Lo que el viento se llevó
Capítulo 16. Lágrimas, Dolor y Angustia – Parte 2
Ahora que Duo ya no tenía trabajo
de nuevo, debía quedarse en el departamento para arreglar y hacer la comida,
mientras buscaba en el periódico algún trabajo y estudiaba para los exámenes
que tenía próximos a entregar. Y aunque estaba decidido con la opción que había
tomado de superar su dolor, le preocupaba el día de mañana, siempre el día de
mañana, Wufei le había dicho que Traize estaría allá en una semana y aunque
apenas habían pasado 2 días, cada vez que pensaba en el día siguiente le venía
a la mente que ese era el día en que por fin vería a su esposo, debía confesar
que tenía miedo
Duo. ¿Y ahora qué haré de
comer?
Mientras trapeaba el piso,
pensaba en lo que haría de comer, se le acababan las ideas, pero solía recordar
todas las recetas que le había dado la esposa de Otto, y por eso no siempre les
tocaba comer o cenar dos veces lo mismo, además que era un gran cocinero. Al
terminar de fregar el piso de la cocina, el teléfono de la casa suena y
entonces corre a contestar, se trataba de Heero, lo cual lo hace sentir muy
contento, su novio le hablaba desde un teléfono público en la escuela donde
estudiaba
Duo. ¿Cómo estás?
Heero. Bien ¿y tú?
Duo. También, pensando en
que haré de comer ¿qué se te antoja?
Heero. ¿Me vas a invitar?
Duo. Claro, hoy es
miércoles y sales temprano
Heero. Lo que decidas está
bien
Duo. Ey, no seas tan serio,
sin timidez, dime que quieres
Heero. Mmn, albóndigas
Duo. Albóndigas será,
entonces te espero
Heero. Sí, adiós
Duo. Adiós, te quiero
Heero. También yo
Aunque el ojiazul había
dicho aquellas palabras de forma fría, Duo sabía que los sentimientos de Heero
eran tan cálidos como la piel de su cuerpo
Duo. ¿En qué estás
pensando?
Sonrojado hasta el hueso,
comienza a trapear de nuevo, hace tiempo que no pensaba esas cosas, pero era
inevitable, Heero le gustaba tanto, y aunque no se notara, a Heero seguía
pareciéndole un tormento no tener a Duo entre sus brazos en la intimidad, pero
también sabía lo que eso representaba para ambos y no quería que un pensamiento
pecaminoso arruinara su forma de ver y amar al ojivioleta, pues aparte de todo,
él le respetaba, por eso le estaba esperando…
Mientras tanto cerca de la
empresa donde antes trabajaba el ojivioleta, Marshall y Wufei rentaban una
habitación en un Motel de poco renombre, no queriendo llamar mucho la atención,
el señor Noventa se había aprovechado por completo de la debilidad de su
empleado, no pudiendo aún creer que el pelinegro fuera tan idiota, pero por él
estaba bien y aunque no era Duo, por lo menos no estaba mal y se conformaba…
Después
de tener sexo, Marshall se había quedado completamente dormido, mientras que
Wufei tomaba un baño, limpiándose con vigor cada rincón del cuerpo,
deslavándose el semen de la piel, completamente molesto consigo mismo, y ni
siquiera sabía porque estaba haciendo todo eso ¿acaso era una forma de
castigarse? O acaso quería saber lo que Duo había sentido al ser usado de esa
forma tan vil? No lo sabía, solo estaba seguro de que estaba cansado de luchar,
no le importaba si lo usaban, fuera quien fuera, porque Traize lo usaba para
llegar a Duo, su jefe lo usaba de objeto sexual y de negocios, incluso Relena
lo usaba para olvidarse de Heero, todos a su alrededor le usaban y aunque se
sentía basura, sabía que se lo merecía, que no tenía derecho a reclamar, él merecía
ser castigado
Wufei. Que bajó caí… pero
no me importa, si la persona que amo no me corresponde
Bajo el agua de la ducha,
pensaba una y mil veces que ya nada le importaba, si Traize no le amaba a él no
le interesaba nada, incluso prefería morir, pero era egoísta, quería estar al
lado de Traize, aunque fuera solo como amigo, como cómplice, incluso como
amante, todo con tal de estar a su lado, solo con eso…
Al llegar las 3 de la
tarde, Duo tenía todo preparado para recibir a su novio, incluso se había bañado
y puesto guapo, hace mucho que no se veía completamente a solas con Heero ya
que siempre salían los cuatro, incluso se sentía nervioso, como si se tratara
de su primera cita. A las 3 con 15, el timbre del departamento suena y
emocionado el trenzado se acerca para abrir, como esperaba, Heero estaba ahí,
asombrado de verlo tan arreglado, enseguida pasa y entrega a Duo una flor, el
trenzado se sonroja y la huele
Heero. ¿No es muy femenino?
Duo. No, me encanta
Sintiéndose aliviado, Heero
se acerca a Duo y se besan en los labios, después caminan hacia la sala donde
el ojiazul se sienta y después el ojivioleta
Duo. ¿Qué tal tu día?
Heero. Bien… ¿y tú?
Duo. Tranquilo, estuve
arreglando y estudié un poco
Heero. Qué bien
Duo. ¿Tienes hambre?
Heero. Sí
Sonriendo contento, Duo
intenta levantarse, pero Heero lo sujeta del brazo y lo jala hacia él,
colocando su mano izquierda sobre su mejilla, mirándolo fijamente a los ojos, y
sin decir nada, se acerca y lo besa, siendo correspondido, el trenzado coloca su
mano derecha sobre el hombro de Heero, acercando un poco más su cuerpo. Aquel
beso, calmado y suave les roba el aliento y tienen que separarse, Duo tarda en
abrir sus ojos sin apartar su cuerpo y mira a Heero observarle, sonrojado le
sonríe
Heero. Comamos
Duo. Sí
Contento por aquel beso,
Duo sonríe tiernamente y se aleja un poco de Heero, poniéndose después de pie,
el ojiazul lo mira marcharse y sonríe levemente, aunque estaba realmente feliz,
apenas si podía creer que por fin el trenzado era su novio, a pesar de que
habían pasado semanas desde que le había dado el Si
Duo. Siéntate
Obedeciendo enseguida,
Heero se levanta del sillón y se sienta en el comedor, mientras Duo sirve la
comida y bebida, entonces también se sientan y comienzan a comer, en silencio,
después de eso, Duo recoge los platos y sirve el postre, había pastel de hace 2
días que él había comprado. Mientras lo comen, el trenzado cuenta a Heero lo
que había hecho en el día y lo que había estudiado
Duo. ¿Y ahora qué quieres
hacer?
Heero. Lo que quieras
¿salimos?
Duo. Tengo un poco de
flojera salir
Heero. Como gustes
Indeciso por completo, Duo
comienza a recoger la mesa, mientras pensaría que quería hacer, Heero se
levanta y se dirige de nuevo a la sala, ya que el ojivioleta no le había
permitido ayudarle a limpiar
Duo. ¡Ya sé! Ay que ver una
película
Heero. ¿Vamos al cine?
Duo. Aquí tiene Quatre.
Mientras lavo esto ¿por qué no buscas en su habitación?
Heero. Pero…
Duo. No se enojará, están
en el buró de la derecha
Heero. Bien
Apenado porque buscará en
las pertenencias de otra persona, Heero se dirige a la habitación del rubio y
se acerca al buró del lado derecho, pero su novio no le había dicho que cajón,
por lo que abre el primero, pero ahí no había ningún video, en cambio, encuentra
lo que Duo hace un par de meses había visto, esparcidos estaban algunos
condones, apenado por ver aquello cierra enseguida el cajón, quedándose serio,
no le gustaba pensar en esas cosas, pero no era noticia saber que entre Trowa y
Quatre había intimidad desde hace tiempo, y no se sentiría tan avergonzado sino
fuera porque él nunca había estado con nadie
Heero. Como me gustaría
estar contigo
Con solo pensarlo, sus
orejas se sentían calientes al igual que sus mejillas, pero no debía seguir
pensando eso, seguro que no era aquel un buen momento, además se sentía bien
con Duo, como una pareja convencional, sin problemas, y estaba seguro que el
sexo en ese momento no era lo ideal. Sin saber incluso, que Duo ya se
encontraba preparado, pues quería vencer sus miedos, acabando con todos los
fantasmas del pasado que lo acosaban, porque quería ser feliz y seguir
adelante. Sin embargo, en esos momentos, ninguno de los dos conocía la forma de
pensar del otro
Duo. ¡¿Los hallaste?!
Se escucha el grito por
parte del trenzado desde la cocina, rápidamente Heero abre el cajón de abajo y
al ver unos estuches de DVD ahí, responde
Heero. Sí
Duo. ¡Bien, escoge la que
quieras!
Heero. De acuerdo
Olvidándose de lo que
pensaba hace apenas unos segundos, el ojiazul saca todos los estuches y
comienza a ver los títulos, leyendo las sinopsis de las que le resultan más
interesantes, así es como escoge una película de suspenso…
Últimamente su tía no lo
dejaba salir solo, pero de alguna u otra forma se las ingeniaba para que Catherine
lo llevara a algún lugar, especialmente cuando se veía con Quatre, y después su
novio le llevaba de regreso cuando terminaban su cita. Pero últimamente no se
veían si no era con Heero y Duo, incluso habían pasado varios días desde la
última relación sexual que habían tenido, aunque para ninguno representaba
mayor problema, pues aunque no sucedía tan seguido, cada vez que se encontraban
juntos resultaba mejor que la anterior. Aquel día se realizarían en la Facultad
de la Salud, algunos coloquios sobre diversos temas, pero salvo uno, al rubio
no le habían interesado los demás, así que al acabar al que asistió, salió
rápidamente de la escuela para visitar a su novio, estaba muy emocionado, ya
que hace días quería estar a solas con él. Como era de esperarse, Trowa se
encontraba en casa, en compañía de su prima y su hermana, ya que su tía había
tenido que hacer un pequeño viaje de emergencia por cuestiones de trabajo
Catherine. Hola Quatre, que
gusto
Quatre. Sí, a mí también me
da gusto verte... está Trowa ¿verdad?
Catherine. Este… sí, le
diré que baje
Quatre. ¿Qué dices? Puedo
subir, no te preocupes
Catherine. Es que…
Al rubio le parecía extraña
la forma de actuar de Catherine, ya que nunca antes había habido problema para
que él subiera y entrara a la habitación del ojiverde, incluso solían ser muy
respetuosos de ésta y jamás habían tenido sexo ahí, en la que era casa de la
familia, pero la pelirroja no estaba pensando cosas de ese tipo y tampoco le
molestaba que subiera como siempre, pero sabía lo que hacía Trowa para no
olvidarse de lo que pasaba a su alrededor y sabía que aquello haría sentirse
triste a Quatre y por eso no quería que entrara en la habitación de su hermano
Quatre. ¿Qué sucede?
Catherine. Es que yo…
Trowa…
Quatre. ¿Qué le pasa a Trowa?
Está mal?
Catherine. No precisamente,
pero…
Olvidándose de su cortesía,
Quatre pasa de su cuñada y sube corriendo a la habitación de su novio,
sintiendo un nudo en la garganta y haciéndose mil preguntas ¿estaría bien? Se
sentiría mal?. Pero cuando llega a la habitación y abre de golpe la puerta, se
tranquiliza al ver que Trowa está sentado en el escritorio leyendo un libro de
Odontología, enseguida el voltea hacia su novio, extrañándose de tan rara
entrada, pero Quatre suspira aliviado y avanza rápido hacia el ojiverde,
lanzándosele enseguida, Trowa le corresponde el abrazo con las manos en su
cintura
Trowa. ¿Qué sucede?
Quatre. Creí que estabas
mal, Catherine no quería que subiera
Trowa. Ya veo
Quatre. Pero qué alegría
que…
Al ver el libro que leía
Trowa, el rubio pierde por completo el habla, tragando con dureza saliva, y
poco a poco se separa, mirándolo de pie
Quatre. ¿Lees todavía eso?
Trowa. Sí, sé que ya no voy
a la escuela, que jamás terminaré la carrera pero… me gusta, yo siempre quise
ser Odontólogo, es algo tonto pero…
Quatre. ¡No!
Sorprendido Trowa voltea
hacia su novio, mirándolo fijamente, Quatre mostraba el ceño fruncido, pero no
con enojo, sino con tristeza, sus ojos se humedecían poco a poco
Quatre. No es tonto… es
bueno… y sé, que serías un excelente Odontólogo
Trowa. Quatre…
Las lágrimas que rodaban
por las mejillas de Quatre, el ojiverde las sentía como propias, siempre
pensaba en que no hablar nunca del tema de su muerte era lo mejor para que su
novio no sufriera, y cada vez que veía esas lágrimas de angustia, sabía que
eran por su egoísmo, y no podía dejar de sentirse un miserable, pero tampoco
era capaz de dejarlo, quería estar con él hasta el último segundo
Trowa. No llores por favor
Avergonzado de sí mismo,
Trowa se levanta de la silla y se acerca a su novio, colocándole las manos
sobre los hombros y trayéndolo hacía con él, en un abrazo tierno y suave,
acariciándole los cabellos y después besándolos
Trowa. Por favor, aléjate
de mí, déjame morir solo… porque no soporto verte así
Los ojos azules de Quatre
se abren ampliamente y con brusquedad se aparta de Trowa, mirándolo asustado a
los ojos, como si le hubiese pedido el favor más cruel del mundo, decidido se
limpia las lágrimas
Quatre. De ninguna manera,
te amo y estaré contigo hasta el último momento, así tenga que secarme por
completo
Trowa. Pero…
Quatre. ¡Basta! No lo pidas
nunca más, te lo ruego
Durante segundos se miran a
los ojos sin hablar, nuevamente Trowa se avergüenza de sí mismo, todo era por
él, solamente pensaba en él mismo, ni se ponía a pensar nunca en los
sentimientos y deseos de su novio. Primero cuando no Quería compartir lo de su
enfermedad sin ponerse a pensar que merecía saberlo para que él fuera quien
tomara una decisión; después fue lo de retenerlo a su lado, sin pensar que eso
era lo que Quatre quería, y ahora, le pedía alejarse por completo, sin pensar
que lo único que deseaba el rubio era estar ahí para él, aún en la agonía, y él
que no quería sentirse miserable, por eso quería que se alejara. Sin duda era
el mayor egoísta del mundo. Ahora los ojos de Trowa eran los que se humedecían,
no solía llorar, pero todo lo que había deducido y la imagen de Quatre frente a
él le habían hecho sentir ganas de derrumbarse, el rubio se preocupa de verlo así
y nuevamente se lanza a sus brazos
Quatre. Perdóname… pídeme
lo que quieras, lo que sea… solo no… no me pidas que me aleje, es todo
Trowa. No Quatre, perdóname
tú… porque eres tan bueno… y yo no soy más que una piltrafa egoísta
Quatre. ¡Mentira! Yo… yo me
enamoré del mejor hombre en éste mundo
Trowa. Quatre…
Quatre. Jamás digas esas
cosas y jamás las pienses… estamos juntos porque así lo decidimos los dos ¿te
acuerdas?... aquel día…
- Recuerdo -
Había sucedido hacia el
inicio de las clases en la Facultad de la salud, en un día que parecía como
cualquiera, se habían topado en una de las cafeterías del plantel, Quatre se
encontraba distraído, revisando su agenda en el celular, y Trowa caminaba
tranquilamente con una charola que contenía una hamburguesa, refresco y papas,
el ojiverde había visto al rubio caminando distraído pero pensando que se daría
cuenta a tiempo, había decidido no quitarse, pero para su mala suerte, éste no
había reaccionado y el resultado había sido desastroso, pues el celular de
Quatre había caído al suelo, justo debajo del refresco del ojiverde.
Enojado,
el rubio había intentado discutir con quien le había tirado su aparato, pero
para su sorpresa, en lugar de eso, Trowa se había agachado a juntar el celular,
olvidándose por completo de su comida, y ofreciendo a Quatre una sincera
disculpa. Aquello había hecho sonrojar a Quatre, además de haberlo hecho
sentirse apenado, por lo que se había ofrecido a pagar la comida de aquel
chico, pero con su actitud indiferente, Trowa había pasado de él sin aceptar el
ofrecimiento.
Ese había sido su primer encuentro, para Quatre en aquel momento
había sido algo penoso y humillante, considerando el hecho de que la actitud de
Trowa no había sido de su agrado, por lo que de momento el ojiverde no era
precisamente su persona favorita, en cambio, para Trowa, aquel primer encuentro
había sido completamente insignificante, pues en aquellos días, sus intereses
eran otros, sin darse cuenta que poco a poco, Quatre se iba encargando de
hacerlos desaparecer, abriéndose paso en el corazón del ojiverde.
Eso había
sucedido después de un par de meses de haberse conocido, pues aunque no
estudiaban la misma carrera, se encontraban en el mismo campus. Comenzando con
una simple amistad, donde habían encontrado puntos en común que les había
convertidos en buenos amigos. Hasta que uno había dado el primer paso. Un día
de verano, al finalizar una de las clases, como se les había hecho costumbre,
Trowa acompañaba a Quatre hasta la calle donde se encontraba su departamento,
ya que en aquel entonces, el rubio aún no conseguía su modesto automóvil.
Habían llegado al departamento, y como pocas veces, Trowa había aceptado el
ofrecimiento de entrar y tomar algo, lo cual hacía feliz al rubio, porque su
amigo cada vez le gustaba más, aunque resultaba un tanto cobarde para
declararse
Quatre. Siéntate por favor
¿agua o soda?
Trowa. Agua está bien
El rubio había regresado
con dos vasos de agua, uno para el ojiverde y otro para él, habían conversado
después sobre cosas de la escuela, encontrándose después con ese punto incómodo
en que ninguno tenía nada que decir, salvo lo que sus ojos lograban descifrar,
Quatre estaba nervioso, desde hace tiempo se moría por estar en brazos de Trowa
y decirle de sus sentimientos, pero temía no ser correspondido, pero a
diferencia de él, el ojiverde tenía en claro lo que sentía y deseaba, no
queriendo que nuevamente la oportunidad se le escapara de las manos, y aunque
temía no ser correspondido como había sucedido con aquella persona, no quería
sentir ninguna clase de arrepentimiento
Trowa. Quatre…
La mirada que en aquel
entonces Trowa le había mostrado, aún estaba celosamente guardada en su
corazón, porque no era aquella indiferente mirada verde, era cálida, le decía
algo, algo que quizás el estuviera esperando siempre, pero todo había sido
cierto solo cuando el ojiverde se había atrevido a levantarse de su asiento, dirigiéndose
a él y sentándose a su lado en el otro sillón. Aún sentía arder el rostro
cuando lo recordaba, porque en ese momento toda su sangre estaba en su rostro,
y recordaba los brazos de Trowa sobre sus hombros, trayéndolo hacia él,
susurrándole al oído
Trowa. Me gustas…
Y en ese momento su mundo
había vuelto, el sentimiento de oscuridad que se había formado en él tras la
muerte de su madre, había recobrado un poco de luz, y una tierna sonrisa
adornando su rostro le llevó a aferrarse a aquel cuerpo, a no dejarlo querer
ir, y en ese momento a su vez el ojiverde había sentido de nuevo una esperanza,
aquella que una persona le hizo perder al no sentirse correspondido de la forma
en que deseaba, Quatre le había devuelto aquello que sintió arrebatado, su confianza
para querer
Quatre. Tú… también me
gustas… te quiero
Sin responderle, pero
sintiéndose feliz por oírlo, Trowa se había separado de él, y recordaban
haberse visto claramente a los ojos, ninguno dejaba mentir al otro, y en ese
momento, sus labios se habían unido por primera vez, tímidamente, sin atreverse
a explorar, a buscar en el otro la sed de amar, simplemente un beso, encerrando
en él las ansias que durante mucho tiempo habían tenido que aguantar. Y al
separarse, un sonrojo de los dos y una sonrisa tonta de Quatre
Quatre. Trowa yo…
Trowa. ¿Te puedo pedir
algo?
Quatre. Sí, dime
Trowa. Quédate conmigo
Quatre. ¿Eh?
Trowa. Yo no… no puedo
decirte que te amo, porque no te quiero mentir… pero, eres la única persona que
me ha hecho sentir que puedo llegar a amar, por eso te pido que estés conmigo
¿quieres estar a mi lado?
El rubio no podía mentir si
decía que en ese momento no se había sentido triste por como Trowa había
iniciado su petición, pero tampoco podía mentir diciendo que en aquel entonces
el amor que hoy sentía por Trowa era el mismo, pero estaba decidido, si el
ojiverde había dado el primer paso, el daría el segundo, le seguiría, estaría a
su lado, cumpliendo con aquella petición, porque también quería estar con él, a
su lado, dando siempre el segundo paso, uno atrás de él
Trowa. Soy egoísta ¿verdad?
Quatre. No… no lo eres,
porque yo quiero estar contigo
Trowa. ¿De verdad?
Quatre. Sí, porque yo
también te quiero pedir que estés conmigo
Trowa. Lo haré…
El roce de su mano sobre su
blanca mejilla y los labios de nuevo adueñándose de los suyos, eran uno de sus
mayores tesoros, uno de los recuerdos más hermosos que tenía de su vida junto a
la de Trowa, la vida que habían iniciado aquel día y que más temprano que
tarde, acabaría para siempre
- Fin del Recuerdo -
Al soltar su cuerpo,
nuevamente vio de forma lastimosa que las lágrimas adornaban el hermoso rostro
blanco de su ángel. Beso sobre uno de sus párpados y le miró con ternura,
recibiendo del rubio una linda sonrisa, después le acarició la mejilla con su
mano derecha y de nuevo le abrazó, era así como quería morir, abrazado al
cuerpo de la persona que más amaba en el mundo
Quatre. Te amo Trowa,
gracias por este tiempo juntos
Trowa. No tienes que
agradecer, solo soy yo quien tiene que dar las gracias
Quatre. Ay Trowa
Se abrazó con fuerza a su
cintura, también a él le habría gustado estar así hasta el final, incluso
marcharse junto con él, para que ambos partieran hacia un nuevo mundo donde
jamás podrían separarse, pero debía ser realista, debía comprender que eso era
una tonta mentira, porque cuando Trowa se fuera, él debía quedarse, y que de
querer hacer lo contrario, no existía ese nuevo mundo donde fueran eternos,
pero pensar que esta vida sin Trowa debía ser vivida, le lastimaba de tal
forma, que soñaba con el día en que los dos pudieran ser felices en otro mundo
Trowa. Comamos algo ¿sí?
Tengo mucha hambre
Quatre. Sí
Tranquilos de nuevo los
dos, se separan y mirándose a los ojos se sonríen mutuamente, Quatre se gira
sobre sí mismo antes de caminar hacia la puerta y entonces nota el gran
calendario que su novio tenía pegado en la pared, curioso se acerca a él, pero
al ver de qué tipo de calendario se trataba, un nudo se le forma en la garganta
y un golpe duro en la boca del estómago le sofoca, sus ojos azules fijos en
aquel calendario muestran melancolía y Trowa le observa fijamente, atento a su
reacción, pero para sorpresa del ojiverde, Quatre voltea hacia él sonriendo
Quatre. Es ingenioso
Trowa. Sí, lo es
Quatre. Bien, vámonos
Sin dejar de sonreír se
acerca a Trowa y le agarra de la mano, juntos salen de la habitación, y aunque
todo parecía estar bien, el alma de Quatre lloraba, cada vez su corazón se
rompía más y más, no sabiendo cuanto más aguantaría, sentía deseos de gritar,
reclamarle al mundo, a Dios, por qué su gran amor debía marcharse, pero era por
él que se contenía, para no mostrarle más dolor del que ya sentía…
Acabada la película, Duo se
da cuenta que Heero se ha quedado completamente dormido, ni siquiera sabía en qué
momento se había dormido, sabía que su novio se encontraba en un nuevo proyecto
y que no estaba durmiendo bien. Pero no estaba enojado por no acompañarlo
durante toda la noche, aquel cuadro le parecía enternecedor, Heero se veía muy
lindo durmiendo, por lo que sonríe ampliamente
Duo. Mi Heero
Feliz de verlo así, se
acerca despacio a él y le besa en los labios, abrazándose después a su cintura,
apoyando su rostro en el pecho cálido del ojiazul
Duo. Tengo tanto miedo
perderte… no, no debo pensar así
Decidido a que pensar
tonterías no le llevaría a nada bueno, Duo se levanta del pecho de su novio y
lo observa fijamente, acariciándole el rostro
Duo. Ni mi pasado, ni
Traize, tú eres mi presente y mi futuro, solo debo pensar en eso
Nuevamente sonriente, se
acuesta en la cama y se abraza a la cintura de su novio, cerrando los ojos y
quedándose quieto, sin notar cuando Heero abre los ojos y lo observa, se había
despertado cuando el trenzado le había besado los labios, y había oído lo que
Duo había dicho, sintiéndose muy orgulloso de él, cada vez Duo maduraba más, y
confiaba en que pronto llegaría el momento en que lastimarlo resultaría muy
difícil para cualquiera que quisiera hacerlo…
Habían ido a comer y
después a un parque, donde habían caminado mucho y comido helados, olvidándose
casi por completo de sus problemas, y cuando había casi oscurecido, Quatre le
había invitado al departamento. Al llegar, el rubio había gritado el nombre de
Duo y al no recibir respuesta le sonríe a su novio, creyendo que estarán solos
en el departamento, por lo que sin duda se acercan uno al otro, comenzando a
besarse
Quatre. En mi cuarto
Trowa. Sí
Por el departamento solo
podían oírse sus besos y el removerse de la ropa, las caricias solo hacían eco
en su piel mientras avanzaban hacia la habitación, donde Trowa recarga a Quatre
en el marco de la puerta y besándole el cuello desabotonaba su camisa, la luz
estaba completamente apagada, incluso en la sala no habían prendido ninguna
Quatre. Nng Trowa…
Suspirando comenzaba a
sentirse excitado, las manos de su novio se movían tiernas sobre él, una en su
cintura, la otra bajando por la espalda, tocando cada vez más abajo, y después
avanzan con lentitud hacia la cama, donde Quatre comienza a descender siendo
guiado por su novio, cayendo a la vez sobre él, pero cuando el rubio llega
hasta la cama siente un desnivel extraño, sabía que alguien estaba bajo él por
lo que antes que Trowa caiga sobre él, lo empuja con fuerza y se levanta
enseguida, a su vez, lo que fuera que estaba abajo se mueve rápidamente
Quatre. ¡Aaah!
Rápido Trowa se acerca al
swich y lo prende, llevándose una gran sorpresa cuando ve a Heero y Duo
acostados en la cama, era obvio que se habían quedado dormidos y que no habían
hecho nada. Heero es quien había estado debajo de Quatre y que ahora estaba por
sentarse, completamente avergonzado
Duo. ¿Qué sucede?
Adormilado el trenzado se
talla los ojos y después ve con confusión la escena, Trowa estaba cerca de la
puerta completamente sonrojado y Quatre cerca de él, casi tan rojo como
jitomate y con la camisa completamente abierta, Heero a su lado, sentado sobre
la cama, con la mirada hacia cualquier punto que no fuera su amigo y también
estaba sonrojado
Duo. ¿Qué pasó?
Quatre. Eh… nada, yo…
Enseguida el rubio se
sonroja aún más y sale a prisa de la habitación, jamás se había sentido tan
avergonzado en toda su vida, aunque sus amigos no habían tenido que presenciar
nada realmente vergonzoso
Heero. Lo siento…
Trowa. ¿De qué hablas?
Apenado pero casi burlándose,
Trowa intercambia miradas con Heero y casi sonriendo sale de la habitación,
haciendo que el ojiazul se sienta completamente avergonzado, Duo lo mira y se
acerca
Duo. Yo tuve la culpa, éste
cuarto es de Quatre y…
Heero. Ya no importa, ven,
salgamos
Duo. Qué vergüenza
Heero. Lo sé
Apenados salen de la
habitación, pero ninguno estaba tan avergonzado como Quatre, aún estaba tan
rojo como jitomate, pero ahora tenía la camisa acomodada y evitaba mirar a
todos, ni siquiera a Trowa
Duo. Quatre perdóname, yo
insistí en que viéramos tele en tu cuarto y…
Quatre. No importa Duo
Aunque había intentado ser
amable, Quatre se notaba un poco molesto, eso hace sentir triste a Duo pero no
dice nada más
Heero. Yo creo que me voy
Duo. ¿Puedo ir contigo?
Heero. Pero, no sé…
El ojiazul miraba hacia
Quatre, que estaba completamente callado, pero él no dijo nada ante la petición
del trenzado por lo que a Heero no le parece mala idea
Heero. Entonces nos vemos
Agarrando a Duo de la mano,
hace un gesto a Trowa para despedirse y los dos salen del departamento, el
trenzado se veía muy triste, pero el ojiverde no hacía ningún comentario al
respecto… Trowa miraba a Quatre que seguía callado, hace apenas unos minutos
que Heero y Duo se habían marchado, entonces el ojiverde se atreve a hablar
Trowa. ¿Así está bien?
Quatre. No… me porté mal
con él
Trowa. Es obvio que te
enojaras
Quatre. No, no es eso, me
dio mucha pena
Trowa. Pero no nos vieron
hacer algo vergonzoso ni nos tocó ver algo a nosotros
Quatre. Lo sé, pero… yo
tenía una erección
Avergonzado por completo,
el rubio desvía la mirada de su novio, pero éste le sonríe y se acerca a él,
besándole en los labios, Quatre voltea y mira fijamente
Trowa. No se nota
Quatre. Qué pena
Por unos momentos se miran
a los ojos y después comienzan a reír, nunca les había pasado algo tan tonto y
vergonzoso a la vez, y ahora Quatre se sentía menos tenso, de hecho estaba
esperando a que sus amigos llegaran al departamento de Heero, para hablarle al
trenzado y disculparse por su actitud… al llegar al departamento del ojiazul
nota que Duo está demasiado serio y después de cerrar la puerta lo toma de la
cintura de improviso, acercándolo a él
Duo. Heero…
Mirándolo a los ojos unos
momentos, después lo besa, tomando al trenzado por sorpresa, aunque el chico no
tarda en responderle su beso, aunque sonrojándose más de lo que debiera,
lentamente lo aleja cuando suelta sus labios, apartando su mirada
Heero. No te entristezcas,
estoy seguro que Quatre no se molestó
Duo. Gracias
Aún sin mirarlo, el
trenzado se aleja de su novio, dirigiéndose hacia la cocina por un vaso de
agua, ahora no solo estaba serio por lo sucedido con su amigo, los movimientos
de su novio y aquel beso le habían hecho sentirse mejor de lo que se sentiría
normalmente y estaba avergonzado, hacía tiempo que no sabía lo que se sentía
estar excitado realmente
Heero. ¿Cenamos? Vamos a un
Restaurante ¿te apetece?
Encontrándolo como buena
excusa, Duo voltea enseguida hacia su novio y le sonríe
Duo. Claro que sí
Contento por la propuesta
se acerca a Heero cuando tomo del vaso que se había servido con agua, le dio un
beso en la mejilla y después de tomarse las manos salieron del departamento,
dirigiéndose a un modesto Restaurante cerca de ahí, al cual solía ir Heero en algunas
ocasiones… A pesar de que Quatre insistía en marcar, nadie contestaba en el
departamento del ojiazul, pero lejos de preocuparse se imagina que fueron a
otro lugar antes de llegar ahí, eso imaginaba porque no percibía nada malo.
Trowa le sonríe cuando sus miradas se encuentran
Quatre. Aún nada
Trowa. Mañana hablarán
Quatre. Tienes razón
Trowa. Entonces…
Acordándose que tenían un
asunto pendiente, el ojiverde se acerca a su novio, le coloca ambas manos en
las caderas y lo atrae hacia él, fundiéndose los dos en un beso, cuando se les
acaba el aire se separan pero Trowa continúa su paso por el cuello de su novio,
colando una mano por debajo de la playera, logrando teñir de rojo las mejillas
del rubio, Quatre jadea y se remueve un poco al sentir aquella mano
acariciándole… entre besos y caricias aquella noche de entrega no era para
ninguno una más, no sabían cuándo, pero el fin llegaría en cualquier momento,
por eso sabían que cada entrega era especial. Tras la culminación del acto,
Trowa besaba con ternura los labios de Quatre, memorizando en su boca el sabor,
mientras sus manos le acariciaban el cabello, haciéndolo hacia atrás.
Los ojos
de ambos se abren cuando sueltan sus labios y el ojiverde sale de él,
sonriéndose tiernamente, Trowa se baja y se quita el condón, dejándolo
provisionalmente en el suelo, colocándose justo al lado de Quatre, que
enseguida se acurruca en su pecho. El silencio que les acompaña los hace sentir
sumamente tranquilos, mientras aún normalizaban sus respiraciones
Trowa. ¿Sabes? Creo que
deberíamos planear la boda
Quatre. ¿Lo crees?
Trowa. Sí, pronto terminará
el semestre y debes concentrarte en el siguiente
Quatre. Tienes razón
Acurrucándose más en él,
cierra sus ojos y poco a poco se queda dormido, estaba agotado, Trowa le besa
los cabellos y sonríe, cerrando también sus ojos y quedándose después dormido
al igual que su novio... Un par de horas después, Heero y Duo regresan de
cenar, el trenzado estaba muy contento porque había tenido una cita con el
ojiazul, aunque era una lástima que al día siguiente el chico tuviera que
asistir a clases. Después de prestarle a su huésped algo de ropa con la cual
dormir, Heero prepara sus cosas del día siguiente y también se coloca su ropa
de dormir, el trenzado enseguida se sienta en la cama y después se acuesta,
metiéndose entre las sábanas, Heero apaga la luz y lo imita, sintiendo
enseguida las manos de su novio pegadas a su cintura
Duo. Te quiero
Heero. Yo también
Sujetándolo de la barbilla
le regala un beso en los labios, colocándole algunos cabellos atrás de la oreja
Heero. ¿Sabes? estuve
pensando y ahora que Quatre y Trowa se casen, supongo que vivirán juntos
Duo. Sí, creo que harán eso
Heero. Por eso yo... bueno,
quiero que vivas conmigo
Sorprendido por la
petición, Duo suelta la cintura de su novio y se aleja un poco, aunque se
sentían ninguno veía al otro
Duo. ¿Hablas en serio?
Heero. Claro ¿qué dices?
Duo. Por supuesto
Feliz, el trenzado vuelve a
aventarse a los brazos de su novio, ésta vez llenándolo de besos, Heero a su
vez también estaba contento de que Duo aceptara, para él no había cosa que lo
hiciera más feliz que estar junto al ojivioleta, había aprendido a amarlo
incondicional y locamente, al punto de sentir que daría su vida por él de ser
necesario. Esa noche, como las anteriores que el trenzado había pasado en casa
del ojiazul, se había quedado dormido abrazando a su delgado y fuerte cuerpo,
lo cual resultaba una dulce tortura para Heero, pero había aprendido a
controlarse...
Los días pasan rápido para
Duo en esa semana, y aunque había presentado exámenes en la preparatoria
abierta, y había buscado trabajo, no podía sacarse de la cabeza el hecho de que
tarde o temprano tenía que enfrentarse a Traize, según el plazo de Wufei,
faltaba solo 1 día para que se cumpliera, lo cual aumentaba sus nervios en un
cien por ciento, sin embargo, se había auto convencido de que no ganaría nada
con eso, por tal motivo debía vivir su vida normalmente...
En aquella misma
semana, Quatre había comenzado a hacer una lista de las cosas que necesitaría
para su boda, aún no contactaba a nadie del pueblo, pero estaba casi seguro de
que no habría ningún problema. Al día siguiente del episodio vergonzoso que
habían vivido los cuatros en el departamento del rubio, Quatre había llamado a
Duo para disculparse y así las cosas habían vuelto a la normalidad, incluso Duo
ayudaba a su amigo con algunos de los preparativos de la boda, además de
exigirse como el chef encargado de la comida... Hace apenas dos días que Duo
había hecho cita con su proctólogo, a quien tenía semanas sin ver y ya le
tocaba revisión, pero a diferencia de las primeras veces, ahora va solo, ya no
se sentía tan tímido ni cobarde. Su médico lo recibe amablemente y antes de
pedirle que se quite la ropa, ambos conversan frente a frente en el escritorio
Doctor. Entonces ya no te
sientes incómodo, eso me alegra
Duo. Sí
Doctor. Tampoco dolor,
supongo
Duo. No
Doctor. Bueno, entonces te
revisaré para ver si necesitas seguir usando la pomada que te receté
Duo. Sí, claro
Aunque ya no se mostraba
tímido, aún le resultaba penoso tener que desvestirse y que aquel hombre le
revisara, sin embargo sabía que era necesario y él era todo un profesional. El
médico se coloca sus guantes después de desinfectarse las manos, mientras Duo
se coloca la bata azul, acomodándose en la camilla después, el hombre comienza
con la revisión, Duo se queja al sentirlo, nuevamente le molestaba, como si
tuviera aún alguna herida
Doctor. Te duele ¿verdad?
tranquilo, no te tenses ¿de acuerdo?
Duo. Sí
El trenzado se controla
hasta el final de la revisión, levantándose cuando su doctor se lo indica,
después se quita la bata y vuelve a colocarse su ropa, acercándose sonrojado de
nuevo al escritorio, sintiéndose enseguida incómodo
Doctor. No te preocupes, es
normal que te duela, afortunadamente no hay infección y parece que las heridas
han sanado bien, sin embargo es posible que puedas lastimarte ¿mantienes
relaciones sexuales?
Duo. Este... no, desde el
incidente no
Doctor. ¿Y piensas
tenerlas?
Sonrojándose por completo,
Duo agacha la cabeza un poco y evitando la mirada curiosa, asiente con la
cabeza, el médico sonríe con ternura por la reacción del chico, comenzando
después a escribir una nota, la cual entrega al chico, Duo la lee aunque no le
entiende realmente mucho, el hombre estira su mano derecha para señalar cada
una de las cosas en la receta, explicándole conforme la lista
Doctor. Esta de aquí es una
pomada por si acaso se abre alguna herida, te sugiero que indiques a tu pareja
tener cuidado con la penetración ¿de acuerdo?
Duo. S... sí
Doctor. Bien, éste de acá
es solo por si hay infección, si eso ocurre la aplicas y enseguida me
consultas, es importante
Duo. Sí
Doctor. Bueno, y éste
último es un lubricante, por si lo llegaras a necesitar
Duo. De acuerdo
Doctor. Y creo que aunque
no es mi área y no necesito recordártelo, es importante la práctica del sexo
seguro, te recomiendo uses condones con lubricante, por lo menos las primeras
veces
Duo. Está bien
Incapaz Duo de mantenerle
siempre la mirada debido a la vergüenza que sentía, pero daba gracias que
aquello hubiera terminado, con suerte y no tendría que hacerle muchas visitas.
Al contrario de Noin, su terapeuta, con él no se sentía igual de cómodo
Aquella tarde después de
regresar de clases y de que comiera en casa de Quatre lo que Duo le había
preparado, Heero dedica un poco de su tiempo en comenzar con las clases de
manejo prometidas a su novio que se habían prolongado bastante, ese día el
rubio había dejado su auto, ya que su amigo le había indicado que en aquel, su
novio tendría tiempo de enseñarle algo. Tras algunas lecciones y un paseo para
desenfadarse, los chicos regresan al departamento del rubio, Duo estaba
emocionado porque pronto sería todo un conductor, Heero lo escuchaba atento mientras
hablaba, las facciones de su novio tenía expresión de felicidad y eso lo hacía
sentir bien, todo hasta el momento estaba bien, sin embargo, al igual que el
trenzado, el ojiazul no sacaba de su mente el hecho de que Traize se vería con
su novio tarde o temprano, solo de pensarlo se llenaba de rabia…
Como siempre, los viajes
largos por carretera le resultaban insoportables e incómodos, sobre todo cuando
iba solo. Con anterioridad, cuando salía a algún viaje largo por carretera era
acompañado por su ex amante, haciendo del viaje algo realmente ameno, sobre
todo en aquellas paradas fuera de la carretera para fundirse en un momento de
pasión dentro del auto, o a veces cuando se sentían más temerarios, entre la
maleza, a riesgo de que algún animal saliera y les pudiera atacar, e incluso a
riesgo de ser detenidos por faltas a la moral. Sonreía al recordarlo, sin
embargo esos días habían terminado, quedando tan solo en buenos y a la vez
amargos recuerdos. Ahora se dirigía hacia la ciudad donde sabía que se encontraba
su esposo, Traize estaba dispuesto a llevarlo de regreso con él, y sin duda
usaría la violencia de ser necesario, el trenzado era un insolente por haber
hecho algo tan malo como escaparse de él, faltando a todas sus obligaciones de
esposo…
Después del pequeño
incidente de días atrás, Quatre había decidido sacar la televisión de su
recámara y colocarla en la sala, así cuando quisieran ver una película alguno
de los dos, no habría problema. Mientras Duo preparaba palomitas en el horno de
microondas, Heero escogía nuevamente la película que verían. Como ninguno de
los dos era de buena posición económica y además Duo no tenía empleo, decidían
matar el rato viendo alguna película, debido a que ya habían salido a que les
diera un poco el aire, ahora tocaba el turno a estar en el departamento. El
ojivioleta llega con las palomitas y dos vasos con agua de limón que había en
la nevera, se sienta junto a su novio entregándole el vaso, entonces Heero pone
la película… Casi a punto de terminar, Quatre llega al departamento, pero no
llega solo, en ésta ocasión Trant le acompañaba, Duo se muestra sorprendido de
que el chico estuviera ahí, y no porque no supiera que ahora era amigo del
rubio, ya que el mismo Quatre se lo había contado, sino porque Trant nunca había
ido ahí, Heero por su parte le mira duramente, no pudiendo ocultar su hastío
Quatre. Hola chicos
Duo. Hola
Heero no responde, su
mirada se mantenía firme sobre aquel chico, Trant se da cuenta y le
corresponde, pero tratando de mostrar indiferencia, Quatre se da cuenta del
roce y sonríe nervioso
Quatre. Mañana por la tarde
tenemos un examen muy importante, pedí permiso para faltar al trabajo, así que
Trant se queda a dormir hoy
Duo. Ya veo, entonces
deberíamos dejarlos solos ¿verdad Heero? Si quieres me voy a dormir contigo
Heero. De ninguna manera
La respuesta fría de Heero
les sorprende, ahora el chico se veía realmente molesto, como si le hubieran
dicho algo desagradable, Duo y Quatre se miran sin entender que le sucede, en
cambio Trant sonríe un poco, se notaba que Heero se daba cuenta de su interés
por el novio de su amigo, pero él no tenía intenciones de nada malo, respetaba
que tuviera novio
Duo. Pero Heero…
Heero. No confío en éste
Duo. ¡Heero!
Heero. Lo siento Quatre, es
así como pienso
Sin decir nada, el rubio
baja triste la mirada
Trant. Sí quieres me voy
Quatre. No ¿Cómo crees?
Heero. Si él se quiere ir…
Quatre. Ya basta
Duo. Heero, Quatre tiene
razón
Al oír que su novio no lo
apoya, Heero evita la mirada de cualquiera de los tres y camina hacia la puerta
sin decir algo, Duo le sigue para intentar detenerlo, pero el ojiazul lo ignora
y se marcha, el trenzado no insiste y después voltea hacia Quatre y su amigo,
sonriéndoles con dificultad
Duo. No le hagan caso,
ustedes estudien, me voy a mi cuarto
Quatre. Gracias
Duo. Chicos, quedó comida
de la tarde
Quatre. Ah, gracias
Duo. Bueno, con permiso,
adiós Trant
Trant. Adiós, gracias
Después de la escena que
había montado Heero, el rubio ya no se sentía tan cómodo con la situación, en
cambio Trant no sabía si sentirse menospreciado o contento, aun así, deciden
comenzar con los estudios, estaba por terminar el semestre y debían poner
empeño para pasar las materias…
Esa tarde había recibido la
llamada de Traize para indicarle que acababa de llegar a la ciudad, y para que
él le diera la dirección de dónde encontrarlo, ya que no pensaba pagar por
hospedaje y no tenía donde más llegar. Wufei había esperado inquieto toda la
tarde por su llegada, por eso cuando suena el timbre del departamento que había
conseguido en renta, da un sobresalto antes de ir a abrir, sabiendo de quien se
trataba, y efectivamente así era, Traize estaba frente a él, y se veía tan
guapo como siempre, haciéndole sentir hervir la sangre, pero él no se quedaba
atrás, también al ver de nuevo al pelinegro se llena de emoción, la cual
disfraza bien, transformándola en un simple gusto por volver a ver a un viejo
amigo, sin embargo no se resiste darle un fuerte abrazo, haciéndolo estremecer
por completo, apenado el ojinegro aleja a su antiguo amante, eludiendo su
mirada, Traize se entristece pero entra tranquilo al departamento, el cual era
bastante modesto
Traize. ¿Cómo estás?
Wufei. Bien ¿y tú?
Traize. Emocionado ¿Dónde
está mi Duo?
Entristecido y a la vez
molesto, Wufei da la espalda a Traize sin contestarle en un par de segundos,
solo cuando se sienta en un mueble de la sala y vuelve a verlo
Wufei. Trabajaba conmigo
pero renunció
Traize. ¿Ese inútil
trabajaba? No me sorprende que se fuera el muy cobarde, siempre lo hace
Aguantándose las ganas de
decirle la verdad acerca de la huida de su esposo, Wufei cambia de tema,
tratando de mostrarse indiferente, aunque se moría de ganas por ser devorado a
besos por Traize
Wufei. No sé dónde
localizarlo
Traize. ¿Entonces como haré
para recuperarlo?
Wufei. Podemos usar a
Relena, al parecer conoce a sus amigos
Traize. Relena…
Con visible odio en sus
ojos, Traize aprieta con fuerza sus puños, sentía ganas de tener a esa niña
frente a él y destrozarle el cuello, no soportaba la idea de que su Wufei se
acostara con ella, sin embargo se contiene de mostrar más señas de debilidad
por el tema, cambiando ahora él el rumbo
Traize. Ese idiota con
amigos, ya me lo imagino, ahora solo falta que me esté poniendo el cuerno
La mirada de Wufei cambia
abruptamente al oír aquel sarcasmo que distaba mucho de ser una mentira, pero
no sabía si decírselo o no a Traize. Después de pensarlo unos momentos se
decide por no decir nada, atinando solo a sonreír
Wufei. ¿Qué harás?
Traize. Encontrarlo y
llevármelo, quiera o no
Wufei. No lo lastimes por
favor
Traize. ¿Qué dices?
Wufei. Es mejor que trates
de convencerlo
Traize. ¿Convencerlo? Es su
obligación! Él se fue de casa
Las palabras de su ex
amante lo habían lastimado, antes creía que Wufei era el único que lo
comprendía, pero ahora se daba cuenta que estaba solo, eso lo hace explotar
Traize. ¡¿De qué lado
estas?!
Wufei. Del tuyo pero…
Traize. ¡Mentira! Eres
igual al resto
La expresión de Traize
lastima a Wufei, que enseguida agacha la mirada, aún sentado en el sofá, sin
decir absolutamente nada, apretando un poco los puños. Traize lo mira y el
corazón se le estremece, apurándose a colocarse cerca de él, sentándose
también, Wufei lo mira débilmente y sin que dijeran nada más, sus labios se
unen cálidamente en un beso tierno y despacio, Wufei no tarda en darse cuenta
de lo que está haciendo, apartándose bruscamente de Traize, parándose del
sillón, el hombre lo mira extrañado, con expresión de tristeza, con sus ojos
negros llorosos, Wufei se limpia los labios mirando duramente a Traize
Wufei. ¡No te burles de mí!
Rápidamente se aleja de él,
encerrándose en la única habitación de ese departamento, dejándose caer
enseguida al suelo, escondiendo su cabeza entre sus manos, comenzando a llorar
amargamente. Traize se queda en la sala con el corazón latiéndole a mil, con
deseos de tener a Wufei entre sus brazos, pero no era posible. En eso suena el
timbre repentinamente y entonces abre la puerta, teniendo ante a él a hija de
Darlian, lo sabía porque había visto fotos de esa jovencita, él a diferencia de
Wufei, si la había visto antes. Enseguida sus ojos furiosos se posan en ella,
haciéndola sentir intimidada y a la vez confundida ¿Qué hacía ese hombre en
casa de su novio?
Relena. Buenas noches ¿está
Wufei?
Traize. No, vete de aquí
Relena. Pero que…
Traize. ¡Largo!
Con violencia sujeta el
hombro de la jovencita y sin importarle que sea mujer, la avienta hacia atrás,
haciéndola caer sentada en el suelo con cara de desconcierto, después azota la puerta,
sintiéndose orgulloso, poco después el ojinegro sale de su habitación, había
oído la voz de Relena y el timbre, al no verla ahí se preocupa
Wufei. ¿Dónde está?
Traize. Le dije que se
fuera
Wufei. Idiota
Molesto pasa de largo a su
ex amante y abre la puerta, Relena ya no estaba ahí, así que corre por los
pasillos y baja rápido las escaleras, cuando llega a la calle, el auto de la
chica acababa de arrancar sin que ella se percatara de la presencia de su
novio, enojado Wufei da un pisotón y regresa, mirando duro a Traize
Wufei. ¿Por qué?
Traize. No la soporto
Wufei. No la conoces
Traize. ¿Y eso qué?
Wufei. No tenías derecho
Traize. Claro que sí
Wufei. ¡No es verdad!
A pesar de la mirada dura
de Wufei, Traize no resiste más y se acerca rápido al chico, dándole un afanoso
beso, el ojinegro se sorprende, dando medio paso hacia atrás, intentando
evitarlo, pero su voluntad se ve deshecha, dejándose llevar por aquellos labios
que tanto le mataban, jamás había estado tan sediento de ellos, por eso se dejó
devorar, mientras las manos decididas de Traize sobre su cintura se apretaban
más a su cuerpo, entonces dejando todo atrás se entregó a él nuevamente, sin
importarle nada más, Duo, Relena, Noventa, todo pasaba a último plano, las
caricias de quien fuera su amante le bastaban para sentirse libre de cualquier
atadura, sus labios le quemaban en la piel con aquellos besos apasionados, y su
miembro que le invadía por completo le hacía sentir pleno, feliz y a la vez
desdichado, las lágrimas derramadas al final del acto mientras apretaba con
amor la ancha espalda de Traize no caían en vano…
Al día siguiente al
despertar, Duo se encuentra con que Trant y Quatre estudiaban, no pasaban de
las nueve y por lo que veía, incluso habían desayunado, el trenzado se acerca a
ellos en la sala mientras se rasca un poco la cabeza y bosteza, sonriéndoles
enseguida
Duo. Ustedes sí que son
estudiosos
Quatre. Sí, éste examen es
importante, el próximo semestre estaremos de aquí para allá
Duo. Vaya, ustedes los
doctores me dan miedo
Quatre. Jajaja, no seas
tonto
Volviendo a bostezar, Duo
se aleja de ellos y entra a la cocina para prepararse café, mientras que los
amigos vuelven a lo que estudiaban, Duo voltea a verles, llamándole la atención
el hecho de que por instantes, Trant parecía distraerse con el hermoso rostro
de su amigo rubio, enseguida el trenzado se sonroja, no sabía que aquel chico
estuviera interesado en Quatre, el rubio nunca se lo había mencionado, ahora
entendía a Heero por su actitud, pero aun así no le justificaba por cómo se
había comportado. Cuando se prepara su café se retira a su habitación,
acostándose en la cama mientras lo bebe, después se dirige al baño para
bañarse, cuando sale encuentra a los estudiantes en la misma posición, solo de
verlos le daba más sueño. Después de un rato sale de nuevo de su habitación y
se acerca, ahora estaba vestido para salir
Quatre. ¿A dónde vas tan
temprano?
Duo. A casa de Heero
Quatre. ¿Para contentarlo?
Sucio
Duo. Qua… Quatre…
Completamente apenado le
mira fijamente y después desvía su mirada, Quatre nota que se ve algo inquieto
y se preocupa, Duo miraba sigilosamente a Trant en instantes, como si quisiera
expresarle a su amigo sus inquietudes pero sin poder hacerlo debido a la
presencia de aquel chico, por eso simplemente se queda callado
Quatre. No te lo tomes en
serio, suerte
Duo. Gracias… con permiso
Trant. Adiós
Sin dar mirada hacia atrás,
el trenzado agarra sus llaves cerca de la puerta y sale del departamento, en la
calle enseguida toma un taxi y se dirige al departamento de Heero, su novio ese
día entraba tarde a la escuela, Duo lo sabía y por eso había ido tan temprano.
Al llegar a la colonia donde vivía su novio, el trenzado pide al auto que se
detenga a dos cuadras del departamento, ya que ahí se encontraba una farmacia y
necesitaba hacer una compra. Después de pagar el taxi entra al local y sacando
su receta médica, pide la pomada para las heridas y la medicina que servía para
la infección, haciendo caso omiso del lubricante, sin embargo, debido a la pena
que sentía por comprar esos productos, fijaba su mirada en distintos puntos del
local tratando de distraerse, hasta que sus ojos violetas se topan con el
muestrario de preservativos, nervioso mira hacia donde había ido la
farmacéutica a buscar su pedido y al ver que aún no regresaba se dirige hacia
allá
Duo. Muchas marcas y tipos…
Ey Quatre, no soy sucio
Apenado por pensar en las
palabras de su amigo se pone completamente rojo, pero aun así comienza a ver la
gran variedad de productos, recordando enseguida que el doctor le había
recomendado con lubricante, así que se enfoca a los de ese tipo y escoge una
marca cualquiera, la cual le había llamado la atención por el nombre. Como si
fuera algo prohibido agarra la caja rápidamente ocultándola con su brazo y
depositándola después sobre la vitrina, la chica que le atendía regresa al
mismo tiempo y lo mira tratando de parecer indiferente, aunque se veía
realmente interesada, aun así no dice nada
Duo. Es todo
La chica cobra y devuelve
los productos al trenzado guardándolos en una bolsa, Duo sale rápido del lugar
como si hubiera cometido un crimen y se dirige al departamento, toca enseguida
el timbre y el ojiazul abre la puerta y al verlo ahí no dice nada y enseguida
da la espalda, caminando hacia dentro de la pieza, el trenzado estaba consciente
de la hostilidad, pero decide no sentirse mal por ello, sabía que Heero podía
tener muy mal carácter
Duo. Hoy no hubo mucho
tráfico, me ha cobrado poco el taxi
El trenzado había cerrado
la puerta mientras Heero se dirigía como si él no existiera hacia su
habitación, sin embargo su novio le seguía, parecía que el ojiazul se estaba
preparando para salir porque tenía los calcetines a medio poner. En silencio se
acompañan mientras Heero se termina de arreglar
Duo. Sé que estás molesto
pero…
Heero. ¿Qué sabes tú?
Duo. ¿Por qué te pones así?
Trant es amigo de Quatre y sabes que él ama a Trowa, no va a hacerlo sufrir
Aunque su novio se había
quedado sin habla porque no encontraba una buena respuesta, Duo insiste en el
tema, sentándose al lado de Heero en la cama, tomándolo con la mano que no
sujetaba la bolsa
Duo. Te importa mucho
Trowa, eso lo comprendo, pero…
Heero. No, tú no comprendes
Duo. Entonces hazme
comprender, porque soy yo quien no sabe que te sucede
Heero. Yo… olvídalo… ¿y
sabes? Necesito ir a la biblioteca
Duo. ¿Quieres que me vaya?
Heero se queda
completamente callado, evitando la mirada de su novio y soltándose del agarre
de su mano, Duo comprende la respuesta y sin darse cuenta suelta la bolsa en su
mano al levantarse
Duo. Que tengas buen día
Sin decirle nada más y
negándose a mirar al testarudo de su novio, sale de la habitación y del
departamento, sintiéndose triste, pero sabía el procedimiento que seguía,
dejarlo solo un poco y después tratar de hablar con él, tal vez en un par de
horas o quizás al día siguiente. Pensativo decide caminar un poco antes de
tomar un taxi de regreso… Heero se levanta de la cama y corre hacia la ventana que
daba afuera, pero Duo ya no estaba ahí, ahora se sentía culpable de haber
actuado así, pero últimamente se sentía muy sensible con lo que se refería a su
amigo. Molesto regresa a su habitación y nota que hay una bolsa en el suelo,
enseguida la coge y revisa su contenido, llamándole la atención las medicinas,
pero más aún la caja de condones, cubriéndose su rostro de un sutil rojo
Heero. Duo… que idiota soy
Ahora sí que lo había
echado a perder, quizás el trenzado había ido ahí para algo más que solo hablarle
de lo sucedido la noche anterior, aunque sin duda le resultaba extraño. Cuando
saliera de clases le pediría perdón por su actitud estúpida…
Al despertar lo primero que
sus ojos azul profundo vislumbran es el rostro blanco y hermoso de Wufei, cuyos
cabellos negros caían sobre su cara de manera desenfadada, la blanca piel de su
espalda y hombros salían de las sábanas que cubrían lo demás de su cuerpo y su
respiración lenta y tranquila le hacían ver realmente bello, sonriendo Traize
se acerca y le besa la suave mejilla, pasando después unos cabellos atrás de su
oreja para poderle ver bien
Traize. Wufei…
Sin poderse resistir
comienza a repartirle besos en el hombro, acercándose poco a poco, pasando
delicadamente su mano por la delicada cintura cubierta por las sábanas. Pronto
el pelinegro se comienza a despertar, jadeando levemente mientras se remueve
entre las sábanas, abriendo lentamente sus ojos, topándose con los azules de
Traize que le miraban fijamente, su rostro no puede ocultar una sonrisa
Traize. Te desperté Wufei
Sonriéndole con ternura se
acerca a su frente y lo besa, Wufei cierra los ojos al sentir tan cálido beso e
intenta sonreírle cuando los abre, pero entonces vuelve a la cruda realidad,
dándose cuenta que debía despertar de aquel sueño, aquel que le traía a la
memoria recuerdos amargos que quería enterrar
Wufei. Buenos días
Mostrándose indiferente se
sienta en la cama y hace su cabello hacia atrás un par de veces, Traize se
acerca e intenta besarle pero Wufei lo detiene, colocándose una mano sobre el
pecho y empujándolo ligeramente
Traize. ¿Qué pasa? Anoche
estabas tan apasionado
Wufei. Sí, anoche, pero hoy
es de día
Como si estuviera ante un
extraño, se levanta de la cama con la sábana sobre su cuerpo, aun cuando Traize
lo conocía mejor que nadie, el esposo de Duo baja triste su mirada, entonces
recuerda porque está ahí, así que también se levanta de la cama para ir a
bañarse, estaba decidido a buscar a su esposo hasta por debajo de las piedras…
Durante su caminata no
dejaba de pensar en todos los asuntos que le llenaban diariamente la cabeza, su
encuentro con Traize y su situación sexual con Heero, ambas cosas le
atormentaban, aunque siempre se mostrara agradable y feliz, por dentro gritaba.
Sin darse cuenta, un par de gotas saladas comienzan a rodar por sus mejillas,
algunas personas en la calle lo miraban curiosas, pero él no les ponía
atención, caminaba como si no existieran, secándose los ojos hasta que se
detiene, sacando de su cartera el teléfono de su terapeuta, entonces se acerca
a un teléfono público y llama para hacer una cita esa tarde, después continúa
caminando…
Ese día Wufei llega tarde a
la oficina, y Traize que no podía esperar a que él regresara para que ambos
buscaran a Duo, sale del departamento que el pelinegro rentaba y aunque no
conocía la ciudad sube a su auto, aun cuando no era seguro que pudiera
encontrarlo de esa forma, él quería intentarlo… Sin recibir de su jefe un
regaño por llegar tarde, Wufei se sienta en su lugar de siempre, mirando por
momentos el lugar donde antes se sentaba el trenzado, su corazón late más a
prisa y comienza a inquietarse, su pensamiento estaba dividido porque gran
parte de él deseaba que Traize jamás diera con Duo y la otra parte deseaba
verlo feliz, aun cuando esa felicidad fuera a costa de la felicidad de Duo y la
propia. Instantes después que siente que no podrá continuar con esos
pensamientos sin que hagan su cabeza explotar, el teléfono celular de Wufei
suena, sorprendiéndose de que fuera su supuesta novia, indeciso espera a que se
oiga más tiempo antes de contestarlo
Wufei. ¿Sí?
Relena. Qué bien que estás
bien ¿Qué sucede? Anoche no te pude localizar y había un hombre en tu
departamento ¿Qué está pasando?
Wufei. Yo… no puedo
explicártelo
Relena. Pero Wufei…
Wufei. Relena, ese hombre
es Traize
En aquellos días y después
de haber sido rechazada por Heero, la chica no podía escuchar peores palabras
que esas, tanto lo siente así que se queda callada unos instantes, usando una
voz muy pasiva al hablar
Relena. Ya veo… entonces
ustedes… ¿pasó algo?
Wufei. Estuvimos juntos…
Después de pasar duramente
saliva, Relena pierde el habla por completo, como si un nudo enorme en su
garganta le impidiera cualquier clase de sonido, así que Wufei se decide a
hablar
Wufei. Yo no quiero
mentirte, lo sigo amando
Relena. En… entiendo
Dolida por completo y sin
querer oír más, la chica cuelga el teléfono, soltándose a llorar al instante,
el pelinegro llama un par de veces antes de darse cuenta que le han colgado, sintiéndose
culpable y a la vez triste, pero salvo el plan de Noventa, a él no le gustaba
engañar a Relena, y había sido claro con ella desde el inicio con respecto a
sus sentimientos
Wufei. Perdóname Relena
Momentos después sale su
jefe de la oficina y se acerca a él, aprovechando que no hay nadie cerca abraza
por la espalda al chico y le muerde la oreja
Marshall. Tengo ganas
Apretando sus manos en el
pecho de su empleado regala dos besos en su cuello y después se levanta,
dándole la espalda a Wufei
Marshall. Sal y espérame
afuera del Hotel
Wufei. Sí
Como si no tuviera
suficientes problemas, su jefe lo usaba ahora para desahogarse, para apagar las
ganas desquiciadas que le daban por poseer a un cuerpo en sustitución del de
Duo que jamás había conseguido…
Como era de esperarse y a
pesar de tener un mapa en sus manos, Traize siente que se ha perdido cuando es
mediodía y no encuentra el departamento de Wufei para ir a comer, su ex amante
le había dado un duplicado de la llave
Traize. ¡Demonios!
La calle por la que
transitaba estaba casi desierta, pero al ver a un hombre mayor caminando por
ahí, disminuye la velocidad para preguntarle por la calle donde se encontraba
el departamento de Wufei, el hombre le comienza a explicar acercándose a la
portezuela y él pone fina atención en ello. Sin embargo mientras escucha, una
visión casi irreal frente a él lo distrae, no sabía si era una broma de su
mente o una buena jugada a su favor del destino, porque frente a él, caminando
hacia delante pasando por la portezuela del lado del conductor, estaba un chico
de larga cabellera cogida en una trenza, al inicio no lo cree pero mantiene su
mirada en ese chico, dándose cuenta por la forma de caminar que se trataba de
él, el hombre que le explicaba nota su falta de interés e indignado continúa su
camino como si nunca le hubiesen pedido su ayuda.
Efectivamente se trataba de
Duo, pero él no se había dado cuenta que Traize iba dentro del auto que había
visto detenido en esa calle, el hombre que explicaba a Traize camina del lado
opuesto al que iba Duo, quedando la calle prácticamente desierta de transeúntes
y solo unos pocos carros circulaban, así que Traize le sigue sigilosamente, y
Duo por ir distraído pensando en sus cosas no se da cuenta que un auto estaba
tras de él
Traize. Dios quiere que
estés a mi lado, por eso te ha puesto frente a mí, eres un idiota si crees que
puedes pavonearte sin cumplir tus obligaciones
Sonriendo con malicia
detiene por fin el auto cuando están por llegar a una avenida de un solo
sentido que se divisaba a lo lejos, y si Duo caminaba del lado contrario
entonces no le podría atrapar
Traize. Eres mío
Con gran entusiasmo acelera
el paso hacia Duo, el trenzado continuaba perdido en sus pensamientos, pero aun
así oye unos pasos y por alguna extraña razón se siente inquieto y voltea hacia
atrás, en breves instantes sus pupilas se dilatan por completo, dejando que su
cuerpo adquiera una postura tullida, llenándose de horror ante esa visión,
sintiendo un cruel escalofrío cuando la mano de su esposo se cierra su brazo
Traize. Hola mi amor
Duo. No… no…
Paralizado por completo Duo
no tiene reacción, sin embargo Traize lo jala hacia él y lo abraza como si
realmente se sintiera feliz de verlo, el trenzado intenta gritar y aventarlo
pero se queda inmóvil
Traize. Regresemos a casa
hermoso, estuve esperando por ti
Duo. No… suéltame
Traize. ¿Qué te sucede?
Duo. No quiero… déjame ir
Traize. Malagradecido
Enojado por la reacción de
su tonto esposo, Traize no solo lo suelta, sino que también lo avienta con gran
fuerza haciéndolo caer sentado al suelo, Duo intenta levantarse para correr,
pero antes de intentarlo, su esposo lo levanta con un fuerte jalón y lo dirige
hacia el auto, Duo intenta gritar con horror pero los gritos no salen de su
garganta, solo atina a dar ligeros jadeos que le raspan la garganta
Traize. Te enseñaré a
volverte a comportar
Duo. No… basta
Traize. Cállate imbécil
Sin consideración alguna lo
sujeta con fuerza del cabello, haciéndole gritar adolorido y cerrar los ojos
con fuerza, intentando aminorar el dolor sujetando el brazo de su agresor
Traize. No hagas
escándalos, alguien puede pasar, estate quieto y no te haré daño amor ¿sí? Dime
que te vas a comportar ¿lo harás?
Apretando más el cabello de
Duo espera por una respuesta hasta que el chico asiente con su cabeza, Traize
sonríe y le besa la mejilla, soltándole después los cabellos, acomodándolos
como si su mano fuese un cepillo
Traize. Sonríeme… vamos,
como solo tú lo haces
Sin encontrar otra cosa que
pudiera hacer para escaparse, Duo opta por hacerle caso y le sonríe, su esposo
le responde y le besa los labios, tomándolo del brazo, se dirigen al auto y Duo
sube, después lo hace Traize, ayudándole a ponerse el cinturón de seguridad
Traize. ¿Sabes? Wufei me
dijo que no te lastimara… si supiera que eres un rebelde
Traize sonríe cínicamente y
arranca el auto, Duo mira por la ventanilla el paisaje, su cuerpo temblaba, su
peor temor estaba ahí, ahora era una realidad. Para Traize, tener de nuevo a su
esposo a su lado más que un triunfo era un cumplimiento a su capricho, un cruel
capricho que no solo destruía a Duo y Wufei, sino al propio Traize, porque sus
motivos oscuros eran ahora incomprensibles para el trenzado… Mientras Wufei se
colocaba de nuevo su ropa y Noventa tomaba un baño, el teléfono celular del
pelinegro suena y con tranquilidad se acerca a él para contestarlo, la voz de
Traize al otro lado sonaba alegre
Traize. Está conmigo
Wufei. ¿Qué dices?
Traize. Encontré a Duo,
está conmigo en el auto, ¿Cómo llego a tu departamento?
Deteniéndose en una
esquina, Traize le indica a su ex amante las calles en las que se encuentra,
pero Wufei seguía impresionado por la noticia, todo le resultaba tan extraño y
rápido que parecía increíble, pero aquella no era una ciudad muy grande así que
no le resulta del todo imposible. Cuando por fin reacciona le explica a Traize
como llegar…
Cuando Quatre mira el reloj
y nota que son casi las tres de la tarde se pone de pie rápidamente dejando
caer el libro que estaba leyendo, Trant lo mira con interés
Trant. ¿Qué pasa?
Quatre. ¿Ya viste la hora?
No llegaremos a la primera clase
Trant. ¿Ah sí?
Para Trant no era tan
importante asistir a clases como pasar el tiempo con Quatre, así que no le toma
mucha importancia, pero para el rubio ese era casi un crimen, así que corre a
su habitación mientras grita a su amigo que tomará un baño antes de que salgan
a la escuela, el rostro de Trant se sonroja cuando se imagina a Quatre
bañándose
Trant. Cálmate
Apenado despeja sus
pensamientos con palmadas en la mejilla. La puerta del baño se oye cerrar y
poco después el timbre del teléfono, Quatre grita desde el baño a su amigo
pidiéndole que conteste. Del otro lado de la línea estaba Trowa,
desconcertándose cuando oye la voz del amigo de su novio
Trant. ¿Diga?
Trowa. ¿Trant? ¿Dónde está
Quatre?
Trant. Bañándose
Aunque confiaba ciegamente
en su novio, oír la voz de Trant en el departamento de Quatre y oírle decir
además que éste tomaba un baño, hace a Trowa pensar algo que no está
sucediendo, así que se molesta colgando el teléfono
Trant. ¿Hola? ¿Trowa?
Sin darle importancia
también cuelga. En su habitación, Trowa caminaba desesperado de un lado a otro,
mordiéndose las uñas mientras piensa en cientos de razones por las cuales está
Trant en el departamento de Quatre, sin embargo cada vez que alguna le venía a
la mente, la más tonta es la que reinaba, esos dos habían pasado la noche, el
rubio lo había engañado. Aterrado por ese pensamiento se sujeta la cabeza con
ambas manos, viniéndole a la mente recuerdos dolorosos que no quería recordar
"Perdóname pero yo… yo
no siento lo mismo por ti"
Hace años había sufrido por
un amor no correspondido, ahora se sentía igual que en aquella ocasión, lo
había reemplazado, al igual que hace algunas semanas aquella persona le había
reemplazado con un nuevo amor, ésta vez era Quatre quien lo reemplazaba por
alguien más
Trowa. No… él no… mi Quatre
Quería convencerse de ello,
pero un extraño sentimiento de ira se apodera de él, pero no era algo que
sintiera en la boca de su estómago como un enojo normal, era algo que le hacía
hervir la cabeza como si fuera a estallarle de un momento a otro y un
detestable zumbido le retumba, haciéndolo agarrarse la cabeza con más fuerza,
comenzando a sentir un intenso dolor quemándole por dentro, tan intenso que cae
de rodillas al suelo, apoyando la frente en éste y comenzando a gritar,
apretándose la cabeza con las manos con tal fuerza que parecía que si no lo
hacía ésta le reventaría. Hasta la sala de la casa se oyen sus desesperados
gritos, Catherine se levanta del sillón de un sobresalto al igual que su prima
y ambas corren hacia la habitación, al entrar ven la horrible escena, Mariemaia
comienza a llorar asustada mientras que Catherine se acerca a Trowa e intenta
ayudarlo, pero éste no dejaba de gritar y sujetarse la cabeza, ella también
lloraba pero más controlada queriendo ser de ayuda
Catherine. Llama una
ambulancia
La niña corre desesperada
al teléfono y marca enseguida mientras Catherine continúa con su hermano
intentando ayudarlo
Catherine. Trowa por favor
cálmate, hermano…
Con dificultad Trowa
levanta la cabeza y Catherine ahoga un grito al ver su rostro distorsionado por
el dolor, su ojo derecho estaba casi rojo, sus vasos capilares resaltaban y
escurría un poco de sangre, mientras que el izquierdo estaba casi ido,
enseguida se lleva una mano a la boca para no gritar y poco después Trowa
pierde el conocimiento debido a la intensidad del dolor… Mientras Quatre se
colocaba la ropa siente un extraño dolor en el pecho y sin sentir tristeza
involuntariamente unas lágrimas salen de sus ojos
Quatre. ¿Qué pasa?
Tanto el dolor de Trowa
como la angustia de Duo hacen sentir a Quatre el deseo imperante por comenzar a
llorar sin saber porque lo hace, solo sabía que algo no andaba bien, así que se
apresura a vestirse y salir del baño, Trant acababa de recoger las cosas de
estudio
Quatre. Trant algo malo
está pasando
Trant. ¿De qué hablas?
Quatre. No sé, es algo… me
siento mal
Nervioso se sienta en el
sillón, sintiendo después náuseas, nuevamente las lágrimas comienzan a brotar,
Trant se preocupa y se sienta a su lado
Trant. ¿Te traigo algo?
¿Qué necesitas?
Quatre. ¿Me traes el
teléfono?
Enseguida el chico va por
el aparato inalámbrico y se lo da al rubio, Quatre enseguida marca a casa de su
novio, pero para su mala suerte nadie contesta, preocupado marca al celular
pero Catherine no se lo había llevado, así que se preocupa más. Desesperado
llama a casa de Heero pero el ojiazul estaba en la escuela, asustado el rubio
se levanta del sillón mirando con miedo a su amigo
Quatre. Algo está mal…
Trant. No pienses eso
Quatre. ¿Qué debo hacer?
No aguantándose más las
ganas de vomitar, Quatre lo hace casi encima de los zapatos de su amigo
llorando después, Trant en verdad se asusta y lo primero que se le ocurre es
ayudar a Quatre a levantarse y llevando su débil cuerpo al baño para que se
enjuague la boca, pero el rubio se oponía, él quería ir a buscar a su novio
Trant. Todo está bien, hace
rato llamó Trowa
Quatre. ¿Qué?
Trant. Preguntó por ti y le
dije que te estabas bañando, después colgó
Quatre. ¿Colgó enojado o se
despidió?
Trant. Solo colgó
Quatre. ¿No le explicaste?
Porque él no sabe que viniste a estudiar…
Trant. No, pues…
Aventando a su amigo el
rubio sale del baño rápidamente y sin importarle limpiar el vómito y tampoco
importándole sus clases, sale del departamento sin cerrar la puerta, dejando a
Trant preocupado e inquieto…
Por fin después de una
travesía que pareció eterna, Traize llega junto con Duo al departamento, el
trenzado entra con desconfianza, sintiéndose enormemente triste, no quería
volver al pasado, menos de esa forma, cuando había decidido hacerle frente a su
esposo no había pensado en que sería de esa forma, sino que sería al lado de
Heero y fuera de peligro, pero ahora Traize lo iba a tener ahí, obligándolo a
permanecer a su lado siempre, que distante le parecía el tiempo en que besaba a
Heero. Traize cierra la puerta con llave y sonriendo se acerca a Duo, besándole
la mejilla, el ojivioleta permanece estático, como si le besara una roca, su
esposo se aleja y lo contempla
Traize. ¿Por qué huiste de
mí?
Duo. Tu… me golpeabas
Traize. Porque te portabas
mal amorcito, eres rebelde
Duo. Me violabas
Traize. Claro que no, es
obligación tuya como marido cumplir mis necesidades
Duo. ¿Con violencia?
Traize. Eso es porque no
entiendes
Duo. ¡Tenías un amante!
Traize. ¡Idiota! Tú me
orillaste a buscar otros brazos
Duo. Y dejaste que alguien
más me tocara, incluso lo ayudaste
Traize. Yo estaba borracho
Duo. ¡Pretextos! Tu no me
amaste nunca, solo me lastimaste
Traize. No es verdad
Duo. Claro que sí, y yo no
aguanté más
Traize. ¡Cállate!
Furioso porque su esposo lo
enfrentaba, Traize le da un puñetazo en la cara que lo hace caer al suelo
sangrando, Duo se evita llorar, mirándolo con resentimiento, Traize nota que
esa mirada no era propia de él y se desquicia, estaba acostumbrado a la mirada
llena de miedo de su esposo, pero en ésta ocasión era distinta y no lo soportaba
Traize. ¡No me mires así!
Duo. Solo sabes lastimarme,
me da lástima que no sabes amar
Traize. ¡Cállate infeliz!
Duo. He sufrido siempre por
ti ¡he sufrido por tu culpa!
Furioso por completo Traize
se agacha y agarrando con mucha fuerza los cabellos de Duo, mueve violentamente
su cabeza hacia atrás y luego hacia él, mirándolo directamente a los ojos, los
violetas le respondían de igual forma
Traize. ¿Crees que solo tú
sufres?
Duo. ¿Qué?
Traize. ¿Crees que yo…
quería casarme contigo?
En los ojos azules se
muestra un gesto que Duo jamás había visto ¿acaso era tristeza? Esa expresión
iba más allá del odio
Traize. No eres el único
que no pudo elegir
De pronto la mirada de
Traize no estaba fija en Duo, sino en otro punto muerto, como si tuviera una regresión
dolorosa, sus ojos se comienzan a cristalizar y sin notarlo conscientemente
suelta un poco los cabellos castaños de Duo
Traize. Debía obedecer sus
órdenes, siempre era así, él… no me dejaba elegir… yo no…
Extrañado por aquella
actitud, Duo mira fijamente a su esposo, ahora no tratando de enfrentarlo, más
bien trataba de entenderlo, ¿acaso algo había sucedido con él antes de que
ellos se casaran que hacía a Traize comportarse como un desquiciado?
"Duo, por lo general
los golpeadores sufrieron algo igual, son patrones que se heredan"
¿Acaso se refería a su
padre? Recordaba las palabras de Noin, la verdad es que no sabía nada de la
familia de Traize, sus padres los habían casado pero él realmente no sabía
nada, tampoco de Traize, se había casado prácticamente con un desconocido…
Traize recupera la compostura y vuelve a apretar los cabellos de su esposo,
también le mira de nuevo a los ojos
Traize. Vas a dejar de
llorar y comportarte como imbécil, vas a estar a mi lado te guste o no
Duo. No… yo amo a alguien
más
Traize. ¿Qué? ¡Desgraciado!
Sin soltar los cabellos con
la mano derecha, utiliza la izquierda para darle una bofetada, Duo cierra los
ojos al recibirla pero después vuelve a enfrentarlo con la mirada
Traize. Eres un caliente
Duo. No es cierto
Traize. Estás sucio, te has
entregado a alguien más
Duo. No es verdad, aunque
lo deseo con toda el alma
Traize. ¡Asqueroso!
Perdiendo los estribos se
pone de pie y le da una patada en el costado haciéndolo gritar de dolor,
después se comienza a quitar rápidamente la ropa, Duo abre ampliamente los ojos
y a pesar del dolor intenta ponerse de pie, pero Traize que estaba por
desabrochar sus pantalones, lo sujeta con fuerza del hombro y lo avienta hacia
la pared, dejándolo indefenso, Traize se quita por completo la ropa y se acerca
a Duo, quien a duras penas intenta oponerse a que también lo desnude,
manoteando y pataleando desesperado
Traize. ¡Quieto ya! Cumple
con tu obligación
Volviéndolo a golpear logra
que se calme, entonces le arranca partes de la ropa y lo demás lo quita,
dejándolo desnudo ante él
Duo. ¡Noo, déjame… no me
toques!
Aunque gritaba, las manos
de Traize acariciaban sus glúteos, separándole después las piernas, el trenzado
abría con amplitud sus ojos, temblando por completo, Traize que estaba hincado
atrás de él le sujeta las caderas y arremete contra él sin consideración
alguna, Duo grita con profundo dolor estirando su mano derecha como si quisiera
agarrar algo mientras la otra se empuñaba con fuerza. Traize lo embiste con
violencia
Traize. Estas estrecho… y
áspero… ¿con quién te metiste desgraciado?
Duo. Aaahhh basta… aaah
Traize. Llora… así… llora…
si, si
Sus ojos vuelven a perderse
mientras embiste con violencia a Duo, como si se tratara de un objeto al que
penetraba, el trenzado gritaba y lloraba, su cuerpo aún temblaba, sus ojos
comenzaban a ponerse en blanco, ahora sus brazos estaban apoyados en el suelo.
Dolía tanto que no lo podía describir, pronto comienza a sentir húmedo y no
precisamente por el semen de su esposo, por dentro sentía un ardor
indescriptible, así que suponía que había vuelto a desangrarse. Mientras por su
parte, Traize se sentía casi al punto del delirio, sin embargo aquel llanto de
Duo le hace recordar amargas experiencias
"Chúpala bien… no seas
idiota… así se hace, sí, llora… sigue llorando… grita de dolor"
"Ya no quiero,
detente"
Traize. Aaahh sí… ¡ngh!
Duo. ¡Aaaaaahh!
Atrayendo sus caderas hacia
él lo más que se pueda se chorrea dentro de él hasta la última gota, el
trenzado estaba acabado mentalmente, su peor pesadilla se hacía realidad, ahora
nunca iba a poder estar con Heero, de nuevo estaba corrompido, además su cuerpo
dolía como nunca… poco a poco el miembro de Traize sale de Duo y junto con él
sangre y semen, en ese momento la puerta se abre, entrando por ella Wufei, sus
pupilas se dilatan ante el horror de la escena, cerrando rápidamente la puerta
Wufei. ¡¿Qué hiciste?!
Aterrado corre hacia Duo
como si quisiera ayudarlo pero éste le voltea la cara, la cual estaba llena de
lágrimas y sudor, Wufei mira con enojo a Traize
Wufei. Eres un maldito
Las palabras de Wufei
duelen pero Traize se mantiene sereno, poniéndose de pie y dándole la espalda,
se dirige al baño como si nada, el pelinegro vuelve a mirar a Duo, no sabía qué
hacer, solo oía los lamentos de Duo, sus sollozos ahogados
Duo. Estarás feliz… me
volvió a violar
Wufei. No, yo…
Duo. ¡Déjame tranquilo!...
me quiero morir
Wufei. Duo… yo… yo no…
No soportando la culpa que
la situación infligía en él, Wufei se cubre el rostro con ambas manos y
comienza a llorar. Duo lo oye pero no se inmuta ni un poco, solo podía pensar
en su cuerpo ultrajado una vez más, en que posiblemente no volvería a ver a
Heero, en que ya no era digno de él, mejor era morirse ahí mismo, ya no quería
sufrir.
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