Lo que el viento se llevó
Capítulo 14. El dolor que no se olvida
Conforme los minutos
pasaban, la tensión crecía, estaba ansioso y asustado, no tardaría en estar
frente a Wufei, en cualquier momento podía llegar y verlo, seguramente le diría
a Traize y entonces la magia terminaría, su esposo lo llevaría de nuevo con él,
Heero iba a formar parte de un futuro inexistente... ¿pero en qué estaba
pensando? No tenía por qué imaginarse algo así, porque debía de confiar en
Heero y en sus amigos, ellos jamás iban a dejar que Traize se saliera con la
suya, aunque el miedo a volver a verlo no era tan fácil de desaparecer, por eso
lo mejor era hablar sinceramente con Wufei y pedirle que no dijera de su
paradero. Había encontrado la felicidad y no quería perderla, el pelinegro
debía de entenderlo...
Ya había firmado su
contrato, llevaba casi una hora sentado en su puesto, los teléfonos estaban muy
tranquilos y no tenía nada que hacer, a su lado había una computadora pero no
sabía usarla, prácticamente estaba bostezando, pero para su fortuna (o
infortunio) el teléfono suena por quinta vez en una hora, Duo se pone derecho y
descuelga el aparato
Duo. Oficina de Marshall
Noventa ¿En qué puedo ayudarlo?
Wufei. Vaya, hasta con
secretario... Oh sí, perdón ¿me comunica con el señor Marshall?
Duo. No está
Wufei. ¿Te dejo un recado?
Duo. Sí
Wufei. Dile que hoy no
podré asistir, tengo otro compromiso
Sacando la libreta de
apuntes, Duo anota el mensaje
Duo. ¿De parte de quién?
Wufei. Chang Wufei
El cuerpo de Duo se
paraliza al oír aquel nombre, estaba hablando con el pelinegro por teléfono, se
sentía impactado y había perdido el habla unos momentos
Wufei. Te lo encargo
Duo. Sí... sí
Nervioso cuelga enseguida
el teléfono, Wufei siente el corte muy rebuscado y mira el aparato celular en
su mano unos momentos, no le toma mucha importancia y lo deja sobre el mueble
junto a la cama
Relena. ¿Solucionado?
Wufei. Sí
Sonriendo a la chica a su
lado, se acerca para darle un beso en los labios, y con el brazo que rodeaba
sus hombros, la atrae hacia él en un cariñoso abrazo, ella estaba muy sonriente,
acariciándole el pecho con la yema de sus dedos y bajo las sábanas ambos
cierran sus ojos, últimamente se veían con más frecuencia, y poco a poco el
pelinegro disfrutaba cada vez más de su compañía...
Visiblemente nervioso, Duo
jugaba entre sus dedos una lapicera, estaba preocupado, solo de oír la voz del
chico, toda su piel se había enchinado
Duo. Debo ser fuerte, esto
no me debe afectar
Cerrando sus ojos se
convence firmemente de ello, tal vez así lograría vencer el miedo, pero además,
tenía un arma aún más poderosa, pues aunque sonara bobo y cursi, el amor que
sentía por Heero le iba a ayudar a seguir adelante y superar todos sus miedos.
Solo de acordarse del ojiazul, sonríe tiernamente, llevándose una mano al
pecho, en esos momentos su mayor fuerza era él...
Al saber que ese era el
primer día de trabajo de Duo, el ojiazul no podía dejar de sentirse
intranquilo, y no porque en sí fuera el primer día de trabajo de su trenzado,
sino porque éste era al lado de Marshall Noventa, un tipo nefasto que lo miraba
lujuriosamente, sentía asco solo de recordarlo, y también mucho coraje, lo que
menos deseaba era que Duo viviera nuevamente los desagradables momentos que
había pasado en su primer trabajo, solo de acordarse se le revolvía el
estómago... se revolvía entre las sábanas de su cama, ese día ni siquiera había
querido asistir a la escuela, esperaba impaciente a que dieran las 5 de la
tarde e ir por Duo a la empresa del señor Darlian
Heero. Aún falta
Miraba su reloj, viendo con
fastidio que apenas eran las 10 y media de la mañana, su novio entraba a
trabajar a las 9, él mismo lo había llevado hasta la puerta y él mismo se
encargaría de recogerlo, no sabía cómo iba hacer los días venideros, pues tenía
que asistir a sus clases e ir y llevar a Duo consumía parte de su tiempo
escolar, pero es que quería asegurarse personalmente que el trenzado llegara y
saliera con bien de su trabajo, no le tenía ni un gramo de confianza al señor
Marshall, sabía que no era de fiar, unos ojos como los de él no eran de alguien
bueno.
Tampoco podía depender de
Quatre, ya que él trabajaba y estudiaba, le era imposible llevar y recoger a su
amigo, y de Trowa tampoco, desafortunadamente su amigo ya no podía conducir y
prácticamente no lo dejaban salir solo
Heero. Que difícil
Por más vueltas que le daba
no encontraba una solución razonable, ya que la única alternativa que quedaba
era que Duo hiciera todo eso solo, comenzar a manejarse sin compañía por la
ciudad, pero es que temía tanto por su seguridad, porque el ojivioleta era muy
noble y confiado, fácilmente alguien lo podía engañar, pero aunque no quisiera,
esa era la única solución si quería seguir asistiendo a la escuela... enojado
se sienta rápido en la cama, odiaba admitirlo, pero debía dejar que Duo
comenzara a independizarse, no podía depender toda su vida de él y sus amigos
Heero. Maldita sea
Rara vez dejaba que el
coraje se apoderaba de él, odiaba dejarse llevar por cualquier tipo de pasión,
siempre había moderado sus emociones, pero ahora no podía dejar de sentirse
molesto e impaciente, si tan solo Duo no fuera tan testarudo no estaría pasando
por aquello, porque se había cansado de decirle que no trabajara cerca del
señor Noventa, pero el trenzado había decidido no hacerle caso, solo esperaba,
rogaba porque no fuera a querer pasarse con su novio, porque si lo hacía, no le
importaba convertirse en un homicida...
Ya era casi la hora de
comer y Duo no tenía noticias de su jefe, seguro que había salido junto a
Darlian en un asunto de negocios y no habían vuelto, eso lo hacía sentirse un
poco aliviado, al igual que Heero, desconfiaba de Marshall, pero no había
podido rechazar la oferta de trabajo, el padre de Relena había sido muy bueno
en darle una oportunidad... un poco más tarde, una de las secretarias de ese
piso, pasa frente al escritorio y al ver al trenzado se detiene, nunca había
visto a ese chico tan lindo trabajando ahí, seguro que era nuevo y no perdería
la oportunidad, sonriendo se acerca a él en gesto coqueto, parándose frente al
escritorio, Duo voltea y se sonroja ante la mirada intensa e insistente de la
chica
Maya. Hola lindo ¿eres
nuevo?
Duo. Este... sí, lo soy
Maya. Veo que serás el
secretario del señor Noventa
Duo. Asistente
Maya. Ya veo
Inclinando su cabeza hacia
la derecha, la chica se quita un poco de cabello del lado izquierdo, cerrándole
un ojo al trenzado, era una chica bastante guapa y también muy atrevida, el
ojivioleta sonríe nervioso y se sonroja aún más, nunca antes una chica le había
coqueteado de esa forma, debía admitir que se sentía bonito, pero también
bochornoso, además él no estaba interesado, él tenía a Heero
Maya. Falta poco para la
hora de la comida, te veo en el comedor
Duo. Sí, allá nos vemos
Maya. Está en planta baja,
no te me vayas a perder
Mordiéndose el labio
inferior ligeramente, acaricia con su dedo índice la mejilla de Duo, él
instintivamente se hace un poco hacia atrás, volviendo a sonreír con farsa,
ella suelta una risita tonta ante la reacción y se aleja del escritorio,
mandándole un beso al trenzado con la mano y marchándose después, Duo deja de
sonreír y suspira levemente
Duo. Que chica tan extraña
Golpeándose un poco las
mejillas, Duo intenta espabilarse y fija su mirada después en el teléfono
¿podría usarlo para llamar a Heero? No, seguramente lo regañarían si lo usara
para asuntos personales, así que se resigna enseguida, volviendo después a
aburrirse. Poco después, para su desgracia, su jefe vuelve, ésta vez solo, y
sonreía ampliamente
Marshall. ¿Algo importante?
Rápidamente y con
movimiento torpe, Duo agarra la libreta donde tenía sus anotaciones
Duo. Llamó Lara Minster,
que la comida de mañana se cancela, y Wufei, que hoy no vendrá porque tiene
asuntos que atender, las demás llamadas eran para hablar directo con usted, no
dejaron recado
Marshall. Perfecto...
El trenzado estaba nervioso
porque no sabía cómo pasar recados y quería hacerlo lo mejor posible, pero su
jefe no había notado nada de ello, él parecía entretenido viendo las facciones
del hermoso rostro de Duo, el trenzado lo nota y se pone más nervioso
Duo. ¿Algo más?
Marshall. Nada, vas bien...
si quieres adelanta tu hora de comida
Duo. Sí
Enseguida y rápidamente,
Duo acomoda un par de cosas y se marcha a planta baja, Marshall lo mira
marcharse sonriendo complacido, realmente no necesitaba de tener dos
asistentes, con Wufei le bastaba, pero había querido tener ahí al trenzado,
simplemente le alegraba la vista sobremanera, y quien sabe, tal vez su plan de
comprarlo con lujos estaría más cerca de lo que tenía planeado...
Cuando es realmente la hora
de comer, demás trabajadores de la empresa, comienzan a llegar a los comedores,
la chica de antes entre ellos, iba acompañada de otras dos chicas, que también
se veían igual de coquetas que ella. La chica enseguida que ve a Duo sentado
solo casi en un rincón, lo señala a sus amigas y ellas lo miran con interés,
soltando ambas unas risas tontas, el trenzado alcanza a oírlas y voltea,
sorprendiéndose de ver a la chica atrevida nuevamente, ahora acompañada,
enseguida vuelve a sonrojarse, y se incomoda cuando ve que las tres se acercan
a él
Maya. Hola lindo
Duo. Hola... de nuevo
Maya. Ya ni me presenté,
soy Maya, y ellas son Rina y Lana
Lana. Hola
Rina. Mucho gusto
Duo. Hola
El trenzado se mostraba
amable, pero no quería a esas mujeres cerca de él, las tres tenían miradas muy
profundas y libidinosas, parecía que se lo querían comer
Maya. Vamos por comida, nos
vamos a sentar contigo ¿eh?
Duo. Este... Sí
Las tres chicas se marchan
moviendo las caderas con pomposidad, y nuevamente el suspira cansado, no podía
ser grosero con las chicas, o más bien no quería ser grosero, no estaba en su
naturaleza, además tenía la mala experiencia con su compañera Hilde, no le
gustaba ser rechazado y seguro que cuando esas tres quisieran saber más de él,
si se daban cuenta que salía con un hombre lo iban a despreciar...
Sintiendo cansado el brazo,
Wufei logra con esfuerzo sacarlo de abajo del cuerpo de Relena sin despertarla,
suavemente se levanta de la cama y colocándose la ropa interior se acerca a la
ventana de aquel cuarto de Motel, mirando el paisaje tranquilo de esa parte de
la ciudad, podía ver su reflejo en el cristal, tenía una mirada muy triste
Wufei. Traize, pronto
vendrás, y no es por mí... vienes por él
Apretando con fuerza sus
labios intenta no llorar, pasarse la vida llorando por alguien que nunca lo
había amado no era algo que debiera hacer, mal o bien, ahora estaba con Relena,
tal vez por los motivos equivocados, pero cada vez se convencía que estar con
ella sería buen medio para olvidar a Traize ¿y por qué no? Llegar a ser feliz
Wufei. Espero que pueda
hacerlo... ya no te quiero amar
Colocando su mano sobre el
cristal, cierra su puño al mismo tiempo que los ojos, comenzando a sollozar,
Relena había despertado segundos atrás y abriendo sus ojos mira hacia la puerta
de la habitación, oía los sollozos de su novio y también había oído sus últimas
palabras, ella también se sentía ofuscada, ya no quería amar a Heero, pero por
más intentos por querer lograrlo, fallaba una y otra vez, pues en el mismo plano
de ideas que Wufei, ella se quería olvidar de Heero, así como él de Traize
"Un clavo saca a otro clavo" ¿cruel? Demasiado ¿injusto? También,
pero era la única forma y ambos lo sabían, aunque jamás lo dirían uno al
otro...
Durante la comida, las tres
chicas coquetas no habían parado de hablar, Duo solo las había oído sin mostrar
interés, a veces hasta se perdía en la plática, y francamente no le interesaba
saber de qué conversaban... después de aquella molesta hora en los comedores,
los empleados regresan a sus puestos, las chicas habían llevado a Duo hasta su
lugar de trabajo y se habían despedido igual de coquetas.
Después de eso, Marshall ya
no había salido de su oficina ni había dejado otro pendiente a Duo, así que
hasta la hora de su salida, el trenzado no había hecho más que bostezar. Cuando
deja todo acomodado, se comunica con su jefe a través de la línea telefónica y
sale aprisa de las instalaciones, Heero le había dicho que iría por él y estaba
ansioso por verlo, llega a la salida casi corriendo pero lamentablemente Heero
no estaba ahí, suspirando resignado, se queda cerca de la puerta a esperarlo,
el guardia se acerca a él
Guardia. ¿Esperando joven?
Duo. Sí
Guardia. ¿A su novia?
Duo. No, yo... a un amigo
Guardia. Ya veo, ojalá no
espere mucho
Duo. Sí, gracias
El encargado de la puerta
se retira y vuelve a su puesto, acostumbraba a preguntar si alguien se quedaba
afuera, a Duo le había parecido muy extraño verlo, pero no desconfía de él...
no mucho después, un taxi que se detiene a la entrada de la empresa llama la
atención del trenzado, y como bien suponía, Heero baja de él, el trenzado
sonríe contento y camina hacia él simultáneamente con los pasos de su novio,
hasta que quedan frente a frente, Heero estaba muy contento de verlo pero se
veía muy normal
Duo. Hola
Heero. Hola
Sin importarle que estaban
en vía pública y frente al guardia, Heero sujeta la barbilla de Duo y le da un
beso en los labios, haciéndolo sonrojar, cuando se separan el trenzado intenta
decir algo, pero nuevamente Heero lo besa, acariciando después la mejilla
Heero. ¿Cómo te fue?
Duo. Bien, todo tranquilo,
poco trabajo, pero bien
Sonríe apenado, en cambio
Heero lo mira serio, no quería mostrarse tan frío frente a él pero aún seguía
molesto porque Duo había aceptado aquel trabajo. Soltando su mejilla lo toma de
la mano y caminan marchándose de ahí, ninguno había notado que las tres chicas
coquetas habían mirado la escena, las bocas les llegaban casi hasta el suelo
Maya. Los más lindos
siempre son Gays
La voz derrotada de la
chica hace suspirar a las otras dos, las cuales estaban de acuerdo en lo que
había dicho su compañera
Lana. Aunque... se ven
lindos juntos
Rina. El otro es muy
apuesto
Ahora las tres suspiran
resignadas, ahora debían buscar otros hombres, porque esos dos que se acababan
de marchar, estaban descartados... Llevaban tomados de la mano por varias
cuadras, y Duo no dejaba de platicar a su novio sobre aquel día, contando
también lo de las chicas coquetas, historia que al ojiazul no le había agradado
para nada, pero confiaba en su novio plenamente y sabía que nunca les haría
caso, por eso no se preocupaba
Duo. ¿A dónde vamos?
Heero. A beber algo
Duo. Oh, está bien
A pesar de que le daba
vergüenza, se agarra del brazo de Heero y recarga su cabeza en el hombro de su
novio, a Heero le agrada la acción y sonríe levemente, ya extrañaba la cercanía
del cuerpo del trenzado, su sola presencia se había convertido en una
necesidad, le asustaban sus sentimientos, eran tan fuertes que provocaban
terror, debía de admitirlo...
Preocupado porque su novio
lo había dejado plantado, Quatre se escapa de su última clase para visitar al
ojiverde en su casa, habían quedado de verse para comer y Trowa jamás había
llegado, tal vez le había pasado algo y eso lo tenía angustiado... cuando el
rubio llega a la casa, su cuñada le abre la puerta y se sorprende de verlo con
un gesto de preocupación, y él, olvidando toda educación entra a la casa
Quatre. ¿Qué le pasó?
Catherine. ¿A quién?
Quatre. ¡A Trowa!
Catherine. Nada, está en su
cuarto
Suspirando aliviado, el
rubio se lleva una mano al corazón y sonríe, Catherine le ofrece que pase a su
habitación, y él sin tener que oírlo dos veces hace caso, subiendo deprisa, sin
tocar la puerta entra y Trowa se sorprende de verlo ahí, también le parece
extraño, Quatre sonríe contento y enseguida se avienta a los brazos de su novio
que estaba sentado en la cama
Trowa. ¿Qué sucede amor?
Quatre. Estaba muy
preocupado ¿por qué no fuiste?
Trowa. ¿A dónde?
El rubio suelta a Trowa y
se aleja un poco de él, mirándolo fijamente, el ojiverde estaba muy confundido,
también le miraba a los ojos
Quatre. Nos quedamos de ver
para comer
Trowa. ¿Hoy?
Quatre. Sí, hoy
Los ojos desorbitados de
Trowa hacen entender a Quatre que algo no está bien, haciéndolo sentir un
fuerte golpe en el pecho, pero armándose de valor le sonríe, acariciándole los
cabellos después
Quatre. No te preocupes
Trowa. Yo... lo olvidé,
completamente
Quatre. No importa
Trowa. ¿Por qué?
Enojado cierra los ojos y
se aprieta los laterales de su cabeza con ambas manos, se veía muy desesperado,
Quatre se siente fatal al verlo así y lo abraza, logrando no llorar, no debía
llorar, aunque sabía que aquel era signo de que la enfermedad progresaba
Quatre. Todo está bien
Trowa. Sí, estará bien
Haciéndose el optimista
también intenta sonreír, pero el esfuerzo era muy grande, se sentía fuertemente
impotente, Quatre deja de abrazarlo y le sonríe ampliamente, volviendo a
acariciarle algunos cabellos, después le besa la frente
Quatre. Ahora vuelvo
Trowa. Sí
Pareciendo normal hasta que
sale de la habitación, sin borrar un solo segundo su sonrisa, y Trowa se sentía
tranquilo, pero en cuanto el rubio está fuera, se tapa la boca con una mano
haciendo mucha presión, sintiendo un fuerte dolor en el pecho, y antes de
soltar el llanto en pleno pasillo, corre al baño y se encierra, comenzando a
llorar, pero haciendo esfuerzo por no hacerlo en mayor volumen, sus lágrimas
caían gruesas y con fuerza cierra los ojos
Quatre. Tranquilízate,
nadie debe verte llorar... fuerza, por favor dame fuerza
Incapaz de hablar, miles de
ideas cruzaban por su mente, no era ningún secreto la pronta muerte de su
novio, tampoco que los efectos de la enfermedad serían dolorosos, pero aun así
el dolor no se reducía, y él cada día se sentía más derrotado...
Habían pedido bebidas
ligeras y bebían poco a poco, Duo no dejaba de hablar, platicándole a Heero
historias de cuando vivía en Santa Fe, y como siempre, el ojiazul lo escuchaba
paciente, atento y muy interesado, aunque él no tenía mucho que decir.
Poro después llega el
momento que al trenzado se le acaba la conversación y entre ambos no se
escuchaba más que el sonido de los hielos cuando levantaban su vaso, de pronto
el ojivioleta se veía perdido en algún pensamiento que lo aturdía, pero no
quería decirlo, Heero se da cuenta que algo le pasa y lo mira fijamente
Heero. ¿Estás bien?
Duo. ¿Eh?... sí
Sonriendo intranquilo,
desvía su mirada y bebe después, pero a su novio no le convencía aquella mala
actuación, así que tomándole la mano por encima de la mesa, lo mira preocupado
directamente a los ojos, sin hacerse necesario que diga algo, Duo entiende con
ese gesto que el ojiazul quería que le contara todo, entonces no lo puede
evitar y se muestra angustiado
Duo. Trabajaré al lado de
Wufei
No estaba de más que a
Heero aquello no le gustara, porque era obvio que representaba un peligro para
su querido Duo, por eso no tarda en mostrarse más que sorprendido, estaba muy
molesto, por eso aprieta la mano de su novio contra la suya
Heero. No regresarás a ese
lugar
Duo. Pero...
Heero. ¡Sin excusas!
No le gustaba mostrarse
duro, pero no sabía qué demonios necesitaba Duo para convencerse de que no
debía trabajar en ese lugar, y la verdad a él le preocupaba mucho que lo
estuviera haciendo. En cambio Duo se siente dolido por aquella actitud y retira
su mano de la de Heero, haciendo que el ojiazul cambie su expresión de enojo
por una de asombro, el ojivioleta no le miraba a los ojos
Duo. Tú no me apoyas
Heero. Es que...
Duo. Quería más apoyo de tu
parte
Los ojos de Duo estaban
cristalinos, ahora le volvía a mirar, se veía dolido, y Heero no entendía que
demonios pensaba el trenzado, él solamente quería protegerlo, pero Duo buscaba
la forma de ponerse en peligro el solo, eso lo molestaba
Heero. ¿Y qué hago yo?
Duo. Dejar de pensar que
algo me va a suceder, y apoyarme en mis decisiones
Heero. ¿Aunque sean
equivocadas?
La pregunta de Heero hace
molestar a Duo, no importa que tan listo fuera Heero, no tenía derecho a
cuestionar sus decisiones, ahora estaba decepcionado, así que lo mira con tal
sentimiento
Duo. No soy ningún tonto
Heero. Yo...
Duo. ¿Por qué no me
comprendes?
Heero. Es que...
Antes de poder decir algo,
Duo se pone de pie y rápido sale del lugar, dejando a Heero confundido, no
podía entender al trenzado, parecía como si él fuera el malvado, el que no
quería entender, pero no se trataba de él, era Duo quien no entendía su
posición ante la situación... después de haber pagado las bebidas, sale rápido
del lugar, Duo se encontraba a unos cuantos metros de él, se dirigía a la
avenida grande, seguramente para tomar un taxi al departamento de Quatre, pero
antes de que llegue, Heero le da alcance, sujetándole el brazo, Duo voltea
Duo. Me voy solo
Heero. Escúchame
Duo. ¿Para qué? Para oírte
decir que tomo decisiones equivocadas?
Heero. No
Duo. ¿Entonces Heero? Por
qué no me apoyas? Por qué te pones en mi contra? Yo necesito que tú...
Sin dejarlo terminar, Heero
se acerca y lo abraza con fuerza de la cintura, apoyando su barbilla sobre el
hombro del chico y cerrando sus ojos
Heero. Nunca más... quiero
verte llorar
Duo. Heero...
Rodando un par de lágrimas
por sus mejillas, Duo cierra los ojos y levanta sus brazos para corresponderle
a su novio, apretando con fuerza su espalda, el ojiazul estaba muy preocupado,
pero a diferencia del trenzado no lloraba. Las personas que pasaban por ahí les
miraban curiosas, y ellos simplemente estaban abrazados, ninguno había dicho
nada más, poco después se separan y Heero limpia un par de lágrimas de los ojos
de Duo
Heero. Entiéndeme, no
quiero verte sufrir otra vez
Duo. Pero es que necesito
trabajar y...
Heero. ¿Sigues con eso? Hay
más trabajos
Duo. Yo le dije al señor
Darlian que aceptaba, no le puedo quedar mal
Heero. Es inútil
Enojado suelta
completamente a Duo y pasa de él, dirigiéndose hacia la avenida a la que Duo
tenía pensado ir desde el inicio, el trenzado se gira y mira su espalda
alejarse, de nuevo sus lágrimas comienzan a rodar, quedándose ahí de pie sin
intenciones de seguirlo.
Conforme Heero caminaba iba
enfriando sus ideas hasta que se detiene completamente, se gira hacia atrás y
mira la indefensa figura del trenzado, lloraba y se tallaba los ojos como un
niño, no puede evitar enternecerse con aquella visión, entonces aprieta con
fuerza sus manos y se regresa, cuando está a su lado Duo lo siente y voltea a
verlo, limpiándose las lágrimas enseguida, Heero levanta su mano y sujeta la de
Duo, bajando ambas y jalando levemente al trenzado mientras comienza a caminar
Heero. Vámonos
Sabiendo que la
conversación jamás llegaría a ningún lado, decide mejor dejarla en paz, porque
estaba seguro que algún día, el propio Duo se iba a dar cuenta solo que él
tenía razón en enojarse y preocuparse. El ojivioleta sonríe levemente y sigue a
Heero, limpiándose las lágrimas con la mano libre... En todo el camino no
habían vuelto a charlar, de ningún tema, cuando llegan al departamento del
rubio se dan cuenta que no ha llegado aún, así que Heero decide quedarse hasta
que Quatre llegue, sentándose en la sala mientras Duo entra a la cocina
Duo. ¿Quieres café?
Heero. No
Duo. ¿Agua?
Heero. No
Duo. ¿Entonces qué quieres?
Te preparo algo
Heero. Nada
Las respuestas cortantes de
Heero le dan a entender que aún estaba muy molesto, eso lo pone triste, y
agacha su mirada unos momentos, pero entonces decide no deprimirse, así que
toma un poco de agua y después se sienta a un lado del ojiazul, mirando esa faz
de molestia y que no le quitaba lo atractivo
Duo. ¿No me vas hablar?
Heero. No tengo ganas
Duo. Perdóname Heero, sé
que estoy siendo obstinado pero entiéndeme, no quiero estar toda mi vida
teniendo miedo, ni lamentarme del pasado, yo quiero mi futuro a tu lado, y si
tengo que pasar por cosas que me hagan daño entonces lo haré, si te tengo a mi
lado sé que podré salir adelante... así tenga que encarar a Traize, aun cuando
siento mucho miedo, solo así creceré
Nunca desde que Duo le
había contado lo de su nuevo trabajo había visto ese lado del asunto, de hecho
era la primera vez que su novio le explicaba los verdaderos motivos, y que
además eran más comprensibles que solo decir que no podía faltar a su
compromiso con el padre de Relena, o decir que necesitaba del trabajo, ahora
Heero lo mira a los ojos y le sonríe, subiendo su mano hasta acariciarle la
mejilla
Heero. Te entiendo
Duo. ¿De verdad?
Heero. Sí, aunque aún sigo
creyendo que dejar de trabajar ahí es lo mejor, pero si ya tomaste tu decisión,
entonces te apoyaré
Duo. Heero...
Heero. Pero si el tal
Marshall te hace algo, no me importará motivo alguno, te sales de ahí ¿de
acuerdo?
Duo. De acuerdo
Más contento no podía estar
por el momento, y sonriendo ampliamente abraza con fuerza a su novio, el cual
enseguida le corresponde el abrazo
Duo. Te amo tanto ¿sabes? Eres
muy bueno, creo que si estás a mi lado valdrá la pena todo lo malo que pueda
pasarme, porque la recompensa es muy enorme en comparación al daño que pueda
recibir
Sorprendido por aquella
declaración, separa a Duo de su cuerpo y lo mira a los ojos, apoderándose de
sus labios enseguida, jamás alguien lo había hecho sentir tan especial. Al
principio Duo se había sorprendido por la repentina acción, pero cerrando sus
ojos le correspondía aquel cálido beso, cuando se separan el ojivioleta sonríe
Duo. Me gustan tus besos
Riendo tontamente y
haciendo sonrojar a Heero. De nuevo se quedan en silencio, uno al lado del otro
en el sillón, Duo se sentía muy tranquilo y cómodo, en cambio Heero se sentía
nervioso, estaba tan cerca de Duo que no le era ajeno el calor de su cuerpo,
además estaban solos en el departamento, se sonrojaba solo de pensar en lo que
pudieran estar haciendo, pero el trenzado no estaba pensando en nada así, por
lo que inocentemente recarga su cabeza en el hombro de Heero y coloca su mano
sobre el pecho de su novio, bajándola después a la cintura, abrazándose de él
Duo. Que rico hueles...
quédate a dormir
Heero. Pero...
Duo. La otra vez que dormí
junto a ti soñé bonito, y me gusta que me abraces
Levantando un poco su
cabeza del hombro, le da un beso en la mejilla, sonriéndole después, y Heero
solo lo miraba, se corresponden las miradas
Duo. Ándale ¿sí?
Heero. No puedo
Duo. Si puedes
Sonriéndole tiernamente,
suelta la cintura de Heero y se acerca de nuevo para besar sus labios, sonríe y
nuevamente lo besa, ésta vez el ojiazul le corresponde, acariciándose las
lenguas en un beso profundo, por instinto Duo se sujeta de la pierna de Heero
para apoyarse, haciendo que él se sonroje por completo, había sentido
cosquillas hasta su entrepierna, pero a pesar de ello no se separa de él, se
gira levemente hacia el trenzado y le coloca una mano sobre el rostro,
besándose hasta que les falta el aliento
Duo. Hazme tuyo
Heero. ¿Eh?
Completamente rojo lo mira
confundido fijamente a los ojos, no podía creer que el trenzado le estuviera
diciendo eso ¿qué debía hacer?
Duo. Que haré el desayuno
Heero. ¿Desayuno?
Duo. Sí, si te quedas a
dormir
El trenzado le sonreía
ampliamente, mirándolo con ilusión de que le contestara que sí, pero Heero que
había entendido mal en un principio estaba sin palabras, completamente
avergonzado, deseaba hacer suyo a Duo y aquella idea lo estaba volviendo loco,
pero él realmente amaba al trenzado y quería esperar por él, aun así tuviera
que esperar años por aquel glorioso acto
Heero. Está bien
Duo. ¡Qué emoción!
Contento porque le había
contestado que sí, Duo lo abraza con fuerza, poniéndose unos instantes de pie
para poder subirse a sus piernas, quedando frente a frente y volviendo a
besarse después. En ese momento entra Quatre al departamento y lo primero que
ve es aquella escena, sonrojándose enseguida, no encuentra que hacer y nervioso
intenta cerrar la puerta e irse para dejarlos solos, pero hace ruido haciendo
que ambos se separen y volteen hacia él, Heero se sonroja completamente, y Duo
sonríe nervioso, sonrojándose solo un poco
Quatre. Yo... este...
continúen, yo... me voy
Duo. Hola Quatre, tu pásate
Quatre. Bueno, con permiso,
y, disculpen
El rubio entra y cierra la
puerta, dirigiéndose enseguida a su habitación para no seguir haciendo mal
tercio, pero antes de llegar hasta ella Duo lo detiene
Duo. Heero se va a quedar a
dormir ¿está bien?
Quatre. Claro... si quieren
yo me voy, o...
Duo. No seas tonto, no
vamos hacer el amor
Solo el trenzado hablaba
con normalidad, tanto Quatre como Heero estaban avergonzados, sobre todo el
ojiazul, que ni siquiera miraba al rubio como lo hacía Duo
Heero. Mejor no me quedo
Duo. Pero Heero...
Heero. Mañana te vas
conmigo ¿sí?
Duo. Está bien
Sin gustarle del todo que
Heero se haya arrepentido, Duo baja la mirada tristemente y después se baja de
las piernas de Heero, el ojiazul se pone de pie al igual que su novio y se
agarran de las manos
Quatre. ¿Ya te vas?
Heero. Sí
Quatre. Que te vaya bien
Heero. Gracias
El rubio entra a su
habitación dejando solos a ambos muchachos
Heero. Lo siento
Duo. No te disculpes, te da
pena con Quatre, lo sé
Heero. ¿Seguro?
Duo. Claro que sí
Sonriéndole al ojiazul, lo
besa en la mejilla y después caminan hacia la puerta donde se sueltan de las
manos y se besan en la boca, después el trenzado abre la puerta
Heero. Adiós
Duo. Te vas con cuidado ¡y
sueñas bonito!
Heero. Sí
Sonriéndole a su novio, Duo
agita su mano en despedida y cuando Heero se ha marchado un par de pasos
entonces cierra la puerta, suspirando contento, enseguida corre a la habitación
de Quatre y entra
Duo. Estoy enamorado, muy
enamorado
Quatre. Se nota
Aunque el rubio no se
sentía de ánimos, le sonríe a su amigo, y Duo no nota los ojos tristes del
rubio porque solo estaba pensando en Heero, por eso se sienta en la cama junto
a su amigo
Duo. ¿Te confieso algo?
Quatre. Claro
Duo. Tengo muchas ganas de
hacer el amor con Heero
Quatre. ¿No lo han hecho?
Duo. No, es que... no me
siento listo, y no porque no lo ame, es que... recuerdo lo que me hacían
aquellos hombres, y como Treize me... ya sabes
Quatre. Duo...
Dejando de sonreír, Quatre
se acerca a Duo y le coloca una mano en la cabeza, jalándolo levemente hacia
abajo, hasta que la cabeza del trenzado se apoye en su regazo, entonces él cierra
los ojos y siente la mano del rubio acariciarle los cabellos
Duo. ¿Cómo olvidar que
tocaban mi cuerpo? Me siento sucio, a veces creo que Heero necesita de alguien
que esté limpio
Quatre. No digas eso, si
Heero está contigo es porque te acepta completamente, sabes que él conoce tu
pasado, él sabe lo que te hicieron, pero no le importa, porque te ama ¿de
acuerdo? Así que no pienses tonterías
Duo. Tienes razón
Quatre. Estoy seguro que
hacer el amor será para ambos muy hermoso, porque cuando dos personas se aman,
aunque pasen por un sufrimiento grande, entonces...
Cuando escucha la voz de
Quatre quebrarse y un par de gotas sobre su rostro, Duo abre los ojos enseguida
y mira al rubio, estaba llorando y era obvio que no por lo que conversaban,
simplemente había recordado lo sucedido aquella tarde con Trowa, las palabras
que decía a Duo eran pensando en su situación, porque realmente creía que si él
y el ojiverde se amaban y pasaban al mismo tiempo por un sufrimiento grande, aun
así el acto de hacer el amor no perdía su hermosura... preocupado el trenzado
se levanta del regazo de su amigo y le acaricia la mejilla
Duo. ¿Qué tienes?
Quatre. Está empezando Duo
Duo. ¿Qué cosa?
Quatre. La enfermedad de
Trowa está comenzando a avanzar... no quiero que siga ¿por qué no se
detiene?... ¿Por qué se tiene que morir él? No quiero... no quiero que se muera
A diferencia de su
problema, para éste no había palabras que decir, porque nada que dijera
alejaría el dolor ni evitaría que sucediera lo que todos temían, Duo lo sabía,
por eso simplemente abraza a su amigo con fuerza, dejando que llore hasta
desahogarse, no tenía ni la más mínima idea del sufrimiento que atravesaba
Quatre, lo único que podía hacer, era prestar su hombro para las amargas
lágrimas de su amigo...
Cuando Heero llega a su
departamento, se dirige directamente a su habitación, tirándose en la cama sin
siquiera quitarse los zapatos, miraba el techo perdidamente, como si no pensara
en nada, hasta que recuerda la penosa escena en el departamento de Quatre, lo
que había entendido mal y los besos que se había dado con el trenzado, se
sonroja al acordarse, Duo era su primera relación formal, no sabía qué pasos
dar, lo único que sabía era lo mucho que amaba y deseaba, aunque él también
tenía sus propios temores
Heero. Cierto
Aunque no fuera gran amante
de las conversaciones, sabía que con Trowa podía hablar de lo que fuera, por
eso decide llamarlo, aún era temprano y seguro que se encontraba despierto.. su
suposición es acertada y habiéndole contestado Catherine, enseguida le pasa con
su hermano, a Trowa no le sorprende la llamada y la toma gustoso desde su
habitación, donde estaba sentado en la cama
Heero. Hola ¿cómo estás?
Trowa. Bien, tranquilo ¿y
tú?
Heero. Duo trabajará junto
a Wufei
Trowa. ¿De verdad? Eso no
es bueno
Heero. Lo sé, pero no lo
convencí
Trowa. Bueno, supongo que
él tiene su propia forma de ver las cosas
Heero. Sí
Si bien Trowa no conocía
bien a Duo, se notaba que era de aquellas personas que siempre veían las cosas
de un modo muy particular, él y Heero tenían casi el mismo tipo de ideas, así
que seguramente él tampoco entendería su postura
Trowa. ¿Y qué piensas
hacer?
Heero. Nada, ya decidió
Trowa. Mnh, supongo, espero
que todo esté bien
Se quedan en silencio unos
momentos, el ojiverde estaba dispuesto a escuchar al ojiazul, porque no tenía
deseos de contarle lo sucedido aquella tarde, por eso espera a que Heero
reanude su conversación, después de todo siempre pasaba así
Trowa. ¿Hay algo que te
preocupe?
Incluso con su mejor amigo,
había cosas que Heero se avergonzaba de contar, por eso se queda callado unos
momentos, enrollando con dos dedos el cordón del teléfono
Trowa. Es sobre Duo
¿verdad?
Heero. Nosotros.. no lo
hemos hecho
Su forma de decirlo hace
sonreír un poco a Trowa, hasta parecía que a Heero decir eso le costaba un
esfuerzo sobrehumano
Trowa. Y tú lo deseas
¿verdad? Es natural, él te gusto casi desde el inicio, lo pintaste desnudo, y
siempre sentiste tensión sexual ¿no? Ahora que son novios lo más normal es que
te impacientes, pero a la vez sabes que no es fácil para él por lo que sucedió
¿me equivoco?
Heero. Maldición Trowa
¿eres brujo?
Lejos de estar enojado, a
Heero le parecía un gran halago que Trowa lo conociera tan bien, parecía como
si leyera su mente
Trowa. ¿Es eso lo que te
preocupa?
Heero. Hay otra cosa
Trowa. Cuéntame, no lo sé
todo
Heero. Es que...
Como si se hubiera
arrepentido, Heero se queda completamente callado, jugando aún sus dedos en el
cordón del teléfono, al principio el ojiverde se queda perplejo sin poder
descifrar lo que su amigo quería decirle, hasta que siente que ha entendido y
vuelve a sonreír levemente, a pesar de la dureza y la frialdad, Heero seguía
siendo un niño
Trowa. ¿Es porque eres
virgen?
Heero. Sí
Sonrojado hasta las orejas,
deja de enrollar el cordón
Trowa. ¿Y porque él tiene
mucha experiencia?
Heero. Sí
Trowa. Ya veo
Por respeto no reía, aunque
tampoco es que le pareciera que Heero era muy tonto o que la situación fuera
graciosa o patética, simplemente le parecía curioso que el ojiazul se
preocupara de esas cosas
Trowa. Lo amas ¿cierto?
Heero. Sí
Trowa Y él te ama, supongo
Heero. Sí
Trowa. Entonces no te
detengas en pequeñeces, a él no le va a importar si tienes experiencia o no
¿verdad?
Heero. Y si... ¿no le
gusta?
Trowa. ¿Desde cuándo
importa eso? Te preocupa que piense que eres malo en la cama?
Para Heero era muy difícil
tratar esos temas, pero parecía que a su amigo le iba bien manejándolos, él
simplemente se quedaba casi mudo, no sabía que responder
Heero. Sí, algo así
Trowa. No seas vanidoso
Heero. Para ti es fácil... tú
y Quatre...
Trowa. Hemos estado juntos
muchas veces, pero la primera vez ninguno tenía experiencia, y hasta estas
fechas jamás me ha dicho si soy bueno, esas cosas no importan ¿y qué si eres
malo? Mientras se amen, no importará ¿de acuerdo?
Heero. Sí... gracias
Para Heero siempre era un
gran alivio charlar con Trowa, por alguna extraña razón siempre sabía que
decir, lograba hacerlo sentir bien y escuchar lo que quería y necesitaba, no
podía ni imaginar que haría sin él. Para el ojiverde era difícil exponer su opinión,
sabía que solo con Heero podía hacerlo, porque su amigo era aún más serio que
él, además le gustaba mucho serle útil, lástima que el tiempo que les quedaba
juntos cada vez era menor...
Los papeles se habían
invertido y ahora Duo acariciaba los cabellos de Quatre que estaba acostado en
la cama con la cabeza sobre su almohada, el trenzado apoyado sobre su codo se
inclinaba hacia él, llevaban varios minutos callados y el rubio había dejado de
llorar, pero aún tenía los ojos rojos, y miraba al vacío
Duo. ¿Te sientes mejor?
Quatre. Sí, gracias
Duo. Perdóname amigo, no sé
qué decirte
Quatre. No hay palabras
Duo, pero agradezco tu compañía, si no hubieras aparecido de nuevo en mi vida,
no sé qué haría
Duo. Quatre...
Quatre. No quiero ni
pensarlo, pero tal vez suceda que se olvide de todo
Duo. ¿Trowa?
Quatre. Sí... y no quiero
que se olvide de mí
Como bien había dicho el
rubio, no existían las palabras que se pudieran decir, porque nada de lo que
dijera disminuiría el dolor, o detendría lo inevitable, lo único que podía
hacer era estar ahí, y nada más... poco después Quatre se queda dormido, casi
en brazos de Duo, que no podía dejar de pensar en el terrible futuro que le
esperaba a su amigo con Trowa, y solo de pensar que eso le pudiera suceder a él
y Heero, las lágrimas caían por sus mejillas.
Temprano al día siguiente,
Traize recibe una llamada de su jefe, el esposo de Duo acababa de salir de
bañarse cuando el aparato había sonado, y después de colgar la llamada había
aventado el teléfono muy molesto, Marshall le había asignado tareas para los
siguientes días, y eso implicaba un obstáculo para su viaje en pro de
reencontrarse con su estúpido esposo, pero además también retrasaba su
encuentro con Wufei, porque le urgía verlo, no soportaba la idea de que
estuviera siendo de alguien más que no fuera él, sobre todo por tratarse de una
mujer, que seguramente era una asquerosa zorra. Pero cuando al fin pudiera
estar en la misma ciudad que Duo y Wufei, buscaría la forma en que todo
volviera a ser como antes, porque no estaba dispuesto a renunciar a ninguno, ni
a su esposo, ni a su amante...
Al igual que el día
anterior, Heero había llevado a Duo a la empresa donde trabajaba, pero a
diferencia del día anterior, ésta vez no iba a poder pasar por él cuando saliera
porque no tenía planeado faltar a clases otro día... ya eran las 9 de la mañana
y ni su jefe ni Wufei habían llegado, no le gustaba estar sin trabajo, pero
agradecía no tener la presencia del pelinegro frente a él. La chica del día
anterior pasa por su escritorio cuando han pasado 15 minutos después de la hora
de entrada, y al verlo tan aburrido se acerca a él, igual de coqueta que el día
anterior, Duo la ve acercarse y pasa saliva, resignándose a otra sesión de
coqueteo
Maya. Hola lindo
Duo. Hola, Maya ¿verdad?
Maya. Sí, te acordaste
Duo. Este... sí
Maya. Oye, ayer te vimos
Duo. ¿Eh? Dónde?
Maya. Al salir de aquí
El rostro entero de Duo se
tiñe de rojo, eso quería decir que lo habían visto con Heero y se sentía muy
apenado, no creía que tan pronto se iban a enterar, ahora debía prepararse al
rechazo, aunque ya debería estarse acostumbrando
Duo. Sí, es mi novio
Anticipándose a la obvia
pregunta, el trenzado contesta agachando su mirada, Maya abre los ojos
ampliamente y subiéndose al escritorio, sujeta al ojivioleta de los hombros,
mirándolo a la cara, enseguida él voltea a verla, no entendiendo el porqué de
esa extraña reacción
Maya. ¿Y lo dices con ese
pesar? Sí tu novio está buenísimo, dilo con orgullo
Duo. ¿Eh?
Casi boquiabierto, Duo no podía
creer aquella reacción, esperaba rechazo por parte de la chica, pero parecía
que hasta disfrutaba de que él y Heero fueran pareja, nuevamente se sonroja por
ello. Poco después y antes que Maya se baje del escritorio, sus amigas llegan a
dónde están y también se acercan enseguida al trenzado
Lana. Duo, tienes un novio
muy apuesto
Rina. Esta que se derrite
de lo bueno
Las reacciones de esas
mujeres eran muy extrañas, y él no estaba acostumbrado a ese tipo de
situaciones, no sabía que decir, estaba completamente callado, y ellas hablaban
entre sí con grandes sonrisas, el trenzado solo las miraba
Marshall. ¡A trabajar!
Al oír la voz del señor
Noventa, las chicas guardan silencio y voltean hacia él, que se veía muy
molesto por la situación, y ellas se veían asustadas, pero más asustado estaba
Duo, pues cuando las chicas se mueven se da cuenta que su jefe no iba solo,
Wufei estaba a su lado y al verlo a él como asistente, se veía con cara de
asombro, sus miradas estaban cruelmente cruzadas, estaban frente a frente y no
podían decir algo, era una situación bastante incómoda, enseguida las tres
chicas se marchan, sin darse tiempo de despedirse del trenzado. Enojado
Marshall se acomoda el saco y se acerca a Duo sonriéndole ampliamente
Marshall. Hola Duo
Duo. Hola jefe
Marshall. Mira, te presento
a Wufei
Tanto el pelinegro como el
trenzado se muestran bastante incómodos, incapaces de siquiera volver a verse,
Noventa siente la hostilidad y los mira desconfiado, Wufei se da cuenta y antes
de que pudiera decir algo, se acerca al escritorio y estira su mano hacia el
ojivioleta, mirándolo fijamente, Duo no tiene más remedio que tomar su mano
Wufei. Mucho gusto
Duo. Igualmente
Al soltarse las manos,
nuevamente desvían las miradas, Marshall mira al pelinegro
Marshall. Quiero que le
enseñes a Duo a usar la computadora ¿de acuerdo?
Wufei. Sí
Marshall. Y ven a la
oficina, quiero contarte algo de Traize, hoy le llamé
Wufei. Sí
Sonriéndole nuevamente a su
empleado, Marshall entra a la oficina acompañado de Wufei, mientras que Duo se
había quedado anonadado en su escritorio, tanto Marshall como Wufei tenían
contacto con su esposo, ahora se sentía más nervioso, a pesar de que estaba
decidido a enfrentar la situación como llegase
Duo. Heero ¿qué debo hacer?
Tú me lo advertiste pero... debo seguir ¿no es así?
Preocupado y sin una visión
clara de lo que debía hacer, sube sus brazos al escritorio y esconde su rostro
entre ellos, debía pensar bien en qué hacer, no podía vivir con miedo toda su
vida, pero tampoco debía ponerse en alto riesgo... pasada media hora, la puerta
de la oficina de Marshall se abre nuevamente, saliendo ambos hombres
Marshall. Voy a salir, toma
mis llamadas
Duo. Sí señor
Marshall. Puedes llamarme
Marshall ¿de acuerdo?
Duo. Esto... sí
Marshall. Bueno, te encargo
mucho, hasta luego
Duo. Que le vaya bien
Wufei. Adiós señor Noventa
Marshall. Adiós, y te
encargo a Duo, enséñale bien
Wufei. Sí
El socio del padre de
Relena se marcha campantemente, dejando solos a ambos empleados, en un momento
completamente incómodo, ninguno sabía que decir, aunque había mil y una cosas
de las cuales hablar
Wufei. Yo...
Duo. Este...
Al mismo tiempo que
comienzan a hablar guardan silencio al escuchar al otro, volviendo a aparecer
un momento incómodo entre los dos, ambos desviaban sus miradas y se veían
nerviosos, pero tarde o temprano tenían que hablar, y es Wufei quien se anima a
romper el hielo
Wufei. Tenemos que hablar
Duo. Lo sé
Wufei. No quiero parecer
hipócrita pero... ¿cómo estás?
Duo. Bien, comencé de nuevo
Wufei. Ya veo... tal vez no
me creas, pero, me alegro
Mirándolo con escepticismo
y fastidio, Duo sonríe sarcásticamente y vuelve a desviar su mirada, mirando
cualquier punto muerto
Duo. Es verdad, no te creo
El pelinegro no pretendía
ser amigo de Duo, mucho menos ser el amante compasivo que sabe lo que se siente
ser el esposo engañado, solamente quería hacerle saber a Duo que nunca había
tenido la intención de lastimarlo, por eso la respuesta del trenzado lo había
hecho sentir mal, pero comprendía que Duo no podía tratarlo de otra forma,
después de todo, tanto él como Traize le habían visto la cara
Wufei. Él me lo contó, me
dijo lo que te hacía
Los ojos del trenzado se
abren más por la sorpresa y con el rostro sonrojado voltea hacia su antiguo
rival, Wufei estaba muy apenado también y se mostraba triste, pero el trenzado
lejos de estar triste se veía molesto
Duo. ¿Qué quieres? Hacerte
el bueno conmigo? Te acostabas con mi esposo! No quieras ahora venir a decirme
idioteces, aunque te lo haya contado, tú no sabes nada, yo viví un infierno a
su lado, seguro que a ti nunca te tocó
Ante el coraje de Duo, el
pelinegro se queda completamente sin palabras ¿qué podía decir? El ojivioleta
tenía todo el derecho de decirle eso y más
Duo. No quiero hablar eso
aquí
Wufei. Si quieres...
saliendo vamos a mi departamento
Duo. ¿Estás loco? Vamos al
mío si quieres, no confío en ti
Wufei. No te culpo, pero no
te conviene que sepa dónde vives
Duo. ¿Qué? No entiendo
Wufei. Si lo sé es probable
que se lo diga a Traize, y una parte de mí no quiere
Sin entender del todo su
postura, Duo enarca una ceja ¿qué trataba de decir Wufei con una parte de él?
Seguro que estaba loco
Duo. Está bien, vamos a tu
departamento, pero quiero la dirección, se la diré a mi amigo por teléfono, si
no aparezco me buscarán
El pelinegro se sorprende
tanto de las palabras, como de la mirada de Duo, no veía en él gran rastro del
chico que había conocido en la fiesta del trabajo de Traize, seguía siendo el
mismo trenzado, pero había algo que lo hacía ver más maduro
Wufei. De acuerdo
Dejando morir el tema, los
dos se quedan callados, poco después como si se tratara de simples compañeros
de trabajo, Wufei comienza a enseñarle a Duo a usar la computadora, obviamente
no podía enseñarle todo el primer día pero sí lo más básico. Cuando se llega la
hora del almuerzo, las tres chicas de antes llegan con Duo para llevárselo al
comedor, ahora no coqueteaban con él, parecía como si quisieran ser sus amigas,
el trenzado ya comenzaba a sentirse menos incómodo, y recordaba bien su antigua
amistad con la esposa de Otto, compañero de trabajo de su esposo.
A la hora de salida de la
oficina, Duo acomoda las cosas de su escritorio y pide a Wufei la dirección del
departamento que rentaba provisionalmente para dársela a Quatre, a quien llama
a su teléfono celular, ya que seguramente se encontraría en la escuela, cuando
el rubio recibe la llamada acababa de salir de la cafetería, iba junto a Trant
y ambos tenían vasos de café en sus manos
Quatre. ¿Diga?
Duo. Hola amigo, soy Duo
Quatre. ¡Hola! Hablas del
trabajo ¿verdad?
Duo. Sí, es que pasó algo
Quatre. ¿Qué cosa?
Duo. Necesito hablar con
Wufei, voy a su departamento
Quatre. ¡No inventes! Crees
que te voy a dejar?
Duo. Quatre...
Quatre. Estas mal de la
cabeza Duo, no te vayas con ese sujeto, no es de fiar
Duo. Lo sé, pero debo
hacerlo ¿tienes con que anotar? Te doy la dirección
Quatre. ¿No me harás caso?
Duo. Perdóname, y por favor
no le digas a Heero, se lo diré después
Quatre. Ay Duo, ya nos
veremos y te voy a regañar
Duo. Gracias por
preocuparte, nos vemos
Enojado el rubio cuelga el
teléfono, ante la mirada confusa y curiosa de Trant, pero estaba muy molesto
como para darse cuenta... al colgar Duo el teléfono suspira sin ganas y se
levanta de la silla del escritorio, viendo a Wufei
Duo. Vámonos
Wufei. Sí
A diferencia del otro día,
salen por otra puerta para ir al estacionamiento, Marshall le había prestado al
pelinegro uno de sus carros. Las tres amigas intentan pasar por Duo para que
les presentara a su novio que seguramente le esperaba afuera, pero se
sorprenden y decepcionan cuando no lo ven en su puesto... Al llegar al auto,
Duo desconfía y duda unos segundos antes de subir, Wufei lo hace después y
durante todo el camino no habían cruzado palabra alguna, cuando llegaran al
departamento entonces hablarían de todo, ambos estaban nerviosos
Wufei. No te fijes en el
desorden
Como si fueran a hablar de
algún tema agradable, el pelinegro intenta por lo menos ser amigable con Duo,
pero él estaba muy serio, no parecía él. Wufei le ofrece algo de beber pero él
lo rechaza, lo que quería era ir al grano y no hacer muy larga y más incómoda
la conversación. El trenzado se sienta en uno de los muebles de la pequeña sala
y Wufei frente a él
Wufei. Quiero disculparme
Duo. ¿De qué?
Wufei. Por mencionarte que
él me platicó de lo que te hacía, es obvio que jamás comprenderé tu dolor y
sufrimiento, créeme, yo no sabía que te hacía esas cosas, hace poco me lo dijo
y...
Duo. No trates de librarte,
sus maltratos nada tienen que ver contigo ¿por qué te justificas?
Wufei. Lo siento... Duo,
perdóname
Duo. ¿Qué te perdone? Por
qué? Por qué te acuestas con Traize? Él no me importa, por mí cásense, hacen
linda pareja
Wufei. No por eso
Duo. ¿Por qué?
Wufei. Porque yo no quería
destruir su matrimonio, no quería enamorarme de alguien casado, pero sucedió
y... me siento muy mal, yo... amo demasiado a Traize, y te envidiaba porque
eras aquel con quien él dormía cada noche, y amanecía contigo
Duo. Pero...
Wufei. Aún ahora te
envidio, porque a pesar de todo, él te sigue amando con locura, y a mí jamás me
amará, aun cuando le supliqué que también me maltratara, que me violara, porque
si eso lo hacía feliz ¡entonces yo quería hacerlo feliz!
Duo. Wufei...
Cuando el pelinegro
comienza a llorar, Duo no puede evitar sentir lástima, por lo que veía, Wufei
era solo una víctima más de su esposo, y él amor que el ojinegro le tenía a
Traize era tan grande e incondicional que le resultaba imposible entenderlo
Duo. No te equivoques... no
te odio por "destruir" nuestro matrimonio, al contrario, saber que se
veían a escondidas es una de las cosas que me ayudó a abrir los ojos, debería
de agradecerte
Wufei. ¿Qué dices?
Duo. Yo no amo a Traize, y
él tampoco me ama... tal vez nunca, ninguno de los dos se enamoró de verdad
Wufei. No es verdad
Duo. Estas tan ciego que no
ves la realidad, si de alguien se enamoró Traize fue de ti
Los ojos negros se muestran
sorprendidos por esa declaración ¿pero cómo creerla? Cuando él mismo había
visto la destrucción de Traize al ser abandonado por Duo
Wufei. Mentira
Duo. Aquel día de la
fiesta, vi cómo te miraba, a mí nunca me miró así, ni siquiera el día de
nuestra boda
Wufei. Pero él...
Duo. ¿Crees que maltratarme
era amor? Y violarme? Traize no es ningún sádico ¿crees que lo disfrutaba? No
Wufei, él simplemente no me amaba
Las palabras de Duo eran
difíciles de digerir para Wufei, pero trataba de entenderlas, sin embargo no
podía hacerlo, el trenzado en cambio se mostraba tranquilo, mucho más de lo que
pensaba que estaría
Duo. Pero en fin, no me
interesa si ustedes son felices, te lo dije, por mí cásense
Wufei. Él y yo estamos
separados
Duo. ¿Separados?
Wufei. Estoy con la hija de
Darlian, Relena y yo hemos estado saliendo
Duo. Algo oí de eso
Wufei. Duo, él te está
buscando
Duo. ¿Qué dices?
Las manos de Duo comienzan
a temblar levemente, mirando fijo al pelinegro
Wufei. Cuando te fuiste se
portó frío conmigo, no comía, dormía muy poco, y no se cuidaba, te quería de regreso,
se portaba como loco, porque no estabas con él, me hizo saber que no le
importaba, porque solo te quería a ti, por eso...
Duo. ¿Y le creíste? Así es
él, como un niño que trata de obtener todo a la fuerza, y se encapricha ¿crees
que era porque me amaba? Solo no soportó que me rebelara y lo dejara, no seas
tonto
Apretando con fuerza sus
manos y labios, Wufei se traga por unos segundos la confesión que tenía que
hacerle a Duo, pero entonces se decide después a hacerla
Wufei. Le dije que te había
encontrado
Duo. ¿Qué?
Asustado Duo se levanta del
sillón, mirándolo con los ojos desorbitados, no podía creer que el pelinegro
hubiera hecho algo tan horrible, ahora estaba más inquieto e incómodo
Wufei. Fue nuestro pacto,
yo le ayudaría a encontrarte
Duo. ¿Cómo te atreviste?
Eres un descarado
Sintiéndose culpable, pero
sin arrepentirse de haberlo hecho, Wufei también se pone de pie, mirando
fijamente a su rival
Wufei. Lo hice por amor, no
es personal ni contra ti, solo quiero verlo sonreír de nuevo
Duo. ¿Y cambio de qué? De
mí? De mi felicidad? Yo encontré el amor por fin, Traize es parte de un pasado
que no me interesa recordar
Wufei. Perdóname, en el
fondo no quería, porque lo quiero a mi lado, pero eso no lo haría feliz,
entiéndeme
Duo. No puedo, es infame,
déjenme vivir en paz
Wufei. ¡Por favor!
Asombrado por la
desesperación de Wufei, el trenzado lo mira sorprendido, el pelinegro lo miraba
fijamente a los ojos, se veían desorbitados y brillosos, no tardaba en llorar
Wufei. Vuelve con él, te lo
suplico
Duo. ¿Qué dices?
El trenzado no podía creer
tan absurda petición, más aún cuando habían hablado que él ya tenía a alguien,
Wufei era demasiado egoísta. Pero lo que más sorprende a Duo es cuando ve a
Wufei acercarse a él, y al tenerlo frente a frente a escasos centímetros, el
chino se hinca, mirándolo a los ojos
Wufei. Por favor... quiero
verlo feliz, aunque me destroce, no me importa
Duo. Yo...
Wufei. Haré todo lo que me
pidas, humillarme si quieres
El ojivioleta no lo podía
creer, tenía frente a él a Wufei hincado, suplicándole que regresara con
Traize, el pelinegro comenzaba a llorar y él estaba sin habla. Wufei se agacha
más, pegando su frente al suelo y su llanto se intensifica
Wufei. ¡No me importa
perderlo! Tan solo porque sea feliz soy capaz de renunciar a mi felicidad, por
favor, te lo ruego... hazlo feliz
Aquellas dos últimas
palabras el chino las había dicho con una gran sonrisa en su rostro, volteando
a ver a Duo con ojos brillosos y perdidos, el trenzado siente lástima solo de
verlo en el suelo suplicando, llorando y humillándose de rodillas, ahora veía
que no era tan egoísta como pensaba, porque no le importaba ser desdichado con
tal de ver feliz al ser amado, no sabía si sentir compasión o tristeza
Duo. Levántate... por más que
me supliques no lo haré, lucha por él si quieres ser feliz, yo no puedo ni
quiero estar a su lado, porque ya tengo a quien amar y no estoy dispuesto a
perderlo. Ojalá pudieras encontrar a alguien que te amara como te mereces,
porque con Traize nunca serás feliz, aunque él también te ame
Ya no había nada más que
platicar, por eso el trenzado decide marcharse, pero cuando da apenas dos
pasos, siente que la mano de Wufei se aferra a su pantalón, el trenzado voltea,
viendo al pelinegro en el suelo, con la cabeza agachada
Wufei. Por favor
Duo. No lo haré
Wufei. Por favor
Duo. Te dije que no
Wufei. Por favor... por
favor ¡por favor!
La voz trémula de Wufei
hace sentir al trenzado con un nudo en la boca del estómago, el pelinegro
parecía perdido, y agarraba con fuerza su pantalón, no sabía cómo deshacerse
del agarre, por eso jala con fuerza su pierna, dejando que Wufei se golpee la
cabeza en el suelo, pero sin quejarse del golpe, permanece en el suelo, con la
mano estirada y el puño fuertemente apretado, susurraba Por favor repetidas
veces, Duo entrecierra los ojos con tristeza al verlo por última vez antes de
marcharse, por más lástima que sintiera, jamás renunciaría a Heero, mucho menos
para volver con Traize...
Mientras iba camino al
departamento de su amigo en taxi, Duo se limpiaba las lágrimas que caían lentas
y silenciosas por sus mejillas, solo de acordarse de todo le causaba una gran
tristeza, su vida al lado de Traize, los maltratos, las violaciones, su primer
trabajo, y ahora el posible reencuentro con su esposo, se sentía muy
angustiado, no sabía qué hacer ni cómo actuar, le gustaba su vida como era
ahora, al lado de Heero, Quatre y Trowa, solo de pensar que lo pudieran separar
del ojiazul sentía una gran angustia, lo amaba y necesitaba como nunca...
Cuando el trenzado llega al
departamento Quatre lo estaba esperando en la sala, y al verlo se pone
rápidamente de pie, cuando Duo termina de cerrar la puerta su amigo llega hasta
él dándole un entusiasta abrazo, separándose después y mirándolo preocupado
Quatre. ¿Estás bien?
Duo. Si
Quatre. Mira si eres necio,
pudo haberte pasado algo
Duo. Todo está bien, no te
preocupes
Quatre. ¿De qué hablaron?
Duo. Me pidió perdón, y
quiere que vuelva con Traize, me lo suplico de rodillas
Incrédulo el rubio abre
ampliamente sus ojos, no imaginaba que un amante podía ponerse en una postura
tal, pero al menos Duo estaba bien y al fin y al cabo eso era lo más
importante, por eso sonríe levemente
Quatre. ¿Qué le dijiste?
Duo. Le conté que había
encontrado por fin el amor, y que no pienso volver con él
Quatre. Bien hecho
Duo. Bueno.. quisiera
dormir ¿está bien?
Quatre. Claro, buenas
noches
Duo. Buenas noches
Sin tratar de parecer obvio
en que ocultaba algo, Duo pasa de su amigo y entra a su habitación enseguida,
había decidido no contarle al rubio que su esposo estaba buscándolo y que ya
sabía que se encontraba en esa ciudad, porque si lo hacía seguramente Quatre le
iba a prohibir salir de casa solo o adoptar otras medidas absurdas de
seguridad, tampoco a Heero pensaba platicarle...
Durante la primera semana
de trabajo del trenzado todo había salido bien, él y Wufei después de la
conversación solo habían tenido un trato meramente laboral, y el trenzado había
comenzado a entablar amistad con sus compañeras secretarias.
En cuanto a su plática con
el pelinegro, ya Heero estaba enterado y no le había gustado para nada, Duo se
había llevado su buena dosis de inconformidad por parte de su novio, pero aquel
tema no había sido motivo de otra discusión por parte de los dos, por lo pronto
todo iba bien.
Llegado el domingo, ambas parejas acuerdan ir a comer, Quatre
que era el único con automóvil había pasado por su novio y por Heero, el rubio
y Trowa estaban en la parte de adelante y Duo con Heero en la parte de atrás,
agarrados de la mano, iban rumbo a un Restaurante de mariscos, Quatre y Duo
conversaban y sus novios tan solo escuchaban la plática amenamente, ahora que
los cuatro hacían pareja el ambiente había mejorado, se sentía pacífico...
Después de la abundante
comida, se quedan unos momentos haciendo sobremesa, Duo y Quatre rememoraban
cuando eran pequeños y se metían en problemas, Trowa y Heero reían de vez en
cuando al oírlos
Duo. Así que cuando yo lo
encontré, el pobre estaba todo lleno de lodo
Quatre. Y lo ataqué con
bolas de fango, por dejarme tres horas esperando
Duo. Fue la primera vez que
nos peleamos ¿verdad?
Quatre. Sí, nos dejamos de
hablar un mes
Trowa. No los imagino
Quatre. Éramos adorables
Trowa. No lo dudo
Sonriendo contento, Quatre
jala levemente de la camisa a su novio que estaba a su lado, y lo besa en los
labios
Duo. Yo también puedo hacer
eso ¿sabes?
El rubio se separa de Trowa
y voltea al frente, viendo a su amigo también jalar de la camisa y darle un
beso a su apenado novio que tenía el rostro rojo, Quatre ríe solo de ver la
cara de desconcierto del ojiazul, mientras que el ojiverde desvía su mirada
breves momentos, lamentaba no poder ver por mucho tiempo feliz a su amigo,
después de tantos años de soledad, pero eso no evitaba que se sintiera contento
por Heero
Quatre. Lo vas a succionar
Duo. Es la idea
Solo Heero no se ríe por el
comentario porque estaba altamente avergonzado, Duo también estaba sonrojado,
pero reía como los otros dos. Cuando dejan de reír los cuatro se quedan
callados unos momentos
Trowa. ¿Y cuándo comienzas
a trabajar Duo?
Asaltándole aquella duda,
al ojiverde le parece normal preguntar, pero al ver la cara de desconcierto de
los demás se cuestiona si ha preguntado algo indebido, su primera reacción es
voltear hacia el rubio, Quatre en especial lo miraba con aflicción
Trowa. ¿Qué pasa?
Al no encontrar respuesta
con Quatre voltea hacia Heero, que con mirada fría y ceño fruncido apretaba un
puño sobre la mesa, incapaz de decir absolutamente nada, como último recurso
voltea hacia Duo que se veía confuso, sin saber que responder ante la incómoda
situación, y como el trenzado tampoco le responde se comienza a sentir
impaciente, algo le ocultaban
Trowa. ¿Qué sucede? Hablen
Armándose de valor, Quatre
mira hacia su novio y le sujeta una mano, Trowa voltea a verlo, el rubio le
sonreía con gran ternura
Quatre. Hace una semana que
Duo está trabajando para el padre de Relena
Como si le hubieran dicho
una terrible noticia, Trowa se muestra confundido y con los ojos más abiertos
de lo normal, con su mano disponible, sube el codo a la mesa y agacha su cabeza
sujetándose el cabello, el rubio siente como la mano que sostenía del ojiverde
se aprieta con fuerza a la suya, la sensación que siente en su piel lo hace
estremecer
Quatre. Está bien, tranquilo
Trowa. ¡No, no está bien!
Soltándose del agarre de la
mano de Quatre, se levanta de la silla y se marcha hacia los baños, Quatre se
arma de aún más valor para no llorar y también se levanta para ir tras él,
dejando a los otros dos sin decirles nada, Duo voltea hacia Heero, dándose
cuenta por su mirada, que estaba enojado, entonces le sujeta la mano
Duo. Vamos afuera, a que
tomes aire
Sin responder con palabras,
Heero acepta y se levanta, saliendo primero del Restaurante, mientras que Duo
va a la Caja y paga la cuenta, saliendo enseguida a donde esta Heero, el
ojiazul se encontraba recargado en un árbol con la mirada agachada, el trenzado
se acerca a él y lo abraza
Duo. Sabes que se expande
¿verdad? Tal vez se olvide de todo
Heero. Me siento un inútil
Duo. No está en tus manos,
lo sabes
Heero. Sí pero... no puedo
aceptarlo, daría todo porque no muriera
Duo. ¿Todo?
Heero. Sí, renunciaría a
todo
Sintiendo una fuerte
punzada en el corazón, Duo abraza con más fuerza a Heero, sin decir una sola palabra,
era obvio que ese Todo lo incluía a él, pero no era momento de sentir celos,
era momento de apoyar a su novio, porque iba a perder una de las cosas más
valiosas de su vida, su mejor amigo...
El rubio había llegado al
baño de caballeros de ese Restaurante, Trowa no se veía pero intuía que estaba
dentro de uno de los apartados, había esperado afuera de uno, recargado contra
la puerta, porque sabía que su novio estaba dentro, esperaba paciente a que
saliera
Quatre. Mi amor... sé que
te desesperas pero...
Trowa. No digas nada
Quatre. Lo siento
Trowa. Quédate ahí... aquí,
necesito sentir que estas cerca... pero...
Sin ánimos de decirle que
no quería que lo viera llorar, el ojiverde guarda silencio y los dos se hacen
compañía sin hablar, Trowa derramaba algunas lágrimas, sin hacer ruido, Quatre
se mostraba ido
Quatre. Estoy aquí...
Por más de veinte minutos
permanecen así, sin hablar pero acompañándose, quienes entraban al baño miraban
curioso al rubio. Trowa se decide salir, Quatre lo mira y le sonríe, pero él
estaba serio
Trowa. Tal vez comience a
olvidar, pero por favor, nunca olvides cuanto te amo, aunque yo quizás si lo
olvide
Aunque hace su mayor
esfuerzo, el labio inferior de Quatre comienza a temblar y enseguida suelta el
llanto, tapándose el rostro con ambas manos, el ojiverde se acerca y lo abraza
con fuerza, aferrándose con firmeza a su espalda
Trowa. Prométemelo...
porque será mi memoria la que falle, pero mis sentimientos nunca morirán, mi
cuerpo lo hará... mi amor por ti no
Quatre. Te lo prometo mi
amor... vivirás en mí, siempre
Sabía que la crueldad de
Trowa lo destruía, pero él tampoco quería que el sentimiento del ojiverde
desapareciera con su muerte, por eso también era cruel consigo mismo, aunque se
hundiera en el baúl sin fondo del dolor, pero él tampoco quería dejarlo ir, y
tal vez eso era algo que tarde o temprano lo iba a pagar muy caro...
De regreso, los cuatro
estaban completamente callados, ahora Heero conducía con Duo a su lado y los
otros dos en la parte de atrás, Quatre con la cabeza sobre el hombro de su
novio y las manos de ambos entrelazadas sobre la pierna de Trowa. La primera
escala es en la casa del ojiverde, y Quatre se baja junto con él para
despedirlo, sin decirse ni siquiera una palabra, se besan profundamente, como
si el mundo alrededor no existiera, y al separarse se miran a los ojos
Trowa. Te amo
Quatre. Lo sé, y yo también
te amo
Sonriéndole a su novio, le
acaricia afectuosamente la mejilla y Trowa se da media vuelta, caminando hacia
la puerta, antes de abrirla se gira hacia él, mirándose ambos a los ojos,
nuevamente las palabras sobraban y el ojiverde entra a la casa momentos
después, Quatre regresa al auto y apenas cierra la puerta, comienza a llorar,
Duo intenta voltear hacia atrás pero siente la mano de su novio sobre su
hombro, el trenzado voltea a verlo, entendiendo por su mirada que era mejor
dejar al rubio desahogarse, Heero arranca el Auto, dirigiéndose hacia su
departamento, así entregaba el auto a Quatre y junto con Duo regresar al
departamento. Cuando llegan al modesto departamento del ojiazul, éste baja del
auto al igual que Quatre, el rubio lo mira los ojos cobalto, los aguamarina
estaban apagados e irritados por el llanto
Quatre. Quiero pedirte un
favor
Heero. Dime
Quatre. ¿Puede Duo dormir
contigo hoy? Es que quiero estar solo
Heero. Claro, no te
preocupes
Quatre. Muchas gracias
Heero. De nada
Palmeando un par de veces
su hombro, Heero se aleja y abre la puerta a Duo, el trenzado voltea a verlo,
mostrándose confundido
Duo. ¿Qué sucede?
Heero. Te quedas hoy
Duo. Pero...
Heero. Lo pidió Quatre
Sin entender porque, Duo
sale del auto y voltea hacia su amigo, el rubio le daba la espalda, pero eso no
impide que se acerque a él y le coloque una mano en el hombro, el rubio voltea
y le sonríe, abrazándolo después con fuerza
Quatre. Lo siento amigo,
pero quiero estar solo ésta noche
Duo. No te disculpes
Sonriendo se separa de
Quatre y le besa la mejilla izquierda, acariciando después con el pulgar donde
le había dado el beso, Quatre también sonríe, evitándose llorar de nuevo
Quatre. Adiós
Alejándose de los dos,
Quatre entra al auto y se marcha enseguida, Duo voltea a ver a Heero, también
sintiendo ganas de llorar, solo de ver a su amigo sufrir le daban muchas ganas
de hacerlo, y aunque Trowa era el mejor amigo de Heero, el ojiazul tenía mayor
control sobre el dolor, podía estarse quemando por dentro, pero por fuera podía
incluso parecer normal, aunque algunas veces podía salirse de control
Heero. Vamos
Duo. Sí
El ojiazul sujeta la mano
de Duo y en silencio suben al departamento de Heero, entrando enseguida, no
hacía mucho que acababan de comer, pero Duo ya sentía hambre; soltando la mano
de su novio, entra a la cocina
Duo. ¿Te preparo algo?
Heero. No
Duo. ¿Seguro?
Heero. Sí... hay pollo de
ayer
Rápido Duo abre el
refrigerador y encuentra el pollo, sacándolo para comer un poco, calienta una
porción en el horno microondas y se prepara un café, Heero se sienta frente a
él en la mesa para acompañarlo, ninguno hablaba, lo sucedido en la tarde los
había dejado un poco tensos. Cuando termina, el trenzado levanta su loza y la
lava, al salir ve a Heero sentado en la sala, se veía muy pensativo, se sienta
a su lado y le coloca una mano sobre la pierna, el ojiazul voltea a verlo
Duo. ¿Estás bien?
Heero. No, no lo estoy
Duo. Yo no sé qué decirte,
perdóname, no sirvo para nada
Mirándolo con enojo, Heero
coloca su mano sobre la de Duo en su pierna, se acerca y le da un beso sobre
los labios, acariciándole después la barbilla
Heero. Estas a mi lado, no
necesito nada más
Duo. Pero yo quisiera ser
útil..
Heero. Lo eres
Volviendo a acercarse le da
otro beso en los labios, haciendo sonreír al trenzado. Duo se pone de pie y
poniendo sus manos en los hombros de Heero lo mueve ligeramente para que su
espalda quede frente a él
Duo. Te ves tenso
Para sonrojo de Heero, su
novio comienza a darle un masaje en los hombros, pudiendo sentir toda la
tensión que el ojiazul estaba guardando, pero sus manos se movían de tal forma
que lo hacían sentir algo más que relajado, Heero cierra los ojos, sintiendo
las diestras manos, y Duo masajeaba los hombros tranquilamente
Duo. ¿Mejor?
Heero. Mucho mejor
No podía decir que se había
olvidado de todas sus frustraciones, pero si podía decir que sentir aquel masaje
le resultaba muy relajante, pero también erótico. Pero no podía pensar en nada
así o se podía excitar y eso iba a dar lugar a una situación muy incómoda, pero
para su fortuna o desgracia, Duo se detiene y lo abraza, pegando su pecho a la
espalda del ojiazul y besándole después el cuello
Duo. Relájate Heero
Heero. Sí
Con esa distancia podía
percibir claramente el exquisito aroma que expedía, era lo suficientemente
relajante para quitarle lo tenso, pero también lo suficientemente erótico para
causarle una erección, por eso decide detener a su novio, tomándolo de los
brazos que se cerraban en su pecho y separándolos, Duo se levanta y lo mira
Heero. Hora de dormir
Haciendo puchero, Duo se
cruza de brazos, pero basta un beso de Heero para que sonría. Ambos se dirigen
a la habitación, nuevamente el ojiazul le presta a su novio una camisa y se
meten bajo las sábanas, la luz estaba apagada, pero a través de la ventana se
infiltraba algo de la luz de la luna, era relativamente temprano, no hacía
mucho acababa de oscurecer, pero al día siguiente debían volver a sus deberes
Duo. ¿Sabes? Cuando Quatre
y Trowa se casen en Santa Fe, anularé mi matrimonio y te presentaré a mis
padres, no me importa lo que digan
Heero. ¿En serio?
Duo. Sí, no quiero que esto
sea oculto, Heero yo... si tú quieres, me gustaría vivir contigo, después
Apenado porque no sabía si
su novio iba a querer aceptar su propuesta, pero Heero enseguida abre los ojos
con amplitud y se gira levemente, apoyándose con su codo en el colchón y
mirando a Duo, él también lo mira
Duo. ¿Qué sucede?
Heero. Si quiero
Sin decir más, con su otra
mano sujeta la mejilla de su novio y se acerca para posar sus labios sobre los
de él, Duo no tarda en responder el beso, cerrando sus ojos y sujetando la nuca
de Heero con su mano derecha lo atrae hacia él, el ojivioleta completamente
acostado en la cama y el ojiazul con solo su codo derecho apoyado sobre la
misma, pronto la mano que sujetaba la mejilla del trenzado, se sujeta a su cintura,
atrayendo más el cuerpo de Duo al suyo, profundizando el beso hasta que se
separan, pero sin abrir sus ojos, toman un poco de aire y vuelven a besarse,
poco a poco Heero baja hasta que su codo ya no lo sostenía, casi encima de Duo,
su beso comenzaba a apasionarse, pero el ojiazul se detiene abruptamente cuando
siente que su miembro le comenzaba a responder y se sonroja, Duo lo mira con
desconcierto
Duo. ¿Qué pasa Heero?
Heero. Na... nada... hay
que dormir
Para no parecer tan
sospechoso, Heero besa la mejilla de Duo y se acuesta de costado, dándole la
espalda a Duo, no le convenía de momento que lo viera de frente, Duo se siente
un poco triste y se acuesta mirando hacia el techo
Duo. Sí
El sonrojo de Heero
continuaba igual de marcado y nervioso rogaba porque el sueño lo venciera, pero
cualquier pequeña necesidad de sueño había desaparecido, los dos estaban
despiertos, pero ambos en silencio, Duo gira su cabeza hacia Heero, recordando
su charla con Quatre, entonces se decide y se acerca más, pegando su cuerpo al
suyo, abrazándolo por la espalda de la cintura, el ojiazul abre ampliamente sus
ojos, sorprendido y también nervioso
Duo. Heero yo... quiero
hacer el amor contigo
La sorpresa que Heero
siente ante tal petición es tan grande que lo pone como jitomate, y sentir el
cuerpo de Duo tan pegado al suyo no ayudaba a que ese color desapareciera de la
piel de su rostro, y tanta era también su impresión que se había quedado sin
palabras, incapaz de responder, haciendo que Duo malinterpretara todo, el ojiazul
siente movimiento a su lado después que el trenzado lo soltara de la cintura, y
lo mira sentado en la cama con las piernas recogidas y la cabeza entre ellas,
enseguida también se sienta y observándolo se acerca más a él
Heero. ¿Qué sucede?
Duo. Perdóname Heero, soy
un egoísta y un insensible
Su voz se quebraba, casi a
punto de llorar, y Heero no comprendía porque estaba así
Heero. ¿Por qué lo dices?
Duo. Todo esto que sucede
con Trowa te está haciendo sufrir, y yo solo pienso en mí, pidiéndote que
hagamos el amor, pero no es momento de estar pensando esas cosas...
Aunque el trenzado no
estaba llorando, Heero se siente mal que Duo piense que ha sido muy egoísta,
tal vez era cierto que con lo que sucedía a su amigo, pensar en sexo no fuera
precisamente lo más adecuado, pero sus vidas tenían que continuar, aun cuando
el dolor que estuvieran experimentando fuera grande. Las palabras de su novio
lo hacen mirarlo con ternura y suavemente su mano le acaricia los cabellos, Duo
voltea a verlo, mirándose ambos fijamente
Heero. Yo también
Duo. ¿Qué?
Heero. Soy egoísta... y
muero por hacerte el amor
También sonrojado, Duo
sonríe ampliamente y abraza efusivo a Heero, que enseguida le corresponde el
abrazo, se sueltan lentamente y después de mirarse a los ojos, se acercan de
nuevo, besándose tiernamente, Heero se acuesta de forma lenta en la cama,
trayéndose consigo a Duo que le cae encima, con sus manos en la espalda
acariciándolo lentamente, comienza a subir la camisa para despojarlo de ella,
mientras sus labios continúan unidos.
Al quitarle la camisa y
dejar la parte superior de su cuerpo al descubierto, Heero sube sus manos hasta
los hombros de Duo y con cuidado lo empuja hasta girarlo y quedar él encima del
trenzado, separan sus labios y se miran a los ojos, el ojivioleta sonríe y sube
su mano para acariciar la mejilla de su novio
Duo. Te amo Heero
Sonriendo levemente, el
ojiazul vuelve a tomar los labios de Duo, de forma lenta, pausada, disfrutando
plenamente de sus labios hasta que sienten la falta de aire, entonces comienza
a descender por la barbilla, pasando por el cuello y hasta llegar a uno de sus
pezones, acariciándolo suavemente con los labios, después la lengua, un par de
veces, hasta que lo oye jadear y retorcerse levemente, sus manos bajan lentas
hasta la cintura, trayendo consigo el frágil cuerpo, lamiendo tímidamente el
otro pezón, y Duo comienza a sentir que reacciona ante los actos de Heero,
dejando escapar un leve gemido que lo hace sonrojar
Duo. Ngh... Heero...
A diferencia de Traize, su
novio lo trataba con delicadeza, procurando su placer y no el propio, y eso le
gustaba sobremanera, lo estaba disfrutando, pero sin quererlo su corazón
comienza a latir de prisa, sintiendo que sus ojos se nublan y la piel de su
cuerpo comenzaba a subir de temperatura, pero lejos de sentirlo como un signo
de excitación, comienza a dolerle, y una nuble cruel de oscuros recuerdos le
inunda
- Recuerdos -
No sabía en qué momento
había comenzado a recobrar la conciencia, pero al hacerlo, percibía una
sensación extraña en su cuerpo, su corazón estaba más acelerado de lo normal,
la temperatura corporal desorbitada y sus sentidos completamente doblegados. A
pesar de la dificultad para abrir los ojos, al hacerlo se había llevado una
atroz sorpresa que lo marcaría para siempre, estaba de pie desnudo,
completamente inclinado a la altura de su cintura, y sentía el calor de varias
manos recorrer su cuerpo.
El dolor de la penetración
anal lo torturaba, las ganas de vomitar que le producía la intromisión de un
miembro casi hasta su garganta y una desesperante sensación de una boca
devorando su miembro. Estaba siendo violado por tres hombres, al tiempo que un
par de cámaras grababan tan horrible escena, y oía repugnantes gemidos y
crueles risas que daban a entender que aquellos estaban disfrutando ampliamente
de tan horrible acto, solo podía sentir impotencia y lágrimas inundándole el
rostro, por sus piernas podía sentir que chorreaba un tibio líquido, el cual ni
siquiera podía distinguir como semen o sangre, tal vez las dos. Ni siquiera
podía gritar o moverse, era como si hubiese ingerido algún tipo de
estupefaciente, pero aquel no desaparecía su dolor e indignación, jamás su
cuerpo había sido tan ultrajado como en aquella vez
El olor a alcohol que
expedía su esposo era asqueroso y él lo sentía completamente en su boca, la
lengua salvaje que en ese momento le invadía la boca lo estaba lastimando, y
las manos apretarse con fuerza contra su piel le dejaba terribles marcas, pero
no podía oponerse, si a Treize le gustaba tomarlo salvajemente no le quedaba
más remedio que aceptarlo, aunque todo su cuerpo doliera, aunque sí a él le
daba la gana, lo golpeaba duramente, con odio.
Y lo obligaba a darle
placer, invadiendo con fuerza su boca, penetrándola con dureza, mientras sus
cabellos eran jalados fieramente. O le pedía masturbarse frente a él y fingir
que lo disfrutaba, embarrarse el pecho y dejarse lamer por él. Cuando lo
penetraba su suerte no era mejor, sin preparación previa lo invadía, lo
mancillaba, lastimándolo, como si fuera su objetivo lesionarlo, y no podía
gritar, o se hacía merecedor a sus duros golpes. Su vida sexual al lado de
Traize era un infierno, un verdadero infierno terrenal
Aquella vez no había sido
menos humillante, un completo desconocido había entrado a su casa, por
consentimiento de su esposo, y le había violado, consciente o no de lo que
hacía, lo había hecho, y sentía coraje, porque entre los dos se habían encargado
de rebajarlo a vil fango, convirtiéndolo en una masa de dar placer, sin derecho
a reclamar, a sentirse basura, solo podía estar ahí, y darles placer. Con
Traize a su espalda, penetrándolo como habitualmente lo hacía, con fuerza, sin
piedad, gimiendo fuertemente, haciéndolo caer cada vez más bajo.
Y frente a él aquel sujeto
de cabellera larga y plateada, sujetándole los cabellos, sin fuerza, pero
guiando sus movimientos, indicándole cuando lamer y succionar, sintiéndose el
otro en el paraíso, él en el averno, donde seguramente terminaría pudriéndose.
Pero no había sido una sola vez, después aquel desconocido se había dado a la
tarea de penetrarlo, con menos fuerza que su marido, pero no por eso lo hacía
sentirse menos sucio, y al mismo tiempo dándole placer a Traize con su boca,
como a él le gustaba, sentir el fondo de su garganta contra la punta de su
miembro. Y aunque había llorado, derramando amargas lágrimas, todo había sido
en vano, y no solo su cuerpo había sido agraviado, también su alma y su corazón,
porque le habían destrozado lo poco de espíritu que le quedaba
- Fin de los recuerdos -
Tierno y delicado,
disfrutaba de la suave piel bajo sus labios, y de la calidez del cuerpo que
devoraba en caricias, se dirigía con lentitud a la zona ansiada, que a través
de la ropa interior de Duo se veía pronunciada, y aunque él aún traía ropa,
sabía que era cuestión de segundos para que fuera suyo, por fin, después de
tanto haberlo deseado, ahora tendría su momento de gloria al lado del hombre
que amaba, el único, el primero, y por mucho, el último, porque ya no
necesitaba más
Duo. Ya basta...
Al oír las palabras de su
novio, dichas con la más grande angustia que jamás había oído de él, detiene
sus besos y caricias, subiendo la vista hacia el rostro de Duo, cubierto en
lágrimas, podía verlas en su barbilla, escurriendo hacia su cuello, y con los
brazos cruzados sobre sus ojos, impidiendo que viera sus ojos
Heero. Duo...
Con tristeza se sube a su
posición, colocándole una mano en los brazos y separándolos con miedo, viendo a
su novio apretándolos con fuerza, sin querer abrirlos, y con el rostro lleno de
dolor
Heero. ¿Por qué lloras? Te
lastimé?
Aunque no lo había llegado
a penetrar, posiblemente había algo de lo que había hecho que lo lastimó, pero
Duo mueve su cabeza para negar, continúa llorando
Heero. ¿Qué tienes? Te
sientes mal?
Desesperado porque no sabía
que podía tener Duo, el ojiazul sentía una fuerte angustia, pero su novio no
quería decirle nada. O tal vez había hecho algo mal, pero no creía que eso
pudiera ser motivo de ese llanto
Duo. Tenía muchos deseos de
ser tuyo... pero no pude
Heero. ¿Por qué?
Avergonzado por la
respuesta, Duo se tarda en contestarle a su novio, sintiendo que su sangre se
agolpa en los pies, con ganas de desvanecerse en ese momento, pero quería ser
sincero con él, porque lo amaba. Por eso abre por fin sus ojos, mirando los
azules que le observaban impacientes
Duo. Ya no sientes asco de
mí ¿verdad?
Como si alguien le hubiese
agarrado el corazón y apretarlo con fuerza, Heero siente que todo su cuerpo se
estremece por tan cruel pregunta, y enseguida recuerda aquel día en el
Hospital, cuando había visto a Duo por primera vez después de haberlo rescatado
del negocio en que andaba metido
"¿Entonces qué haces
aquí? Vete de una vez... seguro que en estos momentos... debo de darte mucho
asco"
"... Sí, es
verdad"
Su corazón late con fuerza
y en ese mismo grado agarra el brazo de Duo y lo jala hacia él, sentándolo y
sujetando con vehemencia su cuerpo, el trenzado abre los ojos ampliamente,
sintiendo a su vez el corazón palpitando acelerado de Heero
Heero. ¡Nunca lo pienses!
Duo. Pero...
Heero. Si tengo que matar
al Heero que lo dijo lo haré... olvídate de eso... no lo recuerdes... para mi
eres sagrado
Sonriendo tiernamente, Duo
corresponde el abrazo, besando los cabellos de Heero, soltándolo después, y al
mirarse nota en la mirada azul un singular brillo, casi a punto de llorar, el
ojiazul jamás se iba a perdonar haberle dicho a Duo algo tan cruel, algo que
jamás sentiría, porque lo sucedido nunca había sido culpa suya, solo había sido
una víctima. Y aunque hubiera sido penetrado por otros hombres, él estaría
dichoso de entrar en él, en ese templo sagrado que para él era su cuerpo... al
separarse se dan un dulce beso en los labios
Duo. Perdóname
Heero. ¿Por qué?
Duo. No puedo... no hoy
Heero. Comprendo
Aunque su rostro se veía
serio y tranquilo, sus ojos denotaban ternura, y Duo se sentía halagado, al
punto de sonrojarse, era la primera vez que observaba en Heero una mirada semejante,
y se sentía muy feliz. De nuevo Heero besa sus labios
Heero. Esperaré cuanto
quieras
Duo. Gracias... te amo
Heero. Yo también
Duo. ... entonces, buenas
noches
Heero. Buenas noches
Ambos se acuestan, sobre
sus costados, uno frente al otro, Duo cierra los ojos después de limpiarse las
lágrimas y Heero lo contempla, besando después su frente, poco después el
trenzado se queda dormido y Heero se levanta de la cama, había dejado algo
pendiente que tendría que resolver solo en el baño, pero no se había
arrepentido de interrumpir el acto, porque sabía que después de aquellas
lágrimas derramadas por Duo, cada vez irían desapareciendo los horribles
recuerdos que iban a dar paso a un renovado Duo, algún día el dolor
desaparecería y plenamente le daría la bienvenida al verdadero amor y a una
nueva vida, a su lado
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario aquí ^^