el amor y
ahora estaba más apasionado que de costumbre, se notaba como había estado
necesitado de amor durante muchos días, hasta parecía un poco brusco al quitarle
la ropa... Treize desnuda por completo a Duo en el sillón besándolo con pasión
sin hacer caso a las peticiones de su esposo para que se fueran a la
habitación, el trenzado se sentía más cómodo ahí ya que la ventana de la sala
no tenía la cortina recorrida y aunque había mucha distancia entre la calle y
ellos le avergonzaba que pudieran verlos, Treize más que disfrutar de la piel
de Duo necesitaba besarla, lamerla, dejarle esas pequeñas pero profundas marcas
al succionar fuertemente al ir besando, las mejillas blancas del ojivioleta
estaban teñidas por completo del rojo jadeando al sentir aquellos besos
Duo. Aquí no... por f...
agh!
Un gemido placentero se
escapa por la boca de Duo al sentir la boca de Treize alrededor de su miembro,
lamiendo, disfrutando completamente de él causándole a su esposo miles de
sensaciones placenteras, Duo abre los ojos excitado mirando el rostro de Treize
al lamerlo y con fuerza aprieta la tela del mueble mordiéndose los labios, el
ojiazul deja el miembro del trenzado y sube a besos por aquel hermoso cuerpo
apoderándose duramente de los labios de Duo dejándolos lastimados y nuevamente
ataca su cuello con besos mientras se desabrocha los pantalones y baja el
cierre
Duo. Espera...
Sin escuchar palabra alguna
Treize agarra las piernas de Duo y las separa fieramente acomodándose entre
estas para penetrarlo, el trenzado completamente rojo de sus mejillas enfoca su
mirada hacia el miembro de su esposo viendo como poco a poco se introduce en él
hasta que los testículos choquen con su trasero, Duo cierra fuerte sus ojos
unos segundos antes de que las embestidas de Treize comiencen las cuales desde
el principio eran rápidas y algo fuertes, los ojos de Duo tenían algunas
lágrimas luchando por salir
Duo. Despacio... duele...
me duele
Aquellas lágrimas
encuentran pronto su camino deslizándose por las mejillas del trenzado y Treize
ni siquiera las nota, él solo estaba pensando en su placer y en nada más,
quería despejarse de ese horrible día de trabajo en esa horrible ciudad
mientras que el trenzado gemía y chillaba entre pequeños gritillos mirando el
rostro frío e indiferente de su esposo, nunca lo había tratado como simple
objeto de placer y eso lo estaba haciendo sentir miserable, Treize se abalanza
hacia Duo al tiempo que atrae el cuerpo del trenzado jalándolo de las piernas
con sus manos cuando siente que comienza a derramarse y cae encima de su sudado
cuerpo cuando se siente terminar, ambos respiran agitados hasta que se
normalizan sus respiraciones, Treize sale de Duo y se levanta dejándolo tirado
en el sillón mientras él se aleja para meterse a bañar, el trenzado se queda
mirando el techo por un largo tiempo hasta que se cubre el rostro con ambos
brazos llorando en silencio...
Al salirse de bañar Treize
va a la cocina y ve a un Duo ya vestido terminando de hacer la cena, el ojiazul
sonríe desde la puerta mientras lo observa y después se acera rodeándole la
cintura por detrás depositando un beso en el cuello de Duo, el trenzado sonríe
obligado y se mueve para que su esposo lo suelte pero Treize aprieta más el
cuerpo de su esposo contra el suyo
Duo. Estas raro
Treize. ¿Por qué?
Duo. Como me hiciste el
amor, te sentí violento
Treize deposita otro beso
en el cuello del trenzado antes de separarse de él y hacerlo voltear para
tenerlo frente a frente, los ojos del ojivioleta se ven tristes mientras que
los de su esposo estaban un poco furiosos, Treize lo agarra con fuerza de los
hombros mirando esos hermosos ojos violetas, Duo desvía su mirada unos segundos
antes de contestarle la mirada
Treize. ¿No te gusto? ¡contesta!
Duo. No me grites Treize...
además no dije eso
Treize. Nunca más vuelvas a
decirme que me sientes distinto
Apesadumbrado Treize suelta
a Duo y recarga su cabeza sobre el pecho del trenzado quien le da un beso sobre
el cabello agarrándole la cabeza y sonriendo después
Duo. No mi amor
Con sus delicadas manos Duo
acaricia los sedosos cabellos de Treize quien levanta después su cabeza
mientras las miradas de ambos se estudian a la otra, Duo sonríe ampliamente al
ojiazul y él con la pasión de antes se acerca a Duo y comienza a besarlo con
pasión haciéndolo caminar hacia atrás hasta que topan con el refrigerador, Treize
abraza con fuerza la cintura del chico y lo levanta un poco mientras que Duo lo
agarra de la cabeza revolviendo con locura sus cabellos al mismo tiempo que la
boca del mayor ataca con pasión la suave piel sobre el cuello
Duo. Treize...
El trenzado apretaba con
fuerza la espalda ancha de su esposo gimiendo levemente ante los besos y la
pasión demostrada por él pero aunque estaba comenzando a excitarse Duo no
quería hacerlo en la cocina e intenta apartarlo pero Treize lo empuja
golpeándolo en la espalda contra el refrigerador a lo que Duo se queja pero él
continúa besando su cuello con pasión comenzando a bajar sus manos para
desabrocharle los pantalones, Duo abre sus ojos y otra vez intenta apartar a Treize,
esta vez él deja de besarle el cuello y lo mira duramente a los ojos
Treize. ¿Qué quieres?
Duo. Vamos al cuarto
Treize. No... aquí
Otra vez Treize insiste en
hacerlo en la cocina volviendo a besar con pasión el cuello de Duo dejándole
marcas nuevas, a Duo le dolían mucho pero intentaba quejarse lo menos posible,
el ojiazul pone sus manos en el pecho de su esposo y agarra esa parte de camisa
atrayendo el cuerpo del trenzado hacia el suyo y lo lleva hasta la mesa donde
lo voltea bruscamente y agarrándolo de la trenza lo empuja hacia abajo apoyando
la cabeza del chico sobre la mesa, Duo pone sus manos y se agarra de ésta
Duo. ¡Treize!
El trenzado estaba
confundido, eso jamás había pasado, su esposo solía ser muy tierno con él,
siempre lo habían hecho en la habitación y ahora parecía loco queriendo hacerlo
por cualquier rincón de la casa, podía llamarle mojigato pero a él eso no le
gustaba, prefería la cama
Duo. Espera Treize...
Treize. ¡Deja de quejarte!
Completamente exasperado y
en un loco arrebato de ira Treize agarra a Duo del cabello y agarrando éste con
fuerza levanta al chico de la mesa y acerca su rostro al suyo, el trenzado
estaba muy asustado, nunca antes su esposo le había gritado de esa forma y
tampoco tratado así, parecía como sí ese no fuera Treize, aún muy enojado y desquiciado
Treize le propina una fuerte bofetada a Duo quien grita al sentir el golpe, el
ojiazul aún le sostenía el cabello con la mano izquierda y el trenzado había
girado su cabeza al sentir el impacto, saliendo enseguida un par de lágrimas de
sus ojos estando estos completamente abiertos
Duo. Me... me pegaste
Aturdido y sin entender por
qué lo había golpeado Treize suelta enseguida a Duo abriendo sus ojos
completamente por la sorpresa mirando los ojos llorosos del trenzado que no
entendía que era lo que estaba pasando, el ojiazul se mira la mano la cual
temblaba notoriamente y sin atreverse a mirar de nuevo los ojos violetas se va
corriendo hasta salir de la casa sin rumbo, el cuerpo de Duo también tiembla y
su mano se acaricia la mejilla dejándose caer al suelo de rodillas
Duo. ¿Por qué mi amor?
El trenzado comienza a
llorar tristemente sintiendo un fuerte dolor en el pecho, algo le decía que ya
jamás iba a ver al Treize de antes
- flashback -
Heero no lo había notado
pero por las mejillas de Duo comenzaban a salir algunas lágrimas, el ojiazul
estaba enfocado en afinar algunos detalles de su boceto antes de comenzar a
echar la pintura por lo que no se había dado cuenta de aquellas lágrimas pero el
chico las derramaba mientras recordaba episodios de su vida al lado de Treize...
Después de clases Quatre
invita a Trowa a su departamento pues sabía que su amigo iba a estar en esos
momentos con el amigo del ojiverde, ambos estaban conversando en la sala, el
ojiverde trataba de actuar lo más natural posible, como si todo en su vida
fuese tranquilo, sin nada en que preocuparse, Quatre le contaba alegremente su
día en el consultorio y Trowa escuchaba contento, le encantaba ver esas
sonrisas en su novio, aquellas eran las que lo mantenían con vida... la
conversación se termina dejando un agradable silencio entre los dos, Quatre
bebía su jugo mirando tranquilo al frente, los dos estaban sentados en el
sillón, el brazo de Trowa rodeaba la espalda de su chico dejando apoyada su
mano en el hombro del otro extremo del cuerpo del rubio, a su vez Trowa lo
miraba tiernamente, viendo cada detalle de su rostro, aquel hermoso rostro por
el que aún deseaba seguir vivo.
La mano del ojiverde agarra
el vaso con jugo y se lo quita a Quatre de las manos, el rubio voltea a verle y
le sonríe, Trowa se inclina hacia delante y lo deposita sobre la mesa volviendo
a recargarse en el sillón, su mano aún rodeaba los hombros del rubio y la mano
que antes tenía el jugo agarra la barbilla de Quatre y atrae su rostro
regalándose ambos un tierno beso, un beso como nunca antes se habían dado, el
rubio nota en aquel algo extraño pero no comenta nada, solamente respondía al
beso haciéndolo lentamente disfrutando de toda la dulzura que la boca del
ojiverde le regalaba, al separarse ambos se miran profundamente a los ojos
Trowa. Te amo demasiado, no
sabes cuanto
Quatre. Trowa...
Trowa. Eres como mi ángel y
yo siempre estaré contigo
Con tristeza y dulzura a la
vez Trowa abraza delicadamente a Quatre haciéndole sentir un fuerte
estremecimiento, algo que jamás había experimentado y por alguna razón se
sentía fuertemente angustiado
Quatre. ¿Por qué me dices
eso?
Trowa. Porque no importa lo
que suceda, siempre te amaré
El cuerpo de Quatre se
debilita un poco al escuchar aquellas palabras, nuevamente sentía a Trowa lejos
de él; sus manos blancas abrazan afligido a su novio apretándole la espalda
Quatre. Yo también te amaré
siempre
Trowa sonríe al escuchar
las dulces palabras de su novio y lo separa un poco de él para después darle
otro tierno beso que Quatre responde con dulzura...
Las lágrimas de Duo
continuaban saliendo sin control, Heero continuaba demasiado concentrado en el
boceto, se había olvidado por algunos momentos que tenía un hermoso cuerpo
desnudo frente a él y mejor era así porque no quería después hacer algo de lo
cual pudiera arrepentirse
Heero. Creo que...
Después de una hora de no
haber volteado a ver a Duo, el ojiazul voltea para decirle que puede descansar
un poco de la posición pero se sorprende al ver al trenzado llorando y también
se preocupa acercándose a él dejando su lápiz en el caballete, el ojivioleta se
da cuenta de eso y enseguida comienza a secarse las lágrimas bajando la cabeza
avergonzado, Heero lo mira fijamente y lleva su mano a la barbilla de Duo
levantándole el rostro a lo que el chico ojivioleta se sonroja completamente
Heero. ¿Qué tienes?
Duo. Nada...
Heero. Cuéntamelo... ¿es
por ese?
Los ojos violetas se
desvían cuando escucha la pregunta y Heero frunce el ceño bastante enojado ¿qué
tanto le había hecho el tal estúpido Treize para que Duo siempre llorara
después de recordarlo? No sabía nada del pasado del trenzado y no conocía al
susodicho Treize pero lo que sí sabía es que lo detestaba con el alma... el
ojiazul mueve la cabeza de Duo y él nuevamente le mira a los ojos aún con el
sonrojo en sus mejillas
Duo. No vale la pena
Heero. Lo vale... porque me
importas
Duo abre sus ojos
sorprendido por las palabras y su sonrojo se hace más intenso mientras la
mirada fija de Heero buscaba la respuesta en sus ojos violetas
Duo. Heero...
Heero. No quiero verte
llorar... no lo soporto
El ojiazul se agacha y se
coloca de rodillas a un lado de Duo sin soltarle la barbilla mientras es
observado fijamente por el ojivioleta, el de cabello largo sonríe tiernamente y
se seca algunas lágrimas con el dedo índice acercándose después a Heero dándole
un fuerte abrazo, el ojiazul sonríe porque el chico le ha abrazado y también le
abraza, Duo seguía acostado en el sillón y Heero de rodillas al lado del
mueble, ni siquiera sentía deseos de mirarle la entrepierna al chico como
antes, en esos momentos sentir el abrazo del chico era mucho más placentero...
Momentos después se sueltan
y Duo vuelve a secarse algunas lágrimas, Heero estira su mano hacia el chico y
le acaricia la mejilla derecha mirándolo a los ojos y poco después se toma el
atrevimiento de atraer su rostro hacia el suyo y darle un pequeño y tierno beso
en la mejilla a lo que Duo se sonroja completamente llevándose después su mano
hacia la mejilla besada soltando Heero después la mejilla de Duo que tenía
acariciada
Duo. ¿Por qué eres tan
bueno conmigo?
Ni siquiera Heero tenía
respuesta a eso, es cierto que Duo le provocaba deseo, ternura y hasta cierto
punto un poco de lástima, era un chico bastante ingenuo y sensual aunque no
estuviera consciente de ello, además a diferencia de Trowa él no solía ser
amable con nadie, ni siquiera con Quatre a quien ya tenía meses de conocerlo,
Duo le gustaba, eso era muy cierto ¿pero acaso lo quería o se estaba enamorando
de él?... Heero no contesta a la pregunta de su modelo, tan solo le coloca una
mano sobre la cabeza y acaricia algunas cabellos del chico para después
volverse a sentar en su silla, Duo sonríe contento y vuelve a tomar esa pose
aunque por alguna extraña razón ese intenso rubor en sus mejillas aún no era
capaz de desaparecer...
Ambas bocas estaban unidas
en un cálido, tierno y excitante profundo beso mientras ambos chicos avanzaban
lentamente hacia la habitación mayor de ese pequeño departamento, las manos
blancas revolvían suavemente los cabellos castaños de la persona que más amaba
en la vida, mientras él estaba poseso de la delgada cintura del rubio, al
entrar a la habitación el ojiverde empuja la puerta con el pie pero ésta no
alcanza a cerrarse y ambos llegan hasta los pies de la cama, sus bocas se
separan por algunos segundos, los labios del mayor comienzan a explorar el
blanco y suave cuello de su novio y él gime despacito de forma placentera
alcanzando a susurrar algo entre suspiros
Quatre. Duo... regresará
pronto
El amigo del ojiazul sonríe
encima de la piel de su novio dejando de besarlo volviendo a apoderarse de la
dulce boca del chico comenzando a acostarle en la cama cayendo delicadamente
sobre él, Quatre jadea al sentir el peso del cuerpo sobre él pero ambos no
abandonan sus bocas comenzando a acariciarse mutuamente mientras las manos de
Trowa alternaban esos movimientos con los que le ayudaban a quitarle al rubio
las ataduras a su cuerpo
Quatre. Pero Duo...
Trowa. Ssht... no digas más
mi amor
En contra de lo que le
pedía Quatre el ojiverde termina de quitarle completamente la ropa dejando al
descubierto el hermoso cuerpo que tenía su novio, Trowa sonríe tiernamente y
acaricia un poco de los cabellos dorados bajando después su rostro al pecho del
chico comenzando a besarlo pasando delicadamente su boca por los pezones
tomándolos con ella y darle suaves masajes a lo que Quatre respondía con
placenteros gemidos...
No tenían mucho de estar
ocupados con el cuadro pero Duo ya se veía cansado, él no decía nada pero Heero
se daba cuenta perfectamente por lo que deja de afinar los detalles del boceto
y deja su lápiz para ponerse de pie, Duo lo mira fijamente
Duo. ¿Qué pasa?
Heero. Creo que es todo por
hoy, te llevo a casa
Duo. ¿Qué hora es?
Heero. Casi las nueve
Duo. Es temprano
Heero. Pero Quatre se puede
preocupar
Duo. Tienes razón
Abandonando la pose el
ojivioleta se estira sentado en el sillón y después hace algunos movimientos
para desentumirse mientras Heero guardaba sus cosas, Duo se pone de pie y
agarra la ropa para vestirse dándole la espalda al ojiazul, ya no había nada
que no le hubiera visto pero Duo se seguía avergonzando un poco, Heero no puede
evitar la tentación y voltea a verle el trasero, Heero se regaña así mismo pero
no puede evitar volver a verlo dándose cuenta de algo en particular, el
trenzado tenía algunas marcas que antes no había visto, aún tenía la piel
ligeramente amoratada pero debajo de esas marcas tenía otras, parecía como si
le hubieran arañado, tenía lo que parecían vestigios de uñas enterradas y eso
le hace pensar en una idea horrible pero que pronto descarta, no quería
especular nada pero si aquello que llegó a pensar por algunos segundos se
volviera cierto no dudaría en cobrarle a Treize en nombre de Duo...
Sus delicadas manos
acariciaban la espalda amplia de su novio que procuraba embestirlo lentamente,
con dulzura y a la vez pasión mientras se hundían en un profundo beso lleno de
amor, las piernas abiertas de Quatre rodeaban la cadera delgada del ojiverde
mientras sus pies se deslizaban por las sábanas, Trowa toma con delicadeza la
espalda de Quatre y lo levanta sentándose a su vez en el acto quedando los dos
sentados en la cama, sin salirse de él ambos se miran a los ojos profesándose
su amor en aquella profunda mirada, las manos del más alto toman delicadamente
los cabellos dorados del más pequeño y lo atrae hacia él en un movimiento suave
comenzando a besarle el cuello y a la vez la boca del rubio besa con ternura el
hombro de Trowa comenzando a moverse de arriba hacia abajo con lentitud, ambos
gemían sobre la piel del otro...
El taxi llega pronto hasta
la colonia donde vivían el trenzado y el rubio, ésta vez Heero se despide de
Duo desde el taxi dándose un beso en la mejilla, con una gran sonrisa Duo se
despide del ojiazul desde afuera del taxi mientras éste comienza a marcharse,
el trenzado suspira y saca de la bolsa de su pantalón la llave del departamento
comenzando a subir las escaleras... el ojivioleta abre la puerta del
departamento y entra cerrándola después, Duo va a decir en voz alta a su amigo
que ya ha llegado pero alcanza a escuchar algo extraño
El trenzado camina hacia
donde estaban las dos habitaciones viendo que la puerta del cuarto de Quatre
ésta algo abierta y desde aquella distancia observa como su amigo y su novio
estaban teniendo relaciones sexuales, el rostro completo de Duo explota en rojo
cuando ve aquella hermosa imagen y su cuerpo se petrifica completamente no
dejándole apartar su mirada de esos dos, algo había de maravilloso en lo que
veía ¿acaso eso era amor? Había estado acostumbrado al sexo con Treize y éste
jamás le tocaba como en esos momentos veía que ambos chicos se tocaban, jamás
le había besado como ellos estaban haciéndolo, las manos delgadas de Trowa se
deslizaban por la piel blanca y hermosa de Quatre que gemía lenta y
placenteramente aun moviéndose de arriba hacia abajo sintiendo las profundas
penetraciones del miembro de su novio que llegaba hasta lo más profundo de sí regalándole
un placer exquisito
El rubio estaba por llegar
a la cima del placer, para Duo era como verlo en cámara lenta, los gemidos
sonoros de ambos amantes le hacían perder el sentido, como si la sola imagen de
verdaderos amantes haciéndose el amor fuera solo un espejismo de aquello que él
tanto había anhelado, unas lágrimas traicioneras comienzan a inundarle las
mejillas y con angustia Duo se tapa la boca con una de sus manos mientras su
cuerpo tiembla por completo, el sonido de ambos gemidos de los amantes que
habían llegado hasta el orgasmo se escucha por el departamento, Duo se lleva la
otra mano hacia el pecho y se va de ahí encerrándose en su habitación pero ni
Trowa ni Quatre se dan cuenta de que el chico ya había llegado, el ojiverde
acaricia la mejilla de su ángel y la besa con ternura, ambos cuerpos cansados
se desvanecen sobre las suaves sábanas y Quatre se abraza de la cintura de su novio
cerrando sus ojos para quedarse dormido segundos después, Trowa sonríe triste y
alegre a la vez besando los cabellos bañados en sudor de su chico
Trowa. Mi hermoso ángel...
por favor perdóname
El ojiverde aprieta
necesitadamente el cuerpo de Quatre contra el suyo cerrando también sus ojos
por los cuales se deslizan un par de lágrimas, sabía que estaba siendo injusto
y egoísta al no contarle sobre su enfermedad pero no quería atormentarle el
alma con aquella noticia, quería hacerlo feliz hasta el último segundo de vida
que le quedara...
El afligido corazón del
trenzado se desahoga sobre aquella cama, nunca lo había pensado pero tal vez él
nunca había estado enamorado de Treize, todo había sido un juego tonto de su
corazón por creer que aquella persona con la que se casaba era lo más
importante en su vida, a los once años su mamá le había dicho que debía casarse
con el hijo del viejo Kushrenada cuando cumpliera 20 años y él 15, ese era su
deber hacia su familia y desde el comienzo se había preparado para recibir en
su corazón a aquel que sería su esposo, después de la primera cita se habían
dado su primer beso, a él jamás nadie le había besado y tampoco tocado como su
futuro marido lo había hecho y después de la boda todo lo que había hecho con
él y para él no era más que por obligación "porque así debían de ser las
cosas" estar con él, comprenderlo, acompañarlo, servirlo, complacerlo,
todo era solo parte del mecanismo para el cual había sido entrenado mentalmente
pero ¿cuándo en su vida había hecho algo por él mismo deseándolo con todas sus
fuerzas? No lo sabía hasta esa noche, la noche en que había visto lo que era
realmente hacer el amor, y no se refería al amor solo físico, sino a aquel que
se hace con las miradas, con besos, con caricias, entregar el alma y el
corazón, no solo el cuerpo como siempre lo había vivido con Treize, ahora él
también quería encontrar el amor...
Temprano por la mañana
Quatre comienza a abrir sus ojos lentamente encontrando la más hermosa de las
figuras, su Trowa estaba a un lado de él dormido como bebé, se veía tierno y
hermoso como siempre, el rubio sonríe lindamente y lleva sus labios hacia los
de su novio rozándolos en una caricia suave, el ojiverde sonríe al sentir los
labios y abre los ojos poco a poco, ya había despertado hace algunos minutos
pero aún tenía los ojos cerrados, al tenerlos por completo abiertos mira a
Quatre y también le regala un ligerito beso llevando su mano hacia la mejilla
rosada de su chico
Quatre. Buenos días
dormilón
Trowa. ¿Cómo amaneciste¬
Quatre. Más enamorado que
ayer
Trowa sonríe ante el
comentario tonto de Quatre y le regala un tierno beso en los labios, el rubio
se separa regalándole una gran sonrisa al ojiverde y se pone de pie para
cambiarse, Trowa lo mira desde la cama sin dejar de sonreír hasta que se
sobresalta cuando Quatre de repente grita
Quatre. ¡Duo! ni siquiera
sé si vino a dormir
Asustado el rubio sale de
la habitación encontrándose con su amigo que estaba preparando el desayuno en
la cocina, un olor exquisito inundaba la casa, el trenzado ve a su amigo salir
de la habitación y le sonríe
Duo. ¿Cómo amaneciste?...
aparte de desnudo
El ojivioleta se ríe
tontamente y Quatre apenado voltea hacia abajo dándose cuenta que estaba
completamente desnudo y por el susto no se había dado cuenta, Quatre se
preocupa y se lleva ambas manos a la entrepierna y se va corriendo, Duo se ríe
por lo bajo y sigue cocinando mientras tararea una canción... cambiados Trowa y
Quatre salen de la habitación para desayunar, el rubio estaba completamente rojo,
Duo ya sabía que ellos sí tenían relaciones sexuales, incluso se lo había
contado con anterioridad pero aun así no podía evitar sentirse apenado, en
cambio Trowa estaba de lo más normal
Trowa. Debo irme, seguro mi
tía me regaña por no llegar a dormir
Quatre. Está bien, cuídate
amor
Trowa asiente y se acerca a
Quatre dándole un beso tierno y largo a su novio en los labios, Duo sonríe pero
se voltea hacia otro lado, Trowa se separa y se acerca a Duo regalándole un
beso en la mejilla y después se va quedando entre los amigos un silencio algo
penoso, el trenzado mira sonriente a su amigo quien estaba con el color rojo
subido al rostro, se acerca sigilosamente a él y le susurra al oído
Duo. Eres un pervertidillo
Sonriendo como tonto Duo se
levanta a la cocina por leche mientras que Quatre se sonroja aún más, también
yendo a la cocina
Quatre. ¿Nos viste?
Duo no responde, tan solo
le cierra un ojo a su amigo y se sirve la leche para regresar después a su
asiento, Quatre estaba muy avergonzado, demasiado, y también le sigue a la mesa
Quatre. Dime
Duo. Sí... los vi, dejaron
la puerta abierta
Quatre. Qué pena que pena
que pena
El rubio agitaba
avergonzado su cabeza mientras se colocaba las manos sobre las mejillas y el
trenzado sonreía divertido hasta que se pone algo serio mirando su vaso con
leche, Quatre también se enseria mirándolo
Duo. Quatre, cuando tú...
cuando tú lo haces con Trowa ¿qué sientes?
Haciendo gala de sus buenos
glóbulos rojos Quatre vuelve a sonrojarse, ésta vez su mirada se vuelve tierna
mientras mira como al vacío y una sonrisa dulce aparece en sus labios
Quatre. Es como... como si
pudiera tocar el cielo con mis manos
Los amigos voltean a verse
y Duo queda completamente maravillado al escuchar tales palabras ¿sería que
alguna vez él iba a poder tocar el cielo con sus manos? El trenzado sonríe al
rubio y bebe de su leche
Quatre. Bien, ya se me hizo
tarde
Duo. Cuídate
Quatre. Si
Sonriendo alegre Quatre se
levanta de la silla y se acerca a Duo dándole un beso en la frente, el trenzado
lo mira un poco sorprendido y el rubio le sonríe acariciando algunos cabellos
sobre su cabeza
Quatre. Estoy seguro que
encontrarás a alguien que te amé tanto como mereces
Duo. Yo... gracias
Sonrojándose levemente Duo
sonríe entrecerrando los ojos y Quatre baja su mano caminando después hacia la
puerta y cuando la abre mira a su amigo desde ahí, el trenzado miraba hacia
abajo
Quatre. Y también estoy
seguro que sabrás abrirle tu corazón
Las palabras no alcanzan a
ser escuchadas por Duo quien seguía ensimismado con el rojo sobre su rostro
mientras que Quatre sale del departamento también con una amplia sonrisa...
Al caer la tarde Trowa
entra a la escuela, su tía se oponía a que estuviera asistiendo por lo pronto
pero él no quería estar encerrado, quería vivir su vida como normalmente lo
hacía, al dar las cuatro de la tarde Quatre sale temprano de su clase y llama a
su novio para que se vean en la escuela, sabía que a esa hora el ojiverde no
tenía ninguna clase. La pareja se ve en una de las cafeterías donde beben algo
que café mientras conversan mientras que en otra de las mesas del lugar dos
chicos les miraban, también bebían un café
Erick. Ese estúpido de
Winner me las tiene que pagar
Ralph. Ya sabes lo que
piensa Trant de eso
Erick. A la chingada con
Trant, me vale madre
Ralph. ¿Y qué piensas
hacerle?
Erick. Lo que le prometí,
me debe una mamada
La mirada de Erick era
intensa mientras miraba al rubio y pronunciaba aquellas horribles palabras,
Ralph emite una sonrisa y bebe de su café sin dejar de ver al rubio en la otra
mesa
Ralph. ¿Te lo vas a violar?
Erick. ¿Cómo crees? Yo no
jodo traseros de hombre
Ralph. Pero él es bonito
Erick. Yo quiero mi mamada,
si tú lo quieres violar eres libre ¿entonces qué? ¿me ayudas?
Ralph. Sí, tú di cuando
Erick. ¿Y si hacemos que
Trowa vea?
Ralph. Pero él es de
cuidado
Erick. Tienes razón, yo
investigaré los horarios de clase de Trowa y de Winner
Ralph. Hecho
Ambos chicos sonríen
maliciosamente, Erick no dejaba de mirar a Quatre mientras se relame los
labios, Ralph también lo miraba intensamente... mientras que en otra mesa
cercana a donde estaban los dos sujetos una chica había escuchado todo y estaba
algo asustada, conocía a esos dos como eran de ruines pero también les tenía
miedo, no sabía si decirle a Quatre sobre lo que habían hablado esos dos o
mantenerse alejada de la situación para protegerse a sí misma...
Las clases de Heero no eran
largas y además su horario de clases era muy flexible por lo que siempre salía
temprano de clases, el ojiazul regresa a su departamento llevándose una gran
sorpresa cuando ve al trenzado sentado sobre la escalera afuera del
departamento, parecía que Duo se había quedado dormido porque mantenía la
cabeza agachada sobre sus rodillas, Heero se acerca y lo sacude un poco pero él
no contesta
El ojiazul sonríe y le acaricia los cabellos, se aleja y abre la
puerta de su departamento, después regresa hacia el chico y con cuidado lo toma
entre sus brazos para llevarlo adentro dirigiéndolo directamente hacia su
recámara, seguro que ahí descansaría mejor que en el sillón, Heero regresa para
cerrar la puerta y después vuelve a su habitación donde observa a Duo dormir,
el ojiazul sonríe y se acerca a él, se sienta en la cama a su lado y le
acaricia tiernamente la mejilla, el trenzado se mueve un poco al sentir la
cálida mano... habían pasado algunos minutos y Heero continuaba mirando a Duo,
cada segundo que pasaba lo encontraba más hermoso, de pronto el semblante del
trenzado cambia cuando sus cejas se fruncen pero no con enojo, más bien parecía
tristeza, el trenzado comenzaba a recordar en sueños
- Sueño -
Tenían más de medio año
viviendo en aquella nueva ciudad, Treize ya no era el mismo, estaba comenzando
su vicio por la bebida y estaba comenzando su relación con Wufei aunque Duo la
ignoraba por completo. Ese día había trabajado horas extras por lo que estaba
muy cansado, Duo estaba como siempre encerrado en casa esperando la llegada de
su esposo, lo esperaba con miedo y preocupación, si Treize llegaba de buen
humor no había problema pues se comportaba cariñoso con él, si llegaba de mal
humor mal le iba porque se desquiciaba por cualquier cosa y solía golpearlo
pero si llegaba borracho no solo lo golpeaba, también lo violaba y humillaba
verbalmente, por eso cada vez que llegaba el anochecer y Treize estaba por
llegar, Duo se mostraba ansioso e inquieto, cada día vivía una angustia
terrible al no saber qué cara le iba a mostrar Treize, como extrañaba al hombre
con el que se había casado, al menos no era tan infeliz...
La puerta de la casa
se abre y Duo esperándolo como siempre desde la ventana se asoma con miedo, Treize
se quita los zapatos a la entrada y con la mirada busca a Duo encontrándolo en
la sala asomando su cabeza hacia la entrada de la casa, la mirada azulada lo
mira fríamente
Treize. ¿Esperabas a
alguien más o qué?
Duo. No... no yo...
Treize. No pongas esa
maldita cara de estúpido
Duo. Sí
Con fastidio Treize se
acerca hacia la cocina y se sienta en la mesa esperando a que su esposo le
sirva de comer, Duo entiende la orden y se va rápido a la cocina, no quería que
su marido se desesperara más y se pusiera todavía de más mal humor porque a lo
que veía Treize estaba muy molesto; el trenzado sirve la comida en el plato y
también sirve un vaso de agua para llevárselos a su esposo, Treize lo mira
llegar y sonríe
Treize. Así me gusta,
rápido, tengo mucha hambre
El ojiazul le sonríe a su
marido quien le corresponde pero con una sonrisa algo falsa mientras deposita
el plato y el vaso sobre la mesa, Treize lo mira unos segundos y estira su mano
tomándolo de la cintura para atraerlo hacia él logrando sentarlo sobre sus
rodillas dándole un beso en la mejilla, Duo estaba algo tímido
Treize. Estas preciosísimo
como siempre
Olvidándose de su comida Treize
comienza a besar el cuello de Duo mientras le va desatando la trenza dejando
pronto caer aquel cabello sobre la espalda, el ojivioleta cerraba los ojos
sintiendo aquellos cálidos besos hasta que Treize deja de besarlo y él abre sus
ojos
Treize. Dame de comer
Duo. Ay Treize, que niño
eres
Los dos sonríen ante el
comentario y tomando el tenedor Duo agarra de la carne que había preparado y se
la da a su esposo en la boca, el ojivioleta estaba ya un poco más tranquilo,
parecía que su esposo ya no estaba tan enojado, Duo estaba feliz, esa noche no
iba a recibir insultos y golpes de su marido pero su esperanza se derrumba
cuando sin querer pica a Treize con el tenedor en los labios, al sentir el pico
de éste Treize grita y por instinto avienta a Duo que cae sentado en el suelo
mirándolo asustado, el ojiazul se agarraba la boca
Treize. ¡Eres un imbécil,
nada haces bien!
Enojado Treize se acerca a
Duo y se agacha tomándolo con fuerza de la tela de la camisa poniéndolo pronto
de pie dándole un fuerte jalón quedando sus rostros muy cerca
Duo. Per... perdóname
El cuerpo de Duo temblaba
por completo, los ojos de loco de su esposo le daban mucho miedo, en cambio Treize
estaba bastante molesto y con fuerza lo avienta hacia el suelo haciéndolo
gritar al sentir el golpe en su trasero
Treize. Te dolió ¿verdad?
¡pues a mí también me dolió imbécil!
Completamente desquiciado Treize
se acerca a Duo y se agacha apoyándose en una de sus rodillas dándole
fuertemente y sin aviso una bofetada que lo hace acostarse en un costado, el
trenzado comienza a derramar unas lágrimas sujetándose la mejilla
Duo. No... por favor
Treize. Te voy a enseñar...
Duo. ¡Noooo! ya basta ¡No
me pegues ¡Ya no!
Los ojos de Treize se abren
sorprendidos cuando ve a su esposo llorando asustado con el cuerpo temblándole
como gelatina, Duo apretaba con fuerza sus ojos
Treize. Cállate pues
Duo no podía evitar llorar
fuertemente, estaba asustado, sentía que algún día Treize lo iba a terminar
matando, estaba completamente aterrado pero su fuerte lloriqueo solo hace que
el ojiazul comience a ponerse cada vez más furioso, no soportaba los llantos
Treize. ¡Te dije que te
calles!
Perdiendo otra vez el
control Treize se agacha y toma a Duo fuertemente de los cabellos comenzando a
mover la cabeza de éste de forma violenta azotando después su puño contra la
cara de Duo que grita adolorido al sentir el golpe y sin poder dejar de llorar
Treize. ¡Qué te calles
imbécil!
Alterado porque Duo no le
hace caso Treize se pone de pie y se comienza a quitar el cinto, Duo voltea a
verlo, sus ojos estaban muy abiertos mientras que los de Treize eran muy fríos,
el ojiazul dobla el cinto a la mitad y con mucha fuerza azota una vez en el
estómago, Duo grita fuerte cuando lo siente y se dobla para agarrarse el
estómago, Treize aprovecha su posición y comienza a golpearlo repetidas veces
en la espalda y en las costillas, cada vez sus gritos eran más fuertes y entre
más gritaba Duo, Treize azotaba con más fuerza, la ropa de Duo comenzaba a
romperse y su piel a abrirse comenzando a salir sangre pero el ojiazul no se
detenía, ese día su jefe le había asignado más trabajo del que pudiera atender
y Wufei iba hacer un viaje que iba a durar medio mes, eso lo tenía muy
frustrado, no se podía detener, el ojivioleta se agarraba con fuerza los oídos
sintiendo solamente el dolor de los golpes, no quería oírlos y tampoco quería
oír sus gritos, tal vez si cerraba fuertemente los ojos y se tapaba los oídos
podía sentirse en paz, su cuerpo se sentía adolorido y húmedo, de pronto deja
de sentir los golpes y abre un ojo observando como Treize respiraba con
dificultad mirándolo fríamente
Treize. No me mires así
La mirada vacía y
desgastada de Duo pone nervioso al ojiazul quien avienta el cinto lejos y se
agacha apoyándose de sus dos rodillas, agarra a Duo del cabello y lo levanta
Treize. Dime que me amas
La garganta de Duo se
sentía seca de tanto llorar y gritar, no podía emitir palabra alguna y su
silencio pone a Treize muy nervioso
Treize. Debes amarme
siempre
Duo. A... ag...
Treize. ¡Dime que me amas
maldita sea!
En vez de poder pronunciar
alguna palabra Duo escupe sangre al suelo haciendo enojar a Treize aún más y
enojado lo avienta con fuerza al suelo, Duo mira a su esposo a la cara, la luz
del foco en el techo solo lo dejaban ver bien los contornos de su cabeza, Treize
agarra la lámpara que tiene a su lado y la levanta por encima de su cabeza, sin
decir nada, ni siquiera poder gritar Duo abre los ojos con sorpresa y ve
angustiado como esa lámpara comienza a descender hacia su rostro...
- Sueño -
Duo. ¡Noooo!
Repentinamente el trenzado
se sienta rápidamente sobre la cama, su cuerpo sudaba por completo y su rostro
estaba lleno de lágrimas, Heero estaba a su lado y lo miraba sorprendido con
los ojos bien abiertos mientras que aún Duo no se daba cuenta de donde estaba,
se encontraba en estado de shock, había tenido en sueños un recuerdo horrible
de cuando Treize lo había golpeado hasta mandarlo al Hospital, era la única vez
que Treize le había pegado brutalmente dejándolo inconsciente por una semana,
con 4 costillas rotas al igual que el brazo izquierdo, el cuerpo y el rostro
demacrado por los golpes y llenos de moretes, también en la cabeza tenía
algunas puntadas en la frente después que el golpe con la lámpara lo dejara
desangrando e inconsciente... Rápidamente Heero pone su mano sobre la rodilla
de Duo haciéndolo voltear enseguida, sus ojos lo miraban ido y los azules
estaban confundidos y preocupados
Heero. ¿Qué pasa?
Duo. No me... no me pegues
El trenzado se tapa
fuertemente la boca con una de sus manos y se avienta a los brazos de Heero
comenzando a llorar amargamente, el ojiazul se sonroja completamente, él estaba
sentado al borde de la cama y Duo hincado a su lado lo abrazaba fuertemente,
podía sentir su cuerpo cálido sobre el suyo y se sentía bien pero el llanto
amargo y desesperado de Duo le hacen olvidar por momentos de la dicha que
sentía al tenerlo en sus brazos...
Ya era de noche y las
clases para Trowa y Quatre se terminan, hace tiempo que los novios no salían y
deciden ir a un antro a bailar, hace mucho que no lo hacían, de hecho Trowa era
quien lo había propuesto cosa que al rubio le resulta muy extraño, de hecho
últimamente su novio se comportaba algo extraño, ambos se van en el carro de
Quatre y mientras Trowa conducía el rubio aprovecha y llama a su departamento
para avisarle al trenzado pero nadie le contestaba
Quatre. Nadie contesta
Trowa. Seguro que está con
Heero, si quieres llámale ahí
Quatre. No, deben estar
ocupados
Trowa. ¿Sigues con tu idea?
Quatre. No, pero quiero que
sean grandes amigos
Trowa. A Heero le gusta
Quatre. Ya lo sé, de hecho
creo que es algo más que solo gustarle
Trowa. ¿Crees que esté
enamorado de él?
Quatre. Eso no lo sé pero
si se enamora es posible que se decepcione
Trowa. ¿Por qué?
Quatre. Duo aún no está listo
para amar, si Heero se enamora de él tendrá que ser paciente
La pareja se pone seria
después del último comentario del rubio, Trowa estaba de acuerdo con su novio,
no sabía mucho sobre el pasado de Duo pero seguramente su corazón estaba lleno
de heridas que tardarían en sanar...
Duo deja de llorar pero
permanece con la cabeza sobre el hombro de Heero quien lo abraza sujetando con
fuerza su espalda, el trenzado sentía algo de pena por haber llorado así frente
a Heero, por eso no quería levantarse aún del hombro del chico, no podía verlo
aún al rostro
Heero. Duo...
Con delicadeza Heero separa
poco a poco a Duo de él y pone sus manos en los hombros del chico quien
mantenía la cabeza hacia un lado secándose las lágrimas, el ojiazul quita su
mano derecha del hombro izquierdo de Duo y le seca algunas lágrimas que hay
sobre sus mejillas llevando después ésta hacia la barbilla del trenzado
haciéndolo voltear hacia él, el rostro de Duo estaba completamente sonrojado
Heero. ¿Quieres hablar?
Duo baja su mirada y niega
con la cabeza, estaba completamente avergonzado, Heero aun teniendo su mano en
la barbilla del chico la levanta un poco más para que Duo vuelva a mirarlo y el
trenzado se sonroja aún más, la mirada de Heero era penetrante y dulce, algo
que jamás desde que lo conocía había visto en él
Duo. Perdón
Heero. ¿Por qué?
Duo. Por mojar así tu
camisa
El ojiazul mira de reojo su
hombro y ve como su camisa roja estaba completamente mojada
Heero. La lavaré
Duo. A lo mejor también
tiene mocos
Heero. ¿Eh... mo... mocos?
Duo se ríe un poco al ver
la cara de confusión de Heero y él sorprendido por ese cambio de actitud sonríe
casi imperceptiblemente soltando después la barbilla del chico
Duo. Heero...
Heero. ¿Sí?
Duo. ¿Puedo... puedo volver
a abrazarte?
Las mejillas de Heero se
sonrojan por la petición y se queda sin habla manteniéndose serio, Duo baja la
mirada apenado al ver la expresión de Heero, seguro que el ojiazul se había
molestado por sus palabras
Duo. Perdón, creo que no...
Duo intenta alejarse de
Heero pero cuando lo intenta siente de nuevo los brazos que le rodean y atraen
su cuerpo hacia el suyo, al principio Duo abre los ojos sorprendido pero entre
más siente el cuerpo cálido de Heero los cierra poco a poco hasta también
rodearlo en un cariñoso abrazo y así los dos permanecen abrazados sobre la cama
un tiempo más...
Al día siguiente Wufei
debía de partir junto con el señor Noventa hacia aquel viaje que les había
obligado hacer, el chino iría a la ciudad donde vivía la hija del señor Darlian
mientras que Treize iría a otra para ocuparse de un asunto un poco diferente,
esa noche Treize había invitado a Wufei al departamento que había comprado para
que se vieran cuando eran amantes, el chino estaba algo nervioso, hace tiempo
que no estaba a solas con él, Treize había sentenciado que ya jamás iban a
volver a tener una relación íntima pero él aún no perdía la esperanza de que
cambiara de opinión... la cerradura seguía siendo la misma así que Wufei abre
la puerta con su llave, Treize estaba en la cocina, parecía que estaba
terminando de preparar algo, el chino lo ve cocinar y sonríe, no sabía que
supiera hacerlo, el ojiazul ve que Wufei ha llegado y sonriendo se acerca a él
dándole un beso en la mejilla, Wufei se lleva una mano hacia ella y sonríe
sonrojado
Wufei. ¿Y esto por qué es?
Treize. Mañana te vas y
además quiero agradecerte que me ayudes a buscar a mí Duo
Wufei. Ah, ya veo
Algo triste por la
respuesta que no deseaba escuchar Wufei sonríe falsamente agachando un poco su
mirada, Treize lo mira triste y se acerca nuevamente a él tomando su barbilla
entre sus dedos, se acerca y le roza los labios con los suyos
Treize. ¿Y esa carita?
Wufei. Creí que querías que
nos reconciliáramos
Treize. Eso no podrá ser,
yo amo a Duo y tú me vas ayudar a recuperarlo ¿recuerdas?
Wufei. Pero... ¿no te has
puesto a pensar que tal vez él está tratando de ser feliz con una vida
diferente?
El comentario de Wufei no
le agrada en absoluto a Treize y le suelta la barbilla mirándolo con enojo, los
ojos negros fijan su vista en la del ojiazul
Treize. ¿No se supone que
me amas? ¿por qué me dices eso?
Wufei. Deberías... dejarlo
ir
El chino había dudado un
poco en decir aquellas palabras pero ahora que las había dicho solo esperaba el
enfado por parte del ojiazul, Treize efectivamente se enoja y toma a Wufei de
la cintura atrayéndolo hacia él con fuerza, la mirada de Wufei se cristaliza y
mira a Treize con tristeza, el ojiazul no resiste ver aquellos ojos, a Duo lo
golpeaba pero con Wufei jamás se había atrevido, Treize suelta a Wufei y se
sienta en una silla del comedor siendo observado por el chino
Treize. ¿Quiere decir que
no me ayudarás?
Wufei. Si sigues pensando
así te ayudaré pero creo que deberías reconsiderarlo
Treize. ¿Entonces me
ayudas?
Wufei. Sí, lo haré
Wufei trata de sonreír a Treize
pero él emocionado se levanta y se acerca a Wufei dándole un fuerte abrazo y
cuando lo suelta lo mira fijamente a los ojos
Treize. Eres tan... hermoso
Sin poderse resistir Treize
se agacha poco a poco mientras cierra los ojos, Wufei también los cierra y
siente como los labios de Treize comienzan a acariciar los suyos y sin poderse
resistir comienzan a besarse tiernamente, sin importarles aquel pacto de no
intimidad Wufei se cuelga del cuello de Treize con sus brazos y dando un
pequeño brinco enlaza su cintura con las piernas, Treize sujeta fuertemente la
espalda del chino y mientras se besan Treize lo dirige hacia la habitación...
Nuevamente Duo se aleja del
cuerpo de Heero, ésta vez se aleja sentándose en la cama del ojiazul que lo
miraba tiernamente
Duo. Gracias Heero
Heero. Prepararé café
¿quieres?
Duo. Sí
Heero. Ahora vuelvo
El ojiazul se levanta de la
cama y sale de la habitación, Duo suspira y se deja caer acostándose en la cama
mirando hacia el techo, casi enseguida se sienta otra vez y mira la cama donde
estaba acostado sonrojándose completamente
Duo. Pero que atrevido soy,
ésta es la cama de Heero, además ¿cómo llegue hasta aquí?
Las preocupaciones de Duo
se despejan un poco y vuelve a acostarse en la cama mirando otra vez hacia el
techo cerrando después sus ojos
Duo. Él es tan lindo
conmigo
Una sonrisa tierna aparece
en los labios del trenzado mientras suspira, tal vez él y Heero podrían llegar
a ser tan buenos amigos como él y Quatre, sabía que Trowa era también muy serio
y aunque también lo quería mucho sentía que con Heero podía llegar a ser como
un hermano, eso le daba mucho gusto, pero a Heero no le interesaba eso, el
trenzado comenzaba a gustarle de verdad, no lo quería como amigo ni como
hermano, lo quería como amante...
Habían bailado un par de
canciones movidas en aquel antro gay, de pronto la música da un cambio un poco
inesperado y comienzan a tocar una balada, algunas parejas se regresan a sus
mesas pero Trowa y Quatre se quedan ahí, el rubio sonríe tiernamente y lleva
ambas manos al cuello de su novio mientras que él toma la delgada cintura de su
chico con los brazos comenzando a moverse lentamente al ritmo de la música, los
hermosos ojos aqua de Quatre brillaban aún más bajo aquellas luces, para Trowa
aquel era un momento mágico, ojalá todo se quedara así para siempre pero la
realidad era demasiado cruel, por lo menos quería permanecer así un poco más
Quatre. ¿En qué piensas?
Trowa. ¿Por qué no nos
vamos?
Quatre. ¿De qué hablas?
Trowa. Vámonos lejos, sin
importar a donde, solo tú y yo
Sintiendo un fuerte estremecimiento
Quatre hace sus movimientos un poco más lentos mirando sorprendido a Trowa que
le miraba profundamente con un brillo en sus ojos que jamás había visto
Quatre. Estás loco
El rubio sonríe al ojiverde
que no dejaba de mirarle de forma profunda, Quatre recarga su cabeza en el
pecho de su novio y cierra los ojos, Trowa lo sigue mirando fijamente y también
cerrando los ojos le regala un beso sobre los cabellos mientras continúan
bailando
Quatre. ¿Y la escuela? ¿el
trabajo? ¿nuestros amigos?
Sin responder Trowa
comienza a besar varias veces sobre el cabello rubio de su novio, Quatre abre
los ojos y voltea a verle siendo sus labios enseguida aprensados por los del
ojiverde que besaba a su novio con angustia, el rubio siente ese cambio y
también cerrando sus ojos se besan profundamente, algo pasaba con Trowa que no
le estaba gustando...
Heero le lleva a Duo el
café hasta su cuarto, el trenzado apenado lo toma y bebe un sorbo, estaba
sentado aún sobre la cama y Heero se sienta a un lado de él con los pies por
fuera de la cama, un silencio les invade hasta que el ojivioleta lo rompe
preguntando como es que termino durmiendo en la cama del joven pintor, Heero le
cuenta todo y Duo ríe avergonzado por haberse quedado dormido en las
escaleras...
Duo. Por cierto ¿aún
estamos a tiempo de continuar con la sesión?
Heero. Son casi las once de
la noche
Duo. ¿Las once! Dios, me
tengo que ir
Heero. Te llevo
Duo. Me voy solo, es tarde
para que andes en la calle
Heero. Te acompaño te dije
Duo. No, de verdad yo...
Heero. Entonces duerme aquí
El ojiazul se sorprende de
sus propias palabras, también el trenzado se sorprende por lo que el chico le
había dicho y entre los dos hay un silencio demasiado incómodo, Heero se
reprocha en su interior por haberle dicho eso al trenzado, seguro que lo iba a
ahuyentar con esa clase de proposiciones pero contrario a eso Duo lo estaba
reconsiderando, estaba callado mientras lo pensaba
Duo. Está bien
Heero. ¿Eh?... yo... ¿en
serio?
Duo. Sí, el sofá se ve
cómodo y...
Heero. ¡De ninguna manera!
Dormirás en la cama
Duo. Pero Heero...
Heero. Nada de peros, yo
dormiré en el sofá
Avergonzado Heero se
levanta de la cama y se acerca al ropero donde tenía un par de mantas para
ponerlas sobre el sofá el cual sería su cama por ese día y las comienza a
sacar, Duo no se da cuenta de que el ojiazul casi temblaba de nervios ¿qué
demonios le pasaba? Él que se consideraba de nervios inquebrantables temblaba
ante la sola idea de tener a Duo durmiendo en su departamento, en su cama, y
aunque él no iba a dormir a su lado sentía mucha emoción de que se quedara esa
noche cerca de él, su rostro se mostraba serio como siempre pero en realidad
hasta se sentía algo asustado, Duo en cambio estaba feliz y despreocupado,
ignoraba por completo todas aquellas fantasías que de él tenía el ojiazul, para
Duo era como ganarse a un amigo íntimo...
Después de salir del antro
y sin haber hablado de nuevo sobre la idea loca de Trowa, él y el rubio llegan
hasta la casa del ojiverde, Trowa había manejado hasta ahí pero ahora cedía el
lugar al rubio para que se fuera a su propio departamento, los dos chicos bajan
del auto, el rubio se acerca a Trowa y le da un beso sobre los labios
sonriéndole después
Quatre. Buenas noches mi
amor
Trowa. Maneja con cuidado
La pareja se da un fuerte
abrazo y al separarse Quatre se sube del lado del volante y vuelve a despedirse
agitando su mano antes de arrancar el auto, Trowa suspira cuando el auto ya se
ha ido y dejando de fingir un poco se tambalea, se había comenzado a sentir un
poco débil mientras aún estaban en el antro y no quería que Quatre se diera
cuenta, recuperándose un poco el ojiverde camina hacia su casa entrando
enseguida volviendo a fingir un poco de fuerza, al escuchar la puerta abrirse
la tía del chico baja las escaleras con la bata de dormir puesta, Trowa la mira
y ambos se saludan
Leia. ¿Ya cenaste?
Trowa. No tengo hambre
Leia. Ven, te preparo algo
La joven mujer sonríe
amable a su sobrino y extrañándose un poco por esa actitud Trowa la mira
fijamente, la rubia camina hacia la cocina y Trowa la sigue, abriendo el
refrigerador ella saca algunas cosas para prepararle a su sobrino algo ligero
de comer, el ojiverde se sienta en una silla observando la espalda de su tía
mientras le preparaba algo, era la primera vez que algo así sucedía,
generalmente cuando llegaba muy noche de algún lugar lo regañaba, sobre todo si
sabía que había salido con Quatre, en cambio ahora se mostraba demasiado amable
Leia. ¿Y a dónde fueron? ¿a
bailar?
Trowa. Sí
Leia. ¿Y se divirtieron?
El ojiverde enarca una de
sus cejas, sin duda su tía algo se tramaba porque nunca lo trataba así, se
sentía extraño hablando de eso con su tía
Leia. ¿Sabes? deberías
invitar a Quatre a cenar algún día
Trowa. ¿Qué?
Leia. Nunca lo había pensado
pero desde que estas con él te veo más feliz... eres más amable, eres... tan
buena persona
La joven mujer deja de
preparar la comida y apoya ambas manos sobre la barra donde preparaba la cena
para su sobrino, Trowa la mira sorprendido y los latidos de su corazón se
aceleran casa vez más pudiendo escucharlos claramente ¿acaso su tía sabía que
iba a morir? Enseguida Trowa se levanta de la silla y se acerca a Leia apoyando
sus manos en los hombros de ella
Trowa. Tía ¿tú...?
Leia. ¡Tienes veintiún años
por Dios!
Sin poder controlarse por
más tiempo la rubia comienza a llorar fuertemente dándose media vuelta hasta
estar frente a Trowa sujetándole la camisa con fuerza con ambas manos, Trowa
solo desvía su mirada y abraza a su tía
Trowa. No llores... y por
favor no se lo digas a Catherine
Leia. Pero necesita
saberlo, eres su querido hermano
Trowa. Tía, a ella y a
Quatre es a quien más temo decírselo... por favor
La rubia solo asiente con
la cabeza y continúa llorando sobre el pecho de su sobrino, se había prometido
no revelar que sabía acerca de la enfermedad pero la tristeza y el coraje se
habían apoderado de ella, desde que Catherine y Trowa eran unos niños ella se
había hecho cargo de ellos, la madre de los dos chicos era su hermana mayor que
había muerto junto con su esposo en un accidente de avión y aquellos eran como
sus hijos...
Acostados en la cama Wufei
acariciaba el amplio pecho de Treize regalando de vez en cuando unos besos
tiernos y cálidos mientras que el ojiazul estaba pensativo mirando el techo,
sentía los labios y las manos del chino pero pensaba en otras cosas, Wufei se
da cuenta que no le presta mucha atención y se detiene girándose sobre la cama
dándole la espalda a Treize que al sentir aquel movimiento voltea a verle
Treize. Perdóname, prometí
no tocarte pero...
Wufei. No me expliques nada
Enojado y decepcionado
Wufei cierra los ojos, ya era muy noche y al día siguiente debía partir
temprano junto con el señor Marshall para llevar a cabo su estúpido plan, los
ojos azules lo miran fijamente y sonriendo Treize se acerca a él apoyando su
mano derecha sobre el hombro derecho del chino comenzando a besarle el cuello y
el hombro, los ojos negros se abren al sentir las caricias
Wufei. ¿Por qué no puedes
amarme un poco de lo que le amas a él?
Treize. Porque sin él
siento que no respiro, y por ti yo no...
Dolido por esas palabras
Wufei aprieta los ojos y mueve bruscamente el brazo para que aquel hombre lo
suelte, Treize se enoja por esa actitud igualada de Wufei y sujetándole el
hombro lo hace girarse quedando boca arriba, Wufei abre los ojos sorprendido y
antes que pueda reclamar algo siente el cuerpo del hombre a quien ama sobre el
suyo sujetándole fuertemente los brazos con sus manos aprisionándolos contra la
cama
Treize. ¿Te quieres parecer
a él?
Wufei. Yo no dije eso
Treize. ¿Sabes acaso que le
hice?
El comentario de Treize
hace que Wufei lo mire confundido e intente sacarse del agarre en que Treize lo
tenía sometido pero no lo logra, los ojos azules lo miran profundamente
Treize. ¡Lo humillé, lo
golpee y lo violé cuantas veces me dio la gana! No me importo nunca cuanto
suplicará, llorara o sangrara ¡Yo lo destruí ¿eso quieres para ti?
La terrible confesión de Treize
hace que Wufei se ponga completamente tenso, nunca había visto esa mirada en
los ojos azules y jamás había imaginado que le hubiese hecho todas esas cosas a
su marido, era algo horrible, ahora entendía que la razón para la que Duo se
hubiese ido era porque el ojiazul lo había maltratado y no porque hubiese
tenido una aventura con él... Wufei mira a Treize por varios segundos, los ojos
azules seguían igual de prendidos, como si hubiera fuego en ellos pero pronto
los negros adquieren una expresión parecida y haciendo mucha fuerza el
pelinegro logra que Treize le suelte los brazos y logra sentarse haciendo que Treize
se hinque en el acto sin que ambos dejen de mirarse
Wufei. ¡Si la única forma
de que me ames es esa hazlo!... ¡golpéame, viólame, humíllame!
Treize. Wu... Wufei
Wufei. ¡Hazme lo que
quieras pero ámame!
Las lágrimas comienzan a
salir de los ojos negros bañando su rostro de lágrimas, Treize lo mira
intensamente y sin poder resistirse toma los labios de Wufei con los suyos en
un apasionado beso acostándolo nuevamente sobre la cama...
Acostado en la cama Duo se
siente un poco culpable de que Heero esté en la sala durmiendo solo y en el
incómodo sillón ¿y si le decía que durmiera con él? Seguro que eso lo
molestaba, seguro que a Heero no le gustaban los atrevimientos, esa no era la
mejor opción, hace poco menos de media hora había llamado a Quatre para
avisarle y hace algunos minutos que Heero le había dado las buenas noches, el
trenzado no puede más con la culpa y se levanta de la cama y sale de la
habitación viendo a Heero sentado en el sofá leyendo un libro de historia, el
ojiazul siente que le miran y voltea hacia atrás encontrándose con la figura
hermosa del trenzado que en esos momentos tenía puesta ropa suya, un short
corto color blanco y una camisa azul sin mangas
Heero. ¿Qué pasa?
Duo. Yo... bueno es que...
quería saber si... si quieres dormir en el cuarto
Heero. ¿En el... cuarto? ¿contigo?
Duo. Si este... sería
incómodo que durmiéramos los dos en la cama pero podrías... llevarte las
sábanas y dormir en el suelo
El ojiazul no lo piensa dos
veces y sin responder con palabras cierra el libro, se levanta del sofá y
agarra todas las sábanas para llevarlas a la habitación, Duo sonríe contento al
ver que Heero no se ha molestado con su propuesta y lo sigue hasta la habitación,
Heero era lindo, amable y comprensivo con él, ahora sí sentía que debía
contarle sobre su pasado con Treize, ahora sentía que había ganado un hermano
más...
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